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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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528- En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
-¡Sí, Maestro! Judas de Keriot está aquí desde hace muchos días. Vino al atardecer de un sábado. Parecía cansado, jadeante. Decía que te había perdido por las calles de Jerusalén, que te había buscado presuroso en todas las casas adonde normalmente vas.
Aquí venía todos los atardeceres. Dentro de poco vendrá. Por la mañana se marcha, y dice que va a los aledaños a predicarte.
-De acuerdo, Elisa... ¿Y tú lo has creído?
-Maestro, Tú sabes que no me gusta ese hombre. Si hubieran sido así mis hijos, habría rogado al Altísimo que me los hubiera llevado. No he creído en sus palabras, no. Pero por amor a ti he guardado en mí mi juicio... Y he sido materna con él. Al menos así he conseguido que volviera aquí todas las noches.
-Has hecho bien.
Jesús la mira muy fijamente y, al improviso, pregunta:
-¿Dónde está Anastática?
Elisa se cubre de un rubor violáceo, propio de una persona anciana, pero responde con franqueza:
-En Betsur.
-Has hecho bien también en esto. Y, te lo ruego, compadécete de ese hombre.
-Es por esta compasión por lo que he querido apagar el incendio antes de que se extendiera con escándalo, o, cuanto menos, asustando a la hija.
-Que Dios te bendiga, mujer justa...
-¿Sufres mucho, Maestro?
-Sufro. Es verdad. A una madre se lo puedo decir.
-A una madre se lo puedes decir... Si no fueras Jesús, el Señor, querría recibir tu cabeza cansada en mi hombro y apretar tu corazón afligido contra mi corazón. Pero Tú eres tan santo que no puede una mujer, que no sea tu Madre, tocarte...
-Elisa, buena amiga de mi Madre y madre buena, tu Señor pronto será tocado por manos mucho menos santas que las tuyas, y besado... ¡oh!... Y después, otras manos...
Elisa, si te fuera permitido tocar el Santo de los Santos, ¿con qué espíritu lo harías? ¿Te abstendrías, acaso, si la voz de Dios, entre la nube de los inciensos, te pidiera amor para recibir por fin una caricia de amor después de tantos que se acercan a Él sin amor?
-¡Mi Señor! Si Dios me lo pidiera, de rodillas iría a cubrir de besos el lugar santo. ¡Y ojalá quisiera Dios sentirse satisfecho, consolado con mi amor!
-Entonces, Elisa, buena amiga de mi Madre y fiel y buena discípula de tu Salvador afligido, déjame apoyar la cabeza en tu corazón, porque mi corazón está afligido hasta el punto de experimentar penas de muerte.
Y Jesús, estando sentado donde está, ante Elisa, que está de pie cerca de Él, apoya realmente la frente contra el pecho de la anciana discípula, y lágrimas silenciosas se deslizan por la túnica oscura de la mujer, que no puede contenerse de apoyar la mano en la cabeza que está reclinada en su corazón, y luego, al sentir que caen lágrimas en sus pies, calzados con sandalias pero desnudos, se inclina para rozar con un beso los cabellos de Jesús, y, a su vez, llora silenciosamente, y alza los ojos al cielo con muda oración. Parece una muy anciana Madre Dolorosa. No pretende otros gestos o palabras; pero con este acto suyo es tan "madre", que más no podría serlo.
Jesús levanta la cara y la mira. Sonríe levemente y dice:
-Que Dios te bendiga por tu piedad. ¡Bien necesaria es una madre cuando el dolor desborda las fuerzas del hombre!
Se pone en pie. Mira otra vez a la discípula y dice:
-Este momento queda entre tú y Yo, en todos sus elementos. Para esto me he adelantado solo.
-Sí, Maestro. Pero no puedes seguir solo. Dispón que venga tu Madre.
-Dentro de dos lunas estará conmigo... -y está para decir alguna otra cosa, cuando abajo, en la cocina, resuena la voz fuerte, siempre un poco achulada e irónica, de Judas de Keriot:
-¡Todavía con tu trabajo de talla, viejo? ¡Hace frío! Y aquí no hay fuego. Tengo hambre. Y no hay nada preparado.
