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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
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421- El endemoniado curado, los fariseos
y la blasfemia contra el Espíritu Santo
Pasada la Semana Santa y la consecuente penitencia del no ver, vuelve esta mañana la visión espiritual del Evangelio. Y todas mis angustias se olvidan en esta alegría, que se anuncia siempre con una indescriptible sensación de júbilo sobrehumano...
...Y veo a Jesús -caminando todavía por las arboledas que bordean el río -que se detiene y ordena un alto en el camino, en estas horas demasiado calientes para permitir la marcha.
Porque, si es verdad que la tupida maraña de las frondas protege del sol, esta misma maraña forma también como una capa de impedimento al paso de las brisas, apenas sensibles, siendo así que el aire bajo las frondas es caliente, está parado, es pesado y húmedo (la humedad que emana del suelo cercano al río, una humedad que no es alivio, sino tormento pegajoso que se mezcla, aumentándolo, con el ya de por sí tormentoso sudor que se desliza por los cuerpos).
-Vamos a detenernos hasta el atardecer. Luego bajaremos al guijarral claro, visible incluso con la luz de las estrellas, y proseguiremos de noche. Ahora vamos a comer y a descansar.
¡-Ah!, antes de la comida me tomo el alivio del agua. Estará también tibia, como un brebaje para la tos; pero servirá para quitarme el sudor. ¿Quién viene conmigo? -pregunta Pedro.
Todos van con él. Todos, incluso Jesús, que está sudado como todos y con la túnica pesada de polvo y sudor. Toma cada uno, de la bolsa, una túnica limpia y bajan al río.
En la hierba, como señal de su presencia, no quedan más que las trece bolsas y los odres del agua, velado ello por los añosos árboles y por innumerables pájaros, que observan curiosos con sus ojitos de azabache las trece bolsas hinchadas y multicolores diseminadas en la hierba.
Las voces de los bañistas se alejan y se confunden entre el rumor del río. Sólo de vez en cuando alguna risa aguda vibra como una nota alta por encima de los acordes bajos y monótonos del río.
Pero pronto un rumor de pisaduras rompe el silencio. Algunas cabezas se asoman a través de unos ramajes, dan una ojeada, dicen con expresión contenta:
-Están aquí. Se han parado. Vamos a decírselo a los otros -y desaparecen alejándose tras las matas...
...Mientras tanto, refrescados, con los cabellos todavía húmedos a pesar de que hayan sido rudimentariamente secados, descalzos y con las sandalias lavadas, que gotean, sujetas de las correas, vestidos con túnicas frescas -quizás han dejado las otras sobre los cañizares, después de una enjuagadura en las aguas azules del Jordán -regresan los apóstoles con el Maestro. Visiblemente aliviados por el prolongado baño.
Ignorando que han sido descubiertos, se sientan, después de que Jesús ha ofrecido y distribuido la comida. Después de la comida, cargados de sueño, se tumbarían y dormirían. Pero... viene un hombre, y después del primero el segundo, y el tercero...
-¿Qué queréis? -pregunta Santiago de Zebedeo, que los ve venir y pararse cerca de una espesura, dudando si acercarse
o no. Los otros, incluido Jesús, se vuelven para ver con quién habla Santiago. -¡Ah, son los del pueblo!...
¡Nos han seguido! -dice sin entusiasmo Tomás, que se disponía a dormir un poco. Entretanto los interpelados responden, un poco atemorizados al ver la manifiesta aversión de los apóstoles a recibirlos: -Queríamos hablar con el Maestro... Decir que... ¿Verdad Samuel?... -y, como no se atreven a seguir hablando, se
interrumpen.
Pero Jesús, benigno, alzándose y dirigiéndose hacia ellos, los anima:
-Hablad, hablad. ¿Tenéis otros enfermos?
-Maestro, estás cansado, incluso más que nosotros. Descansa un poco y que ellos esperen… - dice más de un apóstol.
-Aquí hay criaturas que me requieren. Por eso ellos tampoco tienen descanso de paz en el corazón. Y el cansancio del corazón supera al de los miembros. Dejad que los escuche.
