Saturday December 14,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

493- Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios


Jesús regresa de Betania por el camino bajo (empleo esta palabra para referirme al más largo, que no pasa por el Monte de los Olivos y que entra en la ciudad pasando por el barrio de Tofet).

Primero se detiene para ofrecer unas ayudas a los leprosos que no han sabido pedirle más que pan. Luego va derecho a un amplio receptáculo cuadrangular, cubierto, cerrado por todos los lados menos por uno. Un pozo, un pozo grande cubierto, el más grande que he visto. Es más grande que el de la Samaritana, y debe ser también más rico en aguas, porque el suelo de alrededor acusa su nutrición y muestra mucha fertilidad, en contraste con el árido y sepulcral valle de Hinnon, que se vislumbra de refilón al noroeste.

Sólo una construcción de sólida piedra, como es la del pozo y su cubierta, habría podido resistir a la humedad del suelo. Y las piedras -no hace falta ser expertos para considerarlas antiguas-resisten, oscuras y robustas, como protección del agua preciosa.

A pesar del aspecto tétrico del día, y a pesar de la proximidad de los sepulcros de los leprosos, que infunden siempre en las cercanías una gran tristeza, el lugar es sereno, sea por su gran fertilidad, sea porque tiene detrás, al norte, vastos jardines, ricos en árboles de todo tipo, que alzan sus tupidas copas contra el fondo del cielo pardo que se abate sobre la ciudad; y, delante, al sur, el valle del Cedrón, que ensancha su lecho y se hace más nutrido de aguas, de la misma forma que el valle se hace más alegre y rico en luz, siguiendo el camino que va a Betania y a Jericó por un buen trecho.

Mucha gente (mujeres con ánforas, asnerizos con cubos, caravanas que van a salir o que están llegando) se paran junto al pozo y sacan agua. Un largo trecho de suelo está húmedo por los cubos que gotean cuando se vierte su contenido en los recipientes. Tranquilidad y dulces voces de mujeres, gorjeantes vocecitas de niños, voces graves, roncas, fuertes de hombres, rebuznos de burros y estridentes gritos de camellos que, acoclados bajo su carga, esperan a que el camellero vuelva con el agua.

Una escena muy típica, en un ocaso fosco, en que el cielo tiene extrañas pinceladas de un amarillo innatural, improviso, que esparce una luz extraña sobre todas las cosas; mientras, más arriba, nubes densas y plúmbeas se encabalgan corriendo hacia Occidente. Las partes más altas de la ciudad, con esa luz extraña contra el fondo del horizonte plúmbeo estriado con pinceladas sulfúreas, son espectrales.

-Esto es todo agua, y viento... -sentencia Pedro, y pregunta:
-¿A dónde vamos esta noche?
-A casa del hombre de los jardines. Mañana subo al Templo y...
-¿Todavía? ¡Mira bien lo que haces! Sería mejor que aceptaras la invitación de los libertos a su sinagoga -aconseja Simón Zelote.

-Entonces, sinagoga por sinagoga; hay otras, ¡y que han dado muestras de desear su presencia! ¿Por qué tienen que ser ellos? -dice Judas de Keriot.

-Porque son los más seguros. Y la razón se comprende sin que yo la diga -rebate el Zelote.
-¡Seguros! ¿Qué es lo que te da esa certeza?
-El hecho de que han sabido permanecer fieles, a pesar de lo que han pasado.  


-No discutáis entre vosotros. Mañana voy a subir al Templo. Ya lo he dicho. Ahora, quedémonos aquí un poco. Siempre es un lugar de buena evangelización.
-No más que otro. No sé por qué lo prefieres.

-¿Que por qué, Judas? Por muchas razones que diré a los que se están congregando, y por una que os digo a vosotros en particular. En este pozo de la fuente de Royel se detuvieron, inseguros y contrariados los tres Sabios de Oriente, pues que había desaparecido la estrella que los había guiado desde tan lejos. Cualquier otro hombre habría dudado de Dios y de sí mismo. Ellos estuvieron en oración hasta el alba, junto a sus cansados camellos (los únicos que estaban despiertos, entre los servidores que dormían).

Y luego, al alba, se alzaron y se dirigieron a las puertas, desafiando el peligro de ser tomados por locos y agitadores, desafiando también el peligro de morir.

