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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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313- Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia.
Durante el tercer año, Jesús será el Justo
Juan, Santiago, Mateo y Andrés han llegado ya a Nazaret, y. mientras esperan a Pedro, pasean por el huerto de Nazaret, jugando con Margziam o hablando entre ellos. No veo a ningún otro, como si Jesús faltara en este momento de casa y María estuviera ocupada en algunas labores (por el humo del horno, yo diría que está allí dentro, haciendo el pan).
A los cuatro apóstoles se les ve contentos de estar en casa del Maestro, y lo exteriorizan. Hasta tres veces les dice Margziam:
-¡Pero no os riáis de esa forma!
Y, la tercera vez, Mateo nota la recomendación y pregunta:
-¿Por qué, chico? ¿No es justo sentirse contentos de estar aquí? Tú has disfrutado de este sitio, ¿no? Pues ahora nosotros -y le da afablemente un cachetito. Margziam lo mira muy serio. Pero sabe callar.
Regresa Jesús con sus primos Judas y Santiago, los cuales saludan efusivamente a los compañeros, de los que han estado separados muchos días. María de Alfeo asoma la cabeza desde el interior del horno, toda colorada y llena de harina, y sonríe a sus hijotes.
El último en regresar es el Zelote, que dice:
-He hecho todo, Maestro. Dentro de poco, Simón estará aquí.
-¿Qué Simón? ¿Mi hermano o Simón de Jonás?
-Tu hermano, Santiago. Viene a saludarte con toda la familia.
Efectivamente, pasados pocos minutos, unos golpes en la puerta y una densa parlería anuncian la llegada de la familia de Simón de Alfeo, que es el primero en entrar, llevando de la mano a un niñito de unos ocho años; tras él, Salomé, rodeada por su nidada. María de Alfeo se apresura a salir del cuarto del horno y besa a sus nietos, contenta de verlos ahí.
-¿Te marchas, entonces, otra vez? -pregunta Simón, mientras sus hijos estrechan amistad con Margziam, el cual, me parece, conoce bien sólo a Alfeo, el curado.
-Sí, es hora.
-Tendrás todavía días lluviosos.
-No importa. Los días nos van acercando a la primavera.
-¿Vas a Cafarnaúm?
-Sí, iré también allí. Pero no enseguida. Ahora atravesaré la Galilea e iré allende sus confines.
-Cuando estés en Cafarnaúm y yo lo sepa, iré a verte. Te llevaré a tu Madre y a la mía.
-Te quedaré agradecido. Entretanto no la desatiendas. Se queda completamente sola. Tráele a los niños. Aquí puedes estar seguro de que no se vician...
Simón se pone como la brasa por la alusión de Jesús a sus pensamientos pasados y por la ojeada que le ha lanzado su mujer como diciendo: «¿Has oído? Te está bien empleado». Y Simón cambia de tema diciendo:
-¿Dónde está tu Madre?
-Está haciendo el pan. Ahora vendrá...
Pero los hijos de Simón no esperan y van al horno detrás de su abuela. Y una niñita, poco mayor que el curado Alfeo, sale casi inmediatamente, diciendo:
-María está llorando. ¿Por qué? ¡Eh, Jesús!, ¿por qué llora tu Madre?
-¿Está llorando? ¡Oh, querida mía! Voy con ella -dice Salomé solícita.
Y Jesús explica:
-Llora porque me marcho... Pero vendrás a hacerle compañía, ¿no? Te enseñará a bordar y tú alegrarás sus días. ¿Me lo prometes?
-Vendré también yo, ahora que mi padre me deja -dice Alfeo mientras se come un bollito caliente que le acaban de dar.
Pero, aunque el bollo esté tan caliente que casi no puede ser sujetado con los ledos, creo que está helado respecto al calor de vergüenza que asalta a Simón de Alfeo por las palabras de su hijito. A pesar de ser una mañana de invierno más bien fresca (debido a un ligero cierzo que barre las nubes del cielo pero raspa la piel), Simón se cubre de abundante sudor, como si fuera pleno verano...
