|  | EL EVANGELIOCOMO ME HA SIDO REVELADO
 
 
   Autor: María Valtorta 
 « PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LAVIDA PUBLICA DE JESUS
  Partes: 
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 313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año, Jesús será el Justo
 314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida  315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor  316. Jesús se despide de Juande Endor y de Síntica
 317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote  318. En barca de Tolemaidaa Tiro
 319. Partida de Tiro en la nave del cretense  Nicomedes   320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad  321. Arribo a Seleucia.Se despiden de Nicomedes
 322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía   323. La visita a Antigonio  324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica  325. Los ocho apóstoles se reúnen 
con Jesúscerca de Akcib
 326. Un alto en Akcib   327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.Parábola de la levadura
 328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona  329. En el mercado de Alejandrocena. La parábolade los obreros de la viña
 330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib con el pastor Anás
 331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib  332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe vuelve a unirse al Maestro
 333. Con los diez apóstoleshacia Sicaminón
 334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico   335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópicocurado en sábado
 336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás por María Santísima
 337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curaciónde una mujer encorvada
 338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.La parábola del cultivador
 339. La noche pecaminosa de Judas Iscariote
 340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel  341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios  342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.La profecía de Habacuc
 343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre. El primado a Simón Pedro
 344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás  345. Milagro en el castillode Cesárea Paneas
 346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro   347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego   348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguracionesde la Virgen
 349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos  350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencera los demonios
 351. El tributo al Templo pagado con la moneda halladaen la boca del pez
 352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grandeen el reino de los Cielos
 353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra  354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga de Cafarnaúm
 355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión  356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,que quiere sólo amar
 357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio  358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías   359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad  360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro con Rosa de Jericó
 361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán  362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas  363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación. Apóstrofe a Jerusalén
 364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos  365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la casa de Lázaro, enfermo
 366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía  367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní  368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo  369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas  370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa  371.  El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro  372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro  373. El día de la Parasceve. En el Templo
 374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel  375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel  376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido  377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte  378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa  379. Una premonición delapóstol Juan
 380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción  381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio  382. Un alto en casa de Nique  383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán  384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón  385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo de Salomón
 386. Hacia la orilla occidental del Jordán
 387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del prodigio de Josué
 388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania con Simón Zelote.
 389. Llegada a Engadí con diez apóstoles
 390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semillade palma
 391. Curación del leproso Eliseo de Engadí  392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza  393. En la casa de campo de María de Keriot   394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot   395. Las dos madres  infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas  396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora de curaciones
 397. Despedida de los fieles de Yuttá
 398. Palabras de despedida en Hebrón. Los deliriosde Judas Iscariote
 399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa  400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia  401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.Éxtasis de la escritora
 402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter  403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás  404. En camino hacia Emaús de la llanura
 405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel  406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles  407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos  408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea  409. El drama familiar del Anciano Juan  410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico  411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda  412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas  413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo  414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casadel Anciano Elquías
 415. Un alto en el caminoen Betania
 416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó   417. Historia de Zacarías el leproso y conversión de Zaqueo el publicano
 418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón  419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas  420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor  421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contrael Espíritu Santo
 422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes y los siervos inútiles
 423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobreel amor y el perdón
 424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea  425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos  426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.La joven esclava salvada
 427. Bartolomé instruyea Áurea Gala
 428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío  429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón  430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritude la Ley
 431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinosde Jocanán
 432. Con los campesinos de Jocanán, cerca de Sefori
 433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen. Curación de Áurea
 434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola de la madera barnizada
 435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles  436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención  437. Coloquiode Jesús con
su Madre
 438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote  439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios  440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo  441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola  442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María  443. La muerte del abuelo de Margziam  444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador  445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote  446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento   447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco  448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro  449. El pequeño Alfeo desamado de su madre  450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan  451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos  452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos  453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico  454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo  455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en prode unos forzados
 456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa  457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula  458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobrelos dones de Dios
 459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre las malas amistades
 460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparadospara el Sacrificio
 461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor  462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaúsde Tiberíades
 463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora  464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio del Predilecto
 465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún  466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana  467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín  468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros queilustran su figura
 469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín  470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio  471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección sobre Dios-Amor
 472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala  473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lecciónpara las familias
 474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor  475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos  476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra  477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales de Jesús y María
 478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos  479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán  480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán  481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una tramade los fariseos
 482. En camino con un pastor samaritano que vepremiada su fe
 483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria  484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada  485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam  486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino  487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo  488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después de la oración
 489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento  490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías  491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva  492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor  493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios  494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores  495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania  496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbaciónde Judas Iscariote.
 497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento   498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusióncon Judas Iscariote
 499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra   500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro en el monte Nebo
 501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra  502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)  503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto  504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías  505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda  506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús es la Luz del mundo
 507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías  508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí  509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido del Templo
 510. La curación de un ciego de nacimiento
 511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote  512. Profecía ante un pueblo destruido  513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertenciaa Israel
 514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía  515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre la humildad
 516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios  517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error  518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como buen Pastor
 519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro  520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana  521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana  522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural delconvertido Zaqueo
 523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos  524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos  525. El juicio sobre Sabeade Betlequí
 526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista  527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo  528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote  529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob  530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote  531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví  532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob  533. Hacia Jerusalén conJudas Iscariote
 534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargopara los gentiles
 535. Judas Iscariote llamadoa informar a casa de Caifás
 536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesúsa la muerte de Lázaro
 537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle  538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores  539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes  540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año    | 
      
