Saturday December 14,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

356- Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan, que quiere sólo amar


Jesús está ya en Transjordania. Y, por lo que entiendo, la ciudad que se ve en lo alto de una colina toda verde es Gadara; es también la primera ciudad que tocan después de haber bajado de las barcas en la orilla suroriental del lago de Galilea, porque allí han puesto pie en tierra, sin bajar a Ippo, adonde habían llegado ya las barcas que llevaban a los contrarios de Jesús. Creo que han desembarcado, por tanto, justo enfrente de Tariquea, en la salida del Jordán del lago.

-¿Sabes el camino más corto para ir a Gadara, ¿no? ¿Te acuerdas de por dónde es? -pregunta Jesús.
-¡Hombre, claro! Cuando lleguemos a las caldas del Yarmok, sólo tendremos que seguir el camino -responde Pedro.
-¿Y dónde vas a encontrar los manantiales? -pregunta Tomás.

-¡Basta tener buen olfato para encontrarlos! ¡Huelen desde algunas millas antes de llegar! -exclama Pedro arrugando con disgusto la nariz.

-No sabía que sufrieras de dolores... -observa Judas Iscariote.

-¿Dolores yo? ¿Y cuándo!

-¡Es que conoces tan bien las caldas del Yarmok que debes haber estado allí!

-¡Nunca he tenido necesidad de baños para estar bien! Me han salido los venenos de los huesos con las sudaderas del trabajo honrado... y, además, habiendo trabajado más que gozado, han entrado pocos venenos, siempre pocos, en mí...

-Lo dices por mí, ¿no es verdad? ¡Ya! ¡Yo tengo la culpa de todo!... -dice inquieto Judas.

-¿Pero quién te ha picado? Tú preguntas, yo respondo; a ti como habría respondido al Maestro o a un compañero. Y creo que ninguno de ellos, ni siquiera Mateo, que... ha sido una persona de mundo, se lo habría tomado a mal.

-¡Pues yo me lo tomo a mal!

-No te creía tan delicado. Pero te pido perdón de esa supuesta insinuación. Por amor al Maestro, ¿sabes? Al Maestro, que tanta aflicción recibe de los extraños y no tiene necesidad de recibir más de nosotros. Míralo, en vez de correr tras tus sensibilidades, y verás que necesita paz y amor.

Jesús no habla. Se limita a mirar a Pedro y a sonreírle agradecido. Judas no responde al respecto de la justa observación de Pedro. Está cerrado e inquieto. Quiere aparecer amable, pero la rabia, el malhumor, la desilusión que tiene en su corazón, se manifiestan a través de la mirada, la voz, la expresión, y hasta a través de su paso arrogante, que choca fuertemente las suelas, como para desahogarse, golpeando con ira el suelo para desfogarse de todo lo que le hierve dentro.

Pero se esfuerza en parecer sereno y en ser amable; no lo consigue, pero lo intenta... Pregunta a Pedro:

-¿Y entonces cómo conoces estos lugares? Quizás es que has estado aquí con tu mujer...

-No. He pasado por aquí en Etanim, cuando vinimos a Aurán con el Maestro. Acompañé a su Madre y las discípulas hasta las tierras de Cusa; por eso, viniendo de Bosra, pasé por aquí -responde sincera y prudentemente Pedro.

-¿Estabas tú solo? -pregunta con ironía Judas.
-¿Por qué? ¿No crees que valgo solo por muchos, cuando hay que valer y hay que hacer un encargo de confianza y, además, se hace por amor?

-¡Cuánta soberbia! ¡Querría haberte visto!
-Habrías visto a un hombre serio acompañando a mujeres santas.

-¿Pero estabas realmente solo? -pregunta Judas con acto verdaderamente de inquisidor.
-Estaba con los hermanos del Señor.

-¡Ah! ¡Ya empiezan las admisiones!
-¡Y empiezan a ponérseme de punta los nervios! ¿Se puede saber qué te pasa?

-Es verdad. Es una vergüenza -dice Judas Tadeo.
-Y ya es hora de acabar con esto -añade Santiago de Zebedeo.

-No te es lícito injuriar a Simón -dice Bartolomé en tono de reproche.

-Porque deberías recordar que es el jefe de todos nosotros -termina el Zelote.

Jesús no habla.

-No injurio a nadie, y no me pasa nada en absoluto; lo único es que me gusta pincharle un poco...

-¡No es verdad! ¡Mientes! Haces preguntas astutas porque quieres llegar a precisar algo. El artero considera a todos arteros. Aquí no hay secretos. Estábamos todos. Todos hicimos lo mismo: lo que había ordenado el Maestro.

Y no hay nada más. ¿Comprendes? -grita, verdaderamente airado, el otro Judas.

-Silencio. Parecéis mujeres riñendo. Todos estáis en error. Y me avergüenzo de vosotros -dice severo Jesús.

Se abate un profundo silencio, mientras van hacia la ciudad situada sobre la colina.

Rompe el silencio Tomás diciendo:

-¡Qué mal olor!

