Saturday October 12,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

528- En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote


-¡Sí, Maestro! Judas de Keriot está aquí desde hace muchos días. Vino al atardecer de un sábado. Parecía cansado, jadeante. Decía que te había perdido por las calles de Jerusalén, que te había buscado presuroso en todas las casas adonde normalmente vas.

Aquí venía todos los atardeceres. Dentro de poco vendrá. Por la mañana se marcha, y dice que va a los aledaños a predicarte.

-De acuerdo, Elisa... ¿Y tú lo has creído?
-Maestro, Tú sabes que no me gusta ese hombre. Si hubieran sido así mis hijos, habría rogado al Altísimo que me los hubiera llevado. No he creído en sus palabras, no. Pero por amor a ti he guardado en mí mi juicio... Y he sido materna con él. Al menos así he conseguido que volviera aquí todas las noches.

-Has hecho bien.
Jesús la mira muy fijamente y, al improviso, pregunta:
-¿Dónde está Anastática?

Elisa se cubre de un rubor violáceo, propio de una persona anciana, pero responde con franqueza:
-En Betsur.

-Has hecho bien también en esto. Y, te lo ruego, compadécete de ese hombre.

-Es por esta compasión por lo que he querido apagar el incendio antes de que se extendiera con escándalo, o, cuanto menos, asustando a la hija.
-Que Dios te bendiga, mujer justa...

-¿Sufres mucho, Maestro?
-Sufro. Es verdad. A una madre se lo puedo decir.
-A una madre se lo puedes decir... Si no fueras Jesús, el Señor, querría recibir tu cabeza cansada en mi hombro y apretar tu corazón afligido contra mi corazón. Pero Tú eres tan santo que no puede una mujer, que no sea tu Madre, tocarte...

-Elisa, buena amiga de mi Madre y madre buena, tu Señor pronto será tocado por manos mucho menos santas que las tuyas, y besado... ¡oh!... Y después, otras manos...

Elisa, si te fuera permitido tocar el Santo de los Santos, ¿con qué espíritu lo harías? ¿Te abstendrías, acaso, si la voz de Dios, entre la nube de los inciensos, te pidiera amor para recibir por fin una caricia de amor después de tantos que se acercan a Él sin amor?

-¡Mi Señor! Si Dios me lo pidiera, de rodillas iría a cubrir de besos el lugar santo. ¡Y ojalá quisiera Dios sentirse satisfecho, consolado con mi amor!

-Entonces, Elisa, buena amiga de mi Madre y fiel y buena discípula de tu Salvador afligido, déjame apoyar la cabeza en tu corazón, porque mi corazón está afligido hasta el punto de experimentar penas de muerte.

Y Jesús, estando sentado donde está, ante Elisa, que está de pie cerca de Él, apoya realmente la frente contra el pecho de la anciana discípula, y lágrimas silenciosas se deslizan por la túnica oscura de la mujer, que no puede contenerse de apoyar la mano en la cabeza que está reclinada en su corazón, y luego, al sentir que caen lágrimas en sus pies, calzados con sandalias pero desnudos, se inclina para rozar con un beso los cabellos de Jesús, y, a su vez, llora silenciosamente, y alza los ojos al cielo con muda oración. Parece una muy anciana Madre Dolorosa. No pretende otros gestos o palabras; pero con este acto suyo es tan "madre", que más no podría serlo.

Jesús levanta la cara y la mira. Sonríe levemente y dice:
-Que Dios te bendiga por tu piedad. ¡Bien necesaria es una madre cuando el dolor desborda las fuerzas del hombre!

Se pone en pie. Mira otra vez a la discípula y dice:

-Este momento queda entre tú y Yo, en todos sus elementos. Para esto me he adelantado solo.
-Sí, Maestro. Pero no puedes seguir solo. Dispón que venga tu Madre.

-Dentro de dos lunas estará conmigo... -y está para decir alguna otra cosa, cuando abajo, en la cocina, resuena la voz fuerte, siempre un poco achulada e irónica, de Judas de Keriot:

-¡Todavía con tu trabajo de talla, viejo? ¡Hace frío! Y aquí no hay fuego. Tengo hambre. Y no hay nada preparado.

