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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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432- Con los campesinos de Jocanán, cerca de Sefori
-¿Vendrán? -pregunta Mateo a los compañeros que están sentados en un bosque de acebos en las primeras pendientes de la colina donde se alza Sefori.
La llanura de Esdrelón, estando al otro lado del collado en que se encuentran, ya no es visible. Pero hay otra llanura, mucho más pequeña, entre este collado y los de la zona de Nazaret, que se distinguen netamente con el límpido claror de la Luna.
-Lo han prometido y vendrán -responde Andrés.
-Al menos algunos de ellos. Salían a la mitad de la primera vigilia. Estarán aquí al principio de la segunda -dice Tomás.
-Más tarde -dice Judas Tadeo.
-Nosotros hemos tardado menos de tres horas -objeta Andrés.
-Nosotros somos hombres, y vigorosos. Ellos están cansados y traerán con ellos algunas mujeres -responde otra vez Judas Tadeo.
-¡Si no se da cuenta el patrón!...-suspira Mateo.
-No hay peligro. Se ha ido a Yizreel, invitado por un amigo. Está el administrador. Pero viene también él, porque no odia al Maestro -dice Tomás.
-¿Será sincero aquel hombre? -pregunta Felipe.
-Sí. Porque no tiene motivo para no serlo.
-¡Hombre, pues atraerse la benevolencia del patrón y...
-No, Felipe. Después de las vendimias Jocanán lo despide, precisamente porque no odia al Maestro -responde Andrés.
-¿Quién os lo ha dicho? -preguntan varios.
-Él y los campesinos... por separado. Y cuando dos de distinta categoría están de acuerdo en decir una cosa es señal de que lo dicho es verdadero. Los campesinos lloraban porque el administrador se marchaba. Se había hecho muy humano. Y él nos dijo: "Soy un hombre y no un fantoche de arcilla. El año pasado me dijo: “Honra al Maestro, conócelo, hazte uno de sus fieles”. Obedecí.
Ahora me dice: ¡Ay de ti si amas a mi enemigo y permites que ellos lo amen. No quiero maldición para mis tierras recibiendo a ese maldito'. Pero ¿cómo puedo, ahora que lo he conocido, sentir justa esa orden? Le he dicho al patrón: Hablabas de forma distinta el año pasado, y Él sigue siendo el mismo. Me pegó una vez. Dije: No soy esclavo. Y, aunque lo fuera, no tendrías poder sobre mi pensamiento. Mi pensamiento juzga santo a Aquel a quien tú llamas maldito. Me pegó entonces otra vez. Esta mañana me ha dicho:
“El anatema de Israel está en mis lugares. ¡Ay de ti si infringes lo que te mando! Dejarás de ser servidor mío”. He respondido: `Bien has dicho. Dejaré de ser servidor tuyo. Busca a otro que tenga tu corazón, y tenga para con tus bienes la rapacidad que tú tienes para con las almas de los demás. Y me ha arrojado al suelo y me ha pegado...
Pero pronto termina el trabajo del año y, con la luna de Tisrí, quedo libre. Lo siento sólo por éstos..." y señalaba a los campesinos» narra Tomás.
-¿Pero dónde lo visteis?...
-En el bosque. Como ladrones. Miqueas -habíamos hablado con él -le había advertido y él vino, sangrando aún, y también vinieron en pequeños grupos los siervos y las siervas... -dice Andrés.
-¡Mmm! ¡Entonces tenía razón Judas! Conoce el humor del fariseo... -observa Bartolomé.
-¡Demasiadas cosas sabe Judas!... -dice Santiago de Zebedeo.
-¡Calla! ¡Te puede oír! -le aconseja Mateo.
-No. Se ha alejado, diciendo que tenía sueño y que le dolía la cabeza... -responde Santiago.
-¡Luna! Luna en el cielo y luna en su cabeza. Así es: más variable que el viento -sentencia Pedro, que hasta entonces había estado mudo.
-¡Ya! ¡Sí! ¡Una buena desgracia en medio de nosotros! -suspira Bartolomé.
-No. ¡No hables así! ¡No desgracia! Es más, es un modo de santificarse uno... -dice el Zelote.
-0 de condenarse, porque hace perder las virtudes... -dice secamente Judas Tadeo.
-Es un desdichado -comenta Andrés con tristeza.
-Un rato de silencio. Luego Pedro pregunta:
-¡Pero el Maestro sigue orando?
-No. Mientras estabas adormilado ha pasado y ha ido a donde Juan y su hermano, que estaban puestos de guardia en el camino. Quiere estar enseguida con los pobres campesinos. Quizás es la última vez que los va a ver -responde el Zelote.
-¿Por qué la última vez? ¿Por qué? No digas esa palabra. ¡Parece como si acarrease desventura! -dice, agitado, Judas Tadeo.
