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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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322- Partida de Seleucia en un carro
y llegada a Antioquía
-En los mercados encontraréis seguro un carro. Pero, si queréis el mío, os lo dejo, en recuerdo de Teófilo. Si vivo tranquilo, se lo debo a él. Me defendió, porque era justo. Ciertas cosas no se olvidan -dice el anciano posadero, erguido enfrente de los apóstoles bajo el primer sol de la mañana.
-Es que tú estarías sin tu carro varios días... Y, además, ¿quién lo guía? Yo con un burro... todavía... ¡pero con un caballo!...
-¡Es igual! No te voy a dar un potro indómito. Te doy un prudente caballo de tiro, bueno como un cordero. Llegaréis pronto y sin fatigaros. Para la hora novena estaréis en Antioquía; mucho más considerando que el caballo conoce muy bien el camino y va solo. Me lo devolverás cuando quieras, sin interés por mi parte, si no es el de hacer una cosa grata al hijo de Teófilo. Decidle que todavía le debo muchas cosas, y que lo recuerdo y me siento siervo suyo.
-¿Qué hacemos? -pregunta Pedro a sus compañeros.
-Lo que te parezca mejor. Tú juzga y nosotros obedecemos...
-¿Probamos con el caballo? Por Juan lo digo... y también para abreviar... Me siento como si estuviera llevando a uno a la muerte y estoy deseando acabar todo esto lo antes posible...
-Tienes razón -dicen todos.
-Entonces, hombre, acepto.
-Y yo ofrezco con alegría. Voy a aparejar el vehículo.
El hospedero se marcha. Pedro da rienda suelta a su pensamiento:
-He consumido en estos pocos días la mitad del tiempo de vida que tenía. ¡Una pena!... ¡Una pena!... Habría querido tener el carro de Elías, el manto que cogió Eliseo, cualquier cosa rápida para abreviar el tiempo... Pero, sobre todo, habría deseado, a costa de morir, dar a esos pobres algo que los consolase, que les hiciera olvidar, que les... ¡No sé! Algo, en definitiva, que no les hiciera sufrir tanto... Pero, si logro saber quién es la causa principal de este dolor, dejo de ser Simón de Jonás si no lo retuerzo como a un paño empapado. No digo matarlo, ¡no!, pero sí exprimirlo, como él ha exprimido la alegría y la vida a esos dos pobrecillos...
-Tienes razón. Es una gran pena. Pero Jesús dice que se debe perdonar las ofensas... -dice Santiago de Alfeo.
-Si me las hubieran hecho a mí, debería perdonar. Y podría. Estoy sano y fuerte, y si alguien me ofende tengo fuerza para reaccionar incluso contra el dolor. ¡Pero, el pobre Juan! No, no puedo perdonar la ofensa contra el redimido del Señor, contra uno que muere afligido de esta forma...
-Yo pienso en el momento en que lo dejemos del todo... -suspira Andrés.
-Yo también. Es un pensamiento fijo y que aumenta a medida que se acerca el momento... -susurra Mateo.
-Hagámoslo pronto, por piedad -dice Pedro.
-No, Simón. Perdona si te observo que te equivocas deseando eso. Tu amor al prójimo se está transformando en un amor desviado, y esto no debe suceder en ti, que siempre has sido recto -dice sereno el Zelote, poniendo una mano en el hombro de Pedro.
-¿Por qué, Simón? Eres culto y bueno. Muéstrame mi error, y yo, si así lo veo, te diré: tienes razón.
-Tu amor se está haciendo malsano, porque está para transformarse en egoísmo.
-¿Cómo? ¿Me aflijo por ellos y soy egoísta?
-Sí, hermano, porque tú, por exceso de amor -todo exceso es desorden y, por tanto, induce al pecado -te envileces. Quieres no sufrir tú de ver sufrir. Eso es egoísmo, hermano en el nombre del Señor.
-¡Es verdad! Tienes razón. Y te agradezco esta advertencia. Así se debe hacer entre buenos compañeros. Bien. Entonces ya no tendré prisa... Pero, decid la verdad, ¿no es un acto de piedad?
-Lo es, lo es... -dicen todos.
-¿De qué forma los vamos a dejar?
-Propondría hacerlo cuando nos haya recibido Felipe, pero quedándonos quizás ocultos un tiempo en Antioquía y preguntándole a Felipe cómo se van adaptando... -sugiere Andrés.
-No. Sería hacerles sufrir demasiado con una separación tan brusca -dice Santiago de Alfeo.
-Entonces... sigamos a medias el consejo de Andrés. Quedémonos en Antioquía, pero no en casa de Felipe, y durante unos días vamos a verlos, cada vez menos, cada vez menos, hasta que... no volvemos -dice el otro Santiago.
-Dolor renovado una y otra vez, y cruel desilusión. No. No se debe hacer -dice Judas Tadeo.
-¿Qué hacemos, Simón?
-¡Ah!, por lo que a mí respecta, quisiera estar en su lugar más bien que tener que decir: "Me despido de vosotros" -dice Pedro abatido.