-¡Bueno, pues bien! ¡Adiós descanso nuestro!... -dicen en tono malhumorado los apóstoles, subyugados por el cansancio y el calor hasta el punto de hacer un reproche a su Maestro en presencia de extraños, tanto que dicen: «Y cuando, sin prudencia, nos hayas enfermado a todos, demasiado tarde comprenderás que te éramos necesarios».
Jesús los mira... con piedad. No hay otra cosa en sus dulces ojos cansados... Pero responde:
-No, amigos. No pretendo que hagáis lo mismo que Yo. Mirad, vosotros quedaos aquí descansando; Yo me alejo un poco con éstos, los escucho y luego vengo a descansar con vosotros.
Es tan dulce la respuesta, que obtiene más que con un reproche. El buen corazón, el afecto de los doce se despierta y toma la iniciativa:
-¡No, hombre, no, Señor! Quédate ahí y habla con ellos. Nosotros vamos a dar la vuelta a las túnicas para que se sequen por el otro lado. Así vencemos el sueño y luego venimos y descansamos juntos.
Y los que más sueño tienen van hacia el río... Se quedan Mateo, Juan y Bartolomé.
Pero, mientras tanto, los tres habitantes del pueblo se han transformado en más de diez, y siguen aumentando...
-¿Entonces? Acercaos y hablad sin temor.
-Maestro, cuando te has marchado, los fariseos se han hecho todavía más violentos... Han arremetido contra el hombre
que has liberado y... si no se vuelve loco será un nuevo milagro... porque... le han dicho que... que lo has liberado de un demonio que sólo obstaculizaba a la razón, pero que le has dado un demonio más fuerte, tan fuerte que ha vencido al primero, más fuerte que el primero porque éste condena y domina su espíritu, y por eso mientras que de la primera posesión no habría debido llevar las consecuencias a la otra vida, porque sus acciones no eran... ¿cómo han dicho, Abraham?...
-Han dicho... ¡oh, es un nombre extraño!... Bueno, que de esas acciones Dios no le habría pedido cuentas, porque habían sido hechas sin libertad de mente, mientras que ahora él, adorando por imposición del demonio que tiene dentro de su corazón, introducido por ti -¡perdona si te lo decimos! -, por ti, príncipe de los demonios, adorándote a ti con mente ya cuerda, es sacrílego y maldito, y será condenado.
Así que el pobre infeliz añora el estado de antes, y... casi impreca contra ti... Por tanto, más desquiciado que antes... y la madre se desespera por el hijo que desespera de salvarse... y toda alegría se ha transformado en congoja.
Nosotros, para dar paz, te hemos buscado, y ciertamente nos ha guiado hasta aquí el ángel... Señor, nosotros creemos que Tú eres el Mesías. Y creemos que el Mesías tiene dentro de sí al Espíritu de Dios. Por tanto, es Verdad y Sabiduría. Y te pedimos que nos des paz y explicación...
-Estáis en la justicia y en la caridad. Benditos seáis.
Pero, ¿dónde está el infeliz?
-Viene detrás de nosotros con su madre, llorando su desesperación. ¿Ves? Todo el pueblo, menos ellos, menos los crueles fariseos, viene hacia aquí, sin preocuparse de las amenazas de ellos. Porque nos han amenazado castigos porque creemos en ti. Pero Dios nos protegerá.
-Dios os protegerá. Llevadme donde el beneficiado.
-No. Te lo traemos aquí. Espera -y muchos se dirigen hacia el núcleo más numeroso, que se acerca gesticulando, mientras dos llantos agudos dominan el murmullo de la muchedumbre. Los otros, los que se han quedado, son muchos ya, y, cuando a éstos se unen los otros teniendo en el centro al endemoniado curado y a la madre de éste, alrededor de Jesús, entre los árboles, se apiña verdaderamente una muchedumbre. La gente se sube incluso a los árboles en busca de un sitio para oír y ver.
Jesús va hacia el beneficiado con el milagro. Éste, en cuanto lo ve, arrancándose los pelos y arrodillándose, dice:
-¡Devuélveme el primer demonio! ¡Por piedad de mí, de mi alma! ¿Qué te he hecho para que me perjudicaras tanto?
