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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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398- Palabras de despedida en Hebrón.
Los delirios de Judas Iscariote.
Y ahí está Hebrón, en medio de sus montes ricos en bosques y prados. La entrada de Jesús en ella es recibida con gritos de hosanna de los primeros que lo ven, parte de los cuales van veloces a difundir la noticia por todo el pueblo. Viene el arquisinagogo, vienen los curados del año anterior, vienen los notables de la ciudad. Todos quieren que el Señor se aloje en su casa.
Pero Jesús, dando las gracias a todos, dice:
-No, me voy a detener sólo el tiempo indispensable para dirigiros unas palabras... Vamos, pues, a la pobre y santa casa del Bautista. Para saludar también a esa casa... Es lugar de milagro. Vosotros no lo sabéis.
-Sí que lo sabemos, Maestro. ¡Los que fueron curados allí viven entre nosotros!... -dicen muchos.
-Mucho antes de hace un año fue lugar de milagro. Lo fue, por primera vez, hace treinta y tres años, cuando la gracia del Señor reverdeció las entrañas aridecidas para hacer de ellas árbol para el dulce pomo de mi Precursor.
Lo fue hace treinta y dos años, cuando, por obra misteriosa lo presantifiqué, siendo Yo y él dos frutos que maduraban en profundo seno. Y luego cuando liberé la palabra trabada al padre de Juan. Pero, a las secretas operaciones del Encarnado que todavía no había nacido, se añade un gran milagro acaecido hace dos años y que todos vosotros ignoráis. ¿Os acordáis de la mujer que vivía en esa casa?...
-¿Quién? ¿Aglae? -preguntan muchos.
-Ella. La reverdecí, no respecto a sus entrañas sino a su alma aridecida por el paganismo y el pecado, y la hice fecunda en justicia, liberándola de lo que la sujetaba, ayudado por su buena voluntad. Y os la propongo como modelo. No os escandalicéis. En verdad os digo que ella debe ser citada como ejemplo digno de imitación, porque pocos en Israel han recorrido tanto camino como ella, pagana y pecadora, para alcanzar las fuentes de Dios.
-Creíamos que había huido con otros amantes... Había quien decía que había cambiado, que era buena... Pero decíamos: "¡Es un capricho!". Había quien decía que había ido a ti para... pecar... -explica el arquisinagogo.
-Vino a mí, en efecto; pero para ser redimida.
-Hemos cometido pecado de juicio...
-Por eso digo: "No juzguéis".
-¿Y dónde está ahora?
-Sólo Dios lo sabe. Sin duda cumpliendo áspera penitencia. Orad para sostenerla... ¡Te saludo, casa santa de mi Pariente y Precursor! ¡Paz a ti! ¡A pesar de que ahora estés sola y desolada, siempre la paz a ti, santa morada de paz y fe!
Jesús pone pie, bendiciendo, en el jardín ahora agreste, y se adentra en medio de las hierbas invasoras, y bordea lo que en otro tiempo eran pérgolas u ordenadas espalderas de laureles y bojes y ahora son una enmarañada familia de árboles o plantas ceñidos de hiedras, clemátides, convólvulos, que oprimen. Va hasta el fondo, hasta los restos de lo que era el sepulcro, y se detiene allí. La gente se apiña, ordenada y silenciosa, en círculo, alrededor de Él.
-¡Hijos de Dios, pueblo de Hebrón, escuchad!
Para que no os sintáis turbados ni caigáis en un error de juicio acerca de vuestro Salvador, como caísteis respecto a la pecadora, vengo a confirmaros y a fortaleceros en la fe. Vengo a daros el viático de mi palabra, para que permanezca luminosa en vosotros en la hora de las tinieblas, y Satanás no os haga perder el camino del Cielo.
