Tuesday April 16,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

470- Lección a una suegra sobre los
deberes del matrimonio


Los montes boscosos y fértiles donde se halla Yiscala ofrecen alivio de verde, de brisas, de aguas, y hermosísimos horizontes nunca iguales, distintos según que el camino se oriente a uno u otro de los puntos cardinales.

Al norte vese sucesión de cimas selvosas de los más variados verdes, yo diría que es una ascensión de la Tierra hacia el azul firmamento, al que parece ofrecer como don -agradecimiento por las aguas y los rayos que éste le regala-todas sus bellezas vegetales.

Al nordeste la vista desciende, tras haberse detenido, hechizada, en esa joya de variante color -según las horas y la luz -que es el gran Hermón, que alza su cono más alto cual gigantesco obelisco de diamante, o de ópalo, o de palidísimo zafiro, o tenuísimo rubí, o de acero recién templado, según que el sol lo bese o lo deje y en la medida de los juegos de luz sobre las nieves perennes que hacen las deshilachadas nubes transportadas por los vientos; desciende la vista por las pendientes esmeraldinas de sus mesetas, y crestas, hoces y picos, que están al pie del gigante regio.

Y luego, mirando progresivamente hacía el este, se extiende el vasto altiplano verde de la Gaulanítida y la Auranítida, limitado en su extremo oriental por los montes que se difuminan entre las brumas de las lejanías; al oeste, por el distinto verde que al Jordán orilla y su valle señala.

Y, más cercanos, espléndidos como dos zafiros, se ven los dos lagos de Merón, comprendido dentro de su bajo círculo de bien regada llanura, y de Tiberíades, gracioso cual delicada pintura al pastel, comprendido entre las colinas que lo ciñen, distintas en aspecto y tonos, y sus riberas perennemente floridas: sueño de oriente por las matas de palmas que cimbrean la cima con la brisa de los cercanos montes, poesía de nuestros más bellos lagos por la paz de las aguas y los cultivos de las riberas.

Y luego, al sur, el Tabor con su peculiar cúspide, y el pequeño Hermón, todo verde vigilando la llanura de Esdrelón, cuya amplitud se intuye por una vastedad de horizonte no interrumpido por elevaciones montanas; y, aún más abajo, a mediodía, los altos, poderosos montes de Samaria, que se extienden más allá de la vista del hombre hacia Judea.

El único que no aparece es el lado oeste, donde deben estar el Carmelo y la llanura que sube hacia Tolemaida, escondidos ambos por una cadena más alta que ésta, de forma que su visión queda impedida.

Jesús marcha por el camino que va entre los montes, unas veces solo, otras acompañado de uno u otro apóstol suyo que se ha adelantado hasta Él.

Se para una vez a acariciar a los hijos pequeños de un pastor, que juegan cerca del rebaño; y acepta la leche que el pastor -que lo ha reconocido como el Rabí descrito por otros que lo han visto-quiere darle «para ti y para los tuyos».

Otra vez escucha a una ancianita que, no sabiendo quién es Él le cuenta sus penas familiares, causadas por una nuera que es una mujer gruñona y sin respeto.

Aunque se muestre compasivo con la viejecita, Jesús la exhorta a ser paciente y a convencer con la bondad en orden a la bondad:

-Debes ser madre, aunque ella no se comporte contigo como hija. Sé sincera: si en vez de tu nuera fuera tu hija, ¿te parecerían tan graves sus defectos?

La viejecita piensa... y luego confiesa:
-No... Pero una hija es siempre una hija...
-¿Y si una hija tuya te dijera que en casa de su esposo la madre de él la maltrata, qué dirías?

-Que es mala. Porque debería enseñar los usos de la casa -y cada casa tiene los suyos-con bondad, especialmente si la esposa es joven. Yo diría que debería acordarse de cuando ella llevaba casada poco tiempo, y de la satisfacción que le daba el amor de su suegra, si había tenido tanta merced de encontrarla buena, y de lo que había sufrido si había tenido una suegra mala. Y no hacer sufrir lo que no había sufrido, o no hacer sufrir porque sabe lo que es sufrir. ¡Yo, está claro que defendería a mi hija!

-¿Cuántos años tiene tu nuera?
-Dieciocho, Rabí. Casada con Jacob desde hace tres.
-Muy joven. ¿Es fiel a su marido?
-¡Hombre, claro! Siempre en casa y todo amor por él y el pequeño Leví y la pequeña, pequeñísima, Ana, como yo. Ha nacido en Pascua... ¡Es preciosa!...

-¿Quién ha querido que se llamara Ana?

-María. Leví era el nombre del suegro y Jacob le ha puesto Leví al primogénito; así que María, cuando ha tenido a la
niña, ha dicho “A ésta el nombre de la madre".

-¿Y no te parece amor y respeto esto?