-Son las caldas. Aquél es el Yarmok y aquellas construcciones son las termas de los romanos. Detrás de las termas hay una calle bonita toda adoquinada que va a Gadara. Los romanos quieren viajar bien. ¡Gadara es muy bonita! -dice Pedro.

-Será todavía más bonita porque no nos encontraremos en ella a ciertos.., seres... A1 menos no abundantes -murmura Mateo entre dientes.

Cruzan el puente del río entre acres olores de aguas sulfurosas. Pasan muy cerca de las termas, entre los vehículos romanos; toman una bonita calle pavimentada con losas grandes, que conduce a la ciudad edificada en lo alto de la colina, hermosa dentro de sus murallas.
Juan se pone al lado del Maestro:

-¿Es verdad que donde están aquellas aguas, antiguamente, fue arrojado a las entrañas de la tierra un réprobo? Mi madre, cuando éramos pequeños, nos lo decía, para que comprendiéramos que no se debe pecar; si no, el infierno se abre bajo los pies de aquel a quien Dios maldice, y se lo traga. Y luego, como recuerdo y advertencia, quedan fisuras de las que sale olor, calor y aguas de infierno. Yo tendría miedo a bañarme en esas aguas...

-¿De qué, muchacho? No te corromperían. Es más fácil ser corrompidos por los hombres que llevan dentro el infierno y de él emanan hedor y venenos. Pero se corrompen solamente aquellos que, por sí mismos, tienen ya tendencia a corromperse.

-¿Me podrían corromper a mí?
-No. Aunque estuvieras en medio de una turba de demonios, no.

-¿Por qué? ¿Qué tiene de distinto de los demás? -pregunta inmediatamente Judas de Keriot.

-Tiene que es puro bajo todos los aspectos. Por tanto, ve a Dios -responde Jesús. Y Judas ríe maliciosamente.

Juan pregunta otra vez:

-¿Entonces no son bocas del infierno esos manantiales?

-No. Son, al contrario, cosas buenas puestas por el Creador para sus hijos. El infierno no está bajo la tierra. Está sobre la tierra, Juan; en el corazón de los hombres. Más allá, se completa.

(Aquí Jesús no niega que el Infierno esté en el centro de la Tierra, sino que, lo que quiere decir es que el Infierno, fundamentalmente, está, en primer lugar, en el alma del condenado, lo lleva cada réprobo en su propia alma, lo que no quiere decir que no exista el Infierno como lugar físico, real, en el centro de la Tierra, como afirman San Francisco Javier, la Beata Ana Catalina Emmerick, etc.)


-¿Pero existe verdaderamente el Infierno? -pregunta Judas Iscariote.

-¿Pero qué dices?-le preguntan, escandalizados, los compañeros.

-Digo: ¿existe verdaderamente? Yo -y hay otros, no soy sólo yo -no lo creo.

-¡Pagano! -gritan con horror.

-No. Israelita. Somos muchos en Israel los que no creemos en ciertas patrañas.

-¿Pero, entonces, cómo puedes creer en el Paraíso?, ¿y en la justicia de Dios?, ¿dónde metes a los pecadores?, ¿cómo explicas a Satanás? -gritan muchos.

-Digo lo que pienso. Se me ha echado en cara hace poco que soy un embustero. Os demuestro que soy sincero, aunque esto os haga escandalizaros de mí y me haga odioso ante vuestros ojos. Además, no soy el único en Israel que cree esto, desde que Israel ha progresado en el saber, en contacto con helenistas y romanos. Y el Maestro, el único cuyo juicio respeto, y que protege a los griegos y es visiblemente amigo de los romanos, no puede censurarnos ni a mí ni a Israel... Yo parto de este concepto filosófico: si Dios controla todo, todo lo que hacemos es por su voluntad; por tanto, nos debe premiar a todos de una única forma, porque no somos sino autómatas movidos por Él. Somos seres desprovistos de voluntad. Lo dice también el Maestro. Dice:

"La voluntad del Altísimo. La voluntad del Padre". Ésa es la única Voluntad. Y es tan infinita, que aplasta y anula la voluntad limitada de las criaturas. Por tanto, Dios hace tanto el bien como el mal, porque nos los impone, aunque parezcan hechos por nosotros. Y, por tanto, no nos castigará por el mal y así quedará ejercida su justicia, porque nuestras culpas no son voluntarias, sino impuestas por quien quiere que las hagamos para que en la tierra haya bien y mal. El malo es el medio de expiación de los menos malos. Y él sufre el no poder ser considerado bueno, expiando así su parte de culpa. Jesús ha dicho que el infierno está sobre la tierra y en el corazón de los hombres.
Yo no siento a Satanás. No existe. Tiempo hace lo creía. Pero ya desde hace algo de tiempo estoy seguro de que todo es una patraña. Y creer de esta forma es llegar a la paz.

Judas exhibe estas... teorías con un engreimiento tan formidable, que los otros se quedan sin respiración...

Jesús guarda silencio. Y Judas le incita:

-¿No tengo razón, Maestro?

-No.

El "no" es tan seco, que parece un estallido.

