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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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382- Un alto en casa de Nique
El camino, a pesar de que corte verdes campos orlados de árboles frondosos en su linde con él, es un horno bajo el sol cenital.
De los campos -los cereales se encaminan rápidamente a su maduración -viene un calor y olor como de horno en que la flor de la harina se transforma en pan. La luz es deslumbradora. Cada espiga, entre las glumas áureas y las aristas puntiagudas, parece una pequeña lámpara de oro, y los visos del sol en la paja de los tallos molestan a los ojos, como también los reflejos del camino, cegador de tanto sol. En vano los ojos buscan alivio en las frondas: si se alzan buscándolo, quedan aún más a merced del sol despiadado y han de bajarse enseguida, huyendo de esa violencia, y restringirse, reducirse a una abertura sutil entre las pestañas polvorientas, entre los bordes de los párpados enrojecidos y doloridos.
El sudor forma líneas brillantes en los carrillos polvorientos. Los pies cansados se arrastran levantando nuevo polvo que atormenta, atormenta, atormenta.
Jesús consuela a sus cansados apóstoles. Aunque Él también suda, se ha puesto sobre la cabeza el manto, para defenderse del sol, y aconseja a los demás que hagan lo mismo. Ellos obedecen sin decir nada. Están demasiado cansados para encontrar la fuerza necesaria para una de sus habituales manifestaciones de descontento. Van como borrachos...
-¡Ánimo!, que allá entre los campos hay una casa... -dice Jesús.
-Si es como las otras... lo único será el desconsuelo de recorrer mucho camino sin sentido por esas tierras abrasadoras rezonga Pedro bajo el manto. Y los otros lo confirman con un « ¡mmm!» desconsolado.
-Voy Yo. Quedaos aquí, debajo de esta poca sombra.
-No. No. Vamos también nosotros. Aquí no falta el agua. A1 menos tendrán un pozo... Y bebemos para apagar el fuego que tenemos dentro.
-Beber tan sudorosos os haría daño.
-Moriremos.., pero en todo caso será mejor que lo que tenemos ahora...
Jesús no rebate. Suspira y se pone a caminar delante del grupo, por un senderillo que hay entre los campos de cereales.
Los campos no llegan hasta la casa, sino sólo hasta los límites de un pomar maravilloso, lleno de sombra, donde la luz y el calor están mitigados, y que forma un cinturón óptimo y reconfortador en torno a la casa. Y los apóstoles, con un «¡ah!» de alivio, se lanzan adentro.
Jesús sigue andando, sin tener en cuenta sus peticiones de quedarse allí un buen rato.
Zurear de palomas, chirrío de garruchas, serenas voces de mujer vienen de la casa y se esparcen en el silencio soleado del campo. Jesús aparece en una placita que circunda a la casa, como una acera ancha y limpia sobre la que una pérgola de uva extiende un bordado de frondas y sombra protectora. Dos pozos, uno en el lado derecho, otro en el lado izquierdo de la casa, ensombrados por la vid.
Arriates junto a las paredes de la casa. Cortinas ligeras, de rayas oscuras, ondean en las puertas abiertas. Voces de mujeres y rumor de movimiento de loza salen de una habitación.
Jesús se dirige a ella, y a su paso una docena de palomas,
que estaban picoteando unos granos de cereales, alzan el vuelo con fuerte aleteo. El ruido atrae la atención de quien está en la habitación, y mientras Jesús aparta la cortina con la mano por la parte derecha, al mismo tiempo una criada la aparta por la izquierda... y se queda asombrada ante el Desconocido.
-¡Paz a esta casa! ¿Podéis darme refrigerio, como peregrino? -dice Jesús desde la puerta de esta habitación, que es una cocina grande donde las domésticas están lavando la loza usada para la comida del mediodía.
-La ama no te cerrará su casa. Voy a avisarle.
-Pero traigo conmigo a otros doce, y si pudiera darme refrigerio sólo a mí preferiría quedarme sin él.
-Vamos a decírselo a la ama sin duda...
-¡Maestro y Señor! ¿Tú aquí? ¿En mi casa? ¿Qué gracia especial es ésta? -interrumpe una voz; y una mujer, Nique, se acerca rápidamente y se arrodilla a besar los pies de Jesús.
