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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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397- Despedida de los fieles de Yuttá
Jesús habla en una tranquila mañana a la gente de Yuttá.
Verdaderamente se puede decir que toda Yuttá está a sus pies. Incluso los pastorcillos -normalmente diseminados arriba en los montes -están allí, con sus ovejas, a los márgenes de la multitud; y también están allí los que normalmente se desplazan a los campos, a los bosques, a los mercados; y los ancianos caducos; y alrededor de Jesús, pegados a Él, los joviales pequeñuelos; y las jovencitas; y las recién casadas; y las que darán pronto a luz una criatura; y las que ya la lactan: toda Yuttá.
El espolón montano que se alarga hacia el sur es el anfiteatro que acoge a esta serena reunión de gente.
Sentados en la hierba o a caballo del murete de piedra seca, con el vasto horizonte alrededor, el cielo ilimitado encima, el torrente abajo, que ríe y brilla bajo el sol matutino, la belleza de los montes herbosos, boscosos, que se alzan por todas partes, los de Yuttá escuchan la palabra del Maestro, que habla en pie, erguido, apoyado en un altísimo nogal, vestido de blanco lino, contra el oscuro tronco, sonriente el rostro, encendidos los ojos por la alegría de ser amado y los cabellos por el sol de oriente que lo acaricia. En medio de un silencio reverente, atento, roto sólo por los cantos de los pájaros y la voz del torrente de allá abajo, sus palabras caen lentas en los corazones, y su voz perfecta llena de musicalidad el aire tranquilo.
Está repitiendo, mientras yo escribo, una vez más la necesidad de obedecer al Decálogo, perfeccionado en su aplicación en los corazones por su doctrina de amor «para edificar en los espíritus la morada donde el Señor vivirá hasta el día en que aquellos que hayan vivido fieles a la Ley vayan a vivir en Él al Reino de los Cielos» esto dice. Y prosigue:
-Porque es así. La inhabitación de Dios en los hombres y de los hombres en Dios se lleva a cabo con la obediencia a su Ley, que empieza con un precepto de amor y que es toda ella amor desde el primero al último precepto del Decálogo. Ésta es la verdadera casa que Dios quiere, donde Dios habita; y el premio del Cielo, premio por la obediencia a la Ley, es 1a verdadera Casa en que habitaréis con Dios, eternamente. Porque -tened presente el capítulo 66°-de Isaías -Dios no tiene morada en la Tierra, que es escabel, sólo escabel para su inmensidad Dios tiene por trono el cielo, que es en todo caso pequeño, una nada, para contener al Infinito, pero lo tiene en el corazón de los hombres.
Sólo la perfectísima bondad del Padre de todo amor puede conceder a sus hijos recibirlo; y el hecho de poder estar el Dios uno y trino, el purísimo triniforme Espíritu, en el corazón de los hombres es ya un infinito misterio que cada vez más se perfecciona. ¡Oh, ¿cuándo, cuándo, Padre santo, me vas a otorgar hacer, de estos que te aman, no sólo, no ya sólo un templo a nuestro Espíritu, sino, por tu perfección de amor y de perdón, un tabernáculo, y hacer de cada uno de los corazones fieles el arca donde esté el verdadero Pan del Cielo, como estuvo en el seno de la Bendita entre todas las mujeres?!
Amadísimos discípulos de Yuttá, que me fue preparada por un justo, tened presente al Profeta y lo que dice -y es el Señor el que habla -cuando se dirige a aquellos que edifican vacíos templos de piedra en que no hay justicia y amor, y no saben edificar en sí mismos el trono de su Señor con la obediencia a sus preceptos. Dice el Profeta:
"¿Qué es esta casa que me vais a edificar?, ¿qué es este lugar para mi descanso?". Y quiere decir: "¿Creéis que me tenéis, por edificarme unas pobres paredes?, ¿creéis que me dais alegría con unas prácticas falsas que no se manifiestan en una santidad de vida?".
No. A Dios no se le tiene por una serie de exterioridades que ocultan úlceras y vacío, cual manto de oro arrojado sobre un leproso o sobre una estatua de arcilla que por dentro está vacía, sin la vida del alma. Y dice el Señor, confesando -Él, que es el Amo del mundo -su pobreza de Rey con demasiado pocos súbditos, de Padre de demasiados hijos fugitivos de su casa:
"¿A quién volveré mi mirada, sino al pobre, al contrito de corazón trémulo ante mis palabras?". ¿A qué se debe su temblor? ¿Es sólo por temor a Dios? No. tiembla por profundo respeto, por auténtico amor. Por humildad de súbdito, de hijo, que dice, que reconoce que el Señor es el Todo y él la nada, y vibra de emoción sintiéndose amado, perdonado, asistido por el Todo.
¡Oh, no busquéis a Dios donde están los soberbios! Allí no esta: No lo busquéis donde están los duros de corazón. Allí no está. No le busquéis donde están los impenitentes.
