Friday April 26,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

432- Con los campesinos de Jocanán, cerca de Sefori


-¿Vendrán? -pregunta Mateo a los compañeros que están sentados en un bosque de acebos en las primeras pendientes de la colina donde se alza Sefori.

La llanura de Esdrelón, estando al otro lado del collado en que se encuentran, ya no es visible. Pero hay otra llanura, mucho más pequeña, entre este collado y los de la zona de Nazaret, que se distinguen netamente con el límpido claror de la Luna.

-Lo han prometido y vendrán -responde Andrés.
-Al menos algunos de ellos. Salían a la mitad de la primera vigilia. Estarán aquí al principio de la segunda -dice Tomás.

-Más tarde -dice Judas Tadeo.
-Nosotros hemos tardado menos de tres horas -objeta Andrés.
-Nosotros somos hombres, y vigorosos. Ellos están cansados y traerán con ellos algunas mujeres -responde otra vez Judas Tadeo.

-¡Si no se da cuenta el patrón!...-suspira Mateo.
-No hay peligro. Se ha ido a Yizreel, invitado por un amigo. Está el administrador. Pero viene también él, porque no odia al Maestro -dice Tomás.
-¿Será sincero aquel hombre? -pregunta Felipe.
-Sí. Porque no tiene motivo para no serlo.
-¡Hombre, pues atraerse la benevolencia del patrón y...
-No, Felipe. Después de las vendimias Jocanán lo despide, precisamente porque no odia al Maestro -responde Andrés.
-¿Quién os lo ha dicho? -preguntan varios.

-Él y los campesinos... por separado. Y cuando dos de distinta categoría están de acuerdo en decir una cosa es señal de que lo dicho es verdadero. Los campesinos lloraban porque el administrador se marchaba. Se había hecho muy humano. Y él nos dijo: "Soy un hombre y no un fantoche de arcilla. El año pasado me dijo: “Honra al Maestro, conócelo, hazte uno de sus fieles”. Obedecí.

Ahora me dice: ¡Ay de ti si amas a mi enemigo y permites que ellos lo amen. No quiero maldición para mis tierras recibiendo a ese maldito'. Pero ¿cómo puedo, ahora que lo he conocido, sentir justa esa orden? Le he dicho al patrón: Hablabas de forma distinta el año pasado, y Él sigue siendo el mismo. Me pegó una vez. Dije: No soy esclavo. Y, aunque lo fuera, no tendrías poder sobre mi pensamiento. Mi pensamiento juzga santo a Aquel a quien tú llamas maldito. Me pegó entonces otra vez. Esta mañana me ha dicho:

“El anatema de Israel está en mis lugares. ¡Ay de ti si infringes lo que te mando! Dejarás de ser servidor mío”. He respondido: `Bien has dicho. Dejaré de ser servidor tuyo. Busca a otro que tenga tu corazón, y tenga para con tus bienes la rapacidad que tú tienes para con las almas de los demás. Y me ha arrojado al suelo y me ha pegado...

Pero pronto termina el trabajo del año y, con la luna de Tisrí, quedo libre. Lo siento sólo por éstos..." y señalaba a los campesinos» narra Tomás.

-¿Pero dónde lo visteis?...
-En el bosque. Como ladrones. Miqueas -habíamos hablado con él -le había advertido y él vino, sangrando aún, y también vinieron en pequeños grupos los siervos y las siervas... -dice Andrés.

-¡Mmm! ¡Entonces tenía razón Judas! Conoce el humor del fariseo... -observa Bartolomé.
-¡Demasiadas cosas sabe Judas!... -dice Santiago de Zebedeo.

-¡Calla! ¡Te puede oír! -le aconseja Mateo.
-No. Se ha alejado, diciendo que tenía sueño y que le dolía la cabeza... -responde Santiago.
-¡Luna! Luna en el cielo y luna en su cabeza. Así es: más variable que el viento -sentencia Pedro, que hasta entonces había estado mudo.
-¡Ya! ¡Sí! ¡Una buena desgracia en medio de nosotros! -suspira Bartolomé.

-No. ¡No hables así! ¡No desgracia! Es más, es un modo de santificarse uno... -dice el Zelote.
-0 de condenarse, porque hace perder las virtudes... -dice secamente Judas Tadeo.
-Es un desdichado -comenta Andrés con tristeza.
-Un rato de silencio. Luego Pedro pregunta:
-¡Pero el Maestro sigue orando?

-No. Mientras estabas adormilado ha pasado y ha ido a donde Juan y su hermano, que estaban puestos de guardia en el camino. Quiere estar enseguida con los pobres campesinos. Quizás es la última vez que los va a ver -responde el Zelote.

-¿Por qué la última vez? ¿Por qué? No digas esa palabra. ¡Parece como si acarrease desventura! -dice, agitado, Judas Tadeo.