Las criadas parecen estatuas. La que estaba lavando los platos se ha quedado con el trapo en la derecha y un plato que gotea en la izquierda enrojecida por el agua hirviendo. Otra, que estaba sacando brillo a los cuchillos, en un rincón, sentada en el suelo sobre los talones, se yergue sobre sus rodillas para ver mejor, y se le caen los cuchillos al suelo con estrépito. Una tercera, que estaba vaciando de ceniza los fogones, levanta la cara cenizosa y se queda así, por encima del nivel del hogar, con la boca abierta.
-¡Aquí estoy. Nos han rechazado en muchas casas. Estamos cansados y sedientos.
-¡Oh! ¡Ven! ¡Ven! No aquí. A las salas de septentrión, que son frescas y umbrosas. Y vosotras preparad agua para los cuerpos y bebidas aromáticas. Y tú, niña, corre a despertar al administrador; que te ayude para las primeras cosas de comer, en espera del banquete...
-¡No, Nique! No soy el invitado mundano. Soy tu Maestro perseguido. Te pido alojamiento y amor más que comida. Pido piedad. Más para mis amigos que para mí mismo...
-Sí, Señor. Pero ¿cuándo habéis comido por última vez?
-Ellos no lo sé. Yo ayer, al rayar el día, con ellos.
-¿Lo ves?... No voy a derrochar. Pero, como una madre o hermana, voy a darles a todos lo necesario, y a ti, como sierva y discípula, honor y ayuda. ¿Dónde están los hermanos?
-En el huerto. Pero quizás ya vienen. Oigo voces.
Nique corre fuera y los ve. Los llama y luego los conduce, junto con Jesús, a un fresco vestíbulo donde ya hay barreños y toallas y pueden refrescarse la cara, brazos y pies, del abundante polvo y del sudor.
-Por favor, quitaos esa ropa tan sudada; dádselo todo inmediatamente a las criadas. Es un gran descanso tener los vestidos limpios y las sandalias frescas. Y luego venid a esa sala. Os espero allí.
Y Nique se marcha, cerrando la puerta...
...¡Ah! ¡Pues se está bien en esta sombra y así, bien refrescados! -suspira Pedro entrando en 1a sala donde Nique los espera, atenta y respetuosa.
-Mi alegría por poderos aliviar es más grande que tu propio alivio, apóstol de mi Señor.
-¡Mmm! Apóstol... Ya... bueno... Mira, Nique, vamos a hacer una cosa simple, ¿eh? Tú sin mostrar que eres rica y culta, yo sin mostrar que soy apóstol; así... como buenos hermanos, que tienen necesidad el uno del otro para el alma y el cuerpo. Me da demasiado... miedo pensar que soy "apóstol".
-¿Miedo a qué? -pregunta sorprendida la mujer, y sonríe.
-De... ser demasiado... demasiado voluminoso respecto a la
arcilla que soy, y de que vaya a romperme por el peso... Miedo a... hacerme un engreído por la soberbia... Miedo de que... con la idea de que soy el apóstol, los otros... quiero decir, los discípulos... y las almas buenas, se mantengan distantes de mí y callen aunque me equivoque...
Y yo esto no lo quiero, porque entre los discípulos, incluso entre los que creen, así, llanamente y sin más, hay muchos que son mejores que yo, unos en una cosa, otros en otra; y yo quiero hacer como... como esa abeja que ha entrado y se ha chupado un poco de esto un poco de lo otro de las cestas de fruta que has mandado traer para nosotros, y ahora, para completar, añade los jugos de esas flores, y luego irá afuera a chupar tréboles y flores de lis, manzanillas y convólvulos. Toma de todos. Y yo necesito hacer como ella...
-¡Tú libas la más hermosa flor: el Maestro!
-Sí, Nique. Pero de É1 aprendo a hacerme hijo de Dios; de los hombres aprenderé a hacerme hombre.
-Lo eres.
-No, mujer. Soy poco menos que un animal. Y no sé verdaderamente cómo es que me soporta el Maestro...