Jesús hace como que no se da cuenta y los apóstoles aparentan m gran interés por lo que están contando los hijos de Simón; así se concluye el incidente, y Simón puede reponerse y preguntar a Jesús que por qué no están todos los apóstoles.
-Simón de Jonás está para llegar. Los demás me alcanzarán en el momento oportuno. Ya está determinado.
-¿Todos?
-Todos.
-¿También Judas de Keriot?
-También él...
-Jesús, ven un momento conmigo -le solicita su primo Simón. Y, separados ya hacia el fondo del huerto, Simón pregunta:
-¿Pero sabien quién es Judas de Simón?
-Es un hombre de Israel. Nada más. Nada menos.
-¡No querrás decirme que es...!
Ya está para acalorarse y levantar la voz.
Pero Jesús lo calma interrumpiéndole y poniéndole una mano en un hombro mientras le dice:
-Es como lo hacen las ideas imperantes y los que entran en contacto con él. Porque, por ejemplo, si aquí (y recalca mucho las palabras) hubiera encontrado solamente corazones justos y mentes inteligentes, no habría sentido interés en pecar. Pero no los ha encontrado. Por el contrario, ha encontrado un elemento totalmente humano, y en él ha asentado sin ninguna dificultad su yo muy humano, que me sueña, me ve, trabaja por mí, como rey de Israel, en el sentido humano del término; de la misma forma que me sueñas y me quisieras ver tú, y estarías dispuesto a trabajar tú, y contigo José, tu hermano, y, con vosotros dos, Leví, arquisinagogo de Nazaret, y Matatías y Simeón y Matías y Benjamín, y Jacob, y, menos tres o cuatro, todos vosotros de Nazaret.
Y no sólo los de Nazaret... Encuentra dificultades para formarse porque todos vosotros contribuís a deformarlo.
Cada vez más. Es el más débil de mis apóstoles. Pero, por ahora, no es sino un débil. Tiene impulsos buenos, deseos rectos, amor por mí (desviado en cuanto a la forma, pero amor en todo caso). Vosotros no le ayudáis a separar estas partes buenas de las partes no buenas que forman suyo; antes al contrario, agraváis éstas cada vez más añadiendo vuestras incredulidades y limitaciones humanas. Pero vamos a casa. Los demás han entrado ya...
Simón lo sigue un poco apesadumbrado. Están ya casi en la puerta, cuando para a Jesús y dice:
-Hermano mío, ¿estás airado conmigo?
-No. Es que intento formarte también a ti, como formo a todos los demás discípulos. ¿No has dicho que quieres ser discípulo?
-Sí, Jesús. Pero las otras veces no hablabas así, ni siquiera cuando corregías. Eras más dulce...
-¿Y para qué ha servido? Antes lo era. Hace dos años que lo soy... Unos, a costa de mi paciencia y bondad, os habéis emperezado, otros habéis afilado colmillos y garras. El amor os ha servido para dañarme. ¿No es así?...
-Es así. Es verdad. Pero, ¿vas a seguir siendo bueno?
-Seré justo. Y aun así seré como no merecéis, vosotros de Israel que no queréis reconocer en mí al Mesías prometido.
Entran en la pequeña habitación, tan abarrotada de personas, que muchos han terminado en la cocina o en el taller de José. Y éstos son los apóstoles, menos los dos hijos de Alfeo, que se han quedado con su madre y su cuñada. A ellas ahora se añade María, que entra llevando de la mano al pequeño Alfeo. El rostro de María presenta claros signos de haber llorado.
Pero, mientras María está para responder a Simón, que le asegura que irá a su casa todos los días, por la callejuela serena avanza un carrito, con tanto sonido de cascabeles, que llama la atención de los hijos de Zebedeo por la bulla que hace, y... mientras afuera llaman, -contemporáneamente, dentro abren. Aparece el rostro alegre de Simón Pedro, que ha llamado con el mango de la tralla y está todavía sentado en el carro... A su lado, tímida pero sonriente, Porfiria, sentada encima de cajas de tamaño decreciente como si fuera un trono.