      
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             473- Curación de un niño ciego de Sidón y una lección para las familias
 Veo a Jesús saliendo de una  sinagoga, rodeado de los apóstoles y de gente. 
 Comprendo que es una sinagoga  porque por la puerta abierta de par en par veo el mismo mobiliario que vi en la  de Nazaret, en una de las visiones preparadoras de la Pasión.
 
 La sinagoga está en la plaza  central del pueblo. Una plaza desnuda, sólo con casas alrededor y, en el  centro, un pilón alimentado por una fuente que echa un agua bonita, cristalina,  por su única boca formada por una piedra ahuecada en forma de teja.
 
 El pilón  sirve para dar de beber a los cuadrúpedos y a las muchas palomas que se lanzan  en vuelo de una a otra casa; la fuente, para llenar las ánforas de las mujeres,  bonitas ánforas de cobre -muchas, trabajadas a golpe de martillo; otras,  lisas-que resplandecen al sol (porque hace sol y calor).
 
 La tierra de la plaza  está seca y amarillenta, como está cuando un intenso sol la seca. No hay un  solo árbol en la plaza. Pero penachos de higueras y sarmientos de uva rebosan  por las tapias de los huertos que orillan las cuatro calles que desembocan en  la plaza Debe ser un final de verano (en las pérgolas hay uva madura) y un  final de día (el sol no cae a plomo, sino que sus rayos son oblicuos como en el  ocaso).
 En la plaza, una serie de  enfermos esperan a Jesús. Pero no veo en éstos ningún milagro. Él pasa, se  inclina hacia ellos, los bendice y consuela, pero no los cura, al menos por el  momento. Hay también mujeres con niños, y hombres de todas las edades. Parece  que el Salvador los conoce, porque los saluda por el nombre y ellos se  arremolinan en torno a Él con familiaridad. Jesús acaricia a los niños,  agachándose amoroso hacia ellos. 
 En un ángulo de la plaza hay  una mujer con un niño o niña (van todos vestidos con una misma tuniquita de  colores claros). No parece del lugar. Yo diría que es de condición social más  elevada que los demás. La túnica está más trabajada, con galones y pliegues; no  es la simple túnica de las aldeanas, que lleva como único adorno y modelado un  cordón a la cintura.
 
 Esta mujer lleva, por el contrario, vestiduras más  complicadas, las cuales, sin llegar a ser aquella obra maestra de vestuario que  eran los vestidos de la Magdalena, tienen ya mucha galanura.
 
 En la cabeza lleva  un velo ligero, mucho más que el que llevan las otras, que no es más que una  tela de lino sutil, mientras que éste es casi muselina, pues es muy liviano.  Está prendido en el centro de la cabeza, con gracia, y deja ver y entrever los  cabellos castaños bien peinados, con trenzas sencillas, pero hechas con más  experto cuidado que no las otras mujeres, que llevan trenzas recogidas en moño  en la nuca o pasadas por la cabeza circularmente.
 
 Cubre sus espaldas un  verdadero manto, o sea, una pieza de tela -no sé si cosida o continua-que tiene  en torno al cuello un galón terminado en un broche de plata. La tela del manto  cae amplia hasta el tobillo formando bellos pliegues.
 
