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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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409- El drama familiar del Anciano Juan
José de Arimatea descansa en una habitación que está semioscura debido a que todas las cortinas están echadas, para proteger del sol. En toda la casa hay un silencio absoluto. José duerme con sueño ligero en un bajo diván cubierto de esteras... Entra un criado, se dirige al patrón, le toca para despertarlo. José abre sus ojos cargados y mira al criado con gesto interrogativo.
-Señor, está aquí tu amigo Juan...
-¿Mi amigo Juan? ¿Cómo es que está aquí no habiéndose terminado el sábado?
José se ha despertado de golpe ante la sorpresa de la visita de un Anciano en sábado. Y ordena:
-Que entre enseguida.
El criado sale. José, mientras espera, pasea pensativo por
la habitación semioscura y fresca...
-¡Dios sea contigo, José! -dice el Anciano Juan, el que vimos ya en el primer banquete ofrecido a Jesús en Arimatea y también en casa de Lázaro en la última Pascua (siempre en una actitud que, aunque no fuera de discípulo, al menos no era hostil respecto a Jesús).
-¡Y contigo, Juan! Pero... sabiendo que eres justo, me asombra verte antes del ocaso...
-Es verdad. He quebrantado la ley sabática. Y he pecado sabiendo que pecaba. Por tanto, gran pecado el mío... Y grande será el sacrificio que ofreceré para ser perdonado. Pero también es muy grande el motivo que me ha incitado a este pecado... Yahveh, que es justo, tendrá compasión de su siervo culpable considerando el importante motivo que me ha impulsado a la culpa...
-Hace un tiempo no hablabas así. Para ti el Altísimo era sólo rigor, inflexibilidad. Y eras perfecto porque le temías como a un Dios intransigente...
-¡Oh! ¡Perfecto!... José, a ti nunca te he confesado mis culpas secretas... Pero es verdad. Consideraba a Dios intransigente. Como muchos en Israel. Nos han enseñado a considerarlo el Dios de las venganzas...
-Y has seguido creyéndolo después de que el Rabí ha venido a dar a conocer a su pueblo el verdadero Rostro de Dios, su verdadero Corazón... Un rostro y un corazón de Padre...
-Es verdad. Es verdad. Pero... todavía no le había oído hablar extensamente... De todas formas, como recordarás, desde la primera vez que lo vi, en el convite en tu casa, ya tomé una actitud hacia el Rabí que, si no era de amor, al menos era de... respeto.
-Es verdad... Pero por lo que yo te quiero quisiera que pasaras a una actitud de amor a El. Es demasiado poco el respeto...
-¿Tú lo amas, verdad, José?
-Sí. Y te lo digo, aun sabiendo que los príncipes de los sacerdotes odian a los que aman al Rabí. Pero tú no eres capaz de delación...
No. No soy capaz... Y quisiera ser como tú. Pero, ¿lo lograré alguna vez?
-Pediré porque lo logres. Significaría tu bienaventuranza eterna, amigo...
Un silencio lleno de reflexiones...
Luego José pregunta:
-Me has dicho que un importante motivo te ha movido a violar el sábado. ¿Y cuál? ¿Puedo preguntártelo sin ser demasiado indiscreto? Creo que has venido a casa de tu amigo en busca de ayuda... Y para ayudarte tengo que saber...
Juan se pasa la mano por la frente, aprieta esta frente de hombre en plena madurez, amplia y con ligeras entradas; se acaricia mecánicamente el pelo, que apenas ha empezado a encanecerse, y la tupida y escuadrada barba... Luego levanta la cabeza y mira fijamente a José. Dice:
-Sí. Un motivo importante, y penoso; y... y una gran esperanza...
-¿Cuáles?
-José, ¿te imaginas que mi casa es un infierno y que pronto ya no será una casa, sino... sino una cosa devastada, desbaratada, destruida, acabada?
-¿Qué? ¿Qué dices? ¿Desvarías?
-No. No desvarío... Mi mujer quiere marcharse... ¿Estás sorprendido?
-...Sí... porque... siempre la he visto buena y... porque vuestra familia me parecía ejemplar... tú, todo bondad... ella, toda virtud...
Juan se sienta y mete la cabeza entre las manos...
José prosigue:
-Ahora... esta... esta decisión... Yo... bueno que no puedo creer que Ana haya faltado... o que tú hayas faltado... Pero todavía menos lo creo de ella... toda casa, toda hijos... ¡No!... ¡En ella no puede haber culpa!...
