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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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493- Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
Jesús regresa de Betania por el camino bajo (empleo esta palabra para referirme al más largo, que no pasa por el Monte de los Olivos y que entra en la ciudad pasando por el barrio de Tofet).
Primero se detiene para ofrecer unas ayudas a los leprosos que no han sabido pedirle más que pan. Luego va derecho a un amplio receptáculo cuadrangular, cubierto, cerrado por todos los lados menos por uno. Un pozo, un pozo grande cubierto, el más grande que he visto. Es más grande que el de la Samaritana, y debe ser también más rico en aguas, porque el suelo de alrededor acusa su nutrición y muestra mucha fertilidad, en contraste con el árido y sepulcral valle de Hinnon, que se vislumbra de refilón al noroeste.
Sólo una construcción de sólida piedra, como es la del pozo y su cubierta, habría podido resistir a la humedad del suelo. Y las piedras -no hace falta ser expertos para considerarlas antiguas-resisten, oscuras y robustas, como protección del agua preciosa.
A pesar del aspecto tétrico del día, y a pesar de la proximidad de los sepulcros de los leprosos, que infunden siempre en las cercanías una gran tristeza, el lugar es sereno, sea por su gran fertilidad, sea porque tiene detrás, al norte, vastos jardines, ricos en árboles de todo tipo, que alzan sus tupidas copas contra el fondo del cielo pardo que se abate sobre la ciudad; y, delante, al sur, el valle del Cedrón, que ensancha su lecho y se hace más nutrido de aguas, de la misma forma que el valle se hace más alegre y rico en luz, siguiendo el camino que va a Betania y a Jericó por un buen trecho.
Mucha gente (mujeres con ánforas, asnerizos con cubos, caravanas que van a salir o que están llegando) se paran junto al pozo y sacan agua. Un largo trecho de suelo está húmedo por los cubos que gotean cuando se vierte su contenido en los recipientes. Tranquilidad y dulces voces de mujeres, gorjeantes vocecitas de niños, voces graves, roncas, fuertes de hombres, rebuznos de burros y estridentes gritos de camellos que, acoclados bajo su carga, esperan a que el camellero vuelva con el agua.
Una escena muy típica, en un ocaso fosco, en que el cielo tiene extrañas pinceladas de un amarillo innatural, improviso, que esparce una luz extraña sobre todas las cosas; mientras, más arriba, nubes densas y plúmbeas se encabalgan corriendo hacia Occidente. Las partes más altas de la ciudad, con esa luz extraña contra el fondo del horizonte plúmbeo estriado con pinceladas sulfúreas, son espectrales.
-Esto es todo agua, y viento... -sentencia Pedro, y pregunta:
-¿A dónde vamos esta noche?
-A casa del hombre de los jardines. Mañana subo al Templo y...
-¿Todavía? ¡Mira bien lo que haces! Sería mejor que aceptaras la invitación de los libertos a su sinagoga -aconseja Simón Zelote.
-Entonces, sinagoga por sinagoga; hay otras, ¡y que han dado muestras de desear su presencia! ¿Por qué tienen que ser ellos? -dice Judas de Keriot.
-Porque son los más seguros. Y la razón se comprende sin que yo la diga -rebate el Zelote.
-¡Seguros! ¿Qué es lo que te da esa certeza?
-El hecho de que han sabido permanecer fieles, a pesar de lo que han pasado.
-No discutáis entre vosotros. Mañana voy a subir al Templo. Ya lo he dicho. Ahora, quedémonos aquí un poco. Siempre es un lugar de buena evangelización.
-No más que otro. No sé por qué lo prefieres.
-¿Que por qué, Judas? Por muchas razones que diré a los que se están congregando, y por una que os digo a vosotros en particular. En este pozo de la fuente de Royel se detuvieron, inseguros y contrariados los tres Sabios de Oriente, pues que había desaparecido la estrella que los había guiado desde tan lejos. Cualquier otro hombre habría dudado de Dios y de sí mismo. Ellos estuvieron en oración hasta el alba, junto a sus cansados camellos (los únicos que estaban despiertos, entre los servidores que dormían).
Y luego, al alba, se alzaron y se dirigieron a las puertas, desafiando el peligro de ser tomados por locos y agitadores, desafiando también el peligro de morir.
