Thursday April 25,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

539- Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes


Es una serena pero cruda mañana de invierno. La escarcha ha blanqueado con sus cristales harinosos el suelo y las hierbas, y de alguna ramita seca que yace en el suelo ha hecho una preciosa joya aljofarada de perlitas.

Juan sale de su gruta. Está muy pálido con su túnica color avellana oscuro. Debe tener también mucho frío, o está enfermo. No lo sé. Sé que tiene una palidez casi lívida y que su paso es vacilante, como una persona que no se siente bien.

Va hacia el arroyo y titubea respecto a hundir en él, o no, sus manos. Se decide y, formando el cuenco de las dos manos, bebe un sorbo de esa agua cristalina pero ciertamente muy fría. Sacude las manos y termina de secárselas con el extremo de la túnica. Luego permanece un momento inseguro...

Mira hacia las ruinas donde está Jesús, mira hacia las suyas... y a éstas regresa lentamente. Pero, en llegando a la abertura por donde se entra, siente como un vahído y se tambalea. Se hubiera caído si no se hubiera agarrado a la pared semiderruída.

Permanece un momento con la cabeza sobre el brazo doblado, agarrándose a la pared; luego alza la cabeza y mira a su alrededor... Ya no entra en su cuchitril. Rasando la pared, sujetándose en los salientes angulosos de las piedras ya carentes de revoque, da los pocos pasos que lo separan del establo donde está Jesús, y, habiendo llegado casi a la entrada, se arroja de rodillas y gime:

-¡Jesús, mi Señor, piedad de mí!
Jesús pronto aparece:
-¿Juan? ¿Qué haces? ¿Qué te pasa?
-¡Oh, mi Señor! ¡Tengo hambre! Hace casi dos días que no como nada. Tengo hambre y frío... -está palidísimo y le castañean los dientes.
-¡Ven! ¡Pasa adentro! -dice Jesús ayudándole a ponerse en pie.

Juan, sujetado por el brazo de Jesús, llora con la cabeza reclinada en el hombro de Él, y suspira:
-No me castigues, Señor, si te he desobedecido...
Jesús responde sonriendo:
-Ya has recibido el castigo. Pareces un moribundo... Siéntate aquí, en esta piedra. Hago fuego y te doy comida... -y Jesús enciende con la yesca unas ramillas y hace un buen fuego en el rústico hogar que hay cerca de la puerta.

Olor de ramas quemadas y viveza de llamas se esparcen por la mísera gruta, y Jesús, pinchados en un palito dos pedazos de pan, los presenta a la llama; cuando los siente calientes, los cubre con el corazón graso de los quesos dejados por los pastores, y el queso se ablanda y se derrite en el pan que ahora Jesús mantiene suspendido sobre la llama como si fuera un plato.

-Come ahora y no llores -dice sonriendo aún y pasando el pan a Juan, que llora en silencio como un niño extenuado, y no deja de verter lágrimas ni siquiera mientras come ese alimento reconfortante.

Jesús va hacia el pesebre y vuelve con unas manzanas; las coloca entre las cenizas que se han calentado bajo el calor de la leña que arde sostenida por dos piedras que hacen de morillos.

-¿Va mejor ahora? -pregunta mientras se sienta al lado de su apóstol, que expresa que sí con la cabeza, llorando aún.

Jesús le pasa un brazo por los hombros y lo acerca a sí, cosa que aumenta el llanto de Juan, que está todavía demasiado agotado y demasiado turbado por el miedo -quizás-a una reprensión, por la emoción de verse acogido así... demasiado como para saber hacer otra cosa que no sea llorar.

Jesús lo tiene arrimado a sí sin hablar, mientras Juan come. Luego dice:

-Por ahora basta. Las manzanas podrás comerlas más tarde. Quisiera darte un poco de vino, pero no lo tengo. He encontrado anteayer, al alba, haces de leña y comida fuera del establo. Pero no había vino. Por eso, no te lo puedo dar. Si fuera más tarde, podría pedir leche a unos pastores que he visto que pacían el rebaño en la otra parte del arroyo. Pero mientras no se disuelva la escarcha no salen los hatos...

-Estoy ya mejor, Señor... No te aflijas por mí.
-¿Y entonces tu aflicción por qué es?, porque pareces... eso, un árbol cuya escarcha bajo el sol se estuviera derritiendo ­dice Jesús sonriendo aún más vivamente, y besa a Juan en lo alto de la frente.