Y su madre, también de rodillas:
-¡Delira por el miedo, Señor! No escuches sus blasfemas palabras. No. Líbralo del miedo que esos crueles le han infundido, para que no pierda la vida del alma. Lo has liberado una vez... ¡Por piedad de una madre, libéralo otra vez!
-Sí, mujer. ¡No temas! ¡Hijo de Dios, escucha!
Y Jesús apoya sus manos sobre la cabeza despeinada del hombre que delira de miedo sobrenatural.
-Escucha. Y juzga. Juzga por ti mismo, porque ahora tienes un juicio libre y puedes juzgar con justicia. Hay un modo seguro para comprender si un prodigio viene de Dios o de un demonio. Y es lo que experimenta el alma.
Si el hecho extraordinario viene de Dios, se infunde paz en el alma, paz y júbilo majestuoso; si viene de un demonio, con el prodigio viene turbación y dolor. Y también viene paz y júbilo de las palabras de Dios, mientras que de las de un demonio -sea demonio espíritu o demonio hombre -viene turbación y dolor.
Y también de la proximidad de Dios viene paz y júbilo, mientras que de la proximidad de espíritus u hombres malvados viene turbación y dolor. Ahora reflexiona, hijo de Dios. ¿Cuando, cediendo al demonio de la lujuria, empezaste a acoger dentro de ti a tu opresor, gozabas de júbilo y paz?
El hombre reflexiona y, ruborizándose, responde:
-No, Señor.
-¿Y cuando el perpetuo Adversario se apoderó de ti del todo, tuviste paz y júbilo?
-No, Señor. Jamás. Mientras comprendía, mientras tuve un retal de mente libre, experimenté turbación y dolor por el atropello del Adversario. Luego... no sé... Ya mi intelecto no era capaz de comprender lo que yo sufría...
Era peor que un animal... Pero incluso en ese estado en que parecía menos inteligente que un animal... ¡oh, cuánto podía sufrir todavía! No sé decir de qué... ¡El infierno es tremendo! Es una totalidad horrenda... y no se puede decir lo que es...
El hombre tiembla ante el informe recuerdo de sus sufrimientos de poseído. Tiembla, palidece, suda... La madre lo abraza y lo besa en la mejilla para distraerlo de esa pesadilla... La gente susurra comentarios.
-¿Y cuando te has despertado con la mano en mi mano, que has experimentado?
-¡Oh, un estupor tan dulce!... y luego una alegría, una paz mayor aún... Parecía como si saliera de una cárcel oscura donde un sinnúmero de serpientes habían sido las cadenas, y el aire hedores de pútrida cloaca, y entrara en un jardín en flor, pleno de sol, de cantos... He conocido el Paraíso... pero tampoco esto se puede describir... -El hombre sonríe como arrobado en el recuerdo de su breve y reciente hora de júbilo. Luego suspira y termina: «Pero pronto ha terminado...».
-¿Estás seguro? Dime, ahora que estás a mi lado y lejos de los que te han turbado, ¿qué sientes?
-La paz también. Aquí contigo no puedo creer que esté condenado y sus palabras me parecen blasfemia... Pero yo las he creído... ¿No he pecado contra ti entonces?
-No has pecado tú. Ellos sí. Levántate, hijo de Dios, y cree en la paz que hay en ti. La paz viene de Dios. Tú estás con Dios. No peques y no temas -y quita las manos de la cabeza del hombre permitiéndole así levantarse.
-¿Verdaderamente es así, Señor? -preguntan muchos.
-Verdaderamente es así. La duda suscitada por estas palabras deliberadamente dañinas ha sido la última venganza de Satanás que ha salido de éste vencido y deseoso de recuperar la presa perdida.
Con muy buen sentido un lugareño dice:
-¡Pero entonces... los fariseos... han servido a Satanás! -y muchos aplauden esta justa observación.
-No juzguéis. Hay quien juzga.
