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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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369- El jueves prepascual.
Parábola de la lepra de las casas
Y en el camino de regreso hacia la casa de Juana, estando un poco aislados en medio de la gente que se aglomera en los caminos y que separa a unos de otros a los componentes de la nutrida comitiva que sigue a Jesús, Pedro, que va con el Maestro y con los dos hijos de Alfeo, pregunta:
-Ahora que podemos hablar un poco entre nosotros, Señor, ¿me dices una cosa que estoy pensando desde ayer por la noche? -Sí, Simón. Dime de qué se trata y te responderé.
-Ya desde ayer por la noche pienso en la gracia especial que concedes a Juan en Antigonio. Es muy grande esa gracia, ¿eh? Es una cosa única. ¡Exclusivamente para él! Y la verdad es que Síntica también merece mucho... Y, en fin, hay mucha gente magnífica que... merecería verte... y que no te ve sino cuando está a tu lado. Nosotros, por ejemplo, ¡qué consolados nos habríamos sentido cuando nos has mandado por los caminos! Y hemos atravesado momentos en que una palabra tuya nos habría sacado de la incertidumbre... Pero a nosotros no vienes nunca... ¿Por qué esta diferencia?
-Concluyendo, ¿tú, Simón mío, estás un poco celoso?...
-¡No, hombre, no! Pero... Bueno... querría saber tres cosas: ¿por qué a Juan de Endor?; si sólo a él; y si no existe la posibilidad de que un día nos suceda también a nosotros, a mí, por ejemplo, que te vea milagrosamente y sepa de tu boca cómo actuar.
-Te respondo. A Juan porque es un espíritu lleno de buena voluntad, que, no obstante, tiene debilidades, más bien de tipo físico, que podrían derrumbar el edificio de su elevación a Dios, que él ha construido. ¿Ves, amigo mío?
El pasado, habiendo estado mucho tiempo sobre nosotros como una costra profundamente radicada, no sólo ha incidido signos indelebles, sino que deja indelebles tendencias en todos los hombres. Mira, por ejemplo, aquella casucha construida al pie del monte. Las aguas del suelo, las que corren monte abajo durante las lluvias, se han filtrado lentamente en ella. Ahora hay sol caliente, y lo habrá durante meses. Pero el moho que ha penetrado en la argamasa estará siempre presente cual manchas de lepra.
La casa ha sido abandonada por haber sido declarada leprosa. En otros tiempos menos irrespetuosos la casa habría sido demolida, según la Ley. ¿Porque le ha acaecido este desastre a la pobre casa? Porque los propietarios no se han preocupado de disponer zanjas alrededor para no permitir que las aguas se estancaran en la base, para desviar, lejos del lado que apoya en el monte, las aguas que bajan. Ahora la casa no sólo es fea, sino que está minada por la humedad. Si un hombre voluntarioso se preocupara de hacer esos trabajos, y luego la limpiara bien, y raspara las paredes y cambiara los adobes enmohecidos por otros nuevos; podría ser usada todavía.
Pero, de todas formas, presentaría unas debilidades tales, que en un terremoto sería la primera en derrumbarse. Juan ha estado, durante años, penetrado de los venenos del mal del mundo. Ha puesto los medios, con su voluntad, para desterrarlos de su alma revivida. Pero en la base escondida en la carne, en la parte inferior, han quedado debilidades... El espíritu está fuerte, pero su carne es débil; y la carne se desata incluso en tempestades, cuando sus fómites se juntan con elementos del mundo, capaces de zarandear el yo. ¡Juan!... ¡Qué remoción de partículas del pasado por cuanto ha sucedido! Yo le ayudo en la resistencia, en la depuración, en la victoria sobre el pasado que tiende a resurgir; doy consuelo a su excesivo sufrimiento en la manera que puedo. Porque lo merece.
Porque es justo ayudar a una voluntad santa que sufre el asalto de toda la iniquidad del mundo. ¿Te convences?
-Sí, Maestro. ¿Y... sólo te muestras a él?
Jesús sonríe mirando a Pedro, que a su vez lo mira desde abajo y parece un niño observando la cara de su padre. Responde:
-No sólo a él. También a otros que están lejos construyéndose su santidad, fatigosamente y solos.
-¿Quiénes son?
-No es necesario saberlo.
Santiago de Alfeo pregunta:
-¿Y a nosotros, por ejemplo, cuando estemos solos y -¡a saber cuánto! -atormentados por el mundo?... ¿no nos vas a ayudar con tu presencia?
-Tendréis al Paráclito con sus luces.
