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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

442- Judas Iscariote en Nazaret en casa de María


Leve, levísimamente rojea oriente con el primer atisbo de aurora, cuando Judas de Keriot llama a la puerta de la pequeña casa de Nazaret.

En la calle sólo hay campesinos, mejor dicho: pequeños propietarios de Nazaret, en dirección a sus viñas u olivares, con sus herramientas de trabajo; y miran con asombro a ese hombre que llama a una hora tan mañanera a la casa de María. Cuchichean.

-Es un discípulo -dice uno, respondiendo al comentario de otro.
-Está claro que busca a Jesús de José.
-Es inútil. Ayer noche se ha marchado. Lo he visto yo. Voy a decírselo...-dice otro.
-¡Déjalo! Es Judas de Keriot. No me gusta ese hombre.

Nosotros quizás cometemos muchos errores con Jesús y hacemos mal. Pero él, ése, el año pasado ha hecho mucho daño aquí entre nosotros... Quizás nos hubiéramos convertido. Pero él...

-¿Qué? ¿Qué? ¿Cómo lo sabes?
-Yo estaba presente una noche en casa del arquisinagogo y, necio de mí, creí inmediatamente en todo... ¡Ahora... basta! Creo que he pecado.

-Quizás él también se ha dado cuenta de que ha pecado y...
Se alejan y ya no oigo nada de lo que dicen.

Judas vuelve a golpear en la puerta. Ha estado pegado a ella, la cara contra la madera, como para evitar ser visto y reconocido. Pero la pequeña puerta no se abre. Judas hace un gesto de contrariedad y se aleja por la callecilla que bordea el huerto. Da la vuelta hacia la parte de atrás de la casa. Da una ojeada por encima del seto al huerto quieto, animado sólo por las palomas.

Judas piensa qué hacer. Habla consigo mismo: «A lo mejor se ha marchado Ella también. No obstante... la habría visto. Bueno y... No. Ayer, al atardecer, oía su voz...

Quizás ha ido a dormir donde su cuñada... ¡Uf! Eso es tan latoso como tener una abeja delante de la cara, porque volverán juntas, y yo quiero hablarle estando sola, sin esa vieja como testimonio. Es una lenguaraz y me haría una serie de observaciones. No quiero observaciones yo. Y es astuta, como todas las viejas lugareñas. No aceptaría como buenas mis disculpas, y se lo comentaría a esa ignorante paloma de su cuñada... A ésa estoy seguro de engañarla en todos los sentidos. Es tarda como una oveja... Y debo poner remedio a lo que sucedió en Tiberíades. Porque si habla... ¿Habrá hablado, o habrá guardado silencio?

Si ha hablado... es más difícil arreglar las cosas... Pero no habrá hablado... Confunde la virtud con la necedad.

Como es la Madre, así es el Hijo... Y los otros actúan mientras ellos duermen. Y la verdad es que tienen razón.

¿Por qué dejarlos aparte si parece que quieren?... Pero, por otra parte, ¿qué es lo que quieren?... Tengo la cabeza tan embarullada... Tengo que dejar de beber y... ¡Ya!, pero es que el dinero tienta, y soy como un potro al que hubieran tenido demasiado tiempo encerrado. Dos años, eh!

¡Más de dos años! Dos años de todas las abstinencias... Pero... entretanto... ¿Qué decía anteayer Elquías? ¡No son malas sus enseñanzas! ¡Ciertamente! Todo es lícito con tal de lograr establecer a Jesús en el trono. ¿Pero si El no quiere? De todas formas, debo pensar, ciertamente, que, si no triunfamos, todos nosotros vamos a acabar como los seguidores de Teodas o de Judas el Galileo... Quizás haría bien en separarme porque... bueno porque no sé si lo que ellos quieren es bueno. Me fío poco de ellos... Demasiado cambiados de un tiempo a esta parte... Y si... ¡Qué horror!

¿Ser yo el medio para perjudicar a Jesús? No. Me separo. De todas formas, es amargo haber soñado el reino y volver a ser, ¿qué?... Nada... Pero mejor nada que... Él dice siempre: "aquel que cometa el gran pecado". ¿Oye? ¡No iré a ser yo, eh! ¿Yo? ¿Yo? Antes me ahogo en el lago... Me marcho. Es mejor que me marche. Iré donde mi madre. Le pediré dinero, porque está claro que no puedo pedirles a los miembros del Sanedrín el dinero para marcharme. Me... me ayudan porque esperan que yo los ayude a salir de la incertidumbre. Una vez que Jesús sea rey, estamos seguros.