-Pero al menos somos francos en nuestros juicios... y Dios ve que juzgamos por culpas claras. Ellos fingen ser lo que no son. Actúan con falsedad y con miras no buenas. Y, a pesar de ello, triunfan más que nosotros, que somos honrados y sinceros. Son nuestro terror. Extienden su poder hasta la libertad de fe. Se tiene que creer y practicar como les gusta a ellos. Y nos amenazan porque te amamos. Tratan de reducir tus milagros a brujerías, para que la gente te tema. Conspiran, oprimen, hacen
daño...
La muchedumbre habla tumultuosamente. Jesús hace un gesto imponiendo silencio y dice:
-No acojáis en el corazón lo que es de ellos. Ni sus insinuaciones ni sus sistemas. Y ni siquiera la idea: "son malos y, a pesar de ello, triunfan".
¿No os acordáis de las palabras de la Sabiduría: "Breve es el triunfo del pérfido" y de la otras, de los Proverbios:
"No sigas, hijo, los ejemplos de los pecadores y no escuches las palabras de los impíos, porque quedarán atrapados en las cadenas de sus culpas y engañados por su gran necedad"?
No introduzcáis en vosotros lo que es de aquellos que vosotros mismos, aún siendo imperfectos, juzgáis injustos.
Introduciríais en vosotros la misma levadura que los corrompe a ellos. La levadura de los fariseos es la hipocresía. Que la hipocresía no esté nunca en vosotros, ni respecto a las formas del culto a Dios, ni respecto al modo de manifestaros con los hermanos. Guardaos de la levadura de los fariseos. Pensad que no hay nada oculto que no pueda ser descubierto, nada escondido que no termine siendo conocido.
Ya veis. Me habían dejado partir y luego habían sembrado cizaña donde el Señor había esparcido selecta semilla.
Creían haber actuado fina y victoriosamente. Y habría sido suficiente que no me hubierais encontrado, que Yo hubiera pasado el río sin dejar huella mía en el agua, que se junta después de abrirla la proa, para que su mala forma de obrar, bajo apariencia de un obrar recto, triunfase.
Pero pronto ha sido descubierto el juego, y su mala acción ha sido anulada. Y así de todas las acciones del hombre, Uno al menos, Dios, las conoce, y provee. Lo que se dice en la oscuridad termina siendo revelado por la Luz, y lo que se trama en secreto en una habitación puede ser revelado como si hubiera sido preparado en una plaza. Porque todo hombre puede tener su delator. Y porque Dios ve a todos los hombres, y Dios puede intervenir y desenmascarar a los culpables.
Por eso hay que actuar siempre con honestidad para vivir con paz. Y quien vive así no tenga miedo. Ni miedo en esta vida, ni miedo por la otra vida. No, amigos míos, os digo: quien obra como justo no tema. Ni miedo de los que matan -sí, de los que pueden matar el cuerpo -, pero que después de eso no pueden hacer más. Os digo qué debéis temer.
Temed a aquellos que, después de haberos hecho morir, os pueden mandar al infierno, o sea temed a los vicios, a los malos compañeros, a los falsos maestros, a todos los que os insinúan el pecado o la duda en el corazón, temed a los que más que al cuerpo tratan de corromper al alma y llevaros a la separación de Dios y a pensamientos de desesperación de la divina Misericordia. Temed esto, os lo repito. Porque en ese caso vuestra muerte será eterna.
Pero, por lo demás, por vuestra existencia, no temáis. El Padre vuestro no pierde de vista ni siquiera a uno de estos pájaros pequeñitos que hacen sus nidos entre las frondas de los árboles. Ni uno de ellos cae en la red sin que su Creador lo sepa. Y, no obstante, es muy pequeño su valor material: cinco pájaros por dos ases. Y nulo es su valor espiritual. Y, a pesar de ello, Dios los cuida.
¿Cómo, entonces, no va a cuidar de vosotros, de vuestra vida, de vuestro bien? Hasta los cabellos de vuestra cabeza son manifiestos al Padre, y ninguna injuria que hagan a sus hijos le pasa desapercibida; porque vosotros sois sus hijos, o sea, mucho más que los pájaros que hacen sus nidos en los tejados o entre el follaje.
Hijos sois mientras no renunciáis por propia iniciativa a serlo por vuestra libre voluntad. Y se renuncia a esta filiación cuando uno reniega de Dios y del Verbo que Dios ha enviado al mundo para llevar a los hombres a Dios.
