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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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407- En los campos de Nicodemo.
La parábola de los dos hijos
Jesús llega durante una fresca aurora. Es hermosa esta fértil campiña del buen Nicodemo bajo las primeras luces del sol.
Hermosa a pesar de que muchas parcelas ya hayan sido segadas y muestren el aspecto cansado de los campos tras la muerte de las mieses, que, en parvas de oro, o todavía extendidas en el suelo como cadáveres, esperan a que las lleven a las eras.
Y con ellas mueren los lises estrellados y zafíreos, las violáceas becerras, las menudas corolas de las escabiosas, el lábil cáliz de las campanillas, los rientes nimbos radiados de las camomilas y margaritas, las violentas amapolas y las cien otras flores que, en forma de estrellas o de panojas, de ramos o de nimbos radiados, reían antes donde ahora hay... amarillez de rastrojos.
Pero, para consuelo del dolor de la tierra despojada de sus mieses, están las frondas de los árboles frutales, cada vez más alegres por los frutos que ya crecen y se pincelan con distintas tonalidades, y que, en esta hora, tienen el brillo de un polvo diamantino por las gotitas de rocío todavía no evaporadas por el sol.
Los campesinos están ya trabajando, contentos de acercarse ya al final del fatigoso trabajo de la siega; y cantan mientras siegan, y ríen alegres, desafiándose a quién es más rápido y experto en manejar la hoz o apretar las gavillas... Filas y filas de bien nutridos campesinos, contentos de trabajar para su buen señor. Y, en las lindes de los campos, o detrás de los atadores, niños, viudas, ancianos, que esperan para espigar, y esperan sin ansia porque saben que habrá para todos, como siempre, «por orden de Nicodemo», como explica una viuda a Jesús, que le ha preguntado.
-Vigila dice -para que, a sabiendas, se dejen muchas espigas fuera de las gavillas, para nosotros. Y, no satisfecho todavía de tanta caridad, después de coger el justo fruto en proporción a lo sembrado, distribuye el resto entre nosotros. ¡Y no es que espere a hacerlo en el año sabático!
(El año sabático era el último año de una serie de siete, y en él debía cesar, por ejemplo, un estado de esclavitud o el pago de una deuda. Respecto a la tierra, cesaba el trabajo del hombre, y los productos crecidos espontáneamente estaban reservados para los pobres y para los animales, como se prescribe en Éxodo 23, l0-ll y en Levítico 25, 3 – 7. La institución del año sabático está en relación con la del sábado, es decir, del reposo del séptimo día, recordado con frecuencia en la Obra valtortiana, y prescrito en Éxodo 20, 8-ll; 23, l2; 3l, l2-l7, Levítico 23, 3; 25, l-2)
Esto de favorecer al pobre con sus cereales lo hace siempre, y lo mismo hace con las aceitunas y la vid.
Por eso Dios lo bendice con cosechas milagrosas. Las bendiciones de los pobres son como rocío para las semillas y las flores, y hacen que cada semilla dé varias espigas y que no caiga una flor sin cuajar en fruto. Y este año nos ha dicho que todo es nuestro, porque es un año de gracia.
No sé a qué gracia se refiere. A no ser que sea porque decimos nosotros los pobrecillos y dicen sus felices dependientes que es discípulo en secreto del que dice ser el Cristo, que predica el amor a los pobres para mostrar amor a Dios... Quizás lo conoces, si eres amigo de Nicodemo... Porque los amigos normalmente tienen los mismos afectos... José de Arimatea, por ejemplo, es muy amigo de Nicodemo, y también de él se dice que es amigo del Rabí... ¿Oh, qué he dicho? ¡Que Dios me perdone! ¡He perjudicado a dos hombres buenos de la llanura!...
La mujer está consternada.
Jesús sonríe y pregunta:
-¿Por qué, mujer?
-Porque... Dime: ¿eres verdadero amigo de Nicodemo y de José, o eres uno del Sanedrín, uno de los falsos amigos que harían daño a dos hombres buenos si tuvieran la certeza de que son amigos del Galileo?
-Tranquilízate. Soy verdadero amigo de estos dos hombres buenos. Pero tú sabes muchas cosas, mujer. ¿Cómo las sabes?