La muchedumbre con nosotros... Herodes... ¿quién se va a preocupar de él? Los romanos no, el pueblo tampoco. ¡Todos lo odian! Y... y... Pero Jesús es capaz de renunciar nada más ser proclamado rey. ¡Oh! ¡Bien! ¡Si Eleazar de Anás me asegura que su padre está preparado para ceñirlo rey!...

Después ya no puede quitarse el carácter sagrado. En el fondo... yo hago como aquel administrador infiel de su parábola... Recurro a los amigos por mí, sí, es verdad, pero también por Él. Hago, por tanto, servir los medios injustos para... ¡Y, a pesar de todo, no! Debo tratar de persuadirlo. No estoy convencido de actuar bien haciendo este subterfugio... y... ¡Oh, si pudiera convencerlo!

¡Porque sería tan hermoso! Mucho... ¡Sí! Ésta es la mejor idea. Decir todo al Maestro con franqueza. Suplicarle...

Si es que María no le ha hablado de Tiberíades... ¿Cómo he dicho que hay que decir a María? ¡Ah! ¡Sí! La negativa de las romanas. ¡Maldita mujer aquélla! ¡Si no hubiera ido a donde ella aquella noche, no me habría encontrado con María! ¡Pero quién iba a imaginarse que María estuviera en Tiberíades! Y pensar que todos los días anteriores al sábado y durante el sábado y el día siguiente del sábado yo no salía nunca para no ver a ningún apóstol... ¡Necio! ¡Necio! ¿No podía haber ido yo a Ippo, a Guerguesa, a buscar mujeres? ¡No! ¡Precisamente allí! A Tiberíades, por donde los de Cafarnaúm tienen que pasar para venir aquí...

Pero todo por causa de las romanas... Tenía la esperanza... No, esto es lo que debo decir para disculparme, pero no es cierto. Es inútil que me lo diga a mí mismo, a mí que sé por qué fui allí: para reunirme con los poderosos de Israel y para gozar, porque estoy bien de dinero. De todas formas... qué pronto se consume el dinero... Dentro de poco ya no voy a tener más... ¡Ja! ¡Ja!, contaré algún cuento a Elquías y a los compinches y me darán más...

-¡Judas! ¿Estás loco? Te estoy mirando desde hace un rato, desde encima de un olivo. Gesticulas... hablas solo... ¿Te ha hecho daño el sol de Tammuz? -grita Alfeo de Sara, asomándose por una bifurcación de ramas de un gigantesco olivo que está a unos treinta metros del lugar donde está Judas.

Judas se estremece, vuelve la mirada, lo ve y barbota:
-¡Que te lleve la muerte! ¡Maldito pueblo de espías!
Pero con una sonrisa afable grita:
-No. Estoy preocupado porque María no abre... ¿No se encontrará mal? ¡He llamado mucho!...

-¿María? ¡Ya podías llamar! Está con una pobre anciana que se está muriendo. Cuando la han llamado era la tercera vigilia...

-Pues tengo que hablar con ella.
-Espera. Bajo y voy a avisarla. ¿Pero tienes verdadera necesidad?
-¡Hombre, digo yo! Estoy aquí desde los primeros rayos del sol.

Alfeo, solícito, baja del árbol y se aleja a buen paso.
-¡También me ha visto ése ahora! ¡Y está claro que va a volver con la otra! ¡Es que no me sale una a derechas! -y echa una letanía de improperios contra Nazaret, los nazarenos, María de Alfeo, e incluso contra la caridad de María Santísima, hacia la moribunda, y contra la propia moribunda...

No ha terminado todavía y ya la puerta -que desde el comedor introduce en el huerto-se abre. En el umbral aparece una María muy pálida y triste.

-¡Judas!, ¡María! -dicen al mismo tiempo.
-Ahora te abro la puerta. Alfeo sólo me ha dicho: "Ve a casa. Hay uno que pregunta por ti", y he venido rápidamente, y mucho más porque la pobre anciana ya no me necesita. Ha terminado de sufrir por un hijo malo...
Judas, mientras habla María, corre por la callejuela y vuelve a la parte de delante de la casa... María abre.
-La paz a ti, Judas de Keriot. Entra.
-La paz a ti, María.

