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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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485- Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
Los variados verdes de los campos que están en torno a Betania aparecen a la vista apenas salvado un picacho de monte, apenas puesto el pie en la vertiente sur del monte, que desciende con un camino en zigzag hacia Betania.
El verde plata de los olivos, el verde fuerte de los manzanos, salpicado acá o allá de las primeras amarilluras de las hojas, el desordenado y más amarillento verde de las vides, el oscuro y compacto verde de los algarrobos y las encinas, mezclados con el marrón de los campos, ya arados y a la espera de la semilla, mezclados con el verde fresco de los prados, que echan la nueva hierba, y de los fértiles huertos, forman como una alfombra multicolor para quien desde lo alto domina Betania y sus alrededores; y descollando sobre el verde más bajo, los pinceles de las palmas de dátiles, siempre elegantes, siempre rememorativas del Oriente.
La pequeña ciudad de Ensemes, acoclada en medio del verde y toda encendida de sol (de un sol que empieza su ocaso), pronto queda atrás; y después queda atrás la fuente amplia, rica en agua, situada un poco al norte donde empieza Betania, para ver después las primeras casas entre el verde... Han llegado después de mucho camino, y camino fatigoso. Y, a pesar de estar cansadísimos, parecen recuperar sus fuerzas por el simple hecho de estar cerca de la casa amiga de Betania.
La pequeña ciudad está calma, casi vacía. Muchos habitantes deben haberse trasladado ya a Jerusalén para la fiesta. Por eso, Jesús pasa inadvertido hasta los alrededores de la casa de Lázaro. Sólo cuando está ya junto al jardín ensilvecido de la casa donde estaban todas aquellas zancudas, encuentra a dos hombres que lo reconocen y lo saludan, y que preguntan:
-¿Vas donde Lázaro, Maestro? Haces bien. Está muy mal. Nosotros venimos de su casa. Le hemos llevado la leche de nuestras burritas, el único alimento que su estómago tolera todavía, junto con un poco de miel y jugo de fruta.
Las hermanas no hacen más que llorar. Están agotadas de vela y de dolor... Y él no hace más que desear tu presencia. Creo que ya habría muerto pero el ansia de volverte a ver le ha hecho vivir hasta aquí.
-Voy enseguida. Dios esté con vosotros.
-¿Y... lo vas a curar? -preguntan curiosos.
-La voluntad de Dios se manifestará en él, y con ella la potencia del Señor -responde Jesús, dejando perplejos a los dos; y se apresura a ir a la cancilla del jardín.
Lo ve un doméstico y corre a abrir, pero sin ninguna exclamación de alegría. Apenas abierta la cancilla, se arrodilla para venerar a Jesús y dice con voz afligida:
-¡Bien vienes, Señor! Quiera ser tu venida signo de alegría para esta casa en llanto. Lázaro, mi señor...
-Lo sé. Resignaos todos a la voluntad del Señor, que premiará el sacrificio de vuestra voluntad a la suya. Ve y llama a Marta y María. Las espero en el jardín.
El doméstico se marcha corriendo. Jesús lo sigue, despacio, después de haber dicho a los apóstoles:
-Voy donde Lázaro. Descansad, que lo necesitáis...
Y, efectivamente, mientras se asoman a la puerta las dos hermanas -tienen dificultad en reconocer al Señor, pues muy cansados están sus ojos de vela y lágrimas, y el sol, dándoles precisamente en los ojos, aumenta la dificultad de ver-, otros criados, por una puerta secundaria, salen al encuentro de los apóstoles y los acompañan.
-¡Marta! ¡María! Soy Yo. ¿No me reconocéis?
-¡Oh, el Maestro! -exclaman las dos hermanas, y se echan a correr hacia Él, y se arrojan a sus pies, a duras penas ahogando los sollozos. Besos y lágrimas descienden sobre los pies de Jesús, como ya en la casa de Simón el fariseo.