¿Es que está dormida Elisa? Ha querido ella sola. Pero los viejos son lentos y su memoria es débil. ¡Eh! ¿No hablas? ¿Esta tarde estás completamente sordo?
-No. Pero te dejo hablar, porque tú eres apóstol y no me está indicado reprenderte -responde el anciano.

-¿Reprender? ¿Por qué?
-Busca en ti mismo y lo hallarás.
-Mi conciencia no tiene voz...
-Señal de que es deforme, o que la has malogrado.
-¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!

Debe ser que Judas sale de la cocina, porque se oye primero un portazo y luego pisadas en la escalera.
-Bajo a preparar las cosas, Maestro.

-Ve, Elisa.

Elisa sale de la habitación de arriba y pronto encuentra a Judas, que está para poner pie en la terraza.

-Tengo frío y hambre.

-¿Y nada más? Entonces, hombre, tienes muy poco todavía.
-¿Y qué más debería tener?
-¡Pues... muchas cosas!...

La voz de Elisa se aleja.

-Todos unos viejos necios. ¡Uf!...

Empuja la puerta y se encuentra de frente a Jesús. Del estupor, retrocede un paso. Se recupera para decir:
-¡¡Maestro!! ¡La paz a ti!
-La paz a ti, Judas.

Jesús recibe el beso del apóstol, pero no lo devuelve.
-Maestro. ¿Tienes...? ¿No me besas?
Jesús lo mira y calla.

-Es verdad. He errado. Y no besarme es lo mínimo que me puedes hacer. Pero no me juzgues demasiado severamente. Aquel día me vi rodeado por algunos que... no te amaban y disputé con ellos hasta quedarme ronco. Después... dije: "¡¿Quién sabe a dónde habrá ido?!", y volví aquí para esperarte. ¿No es ya, de hecho, tu casa ésta?

-Sí, mientras me lo conceden.
-No querrás guardarme rencor por esto...
-No. Solamente quiero que consideres el mal ejemplo que has dado a los otros.

-¡Ya! Ya oigo sus palabras. Pero tengo justificaciones ante ellos. Ante ti ni siquiera me justifico porque sé que ya me has perdonado.

-Te he perdonado ya, es verdad.

Sería lógico esperar de Judas un acto de humildad, de amor, por tanta bondad; sin embargo, manifiesta uno totalmente opuesto, un acto de enojo mientras exclama: -¡¿Entonces no hay forma de verte airado?! ¿Qué hombre eres?

Jesús calla. Judas lo mira -él, en pie; Jesús, sentado y cabizbajo-y menea la cabeza con una sonrisa maligna en sus labios. Y el episodio queda superado para él. Se pone a hablar de esto o aquello, como si fuera el que, de todos, estuviera más en orden.

Se hace de noche. Cesan los ruidos de la calle.

-Vamos a bajar -ordena Jesús.

Entran en la cocina, donde resplandece el fuego en el hogar y arde una lámpara de tres boquillas. Jesús, cansado, se sienta cerca del hogar y parece adormilarse con el calorcito...

Llaman a la puerta. El anciano abre. Son los apóstoles. Pedro, que es el primero en entrar, ve a Judas y arremete contra él:

-¿Se puede saber dónde has estado?
-Aquí. Simplemente, aquí. Era estúpido correr de acá para allá siguiendo a seres desaparecidos. Vine aquí, adonde estaba seguro que volveríais.

-¡Bonito modo de actuar!

-El Maestro no me ha reprendido por ello. Y, por lo demás, has de saber que no he perdido mi tiempo. He evangelizado todos los días, y he hecho milagros también; y eso es bueno.

-¿Y quién te había autorizado a ello? -dice Bartolomé en tono severo.

-Nadie. Tú, no. Nadie. Pero ya basta de ser unos... personas... En definitiva, que la gente se asombra y murmura y se ríe de nosotros, apóstoles que no hacemos nada. Y yo, que sé esto, he obrado por todos. Y he hecho más todavía. He ido a ver a Elquías y le he demostrado que no se obra mal cuando uno es santo. Había muchos. Los he convencido. Ya veréis como aquí no nos van a molestar. Y ahora estoy contento.