-¿Estás seguro? ¿Estás completamente seguro?
-¡Oh! ¡Pobre amigo! No tengo el ojo de Dios. Pero, por lo que puedo juzgar, juzgo así...
-¿No crees que Ana sea... infiel...?
-¿Ana? ¡Pero, amigo! ¿El sol del verano te ha enfermado la cabeza? ¿Infiel con quién? No sale nunca de casa. Prefiere el campo a la ciudad. Trabaja como la primera de las domésticas. Es humilde, discreta, trabajadora, amorosa contigo y con los niños. Una mujer ligera no ama estas cosas. Créelo. ¡Oh, Juan!, pero ¿en qué fundas las sospechas? ¿Desde cuándo?
-Desde siempre.
-¿Desde siempre? ¡Ah, entonces esto tuyo es una enfermedad!...
-Sí. Y... José, yo he cometido muchos errores. Pero no quiero confesártelos a ti solo. Anteayer han pasado unos discípulos por mi casa, y también unos pobres. Decían que el Rabí estaba viniendo a tu casa. Y ayer... ayer fue un día muy turbulento para mi casa... tanto que Ana ha tomado la decisión que he dicho... Por la noche -¡y que noche! -he pensado mucho... Y he sacado la conclusión de que sólo Él, el Rabí perfecto...
-¡Divino, Juan, divino!
-..Como quieras... Que sólo Él puede curarme y reparar... reconstruir mi casa, darme de nuevo a Ana... y a mis hijos... reconstruirme todo...
El hombre llora. Entre lágrimas prosigue:
-Porque sólo Él ve y dice la verdad... y a Él lo creeré... José, amigo mío, déjame estar aquí esperándolo...
-El Maestro está aquí. Partirá después de la puesta del sol. Voy e llamarlo -y José sale...
Pocos minutos de espera y la cortina se separa nuevamente para dejar paso a Jesús... Juan se pone de pie y se inclina con deferente saludo.
-La paz a ti, Juan. ¿Por qué motivo me buscas?
-Para que me ayudes a ver... y para que me salves. Soy muy infeliz. He pecado contra Dios y contra mi carne gemela. Y de pecado en pecado he llegado a violar la ley del sábado. Absuélveme, Maestro.
-¡La ley del sábado! ¡Grande, santa ley! ¡Lejos de mí el pensamiento de considerarla pequeña y superada! Pero ¿por qué la antepones al primero de los mandamientos? ¿Y cómo es que pides absolución por haber violado el sábado y no la pides por haber faltado al amor y torturado a una inocente, y haber llevado a la desesperación y al umbral del pecado al alma de tu esposa? ¡Por esto debes angustiarte más que por todas las otras cosas! Por haberla calumniado...
-Señor, sólo con José, hace poco, he hablado de ella. Con ningún otro, créelo. Tenía tan celado mi dolor, que José, buen amigo mío, no se había percatado de nada y se ha quedado sorprendido. Ahora él te lo ha dicho. Pero ha sido para ayudarme. Con ninguna otra persona hablará el justo José.
-Conmigo no ha hablado. Me ha dicho solamente que me buscabas.
-¿Y entonces cómo lo sabes?
-¿Cómo lo sé? Como sabe Dios los secretos de los corazones. ¿Quieres que te diga el estado del tuyo?...
José hace ademán de retirarse discretamente. Pero es el propio Juan el que lo detiene diciendo:
-¡Quédate. ¡Tú eres amigo mío! ¡Puedes ayudarme ante el Rabí, tú, paraninfo de mi boda!... -y José vuelve a ponerse junto a los dos.
-¿Quieres que te lo diga? ¿Quieres que te ayude a conocerte? ¡No temas! No tengo mano cruel. Sé descubrir las heridas. No las hago sangrar para curarlas. Sé comprender y compadecerme. Y sé cuidar y curar; basta con que uno quiera ser curado. Tú tienes este deseo. Tanto que me has buscado. Siéntate aquí, a mi lado, entre mí y José.
Él fue el paraninfo de tu boda terrestre, Yo quisiera ser el paraninfo de tu boda espiritual... ¡Oh, cuánto lo quisiera!... ¡Así! Y ahora escúchame bien. Y responde con sinceridad a todo. ¿Tú cómo crees que fue el acto de Dios de crear al hombre y a la mujer para que estuvieran unidos? ¿Un acto bueno o un acto malo?
-Bueno, Señor. Como todas las cosas hechas por Dios.