-¡Hombre, ya lo ves... cada vez más perseguidos!... No sé qué tendremos que hacer en el futuro...
-Simón tiene razón... Será una cosa hermosa el ser enteramente espirituales... Pero... si hubiera sido lícito tener un poquito de... humanidad... una miaja de protección de Claudia no habría perjudicado -dice Mateo.
-No. Mejor estar solos... y, sobre todo, puros en cuanto a contactos con los gentiles. Yo... no los apruebo -dice secamente Bartolomé.
-Yo también poco... Pero... el Maestro dice que su Doctrina debe extenderse por todo el mundo. Y que lo tendremos que hacer nosotros... Sembrar en todas partes su palabra... Y entonces tendremos que adaptarnos a tratar con gentiles e idólatras… -dice Judas Tadeo.
-Impuros. Me parece como hacer una cosa sacrílega. ¡La Sabiduría a los cerdos! ...
-¡También tienen ellos un alma, Natanael! Tú has tenido compasión de la muchacha ayer...
-Porque... es una... es una nada a la que hay que formar. Es como una recién nacida... ¡Pero los otros!... Y además no es
romana...
-¿Crees que los Galos no son idólatras? También ellos tienen a sus dioses crueles. ¡Lo advertirás, si tienes que ir a convertirlos!... -dice el Zelote, cuya cultura es más cosmopolita -voy a llamarla así -que la de los otros.
-Pero no es de la raza de los profanadores de Israel. No predicaré nunca a los enemigos de Israel, ni a los actuales ni a los antiguos.
-Entonces... tendrás que ir muy lejos, a los pueblos hiperbóreos, porque... no lo parece, pero Israel ya ha tenido experiencia de todos los pueblos vecinos... -dice Tomás.
-Iré lejos... ¡Ah, ahí está el Maestro! Vamos a acercarnos. ¡Cuánta gente! ¡Han venido todos, incluso los niños!...
-El Maestro estará contento...
Se unen al Maestro, que camina con dificultad por el prado (y es que va apretujado entre los muchos que le rodean).
-¿Judas todavía ausente? -pregunta Jesús.
-Sí, Maestro. Pero si quieres lo llamamos...
-No hace falta. Mi voz lo alcanza en el lugar donde esté.
Y su conciencia, libre, le habla con su propia voz. No es necesario añadir vuestras voces, y forzar una voluntad. Venid, sentémonos aquí con estos hermanos nuestros. Y perdonad si no he podido compartir con vosotros el pan en un ágape de amor.
Se sientan en círculo con Jesús en el centro, quien quiere alrededor de Él a todos los niños, los cuales, se pegan a Él mimosos y con confianza.
-¡Bendícelos, Señor! Que vean lo que nosotros anhelamos ver. ¡La libertad de amarte! -grita una mujer.
-Sí. Nos quitan incluso esa libertad. No quieren ver grabadas tus palabras en nuestro espíritu. Y ahora nos impiden vernos, y te prohíben a ti venir... ¡Ya no oiremos palabras santas! -gime un anciano.
-Abandonados así, nos volveremos pecadores. Tú nos enseñabas el perdón... Nos dabas tanto amor, que podíamos soportar la malevolencia del patrón... Pero ahora... -dice un joven (distingo mal su rostro, y no sé exactamente quiénes hablan; me baso en el sonido de las voces).
-No lloréis. No os dejaré sin mi palabra. Volveré, mientras pueda...
-No, Maestro y Señor. Él es malo, y también sus amigos. Podrían dañarte, y por causa nuestra. Nosotros hacemos el sacrificio de perderte, pero no nos des el dolor de decir: "Por nosotros lo prendieron"».
-Sí, sálvate, Maestro.
-No temáis. Se lee en Jeremías (Jeremías 36) cómo él mismo dijo a su secretario Baruc que escribiera lo que el Señor le dictaba, y que fuera a leer el escrito recibido a los que estaban reunidos en la casa del Señor, leerlo en vez del profeta, que estaba preso y no podía ir. Así voy a hacer Yo. Muchos y fieles Baruc tengo entre mis apóstoles y discípulos. Ellos vendrán a deciros la palabra del Señor, y no perecerán vuestras almas. Y Yo no seré prendido por causa vuestra, porque el Dios altísimo me ocultará a sus ojos hasta que llegue la hora en que el Rey de Israel deba ser mostrado a las turbas para que el mundo entero lo conozca.
Y no temáis tampoco perder las palabras que hay en vosotros. También en Jeremías se lee que, aun después de que Yoyaquim, rey de Judá -el cual esperaba destruir las palabras eternas y veraces quemando el rollo -, destruyera el volumen, el dictado de Dios permaneció, porque el Señor mandó al profeta: "Toma otro volumen y escribe en él todas las cosas que había en el volumen quemado por el rey". Y Jeremías dio un volumen a Baruc, un volumen sin escritura, y dictó nuevamente a su secretario las palabras eternas, y otras más como complemento de las primeras, porque el Señor remedia los estropicios humanos cuando el remedio es un bien para las almas, y no permite que el odio anule lo que es obra de amor.