-Propongo una cosa. Vamos con ellos a casa de Felipe. Nos quedamos allí. Luego, siguiendo todavía juntos, vamos a Antigonio. Es un lugar ameno... Y allí también estamos un tiempo. Una vez que ellos se hayan aclimatado, nos retiramos, con dolor pero con virilidad. Yo diría esto. A menos que Simón-Pedro tenga órdenes distintas del Maestro -dice Simón Zelote.
-¿Yo? No. Me dijo: "Haz todo, bien, con amor, sin pereza y sin prisa, y de la forma que juzgues mejor". Hasta ahora creo que lo he hecho. ¡Está eso de que dije que era pescador!... Pero, si no lo hubiera dicho no me habría dejado estar en el puente.
-No te crees escrúpulos tontos, Simón. Son puntadas del demonio para turbarte -conforta Judas Tadeo.
-¡Verdaderamente es así! Creo que está alrededor de nosotros como no lo ha estado jamás, poniéndonos obstáculos y creándonos miedos para movernos a actos viles -dice Juan apóstol, y concluye en voz baja: «Creo que quería inducir a la desesperación a ellos dos reteniéndolos en Palestina... y ahora que se escapan de su asechanza se venga en nosotros... Me lo siento alrededor como una serpiente escondida entre la hierba... Y ya hace meses que me lo siento alrededor así... Mirad, ahí vienen el hospedero por un lado y Juan y Síntica por el otro. Os diré el resto cuando estemos solos, si os interesa.
En efecto, por un lado del patio viene el carro, un carro sólido al que está unido un robusto caballo guiado por el hospedero; por el otro, vienen hacia ellos los dos discípulos.
-¿Es hora de marcharnos? -pregunta Síntica.
-Sí. Es la hora. ¿Estás cubierto bien, Juan? ¿Van mejor tus dolores?
-Sí. Estoy envuelto en lana y la unción con el ungüento me ha hecho bien.
-Entonces sube, que ahora subimos también nosotros.
...Y, ultimada la carga, todos ya en el carro, salen por la amplia puerta, después de repetidos aseguramientos del hospedero de que e1 caballo es dócil. Cruzan una plaza que les ha sido indicada y entran por una calle que bordea los muros de la ciudad, hasta que salen por una puerta; después siguen el curso de un profundo canal y luego el propio río. Es un camino bonito y bien mantenido, que va en dirección norte-este, pero siguiendo los meandros del río. Por el otro lado hay montes muy verdes, con sus pendientes, sus concavidades, sus barrancas; y ya se ven en los matorrales del monte bajo, en los lugares más expuestos al sol, llenarse las gemas de mil arbustos.
-¡Cuántos arrayanes! -exclama Síntica.
-¡Y laurel! -añade Mateo.
-Cerca de Antioquía hay un lugar sagrado dedicado a Apolo -dice Juan de Endor.
-Quizás el viento ha traído las semillas hasta aquí...
-Quizás. Pero éste es un lugar todo lleno de plantas hermosas -dice el Zelote.
-Tú, que has estado aquí, ¿crees que pasaremos por Dafne?
-Por fuerza. Veréis uno de los valles más bonitos del mundo. Aparte del culto obsceno y degenerado en orgías que cada vez son más asquerosas, es un valle de paraíso terrenal, y si en él entra la Fe se transformará en un paraíso verdadero. ¡Cuánto bien podréis hacer aquí! Os deseo corazones fértiles como fértil es el suelo... -dice el Zelote para suscitar en los dos discípulos pensamientos consoladores.
Pero Juan agacha la cabeza y Síntica suspira.
E1 caballo trota cadencioso. Pedro, estando todo centrado en el esfuerzo de guiar, aunque el animal va seguro sin necesidad de guía o estímulo, no habla. Así que el camino discurre bastante rápidamente. Llegan a un puente y se detienen para comer y para que el caballo descanse. El sol está en su culmen; vese toda la hermosura de la bellísima naturaleza.
-De todas formas... prefiero estar aquí antes que en el mar... -dice Pedro observando en derredor.
-¡Pero qué tempestad!
-El Señor ha orado por nosotros. Lo he sentido cerca cuando orábamos en el puente de la nave. Cerca como si estuviera en medio de nosotros... -dice sonriendo Juan.
-¿Y dónde estará? No estoy tranquilo pensando que no tiene ropa... ¿Y si se moja? ¿Y qué come? Es capaz de hacer ayuno...
-Puedes estar convencido de que lo hace, para ayudarnos a nosotros -dice con seguridad Santiago de Alfeo.
-Y también por otros motivos. Nuestro hermano está muy afligido desde hace un tiempo. Creo que se mortifica continuamente para vencer al mundo -dice Judas Tadeo.
-Querrás decir: al demonio que hay en el mundo dice Santiago de Zebedeo.
-Es lo mismo.
-No lo va a conseguir. Tengo el corazón oprimido por mil miedos... -suspira Andrés.
-¡Ahora que nosotros estarnos lejos, todo irá mejor! ̿ dice, no sin aflicción, Juan de Endor.
-No pienses eso. Tú y ella no erais nada respecto a las "grandes culpas" del Mesías según los grandes de Israel -dice resueltamente Judas Tadeo.