La anciana piensa... Jesús insta:
-Es honesta, toda ella para la casa, amorosa esposa y madre, solícita para darte una alegría... Habría podido poner a la niña el nombre de su madre, pero le ha puesto el tuyo... honra tu casa con su conducta...
-¡Eso sí! No es como la infame de Yisabel.

-¿Y entonces? ¿Por qué te quejas y levantas protestas contra ella? ¿No te parece que estás haciendo dos medidas juzgando a tu nuera de forma distinta de como juzgarías a una hija?...

-Es que... es que... ella me ha arrebatado el amor de mi hijo. Antes era todo él para mí, ahora la quiere a ella más que a mí...

La eterna verdadera razón de los prejuicios de las suegras rebosa por fin del corazón de la ancianita, junto con las lágrimas que rebosan de los ojos.
-¿Tu hijo permite que te falte algo? ¿Te desatiende desde que está casado?

-No. No puedo decir eso. Pero, en definitiva, ahora es de su mujer... -y el llanto gime más fuerte.

Jesús sonríe serenamente, compasivo hacia la celosa viejecita. Y dulce como siempre, no regaña. Se muestra compasivo hacia el sufrimiento de la madre, e intenta medicarla. Apoya su mano en el hombro de la anciana, como para guiarla porque las lágrimas la ciegan, quizás para hacerle sentir con su contacto tanto amor, que ella quede consolada y curada; y le dice:

-Madre, ¿y no es bueno que sea así? Tu marido lo hizo contigo, y su madre lo... no lo perdió como tu dices y piensas... lo tuvo menos para sí, porque tu marido repartía su amor entre su madre y tú. Y el padre de tu marido, a su vez, dejó de ser todo de su madre, para amar a la madre de sus hijos. Y así sucesivamente, de generación en generación, retrocediendo en los siglos hasta Eva, la primera madre que vio a sus hijos compartir con sus esposas el amor que tenían primero dedicado exclusivamente a sus padres.

¿Pero no dice el Génesis (Génesis 2, 23-24): "He aquí por fin el hueso de mis huesos y la carne de mi carne... El hombre dejará por ella a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne"? Tú dirás: "Fue palabra de hombre". Sí. Pero ¿de qué hombre? Estaba en estado de inocencia y de gracia. Reflejaba, por tanto, sin sombras, la Sabiduría que le había creado, y conocía las verdades de la Sabiduría. Por la Gracia y la inocencia poseía también los otros dones de Dios en medida plena.

Sometido el sentido a la razón, su mente no estaba ofuscada por emanaciones concupiscentes. Por la ciencia proporcionada a su estado, decía palabras de verdad. Era, pues, profeta. Porque tú sabes que profeta quiere decir "aquel que habla en nombre de otro".

Y los profetas verdaderos hablan siempre de cosas relativas al espíritu y al futuro, aunque parezcan relacionadas con el tiempo presente y con la carne y es que en los pecados de la carne y en los hechos del tiempo presente están los gérmenes de los futuros castigos, o los hechos del futuro tienen su raíz en un acontecimiento antiguo (por ejemplo, la venida del Salvador toma origen en la culpa de Adán, y los castigos de Israel, predichos por los profetas, tienen su germen en la conducta de Israel)-; así es que quien mueve sus labios a hablar de cosas del espíritu no puede ser sino el Espíritu eterno, que todo lo ve en un eterno presente. Y el Espíritu eterno habla en los santos, pues que no puede habitar en los pecadores.


Adán era santo, o sea, la justicia era plena en él, y en él estaban presentes todas las virtudes, porque Dios a su criatura le había infundido la plenitud de sus dones. Ahora, para llegar a la justicia y a la posesión de las virtudes, mucho debe esforzarse el hombre, porque en él están presentes los fómites del mal. Pero en Adán no estaban esos fómites; antes al contrario, la Gracia le hacía inferior en poco a Dios su Creador.

(En nota mecanografiada dice a este respecto María Valtorta: “La Gracia diviniza al hombre, pero el hombre no es Dios.

 Viene a ser semejante a Dios por participación, no por una naturaleza igual)
.

Por tanto, sus labios pronunciaban palabras de gracia. Palabra veraz es, pues, ésta: "El hombre dejará por la mujer al padre y a la madre, y se unirá a su mujer y serán una carne sola".

Tan absoluto y verdadero es esto, que el Bonísimo, para consuelo de las madres y los padres, puso luego en la Ley el cuarto mandamiento: "Honra a tu padre y a tu madre", mandamiento que no termina con las nupcias del hombre, sino que continúa después de ellas.

Primero, instintivamente, los buenos honraban a sus padres incluso después de haberlos dejado para crear una nueva familia. A partir de Moisés es obligación de Ley. Y ello para mitigar los dolores de los padres, de quienes demasiadas veces se olvidaban sus hijos después de las nupcias. Pero la Ley no ha anulado la palabra profética de Adán: "El hombre dejará, de Adán: "El hombre dejará por la mujer al padre y a la madre”.