Entonces, si uno no me quiere reconocer ante los hombres, por temor a un daño por causa de este reconocimiento, entonces tampoco Dios lo reconocerá como hijo suyo, y el Hijo de Dios y del hombre tampoco lo reconocerá delante de los ángeles del Cielo; y quien haya renegado de mí delante de los hombres será negado como hijo ante los ángeles de Dios. Y quien haya hablado mal y contra el Hijo del hombre será todavía perdonado, porque Yo intercederé ante el Padre por su perdón; pero el que haya blasfemado contra el Espíritu Santo no será perdonado.
¿Por qué esto? Porque no todos pueden conocer la extensión del Amor, su perfecta infinidad, y ver a Dios en una carne semejante a toda otra carne de hombre. Los gentiles, los paganos no pueden creer esto por fe, porque su religión no es amor. También entre nosotros el respeto temeroso que tiene Israel por Yeohveh puede impedir el creer que Dios se haya hecho hombre, y el más humilde de los hombres. Es una culpa el no creer en mí. Pero, cuando ésta se apoya en un excesivo temor de Dios, todavía se perdona.
Sin embargo, no puede ser perdonado aquel que no se rinde a la verdad que se transparenta a través de mis actos, y niega al Espíritu de Amor el que haya podido mantener la palabra dada de enviar al Salvador en el tiempo establecido, el Salvador precedido y acompañado por los signos anunciados.
Éstos, los que me persiguen, conocen a los profetas. Las profecías están llenas de mí. Conocen las profecías y conocen lo que Yo hago. La verdad es manifiesta. Pero la niegan por voluntad de negarla. Sistemáticamente niegan que Yo sea no sólo el Hijo del hombre, sino también el Hijo de Dios anunciado por los profetas, el Nacido de una Virgen no por voluntad del hombre sino del Amor eterno, del eterno Espíritu que me ha anunciado para que los hombres me pudieran reconocer.
Ellos, para poder decir que la oscuridad de la espera del Cristo continúa, se obstinan en tener cerrados los ojos para no ver la Luz presente en el mundo, y por eso reniegan del Espíritu Santo, de su Verdad, de su Luz.
Y para éstos el juicio será más severo que para los que no saben. Y llamarme "satanás" no les será perdonado, porque el Espíritu por mí hace obras divinas, no satánicas. Y llevar a otros a la desesperación cuando el Amor los ha llevado a la paz no será perdonado.
Porque todas estas cosas son ofensas al Espíritu Santo, a este Espíritu Paráclito que es Amor y da amor y pide amor, y que espera mi holocausto de amor para derramarse en amor de sabiduría que iluminará los corazones de mis fieles.
Y cuando esto suceda, y os sigan persiguiendo acusándoos ante los magistrados y los príncipes en los tribunales y en las sinagogas, no os preocupéis pensando en cómo os justificaréis. El mismo Espíritu os dirá lo que habréis de responder para servir a la Verdad y conquistaros la Vida, de la misma forma que el Verbo os está dando cuanto es necesario para entrar en el Reino de la Vida eterna.
Idos en paz. En mi paz. En esa paz que es Dios y que Dios emana para saturar con ella a sus hijos. Idos y no temáis.
Yo no he venido para engañaros, sino para instruiros; no para perderos, sino para redimiros. Bienaventurados los que sepan creer en mis palabras. Y tú, hombre, dos veces salvado, sé fuerte y recuerda la paz mía para decir a los tentadores: "No tratéis de seducirme. Mi fe es que Él es el Cristo". Ve, mujer. Ve con él y queda en paz. Adiós.
Volved a las casas y dejad al Hijo del hombre con el humilde descanso sobre la hierba, antes de reanudar su perseguido camino en busca de otros a quienes salvar, hasta el final. Mi paz esté con vosotros.
Los bendice y regresa al lugar en donde han comido. Y los apóstoles con Él. Y, habiéndose marchado la gente, se echan, apoyadas las cabezas en las bolsas, y pronto el sueño se apodera de ellos, con el calor bochornoso de la tarde y el pesado silencio de estas horas tórridas.
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