Recordad que reinaba Herodes, el sanguinario. Y bastaba mucho menos de la frase que los Sabios querían decirle para que les decretara su muerte. Pero ellos me buscaban a mí. No buscaban gloria, riquezas, honores. Me buscaban a mí, sólo a mí. A un niño: a su Mesías, a su Dios.
La búsqueda de Dios, siendo buena, proporciona siempre todas las ayudas y todo el coraje. Los miedos, las cosas bajas, son la herencia de los que sueñan cosas bajas.
Ellos aspiraban a adorar a Dios. Este amor suyo los hacía fuertes. Y, pocas horas después, el amor tuvo un premio, porque aquí, en la noche lunar, reapareció la estrella ante sus ojos. Nunca le falta la estrella de Dios a quien con justicia y amor lo busca.
¡Los tres Sabios! Hubieran podido quedarse entre los falsos honores que Herodes les daba, después de la respuesta de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas y doctores. Y estaban muy cansados... Pero no se quedaron ni siquiera una noche, y, antes de que se cerraran las puertas, salieron para esperar aquí al alba. Luego... no el alba solar, sino el alba de Dios apareció de nuevo para hacer de plata el camino. La estrella los llamó con sus luces y ellos fueron a la Luz.
¡Bienaventurados! ¡Bienaventurados ellos y quien sabe imitarlos!
Los apóstoles y Margziam con Isaac están centrados en escuchar, con ese rostro feliz que tienen siempre que Jesús evoca su nacimiento; e Isaac, absorto, suspira, sonríe ante este recuerdo... con un rostro extático, lejano del lugar y del tiempo, regresando a más de treinta años antes, a aquella noche, a aquella estrella que ciertamente vio entre su rebaño...
Más gente se ha acercado, porque el camino es de mucho tránsito, y está escuchando; y alguno recuerda la fantástica caravana, y la noticia que trajo... y las consecuencias de ella.
-Éste siempre es lugar de consejo. La historia siempre se repite. Este siempre es lugar de prueba. Para los buenos, para los malos. Pero toda la vida es una prueba de la fe y justicia del hombre.
Os recuerdo la fidelidad de Jusay, de Sadoq y Abiatar, de Jonatán y Ajimaas, que de este lugar partieron para salvar a su rey y fueron protegidos por Dios porque obraban con justicia.
Os recuerdo (2 Samuel l7 y en l Reyes l) un hecho relacionado con este mismo lugar y que no tuvo buenas consecuencias por tratarse de un abuso y, por tanto, no estar bendecido por Dios. Junto a la piedra de Zojélet, cerca de la fuente de Royel, Adonías conspiró contra la voluntad de su padre y se hizo proclamar rey por los de su partido.
Pero el abuso no lo favoreció, porque, antes del final del banquete, los gritos de hosanna que resonaban en Guijón le notificaron -aún antes de que Jonatán de Abiatar hablara-, que Salomón era rey, y él, que había querido usurpar el trono, debía confiar sólo en la misericordia de Salomón.
Demasiados repiten el gesto de Adonías y se oponen al verdadero Rey, o conjuran contra Él siguiendo el partido aparentemente más fuerte. Y demasiado pocos, actuando así, sabrán luego abrazarse al altar pidiendo perdón y confiando en la misericordia de Dios. ¿Podremos, nosotros que hemos considerado tres sucesos de este pozo, decir que el lugar está sujeto a influjos buenos o no buenos? No. No el lugar. No el tiempo. No los sucesos, sino la voluntad del hombre es la que turba las acciones del hombre.
En Royel ha visto la fidelidad de los súbditos de David y el pecado de Adonías, de la misma forma que ha visto la fe de los tres Sabios. Es el mismo pozo. En sus piedras se han apoyado y en sus aguas han apagado su sed Jonatán y Ajimaas, como Adonías y los suyos, como los tres Sabios.
Pero el agua y las piedras han visto tres cosas distintas: la fidelidad al rey David, la traición al rey David, la fidelidad a Dios y al Rey de los reyes. Es siempre la voluntad del hombre la que hace cumplir el bien o el mal.
Y sobre la voluntad del hombre proyecta sus luces la voluntad de Dios, y sus vapores venenosos la voluntad de Satanás. Del hombre depende el acoger la luz o el veneno y venir a ser justo o pecador.