Margziam sale corriendo y trepa al carro para saludar a su madre adoptiva. Salen también los demás, entre los cuales Jesús.
-Maestro, aquí estoy. He traído a mi mujer; con este vehículo, porque es una mujer que resiste poco caminando. María, el Señor esté contigo. También contigo, María de Alfeo. Mira a todos, mientras baja de su vehículo y ayuda a bajar a su mujer, y saluda conjuntamente al grupo.
Quisieran ayudarle a descargar el carrito, pero él se opone enérgicamente. «Después, después» dice. Y, ni corto ni perezoso, se acerca a la ancha puerta del taller de José y la abre de par en par, tratando de hacer entrar el carrito como está. No pasa, naturalmente. Pero la maniobra sirve para atraer la atención de los que han venido de visita y hacer comprender que sobra gente...
Efectivamente, Simón de Alfeo se despide con toda su familia...
-Oh, ahora que estamos solos, vamos a preocuparnos de nosotros...-dice Simón de Jonás haciendo retroceder al burrito, que, cubierto como está de cascabeles, hace bulla por diez; tanto que Santiago de Zebedeo no puede contenerse de preguntar, riendo: «¿Y dónde lo has encontrado tan enjaezado?».
Pero Pedro está concentrado en coger las cajas que había en el carro y pasárselas a Juan y Andrés, que se quedan asombrados, pues creían que iban a sentir peso y, sin embargo, las cajas son ligeras; y lo comentan... -¡Venga, id para el huerto y no os quedéis ahí como chorlitos! -ordena Pedro, mientras, a su vez, baja con una cajita que sí que pesa, para colocarla en un rincón de la habitación.
-Y ahora el burro y el carro. ¿El burro y el carro? ¿El burro y el carro!... ¡Esto es lo difícil!... Y tiene que entrar todo en casa...
-Por el huerto, Simón -dice en voz baja María -Hay una valla en el seto del fondo. No lo parece, porque está cubierta de ramajes... Pero está. Sigue el sendero que va bordeando la casa, entre esta casa y el huerto vecino. Yo voy a mostrarte dónde está la valla... ¿Quién viene a apartar las matas que la cubren?
-Yo. Yo.
Todos se dirigen presurosos hacia el fondo del huerto. Entretanto, Pedro se marcha con su rumoroso cargamento y María de Alfeo cierra la puerta... Trabajando con un hocino, queda libre el rústico vallado y abren un paso por el que entran burro y carro.
-¡Bueno, bien! Y ahora quitamos todo esto. Me han roto los oídos -y Pedro se apresura a cortar los lazos que mantienen sujetos los cascabeles a los jaeces.
-¿Y por qué los has tenido, entonces? -pregunta Andrés.
-Para que toda Nazaret me oyera llegar. Y lo he conseguido... Ahora los quito para que nadie de Nazaret nos oiga partir. Lo mismo, he metido vacías las cajas...
Nos marcharemos con las cajas llenas, y nadie, si es que alguien nos ve, se sorprenderá de ver a una mujer sentada a mi lado en las cajas. El que ahora está lejos se las da de tener tino y sentido práctico. Bueno, pues, cuando quiero, también lo tengo yo...
-Perdona, hermano. ¿Para qué es necesario todo esto? -pregunta Andrés, que ha dado de beber al burro y lo ha llevado al lado de la tosca leñera que hay junto al horno.
-¿Para qué? ¡No sabes nada!... ¡Maestro, no saben todavía nada!
-No, Simón. Estaba esperándote a ti para hablar. Venid todos al taller. Las mujeres están bien donde están. Lo que has hecho ha estado bien hecho, Simón de Jonás.
