Friday April 26,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

395- Las dos madres infelices de Keriot.
Adiós a la madre de Judas


Señor, aceptarías venir conmigo, sólo conmigo, a ver a una madre infeliz? Esto es lo que deseo, más que ninguna otra cosa -dice María de Simón, en actitud respetuosa delante de Jesús, mientras, después de la comida de mediodía, los apóstoles se han separado para el descanso, antes de reanudar el camino al atardecer. Jesús, por su parte, está bajo la sombra fresca de los manzanos plagados de manzanitas verdes que levemente empiezan a madurar. Da la impresión de que María reanudara una precedente conversación.

-Sí, mujer. Yo también he deseado estar contigo, solos en estas últimas horas, como en las primeras que estuve aquí. Vamos.

Y entran en la casa para tomar Jesús el manto y María el velo y el manto.

Van por unos caminos situados entre los campos, entre manzanos y otros árboles, agrestes. Hace todavía calor. De los campos de cereales maduros llegan hálitos ardientes; pero el viento de la montaña atenúa el calor, que en la llanura sería insoportable.

-Siento hacerte caminar con este calor. Pero después... ya no podríamos. Y he deseado mucho esto, aunque nunca me atrevía a pedírtelo. Hace poco me has dicho: "María, para mostrarte que te quiero como si fueras mi madre, te digo: pídeme lo que desees, que te complaceré", y entonces me he atrevido. Señor, ¿sabes a dónde vamos?

-No, mujer.

-Vamos a la casa de la que debería haber sido la suegra de Judas... (María suspira con dolor). Debería haber sido... Pero ni lo es ni lo será jamás, porque Judas abandonó a la muchacha, que murió de dolor... y la madre nos guarda rencor a mí y a mi hijo. Lo maldice siempre... Judas es tan... es tan... tan débil para el Mal, que la verdad es que necesita sólo bendiciones... Yo quisiera que hablaras con ella... Tú la puedes convencer... decirle que ha sido una gracia el que no se verificara esa boda... decirle que yo no tengo culpa de ello... decirle que muera sin rencor; porque esa mujer está muriendo lentamente, y con ese nudo en el alma. Querría que entre nosotras hubiera paz... porque he sufrido, y con vergüenza, por cuanto sucedió; y veo con dolor rota una amistad con una que era para mí una compañera desde que vine aquí cuando me casé. Bueno, ya lo sabes, Señor...

-Sí, no te angusties. Tu petición es justa, y Yo cumpliré esta petición buena.

Suben, después de dejar atrás un pequeño valle, a otra elevación sobre la cual hay un pueblecillo.

-Ana está aquí desde que ocurrió la muerte de su hija. En sus propiedades. Antes estaba en Keriot. Pero, mientras vivía allí, cuando nos veíamos, sus reproches me atormentaban el corazón.

Tuercen por un sendero poco antes del pueblo y llegan a una casa baja que está entre los campos.

-Hemos llegado. Se estremece mi corazón ahora que estoy aquí. No querrá verme... me echará... se irritará y su pobre corazón sufrirá más todavía... Maestro...
-Sí, voy Yo. Tú quédate aquí hasta que te llame. Y ora para ayudarme.

Y Jesús va adelante, solo, hasta la puerta de la casa, abierta de par en par; entra saludando con su dulce saludo.

Acude una mujer:

-¿Qué quieres? ¿Quién eres?

-Vengo a dar consuelo a tu ama. Llévame donde ella.
-¿Un médico? ¡No hace falta ya! ¡Ya no hay esperanza! Su corazón se está muriendo.

-Todavía hay que curar el alma. Soy el Rabí.
-No haces falta tampoco en ese sentido. Está irritada con el Eterno y no quiere oír sermones. Déjala tranquila.
-Precisamente porque está en ese estado, he venido. Déjame pasar y ella será menos infeliz en sus últimos días.
La mujer se encoge de hombros y dice:

-Entra.
Un pasillo semioscuro y fresco. Unas puertas. En el fondo, la última está entreabierta y por ella salen unos lamentos. La mujer va allí y entra. Dice:
-Ama mía, hay un rabí que quiere hablar contigo.
-¿Para qué?... ¿Para llamarme maldita? ¿Para decirme que no tendré paz ni siquiera en la otra vida? -dice, jadeando, inquieta, la enferma.