En este pozo está colocado un guardián para que nadie corrompa las aguas. Y, además del guardián, le han sido dados unas paredes y un techo, para que el viento no meta dentro de él hojas y cosas sucias que contaminen las preciosas aguas.
También ha puesto Dios un guardián al hombre: la voluntad inteligente y consciente del hombre; y protecciones: los mandamientos y los consejos angélicos, para que el espíritu del hombre no fuera corrompido consciente o inconscientemente. Pero cuando el hombre corrompe su conciencia, su intelecto, no escucha las inspiraciones del Cielo, pisotea la Ley, es como si fuera un guardián que dejara sin custodia el pozo, o como un demente que desmantelara sus defensas. Deja libre el campo a los enemigos satánicos, a las concupiscencias del mundo y de la carne, y a las tentaciones que, aunque no sean secundadas después, siempre es prudente tenerlas vigiladas y rechazarlas.
Hijos de Jerusalén, hebreos, prosélitos, viandantes que el destino ha reunido aquí a escuchar la voz de Dios, sed sabios, con la verdadera sabiduría, que es saber defender el propio yo de las acciones que deshonran al hombre.
Veo aquí a muchos gentiles. A ellos les digo que no existen sólo las riquezas y las mercancías como únicas cosas que conquistar, sino que hay otra cosa que hay que conquistar: la vida para la propia alma.
Porque el hombre tiene un alma dentro de sí, una cosa impalpable, pero que es la que le hace vivir, una cosa que no muere ni siquiera cuando la carne ha muerto, una cosa que tiene derecho a vivir su verdadera, eterna vida, y no la puede vivir sí el hombre mata su verdadero yo con sus malas acciones.
La idolatría y el gentilismo no son insuperables. El sabio medita y dice: "¿Por qué tengo que seguir a unos ídolos y vivir sin esperanza de una vida más buena, mientras que, yendo al verdadero Dios, puedo conquistar la alegría para toda la eternidad?". El hombre es avaro de sus días y la muerte le causa horror.
Cuanto más envuelto está en las tinieblas de falsas religiones o en la no fe, más teme a la muerte. Pero el que viene a la verdadera Fe pierde el terror a la muerte, porque sabe que más allá de la muerte hay una vida eterna, donde los espíritus se volverán a encontrar y no habrá ya ni dolores ni separaciones. No es difícil seguir el camino de la Vida. Basta creer en el único verdadero Dios, amar al prójimo y amar la honestidad en todas las acciones.
Vosotros, de Israel, sabéis cuáles son las cosas mandadas y cuáles las prohibidas. Pero Yo digo a estos que escuchan y que llevarán lejos, consigo, mis palabras, cuáles son estas cosas... (y dice el Decálogo). La verdadera religión está en esto, no en los sacrificios vanos y pomposos.
Obedecer a los preceptos de una moral perfecta, de una virtud sin defecto, usar misericordia, eludir lo que deshonra al hombre, dejar las vanidades, las adivinaciones del error, los augurios falaces, los sueños de los malvados, como dice el libro sapiencial (Eclesiástico 34, l-8); usar con justicia los dones de Dios, o sea, la salud, la prosperidad, las riquezas, la inteligencia, el poder; no tener soberbia, que es signo de necedad, porque el hombre vive, está sano, es rico o sabio o poderoso mientras Dios se lo concede; no tener deseos inmoderados que algunas veces llevan incluso al delito; vivir, en una palabra, como hombres y no como los animales, por dignidad incluso hacia uno mismo.
Bajar es fácil; subir de nuevo, difícil. Pero, ¿quién querría vivir en un abismo fétido sólo por el hecho de haber caído en él, y no trataría de dejarlo subiendo hasta su sumidad florida y llena de sol? En verdad os digo que la vida del pecador está situada en un abismo, y también la vida que vive en el error. Pero aquellos que acogen la Palabra de la verdad y van a la Verdad suben a la sumidad, a la Luz.
Id ahora todos a vuestro lugar de destino. Y recordad que, junto a la fuente de En Royel, la Fuente de la Sabiduría os ha dado de beber sus aguas para que tengáis otra vez sed y a Ella volváis.
Jesús se abre paso y se encamina hacia la ciudad, dejando a la gente comentando, preguntando, respondiendo.
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