Saturday November 02,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

338- Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador


La vía que conduce a Sefet deja la llanura de Corazín para arremeter contra un grupo montañoso bastante notable y muy poblado de árboles. Un curso de agua desciende de estos montes para dirigirse ciertamente al lago de Tiberíades.

Los peregrinos esperan en este puente a que lleguen los otros, los que habían sido enviados al lago de Merón. No esperan mucho. Puntuales a la cita, vienen ligeros, y se reúnen alegres con el Maestro y los compañeros. Luego refieren cómo se ha desarrollado su viaje, que ha sido bendecido por algunos milagros hechos a turno por «todos los apóstoles» dicen; pero Judas de Keriot corrige:

«Menos por mí, que no he logrado hacer nada», y su bochorno al confesarlo es penoso.

-Ya te hemos dicho que era porque estábamos frente a un gran pecador -le responde Santiago de Zebedeo. Y explica:

«¿Sabes, Maestro? Era Jacob. Estaba muy enfermo. Te invoca por este motivo. Porque tiene miedo a la muerte y al juicio de Dios. Pero ahora es más avaro que nunca, porque prevé un verdadero desastre para su cosecha, que ha sido completamente destruida por el hielo.

Ha perdido toda la simiente de trigo, y no puede sembrar más porque está enfermo, y la sierva, agotada de fatigas y hambre -porque él economiza incluso la harina para el pan, pues tiene miedo a quedarse un día sin comer -, no tiene fuerzas para arar el campo.

Nosotros -quizás hemos pecado, porque trabajamos todo el viernes, y después de la puesta del sol, hasta la última luz, e incluso con antorchas y hogueras encendidas para ver -, nosotros aramos una gran extensión de terreno. Felipe, Juan y Andrés saben, y yo también. ¡Lo que hemos currado!...

Simón, Mateo y Bartolomé venían detrás de nosotros limpiando las glebas del trigo nacido pero luego muerto. Judas fue, en tu nombre, a pedir un poco de simiente a Judas y Ana, y les prometió nuestra visita de hoy. Se la dieron, y además selecta. Entonces dijimos: "Mañana sembramos". Por este motivo hemos tardado un poco. Porque empezamos al principio de la puesta del sol.

Que el Eterno nos perdone por el motivo por el que hemos pecado.

Judas, mientras tanto, estaba al pie de la cama de Jacob para convertirlo. Él sabe hablar mejor que nosotros. Al menos eso es lo que dijeron también Bartolomé y el Zelote.

Pero Jacob se mostraba sordo a toda razón. Quería la curación porque la enfermedad le cuesta, e injuriaba a la mujer llamándola holgazana. Para calmarlo, visto que decía "Me convertiré si me curo", Judas le impuso las manos.

Pero Jacob siguió enfermo como antes. Judas, desconsolado, nos lo dijo. Lo intentamos nosotros antes de irnos a dormir. Pero no obtuvimos el milagro. Ahora Judas sostiene que es porque él, habiéndote disgustado, ha caído en desgracia tuya; y está deprimido. Pero nosotros decimos que es porque teníamos frente a nosotros a un pecador obstinado, que pretende obtener todo lo que quiere, poniendo condiciones y dando órdenes hasta a Dios.

¿Quién tiene razón?

-Vosotros siete. Es como habéis dicho. ¿Y Judas y Ana? ¿Sus campos?

-Muy dañados. Pero tienen recursos y ya está todo solucionado. ¡Pero ellos son buenos! Ten. Te mandan este donativo y estos alimentos. Esperan verte en alguna ocasión. Lo que entristece es el estado espiritual de Jacob. Habría deseado curarle el alma más que el cuerpo... -dice Andrés.

-¿Y en los otros lugares?

-¡Oh! En el camino de Debaret, cerca del pueblo, curamos -fue Mateo -a uno que tenía fiebres y que volvía de un médico que lo había desahuciado. Nos hospedamos en su casa y la fiebre no volvió desde la puesta del sol hasta la aurora, y él afirmaba que se sentía bien y fuerte. Luego, en Tiberíades, fue Andrés el que curó a un barquero que se había roto un hombro cayendo en el puente. Le impuso las manos y el hombro quedó curado.

¡Imagínate el hombre! Nos quiso llevar sin pagar a Magdala y a Cafarnaúm, luego a Betsaida, y allí se ha quedado, porque allí están los discípulos Timoneo de Aera, Felipe de Arbela, Hermasteo y Marcos de Josías, uno de los liberados del demonio cerca de Gamala. Quiere ser discípulo también José el barquero... Los niños, en casa de Juana, están bien. Ya no parecen los mismos. Estaban en el jardín jugando con Juana y Cusa...