-Porque estoy lleno de remordimientos, Señor... y...¡Sí! ¡Suéltame! ¡Tengo que hablarte de rodillas, pedirte perdón...

-¡Pobre Juan! Verdaderamente este esfuerzo superior a tu capacidad te ha debilitado también el intelecto. ¿Y tú crees que necesito tus palabras para juzgarte y absolverte?

-Sí, sí, sé que sabes todo. Pero no tendré paz hasta que no te haya dicho mi pecado; es más, mis pecados. Suéltame.

Déjame acusarme de mis culpas.

-Bueno, habla, si eso te va a dar paz.
Juan cae de rodillas y, alzando la cara llorosa, dice:

-He pecado de desobediencia, de presunción y de... no sé si es correcto llamarla humanidad. Pero la verdad es que ésta es mi culpa más reciente, más grave, la que me produce el mayor dolor y la que me dice qué siervo inútil soy, más aún: qué egoísta y bajo.

Las lágrimas verdaderamente le lavan el rostro, mientras a Jesús la sonrisa le pone la cara cada vez más luminosa.

Jesús está un poco inclinado hacia este apóstol suyo que llora, y la divina sonrisa es una profunda caricia para el dolor de Juan. Pero Juan está tan afligido, que ni siquiera lo consuela esa sonrisa, y continúa:

-Te he desobedecido. Habías dicho que no debíamos separarnos, y yo me separé inmediatamente de los compañeros, y los he escandalizado. Respondí mal a Judas de Keriot, que me observaba que estaba pecando. Dije: "Tú lo hiciste ayer, yo lo hago hoy; tú lo hiciste para tener noticias de tu madre, yo lo hago para estar con el Maestro y velar por Él, defenderlo"... Un acto mío de presunción el querer hacer esto... ¡Yo, pobre inútil, defenderte a ti! Y luego, otro acto de presunción, porque he querido emularte. He dicho: "Sin duda ora y ayuna. Yo voy a hacer lo que Él hace y por su misma intención". Y, sin embargo...

El llanto se hace sollozos mientras la confesión de la miseria del hombre, de la materia que ha sobrepujado la voluntad del espíritu sale de los labios de Juan:

-Y, sin embargo... me dormí. ¡Me dormí enseguida! Y no me desperté sino ya del todo de día, y te vi ir al río, lavarte, volver aquí; y comprendí que habrían podido incluso capturarte sin estar yo preparado para defenderte.

Y luego quería hacer penitencia y ayuno, pero no he sido capaz de hacerlo. Con pequeños bocados, casi para no comer, el primer día terminé de comer mi poco pan. Tú sabes que no tenía más. Y aún no me sentía saciado habiendo terminado todo. Y al día siguiente he tenido todavía más hambre, y esta noche... ¡Oh!, ayer por la noche he dormido poco por hambre y frío, y esta noche no he dormido nada... y esta mañana ya no he sabido resistir... y he venido porque he tenido miedo de morir de inanición... Y es esto lo que más me punza: no haber sabido estar despierto para orar y velar por ti y haberlo sabido hacer por las dentelladas del hambre... Soy un siervo estúpido y vil. ¡Castígame, Jesús!

-¡Pobre niño! ¡Ya quisiera Yo que todo el mundo hubiera de gritar estas culpas tuyas! Pero, escucha, levántate y escúchame, y tu corazón volverá a estar en paz. ¿Has desobedecido también a Simón de Jonás?».

-No, Maestro. Nunca lo habría hecho, porque has dicho que debíamos estar sujetos a él como a un hermano mayor. Pero él, cuando le dije: "Mi corazón no está tranquilo viéndolo marcharse solo", respondió: "Tienes razón. Pero yo no puedo ir porque tengo la obediencia de guiaros a todos vosotros. Ve tú, y que Dios te acompañe". Los otros alzaron la voz y Judas más que nadie. Recordaron la obediencia, e incluso censuraron a Simón Pedro.

-¿Censuraron? Sé sincero, Juan.

-Es verdad, Maestro. Fue Judas el que censuró a Simón y me trató mal a mí. Los otros solamente dijeron: "El Maestro ha ordenado permanecer juntos". Y me lo decían a mí, no a nuestro jefe. Pero Simón respondió: "Dios ve la finalidad del acto, y perdonará. Y el Maestro perdonará, porque esto es amor" y me bendijo y me besó y me mandó tras ti, como aquel día que fuiste con Cusa al otro lado del lago.

-Entonces Yo de esta culpa no debo absolverte...
-¿Porque es demasiado grave?