Era palabra justa, y vive. Reflejaba el pensamiento de Dios. Y el pensamiento de Dios es inmutable, porque es perfecto.

Tú, madre, debes aceptar, pues, sin egoísmos, el amor de tu hijo por su mujer. Y serás santa tu también. Por lo demás, todo sacrificio recibe compensación ya en la Tierra. ¿No te es dulce besar a los nietos, hijos de tu hijo? ¿Y no te serán plácidas las altas horas y tu último sueño con un delicado, cercano amor de hija que tome el relevo de las que ya no tienes en casa?...

-¿Cómo sabes que mis hijas, todas mayores que el varón, están casadas o viven lejos?... ¿Eres Tú también profeta? Eres Rabí. Lo dicen los caireles de tu túnica, y aunque no los tuvieras, lo dice tu palabra. Porque hablas como lo haría un gran doctor. ¿Eres, acaso, amigo de Gamaliel? Ha estado aquí hace sólo dos días, anteayer. Ahora no sé... Y con él estaban muchos rabíes, y muchos de sus discípulo; predilectos. Pero Tú quizás es que llegas tarde.

-Conozco a Gamaliel. Pero no voy donde él. En Yiscala no entro siquiera...

-¿Pero quién eres? Cierto que un rabí. Y hablas mejor incluso que Gamaliel...

-Pues entonces haz lo que te he dicho. Y tendrás paz. Adiós, madre. Yo continúo. Tú entras, claro, en la ciudad.
-Sí... ¡Madre!... Los otros rabíes no son tan humildes hacia una pobre mujer... Sin duda la que te llevó es más santa que Judit, si te ha dado este corazón dulce para todas las criaturas.

-Santa es, en verdad.
-Dime su nombre.
-María.
-¿Y el tuyo?
-Jesús.
-¡Jesús!...

El estupor ha dejado pasmada a la ancianita. La noticia la paraliza y la deja clavada en donde la ha oído.

-Adiós, mujer. La paz sea contigo -y Jesús se marcha raudo, casi corriendo, antes de que ella vuelva en sí de su reflexión.

Los apóstoles le siguen al mismo paso, con un intenso batir de túnicas, seguidos en vano por los gritos de la mujer, que suplica:

-¡Deteneos! ¡Rabí Jesús! ¡Párate! Quiero decirte una cosa...

Aminoran el paso sólo cuando la espesura de los montes boscosos los ha ocultado de nuevo; y ya no se ve el camino que, a partir de este de herradura, conduce a Yiscala.
-¡Qué bien le has hablado a la mujer! -dice Bartolomé.
-¡Una lección de doctor! Lo malo es que sólo estaba ella... -observa Santiago de Alfeo.

-Quisiera no olvidar estas palabras... -exclama Pedro.
-La mujer ha comprendido, o casi, después de tu Nombre... Ahora va a hablar de ti en la ciudad... -dice Tomás.
-¡Con tal de que no pinche a las avispas y nos las lance! -chismorrea Judas de Keriot.

-¡Estamos lejos ya!... Y en estos bosques no se dejan huellas. No nos molestarán -dice con optimismo Andrés.
-¡Aunque nos molestaran!... Es la paz lo que he reconstruido en una familia -responde Jesús a todos.

-¡Pero cómo son, eh! ¡Las suegras son todas iguales! -dice Pedro.

-No. Hemos conocido suegras buenas. ¿Te acuerdas de la suegra de Jerusa de Doco? ¿Y la suegra de Dorca de Cesárea de Filipo?

-¡Bueno sí, Santiago!... Hay alguna buena... -consiente Pedro (pero, sin duda, piensa que la suya es un tormento).
-Vamos a pararnos a comer. Después descansamos. Y llegaremos al pueblo del valle por la noche -indica Jesús.

Y se detienen en una verde y pequeña hondonada (parece el interior de una gran concha esmeraldina incrustada en el monte y abierta para ofrecer su paz a los peregrinos). La luz es suave, a pesar de la hora, debido a los árboles, que, altos y robustos, forman sobre el prado una bóveda susurrante.

La temperatura es también suave por la brisa que corre en los montes. Un pequeño manantial pone hilo de plata entre dos rocas oscuras, y canta en voz baja, para perderse luego entre las tupidas hierbas, en un minúsculo lecho que ha excavado, de la anchura de un palmo, cubierto por entero por tallitos, ondeantes por la brisa, de sus márgenes; y luego baja, formando una cascada de muñeca, al escalón de abajo.

El horizonte, entre dos troncos robustos, presenta una maravillosa vaporosidad de confín lejano, hacia los montes del Líbano...


   


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