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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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401- Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo. Éxtasis de la escritora
Jesús pasea entre las florestas de rosas, donde bulle el trabajo de los recolectores. Halla así la manera de hablar con uno o con otro, y también con la mujer viuda y sus hijos, a la que Juana en la Pascua ha tomado, por su amor, a su servicio después del banquete de los pobres.
Ya no parecen los mismos. Con nueva vitalidad, serenos, cumplen su trabajo con alegría, cada uno según sus propias capacidades, y los más pequeños, que verdaderamente no saben todavía ni siquiera distinguir una rosa de otra por el color o por la lozanía para escogerlas, juegan con otros pequeñuelos en los sitios más tranquilos, y sus gorjeos de pajarillos humanos todavía en el nido se unen a los de los implumes que pían, que chillan entre las frondas de los árboles para saludar a sus padres que regresan con la comida para sus bocas.
Jesús se acerca a estas pequeñas nidadas humanas, y se agacha, se interesa, acaricia, calma pequeñas riñas, levanta al que se ha caído y gimotea, sucio de tierra, arañadas con el suelo la frente o las manitas. Y los llantos, las riñas, los celos, cesan de golpe con la caricia y la palabra del Inocente a los inocentes, o se transforman incluso en el ofrecimiento del objeto causa de la discusión o de la caída (el escarabajo dorado, la piedrecita de color o brillante, una flor cortada, etc.)... Jesús tiene llenas de estas cosas las manos y el cinturón, y, cuando deposita escarabajos y mariquitas entre el follaje, restituyéndolos así a la libertad, lo hace sin ser visto.
¡Cuántas veces he notado el perfecto tacto de Jesús incluso en los más pequeños, para no herirlos, para no defraudarlos! Tiene el arte y el atractivo para saber mejorarlos y para hacerse querer, con cosas aparentemente insignificantes, aunque en realidad son perfecciones de amor adaptado a la pequeñez del niño...
Como a mí. ¡A mí me ha tratado siempre como a un "niño" para mejorar mi miseria, para hacerse querer! Después, cuando lo he amado con todo mi ser, ha apretado la mano, me ha tratado como adulta, sordo a mis súplicas:
« ¿Pero no ves que soy una inútil?». Ha sonreído y me ha obligado a hacer obras de adultos... ¡Oh! Sólo cuando la pobre María está toda llena de aflicción, Él vuelve a ser el Jesús de los niños para mi pobre alma, tan incapaz, y se muestra satisfecho de... mis escarabajos y mis piedrecitas... y mis florecillas... de lo que logro darle... y me muestra que los ve bonitos... y que me ama porque soy “la nada que se abandona, se pierde, en el Todo”.
¡Querido Jesús mío! ¡Amado, amado hasta la locura! ¡Amado con todo mi ser! ¡Sí, lo puedo proclamar! En la vigilia de mi año 49, examinándome atentamente, en la vigilia de la sentencia humana sobre mi obra como portavoz, escudriñando atentamente mi espíritu y toda mí misma para descifrar las palabras verdaderas que hay en mí, puedo decir que ahora amo, comprendo que amo a mi Dios con todo mi ser.
He tardado 48 años en llegar a este amor total, tan total que excluye un pensamiento de temor personal en vistas de una condena, teniendo tan sólo una profunda aflicción por la repercusión que ésta pudiera tener en almas que yo he llevado a Dios, que estoy convencida de que han sido redimidas por el Jesús vivo dentro de mí, y que se separarían de la Iglesia, anillo de enlace entre la humanidad y Dios.
Dirán algunos: « ¿No te da vergüenza haber tardado tanto?». No, en absoluto. Era tan débil, tan nada, que he tardado todo este tiempo. Y además estoy convencida de que he tardado exactamente el tiempo que Jesús ha querido. Ni un minuto más ni un minuto menos; porque -esto puedo decirlo -desde que empecé a comprender -qué es Dios, no le he negado a Dios nada.
Desde cuando, teniendo yo cuatro años, lo sentía tan omnipresente, que creía incluso que estar en la madera del respaldo de la silla en que me sentaba y le pedía disculpa por darle la espalda y por apoyarme en Él; desde cuando también a los cuatro años, hasta en el sueño meditaba que nuestros pecados lo habían herido y matado, y me ponía de pie encima de mi cama, suplicando, vestida con mi camisón de noche, sin mirar a ningún cuadro sagrado, sino volviéndome a mi Amado matado por nosotros, suplicando:
«¡Yo no! ¡Yo no! ¡Quítame la vida, pero no me digas que yo te he herido!». Y así sucesivamente...