Pero esta vez Jesús no se queda inmóvil como entonces, recibiendo el lavatorio del llanto de Marta y María; esta vez se inclina y las toca en la cabeza -las acaricia y bendice con ese gesto-y las obliga a alzarse, mientras dice:
-Venid. Vamos a la pérgola de los jazmines. ¿Podéis dejar a Lázaro?
Más con gestos que con palabras, entre sollozos, dicen que sí. Y van al quiosco umbrío, entre cuya fronda tupida y oscura alguna tenaz estrellita de jazmín albea y perfuma.
-Hablad, pues...
-¡Oh, Maestro! ¡Vienes a una casa bien triste! El dolor nos ha entontecido. Cuando el criado nos ha dicho: "Un hombre os busca", no hemos pensado en ti. Al verte, no te hemos reconocido. Pero, ¿ves? Nuestros ojos están abrasados por el llanto. ¡Lázaro está muriendo!... -y el llanto vuelve, e interrumpe las palabras de las dos hermanas, que han hablado alternativamente.
-Y Yo he venido...
-¿A curarlo? ¡Oh, mi Señor! -dice María, radiante de esperanza tras los hilos de lágrimas.
-¡Ah, yo lo decía! Si Él viene... -dice Marta, juntando las manos con gesto de alegría.
-¡Marta, Marta! ¿Qué sabes tú de las operaciones y decretos de Dios?
-¡Ay, Maestro! ¿No lo vas a curar? -exclaman juntas, y vuelven a sumirse en el dolor.
-Yo os digo: tened una fe ilimitada en el Señor. Seguid teniéndola, a pesar de toda insinuación y hecho, y veréis grandes cosas cuando vuestro corazón ya no tenga motivo para esperar verlas. ¿Qué dice Lázaro?
-En sus palabras hay un eco de las tuyas. Nos dice: "No dudéis de la bondad y poder de Dios. Suceda lo que suceda, intervendrá para vuestro bien y el mío, y para el bien de muchos, de todos los que como yo y como vosotros sepan permanecer fieles al Señor".
Y, cuando está en condiciones de hacerlo, nos explica las Escrituras ya es lo único que lee -y nos habla de ti, y dice que muere en un tiempo feliz, porque la era de la paz y el perdón ha comenzado. Pero, lo oirás... Es que dice también otras cosas que nos hacen llorar incluso más que por él... - dice Marta.
-Ven, Señor. Cada minuto que pasa es un minuto robado a la esperanza de Lázaro. Contaba las horas... Decía: "Pues, para la fiesta estará en Jerusalén y vendrá...". Nosotras, nosotras que sabemos muchas cosas, que no se las decimos a Lázaro para no causarle dolor, teníamos menos esperanza, porque pensábamos que no venías para escabullirte de los que te buscan...
Marta sí pensaba mucho esto. Yo menos, porque... yo, si estuviera en tu lugar, desafiaría a los enemigos. Yo no soy de esas que tienen miedo de los hombres. Y ahora ya no tengo miedo tampoco de Dios. Sé cuán bueno es para con las almas arrepentidas... dice María, y lo mira con su mirada de amor.
-¿De nada tienes miedo, María? -pregunta Jesús.
-Del pecado... y de mí misma... Tengo siempre miedo de volver a caer en el mal. Creo que Satanás me debe odiar mucho.
-Tienes razón. Eres una de las almas más odiadas por Satanás. Pero eres también una de las más amadas por Dios. Recuerda esto.
-¡Lo recuerdo! ¡Es mi fuerza este recuerdo! Recuerdo lo que dijiste en casa de Simón. Dijiste: "Mucho se le perdona porque mucho ha amado", y a mí: "Te son perdonados los pecados. Tu fe te ha salvado. Ve en paz". Dijiste "los pecados".
No muchos. Todos. Y entonces pienso, Dios mío, en tu amor a mí, sin medida. Pues bien, si mi pobre fe de entonces, como la que podía haber nacido en un alma gravada de culpas, obtuvo tanto de ti, ¿mi fe de ahora no podrá defenderme del Mal?