Allí no está. Él está en los sencillos, en los puros, en los misericordiosos, en los pobres de espíritu, en los mansos, en los que lloran sin imprecar, en los buscadores de justicia, en los perseguidos, en los pacíficos.
Allí está Dios. Y está en los que se arrepienten y quieren perdón y piden expiar. Y no ofrecen, todos éstos, el sacrificio de un buey o de una oveja, la oblación de esto o de aquello, para ser aplaudidos, por terror supersticioso a un castigo, por la soberbia de aparecer perfectos.
Sino que hacen el sacrificio del propio corazón contrito y humillado, si son pecadores: del propio corazón obediente hasta el heroísmo, si son justos. Éstas son las cosas gratas al Señor; éstos son los ofrecimientos por los cuales Él se dona con sus inefables tesoros de amor Y de delicias sobrenaturales.
A los otros no se dona. Los otros tienen ya sus pobres delicias en las abominaciones, y es inútil que Dios los llame a sus caminos, dado que ellos ya han elegido su propio camino. A éstos les enviará sólo abandono, miedo, castigo, porque no han respondido al Señor, no han obedecido, han hecho el mal ante los ojos de Dios, con burla y malvada elección.
Mas vosotros, vosotros, mis amados de Yuttá, vosotros que vibráis de amor en el conocimiento de Dios, vosotros que por mi causa sois escarnecidos corno necios por los poderosos, y seguís amándome a pesar de las burlas, vosotros que sois rechazados, y lo seréis cada vez más, por causa de mi Nombre y de mí, y repudiados como hijos bastardos de Israel, como hijos bastardos de Dios, mientras que precisamente en vosotros y en quienes son como vosotros está injertado el sarmiento de la Vid eterna, de Aquel que tiene sus raíces en el Padre, y por tanto sois parte de Dios, de Dios, y de su savia vivís, vosotros a quienes quisieran convencer de error, y ante cuyos ojos, los vuestros, sencillos pero iluminados por la Gracia, querrían justificarse para no aparecer como sacrílegos y malhechores, vosotros a quienes se dice:
"Muestre el Señor su gloria y lo reconoceremos por vuestra misma alegría", sólo vosotros tendréis la alegría. Ellos quedarán confundidos.
-¡Oh, ya oigo, tras la confusión que los aplastará, pero sin hacerlos mejores; ya oigo las víboras, que no cesan de ser nocivas sino cuando se les aplasta su execrable cabeza, y muerden y matan aunque estén partidas en dos, aunque sobresalga sólo su cabeza de debajo de una aplastante manifestación de Dios; ya las oigo gritar:
"¿Cómo va a haber dado a luz el Señor de repente a su nuevo pueblo, si nosotros, a quienes lleva desde hace mucho tiempo en su seno, todavía no hemos nacido a la Luz? ¿Puede, acaso, una dar a luz sin que el grito de los dolores del parto llene toda la casa? ¿Ha podido el Señor dar alguna vez a luz antes del tiempo? ¿Puede, acaso, dar a luz la Tierra en un solo día; y puede, acaso, ser dado a luz un pueblo todo junto?".
Yo respondo, y acordaos de esta respuesta para dársela a los que os persigan con burla: “Jamás podrían nacer a la Luz
los que son fruto muerto en el seno de Dios, fruto que se ha secado porque se ha separado de la matriz y ha quedado inerte, como cosa mala oculta en el seno en vez de embrión que se completa. Y para expulsar del seno el fruto muerto, y tener hijos, de forma que no muera su Nombre en la Tierra, Dios se ha hecho fecundo en nuevos hijos, signados con su Tau, y, en el secreto, en el silencio, de forma que Satanás y los diablos que sirven a Lucifer no pudieran perjudicar, con anticipación debida a ardor de amor, ha dado a luz a su Hijo varón, y con Él da al mismo tiempo a Luz a su nuevo pueblo, porque el Señor lo puede todo".
¡Oh! Él lo dice por boca del profeta Isaías: "¿Acaso no voy a poder dar a Luz yo, que hago dar a luz a los otros? ¿Voy a ser estéril Yo, que a los demás concedo la fecundidad?".
¡Alegraos con la Jerusalén de los Cielos, exultad con ella, todos vosotros, los que amáis al Señor! Alegraos con ella con verdadera alegría, vosotros que esperáis, vosotros que esperáis, vosotros que sufrís!
¡Volved, volved a mí palabras! Palabras salidas del Verbo de Dios. Palabras pronunciadas por el portavoz de Dios, Isaías, su profeta. ¡Venid, volved a la Fuente, palabras eternas, para ser esparcidas sobre esta era de Dios, sobre este rebaño, sobre esta prole! ¡Oh, venid! ¡Ésta es una de las horas, una de las asambleas, para las que fuisteis dadas, vosotras proféticas palabras, sonido de amor, voces veraces! Ved, ya vuelven, ya vuelven a quien las inspirara. Y Yo, en nombre del Padre, de mi Ser y del Espíritu, las digo a estos a quienes Dios ama, a los elegidos de entre el rebaño de Dios, que debía estar formado sólo por corderos, pero que se ha degenerado con carneros e incluso con otros animales más inmundos.