Amor mío, Tú conoces mis ardores, no desconoces ni siquiera uno... Tú sabes que bastaba que se perfilase una propuesta tuya para que ya inmediatamente fuera aceptación en tu María. Aunque me propusieras que te diera mi amor de novia -es más, precisamente entonces, en la Navidad del 1921, se reafirmó mi amor por ti -, o el amor de los parientes o la vida o la salud o la comodidad... y que, cada vez más, fuera una "nada" en la vida social, un desecho, mirado por el mundo con compasión o burla... Una que no puede tomar un vaso de agua si tiene sed si no hay quien se lo acerque, una que está clavada como Tú, como Tú, y como he deseado tanto estarlo, y como quisiera enseguida volver a estar si Tú me curaras. ¡Todo! La nada ha dado todo, su todo de criatura... Bien, pues también ahora, también ahora, que puedo ser juzgada negativamente, que puedo sufrir interdicción, que pueden actuar contra mí, ¿qué te digo?
«Déjame a ti, déjame tu Gracia. Todo el resto es nada. Lo único que te ruego es que no me suspendas tu amor y que no permitas que los que te he dado vuelvan a caer en las tinieblas.
¿Pero, a dónde he ido, oh Sol mío, mientras paseas entre los rosales? A donde mi corazón, que ha hecho esfuerzo de amor por ti, me lleva. Y late, y me enciende la sangre en las venas. Y la gente dirá: «Tiene fiebre y palpitaciones». No. Es que esta mañana te estás derramando en mí con la fuerza de un divino huracán de amor, y yo... y yo me anulo en ti, que me invades, y ya no coordino como criatura, y siento lo que debe ser el vivir de los serafines... y ardo y deliro y te amo, te amo, te amo. ¡Piedad, en tu amor! Piedad, si quieres que viva todavía para servirte, oh Amor divinísimo, eterno, oh Amor dulcísimo, oh Amor de los Cielos y de la Creación, Dios, Dios, Dios...
¡O... no... piedad, no! ¡Antes al contrario, más aún! ¡Hasta la muerte en la hoguera del amor! ¡Fundámonos! ¡Amémonos! Para estar en el Padre, como dijiste orando por nosotros: «Que estén (los que me aman) donde estamos Nosotros. Que sean uno». ¡Uno! Ésta es una de las afirmaciones del Evangelio que siempre me han hecho sumirme en un abismo de adoración amorosa.
¿Qué pediste para nosotros, mi Divino Maestro y Redentor? ¿Qué pediste, mi Divino loco de amor? Que nosotros seamos uno contigo, con el Padre, con el Espíritu Santo, porque quien está en Uno está en los Tres, ¡oh, inseparable y verdaderamente libre Trinidad del Dios uno y trino! ¡Bendito! ¡Bendito! ¡Bendito con cada uno de mis latidos y respiros!...
Pero volvamos a la visión, porque veo venir con paso veloz, tanto que sus vestiduras se mueven como una vela azotada por el viento, a Pedro, seguido por Bartolomé, que camina más tranquilo. Se presenta repentinamente a espaldas del Maestro, que está agachado acariciando a unos lactantes -los cuales son, sin duda, hijos de recolectoras -puestos en unos traspuntines a la sombra fresca de las plantas.
-¡Maestro!
-¡Simón! ¿Cómo es que estás aquí? ¿Y tú, Bartolomé? Teníais que partir mañana por la tarde, después de la puesta de sol del sábado...
-Maestro, no nos regañes... Escúchanos antes.
-Os escucho. Y no os regaño, porque pienso que habréis desobedecido por un grave motivo. Solamente aseguradme
que ninguno de vosotros está herido o enfermo. -No, no, Señor. No nos ha sucedido ningún mal -se apresura a decir Bartolomé. Pero Pedro, siempre sincero e impulsivo, dice: -¡Mmm! Yo por mí digo que hubiera sido mejor si tuviéramos todos las piernas rotas, o incluso la cabeza, antes que...
-¿Qué ha sucedido entonces?
-Maestro, hemos pensado que era mejor venir para acabar con... -está diciendo Bartolomé cuando Pedro le interrumpe:
-¡Pero habla más deprisa!
Y termina:
-Judas es un verdadero demonio desde que te has marchado.
Ya no podíamos hablar, no razonaba. Ha discutido con todos... Y ha escandalizado a todos los dependientes de Elisa y a otras personas...
-Quizás se ha puesto celoso porque has tomado a Simón contigo... -dice Bartolomé queriendo disculpar, al ver que la cara de Jesús se pone muy severa.
-¡Qué van a ser celos! ¡Deja de una vez de disculparlo!... O riño contigo para desahogarme de no haber podido reñir con él... ¡Porque Maestro, he logrado estar callado!