-¿Estás seguro? Yo, dentro de mi sufrimiento, tengo en el corazón también la espina de haber sido con mi llegada causa de mal para Jesús. Si estuviera seguro de que no es así, sufriría menos -dice Juan de Endor.
-¿Me crees veraz, Juan? -pregunta Judas Tadeo.
-¡Sí que lo creo!
-Pues bien, entonces, en nombre de Dios y mío, te aseguro que tú has dado sólo una pena a Jesús: la de tener que mandarte aquí en misión. En todas las otras penas suyas, pasadas, presentes y futuras, tú no estás implicado.
La primera sonrisa, después de tantos días de lóbrega melancolía ilumina el rostro asendereado de Juan de Endor, que dice:
-¡Qué alivio me das! E1 día me parece más luminoso, más ligero mi mal, más consolado el corazón. ¡Gracias, Judas de Alfeo! ¡Gracias!
Vuelven a subir al carro, y pasando por el puente, toman la otra orilla del río, el otro camino, que va derecho hacia Antioquía, a través de una zona fertilísima.
-¡Allí está! En aquel valle poético está Dafne, con su templo y sus bosquecillos. Y allá, en aquella llanura, se ve Antioquía, y sus torres que se alzan sobre las murallas. Entraremos por la puerta que hay al lado del río. La casa de Lázaro no está muy lejos de las murallas.
Las casas más bonitas han sido vendidas. Queda ésta, que fue lugar de parada tanto para el personal de Teófilo como para sus clientes, con muchas caballerizas y graneros.
Ahora vive en ella Felipe. Un buen viejo. Un fiel de Lázaro. Os encontraréis bien. Y, juntos, iremos a Antigonio, donde estaba la casa en que vivían Euqueria y sus hijos, que entonces eran niños...
-Muy fortificada esta ciudad, ¿eh?-observa Pedro, que respira tranquilo ahora que ve que su primer intento como auriga ha ido bien.
-Mucho. Murallas de altura y anchura grandiosas. Más de cien torres, que, como veis, parecen gigantes enhiestos encima de las murallas, y fosos infranqueables al pie de ellas. El Silpio también contribuye con sus cimas a la defensa, y hace de contrafuerte de las murallas en la parte más débil... Ahí está la puerta. Es mejor que pares y entres sujetando el bocado. Yo te guío porque sé el camino...
Pasan la puerta, vigilada por romanos.
Juan apóstol dice:
-Quién sabe si está aquí ese soldado de la puerta de los Peces... Jesús se alegraría de saberlo...
-Lo buscaremos. Pero ahora camina raudo -ordena Pedro, turbado por la idea de ir a una casa desconocida.
Juan obedece sin decir nada; se limita a mirar atentamente a todos los soldados que ve.
Un camino corto, luego una casa sólida y sencilla, o sea, un alto muro sin ventanas. Solamente un portal en el centro del muro.
-Aquí es. Para -dice el Zelote.
-¡Anda, Simón, habla tú ahora!
-¡Sí, hombre, si ello te agrada, hablo yo! -y el Zelote llama al recio portalón.
Simón se presenta como un enviado de Lázaro. Entra solo. Sale con un anciano alto y de noble porte, que se prodiga en profundas reverencias y da a uno del servicio la orden de abrir el portón para permitir entrar al carro; luego se disculpa por hacerles pasar a todos por esa puerta, en vez de por la puerta de casa.
El carro se para en un vasto patio con pórticos, bien cuidado, con cuatro recios plátanos en los cuatro ángulos y otros dos en el centro que amparan un pozo y un pilón para abrevar a los caballos.
-Preocúpate del caballo -ordena el administrador a su subordinado. Y dice a los que recibe como huéspedes: «Por favor, venid. Bendito sea el Señor, que me manda siervos suyos y amigos de mi jefe. Ordenad, que vuestro siervo escucha».
Pedro se pone colorado, porque especialmente a él van esas palabras y esas reverencias, y no sabe qué decir...
Le ayuda el Zelote.
-Los discípulos del Mesías de Israel, de que te habla Lázaro de Teófilo, que a partir de ahora vivirán en tu casa para servir al Señor, no necesitan sino descansar.
¿Nos enseñas dónde pueden habitar?
-Siempre tenemos preparadas habitaciones para peregrinos, como era costumbre de mi ama. Venid, venid...
Y, seguido por todos, entra en un pasillo y luego en un pequeño patio. A1 final de este patio está la verdadera casa. Abre la puerta. Va por un vestíbulo. Tuerce a la derecha. Una escalera. Suben. Otro pasillo con habitaciones a los lados.
-Aquí tenéis. Que sea agradable vuestra permanencia. Voy a decir que traigan agua y ropa. Dios sea con vosotros -dice el anciano, y se marcha.
Abren las contraventanas de las habitaciones que eligen. Las murallas y fuertes de Antioquía están frente a las ventanas de un lado; el tranquilo patio ornado de rosales trepadores, por ahora pobres a causa del período del año en que están, se ve por las del otro lado.
Y, después de tanto caminar, por fin una casa, una habitación, un lecho... Para algunos, sólo una etapa; para otros, meta...
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