 La mujer tiene de la mano al  niño o niña que he dicho. Un bonito niño de unos siete años. Y es robusto, pero  de vivaracho no tiene nada. Está muy quieto, cabizbajo, de la mano de su mamá,  sin prestar atención a lo que sucede a su alrededor.
 
 La mujer mira, pero no se  atreve a acercarse al grupo que se ha arremolinado en torno a Jesús. Parece  indecisa, debatiéndose entre las ganas de ir y el miedo a acercarse... Decide  una cosa intermedia: atraer la atención de Jesús. Ve que Él ha tomado en brazos  a un angelote todo rosado y sonriente, que una madre le ha ofrecido. Y ve que,  mientras habla con un viejecillo, aprieta contra su pecho al niño, meciéndolo.  Entonces se agacha hacia su niño y le dice algo.
 
 El niño levanta la cabeza. Veo  entonces una carita triste, con los ojos cerrados. Es ciego.
 -¡Piedad de mí, Jesús! -dice.
 
 La vocecita infantil hiende el  aire quieto de la plaza y llega con su lamento hasta el grupo.
 
 Jesús se vuelve. Ve. Se mueve  inmediatamente, con amorosa solicitud. Ni siquiera devuelve a su madre al niño  que tiene en brazos. Va, alto y guapísimo, hacia el pobre cieguito, que tras su  grito ha bajado de nuevo la cabeza, inútilmente instado por la madre a que  repita el grito.
 Jesús está frente a la mujer.  La mira. También ella lo mira; luego, tímidamente, baja la mirada. Jesús la  ayuda. Ha devuelto, a la mujer que se lo había ofrecido, el niño que llevaba en  brazos.
 
 -Mujer, ¿es tuyo este hijo?
 -Sí, Maestro, es mi  primogénito.
 
 Jesús acaricia la cabecita  -agachada-del niño. Jesús parece no haber visto la ceguera  del pequeño. Pero creo que lo hace conscientemente, para dar pie a la madre a  formular su petición.
 
 Así  pues, el Altísimo ha bendecido tu casa con numerosa prole, y dándote en primer  lugar el varón consagrado al Señor.
 
 -Tengo  sólo un varón, éste; y otras tres niñas. Y no voy a tener otros...
 Un  sollozo.
 
 -¿Por  qué lloras, mujer?
 -¡Porque  mi hijo es ciego, Maestro!
 -Y  querrías que viera. ¿Puedes creer?
 
 -Creo,  Maestro. Me han dicho que abriste ojos que estaban cerrados. Pero mi niño ha  nacido con los ojos secos. Míralo, Jesús. Debajo de los párpados no hay nada...
 
 Jesús  alza hacia sí esta carita precozmente seria y, alzando con el pulgar los  párpados, mira. Debajo hay un vacío. Vuelve a hablar, teniendo levantada con  una mano hacia sí la carita.
 
 -¿Por  qué has venido, entonces, mujer?
 -Porque...  sé que para mi niño es más difícil... pero si es verdad que eres el Esperado,  lo puedes hacer. Tu Padre ha hecho los mundos... ¿No ibas a poder hacerle Tú  dos pupilas a mi criatura?
 
 -¿Crees  que vengo del Padre, Señor Altísimo?
 -Creo  esto y que Tú todo lo puedes.
 
 Jesús  la mira como para discernir cuánta fe hay en ella y de que pureza es esa fe.  Sonríe. Luego dice:
 
 -Niño,  ven a mí -y lo lleva de la mano a un murete de aproximadamente medio metro de  altura, y lo pone encima.
 
 El murete se alza desde el camino hacia una casa: una  especie de parapeto para proteger a ésta del camino, que tuerce en ese punto.
 
 Cuando  el niño está bien seguro encima de ese realce, Jesús adquiere aspecto serio,  imponente. La gente se agolpa en torno a Él, al niño y a la madre temblorosa.  Yo veo a Jesús de lado, de perfil. Solemnemente cubierto con su manto azul  oscurísimo encima de la túnica apenas un poco más clara, muestra un rostro  inspirado. Parece más alto, y hasta más fuerte, como siempre cuando emana  potencia de milagro. Y esta vez es una de las que me parece más imponente.
 