Pronto llegarán horas en que vuestros corazones dirán con gemido las palabras del salmo de Asaf, cantor profético, y diréis: "¿Por qué, oh Dios, nos has rechazado para siempre? ¿Por qué tu furor se enciende contra las ovejas que pastoreas?", y verdaderamente podréis, en ese momento, alzar, cual derecho de protección, la redención cumplida, y gritar:
"¡Éste es tu pueblo, Tú lo has redimido!" para invocar protección contra los enemigos, que habrán llevado a cabo toda suerte de males en el verdadero Santuario donde Dios está como en el Cielo, en el Cristo del Señor, y, habiendo primero abatido al Santo, tratarán de abatir después los muros de aquél, sus fieles. Verdaderos profanadores y perseguidores de Dios, más que Nabucodonosor y Antíoco, más que los que habrán de venir, levantan ya sus manos para abatirme en su soberbia sin límites, que no quiere ser convertida, que no quiere tener fe, caridad, justicia, y que, como levadura en un montón de harina, crece y rebosa del Santuario, transformado en ciudadela de los enemigos de Dios.
¡Hijos, escuchad! Cuando os persigan por haberme amado, fortaleced vuestro corazón pensando que antes que vosotros Yo fui el Perseguido. Recordad que ya tienen en su garganta el ululato de sus gritos de triunfo, y ya preparan sus banderas para que ondeen al viento en una hora de victoria, y en cada una de esas banderas habrá una mentira contra mí, que pareceré el Vencido, el Malhechor, el Maldito.
¿Meneáis la cabeza? ¿No creéis? Vuestro amor os es obstáculo para creer... Gran cosa es el amor... gran fuerza... y gran peligro. Sí, peligro. El choque de la realidad en la hora de las tinieblas será de una violencia sobrehumana en aquellos corazones a los que el amor, no ordenado todavía en perfección, hace ciegos. No podéis creer que Yo, el Rey, el Poderoso, pueda ser entregado al capricho de los que no son nada. No lo podréis creer sobre todo entonces, y surgirá la duda: "¿Era realmente El? Si lo era, ¿cómo ha podido ser derrotado?".
¡Reforzad el corazón para esa hora! Sabed que, si "en un momento" los enemigos del Santo han cercenado las puertas, han derruido todo, y han incendiado con fuego de odio el Santo de Dios, si han abatido y derruido el Tabernáculo del Nombre santísimo, diciendo en su corazón: "Hagamos cesar sobre la faz de la Tierra todas las fiestas de Dios" (porque es fiesta tener a Dios entre vosotros), diciendo:
"No vuelvan a verse sus enseñas, no vuelva a haber ningún profeta que nos conozca por lo que somos", pronto, más pronto todavía, Aquel que hizo sólido el mar y aplastó en las aguas las impuras cabezas de los cocodrilos sagrados y de sus adoradores, Aquel que hizo brotar fuentes y torrentes y secar ríos perennes, Aquel de quien son el día y la noche, el verano y la primavera, la vida y la muerte, todo, hará resucitar, como está escrito, a su Cristo, y será Rey. Rey para toda la eternidad. Y los que se hayan mantenido firmes en la fe reinarán con Él en el Cielo.
Recordad esto. Y, cuando me veáis elevado y escarnecido, no vaciléis; y, cuando seáis elevados y escarnecidos, no vaciléis.
¡Oh, Padre! ¡Padre mío! ¡Te ruego en nombre de éstos,
amados por ti y por mí! ¡Escucha a tu Verbo, escucha al Propiciador!
No abandones en manos de las bestias a las almas de los que, amándome, te glorifican, no olvides para siempre a las almas de tus pequeñuelos; considera, oh Dios bueno, tu pacto, porque los lugares oscuros de la Tierra son cubiles de iniquidad de donde sale e1 terror para asustar a tus pequeñuelos.
¡Padre! ¡Oh, Padre mío! ¡No se marche confundido el humilde que espera en ti! ¡El pobre y el necesitado glorifiquen tu Nombre por la ayuda que de ti recibirán! ¡Manifiéstate, oh Dios! Te ruego por esa hora, por esas horas. ¡Manifiéstate, oh Dios! ¡Por el sacrificio de Juan y la santidad de tus patriarcas y profetas! ¡Por mi sacrificio, Padre, defiende a este rebaño tuyo y mío! ¡Dale luz en las tinieblas, fe y fortaleza contra los seductores! ¡Date Tú mismo a ellos, Padre! ¡Danos a Nosotros mismos a ellos, ahora, mañana y siempre, hasta la entrada en tu Reino! Nosotros en su corazón hasta la hora en que donde Nosotros estemos estén ellos también por los siglos de los siglos. Y así sea.
