Thursday March 28,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

498- Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión con Judas Iscariote


-¿Pero quieres ir por este camino?, ¿precisamente por éste? No me parece prudente por muchas razones...-objeta Judas Iscariote.

-¿Cuáles? ¿No han venido, acaso, a mí, hasta Cafarnaúm, hombres de estos pueblos, buscando salud y sabiduría? ¿No son ellos también criaturas de Dios?

-Sí... Pero... No es prudente para ti acercarte demasiado a Maqueronte... Es lugar infausto para los enemigos de Herodes.

-Maqueronte está lejos. Y no tengo tiempo de ir hasta allá. Quisiera ir hasta Petra, e incluso más allá... Pero llegaré sólo a mitad de camino, y ni siquiera. De todas formas, vamos...

-José te ha aconsejado...
-Que estuviera por caminos vigilados. Éste es precisamente el camino de Transjordania, intensamente vigilado por los romanos. No soy un cobarde, Judas, y tampoco un imprudente.

-Yo no me fiaría. No me alejaría de Jerusalén. Yo...
-Pero déjalo al Maestro. Él es el Maestro y nosotros sus discípulos. ¿Pero cuándo se ha visto que el discípulo sea el que aconseje al Maestro? -dice Santiago de Zebedeo.
-¿Cuándo? No hace años que tu hermano dijo al Maestro que no fuera a Acor y Él lo escuchó. Ahora que me escuche a mí.

-Eres celoso y prepotente. Si mi hermano habló y fue escuchado, señal es que eran palabras justas y había que atenderlas. ¡Bastaba mirar a Juan aquel día para comprender que era justo darle oídos!
-Con toda su sabiduría, nunca ha sabido defenderlo, y nunca sabrá hacerlo. Sin embargo, está reciente aún lo que hice yo yendo a Jerusalén.

-Cumpliste con tu deber. Mi hermano también lo habría hecho en esas circunstancias; con otras maneras, porque no sabe mentir ni siquiera para cosas buenas, lo cual me alegra...

-Me estás ofendiendo. Me estás llamando embustero...
-¿Y quieres que te llame sincero, si mentiste con tanta habilidad sin cambiar de color!
-Lo hacía...

-Sí. Lo sé. ¡Lo sé! Para salvar al Maestro. Pero eso no va conmigo, ni con ninguno de nosotros. Preferimos la sencilla respuesta del anciano (Ananías). Preferimos guardar silencio y que nos llamen tontos, e incluso que nos maltraten, pero no mentir. Se empieza por una cosa buena y se acaba con una cosa no buena.

-El malo, no yo; el necio, no yo.
-¡Basta! Teniendo razón, acabáis en el yerro, un yerro distinto del que os impugnáis, porque es un yerro contra la caridad. Todos sabéis lo que pienso sobre la sinceridad. Y también lo que exijo en la caridad. Vamos. Estas disputas vuestras me son más penosas que los insultos de los enemigos.

Y Jesús, visiblemente enojado, se pone a andar rápidamente, Él solo, por una calzada que, sin necesidad de ser arqueólogo, se comprende que ha sido hecha por los romanos, y que va hacia el sur, casi recta hasta donde alcanza la vista, entre dos cadenas de montes respetables.

Calzada monótona, oscura a causa de las laderas boscosas que la cierran e impiden a la vista desplegarse hasta el horizonte; pero bien cuidada. De tanto en tanto, algún puente romano construido sobre torrentes y pequeños ríos, que, sin duda, bajan al Jordán o al Mar Muerto. No lo sé con exactitud, porque los montes me impiden ver hacia Occidente, donde deben estar el río y el mar. Y alguna caravana por la calzada, caravana que quizás sube desde el Mar Rojo para ir quién sabe a dónde, con muchos camellos y camelleros y mercaderes de raza visiblemente distinta de la hebrea.

Jesús continúa delante, solo. Detrás, divididos en dos grupos, los apóstoles, cuchicheando unos con otros: los galileos, delante; detrás, los judíos, más Andrés, Juan y los dos discípulos que se han unido a ellos. Los dos grupos tratan, uno, de consolar a Santiago, que se ha quedado deprimido por la severa corrección del Maestro, otro, de convencer a Judas de no ser siempre tan obstinado y agresivo. Y los dos grupos están de acuerdo en aconsejar a los dos corregidos a ir donde el Maestro y hacer la paz con Él.

-¿Yo? Hombre, pues voy enseguida. Sé que tengo razón. Conozco mis acciones. No he sido yo el que ha metido cizaña; así que voy -dice Judas Iscariote. Se muestra atrevido, yo diría descarado. Acelera el paso para alcanzar a Jesús. Me pregunto una vez más si en esos días estaba ya dispuesto a traicionar y conspiraba ya con los enemigos de Cristo...

Santiago, por el contrario, que en el fondo es el menos culpable, está tan abatido por haber causado dolor al Maestro, que no se atreve a ir adelante. Mira a su Maestro, que ahora está hablando con Judas... Lo mira, y es vivo en su rostro el deseo de las palabras de perdón de Jesús. Pero su mismo amor, sincero, constante, fuerte, le hace parecer imperdonable su yerro.  

