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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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384- El anciano Ananías,
guardián de la casita de Salomón
La casita de Salomón -la que vi sin saber quién era su propietario, en Marzo de 1944, en la visión de la resurrección de Lázaro -es una de las últimas de la única calle, que acaba en el río, de este pueblecito pobre y apartado.
Un pueblecito de barqueros. Sus casitas más... ricas están dispuestas a lo largo de esta callecita polvorienta: las otras, esparcidas a la buena de Dios entre los árboles de las orillas.
Verdaderamente no son muchas -no creo que lleguen a cincuenta -, y tan pequeñas que cabrían todas en uno de esos bloques de viviendas proletarias de las grandes ciudades actuales.
Ahora la primavera les da una apariencia menos mísera, porque las decora con su frescura, y hay guirnaldas de convólvulos, o festones de vides, o un franco reír de flores amarillas de calabaza, en las rudimentarias estacadas que señalan las propiedades, en las orillas de los techos, u orlando las puertas de las casas, y no falta alguna rosa como desorientada, ella bella en medio de cestas y redes, en medio del dorado de la mostaza en flor, en medio del humilde cimbreo de las primeras vainas de las legumbres.
La calle también parece menos fea, porque el cañaveral del fondo no tiene sólo las cuentas duras de los nudos polvorientos, sino que se adorna con los penachos de las heleocarias, y, entre las cintas de las hojas de las cañas, eleva los cuchillos de los gladios silvestres, que lucen las multicolores mazorcas de sus flores, mientras los sutiles zarcillos de tallito filiforme abrazan en espiral nudos y cañas y en cada giro ponen el cáliz delicadísimo de su florecilla de un color rosa lila tenuísimo.
Y pájaros, a miríadas, se requieren de amores entre los cañizares, coqueteando en lo alto de las cañas, acunándose colgados de los zarcillos, poniendo trinos y colores entre el verdor de las orillas palustres.
Jesús empuja la tosca cancilla, pequeña, que introduce en una huertecilla o patio. La verdad es que, si era una huerta, ahora es un revoltijo agreste de hierbas crecidas de nuevo; y, si era un patio, es igualmente un lío de yerbajos sembrados por los vientos. Sólo algunas calabazas han mostrado inteligencia, agarrándose a la única planta de vid y a la higuera, y subiendo a poner las bocas rientes de sus flores al lado de los racimos en miniatura de la vid o al lado de las tiernas hojas de la higuera, las cuales en su base, en la concavidad del pecíolo, tienen la yema dura de los higos-flor apenas formados.
Las ortigas martirizan los pies desnudos, tanto que Pedro y Tomás, recogidos dos remos carcomidos, se lían a abatir las irritantes plantas para disminuir su veneno.
Entretanto, Santiago y Juan tratan de hacer funcionar la gran cerradura oxidada, y, conseguido su objetivo, abren la tosca puerta y entran en una habitación-cocina que huele fuertemente a moho y a cerrado. Polvo y telarañas decoran las paredes; una basta mesa, unos bancos y otros asientos, una repisa, son su mobiliario; dos puertas se abren en una de las paredes.
Pedro explora...
-Aquí hay un cuarto pequeño con una cama sola. Buena para Jesús... ¿Y aquí? ¡Ah! ¡Ya! Esto es la despensa, el trastero, el granero y la ratonera... ¡Fíjate qué carreras de ratones! Han roído todo en estos meses. Pero ahora voy a arreglaros yo, no lo dudéis. Maestro... ¿podemos movernos aquí como si fuéramos los amos?
-Eso dijo Salomón.
-¡Muy bien! ¡Venga, hermano, y tú, Santiago! Venid aquí a cerrar todos los agujeros. Y Tú, Mateo, con Judas, métete en la puerta, y estáte atento a que no salga ni un solo ratón. Imagínate que eres todavía el amable recaudador de Cafarnaúm. Entonces no se te escapaba ni un solo cliente, ni aunque se hiciera ligero como una lagartija cuando se despierta... Y vosotros id a la huerta a recoger la mayor cantidad que podáis de yerbajos y traedlos aquí. Y tú, Maestro, ve... donde quieras, mientras... yo arreglo a estos diablos inmundos que han destrozado estas cómodas redes y se han comido la quilla entera de una barca...
Y mientras habla amontona maderas roídas, pedazos de red reducida a estopa, haces de leña... todo en medio de la habitación, y, cuando ya tiene las hierbas verdes, las pone encima de lo demás y prende fuego y se separa mientras las primeras espiras de humo se alzan del montón. Ríe diciendo:
-¡Y que mueran todos los filisteos!
-¿No vas a prender fuego a todo? -pregunta Simón Zelote.
