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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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470- Lección a una suegra sobre los
deberes del matrimonio
Los montes boscosos y fértiles donde se halla Yiscala ofrecen alivio de verde, de brisas, de aguas, y hermosísimos horizontes nunca iguales, distintos según que el camino se oriente a uno u otro de los puntos cardinales.
Al norte vese sucesión de cimas selvosas de los más variados verdes, yo diría que es una ascensión de la Tierra hacia el azul firmamento, al que parece ofrecer como don -agradecimiento por las aguas y los rayos que éste le regala-todas sus bellezas vegetales.
Al nordeste la vista desciende, tras haberse detenido, hechizada, en esa joya de variante color -según las horas y la luz -que es el gran Hermón, que alza su cono más alto cual gigantesco obelisco de diamante, o de ópalo, o de palidísimo zafiro, o tenuísimo rubí, o de acero recién templado, según que el sol lo bese o lo deje y en la medida de los juegos de luz sobre las nieves perennes que hacen las deshilachadas nubes transportadas por los vientos; desciende la vista por las pendientes esmeraldinas de sus mesetas, y crestas, hoces y picos, que están al pie del gigante regio.
Y luego, mirando progresivamente hacía el este, se extiende el vasto altiplano verde de la Gaulanítida y la Auranítida, limitado en su extremo oriental por los montes que se difuminan entre las brumas de las lejanías; al oeste, por el distinto verde que al Jordán orilla y su valle señala.
Y, más cercanos, espléndidos como dos zafiros, se ven los dos lagos de Merón, comprendido dentro de su bajo círculo de bien regada llanura, y de Tiberíades, gracioso cual delicada pintura al pastel, comprendido entre las colinas que lo ciñen, distintas en aspecto y tonos, y sus riberas perennemente floridas: sueño de oriente por las matas de palmas que cimbrean la cima con la brisa de los cercanos montes, poesía de nuestros más bellos lagos por la paz de las aguas y los cultivos de las riberas.
Y luego, al sur, el Tabor con su peculiar cúspide, y el pequeño Hermón, todo verde vigilando la llanura de Esdrelón, cuya amplitud se intuye por una vastedad de horizonte no interrumpido por elevaciones montanas; y, aún más abajo, a mediodía, los altos, poderosos montes de Samaria, que se extienden más allá de la vista del hombre hacia Judea.
El único que no aparece es el lado oeste, donde deben estar el Carmelo y la llanura que sube hacia Tolemaida, escondidos ambos por una cadena más alta que ésta, de forma que su visión queda impedida.
Jesús marcha por el camino que va entre los montes, unas veces solo, otras acompañado de uno u otro apóstol suyo que se ha adelantado hasta Él.
Se para una vez a acariciar a los hijos pequeños de un pastor, que juegan cerca del rebaño; y acepta la leche que el pastor -que lo ha reconocido como el Rabí descrito por otros que lo han visto-quiere darle «para ti y para los tuyos».
Otra vez escucha a una ancianita que, no sabiendo quién es Él le cuenta sus penas familiares, causadas por una nuera que es una mujer gruñona y sin respeto.
Aunque se muestre compasivo con la viejecita, Jesús la exhorta a ser paciente y a convencer con la bondad en orden a la bondad:
-Debes ser madre, aunque ella no se comporte contigo como hija. Sé sincera: si en vez de tu nuera fuera tu hija, ¿te parecerían tan graves sus defectos?
La viejecita piensa... y luego confiesa:
-No... Pero una hija es siempre una hija...
-¿Y si una hija tuya te dijera que en casa de su esposo la madre de él la maltrata, qué dirías?
-Que es mala. Porque debería enseñar los usos de la casa -y cada casa tiene los suyos-con bondad, especialmente si la esposa es joven. Yo diría que debería acordarse de cuando ella llevaba casada poco tiempo, y de la satisfacción que le daba el amor de su suegra, si había tenido tanta merced de encontrarla buena, y de lo que había sufrido si había tenido una suegra mala. Y no hacer sufrir lo que no había sufrido, o no hacer sufrir porque sabe lo que es sufrir. ¡Yo, está claro que defendería a mi hija!
-¿Cuántos años tiene tu nuera?
-Dieciocho, Rabí. Casada con Jacob desde hace tres.
-Muy joven. ¿Es fiel a su marido?
-¡Hombre, claro! Siempre en casa y todo amor por él y el pequeño Leví y la pequeña, pequeñísima, Ana, como yo. Ha nacido en Pascua... ¡Es preciosa!...
-¿Quién ha querido que se llamara Ana?
-María. Leví era el nombre del suegro y Jacob le ha puesto Leví al primogénito; así que María, cuando ha tenido a la
niña, ha dicho “A ésta el nombre de la madre".
-¿Y no te parece amor y respeto esto?