-¡Todos las sabemos! Arriba con odio, abajo con amor. Porque, aunque no conozcamos al Cristo, lo amamos; nosotros, el desecho de todos, amados sólo por Él, que enseña a amarnos. Y tememos por Él... ¡Son tan pérfidos los judíos, los fariseos, los escribas y los sacerdotes!... ¡Oh, te estoy escandalizando!... Perdona.
Es lengua de mujer y no sabe callar... Pero es porque todo el dolor nos viene de ellos, de los poderosos que nos aplastan sin piedad y nos obligan a ayunos no prescritos por la Ley, sino impuestos por la necesidad de encontrar denarios para pagar todos los diezmos que ellos, los ricos, han cargado sobre los pobres... Y es porque toda la esperanza está en el reino de este Rabí que, si es tan bueno ahora que lo persiguen, ¿cómo será cuando pueda ser rey!
-Su Reino no es de este mundo, mujer. No tendrá ni palacios ni soldados. No impondrá leyes humanas. No distribuirá denarios, pero enseñará a los mejores a hacerlo. Y los pobres encontrarán no dos o diez o cien amigos entre los ricos, sino que todos los que creen en el Maestro unirán sus bienes para ayudar a los hermanos sin bienes. Porque de ahora en adelante no se llamará "prójimo" al propio semejante, sino "hermano", en nombre del Señor.
-¡Oh!...
La mujer está admirada, soñando ya esta era del amor. Acaricia a sus niños, sonríe, luego levanta la cabeza y dice:
-¿Entonces me aseguras que no he perjudicado a Nicodemo... hablando contigo? Me ha venido espontáneo... ¡Son tan dulces tus ojos!... ¡Es tan sereno tu aspecto!... No sé... Me siento segura como si estuviera al lado de un ángel de Dios... Por eso he hablado...
-No has perjudicado. Puedes estar segura. Es más, has dicho de mi amigo una gran alabanza, por la que Yo lo alabaré y lo apreciaré más todavía... ¿Eres de estos lugares?
-¡No, no, Señor! Soy de entre Lida, y Bet-Dagón. ¡Pero, cuando hay posibilidad de alivio, uno corre, Señor, aunque sea largo el camino! Más largos son los meses de invierno y hambre...
-Y más larga que la vida es la eternidad. Habría que tener para el alma la diligencia que se tiene para la carne, y correr a donde hay palabras de vida...
-Yo lo hago con los discípulos del Rabí Jesús, el bueno, el único bueno de entre los demasiados rabíes que tenemos.
-Haces bien, mujer -dice Jesús sonriendo y haciendo una señal a Andrés y a Santiago de Zebedeo -que están con Él, mientras que los otros han ido hacia la casa de Nicodemo -de que dejen de hacer un verdadero jeribeque para dar a entender a la mujer que el Rabí Jesús es el que le está hablando.
-Claro que hago bien. No quiero tener el pecado de no haberlo amado y no haber creído en Él... Dicen que es el Cristo... Yo no lo conozco. Pero quiero creer. Porque pienso que buena les va a caer a los que no quieren aceptarlo como tal.
-¿Y si sus discípulos estuvieran en un error? -pone a prueba Jesús.
-No puede ser, Señor. Son demasiado buenos, humildes y pobres como para pensar que sigan a uno no santo. Y además... He hablado con gente curada por Él. ¡No cometas el pecado de no creer, Señor! Te condenarías el alma... En fin..., yo creo que, aun en el caso de que todos estuviéramos en error y Él no fuera el Rey prometido, seguro que es santo y amigo de Dios, si dice esas palabras y cura almas y cuerpos... Y estimar a los buenos siempre beneficia.
-Bien has hablado. Persevera en tu fe... Ahí está Nicodemo...
-Sí. Con algunos discípulos del Rabí. Es que están evangelizando por los campos a los segadores. También ayer comimos su pan.
Nicodemo, entretanto, sin haber visto al Maestro, se acerca, vestido con una sucinta túnica, y ordena a los campesinos que no recojan ni siquiera una espiga de las que han segado.