Judas está un poco titubeante. María está tranquila, pero seria.
-He llamado mucho, esta mañana al amanecer.
-Ayer noche un hijo ha quebrantado el corazón de una madre... Y han venido a buscar a Jesús. Pero Jesús no está. También te lo digo a ti: Jesús no está. Has venido tarde.
-Ya sé que no está.

-¿Cómo lo sabes? Has llegado de reciente...
-Madre, quiero ser franco contigo, que eres buena: estoy aquí desde ayer...

-¿Y por qué no has venido? Tus compañeros, en estos sábados, sólo no han venido una vez...

-¡Ya lo sé! He ido a Cafarnaúm y no los he encontrado.
-No mientas, Judas. En Cafarnaúm no has estado en todo este tiempo. Bartolomé ha estado siempre allí y no te ha visto. Y Bartolomé no ha venido hasta ayer. Pero tú ayer estabas aquí. Por tanto... ¿Por qué mientes, Judas? ¿No sabes que la mentira es el primer paso hacia el hurto y el homicidio?...

La pobre Ester ha muerto incluso, matada por el dolor causado por la conducta de su hijo. Y Samuel, su hijo, empezó a ser la vergüenza de Nazaret con pequeñas mentiras, que cada vez se iban haciendo más grandes... De ellas a todo lo demás. ¿Quieres imitarlo tú, apóstol del Señor? ¿Quieres hacer morir de dolor a tu madre?

El reproche se verifica con voz baja, y lentamente. ¡Pero cómo incide! Judas no sabe qué replicar. Se sienta de golpe, con la cabeza entre las manos.

María lo observa. Luego dice:
-¿Entonces? ¿Para qué querías verme? Mientras asistía a la pobre Ester oraba por tu madre... y por ti... Porque me producís compasión, el uno y la otra, por dos motivos diferentes.

-Entonces, si sientes compasión, perdóname.
-Nunca he tenido rencor.
-¿Cómo?... ¿Ni siquiera por... aquella mañana de Tiberíades?...

-Mira, estaba así porque la noche anterior las romanas me habían tratado mal, como a un loco y como... traidor del Maestro. Sí, lo confieso. Hice mal en hablar con Claudia.

Me he equivocado respecto a ella. Pero lo hago buscando el bien. He causado dolor al Maestro. No me lo ha dicho, pero sé que sabe que he hablado. Seguro que ha sido Juana la que ha avisado. Juana no me ha podido ver nunca, y las romanas me causaron dolor... Para olvidar bebí...

-María reacciona con una expresión de compasión involuntariamente irónica, y dice:
-Pues Jesús, por todo el dolor que gusta todos los días, debería estar borracho todas las noches...

-¿Se lo has dicho?
-Yo no aumento la amargura del cáliz a mi Hijo con noticias de nuevas defecciones, caídas, pecados, asechanzas... He callado y callaré.

Judas cae de hinojos, tratando de besar la mano de María, pero ella se retira, sin descortesía, pero sí muy decidida a no dejarse besar ni tocar.

-¡Gracias, Madre! Tú me salvas. Había venido aquí para esto... y para que me facilitaras el camino de acercarme al Maestro sin reprensiones y vergüenza.
-Yendo a Cafarnaúm para venir con los otros, lo habrías evitado. Era muy sencillo.
-Es verdad... Pero los otros no son buenos, y me han puesto espías para luego amonestarme y acusarme.

-Judas, no ofendas a tus hermanos. ¡Basta de pecar! Tú has espiado, aquí, en Nazaret, patria del Cristo, tú...
Judas la interrumpe:

-¿Cuándo? ¿El año pasado? ¿Ves? Han tergiversado mis palabras. Pero créeme que yo...

-No sé lo que has dicho ni hecho el año pasado. Hablo de ayer. Tú estás aquí desde ayer. Sabes que Jesús se ha marchado. Así que has indagado. Y no en las casas amigas: de Aser, Ismael, Alfeo, ni donde los pocos que aquí aman a Jesús. Porque, si lo hubieras hecho, habrían venido a decírmelo. La casa de Ester se ha llenado de mujeres, al alba, cuando ella ha muerto. Pero ninguna tenía noticia de ti. Eran las mejores de entre las mujeres de Nazaret, las que me quieren y quieren a Jesús, y se esfuerzan en practicar su Doctrina a pesar de la hostilidad de sus maridos, padres e hijos. Por tanto, tú has indagado entre los enemigos de mi Jesús.

¿Cómo llamas tú a esto? Yo no lo digo. Lo debes decir tú.