La anciana piensa... Jesús insta:
-Es honesta, toda ella para la casa, amorosa esposa y madre, solícita para darte una alegría... Habría podido poner a la niña el nombre de su madre, pero le ha puesto el tuyo... honra tu casa con su conducta...
-¡Eso sí! No es como la infame de Yisabel.
-¿Y entonces? ¿Por qué te quejas y levantas protestas contra ella? ¿No te parece que estás haciendo dos medidas juzgando a tu nuera de forma distinta de como juzgarías a una hija?...
-Es que... es que... ella me ha arrebatado el amor de mi hijo. Antes era todo él para mí, ahora la quiere a ella más que a mí...
La eterna verdadera razón de los prejuicios de las suegras rebosa por fin del corazón de la ancianita, junto con las lágrimas que rebosan de los ojos.
-¿Tu hijo permite que te falte algo? ¿Te desatiende desde que está casado?
-No. No puedo decir eso. Pero, en definitiva, ahora es de su mujer... -y el llanto gime más fuerte.
Jesús sonríe serenamente, compasivo hacia la celosa viejecita. Y dulce como siempre, no regaña. Se muestra compasivo hacia el sufrimiento de la madre, e intenta medicarla. Apoya su mano en el hombro de la anciana, como para guiarla porque las lágrimas la ciegan, quizás para hacerle sentir con su contacto tanto amor, que ella quede consolada y curada; y le dice:
-Madre, ¿y no es bueno que sea así? Tu marido lo hizo contigo, y su madre lo... no lo perdió como tu dices y piensas... lo tuvo menos para sí, porque tu marido repartía su amor entre su madre y tú. Y el padre de tu marido, a su vez, dejó de ser todo de su madre, para amar a la madre de sus hijos. Y así sucesivamente, de generación en generación, retrocediendo en los siglos hasta Eva, la primera madre que vio a sus hijos compartir con sus esposas el amor que tenían primero dedicado exclusivamente a sus padres.
¿Pero no dice el Génesis (Génesis 2, 23-24): "He aquí por fin el hueso de mis huesos y la carne de mi carne... El hombre dejará por ella a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne"? Tú dirás: "Fue palabra de hombre". Sí. Pero ¿de qué hombre? Estaba en estado de inocencia y de gracia. Reflejaba, por tanto, sin sombras, la Sabiduría que le había creado, y conocía las verdades de la Sabiduría. Por la Gracia y la inocencia poseía también los otros dones de Dios en medida plena.
Sometido el sentido a la razón, su mente no estaba ofuscada por emanaciones concupiscentes. Por la ciencia proporcionada a su estado, decía palabras de verdad. Era, pues, profeta. Porque tú sabes que profeta quiere decir "aquel que habla en nombre de otro".
Y los profetas verdaderos hablan siempre de cosas relativas al espíritu y al futuro, aunque parezcan relacionadas con el tiempo presente y con la carne y es que en los pecados de la carne y en los hechos del tiempo presente están los gérmenes de los futuros castigos, o los hechos del futuro tienen su raíz en un acontecimiento antiguo (por ejemplo, la venida del Salvador toma origen en la culpa de Adán, y los castigos de Israel, predichos por los profetas, tienen su germen en la conducta de Israel)-; así es que quien mueve sus labios a hablar de cosas del espíritu no puede ser sino el Espíritu eterno, que todo lo ve en un eterno presente. Y el Espíritu eterno habla en los santos, pues que no puede habitar en los pecadores.
Adán era santo, o sea, la justicia era plena en él, y en él estaban presentes todas las virtudes, porque Dios a su criatura le había infundido la plenitud de sus dones. Ahora, para llegar a la justicia y a la posesión de las virtudes, mucho debe esforzarse el hombre, porque en él están presentes los fómites del mal. Pero en Adán no estaban esos fómites; antes al contrario, la Gracia le hacía inferior en poco a Dios su Creador.
(En nota mecanografiada dice a este respecto María Valtorta: “La Gracia diviniza al hombre, pero el hombre no es Dios.
Viene a ser semejante a Dios por participación, no por una naturaleza igual).
Por tanto, sus labios pronunciaban palabras de gracia. Palabra veraz es, pues, ésta: "El hombre dejará por la mujer al padre y a la madre, y se unirá a su mujer y serán una carne sola".
Tan absoluto y verdadero es esto, que el Bonísimo, para consuelo de las madres y los padres, puso luego en la Ley el cuarto mandamiento: "Honra a tu padre y a tu madre", mandamiento que no termina con las nupcias del hombre, sino que continúa después de ellas.
Primero, instintivamente, los buenos honraban a sus padres incluso después de haberlos dejado para crear una nueva familia. A partir de Moisés es obligación de Ley. Y ello para mitigar los dolores de los padres, de quienes demasiadas veces se olvidaban sus hijos después de las nupcias. Pero la Ley no ha anulado la palabra profética de Adán: "El hombre dejará, de Adán: "El hombre dejará por la mujer al padre y a la madre”.