-Tenemos pan para nosotros... Vamos a dar el don de Dios a quien carece de él. Y démoselo sin temor. El hielo tardío podía habernos destruido los cereales, y no se ha perdido ni una sola semilla. Devolvamos a Dios su pan dándoselo a sus hijos infelices. Y os aseguro que la cosecha del año que viene será aún más fructífera, el mi por ciento, porque Él lo ha dicho: “A quien dé le será dada una medida rebosante".
Los campesinos, deferentes y contentos, escuchan al amo con gesto de asentimiento. Y Nicodemo, de una parcela a otra, de una fila a otra, va repitiendo su orden buena.
Jesús, semioculto por una cortina de cañas que hay en una zanja divisoria, aprueba y sonríe. Y aumenta su sonrisa a medida que Nicodemo se va acercando y va siendo inminente el encuentro y la sorpresa.
Ya está saltando la pequeña zanja para pasar a las otras parcelas... ya se queda petrificado frente a Jesús, que tiende a él los brazos. En fin, le vuelve la palabra:
-Maestro santo, ¿cómo Tú, bendito, a mí?
-Para conocerte, si hubiera necesidad, por las palabras de los testigos más verdaderos: las personas a las que
favoreces…
Nicodemo está de rodillas, profundamente prosternado hasta tocar el suelo; también están de rodillas los discípulos, capitaneados por Esteban y José de la Emaús montana. Los campesinos intuyen, Intuyen los pobres, y todos están de rodillas con devotísimo estupor. -Alzaos. Hasta hace poco era el Viandante que inspira confianza... Seguidme viendo todavía así. Y amadme sin miedos. Nicodemo, he mandado a tu casa a los diez que faltan...
-He pasado la noche fuera, para cuidar de que se cumpliera una orden...
-Sí. Una orden por la que Dios te bendice. ¿Qué voz te ha dicho que éste es un año de gracia, y no el año que viene, por ejemplo?
...No lo sé... Y sí que lo sé... No soy profeta, pero tampoco estúpido. A mi inteligencia se ha unido una luz del Cielo. Maestro mío... quería que los pobres gozaran de los dones de Dios mientras Dios está todavía en medio de los pobres... Y no me atrevía a esperar tenerte aquí, a dar sabor delicado y potencia santificadora a estos cereales, y a mis aceitunas, y a las viñas y pomares, que serán para los pobres hijos de Dios, mis hermanos... Pero ahora que estás aquí, alza tu bendita mano y bendice, para que, junto con el alimento para la carne, descienda a los que lo coman la santidad que de ti emana.
-Sí, Nicodemo. Justo deseo que el Cielo aprueba.
Y Jesús abre los brazos para bendecir.
-¡Espera! Que voy a llamar a los campesinos -y con un silbato silba tres veces; un silbido agudo que se expande por el aire quieto y provoca una carrera de segadores, espigadores, curiosos, de todas las partes. Una pequeña muchedumbre...
Jesús abre los brazos y dice:
-Por la fuerza del Señor, por el deseo de su siervo, la gracia de la salud del espíritu y de la carne descienda a cada uno de los granos, a cada uva, aceituna o fruto, y favorezca y santifique a los que lo coman con espíritu bueno, libre de concupiscencias y de odios y deseoso de servir al Señor con la obediencia a su divina y perfecta Voluntad.
-Así sea -responden Nicodemo, Andrés, Santiago, Esteban y los otros discípulos... -Así sea -repite la pequeña muchedumbre, y se levantan, porque se habían arrodillado para ser bendecidos.
-
Suspende las labores, amigo. Quiero hablarles.
-Don sobre don. ¡Gracias por ellos, Maestro!
Van a la sombra de un espeso pomar y esperan a que se unan a ellos los diez que han sido enviados a la casa. Estos llegan jadeantes, y desilusionados de no haber encontrado a Nicodemo.
Luego Jesús habla:
-La paz sea con vosotros. Os voy a proponer, a todos vosotros que estáis alrededor de mí, una parábola. Y que cada uno coja la enseñanza y la parte que más sintonice con él. Oíd. Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y dijo: "Hijo mío, ven a trabajar hoy en la viña de tu padre". ¡Gran signo de honor este del padre!
