Thursday November 07,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

497- Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento


No sé dónde están. Sin duda, ya no en el valle del Jordán, sino en los montes que lo orillan, porque veo abajo el verde valle y el hermoso río azul, mientras que cimas de montes bien altos emergen sobre la meseta extendida al oriente del Jordán.

Veo a Pedro que, solitario en una pequeña elevación, está mirando atentamente al nordeste y suspira muy triste. A sus pies hay leña (sin duda, recogida en los bosques que cubren esta pequeña altura). Un pueblecito anida entre el verde. Pedro está verdaderamente muy abatido. Acaba sentándose en su haz y metiendo su cabeza entre las manos, todo acurrucado. Está así, perdida la noción del tiempo y de todas las cosas; tan absorto, que no le hacen reaccionar ni siquiera algunos niños que pasan detrás de algunas cabritas caprichosas. Los niños lo observan y luego se marchan corriendo detrás de las cabras, hacia el pueblecillo. El Sol declina lentamente y Pedro no se mueve.

Por el sendero que sube desde el pueblecillo a esta elevación, se está aproximando Jesús. Camina despacio, evitando hacer ruido. Llega así al lugar donde está Pedro. Y, erguido delante él, lo llama:
-¡Simón!
-¡Maestro!

Pedro se sobresalta y alza un rostro turbado, al decir esa palabra.

-¿Qué estabas haciendo, Simón? Tus compañeros, todos, han regresado. El único que no volvías eras tú. Estábamos preocupados. Tanto, que tu hermano y los hijos de Zebedeo, con Tomas y Judas, han ido en distintas direcciones por los montes, y mis hermanos, con Isaac y Margziam, han bajado hacia la llanura.

-Lo siento... Siento haber causado aflicción y molestias...
-Tus compañeros te quieren... Ha sido precisamente Judas el primero que se ha preocupado, y ha regañado a Margziam por haberte dejado marcharte solo.
-¡Mmm!...
-Simón, ¿qué te pasa?
-Nada, Maestro.

-¿Qué hacías aquí, en este risco, solo, al caer de la tarde?
-Estaba mirando...
-Habrás mirado, Simón. Pero ahora no estabas mirando... Han pasado cerca de ti unos niños, y estabas tan acurrucado, que han tenido casi miedo de que estuvieras muerto. Han venido corriendo al aprisco que nos ha acogido y me lo han dicho. He venido... ¿Qué estabas mirando, Simón?

-Estaba mirando... miraba hacia Ramot Galaad, hacia Gerasa, Bosra, Arbela... Nuestro viaje del año pasado, tan bonito, tan... ¡La Madre con nosotros! Las discípulas... Juan de Endor... Esto es lo que miraba: el pasado.
-Y el futuro, Simón mío.

Y Jesús se sienta sobre el haz, al lado de Pedro, y le pasa un brazo por los hombros mientras le habla:
-Mirabas al horizonte... y la tristeza te lo ha anublado. El presente, como un remolino ha levantado nubes temibles y te ha celado el sereno recuerdo lleno de promesas y esperanzas, y te ha atemorizado. Simón, te oprime una de esas horas de tristeza y tedio que nuestra naturaleza humana encuentra en su camino. Ninguno está exento de ello. Porque estas horas las suscita quien odia al hombre. Y cuanto más sirve a Dios el hombre, más trata Satanás de atemorizarlo y cansarlo para apartarlo de su ministerio.

Tú también atraviesas una hora de cansancio... El continuo martillear de la persecución contra tu Maestro te cansa. Y, en fin -y no sabes que no eres tú, sino que es el Tentador-, escuchas una voz que te susurra: "¿Y mañana?

¿Qué sucederá mañana?...".
-Señor, es verdad. Lees en mi corazón. Pero también ves que si pregunto esto no es por miedo por mí. Es porque... No. Jamás podría verte atormentado... A menudo, hablas de delito, de traición. Yo... ¡oh, no sólo yo!... ¿Cuántos, especialmente entre los viejos, te han pedido morir antes de ver agredido a su Rey? ¡Y yo!... Yo, Tú lo sabes, Tú eres todo para mí. Nada más que no seas Tú me interesa. No es como dice Judas, nostalgia de mi barca y de mi esposa...