-Pues a pesar de todo yo... no siento a Satanás y no admito el libre albedrío, el Mal. Y todos los saduceos están conmigo, y muchos otros, de Israel o de fuera de Israel. No. Satanás no existe.

Jesús lo mira. Una mirada tan compleja, que no se puede analizar: de juez, de médico, de persona afligida, asombrada... hay todo en esa mirada...

Judas, ya lanzado, termina:

-Será que he superado el terror de los hombres hacia Satanás porque soy mejor que los demás, más perfecto.

Y Jesús guarda silencio.

Y él pincha:

-¡Pero habla! ¿Por qué no siento terror de él?

Jesús calla.

-¿No respondes, Maestro? ¿Por qué? ¿Tienes miedo?

-No. Soy la Caridad. Y la Caridad retiene su juicio hasta que no se ve obligada a emitirlo... Déjame, y retírate -dice, terminando, porque Judas intenta abrazarlo; y termina, susurrando, estrechado a la fuerza entre los brazos del blasfemo: « ¡Me horrorizas! ¡No ves ni sientes a Satanás porque forma unidad contigo! ¡Márchate, diablo!

Judas, con verdadero descaro, lo besa y ríe, como si el Maestro le hubiera hecho en secreto algún elogio.

Vuelve donde los otros, que se han detenido horrorizados, y dice:

-¿Os dais cuenta? Yo sé abrir el corazón al Maestro. Y lo hago feliz porque me abro a Él y de Él recibo la lección correspondiente. ¡Vosotros, por el contrario!... Jamás os atrevéis a hablar. Porque sois soberbios. ¡Oh, yo seré el que más sepa de Él! Y podré hablar...

Llegan a las puertas de la ciudad. Entran todos juntos, porque Jesús los ha esperado. Pero, mientras cruzan el pasaje, Jesús ordena:

-Que mis hermanos y Simón se adelanten para reunir a la gente.

-¿Por qué no yo, Maestro? ¿Ya no me encargas misiones? ¿No son ahora ya necesarias? Me diste dos seguidas, y de varios meses...

-Y te quejaste diciendo que quería tenerte lejos. ¿Ahora te quejas porque te tengo cerca?

Judas no sabe qué responder y calla. Se pone delante con Tomás, el Zelote, Santiago de Zebedeo y Andrés. Jesús se detiene para dejar pasar a Felipe, a Bartolomé, a Mateo y a Juan, como si quisiera estar solo. No se oponen.

Pero Juan, cuyos ojos durante las disputas y blasfemias de Judas más de una vez han brillado de lágrimas, movido por su amoroso corazón, se vuelve poco después: a tiempo para ver que Jesús, creyendo pasar desapercibido en la callecita solitaria y sombría (por las ininterrumpidas arcadas que la cubren), se lleva las manos a la frente con un gesto de dolor, y se curva como quien sufre mucho. Deja plantados a sus compañeros el rubio Juan y vuelve donde su Maestro:

-¿Qué te pasa, Señor mío? ¿Sufres otra vez tanto como cuando nos reunimos contigo en Akcib? ¡Oh, mi Señor!

-¡Nada, Juan, nada! Ayúdame tú, con tu amor. Y calla ante los demás. Ora por Judas.

-Sí, Maestro. ¿Es muy infeliz, no es verdad? Está en las tinieblas y no lo sabe. Cree haber alcanzado la paz... ¿Es paz ésa?

-Es muy infeliz -dice Jesús abatido.

-No te abatas de esta forma, Maestro. Piensa en cuántos pecadores, endurecidos en el pecado, han vuelto a ser buenos. Lo mismo hará Judas. ¡Oh, Tú ciertamente lo salvarás! Pasaré esta noche en oración por esto. Le voy a decir al Padre que haga de mí uno que sólo sepa amar; no deseo ninguna otra cosa. Soñaba con dar la vida por ti y hacer brillar tu potencia a través de mis obras. Ahora sólo esto. Renuncio a todo, elijo la vida más humilde y común y pido al Padre que dé todo lo mío a Judas... para hacerlo feliz... y para que así se vuelva hacia la santidad... Señor... tendría que decirte algunas cosas...

Creo saber por qué Judas es así.

-Ven esta noche. Oraremos juntos y hablaremos.

-¿Y el Padre me escuchará? ¿Aceptará mi sacrificio?

-El Padre te bendecirá. Pero sufrirás por ello...

-No, no; me basta con verte a ti contento... y con que Judas... y con que Judas...

-Sí, Juan. Mira, nos están llamando. Corramos.
La callecita se transforma en una bonita calle, y luego en una arteria adornada con pórticos y fuentes; y se adorna de plazas, a cuál más hermosa; se cruza con otra arteria igual. Al final, hay ciertamente un anfiteatro. Y en un ángulo de los pórticos ya están reunidos en espera del Salvador distintos enfermos.

Pedro viene al encuentro de Jesús:

-Han conservado la fe en lo que dijimos de ti en Etanim. Han venido inmediatamente.

-Y Yo inmediatamente voy a premiar su fe. Vamos.
Y se dirige, en el ocaso ya avanzado que tiñe de rojo los mármoles, a sanar a los que con fe le esperan.


   


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