Consideraba al hijo capaz de trabajar en donde, hasta ese momento, el padre había trabajado. Señal de que veía en su hijo buena voluntad, constancia, aptitud, experiencia y amor hacia su padre Pero el hijo, un poco distraído por cosas del mundo, temiendo aparecer externamente como un siervo -Satanás usa estos espejismos para alejar del Bien -, temiendo burlas y quizás incluso represalias de enemigos de su padre, que contra éste no se atrevían a levantar la mano pero que tendrían menos consideraciones con su hijo, respondió:
"No voy. No tengo ganas". El padre fue entonces al otro hijo y le dijo lo mismo que había dicho al primero; y el segundo hijo respondió enseguida:
"Sí, padre. Voy inmediatamente".
¿Pero qué sucedió? Pues que el primer hijo, siendo de ánimo recto, después de un primer momento de debilidad en la tentación y de rebelión, arrepentido de haber disgustado a su padre, fue a la viña sin decir nada y estuvo trabajando todo el día aprovechando hasta la anochecida; luego volvió satisfecho a su casa, con la paz en el corazón por el deber cumplido. El segundo, por el contrario, mentiroso y débil, salió de casa, sí, pero luego se entretuvo a vagabundear por el pueblo haciendo inútiles visitas a amigos influyentes, de los cuales esperaba obtener alguna ventaja. Y decía en su corazón:
"Mi padre es viejo y no sale de casa. Le diré que le he obedecido y se lo creerá...". Pero, llegado el anochecer también para él y habiendo regresado a casa, su aspecto cansado de ocioso, los indumentos sin arrugas y el saludo inseguro a su padre, que lo observaba y lo comparaba con el primero -que había vuelto cansado, sucio, despeinado, pero jovial y con una mirada humilde y sincera, buena, que, sin querer jactarse del deber cumplido, quería decir al padre:
"Te amo. Te amo de verdad. Tanto que, para complacerte, he vencido la tentación" -hablaron claramente al intelecto del padre, el cual, abrazando al hijo cansado, dijo: "¡Bendito tú, porque has comprendido el amor!". Efectivamente, ¿qué os parece? ¿Cuál de los dos había amado? Sin duda decís: "El que había hecho la voluntad del padre suyo". ¿Y quién la había hecho? ¿El primero o el segundo hijo?
-El primero -responde la gente con unanimidad.
-El primero. Sí. También en Israel, y vosotros os quejáis de ello, no son los que dicen: “¡Señor! ¡Señor!", dándose golpes de pecho sin tener en su corazón el verdadero arrepentimiento de sus pecados -tanto es así, que cada vez se hacen más duros de corazón -, no son los que ostentan devotos ritos para que los llamen santos, y luego, privadamente, se comportan sin caridad ni justicia, no son éstos, que se rebelan en verdad contra la voluntad de Dios que me envía y la impugnan como si fuera voluntad de Satanás -y esto no será perdonado -, no son éstos los que son santos a los ojos de Dios; sino que lo son los que, reconociendo que Dios todo lo que hace lo hace bien, acogen al Enviado de Dios y escuchan su palabra para saber hacer mejor, cada vez mejor, lo que el Padre quiere; son éstos los que son santos y amados para el Altísimo.
En verdad os digo: los ignorantes, los pobres, los
publicanos, las meretrices precederán a muchos que son llamados "maestros", "poderosos", "santos", y entrarán en el Reino de Dios.
Y será justo. Porque vino Juan a Israel para guiarlo por los caminos de la Justicia, y demasiado Israel no lo creyó, el Israel que a sí mismo se llama "docto y santo", mientras que los publicanos y las meretrices lo creyeron. Y he venido Yo, y los doctos y santos no me creen, y, sin embargo, creen en mí los pobres, los ignorantes, los pecadores. Y he hecho milagros, y ni siquiera se ha creído en ellos, y tampoco viene arrepentimiento de no creer en mí; al contrario, se desata el odio contra mí y contra los que me aman.
Pues bien, digo: "Benditos los que saben creer en mí y hacer esta voluntad del Señor en que hay salud eterna". Aumentad vuestra fe y sed constantes. Poseeréis el Cielo, porque habréis sabido amar la Verdad.
Podéis marcharos. Dios esté siempre con vosotros.
Los bendice y se despide de ellos. Luego, al lado de Nicodemo, se dirige hacia la casa del discípulo para estar en ella mientras el sol abrasa...
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