-Te soporto porque sabes lo que eres, y por eso puedes ser trabajado como la pasta. Pero si hicieras resistencia y fueras terco, soberbio sobre todo, te alejaría de mí como a un demonio -dice Jesús.
Entran unas criadas con tazas de leche fría, y ánforas porosas donde los líquidos ciertamente están muy frescos.
-Por favor, tomad este refresco -dice Nique -Después podréis descansar hasta la noche. La casa tiene habitaciones y camas. Y, si no las tuviera, dejaría las mías para que descansarais vosotros. Maestro, me retiro para las labores de la casa. Sabéis todos dónde encontrarme, a mí y a las criadas.
-Ve. Y no estés preocupada por nosotros.
Nique sale. Los apóstoles hacen honor al refresco que les ha sido ofrecido. Y, comiendo con alegre apetito, hablan y comentan.
-¡Buena fruta!
-Y buena discípula.
-Bonita casa. No lujosa, pero no pobre.
-Y gobernada por una mujer que es dulce y fuerte al mismo tiempo. Orden, limpieza, respeto, y al mismo tiempo afectuosidad.
-¡Qué campos tan bonitos tiene alrededor! ¡Una buena riqueza!
-Sí. ¡Un horno!... -dice Pedro, que no ha olvidado todavía lo que ha sufrido. Los otros ríen.
-Pero aquí se está bien. ¿Y sabías que Nique estaba aquí? -pregunta Tomás.
-No más de lo que lo supierais vosotros. Sabía que cerca de Jericó tenía unas tierras que había adquirido hacía poco. Nada más. El amado ángel de los peregrinos nos ha guiado.
-La verdad es que te ha guiado a ti. Nosotros no queríamos venir.
-Yo estaba dispuesto ya a echarme al suelo y dejarme achicharrar por el sol antes que dar un sólo paso más -dice Mateo.
-Ya no se puede andar de día. Este año el sol muy pronto es fuerte. Parece que también él se está volviendo loco.
-Sí. Vamos a caminar durante las primeras horas del día y cuando sea de noche. Pero pronto iremos a los montes. Allí el calor está más mitigado.
-¿A mi casa? -pregunta Judas Iscariote.
-Sí, Judas. Y a Yuttá y a Hebrón.
-Pero no a Ascalón, ¿eh?
-No, Pedro. Iremos a lugares a donde no hayamos ido todavía. De todas formas, tendremos también sol y calor. Un poco de sacrificio por amor a mí y a las almas. Ahora descansad. Voy a orar al huerto.
-¿Pero Tú no estás nunca cansado? ¿No sería mejor que descansaras Tú también? -pregunta Judas de Alfeo.
-Quizás el Maestro quiere estar aquí un tiempo... -observa el Zelote.
-No, partimos al rayar el alba. Para esguazar el río durante las horas frescas.
-¿A dónde vamos a la otra orilla del Jordán?
-Las turbas regresan después de la Pascua a sus casas. En Jerusalén demasiados me buscaron en vano. Predicaré y curaré en el vado. Luego iremos a poner en orden la casita de Salomón. Nos será preciosa...
-¿Pero no volvemos a Galilea?
-También iremos allí. Pero estaremos mucho en estas partes meridionales y un refugio será precioso. Dormid. Yo salgo.
La cena debe haber tenido lugar. Es de noche. Abundantes gotas de rocío que de los aleros caen sonando en las hojas de la vid. Estrellas inverosímiles en el cielo; un número incalculable de estrellas, de estrellas en que se pierde la mirada. Cantos de grillos y aves nocturnas, y silencio de los campos.
Los apóstoles ya se han retirado. Pero Nique está levantada, escuchando al Maestro. Él está sentado rígidamente en un asiento de piedra que apoya contra la casa. La mujer está de pie, delante de Él, con postura de atento respeto.
Jesús debe estar terminando de desarrollar unas palabras. Dice:
-Sí. La observación es cabal. Pero es cierto que a este penitente, o mejor: a este que "está renaciendo", no le habría faltado la ayuda del Señor. Mientras cenábamos y tú preguntabas al mismo tiempo que servías, Yo pensaba que la ayuda eres tú. Has dicho: "No puedo seguirte sino por breves períodos, porque se debe vigilar la casa y a la servidumbre nueva". Y manifestabas tu desazón por ello, diciendo que si hubieras sabido que me ibas a haber encontrado enseguida, no habrías adquirido esto que te vincula.