.De acuerdo... Pero yo... no lo conozco... y... creo que no lograré jamás comprenderlo. Tú... es otra cosa... Diré: "¡Oh, el Maestro!" y te preguntaré lo que hay que hacer, con la seguridad de que eres Tú...» dice Pedro. Y termina:
« ¡El Paráclito! ¡Demasiado excelso para este pobre pescador! ¡Quién sabe lo difícil que habla y lo... ligero que es: un soplo que pasa...! No sé si alguno se dará cuenta siquiera... Yo necesito un buen meneo, un grito, para que mi cocota se despierte y pueda entender. ¡Pero, si te me apareces Tú, te veo, y entonces!... Prométeme, o mejor a todos, prométenos que te nos vas a aparecer también a nosotros. ¡Pero así, ¿eh?! De carne y sangre.
Que se te vea bien y se te oiga mejor.
-¿Y si lo hiciera para regañar?
-¡No importa! Al menos -¿verdad, vosotros dos? -, al menos sabríamos lo que tendríamos que hacer.
Los dos hijos de Alfeo asienten.
-Pues os lo prometo. A pesar de que -creedlo -el Paráclito sabrá hacer que vuestras almas lo entiendan. Pero iré Yo a deciros: "Santiago, haz esto o aquello. Simón Pedro, no está bien que hagas esa otra cosa. Judas, fortalécete para estar preparado para esto o para aquello".
-Muy bien. Ahora estoy más tranquilo. ¡Y ven a menudo, ¿eh?! Porque yo estaré como un pobre niño desamparado que no hará sino que llorar y... hacer cosas no buenas...
Y casi casi Pedro ya se echa a llorar desde ahora...
Judas Tadeo pregunta:
-¿No podrías hacerlo para todos desde ahora? Quiero decir: para los que dudan, para los culpables, los desleales. Quizás un milagro...
-No, hermano. El milagro hace mucho bien, especialmente el milagro de ese tipo, cuando se da a tiempo y en el lugar oportuno, a personas no maliciosamente culpables. Dado a personas maliciosamente culpables, aumenta su culpabilidad porque aumenta su soberbia. Toman el don de Dios como debilidad de Dios, que les suplicaría a ellos, a los orgullosos, permitir amarlos. Toman el don de Dios como producto de sus grandes méritos. Se dicen a sí mismos:
"Dios se humilla conmigo porque soy santo". Entonces es la ruina completa. La ruina, por ejemplo, de un Marcos de Josías, y con él de otros... ¡Ay de aquel que entra por este camino satánico!: el don de Dios se transforma en él en veneno de Satanás. Ser agraciado con dones extraordinarios constituye la prueba más grande y segura del grado de elevación y de voluntad santa en un hombre. Muy frecuentemente, el hombre se embriaga de ello humanamente, y de espiritual, pasa a ser todo humanidad, y luego baja y se hace satanicidad.
-¿Y entonces por qué los concede Dios? ¡Sería mejor que no los concediera!
-Simón de Jonás, ¿para enseñarte a andar tu madre te tuvo siempre entre pañales y en brazos?
-No. Me ponía en el suelo, y me soltaba.
-¡Pero te caerías, ¿no?!
-¡Una infinidad de veces! Bueno y mucho más porque yo era muy... Bueno, que ya desde pequeño tenía pretensiones de actuar por mí mismo y de hacer todo bien.
-¡Pero ahora ya no te caes!
-¡Estaría bueno! Ahora sé que subirme al respaldo de una silla es peligroso, sé que pretender usar los desagües para bajar del tejado al patio es un error, sé que querer volar desde la higuera hasta dentro de la casa, como si fuéramos pájaros, es cosa de locos. Pero de pequeño no lo sabía. Y lo que es un misterio es que no me matara. Pero poco a poco fui aprendiendo a usar bien las piernas y la cabeza.
-Entonces Dios ha hecho bien dándote piernas y cabeza; y tu madre, dejándote aprender sufriendo en ti las consecuencias, ¿no?
-¡Claro está!
-Lo mismo hace Dios con las almas. Les da los dones y, como una madre, advierte y enseña. Pero luego cada uno debe razonar por sí mismo sobre cómo usarlos.
-¿Y si es un deficiente mental?
-Dios no da los dones a los deficientes mentales. A éstos los ama, porque son infelices, pero no les da aquello de cuya posesión no tendrían conciencia.
-¡Pero si se los diera y los usaran mal?
-Dios los trataría según su realidad, es decir, como a personas incapaces y por tanto, sin responsabilidad. No los juzgaría.
-¿Y si uno es inteligente cuando los recibe y luego se vuelve necio o loco?
-Si es por enfermedad, no es culpable de no usar el don recibido.
-¿Pero... uno de nosotros, por ejemplo? ¿Josías... o... ¡bueno... u otro!?
-¡Más le valdría no haber nacido! Pero así se separan los buenos los malos... Operación dolorosa, pero justa.