-No. Porque no existe. Vuelve aquí, Juan, al lado de tu Maestro, y escucha la lección. Hay que saber aplicar las órdenes con justicia y discernimiento, sabiendo comprender el espíritu de la orden, no solamente las letras que la componen. Yo dije: "No os separéis". Te has separado y por tanto, tendrías pecado. Pero antes había dicho: "Estad unidos, física y espiritualmente, sujetos a Pedro".

Con esas palabras lo elegí a él como mi legítimo representante entre vosotros, con facultad plena de juzgar y mandar en relación a vosotros. Por tanto, todo lo que Pedro ha hecho o hará en mi ausencia, bien hecho estará.

Porque, habiéndolo investido Yo del poder de guiaros, el Espíritu del Señor, que está en mí, estará también con él y lo guiará cuando dé esas órdenes que las circunstancias imponen y que la Sabiduría, para el bien de todos, sugerirá al Apóstol cabeza. Si Pedro te hubiera dicho: "No vayas" y hubieras venido igualmente, ni siquiera el móvil bueno de tu acto -querer seguirme por un amor que quiere defender y estar conmigo en los peligros-hubiera sido suficiente para anular tu culpa. Habría sido necesario realmente mi perdón. Pero Pedro, tu Cabeza, te dijo: "Ve".

La obediencia a él te justifica completamente. ¿Estás convencido de esto?

-Sí, Maestro.

-¿Debo absolverte de la culpa de presunción? Dime, sin pensar en si Yo veo tu corazón. ¿Has confiado presuntuosamente con soberbia en quererme imitar para poder decir: "Con mi voluntad he abolido las necesidades de la carne, porque yo puedo aquello que quiero?

Reflexiona bien...

Juan reflexiona. Luego dice:

-No, Señor. Examinándome bien, no, no lo he hecho por eso. Esperaba poderlo hacer porque he comprendido que la penitencia es sufrimiento de la carne pero luz del espíritu.

He comprendido que es un medio para fortalecer nuestra debilidad y obtener mucho de Dios. Tú lo haces por esto.

Yo por eso quería hacerlo. Y creo no equivocarme diciendo que, si lo haces Tú, que eres fuerte, Tú, que eres poderoso, Tú que eres santo, yo, nosotros, deberíamos hacerlo siempre, si siempre fuera posible hacerlo, para ser menos débiles y materiales. Pero no he podido hacerlo.

Yo siempre tengo hambre y mucho sueño…y el llanto llanto empieza de nuevo a gotear, lento, humilde (verdadera confesión de la limitación de las capacidades humanas).

-¿Y crees que incluso esta pequeña miseria de la carne ha sido inútil? ¡Oh, cómo la recordarás en el futuro, cuando seas tentado a ser severo y exigente con tus discípulos y fieles! Se asomará a tu mente diciéndote: "Acuérdate de que tú también cediste al cansancio, al hambre. No pretendas que los otros sean más fuertes que tú. Sé padre de tus fieles, como tu Maestro fue un padre para ti aquella mañana". Tú muy bien habrías podido velar y no sentir luego esta fuerte hambre.

Pero el Señor ha permitido que te vieras doblegado por estas necesidades de la carne para hacerte humilde, cada vez más humilde y cada vez más compasivo en relación a tus semejantes. Muchos no saben distinguir entre tentación y culpa consumada La primera es una prueba que da mérito y no quita gracia. La segunda es caída que quita mérito y gracia. Otros no saben distinguir entre hechos naturales y culpas, y se crean escrúpulos de haber pecado, mientras que -y éste es tu caso-no han hecho más que obedecer a leyes naturales buenas. Diciendo "buenas", distingo las leyes naturales de los instintos sin freno.

Porque no todo lo que ahora se llama "ley natural" realmente lo es y es buena. Buenas eran todas las leyes ligadas a la naturaleza humana y que Dios había dado a Adán y Eva: la necesidad del alimento, del descanso, de la bebida. Después, con el pecado, han entrado en escena -y se han mezclado con las leyes naturales, contaminando con la intemperancia aquello que era bueno-los instintos animales, los desarreglos, todo tipo de sensualidad.

Y Satanás, tentando, ha mantenido vivo el fuego, el fomes de los vicios. Así que puedes ver que, si no es pecado ceder a la necesidad de descanso y de alimento, sí lo son la crápula, la embriaguez, el ocio prolongado. Tampoco es pecado la necesidad de cohabitar y procrear; es más, Dios mandó hacerlo para poblar la Tierra de hombres. Pero ya no es bueno ese acto sólo para la satisfacción de la carne. ¿Estás convencido también de esto?