-Sí, María. Vela por ti misma y vigílate. Es humildad y prudencia. Pero ten fe en el Señor. Él está contigo.
Entran en casa. Marta va a ver a su hermano. María quisiera servir a Jesús. Pero Jesús quiere antes ir donde Lázaro. Y entran en la habitación en penumbra en que se consuma el sacrificio.
-¡Maestro!
-¡Amigo mío!
Los brazos esqueletados de Lázaro se extienden hacia arriba; los de Jesús, hacia abajo para abrazar el cuerpo del amigo que languidece: un largo abrazo. Luego Jesús coloca de nuevo al enfermo sobre las almohadas y lo contempla con piedad. Pero Lázaro sonríe. Está feliz. En su rostro deshecho sólo resplandecen vivaces los ojos hundidos, iluminados con la alegría de tener allí a Jesús.
-¿Lo ves? He venido. Y para estar mucho contigo.
-¡No puedes, Señor! A mí no me dicen todo. Pero sé lo suficiente -como para decirte que no puedes. Al dolor que te causan, añaden el mío, mi parte, no concediéndome expirar entre tus brazos. Pero yo que te quiero, no puedo por egoísmo tenerte a mi lado, en el peligro. Tú... ya he dado disposiciones... debes cambiar siempre de lugar.
Todas mis casas están abiertas para ti. Los custodios han recibido órdenes, como también los encargados de mis campos. Pero no vayas al Getsemaní para estar allí un tiempo. Está muy vigilado. Me refiero a la casa. Porque a los olivos, especialmente a los de arriba, puedes ir, y por muchos caminos, sin que lo sepan.
¿Sabes que Margziam está ya aquí? Algunos le hicieron preguntas mientras estaba en la almazara con Marcos. Querían saber dónde estabas, y si venías. El muchacho respondió muy bien: "Es israelita y vendrá. Por dónde, no lo sé, porque lo dejé en el Merón". Así ha impedido que te tachasen de pecador y no ha mentido.
-Te lo agradezco, Lázaro. Seguiré tu consejo. Pero, de todas formas, nos veremos con frecuencia. Lo sigue contemplando.
-¿Me miras, Maestro? ¿Ves cómo me he quedado? Como un árbol que se despoja de hojas en otoño, yo, cada hora que pasa, me despojo de carne, de fuerza y de horas de vida. Pero digo la verdad diciendo que, si siento el no vivir lo suficiente para ver tu triunfo, exulto por marcharme para no ver -impotente, como soy, para frenarlo-el odio que aumenta en torno a ti.
-No eres impotente; nunca lo eres. Eres providente para con tu amigo aun antes de que Él llegue. Tengo dos casas de paz, y, podría decir: igualmente queridas: la de Nazaret y ésta. Si allí está mi Madre, el amor celeste casi cuanto el Cielo por el Hijo de Dios, aquí tengo el amor de los hombres por el Hijo del hombre. El amor amigo, creyente, venerante... ¡Gracias, amigos míos!
-¿Es que tu Madre no va a venir?
-Al principio de la primavera.
-¡Oh, entonces yo ya no la volveré a ver!...
-No. Tú la verás. Yo te lo digo. Me debes creer.
-En todo, Señor. Hasta en las cosas desmentidas por los hechos.
-¿Margziam dónde está?
-En Jerusalén con los discípulos. Pero viene aquí al atardecer. Dentro de poco. ¿Y tus apóstoles? ¿No están contigo?
-Están allá, con Maximino, que está atendiendo su cansancio y extenuación.
-¿Habéis andado mucho?
-Mucho. Sin tregua. Ya te contaré... Ahora descansa. Entretanto, te bendigo.
Y Jesús lo bendice y se retira.