Los apóstoles se miran. Miran a Jesús: su rostro es impenetrable; parece velado por un gran cansancio físico, que es lo único que se ve.

-De todas formas, hubieras podido hacer esto con licencia del Maestro -observa Santiago de Alfeo.
-Hemos estado siempre preocupados por causa tuya.

-¡Bueno, bien! Pues ahora se os calman todas las angustias. Él no me habría dado permiso. Nos... tutela demasiado. Hasta el punto de que la gente murmura que está celoso de nosotros, que teme que hagamos más que Él, y también que Él nos castiga. La gente tiene lengua mordaz.

La verdad, por el contrario, es que Él nos quiere más que a la niña de sus ojos... ¿No es verdad, Maestro?... Y teme que incurramos en peligros o que... quedemos mal. Y también nosotros, por dentro, pensábamos que estábamos como castigados, y que Él tenía celos...

-¡Eso sí que no! ¡Yo nunca he pensado eso! -interrumpe Tomás. Y los otros hacen coro.
Menos Judas Tadeo, que planta sus ojos francos y bellísimos en los ojos también bellísimos, pero huidizos, de Judas, y dice:

-¿Y cómo has podido hacer milagros tú? ¿En nombre de quién?

-¿Que cómo? ¿Que en nombre de quién? ¿Pero no recuerdas que nos dio este poder? ¿Acaso nos lo ha quitado? No, que yo sepa. Así que...

-Así que yo no me permitiría nunca hacer nada sin su consentimiento y mandato.

-Bueno, pues yo lo he querido hacer. Temía no saber hacerlo ya. Lo he hecho. ¡Estoy contento! -y corta la discusión saliendo al huerto oscuro.


Los apóstoles se miran otra vez. Están asombrados de tanta audacia. Pero ninguno se siente con fuerzas de decir algo que pudiera entristecer más todavía a su Maestro, cuyo rostro refleja incluso sufrimiento.

Se desembarazan de los fardeles (Juan, Andrés y Tomás los llevan arriba). Y Bartolomé, agachándose para recoger una rama seca que se ha caído de un haz, le susurra a Pedro:

-¡No quiera Dios que le haya ayudado el demonio!
Pedro hace un gesto con las manos, como diciendo:

«¡Misericordia!», pero no responde ni una sola palabra. Va donde Jesús, le pone una mano en el hombro y le pregunta:
-¿Estás muy cansado?
-Mucho, Simón.
-
Está ya preparado, Maestro. Ven a la mesa. O... no, quédate ahí, cerca de la lumbre. Te llevo la leche y el pan -dice Elisa. Y, efectivamente, habiendo puesto en una bandeja un tazón grande de leche humeante, y pan cubierto de miel, se lo lleva a Jesús y espera a que Él ore en pie ofreciendo el alimento.

Luego se acurruca en el suelo, buena, anciana, materna, llena de deseos de consolarlo, y le sonríe mientras le anima a que coma, y -puesto que
Jesús le ha regañado dulcemente por la miel extendida en el pan-le responde:

-¡Te daría mi sangre para darte fuerzas, Maestro mío! Esto no es más que la pobre miel de mi huerto de Betsur, y sólo puede darte alivio al cuerpo. Pero mi corazón...

Los otros comen alrededor de la mesa, con el fuerte apetito de quien ha andado mucho. Y Judas, tranquilo, casi con chulería, come con ellos, y es el único que habla...
Sigue hablando, cuando Jesús ordena:

-Que cada uno de vosotros vaya a las casas que os dan hospedaje. Id. La paz sea con vosotros.

Se quedan con Él Judas, Bartolomé, Pedro y Andrés. Y Jesús ordena inmediatamente el descanso. Está mortalmente cansado. Tanto que no puede ya sostener la fatiga de hablar y de oír hablar, y esto lo pienso yo-la de soportar el esfuerzo de dominarse respecto a Judas de Keriot...


   


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