Van al taller. Porfiria con el niño y las dos Marías se han quedado en casa.
-He querido que vinierais porque tenéis que ayudarme a mandar fuera de aquí, muy lejos, a Juan y a Síntica. Lo tengo decidido desde los Tabernáculos. Como habéis podido constatar, no era posible tenerlos con nosotros, ni siquiera aquí, sin poner en peligro su paz. Como siempre, Lázaro de Betania me ayuda en esta obra. Ellos ya lo saben. Simón Pedro lo sabe desde hace pocos días. Vosotros lo sabéis ahora. Esta noche dejaremos Nazaret. Aunque en lugar de la primera luna tuviéramos agua y viento. Ya deberíamos haber partido, pero supongo que es que Simón de Jonás habrá tenido dificultades para encontrar el medio de transporte...
-¡No lo sabes bien! Ya perdía la esperanza de encontrarlo. Pero, al final, lo he podido conseguir de un ruin griego... Será útil...
-Sí. Será útil, especialmente para Juan de Endor.
-¿Dónde está, que no se le ve? -pregunta Pedro.
-En su habitación, con Síntica.
-Y... ¿cómo ha recibido la cosa? -pregunta otra vez Pedro.
-Con mucho dolor. También la mujer...
-Y también Tú, Maestro. En tu frente hay una arruga que no tenías. Y tienes mirada grave y triste -observa Juan.
-Es verdad. Estoy muy apenado... Pero, hablemos de lo que tenemos que hacer. Escuchadme bien, porque luego nos tendremos que separar. Partimos esta noche, a mitad de la primera vigilia.
Nos marcharemos como quien huye... porque son culpables. Sin embargo, nosotros no vamos con intención de hacer ningún mal, ni huimos por haberlo hecho; nos vamos para impedir que algún otro lo haga a quien no tendría la fuerza para soportarlo. Partiremos pues... Iremos por el camino de Sefori...
Haremos un alto a mitad de camino, en una casa, para partir al alba. Es una casa que tiene muchos pórticos para los animales. En ella hay pastores amigos de Isaac. Los conozco. Me darán hospedaje sin pedir nada. Luego tenemos que llegar a Yiftael, necesariamente ese mismo día aunque sea de noche; allí pernoctaremos. ¿Crees que podrá el animal?
-¡Y mucho más! Ese griego deshonesto me lo ha hecho pagar, pero me ha dado un animal bueno y fuerte.
-Está bien. A1 día siguiente por la mañana iremos a Tolemaida y nos separaremos. Vosotros, guiados por Pedro, que es vuestro jefe, y al cual debéis obedecer ciegamente, iréis por mar hasta Tiro. Allí encontraréis una nave preparada para zarpar en dirección a Antioquía.
Subiréis y daréis esta carta al patrón de la nave para que la vea. Es de Lázaro de Teófilo. Vosotros pasáis por dependientes suyos enviados a sus tierras de Antioquía, o mejor, a sus jardines de Antigonio. Esto sois para todos. Sabed mostraos atentos, serios, prudentes y silenciosos. Cuando lleguéis a Antioquía, id enseguida a ver a Felipe, el administrador de Lázaro, y le dais esta carta...
-Maestro, él me conoce -dice el Zelote.
-Muy bien.
-¿Cómo va a creer que soy un subordinado?
-Para Felipe no hace falta. Sabe que debe recibir y hospedar a dos amigos de Lázaro y ayudarlos en todo. Así está escrito. Vosotros los habéis acompañado. Nada más. Él os llama: "sus queridos amigos de Palestina". Y es lo que sois, congregados por la fe y por la acción que lleváis a cabo. Descansaréis hasta que la nave, acabadas sus operaciones de descarga y carga, vuelva para Tiro. De Tiro, con la barca, vendréis a Tolemaida y desde allí vendréis a reuniros conmigo a Akzib...
-¡Por qué no vienes con nosotros? -suspira Juan.