Mira, ves que digo la verdad. Insistí mucho para tener a Margziam. Mi humanidad quería al menos un hijo adoptivo en lugar de los hijos que mi mujer no me ha dado, mortificando mi virilidad, que quería perpetuarse. Pero ahora, pero hoy, yo... Lo quiero, sí; pero, si Tú me le quitaras, no reaccionaría. Sólo te diría... ¡No, no diría nada!

-¿Sólo me dirías? Termina.
-Es inútil, Maestro.
-¡Di!

-Diría: "Dáselo a quien le haga, más que yo, crecer como justo". ¡Nada más! O sea... y esto te lo digo, llorando, por él, por mí, por mi hermano, y también por Juan y Santiago... y también por los demás... nosotros... nosotros somos tus primeros...

Pedro cae de rodillas y se apoya en las rodillas de Jesús, las manos altas, con las palmas hacia arriba, suplicantes, y con lágrimas en las mejillas que van a perderse entre la barba...

...Lo digo por nosotros: danos la muerte, llévanos de aquí antes de que nosotros... ¡Oh! Yo pensaba, sigo pensando, desde hace meses -y Tú ves que es un pensamiento que me corroe y me avejenta, es un continuo temor que no me deja libre ni siquiera en el sueño-, pienso que, si va a ser justamente como dices, podría ser yo también el traidor, o serlo Andrés, o Juan, o Santiago, o Margziam... Y, si no se llega a esto, ser uno de esos que decías también hace tres noches donde Ananías, uno de esos que llegan a querer ver derramada tu Sangre, o uno, incluso uno de esos que, por vileza, no saben oponerse a esto y condescienden con el mal por miedo al mal...

Yo... si se diera el caso, aunque sólo fuera eso, de que consintiera no reaccionando, por miedo... Maestro, ¡oh, Maestro mío!, yo me mataría para castigarme, o... mataría, si los encontrara, a tus asesinos. Yo... si no quieres esto, haz que muera antes, enseguida, aquí... La vida no es nada, pero faltar al amor a ti... Ser uno de ésos... ser... ver y no... Está tan inquieto, que hasta le faltan las palabras. Baja su cara hasta las rodillas de Jesús, llorando con un llanto áspero de hombre rudo, viejo, poco acostumbrado al llanto, y profundamente agitado por demasiados sentimientos.

Jesús le pone las manos en la cabeza, como para calmar ese dolor y alejar los pensamientos intranquilizadores, y habla:

-Amigo mío, ¿y crees que, aun cuando... no fueras perfecto en aquella hora, el Señor, que es justo, no pesaría tu error con el contrapeso de tu amor y deseo presentes? ¿Y temes que este áureo amor y este áureo deseo puedan pesar menos que tu momentánea imperfección, y ser insuficientes para obtenerte de Dios indulgencia, y con la indulgencia todas las ayudas para volver a ser tú, mi Simón amado?
-¡Haz que muera! ¡Sálvame! ¡Tengo miedo!

-Tú eres mi Piedra, Simón. ¿Podré desmenuzar la Piedra sobre la cual fundaré a Aquella que debe perpetuarme en la Tierra?

-Yo soy indigno de ello. Lo percibo. Soy un pobre hombre, ignorante, pecador. Todas las malas tendencias están en mí. ¡No soy digno, no soy digno! Me haré perverso, homicida, todo lo peor... Haz que muera. Comprende que si viniera a descubrir a quien te odia...

-Todo un mundo me odia, Simón. Hay que perdonar...
-Hablo del principal culpable. Habrá uno que sea el principal, y...

-Habrá muchos uno, y todos tendrán su papel principal...
-¿Qué papel? El de... ¡Oh, no dejes que lo diga! Pero yo...