Recordad que reinaba Herodes, el sanguinario. Y bastaba mucho menos de la frase que los Sabios querían decirle para que les decretara su muerte. Pero ellos me buscaban a mí. No buscaban gloria, riquezas, honores. Me buscaban a mí, sólo a mí. A un niño: a su Mesías, a su Dios.

La búsqueda de Dios, siendo buena, proporciona siempre todas las ayudas y todo el coraje. Los miedos, las cosas bajas, son la herencia de los que sueñan cosas bajas.

Ellos aspiraban a adorar a Dios. Este amor suyo los hacía fuertes. Y, pocas horas después, el amor tuvo un premio, porque aquí, en la noche lunar, reapareció la estrella ante sus ojos. Nunca le falta la estrella de Dios a quien con justicia y amor lo busca.

¡Los tres Sabios! Hubieran podido quedarse entre los falsos honores que Herodes les daba, después de la respuesta de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas y doctores. Y estaban muy cansados... Pero no se quedaron ni siquiera una noche, y, antes de que se cerraran las puertas, salieron para esperar aquí al alba. Luego... no el alba solar, sino el alba de Dios apareció de nuevo para hacer de plata el camino. La estrella los llamó con sus luces y ellos fueron a la Luz.

¡Bienaventurados! ¡Bienaventurados ellos y quien sabe imitarlos!

Los apóstoles y Margziam con Isaac están centrados en escuchar, con ese rostro feliz que tienen siempre que Jesús evoca su nacimiento; e Isaac, absorto, suspira, sonríe ante este recuerdo... con un rostro extático, lejano del lugar y del tiempo, regresando a más de treinta años antes, a aquella noche, a aquella estrella que ciertamente vio entre su rebaño...

Más gente se ha acercado, porque el camino es de mucho tránsito, y está escuchando; y alguno recuerda la fantástica caravana, y la noticia que trajo... y las consecuencias de ella.

-Éste siempre es lugar de consejo. La historia siempre se repite. Este siempre es lugar de prueba. Para los buenos, para los malos. Pero toda la vida es una prueba de la fe y justicia del hombre.

Os recuerdo la fidelidad de Jusay, de Sadoq y Abiatar, de Jonatán y Ajimaas, que de este lugar partieron para salvar a su rey y fueron protegidos por Dios porque obraban con justicia.

Os recuerdo (2 Samuel l7 y en l Reyes l) un hecho relacionado con este mismo lugar y que no tuvo buenas consecuencias por tratarse de un abuso y, por tanto, no estar bendecido por Dios. Junto a la piedra de Zojélet, cerca de la fuente de Royel, Adonías conspiró contra la voluntad de su padre y se hizo proclamar rey por los de su partido.

Pero el abuso no lo favoreció, porque, antes del final del banquete, los gritos de hosanna que resonaban en Guijón le notificaron -aún antes de que Jonatán de Abiatar hablara-, que Salomón era rey, y él, que había querido usurpar el trono, debía confiar sólo en la misericordia de Salomón.

Demasiados repiten el gesto de Adonías y se oponen al verdadero Rey, o conjuran contra Él siguiendo el partido aparentemente más fuerte. Y demasiado pocos, actuando así, sabrán luego abrazarse al altar pidiendo perdón y confiando en la misericordia de Dios. ¿Podremos, nosotros que hemos considerado tres sucesos de este pozo, decir que el lugar está sujeto a influjos buenos o no buenos? No. No el lugar. No el tiempo. No los sucesos, sino la voluntad del hombre es la que turba las acciones del hombre.

En Royel ha visto la fidelidad de los súbditos de David y el pecado de Adonías, de la misma forma que ha visto la fe de los tres Sabios. Es el mismo pozo. En sus piedras se han apoyado y en sus aguas han apagado su sed Jonatán y Ajimaas, como Adonías y los suyos, como los tres Sabios.

Pero el agua y las piedras han visto tres cosas distintas: la fidelidad al rey David, la traición al rey David, la fidelidad a Dios y al Rey de los reyes. Es siempre la voluntad del hombre la que hace cumplir el bien o el mal.

Y sobre la voluntad del hombre proyecta sus luces la voluntad de Dios, y sus vapores venenosos la voluntad de Satanás. Del hombre depende el acoger la luz o el veneno y venir a ser justo o pecador.