-No, amigo. Porque la humedad de los ramajes mantiene bajas las llamas, y las llamas sacan de las yerbas el humo, de forma que, con buena alianza, lo seco y lo verde se ayudan en la venganza. ¿Sientes qué mal huele? ¡Dentro de poco verás qué chillidos! ¿Quién me hablaba de los cisnes que cantan antes de morir? ¡Ah, Síntica! Dentro de poco también cantarán los ratones.
Judas Iscariote corta bruscamente una carcajada y observa:
-No se ha podido saber nada más de ella. Y tampoco nada de Juan de Endor. ¿Quién sabe a dónde habrán ido a parar?
-Sin duda al lugar adecuado -responde Pedro.
-¿Lo sabes?
-Sé que ya no están para ser diana de la malevolencia.
-¿No has preguntado a nadie? Yo sí.
-Y yo no. No es una cosa que me interese el saber dónde están. Me basta con pensar que son santos y orar porque sigan siéndolo.
Tomás dice:
-A mí me han preguntado por ellos algunos fariseos ricos, clientes de mi padre. Pero he respondido que no sé nada.
-¿Y no sientes curiosidad por saberlo? -insiste Judas.
-Yo no, y digo la verdad...
-¡Mirad! ¡Mirad! El humo hace efecto. Pero vamos a salir, que, si no, nos ahogamos también nosotros -dice Pedro. Y desviando así la atención se pone fin al tema.
Jesús está en la huerta. Endereza unos tallos de legumbres arrastradas por el suelo, nacidas de semillas que han caído ahí.
-¿Estás de hortelano, Maestro? -pregunta sonriendo Felipe.
-Sí. Me da pena ver una planta arrastrada por el suelo, inútil, cuando, por el contrario, está destinada a elevarse hacia el sol y a dar fruto.
-Bonito tema para un discurso, Maestro -observa Bartolomé.
-Sí. Bonito. Todo sirve como tema para quien sabe meditar.
-Te ayudamos también nosotros. ¡Venga! ¿Quién va a las cañas del río, a coger algunas para las legumbres?
Van los jóvenes, riendo, y los más ancianos se ponen a hacer limpieza arrancando con atención las hierbas parásitas.
-¡Así se ve que es una huerta! No hay hortalizas para ensalada. Pero sí que hay puerros, ajos, verduras, hierbas delicadas y legumbres. ¡Y calabazas! ¡Cuántas calabazas! Hay que podar la vid, liberar la higuera y...
-¡Pero Simón, no nos vamos a quedar aquí!... -dice Mateo.
-Pero vendremos varias veces. Lo ha dicho Él. Y no nos perjudicará el tener un poco de orden aquí alrededor.
¡Mira, mira! También hay un jazmín -¡pobrecito! -debajo de esta cascada de calabazas. Si viera Porfiria esta planta tan triste, lloraría sobre ella y le hablaría como a un niño. Sí, porque antes de tener a Margziam les hablaba a sus flores como a hijos... Exactamente. También aquí he hecho espacio. He quitado la calabaza porque... "¡Ah!, ahí vienen los muchachos con las cañas y con un... ¡Maestro, hay trabajo para ti! ¡Está ciego!
En efecto, entran Santiago y Juan, Andrés y Tomás, cargados de cañas, y Tomás trae, casi en peso, a un pobre viejecito todo harapiento y que tiene los ojos blancos debido a las cataratas.
-Maestro, estaba buscando plantas de achicoria en las orillas y le ha faltado poco para caerse al agua. Está solo desde hace algunos meses, porque el hijo que lo mantenía ha muerto; la nuera se ha vuelto a su casa y él.., vive como puede. ¿Verdad, padre?
.Sí. Sí. ¿Dónde está el Señor? -dice mientras le giran los ojos velados.
-Aquí está. ¿Ves esa blancura alargada? Es Él.
Pero Jesús ya se ha acercado y lo toma de la mano.
-¿Estás solo, pobre padre? ¿Y no ves?
-No. Mientras podía ver, tejía cestas y nasas, y hacía redes. Pero ahora... Veo más con los dedos que con los ojos, y cuando busco hierbas me equivoco y algunas veces me hago daño al vientre con hierbas nocivas.
-Pero en el pueblo...
-Son todos pobres y están llenos de hijos, y yo soy viejo... Duele que se muera un burro.... ¡Pero si se muere un viejo!... ¿Qué es un viejo? ¿Qué soy? Mi nuera se me ha llevado todo. Pero si por lo menos me hubiera llevado con ella, como una oveja vieja, para que gozara de la presencia de mis nietos... los hijos de mi hijo... -llora apoyado en el pecho de Jesús, que lo tiene entre sus brazos y lo acaricia.
-¿No tienes casa?
-La vendí.
-¿Y cómo vives?
-Como los animales. Los primeros días me ayudaba el pueblo. Pero luego se cansaron...
-Salomón está degenerando entonces, porque es generoso -observa Mateo.