-Pero tú debes perdonar, como Yo y conmigo. ¿Por qué te inquietas de esa forma, Simón, pensando en lo que podrías hacer para castigar? Deja esa tarea al Señor. Tú ama y perdona, sé compasivo y perdona. Ellos, todos los que serán culpables para con tu Jesús, tienen mucha necesidad de ser ayudados para obtener perdón.
-No hay perdón para ellos.

-¡Qué severo eres con tus hermanos, Simón! Sí que hay perdón; también para ellos lo hay, si se enmiendan. ¡Ay si ninguno de mis ofensores fuera a ser perdonado! Venga, levántate, Simón. Seguro que la congoja de tus compañeros ha aumentado, al ver que ahora tampoco Yo estoy en el aprisco. Pero, aun a costa de hacerlos sufrir todavía un rato, antes de ir donde ellos, vamos a orar. Vamos a orar juntos.

No ha de hacerse nada más para recuperar la paz, la fuerza espiritual, el amor, la compasión... incluso hacia nosotros mismos. La oración aleja los fantasmas de Satanás, nos hace sentir cercano a Dios. Y, con Dios cerca, todo se puede afrontar y soportar con justicia y mérito. Vamos a orar así, Yo y tú juntos, aquí, en este monte desde el que se abre tanta parte de nuestra Patria, como a Moisés se le abrió desde el Nebo la vista de la Tierra Prometida. Nosotros, más afortunados que él, a esta Tierra que será del Cristo, le llevamos la Palabra y la Salud.

Yo el primero, y luego tú. ¡Mira! Al claror de las últimas luces se ven todavía los montes de Judea. Pero más allá está la llanura, el mar, luego otras tierras, el mundo... Ellas, él, te esperan, Pedro. Te esperan a ti para saber que hay un Dios verdadero. Un Dios que dará verdadera luz a las almas que caminan a tientas en la oscuridad del gentilismo y la idolatría. Mira, la luz terrena se entenebrece.

¿Cómo podrían los viandantes no perder la dirección en una noche sin luz? Más allá se ve la estrella de la Polar, que ya surge para guiar a los viandantes. Mi Religión será la estrella que guíe a los viandantes espirituales por el camino del Cielo. Y tú estarás tan unido a ella que serás una sola luz conmigo y con mi Doctrina, ¡oh Pedro mío, oh Piedra mía bendita! Oremos por aquella hora en que los hombres se salvarán por mi Nombre. "Padre nuestro que estás en el Cielo"...

Dice lentamente el Pater, teniendo de la mano a Pedro; y parece como si, alzando así los brazos y las manos -en su derecha la izquierda del apóstol-, lo estuviera presentando al Padre.

-Ahora vamos a bajar. Y dejemos aquí las tristezas inútiles y las inútiles congojas por el mañana. Junto con el pan cotidiano, el Padre nos dará mañana, todos los mañanas, sus ayudas. ¿Estás persuadido de esto, Simón?
-Sí, Maestro, lo creo -dice con firmeza Pedro, cuyo rostro ya no está turbado, sino que tiene aspecto austero, como siempre desde hace unos pocos meses; un rostro que le hace aparecer muy cambiado respecto al pescador rudo y jocoso de los primeros dos años.

Bajan: Jesús delante, detrás Pedro con su haz; y, casi a la altura de la primera casa del pueblo, encuentran a los inquietos apóstoles.

-¿Pero a dónde habías ido? -gritan a Pedro.  

-Habríamos estado aquí desde hace mucho, pero me he parado con él a hablar mirando hacia Gerasa... -responde por él Jesús.

Tuercen hacia la derecha, hacia unas ruinas (de un aprisco semi-derrumbado). Dentro de un valladar -mitad caído, el resto enmohecido y vacilante-hay un cobertizo de toscos muros, mal cubierto, mal cerrado con paredes por tres lados y con tablas en el cuarto. Dentro, nada, aparte de un poco de paja en el suelo y un hogar primitivo en un rincón. Pienso que en el pueblo no los han recibido y que se han refugiado ahí...


   


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