-Has respondido bien. Ahora dime: si el acto era bueno, ¿cuáles debían ser sus consecuencias?
-Igualmente buenas, Señor. Y fueron buenas, a pesar de que Satanás entrara a disturbarlas, porque Adán siempre encontró confortación en Eva y Eva en Adán. Es más, fue aún más sensible esta confortación cuando solos, desterrados en la Tierra, fueron ayuda el uno para el otro. Y fueron buenas las consecuencias materiales, o sea, los hijos, por los cuales se propagó el hombre, y a través de los cuales brilló el poder y la bondad de Dios.
-¿Por qué? ¿Qué poder y bondad?
-Hombre, pues... la que ha sido desarrollada en favor de los hombres. Si miramos hacia atrás... sí... hay justos castigos, pero hay también, y más numerosos, actos de bondad... Bondad infinita es el pacto establecido con Abraham y repetido luego a Jacob, y así hasta... hasta el día de hoy. Y repetido por bocas sin mentira: los profetas... hasta Juan...
-Y por la boca del Rabí, Juan -interrumpe José.
-No es boca de profeta... No es boca de Maestro... Es... más.
Jesús sonríe, aunque casi imperceptiblemente, ante la... profesión de fe, aún vinculada, del Anciano, que no llega a decir: «Es boca divina» pero ya lo piensa.
-Entonces Dios ha hecho bien uniendo al hombre y a la mujer. Está escrito. ¿Pero cómo quiso que fueran el hombre y la mujer -pregunta Jesús.
-Una carne sola.
-Bien. ¿Entonces puede la carne odiarse a sí misma?
-No.
-¿Puede un miembro odiar al otro miembro?
-No.
-¿Puede un miembro separase del otro miembro?
-No. Sólo una gangrena o una lepra o una desventura pueden separar un miembro del resto del cuerpo.
-Muy bien. ¿Entonces solamente una cosa dolorosa o mala puede separar lo que por voluntad de Dios no es sino una unidad?
-Así es, Maestro.
-¿Y entonces por qué tú, convencido como estás de estas cosa, no amas a tu carne; y tanto la odias, que haces surgir una gangrena entre uno y el otro miembro, por lo cual, el miembro más débil, cayendo en mortificación, se separa y te deja solo?
Juan agacha la cabeza y guarda silencio mientras manosea las franjas de la túnica...
-Yo te digo el porqué. Porque Satanás ha entrado, a turbar, entre ti y tu mujer. Es más, ha entrado en ti con un amor desordenado hacia tu mujer. El amor, cuando es desordenado se transforma en odio. Juan. Satanás ha trabajado en tu sensualidad de varón para conseguir hacerte pecar. Porque ahí ha empezado tu pecado, a partir de tu desorden que ha ido engendrando nuevos y cada vez mayores desórdenes.
En tu mujer no has visto solamente la buena compañera y la madre de tus hijos, sino también el objeto de placer. Y esto te ha puesto pupilas como las del buey, que ve todo alterado. Has visto como tú veías. Así has visto a tu mujer. Objeto de placer para ti, la has juzgado lo mismo para los demás; y de aquí vienen tus febriles celos, tu miedo infundado, tu arrogancia pecaminosa que ha hecho de ella una miedosa, una encarcelada, una torturada, una calumniada
¿Qué importa si no le pegas, si públicamente no la vituperas? ¡Tu sospecha es un palo! ¡Tu duda es una calumnia! La calumnias pensando de ella que es capaz de traicionar. ¿Qué importa si la tratas como su rango te impone? En lo íntimo de tu casa es para ti menos que una esclava, por tu bestialidad lujuriosa, que la humilla sobremanera, y que ha sido soportada siempre por ella en silencio y con docilidad esperando persuadirte, calmarte, hacerte bueno, y lo cual no ha servido sino para aumentar tu exasperación, hasta el punto de que has hecho de tu casa un infierno donde rugen los demonios de la lujuria y de los celos.
¡Los celos! ¿Qué habrá más calumniador, para una esposa, que los celos? ¿Qué, más claramente indicador del estado real de un corazón que los celos? Debes creer que donde los celos se anidan -¡y tan estúpidos e irracionales, infundados, ofensivos, y obstinados! -no hay ni amor al prójimo ni amor a Dios. Lo que hay es egoísmo. ¡Por esto debes angustiarte, no por una fracción de sábado violado! Y para ser perdonado debes satisfacer por la devastación que has provocado...