Era palabra justa, y vive. Reflejaba el pensamiento de Dios. Y el pensamiento de Dios es inmutable, porque es perfecto.
Tú, madre, debes aceptar, pues, sin egoísmos, el amor de tu hijo por su mujer. Y serás santa tu también. Por lo demás, todo sacrificio recibe compensación ya en la Tierra. ¿No te es dulce besar a los nietos, hijos de tu hijo? ¿Y no te serán plácidas las altas horas y tu último sueño con un delicado, cercano amor de hija que tome el relevo de las que ya no tienes en casa?...
-¿Cómo sabes que mis hijas, todas mayores que el varón, están casadas o viven lejos?... ¿Eres Tú también profeta? Eres Rabí. Lo dicen los caireles de tu túnica, y aunque no los tuvieras, lo dice tu palabra. Porque hablas como lo haría un gran doctor. ¿Eres, acaso, amigo de Gamaliel? Ha estado aquí hace sólo dos días, anteayer. Ahora no sé... Y con él estaban muchos rabíes, y muchos de sus discípulo; predilectos. Pero Tú quizás es que llegas tarde.
-Conozco a Gamaliel. Pero no voy donde él. En Yiscala no entro siquiera...
-¿Pero quién eres? Cierto que un rabí. Y hablas mejor incluso que Gamaliel...
-Pues entonces haz lo que te he dicho. Y tendrás paz. Adiós, madre. Yo continúo. Tú entras, claro, en la ciudad.
-Sí... ¡Madre!... Los otros rabíes no son tan humildes hacia una pobre mujer... Sin duda la que te llevó es más santa que Judit, si te ha dado este corazón dulce para todas las criaturas.
-Santa es, en verdad.
-Dime su nombre.
-María.
-¿Y el tuyo?
-Jesús.
-¡Jesús!...
El estupor ha dejado pasmada a la ancianita. La noticia la paraliza y la deja clavada en donde la ha oído.
-Adiós, mujer. La paz sea contigo -y Jesús se marcha raudo, casi corriendo, antes de que ella vuelva en sí de su reflexión.
Los apóstoles le siguen al mismo paso, con un intenso batir de túnicas, seguidos en vano por los gritos de la mujer, que suplica:
-¡Deteneos! ¡Rabí Jesús! ¡Párate! Quiero decirte una cosa...
Aminoran el paso sólo cuando la espesura de los montes boscosos los ha ocultado de nuevo; y ya no se ve el camino que, a partir de este de herradura, conduce a Yiscala.
-¡Qué bien le has hablado a la mujer! -dice Bartolomé.
-¡Una lección de doctor! Lo malo es que sólo estaba ella... -observa Santiago de Alfeo.
-Quisiera no olvidar estas palabras... -exclama Pedro.
-La mujer ha comprendido, o casi, después de tu Nombre... Ahora va a hablar de ti en la ciudad... -dice Tomás.
-¡Con tal de que no pinche a las avispas y nos las lance! -chismorrea Judas de Keriot.
-¡Estamos lejos ya!... Y en estos bosques no se dejan huellas. No nos molestarán -dice con optimismo Andrés.
-¡Aunque nos molestaran!... Es la paz lo que he reconstruido en una familia -responde Jesús a todos.
-¡Pero cómo son, eh! ¡Las suegras son todas iguales! -dice Pedro.
-No. Hemos conocido suegras buenas. ¿Te acuerdas de la suegra de Jerusa de Doco? ¿Y la suegra de Dorca de Cesárea de Filipo?
-¡Bueno sí, Santiago!... Hay alguna buena... -consiente Pedro (pero, sin duda, piensa que la suya es un tormento).
-Vamos a pararnos a comer. Después descansamos. Y llegaremos al pueblo del valle por la noche -indica Jesús.
Y se detienen en una verde y pequeña hondonada (parece el interior de una gran concha esmeraldina incrustada en el monte y abierta para ofrecer su paz a los peregrinos). La luz es suave, a pesar de la hora, debido a los árboles, que, altos y robustos, forman sobre el prado una bóveda susurrante.
La temperatura es también suave por la brisa que corre en los montes. Un pequeño manantial pone hilo de plata entre dos rocas oscuras, y canta en voz baja, para perderse luego entre las tupidas hierbas, en un minúsculo lecho que ha excavado, de la anchura de un palmo, cubierto por entero por tallitos, ondeantes por la brisa, de sus márgenes; y luego baja, formando una cascada de muñeca, al escalón de abajo.
El horizonte, entre dos troncos robustos, presenta una maravillosa vaporosidad de confín lejano, hacia los montes del Líbano...
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