-¡Hombre, ya lo ves... cada vez más perseguidos!... No sé qué tendremos que hacer en el futuro...

-Simón tiene razón... Será una cosa hermosa el ser enteramente espirituales... Pero... si hubiera sido lícito tener un poquito de... humanidad... una miaja de protección de Claudia no habría perjudicado -dice Mateo.
-No. Mejor estar solos... y, sobre todo, puros en cuanto a contactos con los gentiles. Yo... no los apruebo -dice secamente Bartolomé.

-Yo también poco... Pero... el Maestro dice que su Doctrina debe extenderse por todo el mundo. Y que lo tendremos que hacer nosotros... Sembrar en todas partes su palabra... Y entonces tendremos que adaptarnos a tratar con gentiles e idólatras… -dice Judas Tadeo.

-Impuros. Me parece como hacer una cosa sacrílega. ¡La Sabiduría a los cerdos! ...

-¡También tienen ellos un alma, Natanael! Tú has tenido compasión de la muchacha ayer...

-Porque... es una... es una nada a la que hay que formar. Es como una recién nacida... ¡Pero los otros!... Y además no es romana...

-¿Crees que los Galos no son idólatras? También ellos tienen a sus dioses crueles. ¡Lo advertirás, si tienes que ir a convertirlos!... -dice el Zelote, cuya cultura es más cosmopolita -voy a llamarla así -que la de los otros.
-Pero no es de la raza de los profanadores de Israel. No predicaré nunca a los enemigos de Israel, ni a los actuales ni a los antiguos.

-Entonces... tendrás que ir muy lejos, a los pueblos hiperbóreos, porque... no lo parece, pero Israel ya ha tenido experiencia de todos los pueblos vecinos... -dice Tomás.

-Iré lejos... ¡Ah, ahí está el Maestro! Vamos a acercarnos. ¡Cuánta gente! ¡Han venido todos, incluso los niños!...

-El Maestro estará contento...
Se unen al Maestro, que camina con dificultad por el prado (y es que va apretujado entre los muchos que le rodean).
-¿Judas todavía ausente? -pregunta Jesús.
-Sí, Maestro. Pero si quieres lo llamamos...
-No hace falta. Mi voz lo alcanza en el lugar donde esté.

Y su conciencia, libre, le habla con su propia voz. No es necesario añadir vuestras voces, y forzar una voluntad. Venid, sentémonos aquí con estos hermanos nuestros. Y perdonad si no he podido compartir con vosotros el pan en un ágape de amor.

Se sientan en círculo con Jesús en el centro, quien quiere alrededor de Él a todos los niños, los cuales, se pegan a Él mimosos y con confianza.

-¡Bendícelos, Señor! Que vean lo que nosotros anhelamos ver. ¡La libertad de amarte! -grita una mujer.
-Sí. Nos quitan incluso esa libertad. No quieren ver grabadas tus palabras en nuestro espíritu. Y ahora nos impiden vernos, y te prohíben a ti venir... ¡Ya no oiremos palabras santas! -gime un anciano.

-Abandonados así, nos volveremos pecadores. Tú nos enseñabas el perdón... Nos dabas tanto amor, que podíamos soportar la malevolencia del patrón... Pero ahora... -dice un joven (distingo mal su rostro, y no sé exactamente quiénes hablan; me baso en el sonido de las voces).
-No lloréis. No os dejaré sin mi palabra. Volveré, mientras pueda...

-No, Maestro y Señor. Él es malo, y también sus amigos. Podrían dañarte, y por causa nuestra. Nosotros hacemos el sacrificio de perderte, pero no nos des el dolor de decir: "Por nosotros lo prendieron"».
-Sí, sálvate, Maestro.

-No temáis. Se lee en Jeremías (Jeremías 36) cómo él mismo dijo a su secretario Baruc que escribiera lo que el Señor le dictaba, y que fuera a leer el escrito recibido a los que estaban reunidos en la casa del Señor, leerlo en vez del profeta, que estaba preso y no podía ir. Así voy a hacer Yo. Muchos y fieles Baruc tengo entre mis apóstoles y discípulos. Ellos vendrán a deciros la palabra del Señor, y no perecerán vuestras almas. Y Yo no seré prendido por causa vuestra, porque el Dios altísimo me ocultará a sus ojos hasta que llegue la hora en que el Rey de Israel deba ser mostrado a las turbas para que el mundo entero lo conozca.