A ti mismo. ¿Por qué lo has hecho? No quiero saberlo. Te digo sólo esto. En mi corazón serán clavadas muchas espadas, clavadas y vueltas a clavar, sin piedad, por los hombres que causan dolor a mi Jesús y lo odian. Y una será la tuya, y no será desclavada. Porque el recuerdo de ti, Judas, que no te quieres salvar, de ti que te destruyes, de ti que me produces miedo -no miedo por mí misma, sino por tu alma-no saldrá ya de mi corazón. Una la clavó en mi corazón el justo Simeón, mientras llevaba yo en mi pecho a mi Niño, al Corderito mío santo... La otra... la otra eres tú... La punta de tu espada ya me tortura el corazón.

Pero, no sintiéndote satisfecho todavía de producir esta pena en una pobre mujer, esperas a clavar del todo tu espada de verdugo en el corazón de quien no te ha dado sino amor... ¡Pero, estúpida soy pretendiendo de ti piedad, que no la has tenido con tu madre!... Es más, mira: con un solo golpe me atravesarás a mí y a ella, ¡oh hijo desgraciado, al que no salvan las oraciones de dos madres!...

María habla llorando, y las lágrimas no caen en la cabeza morena de Judas, porque él se ha quedado en el lugar donde
ha caído de rodillas, separado de María... Esas lágrimas santas las bebe el enlosado…Y la escena me trae el recuerdo de Áglae, sobre la que, por el contrario, puesto que ella se ceñía a María en un sincero deseo de redención, caían las lágrimas.

-¿No encuentras una palabra, Judas? ¿No consigues encontrar en ti la fuerza de un propósito bueno? ¡Oh! ¡Judas!
¡Judas! Pero, dime: ¿Estás contento de tu vida? Examínate,

Judas. Sé humilde, sincero contigo mismo lo primero. Y luego con Dios, para ir a Él con tu saco de piedras quitadas de tu corazón y decirle: “Mira, me he quitado estos pedruscos por amor a ti”.

-No tengo… el valor de confesarme a Jesús.
-No tienes la humildad para hacerlo.
-Es verdad. Ayúdame tú…
-Ve a Cafarnaúm y espéralo, con humildad.
-Pero, tú podrías…
-Lo único que podré será decir que se haga lo que mi Hijo hace siempre: tener misericordia. No soy yo la que adoctrina a Jesús, sino que es Jesús quien adoctrina a su discípula.

-Tú eres su Madre.
-Eso es para mi corazón. Pero, por derecho suyo, El es mi Maestro. Ni más ni menos que para todas las otras discípulas.

-Tú eres perfecta.
-Él es el Perfectísimo.
Judas calla y guarda silencio. Luego pregunta:
-¿A dónde ha ido el Maestro?
-A Belén de Galilea.
-¿Y después!
-No lo sé.
-¿Pero vuelve aquí?
-Sí.
-¿Cuándo?
-No lo sé.
-¡No me lo quieres decir!

-No puedo decir lo que no sé. Tú lo sigues desde hace dos años. ¿Puedes decir que haya tenido siempre un itinerario seguro? ¿Cuántas veces la voluntad de los hombres le ha obligado a cambios?

-Es verdad. Me marcharé... Iré a Cafarnaúm.
-El sol está demasiado caliente para ir. Quédate. Eres un peregrino como todos los demás. Y Él ha dicho que las discípulas deben atenderlos.

-Mi vista te es molesta...
-Tu no querer sanar me es doloroso! Sólo eso... Quítate el manto... ¿Dónde has dormido?

-No he dormido. He esperado al alba para verte sola.
-Entonces estarás cansado. En la habitación grande hay lechos. Los han usado Simón y Tomás. Todavía hay sosiego y frescor allí. Ve y duerme mientras te preparo de comer.

Judas se marcha sin replicar. Y María, sin descansar después de la noche pasada en vela, va a la cocina a preparar el fuego, y al huerto a coger las verduras. Y lágrimas, lágrimas, lágrimas caen silenciosas mientras se agacha hacia el hogar para colocar la leña, o hacia la tierra a coger las verduras, y mientras las limpia con agua en la palangana y las prepara... Y lágrimas caen junto con los granos de trigo mientras da la comida a las palomas, o en la ropa que saca del pilón y tiende al sol...

Las lágrimas de la Madre de Dios... de Aquella que, Sin Culpa, no estuvo exenta del dolor y sufrió más que ninguna otra mujer, por ser la Corredentora...


   


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