-¿Qué decís de bueno? ¿Nada para nosotros? -preguntan otros apóstoles que, dada la anchura de la calle, pueden reunirse con Jesús.
-Hablábamos de muchas cosas. Jesús me ha dicho una parábola sobre la lepra de las casas. Luego os la digo yo responde Pedro.
-¡De todas formas, qué supersticiones, ¿eh?! Dignas de aquellos tiempos. Las paredes no cogen lepra. Los antiguos, ignorantes, aplicaban a vestidos y a paredes propiedades animales. Cosas ridículas que nos hacen ridículos -dice con aires de sabio Judas Iscariote. -No son como dices, Judas. Bajo la apariencia -que era como era necesaria para las mentes de aquel tiempo -hay una finalidad grande formada de santas previsiones. Como muchos otros preceptos del viejo Israel. Preceptos orientados a la salud del pueblo.
Conservar sano a un pueblo es deber de los legisladores, es honrar a Dios y servirle, porque el pueblo está constituido por criaturas de Dios. No se le debe desatender, de la misma forma que no se desatiende ni a los animales ni a las plantas. Las casas definidas leprosas no tienen, es verdad, la enfermedad carnal de la lepra. Pero tienen defectos de construcción y de ubicación que las hacen malsanas y que se manifiestan con las manchas definidas "lepra de las paredes". Con el paso del tiempo se hacen no sólo malsanas para el hombre, sino peligrosas porque están expuestas a un fácil derrumbamiento. Por eso bien prescribe la Ley, y ordena abandonarlas y reconstruirlas, e incluso destruirlas si, una vez reconstruidas, vuelven a aparecer enfermas.
-¡Hombre, pero un poco de humedad, qué va a hacer? Se seca con braseros.
-Y la humedad no aparece externamente, y el engaño aumenta. La humedad aumenta por dentro, y mina, y un buen día se derrumba la casa y sepulta a sus habitantes. ¡Judas, Judas! ¡Mejor tener excesiva vigilancia que ser imprudentes!
-Yo no soy una casa.
-Eres la casa de tu alma. No dejes que en la casa se filtre el mal y corroa... Vigila por la incolumidad de tu alma. Vigilad todos.
-Vigilaré, Maestro. Pero, dime la verdad, ¿estás impresionado por las palabras de mi madre? Esta mujer está enferma. Ve fantasmas. Tengo que llevarla al médico. Cúramela Tú, Maestro.
-La consolaré. Pero tú eres el único que puedes curarla, calmando su congoja.
-Congoja sin fundamento. Créeme, Señor.
-Mejor así, Judas. Mejor así. Pero tú, con una conducta cada vez más justa, trata de anular esa congoja. Si ha surgido, habrá habido un motivo. Anula incluso el recuerdo de ese motivo, y tu madre y Yo te bendeciremos.
-¡Maestro, temías que me pusiera de acuerdo con Marcos de Josías?
-No temo nada.
-¡Ah! ¡Bien! Porque yo trataba de convencerlo. Creo que era mi deber. ¡Ninguno lo hace! ¡Yo tengo celo por las almas!
-Ten cuidado de que no te ocurra un mal -dice Pedro bondadosamente.
-¿Qué quieres decir? -dice Judas agresivo.
-Nada más que esto: que para tocar algo que quema hay que coger algo que aísle.
-¿Qué, en nuestro caso?
-¿Qué? Una gran santidad.
-¿Y yo no la tengo, no es verdad?
-Ni tú, ni yo, ni ninguno de nosotros. Por eso... podríamos quemarnos y quedar marcados.
-¿Y entonces quién se va a ocupar de las almas?
-Por ahora el Maestro. Después, cuando, según la promesa, tengamos los medios para poderlo hacer, nosotros.
-Pero yo quiero actuar antes. Nunca se trabaja demasiado pronto para el Señor.
-Creo que lo que dices está bien, pero también creo que el primer trabajo para el Señor lo tenemos que hacer en nosotros. ¿Ir a predicar santidad a los otros antes que a nosotros mismos?...
-Eres egoísta.
-En absoluto.
-Sí.
-No.
Empieza la discusión. Interviene Jesús:
-Pedro tiene razón en buena parte. Tú también tienes un poco de razón. Porque la predicación se debe apoyar sobre los hechos. Por eso santificarse para poder decir: "Haced lo que digo porque es justo". Y esto apoya lo que dice Pedro.
Pero también el trabajar en los espíritus de los demás sirve para formar los propios, porque nos obliga a mejorarnos para no ser objeto de observaciones por parte de los que se hayan de convertir. Pero ya hemos llegado a la casa de Juana...
Vamos a entrar a gozar del amor de contarnos entre los obreros del Señor; y a predicar, con los hechos, el tiempo futuro.
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