Y Jesús, en ausencia de milagros que cumplir, pasa por entre las filas de la gente, casi extática, y bendice, uno a uno, a los que lo escuchaban. Y reanuda el camino, bajo el sol ya alto, pero soportable por los frondosos árboles y el aire montano.
Detrás, en grupo, van hablando los apóstoles. Hablan sin parar.
-¡Qué palabras! ¡Son estremecedoras! -dice Bartolomé.
-¡Pero qué tristes son! ¡Provocan llanto! -suspira Andrés.
-¡Hombre, es su despedida! Tengo razón yo. Se está encaminando directamente al trono -exclama Judas Iscariote.
-¿Trono? ¡Mmm! ¡Me parece que hablan de persecuciones y no de honores! -observa Pedro.
-¿Pero qué dices, hombre? ¡El tiempo de las persecuciones se ha terminado! ¡Ah, soy feliz! -grita Judas Iscariote.
-¡Suerte la tuya! Yo querría estar todavía en los días en que no nos conocían, hace dos años... o en Agua Especiosa... Estoy angustiado por los días futuros... -dice Juan.
-Porque eres un corazón de cervatillo... ¡Pero yo! Veo ya en el futuro... ¡Cortejos!... ¡Cantores!... ¡Pueblo postrado!... ¡Honores de otras naciones!... ¡Oh, es la hora! Verdaderamente vendrán los camellos de Madián y las turbas de todas partes... y no serán los tres pobres Magos... sino una multitud... Israel grande como Roma...
Más que Roma... Superadas las glorias de los Macabeos, de Salomón... todas las glorias... Él, el Rey de los reyes... y nosotros sus amigos... ¡Oh, Dios Altísimo, ¿quién me dará fuerza para esa hora?!... ¡Si viviera mi padre todavía!...
Judas está exaltado. Resplandece evocando el futuro que sueña vivir...
Jesús está muy adelante. Pero se para el futuro rey según Judas, y, sediento, con el cuenco de las dos manos toma agua de un regatillo, y bebe... como un pajarillo de bosque o un cordero que pace; luego se vuelve y dice:
-Aquí hay frutos silvestres. Vamos a recoger algunos para nuestra hambre...
-¿Tienes hambre, Maestro? -pregunta el Zelote.
-Sí -confiesa humildemente Jesús.
-¡Hombre claro! ¡Ayer noche has dado todo a aquel pobrecillo! -exclama Pedro.
-¿Pero y por qué no has querido detenerte en Hebrón? -pregunta Felipe.
-Porque Dios me llama a otra parte. Vosotros no sabéis.
Los apóstoles se encogen de hombros y se ponen a recoger los pequeños frutos, todavía acerbos, de árboles silvestres esparcidos por las prominencias montanas. Parecen pequeñas manzanas silvestres. Y el Rey de los reyes se nutre de ellas, junto con sus compañeros, que ponen caras de disgusto por la aspereza del fruto silvestre y acerbo. Jesús, absorto, come y sonríe.
-¡Me das casi rabia! -exclama Pedro.
-¿Por qué?
-Porque podías estar bien y hacer felices a los de Hebrón, y, sin embargo, te estropeas el estómago y los dientes en este veneno más amargo y ácido que la cañarroya.
-¡Os tengo a vosotros, que me queréis! Cuando sea alzado y tenga sed y hambre, pensaré con añoranza en esta hora, en este alimento, en vosotros, que ahora estáis conmigo, y que entonces...
-¡Pero Tú en esa hora no tendrás ni sed ni hambre! ¡Un rey tiene de todo! ¡Y nosotros estaremos todavía más cerca de ti! -exclama Judas Iscariote.
-Lo dices tú.
-¿Y crees que no será así, Maestro? -pregunta Bartolomé.
-No, Bartolmái. Cuando te vi debajo de la higuera, sus frutos eran tan acerbos que a quien los hubiera cogido se le habrían abrasado la lengua y la garganta... Y, sin embargo, los frutos acerbos de la higuera o de estos árboles son, respecto a lo que será para mí mi elevación, más dulces que un panal de miel... Vamos...
E inicia de nuevo la marcha, delante de todos, meditabundo, mientras los doce, detrás, bisbisean, bisbisean.
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