 Pone  las manos encima de la cabeza del niño, las manos abiertas, pero apoyando los  dos pulgares en las órbitas vacías. Levanta la cabeza y ora intensamente, pero  sin mover los labios. Ciertamente, un coloquio con su Padre. Luego dice:
 
 -¡Ve!  ¡Lo quiero! ¡Y alaba al Señor! -y a la mujer:
 -Sea  premiada tu fe. Aquí, tienes al hijo que será  tu honor y tu paz. Muéstraselo a tu marido. El volverá a tu amor y nuevos días  felices conocerá tu casa. 
 La  mujer -que ya ha lanzado un grito agudísimo de alegría al ver que, quitados los  pulgares divinos, en las órbitas vacías dos espléndidos ojos azul oscuro como  los del Maestro la miran, fijamente, asombrados y felices bajo el flequillo de  los cabellos morenos oscuros-lanza otro grito, y, a pesar de tener a su hijo  apretado contra su corazón, se arrodilla a los pies de Jesús diciendo:
 
 -¿También  sabes esto? ¡Ah! Tú eres verdaderamente el Hijo de Dios -y le besa la túnica y  las sandalias, y luego se levanta transfigurada de alegría y dice:
 
 -Oíd  todos. Vengo de la lejana tierra de Sidón. He venido porque otra madre me habló  del Rabí de Nazaret. Mi marido, judío y mercader, tiene en esa ciudad sus  almacenes para el comercio con Roma. Rico y fiel a la Ley, me dejó de amar  desde que, después de haberle dado un varón desdichado, le di tres niñas y  luego me quedé estéril.
 
 Él se alejó de su casa; yo, aunque no había sido  repudiada, vivía en las condiciones de una repudiada, y ya sabía que quería  desembarazarse de mí para tener de otra mujer un heredero capaz de continuar el  comercio y gozar de las riquezas paternas.
 
 Antes de salir fui donde mi esposo y  le dije: "Espera, señor. Espera a que vuelva. Si vuelvo con el hijo  todavía ciego, repúdiame. Pero si no, no hieras a muerte mi corazón y no  niegues un padre a tus hijos". Y él me juró:
 
 "Por la gloria del  Señor, mujer, te juro que si me traes a mi hijo sano -no sé cómo vas a poder  hacerlo, porque tu vientre no supo darle ojos-volveré a ti como en los días del  primer amor".
 
 El Maestro no podía saber nada de mi dolor de esposa, y a  pesar de ello me ha consolado también en esto. Gloria a Dios y a ti, Maestro y  Rey.
 
 La  mujer está de nuevo arrodillada y llora de alegría.
 
 -Ve.  Dile a Daniel, tu marido, que el que creó los mundos, ha dado dos claras  estrellas por pupilas al pequeño consagrado al Señor. Porque Dios es fiel a sus  promesas y ha jurado que quien crea en Él verá todo tipo de prodigios. Sea  ahora fiel él al juramento que hizo y no cometa pecado de adulterio. Dile esto  a Daniel. Ve. Sé feliz. Os bendigo a ti y a este niño, y contigo a los que tú  amas.
 
 Un  coro de alabanzas y felicitaciones se eleva de la multitud, y Jesús entra en  una casa cercana como para descansar.
 
 La  visión termina aquí.
 Dice  Jesús:
 
 -Dios,  para los que tienen fe en Él, supera siempre las peticiones de sus hijos y da  más todavía. Cree esto.
 
 Creedlo todos. A la mujer que de Sidón había venido a  mí con las dos espadas clavadas en lo secreto del corazón y se atreve sólo a  decirme el nombre de una de ellas -revelar ciertas íntimas desdichas es más penoso  que decir: "Estoy enfermo"-, le doy también este segundo milagro.
 
 A  los ojos del mundo habrá parecido, y parecerá todavía, que es mucho más fácil  rehacer la concordia entre dos cónyuges separados por un motivo que ya está  superado, y además felizmente, que no dar dos pupilas a dos ojos que nacieron  sin ellas. Pero no, no es así. Hacer dos pupilas, para el Señor y Creador, es  una cosa sencillísima, como devolver a un cadáver el soplo de la vida.
 
 El Amo  de la Vida y de la Muerte, el Amo de todo lo que hay en la creación, no carece,  ciertamente, de un soplo vital que infundir de nuevo en los muertos, ni de dos  gotas de humor para un ojo seco. Le basta querer para poder.
 
 Porque ello  depende sólo de su deseo. Pero, cuando se trata de concordia entre seres humanos,  hace falta, juntamente con el deseo de Dios, la "voluntad" de los  hombres. Dios sólo raramente violenta la libertad humana. En general os deja  libres de actuar como queráis.
 