¿Es que está dormida Elisa? Ha querido ella sola. Pero los viejos son lentos y su memoria es débil. ¡Eh! ¿No hablas? ¿Esta tarde estás completamente sordo?
-No. Pero te dejo hablar, porque tú eres apóstol y no me está indicado reprenderte -responde el anciano.
-¿Reprender? ¿Por qué?
-Busca en ti mismo y lo hallarás.
-Mi conciencia no tiene voz...
-Señal de que es deforme, o que la has malogrado.
-¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!
Debe ser que Judas sale de la cocina, porque se oye primero un portazo y luego pisadas en la escalera.
-Bajo a preparar las cosas, Maestro.
-Ve, Elisa.
Elisa sale de la habitación de arriba y pronto encuentra a Judas, que está para poner pie en la terraza.
-Tengo frío y hambre.
-¿Y nada más? Entonces, hombre, tienes muy poco todavía.
-¿Y qué más debería tener?
-¡Pues... muchas cosas!...
La voz de Elisa se aleja.
-Todos unos viejos necios. ¡Uf!...
Empuja la puerta y se encuentra de frente a Jesús. Del estupor, retrocede un paso. Se recupera para decir:
-¡¡Maestro!! ¡La paz a ti!
-La paz a ti, Judas.
Jesús recibe el beso del apóstol, pero no lo devuelve.
-Maestro. ¿Tienes...? ¿No me besas?
Jesús lo mira y calla.
-Es verdad. He errado. Y no besarme es lo mínimo que me puedes hacer. Pero no me juzgues demasiado severamente. Aquel día me vi rodeado por algunos que... no te amaban y disputé con ellos hasta quedarme ronco. Después... dije: "¡¿Quién sabe a dónde habrá ido?!", y volví aquí para esperarte. ¿No es ya, de hecho, tu casa ésta?
-Sí, mientras me lo conceden.
-No querrás guardarme rencor por esto...
-No. Solamente quiero que consideres el mal ejemplo que has dado a los otros.
-¡Ya! Ya oigo sus palabras. Pero tengo justificaciones ante ellos. Ante ti ni siquiera me justifico porque sé que ya me has perdonado.
-Te he perdonado ya, es verdad.
Sería lógico esperar de Judas un acto de humildad, de amor, por tanta bondad; sin embargo, manifiesta uno totalmente opuesto, un acto de enojo mientras exclama: -¡¿Entonces no hay forma de verte airado?! ¿Qué hombre eres?
Jesús calla. Judas lo mira -él, en pie; Jesús, sentado y cabizbajo-y menea la cabeza con una sonrisa maligna en sus labios. Y el episodio queda superado para él. Se pone a hablar de esto o aquello, como si fuera el que, de todos, estuviera más en orden.
Se hace de noche. Cesan los ruidos de la calle.
-Vamos a bajar -ordena Jesús.
Entran en la cocina, donde resplandece el fuego en el hogar y arde una lámpara de tres boquillas. Jesús, cansado, se sienta cerca del hogar y parece adormilarse con el calorcito...
Llaman a la puerta. El anciano abre. Son los apóstoles. Pedro, que es el primero en entrar, ve a Judas y arremete contra él:
-¿Se puede saber dónde has estado?
-Aquí. Simplemente, aquí. Era estúpido correr de acá para allá siguiendo a seres desaparecidos. Vine aquí, adonde estaba seguro que volveríais.
-¡Bonito modo de actuar!
-El Maestro no me ha reprendido por ello. Y, por lo demás, has de saber que no he perdido mi tiempo. He evangelizado todos los días, y he hecho milagros también; y eso es bueno.
-¿Y quién te había autorizado a ello? -dice Bartolomé en tono severo.
-Nadie. Tú, no. Nadie. Pero ya basta de ser unos... personas... En definitiva, que la gente se asombra y murmura y se ríe de nosotros, apóstoles que no hacemos nada. Y yo, que sé esto, he obrado por todos. Y he hecho más todavía. He ido a ver a Elquías y le he demostrado que no se obra mal cuando uno es santo. Había muchos. Los he convencido. Ya veréis como aquí no nos van a molestar. Y ahora estoy contento.