Mamaréis y os hartaréis en los pechos de la Consolación divina y extraeréis abundantes delicias de la múltiple gloria de Dios.
Ved, os dice el Señor: Derramaré sobre vosotros como un río de paz, y os veréis inundados mucho más que por la gloria de las naciones, porque os inundará la gloria del Cielo cual torrente desbordante. De ella os alimentaréis, y seréis llevados en brazos y acariciados encima de sus rodillas.
Sí, como una madre acaricia a su niño, como Yo acaricio a este pequeñuelo al que puse mi nombre -y realmente Jesús toma al pequeño Iesaí de los brazos de su madre, que está casi a sus pies, entre sus tres hijos -, así os he de consolar Yo a vosotros, que me amáis y seguiréis amándome, y pronto seréis consolados para siempre en mi Reino.
Esto lo veréis, vosotros los libres de todo miedo por ser fieles a mí, y vuestro corazón exultará y vuestros huesos reverdecerán como la hierba, cuando el Señor venga en el fuego, en una carroza semejante a un torbellino, a guiar hacia el fuego del amor y de la justicia, y a castigar o a glorificar, separando a los corderos de los lobos, es decir, de aquellos que creían santificarse, y hacerse puros y, sin embargo, se hacían idólatras.
El Señor, que ahora se marcha, vendrá. ¡Bienaventurados aquellos a los que encuentre perseverantes hasta el final! Este es mi adiós, y con él mi bendición. Arrodillaos para que os fortalezca con ella. El Señor os bendiga y os guarde; os muestre su rostro y tenga misericordia de vosotros; os dé su paz el Señor. Podéis marcharos. Dejad que me despida de los buenos de entre los buenos de Yuttá.
La gente se marcha, aunque con pocas ganas. Y, cuando un niño dice:
-Señor, deja que te bese la mano -y, consintiéndolo Jesús, es el primero en hacerlo, entonces todos quieren dar un beso en la carne santa del Cordero de Dios, e incluso quien ya se estaba encaminando hacia el pueblo vuelve atrás: y besos de niños en la cara, de ancianos en las manos, de mujeres en los pies desnudos que pisan la hierba, caen junto con lágrimas y palabras de adiós y bendición. Jesús, paciente, los acoge y dedica a todos un saludo especial.
En fin, todos han sido complacidos... Se queda la familia de la casa hospitalaria, y se arriman a Jesús. Y Sara dice:
-¿Realmente no vas a volver?
-No, mujer. Nunca. Pero no nos separaremos. Mi amor estará siempre contigo, con vosotros, y el vuestro conmigo. Sé que no me olvidaréis. De todas formas os digo: no acojáis la Mentira ni siquiera en las horas más tremendas, que vendrán; no la acojáis ni siquiera como huésped que va de paso o como invasor inesperado... Déjame el pequeño, Sara.
La mujer le da a Iesaí y Jesús se sienta en la hierba con el pequeño en sus piernas, y, bajando su cara hacia los delicados cabellos del niño, habla. Dice:
-Recordad siempre que Yo soy el Cordero del que Isaac os enamoró antes incluso de que me conocierais. Y que un cordero es siempre inocente, como este niño pequeño, aunque lo cubran de piel de lobo para hacerlo pasar por un malhechor. Recordad que Yo soy más inocente aún que este niño..., que -¡dichoso él! -por su inocencia y niñez no podrá comprender la calumnia contra su Señor por parte de los hombres, y por este motivo no sufrirá turbación... y seguirá queriéndome así... como ahora... Tened su mismo corazón, tenedlo para el Cordero, el Amigo, el Inocente, el Salvador, que os ama y bendice de forma muy especial. ¡Adiós, María! Ven a darme un beso... ¡Adiós, Emmanuel! Ven tú también... ¡Adiós, Iesaí, corderito del Cordero!... Sed buenos... Amadme...
-¿Estás llorando, Señor? -pregunta asombrada la niña, viendo brillar una lágrima entre los cabellos de Iesaí.
-¿Llora? -pregunta el marido de Sara.
-¡Estás llorando, Maestro! ¿Por qué? -pregunta la mujer.
-No os aflijáis por mi llanto. Es amor y bendición...
¡Adiós, Sara! ¡Adiós, hombre! Venid, como los otros, a besar a vuestro Amigo que se marcha... -y tras recibir en sus manos el beso de los dos esposos pone de nuevo al pequeño en los brazos de su madre, bendice una vez más; luego, sin demora, empieza la bajada por la misma vereda usada para venir.
Las voces de adiós de los que se quedan le siguen: profunda, la del hombre; conmovida, la de la mujer; gorjeantes, las de los niños... hasta el pie del collado.
Luego es sólo el torrente, remontado hacia el norte, el que saluda todavía al Maestro, que para siempre deja la tierra de Yuttá.
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