-No. Para decirte que tu paz será completa y que serás bienaventurada con tu Yoana, eternamente, con sólo quererlo tú -dice Jesús apareciendo en el umbral de la puerta.

La enferma, amarilla, hinchada, jadeante en la cama, apoyada sobre muchos almohadones, le mira y dice:

-¡Qué palabras! Es la primera vez que un rabí no me reprende... ¡Qué esperanza!... Mi Yoana... conmigo... en bienaventuranza... sin dolor ya... el dolor producido por un hombre maldito... no impedido por la que lo engendró... y que me traicionó... después de decirme lisonjas... Pobre hija mía...

Jadea cada vez más fuerte.
-¿Ves como la haces estar mal? Ya lo sabía yo. Sal.
-No. Sal tú. Déjame sólo...

La mujer sale meneando la cabeza.

Jesús se acerca a la cama lentamente. Seca con bondad el sudor de la enferma, que ella con dificultad trata de enjugar con sus manos increíblemente hinchadas; le da aire con un abanico de palma; le da de beber, pues ella busca refresco en la bebida que hay encima de una mesilla: parece un hijo junto a su madre enferma. Luego se sienta, dulcemente pero firmemente decidido a cumplir su misión.

La mujer lo observa y contemporáneamente se calma, y con una sonrisa impregnada de sufrimiento dice:
-Eres hermoso y bueno. ¿Quién eres, Rabí? Me alivias con la delicadeza de mi amada hija.

-¡Soy Jesús de Nazaret!
-¡¿Tú?! ¡¿Tú?!... ¿Has venido a mi casa?... ¿Por qué?...
-Porque te amo. Yo también tengo una madre, y en todas las madres veo a la mía, y en las lágrimas de las madres veo las de la mía...

-¿Por qué? ¿Llora tu Madre? ¿Por qué? ¿Es que se le ha muerto un hijo?

-Todavía no... Yo soy su unigénito y vivo todavía. Pero llora porque sabe que debo morir.

-¡Pobrecilla! ¡Saber con antelación que un hijo debe morir! Pero, ¿cómo lo sabe? Estás sano y fuerte. Eres bueno. ¡Yo me hice ilusiones hasta que se me murió, y estaba muy enferma!... ¿Cómo puede saber tu Madre que debes morir?

-Porque soy el Hijo del hombre, anunciado por los profetas. Soy el Varón de dolores que vio Isaías, el Mesías cantado por David y descrito en sus torturas de Redentor. Soy el Salvador, el Redentor, mujer. Y la muerte me espera, una muerte horrenda... y mi Madre asistirá a ella... y mi Madre sabe, desde que nací, que su corazón será abierto como el mío por el dolor... No llores... Con mi muerte abriré las puertas del Paraíso a tu Yoana...

-¡También a mí! ¡También a mí!
-Sí. A su tiempo. Pero antes debes aprender a amar y a perdonar. A volver a amar. A ser justa. Y a perdonar... Si no, no podrás ir al Cielo, con Yoana, conmigo...
La mujer llora con congoja. Gime:

-Amar... Amar cuando los hombres nos han enseñado a odiar... cuando Dios ha dejado de amarnos no usando piedad con nosotros, es difícil... ¿Cómo amar, cuando los hombres nos han torturado, las amigas nos han herido y Dios nos ha abandonado?...

-No. Abandonado, no. Yo estoy aquí. Para hablarte de promesas celestiales. Para asegurarte que tu dolor acabará en gozo con sólo quererlo tú. Ana, escúchame... Lloras por unas nupcias anuladas, a las que consideras causante de todos tus dolores; acusas de homicidio a un hombre por esto, y de cómplice a su infeliz madre. Escucha, Ana. No pasarán más que unos meses y verás que fue una gracia del Cielo el que Yoana no fuera mujer de Judas...

-¡No lo menciones! -grita la mujer.
-Lo menciono. Y es para decirte que debes dar gracias al Señor, y le darás gracias dentro de pocos meses...
-Pronto moriré...

-No. Estarás viva y me recordarás, y comprenderás que hay dolores mayores que el tuyo...