Los apóstoles se miran. Miran a Jesús: su rostro es impenetrable; parece velado por un gran cansancio físico, que es lo único que se ve.
-De todas formas, hubieras podido hacer esto con licencia del Maestro -observa Santiago de Alfeo.
-Hemos estado siempre preocupados por causa tuya.
-¡Bueno, bien! Pues ahora se os calman todas las angustias. Él no me habría dado permiso. Nos... tutela demasiado. Hasta el punto de que la gente murmura que está celoso de nosotros, que teme que hagamos más que Él, y también que Él nos castiga. La gente tiene lengua mordaz.
La verdad, por el contrario, es que Él nos quiere más que a la niña de sus ojos... ¿No es verdad, Maestro?... Y teme que incurramos en peligros o que... quedemos mal. Y también nosotros, por dentro, pensábamos que estábamos como castigados, y que Él tenía celos...
-¡Eso sí que no! ¡Yo nunca he pensado eso! -interrumpe Tomás. Y los otros hacen coro.
Menos Judas Tadeo, que planta sus ojos francos y bellísimos en los ojos también bellísimos, pero huidizos, de Judas, y dice:
-¿Y cómo has podido hacer milagros tú? ¿En nombre de quién?
-¿Que cómo? ¿Que en nombre de quién? ¿Pero no recuerdas que nos dio este poder? ¿Acaso nos lo ha quitado? No, que yo sepa. Así que...
-Así que yo no me permitiría nunca hacer nada sin su consentimiento y mandato.
-Bueno, pues yo lo he querido hacer. Temía no saber hacerlo ya. Lo he hecho. ¡Estoy contento! -y corta la discusión saliendo al huerto oscuro.
Los apóstoles se miran otra vez. Están asombrados de tanta audacia. Pero ninguno se siente con fuerzas de decir algo que pudiera entristecer más todavía a su Maestro, cuyo rostro refleja incluso sufrimiento.
Se desembarazan de los fardeles (Juan, Andrés y Tomás los llevan arriba). Y Bartolomé, agachándose para recoger una rama seca que se ha caído de un haz, le susurra a Pedro:
-¡No quiera Dios que le haya ayudado el demonio!
Pedro hace un gesto con las manos, como diciendo:
«¡Misericordia!», pero no responde ni una sola palabra. Va donde Jesús, le pone una mano en el hombro y le pregunta:
-¿Estás muy cansado?
-Mucho, Simón.
-
Está ya preparado, Maestro. Ven a la mesa. O... no, quédate ahí, cerca de la lumbre. Te llevo la leche y el pan -dice Elisa. Y, efectivamente, habiendo puesto en una bandeja un tazón grande de leche humeante, y pan cubierto de miel, se lo lleva a Jesús y espera a que Él ore en pie ofreciendo el alimento.
Luego se acurruca en el suelo, buena, anciana, materna, llena de deseos de consolarlo, y le sonríe mientras le anima a que coma, y -puesto que
Jesús le ha regañado dulcemente por la miel extendida en el pan-le responde:
-¡Te daría mi sangre para darte fuerzas, Maestro mío! Esto no es más que la pobre miel de mi huerto de Betsur, y sólo puede darte alivio al cuerpo. Pero mi corazón...
Los otros comen alrededor de la mesa, con el fuerte apetito de quien ha andado mucho. Y Judas, tranquilo, casi con chulería, come con ellos, y es el único que habla...
Sigue hablando, cuando Jesús ordena:
-Que cada uno de vosotros vaya a las casas que os dan hospedaje. Id. La paz sea con vosotros.
Se quedan con Él Judas, Bartolomé, Pedro y Andrés. Y Jesús ordena inmediatamente el descanso. Está mortalmente cansado. Tanto que no puede ya sostener la fatiga de hablar y de oír hablar, y esto lo pienso yo-la de soportar el esfuerzo de dominarse respecto a Judas de Keriot...
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