Como puedes ver, esto ha servido para hospedar a los evangelizadores. Por tanto, es bueno. Pero es que, de todas formas, puedes servir... En espera de servir perfectamente a tu Señor, te pido un servicio, por amor a esa alma que está renaciendo, que está llena de buena voluntad, pero que es muy débil. El exceso de penitencia podría angustiarla, y Satanás servirse de esa angustia.
-¿Qué debo hacer, mi Señor?
-Ir. Cada luna, ir como si fuera un rito. Lo es. Es un rito de amor fraterno. Irás al Carit y, subiendo por el sendero que va entre los robles, llamarás: "¡Elías! ¡Elías!". Él se asomará, extrañado, para ver. Tú lo saludarás así: "La paz a ti, hermano, en nombre de Jesús el Nazareno". Le llevarás tantos panes bizcochados cuantos días tiene una luna. Nada más en el verano. Desde los Tabernáculos en adelante, junto con los panes le llevarás cuatro loges de aceite cada mes. Y para los Tabernáculos le llevarás una túnica caprina, que es pesada y no se moja, y una manta. Ninguna otra cosa.
-¿Y ninguna palabra?
-Las estrictamente útiles. Te preguntará por mí. Dirás lo que sabes. Te confiará sus dudas, esperanzas y desalientos. Tú dirás lo que tu fe y piedad te inspiren. Por otra parte, no durará mucho el sacrificio... Ni siquiera doce lunas... ¿Quieres ser compasiva conmigo y con el penitente?
-Sí, mi Señor... Pero ¿por qué tan triste?
-¿Y tú por qué lloras?
-Porque en tus palabras presiento presagio de muerte...
¿Te voy a perder tan pronto, Señor?
Nique llora en su velo.
-¡No llores! Tendré mucha paz, después... Sin odio. Sin celadas. Sin todo este... horror del pecado contra mí, en torno a mí... Sin compañías atroces... ¡No llores, Nique! Tu Salvador estará en paz. Victorioso...
-Pero antes... pero antes... Con mi marido siempre leíamos a los profetas... Y temblábamos de horror por las palabras de David e Isaías... Pero, ¿te va a pasar eso?, ¿exactamente eso?
-Eso y más todavía...
-¡Oh!... ¿Quién te consolará? ¿Quién hará que en tu muerte tengas... esperanza todavía'?
-El amor de los discípulos, y especialmente de las discípulas fieles.
-También el mío, entonces. Porque yo bajo ningún concepto estaré lejos de mi Redentor. Sólo... ¡oh! ¡Señor!... exige de mi todas las penitencias, todos los sacrificios, pero dame un coraje viril para esa hora. Cuando Tú seas "como una teja reseca", y tengas "la lengua pegada al paladar" por la sed, cuando parezcas "el leproso que se cubre la cara", haz que yo te conozca como Rey de reyes y te asista como sierva devota. ¡No me escondas tu rostro torturado, Dios mío! Como ahora dejas que me deleite en tu fulgor, Estrella de la mañana, haz que pueda mirarte entonces, y que tu rostro se estampe en mi corazón, que -¡ay, el mío también, como el tuyo! -ese día estará blando como la cera, por el dolor...
Nique está ahora de rodillas, casi abatida, y de vez en cuando levanta su cara bañada en lágrimas a mirar a su Señor, candor de carne bajo el candor de la luna contra el color oscuro de la pared.
-Tendrás todo esto. Y Yo, tu piedad. Subirá conmigo a mi patíbulo y de allí subirá conmigo al Cielo. Tu corona para toda la eternidad. Ángeles y hombres dirán de ti la más bella alabanza: "En la hora de la desventura, del pecado, de la duda, ella fue fiel, no pecó y socorrió a su Señor".
Levántate, mujer. Y bendita seas ya desde ahora y para siempre.
Le impone las manos mientras ella hace ademán de ponerse de pie, y luego vuelven a la casa silenciosa, para el descanso de la noche.
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