Ahora bien, aunque a mí, comparándome a un volumen lleno de verdades santas, me destruyeran, ¿creéis que el Señor os dejaría perecer sin la ayuda de otros volúmenes? En ellos estarán mis palabras y las de mis testigos que narrarán lo que Yo no voy a poder decir por estar prisionero de la Violencia y ser destruido por ella. ¿Y creéis que lo que está impreso en el libro de vuestros corazones podrá borrarse por el paso del tiempo sobre las palabras? No. El ángel del Señor os las repetirá y las mantendrá frescas en vuestros espíritus deseosos de Sabiduría. Y no sólo eso, sino que os las explicará y seréis sabios en la palabra de vuestro Maestro. Vosotros selláis el amor a mí con el dolor. ¿Puede, acaso, perecer lo que resiste incluso la persecución? No puede perecer.
Yo os lo digo. El don de Dios no se cancela. El pecado es lo único que lo anula. Pero vosotros, ciertamente, no queréis pecar, ¿no es verdad, amigos míos?
-No, Señor. Significaría perderte también en la otra vida -dicen muchos.
-Pero nos harán pecar. Nos ha impuesto que no salgamos ya más de las tierras el sábado... y ya no volverá a haber Pascua para nosotros. Así que pecaremos... -dicen otros.
-No. No pecaréis vosotros. Pecará él. Sólo él. Él, que hace violencia al derecho de Dios y de los hijos de Dios de abrazarse y amarse en dulce coloquio de amor y enseñanza en el día del Señor.
-Pero él hace reparación con muchos ayunos y dádivas. Nosotros no podemos, porque ya es demasiado poca la comida en proporción al esfuerzo que hacemos, y no tenemos qué ofrecer... Somos pobres...
-Ofrecéis aquello que Dios aprecia: vuestro corazón. Dice Isaías (58, 37) hablando en nombre de Dios a los falsos penitentes: "En el día de vuestro ayuno aparece vuestra voluntad y oprimís a vuestros deudores. Ayunáis para reñir y discutir y, perversamente, pelear. Dejad de ayunar como hasta hoy, para hacer oír en las alturas vuestros clamores. ¿Es éste, acaso, el ayuno que Yo deseo? ¿Que el hombre se limite a afligir durante un día su alma y castigue su cuerpo y duerma sobre la ceniza? ¿Vas a llamar a esto ayuno y día grato al Señor? El ayuno que prefiero es otro. Rompe las cadenas del pecado, disuelve las obligaciones que abruman, da libertad a quien está oprimido, quita todo yugo. Comparte tu pan con quien tiene hambre, acoge a los pobres y a los peregrinos, viste a los desnudos y no desprecies a tu prójimo".
Pero Jocanán no hace esto. Vosotros, por el trabajo que le hacéis y que lo hace rico, sois sus acreedores, y os trata peor que a deudores morosos, y alza la voz para amenazaros y la mano para golpearos. No es misericordioso con vosotros y os desprecia por ser siervos. Pero el siervo es tan hombre como el patrón, y si tiene el deber de servir tiene también el derecho a recibir lo necesario para un hombre, tanto materialmente como en el espíritu. No se honra el sábado, aunque se pase en la sinagoga, si ese mismo día el que lo practica pone cadenas y da a sus hermanos áloe como bebida. Celebrad vuestros sábados razonando entre vosotros acerca del Señor y el Señor estará en medio de vosotros, perdonad y el Señor os glorificará.
Yo soy el buen Pastor y tengo piedad de todas las ovejas. Pero, sin duda, amo con especial amor a las que han recibido golpes de los pastores ídolos para que se alejen de mis caminos. Para éstas, más que para ninguna otra, he venido. Porque el Padre mío y vuestro me ha ordenado:
"Apacienta estas ovejas destinadas al matadero, matadas sin piedad por sus amos, que las han vendido diciendo: `¡Nos hemos enriquecido!', y de las que no han tenido compasión los pastores". Pues bien, apacentaré el rebaño destinado al matadero, ¡oh pobres del rebaño!, y abandonaré a sus iniquidades a los que os afligen y afligen al Padre, que en sus hijos sufre. Extenderé la mano hacia los pequeños de entre los hijos de Dios y los atraeré hacia mí para que tengan mi gloria.