¡Fíjate! ¡Estar callado! Por pura obediencia y amor a ti... ¡Pero qué esfuerzo! Bien. En un momento en que Judas se marchó, dando portazos, hemos deliberado entre nosotros... y hemos pensado que era mejor partir para poner fin al escándalo en Betsur y... evitar... darle unos guantazos... Y yo y Bartolomé nos hemos marchado inmediatamente. He rogado a los otros que me dejaran marcharme enseguida, antes de que él volviera... porque... porque sentía realmente que no me iba a contener ya más... Esto es. He dicho. Ahora corrígeme, si te parece que he cometido un error.
-Has hecho bien. Habéis hecho todos bien.
-¿También Judas? ¡Ah, no, mi Señor! ¡No digas esto! ¡Ha dado un espectáculo indigno!
-No. Él no ha hecho bien. Pero no lo juzgues.
-...No, Señor...
El "no" sale con mucho esfuerzo.
Un momento de silencio. Luego Pedro pregunta:
-¿Me dices, al menos, por qué Judas, de repente, se ha vuelto así? ¡Parecía haberse vuelto tan bueno! ¡Se estaba tan bien! Yo había hecho oraciones y sacrificios para que continuara... Porque no puedo verte afligido. Y Tú estás afligido cuando nos causamos daño... Y, desde las Encenias, sé que incluso el sacrificio de una cucharada de miel tiene valor...
Esta verdad me la ha tenido que enseñar un discípulo, el más pequeño de los discípulos, un pobre niño, a mí, tu apóstol necio. Pero no la he desatendido. Porque he visto su fruto. Porque también yo, que soy un zopenco, he comprendido algo por luz de la Sabiduría que se ha inclinado benigna hacia mí, que ha bajado hasta mí, hasta el rudo pescador, hasta el hombre pecador.
He comprendido que es necesario amarte no sólo con las palabras, sino salvándote las almas con nuestro sacrificio. Para darte una alegría. Para no verte así como estás ahora, como estabas en Sebat. Tan pálido y triste, mi Maestro y Señor que no somos dignos de tenerte, que no te comprendemos: nosotros, gusanos al lado de ti, Hijo de Dios; nosotros, lodo al lado de ti, Estrella; nosotros, tinieblas al lado de ti, Luz.
¡Pero no ha servido para nada! ¡Para nada! Es verdad. Mis pobres ofrendas... tan pobres; tan defectuosas... ¿Y para qué iban a servir? Ha sido soberbia mía, creer que pudieran servir... Perdóname. Pero te he dado cuanto tenía. Me he ofrecido para darte todo lo que tengo. Y creía estar justificado porque te he amado, oh mi Dios, con todo mi ser, con todo mi corazón, con toda mi alma, con todas mis fuerzas, como está escrito.
Y ahora comprendo también esto y lo digo yo también como dice siempre Juan, nuestro ángel, y te ruego (y se arrodilla a los pies de Jesús) que aumentes tu amor en tu pobre Simón, para que aumente mi amor por ti, oh mi Dios.
Y Pedro se agacha a besar los pies de Jesús, y se queda así. Bartolomé, que ha estado escuchando, admirando y asintiendo, hace lo mismo.
-Alzaos, amigos. Mi amor crece sin pausa en vosotros, y crecerá cada vez más. Y benditos seáis por el corazón que tenéis. ¿Cuándo van a venir los otros?
-Antes de la puesta del sol.
-Está bien. También Juana y Elisa y Cusa volverán antes del ocaso. Pasaremos el sábado aquí y luego partiremos.
-Sí, Señor. ¿Pero para qué te ha llamado Juana con tanta urgencia? ¿No podía esperar? ¡Estaba ya concordado que vendríamos aquí!
-¡Con su imprudencia ha causado un buen jaleo!...
-No la acuses, Simón de Jonás. Ha actuado por prudencia y amor. Me ha llamado porque había almas cuya buena voluntad había que confirmar.
-¡Ah! Entonces ya no hablo más... Pero, Señor, ¿por qué Judas se ha alterado de esa forma?
-¡No pienses en ello! ¡No pienses en ello! Goza de este Edén, todo flores y paz. Goza de tu Señor. Y deja, y olvida, las formas peores de la Humanidad, sus asaltos contra el espíritu de tu pobre compañero Lo único que debes recordar es orar por él, mucho, mucho. Venid.
Vamos donde aquellos pequeños que nos miran asombrados. Hace poco les estaba hablando de Dios, de alma a alma, con el amor, y a los más grandecitos con las bellezas de Dios...
Y echa sus brazos alrededor del talle de sus dos apóstoles, para dirigirse a un círculo de niños que lo esperan.
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