-En Magdala fue Bartolomé el que convirtió a un corazón vicioso y curó un cuerpo vicioso. ¡Qué bien habló! Explicó que el desorden del espíritu genera desorden en el cuerpo, y que toda concesión a la deshonestidad degenera en pérdida de la tranquilidad, de la salud y al final del alma. Cuando lo vio arrepentido y convencido, le impuso las manos y el hombre quedó curado. Querían retenernos en Magdala. Pero nosotros obedecimos: pasada la noche, proseguimos para Cafarnaúm. Allí había cinco que pedían les concedieras una gracia. Y ya estaban para marcharse desconsolados. Los curamos.

No vimos a ninguno porque embarcamos de nuevo enseguida para Betsaida, para evitar preguntas de Elí, Urías y sus compañeros. ¡En Betsaida!... ¡Cuenta tú, Andrés, a tu hermano!... -termina Santiago de Zebedeo, que era el que hablaba.  

-¡Oh! ¡Maestro! ¡Simón! ¡Si vierais a Margziam! ¡No se le reconoce!...

-¡Maldición! ¿Qué?, ¿es mujer ahora? -exclama y pregunta Pedro.

-¿Pero qué dices, hombre? Un jovencito muy majo, alto, delgado, porque ha crecido mucho... ¡Una cosa maravillosa! Nos costó reconocerlo. Está tan alto como tu mujer y yo...
-¡Hombre, ni yo ni tú ni Porfiria somos palmas! Al máximo se nos podrá comparar con una zarza... -dice Pedro (pero exulta de alegría al oír que su hijo adoptivo se ha desarrollado).

-Sí, hermano. Pero en las Encenias, no más, era todavía un niñito escasamente desarrollado, que apenas si nos llegaba a los hombros. Ahora es verdaderamente un hombre joven, por la estatura, la voz y la gravedad. Ha hecho como esas plantas que no crecen durante años y luego, al improviso, se desarrollan de forma asombrosa. Tu mujer ha estado muy ocupada en alargar túnicas o hacerlas nuevas. Y las hace con dobladillos muy anchos y amplios pliegues en la cintura, porque prevé, con razón, que Margziam seguirá creciendo. Y en sabiduría crece todavía más. Maestro, la humildad de Natanael no te había dicho que durante casi dos meses Bartolomé ha sido maestro del más pequeño y heroico de los discípulos, que se levanta antes del amanecer para llevar a pastar a las ovejas, cortar la leña, sacar agua, encender el fuego, barrer, hacer las compras por amor a su mamá de adopción, y luego, por la tarde y hasta bien de noche, estudia y escribe como un pequeño doctor. ¡Fíjate! Ha reunido a todos los niños de Betsaida y los sábados les imparte pequeñas lecciones evangélicas.

Así, los pequeños, excluidos de la sinagoga porque no molesten en las funciones, tienen su jornada de oración como los mayores. Y me han dicho las madres que es bonito oírle hablar, y que los niños lo quieren y le obedecen con respeto y se hacen mejores. ¡Qué discípulo va a ser!
-¡Pues fíjate!, ¡fíjate! Yo... estoy emocionado... ¡Mi Margziam! Pero ya también en Nazaret, ¿eh?: ¡qué heroísmo por... aquella niña! ¿Raquel, verdad?

Pedro se para a tiempo, y se pone como la púrpura por el miedo a haber dicho demasiado.

Por suerte, Jesús viene en su auxilio, y Judas está meditabundo o distraído., o  finge estarlo. Jesús dice:

-Raquel. Tienes buena memoria. Está curada. Y sus campos producirán mucho trigo. Hemos pasado por allí Yo y Santiago. Mucho puede el sacrificio de un niño justo.

-En Betsaida fue Santiago el que realizó un milagro en aquel pobre lisiado; y Mateo, por el camino, yendo a la casa de Jacob, curó a un niño. Y precisamente hoy, en la plaza de aquel pueblecito que está al pie del puente, Felipe y Juan han hecho curaciones: el primero a un enfermo de los ojos; el segundo, a un niño endemoniado.
-Lo habéis hecho todos bien. Muy bien. Ahora vamos a ir hasta aquel pueblo de las laderas. Nos detendremos en alguna casa para dormir.