Los apóstoles están ahora con Margziam y con casi todos los pastores, y refieren las insistencias de los fariseos en saber acerca de Jesús, y dicen que eso los ha escamado; tanto que ellos, los discípulos, han pensado en ponerse de guardia en todos los caminos que conducen hacia el interior de Jerusalén, para avisar al Maestro.
-Efectivamente -refiere Isaac -estamos diseminados, a algunos estadios de las Puertas, en todos los accesos.
-Maestro -Judas se ríe- ellos dicen que en la Puerta de Jaffa, había hoy medio Sanedrín, y discutían unos con otros porque algunos recordaban mis palabras de Enganním, otros juraban que habían sabido que habías estado en Dotán, otros, por el contrario, decían que te habían visto en los aledaños de Efraím, y eso los ponía furiosos, al no saber ya donde estabas... -y se ríe de la burla jugada a los enemigos de Jesús.
-Mañana me verán.
-No. Mañana vamos nosotros. Ya lo hemos concertado. Todos en grupo y haciéndonos ver bien.
-No quiero. Tú mentirías.
-Te juro que no mentiré. Si no me dicen nada, no digo nada. Si nos preguntan si estás con nosotros, diré: "¿Y no veis que no está?, y si quieren saber dónde estás, responderé: "Buscadlo vosotros. ¿Cómo queréis que sepa yo dónde está el Maestro en este momento?". Ciertamente, no podré saber si estás en casa, aquí o por los huertos, o sé dónde.
-Judas, Judas, te he dicho...
-Y yo te digo que tienes razón. Pero esto mío no será sencillez de paloma, sino prudencia de serpiente. Tú, la paloma; yo, la serpiente. Y juntos formaremos esa perfección que has enseñado -Toma el tono que tiene Jesús cuando enseña y dice, imitando a la perfección al Maestro:
"Yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas...
No os preocupéis de qué responder, porque en ese momento se os pondrá en los labios las palabras, siendo así que no habláis vosotros, sino que habla en vosotros el Espíritu... Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, hasta que venga el Reino del Hijo del hombre... Las recuerdo y es la hora de aplicarlas.
-No las he dicho así, ni dije estas solas -objeta Jesús.
-Por ahora, sólo es necesario recordar éstas, y decirlas así. Sé lo que quieres decir. Pero, si no está confirmada la fe en ti, que es piedra en tu Reino, no está bien el ponerse en manos de los enemigos Después... diremos y haremos lo demás...
Y la expresión de Judas es tan brillante de inteligencia y picardía, que conquista a todos, menos a Jesús, que suspira. Es verdaderamente el hombre seductor al que nada le falta para triunfar sobre los hombres.
Jesús suspira y piensa... Pero, sintiendo que no es del todo mala la medida propuesta por Judas, cede. Y éste, triunfante, formula todo su plan.
-Nosotros, pues, iremos mañana, y pasado mañana, hasta el día siguiente del sábado. Y estaremos en una cabaña hecha de ramas, en el valle del Cedrón, como perfectos israelitas. Ellos se cansarán de esperarte... y entonces irás. Entretanto, estarás aquí, en paz, descansando.
Estás exhausto, Maestro mío. Y nosotros esto no lo queremos. Después de cerradas las puertas, uno de nosotros vendrá a decirte lo que hacen ellos. ¡Oh, será bonito verlos chasqueados!
Todos asienten y Jesús no opone resistencia. Quizás el cansancio, verdaderamente grande, quizás el deseo de confortar a Lázaro, de darle todo el conforte antes de la lucha final, contribuyen a que ceda. Quizás también la necesidad real de mantenerse libre, hasta que no se cumplan todas las obras que son necesarias para que Israel no dude de su Naturaleza antes de juzgarlo como reo... Lo cierto es que dice:
-Pues así sea. Pero no busquéis disputas, y evitad los embustes. Mejor callad, pero no mintáis. Ahora vámonos, que Marta nos llama. Ven, Margziam. Te encuentro con mejor aspecto... Se aleja, hablando, pasado un brazo en torno a los hombros del discípulo jovencito.
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