-Pero Ana se quiere marchar ya... Ven a convencerla Tú... Sólo Tú puedes, oyéndola hablar, juzgar si verdaderamente es inocente y...
-¡Juan! ¿Quieres sanar y no quieres creer en lo que digo?
-Tienes razón, Señor. Cámbiame el corazón. Es verdad. No tengo motivo de fundada sospecha. Pero la quiero mucho... lujuriosamente, es verdad... Has visto bien... Y todo me es tiniebla...
-Entra en la luz. Sal de la maraña ardiente de una sensualidad tan feroz. Al principio te costará... Pero mucho más te costaría perder a una buena esposa y ganarte el infierno y pagar por tu pecado de desamor, calumnia y adulterio, y por el suyo, porque te recuerdo que quien mueve a una mujer al divorcio se pone a sí mismo y la pone a ella en el camino del adulterio. Si sabes resistir durante una luna, al menos durante una luna, a tu demonio, te prometo que terminará la pesadilla. ¿Me lo prometes?
-¡Oh! ¡Señor! ¡Señor! Quisiera... Pero es un fuego... Apágamelo Tú. Tú que eres poderoso...
El Anciano Juan ha caído de rodillas delante de Jesús y llora con la cabeza en las manos apoyadas en el suelo.
-Te lo adormeceré. Te lo circunscribiré. Pondré frenos y límites a este demonio... Pero tú has pecado mucho, Juan, y tienes que trabajar tú mismo en tu resurrección.
Los que Yo he convertido han venido a mí con la plena voluntad de hacerse nuevos, de quedar liberados... Habían obrado ya, con sus propias fuerzas, el comienzo de su redención. Así Mateo y María de Lázaro y otros.
Tú has venido aquí sólo para saber si ella era culpable y para que te ayudase a no perder la fuente en que se sacia tu placer. Yo circunscribo el poder de tu demonio, no durante una luna, sino durante tres. Durante este tiempo medita y elévate. Propónte tomar una nueva vida de marido.
Una vida de hombre dotado de alma. Y no la vida animal que has llevado hasta ahora. Y, que sepas, fortalecido por la oración y la meditación, por la paz que te doy durante tres meses, luchar y conquistarte la Vida eterna y reconquistarte el amor de tu esposa y la paz de tu casa. Ve.
-¿Pero qué le voy a decir a Ana? Quizás me la encontraré ya preparada para marcharse... ¿Qué palabras, después de tantos años de... ofensas, para convencerla de que la amo y de que no quiero perderla? Ven Tú...
-No puedo. Pero, ¡es tan simple!... Sé humilde. Llámala aparte y confiesa tu tormento. Dile que has venido a verme porque quieres ser perdonado por Dios. Y dile que te perdone, porque recibirás el perdón de Dios sólo si ella te lo invoca y es la primera en dártelo… ¡Oh! ¡Desdichado!
¡Cuánto bien, cuánta paz has desparramado con tu fiebre!
¿Cuánto mal crea la indisciplina de los sentidos, el desorden en los afectos! ¡Ánimo, levántate! Y vete tranquilo. ¿Pero no comprendes que ella, siendo buena y fiel a ti, está más angustiada que tú por el pensamiento de dejarte y no espera más que una palabra tuya para decirte:
"Todo te es perdonado"? Ánimo, muévete. El ocaso ya está cumplido. No cometes, pues, pecado por volver a tu casa… Y de haberlo cometido por venir a tu Salvador; tu Salvador te absuelve. Vete en paz. Y no peques más.
-¡Oh! ¡Maestro! ¡Maestro!... ¡No merezco estas palabras!... Maestro... yo... querré amarte de ahora en adelante...
-Sí, sí, ve. No te demores. Y recuerda esta hora en la hora en que Yo sea el Inocente calumniado.
-¿Qué quieres decir?
-Nada. Ve. Adiós.
Y Jesús se retira, dejando a los dos miembros del Sanedrín conmovidos y, enardecidos, juzgándole verdaderamente santo y sabio como sólo Dios puede serlo.
(Nota: aquí se observa que el sanedrita Juan se excedía en su vida sexual con su mujer, buscando más el placer sexual que la comprensión, el afecto, la vida espiritual y conyugal con su esposa, ya que el placer sexual, dentro del matrimonio y siendo generosos en hijos ante Dios, no sólo no es malo sino positivo, pero sin obsesiones ni desviaciones, en las que, por lo visto, Juan, el sanedrita, incurrió con su esposa, por lo que pecó ante Dios y el diablo actuó contra él)
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