-Porque me quedo a orar por vosotros, y especialmente por estos dos pobres. Me quedo para orar. Así empieza mi tercer año de vida pública. Empieza con una partida bien triste; como el primero y el segundo. Empieza con una intensa oración y penitencia, como el primero... Porque éste tiene las dificultades dolorosas del primero, y más aún. Entonces me preparaba para convertir al mundo. Ahora me preparo para una obra sin duda más vasta y potente.
Pero, escuchadme atentamente: habéis de saber que, si en el primero fui el Hombre-Maestro, el Sabio que llama a la Sabiduría con humanidad perfecta e intelectual perfección, y en el segundo fui el Salvador y Amigo, el Misericordioso que pasa acogiendo, perdonando, compadeciéndose, soportando, en el tercero seré el Dios Redentor y Rey, el Justo. No os asombréis, pues, si veis en mí formas nuevas, si en el Cordero veis el súbito fulgor del Fuerte. ¿Qué ha respondido Israel a mi invitación de amor? ¿Qué ha respondido ante mis brazos abiertos a él y mis palabras:
"Ven, Yo amo y perdono"? Ha respondido con embotamiento y dureza de corazón voluntarios y cada vez mayores, con el embuste, con la insidia. Pues bien, así sea. Lo había llamado -sin excluir clase alguna al hacerlo plegando mi frente hasta el polvo: Israel ha escupido encima de la Santidad que se humillaba. Le había invitado a santificarse: me ha respondido entregándose al demonio. He cumplido mi deber en todo: ha llamado "pecado" a mi deber. He callado: ha llamado "prueba de culpabilidad" mi silencio. He hablado: ha llamado "blasfemia" mi palabra.
¡Basta ya! No me ha dado respiro, no me ha concedido una sola alegría. Y la alegría para mí era nutrir y formar en la vida del espíritu a los recién nacidos a la Gracia. Les tienden insidias y debo arrancármelos de mi pecho, produciendo en ellos y en mí el espasmo de padres e hijos arrancados el uno al otro, para ponerlos a salvo del maligno Israel. Los poderosos de Israel, que se llaman a sí mismos "santificadores" haciendo alarde de serlo, me impiden, quisieran impedirme, salvar y gozar de mis salvados. Hace ya muchos meses que tengo a un Leví publicano como amigo y a mi servicio: el mundo puede constatar si Mateo es motivo de escándalo o de emulación.
Pero la acusación no cesa. Como no cesará tampoco para María de Lázaro ni para los otros muchos a quienes salvaré. ¡Basta ya! Yo recorro mi camino, cada vez más áspero y regado de llanto... Yo camino... Ninguna de mis lágrimas caerá inútilmente. Elevan su grito a mi Padre...
Después elevará su grito otro humor mucho más poderoso. Yo camino. El que me ame que me siga y se haga viril, porque llega la hora severa. No me detengo. Nada me detiene.
Tampoco ellos se detendrán... Pero, ¡ay de ellos! ¡Ay de ellos! ¡Ay de aquellos para quienes el Amor se hace Justicia!... El signo del nuevo tiempo será una Justicia severa para todos los que se obstinan en su pecado contra las palabras del Señor y la acción del Verbo del Señor...
Jesús parece un arcángel castigador. Yo diría que tanto resplandecen sus ojos, que lanza fuego contra la pared humosa... Hasta su voz, que tiene tonos agudos de bronce y plata golpeados con violencia, parece resplandecer.
Los ocho apóstoles se han puesto pálidos y están casi encogidos de temor. Jesús los mira... con piedad y amor. Dice:
-No os lo digo a vosotros, amigos míos. No son para vosotros estas amenazas. Vosotros sois mis apóstoles, Yo os he elegido. La voz es ahora dulce y profunda. Termina:
-Vamos allí. Hagámosles ver a los dos perseguidos -y os recuerdo que piensan que parten para prepararme el camino a Antioquía -que los amamos más que a nosotros mismos. Venid...
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