(Según Doctrina de la Iglesia, los casados, habiendo sido generosos en hijos, pueden usar del sexo sin tener hijos, siempre que usen medios no conceptivos naturales, nunca medios anticonceptivos artificiales: píldora, etc. ; no entran en este caso los no casados que libremente practican el sexo: éstos cometen pecado mortal)

-Sí, Maestro. Pero, entonces, dime una cosa: ¿los que no quieren procrear pecan contra un mandato de Dios? Tú dijiste una vez que el estado de virgen es bueno.

-Es el más perfecto. Como también lo es el estado de quien, no satisfecho con hacer buen uso de las riquezas, se despoja completamente de ellas. Son las perfecciones a que puede llegar una criatura. Y tendrán un gran premio.

Tres son las cosas más perfectas: la pobreza voluntaria, la castidad perpetua, la obediencia absoluta en todo aquello que no es pecado. Estas tres cosas hacen al hombre semejante a los ángeles. Y una es perfectísima: dar la propia vida por amor a Dios y a los hermanos. Esta cosa hace a la criatura semejante a mí, porque la lleva al absoluto amor. Y quien ama perfectamente es semejante a Dios, está absorbido en Dios y fundido con Dios. Está, pues, en paz, querido mío. No hay culpa en ti. Yo te lo digo. ¿Por qué, entonces, aumentas tu llanto?

-Porque, en todo caso, una culpa sí que hay: la de haber sabido venir a ti por necesidad y haber sabido velar por hambre, y no por amor. Nunca me lo perdonaré. No me volverá a suceder. No me volveré a dormir mientras Tú sufres. No te olvidaré, durmiendo, mientras Tú lloras.

-No vincules el futuro, Juan. Tu voluntad está dispuesta, pero todavía se podría ver sobrepujada por la carne. Y sentirías una profunda e inútil postración si te acordaras de esta promesa hecha a ti mismo y no mantenida después por la fragilidad de la carne. Mira. Te digo lo que debes decir para estar en paz, te suceda lo que te suceda. Di conmigo:

"Yo, con la ayuda de Dios, me propongo, en todo lo que me sea posible, no volver a ceder ante los lastres de la carne".

Y tente firme en esta voluntad. Si luego un día, aun no queriéndolo, la carne cansada y afligida vence tu voluntad, entonces, como hoy, dirás: "Reconozco que soy un pobre hombre como todos mis hermanos; y que esto me sirva para tener truncado mi orgullo". ¡Oh! ¡Juan! ¡Juan! ¡No es tu sueño inocente lo que puede causarme dolor! Ten. Estas te reanimarán del todo. Vamos a compartirlas bendiciendo a quien me las ha ofrecido -y toma las manzanas, que están ya asadas y quemando, y da tres a Juan y se tiene para sí otras tres.

-¿Quién te las ha dado, Señor? ¿Quién ha venido a verte? ¿Quién sabía que estabas aquí? Yo no he oído ni voces ni pasos. Y además, después de la primera noche, he estado en vela...

-Salí con la primera luz del día. Había unos haces de leña delante de la entrada, y encima pan, quesos y manzanas. No vi a nadie. Pero sólo algunos han podido sentir el deseo de repetir un peregrinaje y un gesto de amor... -dice lentamente Jesús.

-¡Es verdad! ¡Los pastores! Lo habían dicho: "Iremos a la tierra de David... Son días de recuerdos...". ¿Pero por qué no se han quedado?
-¿Por qué? Han adorado y...
-Y han sido compasivos. Te han adorado a ti y han sido compasivos conmigo... Son mejores que nosotros esos hombres.

-Sí. Han conservado buena, cada vez mejor, su voluntad. Para ellos no ha sido un daño el don que Dios les ha dado...

Jesús ya no sonríe. Piensa y se entristece.
Luego reacciona. Mira a Juan, que lo mira, y dice:

-¡Bien! ¿Nos vamos? ¿Ya no te sientes agotado?
-No, Maestro. No voy a tener mucha resistencia, creo, porque tengo los miembros doloridos. Pero creo que puedo andar.

-Pues entonces vamos. Ve por tu bolsa mientras Yo recojo las sobras en la mía, y vámonos. Tomaremos el camino que va hacia el Jordán para evitar Jerusalén.

Y cuando Juan vuelve se ponen en marcha. Recorren el mismo camino por el que han ido allí, y se van alejando por la campiña, que se calienta con el suave sol de Diciembre.

   


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