-¿Mayores? ¡Imposible!
-¿Dónde colocas el dolor de mi Madre, que me verá morir en una cruz?

Jesús se ha puesto de pie. Su aspecto es majestuoso.

-¿Y dónde colocas el de la madre del traidor de Jesucristo, del Hijo de Dios? Piensa, mujer, en esa madre... Tú... Toda Keriot, y los campos y otros lugares más lejanos, se han compadecido de tu dolor, del cual has podido gloriarte como de corona de mártir.

¡Pero esa madre! Como Caín, sin ser Caín, es más siendo Abel -la víctima de su hijo traidor, asesino de Dios, sacrílego, hombre maldito -, ella no podrá soportar la mirada de los hombres, porque todas las miradas serán como una piedra de lapidación, y en todas las palabras de los hombres, en todas las palabras, le parecerá oír una maldición, un improperio, y no encontrará refugio sobre la faz de la Tierra, jamás, hasta la muerte, hasta que Dios, que es justo, no tome consigo a la mártir y cancele de su memoria el hecho de ser la madre del asesino de Dios, dándole la posesión de Dios... ¿No es mayor este dolor de esta madre?

-¡Un inmenso dolor!...

-Ya lo ves... Sé buena, Ana. Reconoce que Dios ha sido bueno en su actuación...

-¡Pero mi hija ha muerto! Judas hizo que se me muriera, porque buscaba una dote mayor... Su madre lo aprobó.
-No. Eso no. Te lo digo Yo, que veo dentro de los corazones. Judas -es mi apóstol, pero lo digo -ha obrado mal, y recibirá su castigo. Pero la madre es inocente. Te ama, querría que tú la amaras... Ana, sois dos madres infelices. Pero tú te glorías de tu niña muerta, inocente, pura, celebrada con honor por el mundo... María de Simón no puede gloriarse de su hijo. Los hombres condenan sus acciones.

-Eso es verdad. Pero si se hubiera casado con Yoana no sería censurado.

-Pero dentro de poco verías morir de dolor a Yoana, porque Judas morirá de muerte violenta.

-¿Qué dices? ¡Oh, pobre María! ¿Cuándo? ¿Dónde?
-Pronto. Y de una manera horrenda... ¡Ana! ¡Ana! ¡Tú eres buena! ¡Eres madre! ¡Sabes lo que es el dolor de una madre! ¡Ana, vuelve a ser amiga de María! Que el dolor os una como habría debido uniros la alegría. Déjame partir contento sabiendo que ella tendrá una amiga, una sola, una al menos...

-Señor... amarla... quiere decir perdonarla... Es muy penoso... Me parece como sepultar de nuevo a mi hija... matarla yo también...

-¡Pensamientos que vienen de las Tinieblas! No los escuches. Escúchame a mí, Luz del mundo. La Luz te dice que la suerte de Yoana, muriendo virgen, ha sido menos amarga que muriendo viuda de Judas. Créeme, Ana. Y piensa que, más infeliz que tú es María de Simón...

La mujer piensa, piensa, lucha, llora, dice:

-Pero yo la he maldecido, a ella y al fruto de sus entrañas. He pecado...

-Y Yo te absuelvo de ello. Y, cuanto más la ames, mayor será tu absolución en el Cielo.

-Pero, si soy amiga suya... me veré con Judas. ¡No puedo hacer esto, Señor!...

-No te volverás a encontrar con él. Yo no volveré ya nunca más a Keriot, y Judas tampoco. Hemos saludado ya a los de Keriot...

-Has dicho...

-Que no volveré nunca más. Judas ha dicho que no podrá volver hasta después de mi elevación; pero él cree que me
verá subir a un trono. Y, sin embargo, me espera la muerte de cruz. Y cree que será un ministro mío. Y, sin embargo, le espera la muerte. Pero tú no has de decir esto. Jamás. Que la madre lo ignore hasta que todo se cumpla. Tú lo has dicho: "¡Pobrecilla!

¡Saber con antelación que el hijo debe morir!". Pero, si los sufrimientos de mi Madre, incluido ése, van a aumentar ya los méritos de mi sacrificio, para María de Simón es misericordioso el silencio. No hablarás.