-¿Y tú, Maestro mío, qué has hecho? ¿Cómo está María? ¿Y la otra María? -pregunta Juan.
-Están bien y os saludan a todos. Están preparando túnicas y cuanto se necesita para el peregrinaje de primavera. Están ya deseando que llegue, para estar con nosotros.
-Susana y Juana y nuestra madre tienen la misma ansia -dice también Juan.

Bartolomé dice:
-También mi mujer, con las hijas, quiere ir este año, después de tantos, a Jerusalén. Dice que nunca volverá a ser tan bonito como este año... No sé por qué lo dice.

Pero ella sostiene que lo siente en el corazón.
-Entonces seguro que vendrá también la mía. No me lo ha dicho... Pero lo que hace Ana lo hace siempre María -dice Felipe.

-¿Y las hermanas de Lázaro? Vosotros que las habéis visto... -pregunta Simón Zelote.

-Obedecen con sufrimiento a la orden del Maestro y a la necesidad... Lázaro está muy enfermo, ¿verdad, Judas? Casi siempre está en la cama. Pero esperan con mucha ansia al Maestro -dice Tomás.

-Pronto será Pascua e iremos a casa de Lázaro.
-¿Pero Tú qué has hecho en Nazaret y Corazín?
-En Nazaret he saludado a los parientes y amigos y a los parientes de los dos discípulos. En Corazín he hablado en la sinagoga y he curado a una mujer. Nos hemos detenido donde la viuda. Se le ha muerto la madre. Un dolor y un alivio al mismo tiempo, por los pocos recursos y por el tiempo que la asistencia a la enferma quitaba del trabajo de la viuda, que se ha puesto a hilar por cuenta de terceros. Pero ya no está desesperada. Tiene asegurado lo necesario y se siente satisfecha con eso. José va todas las mañanas donde un carpintero del Pozo de Jacob para aprender el oficio.

-¿Son mejores los de Corazín? -pregunta Mateo.
-No, Mateo. Son cada vez peores -confiesa con franqueza Jesús -Y nos han tratado mal. Los notables, es natural, no el pueblo llano.

-Es un lugar muy poco recomendable. No vuelvas -dice Felipe

-Sería causa de dolor para el discípulo Elías, y para la viuda y la mujer curada hoy y las otras personas buenas.

-Sí. Pero son tan pocos, que... yo no me ocuparía más de ese lugar. Tú lo has dicho: "Es imposible de labrar" -dice Tomás.

-Una cosa es la resina y otra los corazones. Algo permanecerá, como semilla hundida bajo muchas glebas muy compactas. Tardará mucho en nacer, pero, al final, nacerá.

Lo mismo Corazín. Un día nacerá lo que he sembrado. No hay que desmoralizarse ante las primeras derrotas.
-Oíd esta parábola. Podría ser titulada: "La parábola del buen labrador".

Un rico tenía una grande y hermosa viña. En ella había también higueras de distintas variedades. A la viña se dedicaba un sirviente, experto viñador y podador de árboles frutales, que cumplía con su deber con amor a su señor y a las plantas. Todos los años, el rico, en el mejor período del año, iba reiteradas veces a su viña para ver madurar las uvas y los higos y probar estos frutos cogiéndolos de las plantas con sus manos. Un día, pues, se acercó a una higuera de muchísima calidad, el único árbol de esa calidad que había en la viña. Pero también aquel día, como en los dos años anteriores, la encontró todo follaje y nada fruta.  

Llamó al viñador y dijo: "Hace tres años que vengo a buscar fruta a esta higuera y no encuentro sino hojas. Se ve que el árbol ha terminado de dar frutos. Córtalo, pues. Es inútil que esté aquí ocupando sitio y ocupando tu tiempo, para después no acabar en nada. Córtala, échala al fuego, limpia de raíces el terreno, y en el lugar suyo planta un arbolito nuevo. Dentro de algunos años dará fruto". El viñador, que era paciente y amoroso, respondió:

"Tienes razón. Pero déjame todavía un año. No corto el árbol. Es más, con mayor dedicación aún, le cavaré el suelo de alrededor, lo abonaré, lo podaré. ¿Quién sabe, a lo mejor da todavía fruto? Si después de esta última prueba no da fruto, obedeceré tu deseo y lo cortaré".

Corazín es la higuera que no da frutos. Yo soy el buen Labrador. El rico impaciente sois vosotros. Dejad actuar al buen Labrador.