Y no temáis tampoco perder las palabras que hay en vosotros. También en Jeremías se lee que, aun después de que Yoyaquim, rey de Judá -el cual esperaba destruir las palabras eternas y veraces quemando el rollo -, destruyera el volumen, el dictado de Dios permaneció, porque el Señor mandó al profeta: "Toma otro volumen y escribe en él todas las cosas que había en el volumen quemado por el rey". Y Jeremías dio un volumen a Baruc, un volumen sin escritura, y dictó nuevamente a su secretario las palabras eternas, y otras más como complemento de las primeras, porque el Señor remedia los estropicios humanos cuando el remedio es un bien para las almas, y no permite que el odio anule lo que es obra de amor.

Ahora bien, aunque a mí, comparándome a un volumen lleno de verdades santas, me destruyeran, ¿creéis que el Señor os dejaría perecer sin la ayuda de otros volúmenes? En ellos estarán mis palabras y las de mis testigos que narrarán lo que Yo no voy a poder decir por estar prisionero de la Violencia y ser destruido por ella. ¿Y creéis que lo que está impreso en el libro de vuestros corazones podrá borrarse por el paso del tiempo sobre las palabras? No. El ángel del Señor os las repetirá y las mantendrá frescas en vuestros espíritus deseosos de Sabiduría. Y no sólo eso, sino que os las explicará y seréis sabios en la palabra de vuestro Maestro. Vosotros selláis el amor a mí con el dolor. ¿Puede, acaso, perecer lo que resiste incluso la persecución? No puede perecer.

Yo os lo digo. El don de Dios no se cancela. El pecado es lo único que lo anula. Pero vosotros, ciertamente, no queréis pecar, ¿no es verdad, amigos míos?

-No, Señor. Significaría perderte también en la otra vida -dicen muchos.

-Pero nos harán pecar. Nos ha impuesto que no salgamos ya más de las tierras el sábado... y ya no volverá a haber Pascua para nosotros. Así que pecaremos... -dicen otros.
-No. No pecaréis vosotros. Pecará él. Sólo él. Él, que hace violencia al derecho de Dios y de los hijos de Dios de abrazarse y amarse en dulce coloquio de amor y enseñanza en el día del Señor.

-Pero él hace reparación con muchos ayunos y dádivas. Nosotros no podemos, porque ya es demasiado poca la comida en proporción al esfuerzo que hacemos, y no tenemos qué ofrecer... Somos pobres...

-Ofrecéis aquello que Dios aprecia: vuestro corazón. Dice Isaías (58, 37) hablando en nombre de Dios a los falsos penitentes: "En el día de vuestro ayuno aparece vuestra voluntad y oprimís a vuestros deudores. Ayunáis para reñir y discutir y, perversamente, pelear. Dejad de ayunar como hasta hoy, para hacer oír en las alturas vuestros clamores. ¿Es éste, acaso, el ayuno que Yo deseo? ¿Que el hombre se limite a afligir durante un día su alma y castigue su cuerpo y duerma sobre la ceniza? ¿Vas a llamar a esto ayuno y día grato al Señor? El ayuno que prefiero es otro. Rompe las cadenas del pecado, disuelve las obligaciones que abruman, da libertad a quien está oprimido, quita todo yugo. Comparte tu pan con quien tiene hambre, acoge a los pobres y a los peregrinos, viste a los desnudos y no desprecies a tu prójimo".

Pero Jocanán no hace esto. Vosotros, por el trabajo que le hacéis y que lo hace rico, sois sus acreedores, y os trata peor que a deudores morosos, y alza la voz para amenazaros y la mano para golpearos. No es misericordioso con vosotros y os desprecia por ser siervos. Pero el siervo es tan hombre como el patrón, y si tiene el deber de servir tiene también el derecho a recibir lo necesario para un hombre, tanto materialmente como en el espíritu. No se honra el sábado, aunque se pase en la sinagoga, si ese mismo día el que lo practica pone cadenas y da a sus hermanos áloe como bebida. Celebrad vuestros sábados razonando entre vosotros acerca del Señor y el Señor estará en medio de vosotros, perdonad y el Señor os glorificará.

Yo soy el buen Pastor y tengo piedad de todas las ovejas. Pero, sin duda, amo con especial amor a las que han recibido golpes de los pastores ídolos para que se alejen de mis caminos. Para éstas, más que para ninguna otra, he venido. Porque el Padre mío y vuestro me ha ordenado:

"Apacienta estas ovejas destinadas al matadero, matadas sin piedad por sus amos, que las han vendido diciendo: `¡Nos hemos enriquecido!', y de las que no han tenido compasión los pastores". Pues bien, apacentaré el rebaño destinado al matadero, ¡oh pobres del rebaño!, y abandonaré a sus iniquidades a los que os afligen y afligen al Padre, que en sus hijos sufre. Extenderé la mano hacia los pequeños de entre los hijos de Dios y los atraeré hacia mí para que tengan mi gloria.