-No, Señor. Lo juro en nombre de mi Yoana.
-¡Quiero otra promesa! ¡Grande! ¡Santa! Tú eres buena. Me amas ya...

-Sí. Mucho. Estoy en paz desde que estás aquí...
-Cuando María de Simón no tenga ya a su hijo y el mundo la cubra de… desprecio, tú - y serás la única - le abrirás casa y corazón. ¿Me lo prometes? En nombre de Dios y de Yoana. Ella lo habría hecho, porque María era siempre para ella la madre del siempre amado - insta Jesús.

-¡...Sí! - y un sollozo...
-¡Dios te bendiga, mujer, y te dé paz... y salud!... Ven, vamos a ver a María, a darle el beso de paz...
-Pero... Señor... Yo no puedo andar. Tengo hinchadas e inmóviles las piernas. ¿Ves? Estoy aquí, vestida, pero soy sólo un tronco...

-Lo eras. ¡Ven! - y alarga, invitante, hacia ella la mano.
La mujer, fijos sus ojos en los de Jesús, mueve las piernas, las saca de la cama, pone en el suelo sus pies descalzos, se levanta, anda... Parece hechizada, No se da cuenta siquiera de la curación que se ha producido...

Sale, cogida todo el tiempo de la mano de Jesús, al pasillo semioscuro... Va hacia la salida. Estando ya cerca, encuentra a la criada de antes, la cual da un grito
de gozoso susto... Acuden otros servidores, temiendo que sea indicio de muerte, y ven a su ama, que antes se moría y guardaba rencor a María de Simón, ir deprisa ahora, habiendo dejado a Jesús; ir hacia María, que está abatida; ir con los brazos abiertos y llamarla y recibirla en su corazón, llorando ambas...

...Y, regresando hacia la casa, después del saludo de paz, María de Simón da las gracias a su Señor y pregunta:
-¿Cuándo vas a venir otra vez a hacer otro bien?
-Nunca más, mujer. Ya se lo he dicho a los de Keriot. Pero mi corazón estará siempre contigo. Recuerda, recuerda
siempre que te he amado y que te amo. Recuerda que sé que eres buena, y que Dios te ama por ello. Recuérdalo siempre.

Incluso cuando lleguen tremendas horas. Que no se apodere de ti jamás el pensamiento de que Dios te juzga como culpable. A sus ojos, tu alma aparece y aparecerá siempre adornada con las gemas de tus virtudes y con las perlas de tu sufrimiento. María de Simón, madre de Judas, quiero bendecirte, quiero abrazarte y besarte, para que tu beso materno, sincero, fiel, me compense todos los otros... para que mi beso te compense de todos los dolores. Ven, madre de Judas. Y gracias, gracias por todo el amor y
honor que me has dado - y la abraza y la besa en la frente, como hace con María de Alfeo.

-¡Pero nos veremos todavía! Iré para la Pascua...
-No. No vayas. Te lo ruego. ¿Quieres hacerme feliz? No vayas. ¡Las mujeres en la próxima Pascua no!
-¿Y por qué?...

-Porque... Jerusalén estará tremendamente revuelta la próxima Pascua. ¡No es lugar para mujeres! Es más... María, ordenaré a tu pariente que venga aquí contigo.

Estad juntos. Lo necesitas, porque... Judas, de ahora en adelante, no va a poder ayudarte ni venir...

-Haré como Tú dices... ¿Y entonces ya nunca más voy a ver tu rostro, que refleja la paz del Cielo? ¡Cuánta paz has
vertido en mi corazón doliente a través de tus ojos!... - María llora.

-No llores. La vida es breve. Después me verás para siempre en mi Reino.

-¿Entonces piensas que tu humilde sierva va a entrar en él?...

-Veo ya tu sitio entre las filas de las mártires y de las corredentoras. No temas, María. El Señor será tu eterno premio.

Vamos. Cae la tarde y es hora de ponerse en camino...
Y recorren en sentido inverso el mismo camino entre los campos y las matas de árboles frutales, hasta la casa donde están esperando los apóstoles.
Jesús abrevia las despedidas, bendice, se pone a la cabeza de los suyos... Se marcha... María llora, de rodillas...


   


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