-De acuerdo. Pero tu parábola no concluye. ¿La higuera, al año siguiente, dio fruto? -pregunta el Zelote.
-No dio fruto y fue cortada. Pero el labrador quedó justificado de haber cortado un árbol que todavía era joven y pujante, porque había hecho todo su deber. Yo también quiero ser justificado por aquellos a quienes tenga que meter la segur y separarlos de mi viña, donde son árboles estériles o plantas venenosas, cobijos de serpientes, acaparadores de jugos nutritivos, parásitos o elementos tóxicos, que deterioran y dañan a los compañeros discípulos; o bien, que entran sin haber sido llamados, reptando con sus malignas raíces para proliferar en mi viña, rebeldes a todo injerto, venidos sólo para espiar, menoscabar y hacer estéril mi campo. A éstos los cortaré cuando todo haya sido intentado para convertirlos. Por ahora, antes de la segur, alzo las tijeras y el cuchillo del podador, desramo e injerto... Será un trabajo duro, para mí, que lo hago, y para los que lo sufran. Pero hay que hacerlo. Para que se pueda decir en el Cielo: "Ha cumplido todo. Pero ellos, cuanto más los ha podado, cuanto más ha injertado o removido la tierra de alrededor o abonado, con sudor y lágrimas, fatiga y sangre, ellos se han hecho cada vez más estériles y malos"... Hemos llegado al pueblo. Id todos adelante y pedid alojamiento. Tú, Judas de Keriot, quédate conmigo.

Se quedan solos y, en la penumbra de la noche, caminan uno al lado del otro en el máximo silencio.
Por fin Jesús dice, como hablando consigo mismo:

-Y, no obstante, aunque se haya caído en desgracia de Dios por haber infringido su Ley, siempre podemos volver a ser lo que éramos, renunciando al pecado...

Judas no responde nada.

Jesús sigue:
-Y si hemos comprendido que no podemos seguir recibiendo de Dios el poder, porque Dios no está donde está Satanás, con facilidad se puede solucionar, prefiriendo lo que Dios concede a lo que quiere nuestra soberbia.

Judas calla.

Jesús -y ya están a la altura de la primera casa del pueblo -todavía como hablando consigo mismo, dice:

-Y pensar que he sufrido áspera penitencia para que se enmiende y torne al Padre suyo...

Judas se estremece, levanta la cabeza, lo mira... pero no dice nada.

También Jesús lo mira... y luego pregunta:

-Judas, ¿a quién estoy hablando?

-A mí, Maestro. Por ti ya no tengo poder. Porque me lo has quitado para aumentárselo a Juan, a Simón, a Santiago, a todos, excepto a mí. ¡No me amas, eso es lo que pasa! Y acabaré por no amarte y por maldecir la hora en que te amé, y me hundí ante los ojos del mundo por un rey imbele que se deja supeditar incluso por la plebe. ¡No esperaba esto de ti!

-Ni Yo tampoco de ti. Pero nunca te he engañado, ni te he obligado. ¿Por qué, pues, permaneces a mi lado?

-Porque te amo. No puedo ya separarme de ti. Me atraes y me produces repulsión. Te deseo como el aire que respiro y... me das miedo. ¡Ah, soy un maldito! ¡Estoy condenado!

¿Por qué no arrojas de mí el demonio, Tú que puedes?
La cara de Judas está lívida y descompuesta, enajenada, llena de miedo y odio... Recuerda ya, aunque pálidamente, la máscara satánica del Judas del Viernes Santo.

Y el rostro de Jesús recuerda el del Nazareno flagelado, que, sentado en el patio del Pretorio encima de la artesa puesta boca abajo, mira a los que se burlan de Él con toda su piedad amorosa. Dice, y parece que hay ya un sollozo en su voz:

-Porque no hay arrepentimiento en ti, sino solamente ira contra Dios, casi como si El fuera el culpable de tu pecado.

Judas dice entre dientes una fea imprecación...

-¡Maestro, hemos encontrado lo que buscábamos. Cinco en un sitio, tres en otro, dos en otro, y uno y uno en otros dos. No hemos podido mejor -dicen los discípulos.

-Está bien. Yo voy con Judas de Keriot -dice Jesús.
-No. Prefiero estar solo. Estoy inquieto. No te dejaría descansar...

-Como quieras... Entonces iré con Bartolomé. Vosotros haced lo que queráis. Entretanto vamos a donde haya más sitio, para poder cenar juntos.


   


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