En este pozo está colocado un guardián para que nadie corrompa las aguas. Y, además del guardián, le han sido dados unas paredes y un techo, para que el viento no meta dentro de él hojas y cosas sucias que contaminen las preciosas aguas.

También ha puesto Dios un guardián al hombre: la voluntad inteligente y consciente del hombre; y protecciones: los mandamientos y los consejos angélicos, para que el espíritu del hombre no fuera corrompido consciente o inconscientemente. Pero cuando el hombre corrompe su conciencia, su intelecto, no escucha las inspiraciones del Cielo, pisotea la Ley, es como si fuera un guardián que dejara sin custodia el pozo, o como un demente que desmantelara sus defensas. Deja libre el campo a los enemigos satánicos, a las concupiscencias del mundo y de la carne, y a las tentaciones que, aunque no sean secundadas después, siempre es prudente tenerlas vigiladas y rechazarlas.

Hijos de Jerusalén, hebreos, prosélitos, viandantes que el destino ha reunido aquí a escuchar la voz de Dios, sed sabios, con la verdadera sabiduría, que es saber defender el propio yo de las acciones que deshonran al hombre.

Veo aquí a muchos gentiles. A ellos les digo que no existen sólo las riquezas y las mercancías como únicas cosas que conquistar, sino que hay otra cosa que hay que conquistar: la vida para la propia alma.

Porque el hombre tiene un alma dentro de sí, una cosa impalpable, pero que es la que le hace vivir, una cosa que no muere ni siquiera cuando la carne ha muerto, una cosa que tiene derecho a vivir su verdadera, eterna vida, y no la puede vivir sí el hombre mata su verdadero yo con sus malas acciones.

La idolatría y el gentilismo no son insuperables. El sabio medita y dice: "¿Por qué tengo que seguir a unos ídolos y vivir sin esperanza de una vida más buena, mientras que, yendo al verdadero Dios, puedo conquistar la alegría para toda la eternidad?". El hombre es avaro de sus días y la muerte le causa horror.

Cuanto más envuelto está en las tinieblas de falsas religiones o en la no fe, más teme a la muerte. Pero el que viene a la verdadera Fe pierde el terror a la muerte, porque sabe que más allá de la muerte hay una vida eterna, donde los espíritus se volverán a encontrar y no habrá ya ni dolores ni separaciones. No es difícil seguir el camino de la Vida. Basta creer en el único verdadero Dios, amar al prójimo y amar la honestidad en todas las acciones.  

Vosotros, de Israel, sabéis cuáles son las cosas mandadas y cuáles las prohibidas. Pero Yo digo a estos que escuchan y que llevarán lejos, consigo, mis palabras, cuáles son estas cosas... (y dice el Decálogo). La verdadera religión está en esto, no en los sacrificios vanos y pomposos.

Obedecer a los preceptos de una moral perfecta, de una virtud sin defecto, usar misericordia, eludir lo que deshonra al hombre, dejar las vanidades, las adivinaciones del error, los augurios falaces, los sueños de los malvados, como dice el libro sapiencial (Eclesiástico 34, l-8); usar con justicia los dones de Dios, o sea, la salud, la prosperidad, las riquezas, la inteligencia, el poder; no tener soberbia, que es signo de necedad, porque el hombre vive, está sano, es rico o sabio o poderoso mientras Dios se lo concede; no tener deseos inmoderados que algunas veces llevan incluso al delito; vivir, en una palabra, como hombres y no como los animales, por dignidad incluso hacia uno mismo.

Bajar es fácil; subir de nuevo, difícil. Pero, ¿quién querría vivir en un abismo fétido sólo por el hecho de haber caído en él, y no trataría de dejarlo subiendo hasta su sumidad florida y llena de sol? En verdad os digo que la vida del pecador está situada en un abismo, y también la vida que vive en el error. Pero aquellos que acogen la Palabra de la verdad y van a la Verdad suben a la sumidad, a la Luz.

Id ahora todos a vuestro lugar de destino. Y recordad que, junto a la fuente de En Royel, la Fuente de la Sabiduría os ha dado de beber sus aguas para que tengáis otra vez sed y a Ella volváis.

Jesús se abre paso y se encamina hacia la ciudad, dejando a la gente comentando, preguntando, respondiendo.


   


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