 Aquella  mujer, que vivía en tierra de idólatras y seguía creyendo como su esposo, en el  Dios de sus padres, ya por ello merece la benignidad de Dios. Llevando luego su  fe más allá del límite de las medidas humanas, superando las dudas y la  oposición de la mayoría de los creyentes judíos -esto lo prueban sus palabras a  su esposo:
 
 "Espera a que regrese", segura de que volvería con su hijo  curado-merece un doble milagro. Merece también este difícil milagro de abrir  los ojos del espíritu a su consorte, ojos que se habían apagado para el amor y  el dolor de su esposa, y le echaban la culpa a ella de algo que no es culpa.
 
 Quiero  también -y esto es para las esposas-que se reflexione en la humildad respetuosa  de esta hermana suya. "Fui donde mi esposo y le dije: “Espera,  señor"'.
 
 La  razón estaba de su parte, porque echar la culpa a una madre de un defecto de  nacimiento es necedad y cosa cruel. Ya su corazón esta quebrantado ante la  vista de su criatura desdichada. Doblemente la razón está de su parte, porque  su marido la había marginado desde que había sabido que era estéril, y además tiene  noticia de la intención de divorcio de su marido, y, a pesar de ello, sigue  siendo la "esposa". O sea, la compañera fiel y sujeta a su compañero,  como Dios quiere que sea y la Escritura enseña.
 
 No hay rebelión ni sed de  venganza o intención de hallar otro hombre para no ser la "mujer  sola".
 
 "Si  no regreso con el hijo curado, repúdiame. Pero, si sí, no hieras mortalmente mi  corazón ni niegues un padre a tus hijos". ¿No parece estar oyendo hablar a  Sara y a las antiguas mujeres hebreas?
 
 ¡Qué distinto es, mujeres, vuestro  lenguaje de ahora! Pero también: ¡qué distinto es lo que obtenéis de Dios y de  vuestro esposo! Y las familias se destruyen cada vez más.
 
 Como  siempre, cumpliendo el milagro, he tenido que poner un signo que lo hiciera aún  más incisivo. Tenía ante mí todo un mundo para persuadirlo, un mundo cerrado en  las barreras de toda una secular manera de pensar, y guiado por una secta  enemiga mía.
 
 Se ve, pues, la necesidad de hacer resplandecer claramente mi  poder sobrenatural. Mas la enseñanza de la visión no está aquí. Está en la fe,  en la humildad y, no obstante, fidelidad al cónyuge, en la elección del camino  adecuado -oh esposas y madres que habéis encontrado espinas donde esperabais  rosas-para ver nacer donde os hirieron las espinas nuevas ramas florecidas.
 Volveos  hacia el Señor Dios vuestro, que ha creado la unión matrimonial para que el  hombre y la mujer no estuvieran solos y se amaran formando una carne sola e  indisoluble, puesto que fue unida junta, y que os ha dado el Sacramento para  que sobre las nupcias descendiera su bendición y por mis méritos tuvierais todo  lo que necesitáis en el nuevo camino de cónyuges y procreadores. 
 Y, para  volveros hacia El con rostro y corazón seguros, sed honestas, buenas,  respetuosas, fieles, verdaderas compañeras de vuestro esposo, no simples  huéspedes de su casa o, peor todavía, advenedizas que una coincidencia reúne  bajo un mismo techo, como dos que coinciden en una posada de peregrinos.
 Esto  sucede ahora demasiadas veces. ¿El hombre falta? Hace mal. Pero esto no  justifica la manera de actuar de demasiadas esposas. Y todavía menos la  justifica cuando a un buen compañero no sabéis corresponderle con bien el bien  y con amor el amor.
 Y no quiero ni detenerme en el caso, demasiado común, de  vuestras infidelidades carnales, que no os hacen distintas de las meretrices,  con el agravante de practicar hipócritamente el vicio y de manchar el altar de  la familia, a cuyo alrededor están las almas angélicas de vuestros inocentes.  Pero estoy hablando de vuestra infidelidad moral al pacto de amor jurado ante  mi altar.
 Pues bien, Yo dije: "El que mira a una mujer con  deseo comete adulterio en su corazón"; dije: "El que despide a su  mujer con libelo de divorcio la expone al adulterio". 
 Pero ahora, ahora  que demasiadas mujeres son advenedizas para sus maridos, digo:
 
 "Las que no  aman en alma, mente y carne a su compañero, lo impulsan al adulterio, y,  si bien le pediré a él explicación de su pecado, no menos lo haré con aquella  que no fue la ejecutora del pecado pero sí su creadora".
 
 Hay que saber  comprender en toda su extensión y profundidad la Ley de Dios, y hay que saber  vivirla en plena verdad.
 
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