Lo promete el Señor por la boca de los profetas que celebran mi piedad y mi poder como Pastor. Y os lo prometo Yo directamente a vosotros que me amáis. Cuidaré de mi rebaño. A quienes acusen a las ovejas buenas de enturbiar el agua y de deteriorar los pastos por venir a mí, les diré:

"Retiraos. Vosotros sois los que hacéis que falte el manantial y se agoste el pasto de mis hijos. Pero Yo los he llevado a otros pastos y los seguiré llevando. A los pastos que sacian el espíritu. Os dejaré a vosotros el pasto para vuestros gruesos vientres, dejaré el manantial amargo que habéis hecho manar vosotros, y Yo me iré con éstos, separando las verdaderas de las falsas ovejas de Dios; ya nada atormentará a mis corderos, sino que exultarán eternamente en los pastos del Cielo".

¡Perseverad, hijos amados! Tened todavía un poco de paciencia, de la misma forma que la tengo Yo. Sed fieles, haciendo lo que os permite el patrón injusto. Y Dios juzgará que habéis hecho todo y por todo os premiará. No odiéis, aunque todo se conjure para enseñaros a odiar. Tened fe en Dios. Ya visteis que Jonás fue liberado de su padecimiento y Yabés fue conducido al amor. Como con el anciano y el niño, lo mismo el Señor hará con vosotros: en esta vida, parcialmente; en la otra, totalmente.

Lo único que os puedo dar son monedas, para hacer menos dura vuestra condición material. Os las doy. Dáselas, Mateo. Que se las repartan. Son muchas, pero en todo caso pocas para vosotros que sois tantos y estáis tan necesitados. No tengo otras cosas... Otras cosas materiales. Pero tengo mi amor, mi potencia de ser Hijo del Padre, para pedir para vosotros los infinitos tesoros sobrenaturales como consuelo de vuestros llantos y luz de vuestras brumas.

¡Oh, triste vida que Dios puede hacer luminosa! ¡Él sólo! ¡Él sólo!... Y digo: "Padre, te pido por éstos. No te pido por los felices y ricos del mundo, sino por estos que lo único que tienen es a ti y a mí. Haz que asciendan tanto en los caminos del espíritu, que encuentren toda consolación en nuestro amor, y démonos a ellos con el amor, con todo nuestro amor infinito, para cubrir de paz, serenidad y coraje sobrenaturales, sus jornadas, sus ocupaciones, de forma que, como enajenados del mundo por el amor nuestro, puedan resistir su calvario y, después de la muerte, tenerte a ti, a Nosotros, beatitud infinita".

Jesús, mientras oraba, ha ido poniéndose de pie y librándose poco a poco de los niñitos que se habían dormido sobre Él. En su oración su aspecto es majestuoso y dulce.

Ahora baja de nuevo los ojos y dice:
-Me marcho. Es la hora, para que podáis volver a vuestras casas a tiempo. Nos veremos todavía. Y traeré a Margziam.

Pero, cuando ya no pueda volver, mi Espíritu estará siempre con vosotros, y estos apóstoles míos os amarán como Yo os he amado. Deposite el Señor sobre vosotros su bendición. Poneos en camino.

Y se inclina a acariciar a los niñitos, que duermen, y no opone resistencia a las expresiones de afecto de esta pobre turba que no sabe separarse de Él...
Pero, al final, cada uno se pone en camino por su parte, de forma que los dos grupos se separan mientras la Luna desciende y ramas encendidas deben dar algo de luz al camino. Y el humo acre de las ramas aún ligeramente húmedas es una buena justificación del brillo de los ojos...

Judas los está esperando apoyado en un tronco. Jesús lo mira y no dice nada, ni siquiera cuando Judas dice: «Estoy mejor».
Siguen caminando: durante la noche, como mejor pueden; luego, con el alba, más ágilmente.

A la vista de un cuadrivio Jesús se detiene y dice:
-Separémonos. Conmigo vienen Tomás, Simón Zelote y mis hermanos. Los otros irán al lago, a esperarme.

-Gracias, Maestro... No me atrevía a pedírtelo. Pero Tú me lo has facilitado. Estoy verdaderamente cansado. Sí lo permites, me detengo en Tiberíades...
-En casa de un amigo -Santiago de Zebedeo no se puede contener de decirlo.

Judas abre muchísimo los ojos... pero se limita a esto.
Jesús se apresura a decir:

-Me basta con que el sábado vayas a Cafarnaúm con los compañeros. Venid para que os bese a los que me dejáis.
Y, con afecto, besa a los que se marchan, dando a cada uno de ellos un consejo en voz baja...
Ninguno expresa objeción alguna. Sólo Pedro, ya cuando se marcha, dice:

-Ven pronto, Maestro.
-Sí, ven pronto -dicen los otros, y Juan termina:
-Estará muy triste el lago sin ti.
Jesús los bendice una vez más y promete:

-¡Pronto! -y luego cada uno se marcha por su parte.

   


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