Lo promete el Señor por la boca de los profetas que celebran mi piedad y mi poder como Pastor. Y os lo prometo Yo directamente a vosotros que me amáis. Cuidaré de mi rebaño. A quienes acusen a las ovejas buenas de enturbiar el agua y de deteriorar los pastos por venir a mí, les diré:
"Retiraos. Vosotros sois los que hacéis que falte el manantial y se agoste el pasto de mis hijos. Pero Yo los he llevado a otros pastos y los seguiré llevando. A los pastos que sacian el espíritu. Os dejaré a vosotros el pasto para vuestros gruesos vientres, dejaré el manantial amargo que habéis hecho manar vosotros, y Yo me iré con éstos, separando las verdaderas de las falsas ovejas de Dios; ya nada atormentará a mis corderos, sino que exultarán eternamente en los pastos del Cielo".
¡Perseverad, hijos amados! Tened todavía un poco de paciencia, de la misma forma que la tengo Yo. Sed fieles, haciendo lo que os permite el patrón injusto. Y Dios juzgará que habéis hecho todo y por todo os premiará. No odiéis, aunque todo se conjure para enseñaros a odiar. Tened fe en Dios. Ya visteis que Jonás fue liberado de su padecimiento y Yabés fue conducido al amor. Como con el anciano y el niño, lo mismo el Señor hará con vosotros: en esta vida, parcialmente; en la otra, totalmente.
Lo único que os puedo dar son monedas, para hacer menos dura vuestra condición material. Os las doy. Dáselas, Mateo. Que se las repartan. Son muchas, pero en todo caso pocas para vosotros que sois tantos y estáis tan necesitados. No tengo otras cosas... Otras cosas materiales. Pero tengo mi amor, mi potencia de ser Hijo del Padre, para pedir para vosotros los infinitos tesoros sobrenaturales como consuelo de vuestros llantos y luz de vuestras brumas.
¡Oh, triste vida que Dios puede hacer luminosa! ¡Él sólo! ¡Él sólo!... Y digo: "Padre, te pido por éstos. No te pido por los felices y ricos del mundo, sino por estos que lo único que tienen es a ti y a mí. Haz que asciendan tanto en los caminos del espíritu, que encuentren toda consolación en nuestro amor, y démonos a ellos con el amor, con todo nuestro amor infinito, para cubrir de paz, serenidad y coraje sobrenaturales, sus jornadas, sus ocupaciones, de forma que, como enajenados del mundo por el amor nuestro, puedan resistir su calvario y, después de la muerte, tenerte a ti, a Nosotros, beatitud infinita".
Jesús, mientras oraba, ha ido poniéndose de pie y librándose poco a poco de los niñitos que se habían dormido sobre Él. En su oración su aspecto es majestuoso y dulce.
Ahora baja de nuevo los ojos y dice:
-Me marcho. Es la hora, para que podáis volver a vuestras casas a tiempo. Nos veremos todavía. Y traeré a Margziam.
Pero, cuando ya no pueda volver, mi Espíritu estará siempre con vosotros, y estos apóstoles míos os amarán como Yo os he amado. Deposite el Señor sobre vosotros su bendición. Poneos en camino.
Y se inclina a acariciar a los niñitos, que duermen, y no opone resistencia a las expresiones de afecto de esta pobre turba que no sabe separarse de Él...
Pero, al final, cada uno se pone en camino por su parte, de forma que los dos grupos se separan mientras la Luna desciende y ramas encendidas deben dar algo de luz al camino. Y el humo acre de las ramas aún ligeramente húmedas es una buena justificación del brillo de los ojos...
Judas los está esperando apoyado en un tronco. Jesús lo mira y no dice nada, ni siquiera cuando Judas dice: «Estoy mejor».
Siguen caminando: durante la noche, como mejor pueden; luego, con el alba, más ágilmente.
A la vista de un cuadrivio Jesús se detiene y dice:
-Separémonos. Conmigo vienen Tomás, Simón Zelote y mis hermanos. Los otros irán al lago, a esperarme.
-Gracias, Maestro... No me atrevía a pedírtelo. Pero Tú me lo has facilitado. Estoy verdaderamente cansado. Sí lo permites, me detengo en Tiberíades...
-En casa de un amigo -Santiago de Zebedeo no se puede contener de decirlo.
Judas abre muchísimo los ojos... pero se limita a esto.
Jesús se apresura a decir:
-Me basta con que el sábado vayas a Cafarnaúm con los compañeros. Venid para que os bese a los que me dejáis.
Y, con afecto, besa a los que se marchan, dando a cada uno de ellos un consejo en voz baja...
Ninguno expresa objeción alguna. Sólo Pedro, ya cuando se marcha, dice:
-Ven pronto, Maestro.
-Sí, ven pronto -dicen los otros, y Juan termina:
-Estará muy triste el lago sin ti.
Jesús los bendice una vez más y promete:
-¡Pronto! -y luego cada uno se marcha por su parte.
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