-Es generoso con nosotros. ¿Por qué no ha dado la casa a este anciano? -pregunta Felipe.
-Porque, cuando pasó por aquí la última vez, yo tenía todavía una casa. Salomón es bueno. Pero el pueblo lo llama "el loco" desde hace un tiempo, y ya no hacen lo que él había enseñado que había que hacer -dice el anciano.
-¿Quisieras quedarte aquí conmigo?
-¡Ya no echaría de menos a mis nietos!
-Aunque siguieras siendo pobre y siguieras estando ciego, ¿te bastaría servirme para ser feliz?
-¡Sí!
Un "sí" tembloroso pero muy seguro.
-De acuerdo, padre. Escúchame. Tú no puedes andar el camino que ando Yo. No puedo quedarme aquí. Pero podemos querernos y hacernos el bien mutuamente.
-Tú a mí, sí. Pero yo... ¿Qué puede hacer el viejo Ananías?
-Cuidarme la casa y la huerta, para que cada vez que vuelva las encuentre ordenadas. ¿Te gusta?
-¡Sí! Pero estoy ciego... La casa... me acostumbraré a las paredes. Pero la huerta... ¿Qué puedo hacer para cuidarla, si no distingo las hierbas? ¡Oh, sí, qué bonito sería servirte, Señor! Terminar la vida así...
El viejecito tiene las manos contra el corazón, soñando esta cosa imposible.
Jesús se inclina sonriendo y le besa los ojos velados...
-Pero yo... empiezo a ver... Veo... ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh!...
Vacila de alegría, y se desplomaría si Jesús no lo sujetase.
-¡Claro... la alegría!... -dice Pedro con la voz ronca de la emoción.
-Y también el hambre... Ha dicho que hace días que vive sólo a base de achicoria, sin aceite ni sal... -termina Tomás.
-Sí, por eso lo hemos traído. Para darle de comer...
-¡Pobre anciano! -todos se muestran compasivos.
El viejecito vuelve en sí y llora, llora. El pobre llanto de los ancianos... tan triste, aun cuando es de alegría; y
susurra:
-¡Ahora sí, ahora puedo servirte, bendito! ¡Bendito! ¡Bendito! -y hace ademán de agacharse a besar los pies de Jesús.
-No, padre. Ahora vamos a entrar, vamos a comer, y luego te damos una túnica; tú estarás entre hijos y nosotros tendremos un padre que nos dará su bienvenida cada vez que volvamos y su bendición cada vez que salgamos. Buscaremos dos palomas, para que tengas criaturas vivas a tu alrededor. Buscaremos simientes para la huerta. Sembrarás semillas en los cuadros de la huerta, y la fe en mí en los corazones de este pueblo.
-¡Enseñaré la caridad! ¡No la tienen!
-También la caridad. Pero sé dulce...
-Lo seré. No dije ninguna palabra dura a mi nuera mientras me abandonaba. He comprendido y perdonado.
-Te lo he visto en tu corazón. Por eso te he amado. Ven. Ven conmigo...
Y Jesús entra en la casa llevando de la mano al viejecito. Pedro los ve caminar y se seca una lágrima con el dorso de la mano, antes de reanudar el trabajo interrumpido.
-¿Lloras, hermano?
Pedro no responde. Andrés insiste:
-¿Por qué lloras, hermano?
-Tú preocúpate de las gramas. Si lloro es porque... bueno, yo sé por qué...
-Dínoslo, sé condescendiente -dicen varios.
-Es porque... Es porque a mí me tocan más el corazón estas lecciones tan... tan... bueno este tipo de lecciones, que no sus solemnes invectivas...
-¡Pero en esos casos se ve en Él el Rey! -exclama Judas.
-Y aquí se ve el Santo. Tiene razón Pedro -dice Bartolomé.
-Pero para reinar tiene que ser fuerte.
-Pero para redimir tiene que ser santo.
-Para las almas, sí; para Israel...
-Israel no será nunca Israel si las almas no se santifican.
Los síes y los noes se entrecruzan. Y cada uno con su distinto parecer.
El viejecito sale de nuevo, esta vez con una jarra en la mano. Va a tomar agua a la fuente. Está tan feliz, que no parece el mismo de antes.
-Anciano padre, escucha. Según tú, ¿de qué tiene necesidad Israel para ser grande -pregunta Andrés -, de un rey o de un santo?
-Tiene necesidad de Dios. De ese Dios que ahí dentro ora y medita. ¡Ah! ¡Hijos, hijos! ¡Sed buenos, vosotros que lo seguís! ¡Sed buenos, buenos, buenos! ¡Qué don os ha dado el Señor! ¡Qué don! ¡Qué don! -y se aleja, agitando los brazos hacia el cielo y susurrando: « ¡Qué don! ¡Qué don!»...
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