Ahora los dos grupos se han reunido, y también Simón Zelote, Andrés, Tomás y Juan dicen:
-¡Venga, hombre! ¡Si no lo conocieras! ¡Ya te ha perdonado! -y, con mucha agudeza de juicio, Bartolomé, anciano y sabio, dice, poniendo la mano en el hombro de Santiago:

-Yo te lo digo: por no suscitar otras disputas, os ha corregido imparcialmente a vosotros dos. Pero su corazón lo decía sólo a Judas.

-¡Así es, Tolmái! Mi hermano se consume en soportar a ese hombre, al cual se empeña en querer convertirlo; y se cansa en tratar de mostrárnoslo... como nosotros somos. El es el Maestro, y yo... soy yo... Pero, si yo fuera Él, ciertamente el hombre de Keriot no estaría con nosotros -dice Judas Tadeo con centellas en esos hermosísimos ojos suyos que recuerdan a los de Cristo.

-¿Tú piensas?, ¿sospechas? ¿Qué? -dicen varios.
-Nada. Nada concretamente. Pero ese hombre no me gusta.
-No te ha gustado nunca, hermano. Es una repulsa irracional, porque surgió con el primer encuentro. Tú me lo has confesado. Es contraria al amor. Deberías vencerla, aunque sólo fuera por dar una alegría a Jesús -dice, calmo y persuasivo, Santiago de Alfeo.

-Tienes razón, pero... no soy capaz. Ven, Santiago, vamos juntos donde mi hermano -y Judas de Alfeo toma resueltamente el brazo de Santiago de Zebedeo y se lo lleva consigo.

Judas los oye venir y se vuelve, y luego dice a Jesús algo. Jesús se para y los espera. Judas, con mirada maliciosa, observa al compungido apóstol.

-Perdona, apártate un poco. Necesito hablar con mi Hermano -dice Judas Tadeo. La frase es amable, pero el tono con que la dice es muy seco.

Una risita de Judas Iscariote, que luego se encoge de hombros y vuelve sobre sus pasos y se une a los otros.
-Jesús, somos pecadores... -dice Judas Tadeo.

-Yo soy pecador, no tú -susurra Santiago, cabizbajo.
-Nosotros somos pecadores, Santiago, porque lo que tú has dicho yo lo he pensado, lo he aprobado, lo tengo en el corazón. Por tanto, yo también estoy en pecado. Porque de mi corazón sale -y ello contamina mi caridad-el juicio sobre Judas...

Jesús, ¿no dices nada a tus discípulos que reconocen su pecado?

-¿Qué debo decir que no sepáis ya? ¿Cambiáis, acaso, respecto a vuestro compañero, por mis palabras?
-No. No más de lo que él cambie por las que Tú le dices -le responde, sincero, por sí y por los otros, su primo.

-¡Deja, Judas, deja! Yo he errado. De mí se trata y debo ocuparme de mí, no de otros. Maestro, no estés enojado conmigo...

-Santiago, Yo quisiera de ti, de todos, una cosa. Mucho dolor me causan las muchas incomprensiones que encuentro... las muchas resistencias obstinadas. Ya lo veis vosotros...

Por cada lugar que me da alegría, tres no me la dan, y me expulsan como a un malhechor. Pero, esa comprensión, esa adhesión que los otros no me dan quisiera recibirla al menos de vosotros.

Que el mundo no me ame, que me sienta asfixiado por todo este odio, por esta antipatía, enemistad, sospecha, que me rodea, y por todo tipo de indignidades, por los egoísmos, por todo lo que sólo mi amor infinito hacia el hombre me hace soportar... todo esto es penoso. Pero, bueno, pues lo sufro con paciencia.

He venido para sufrir esto por parte de los que odian la Salud. ¡Pero vosotros! ¡No, esto no lo soporto! Esto, es decir, el que no seáis capaces de amaros entre vosotros, y, por tanto, de comprenderme; esto, es decir, el que no prestéis adhesión a mi espíritu, esforzándoos en hacer lo que Yo hago.

¿Creéis, podéis creer todos vosotros, que no veo los errores de Judas?, ¿que ignoro cosa alguna de él? Convenceos de que no es así. Pero, si Yo hubiera querido tener personas perfectas en el espíritu, habría hecho que se encarnaran los ángeles y me habría rodeado de ellos. Habría podido hacerlo. ¿Habría sido un verdadero bien? No.

Por mi parte, hubiera sido egoísmo y desprecio. Habría evitado el dolor que me viene de vuestras imperfecciones, pero habría despreciado a los hombres a quienes el Padre mío ha creado y a los que ama tanto, que me ha enviado para que los salve. Y, por parte del hombre, habría sido un perjuicio para el futuro. Una vez terminada mi misión, una vez que hubiera subido de nuevo al Cielo con mis ángeles, ¿qué cosa apta para continuar mi misión habría quedado, y quién?

¿Qué hombre hubiera podido esforzarse en hacer lo que digo, si sólo un Dios y unos ángeles hubieran dado el ejemplo de una vida nueva reglada por el espíritu? Ha sido necesario que Yo me revistiera de carne para convencer al hombre de que, si quiere, puede ser casto y santo en todos los modos. Y ha sido necesario que tomara conmigo unos hombres... así... aquellos que con su espíritu respondieron a la llamada de mi espíritu, sin mirar si eran ricos o pobres, doctos o ignorantes, de ciudad o de pueblo. Que los tomara así, como los iba encontrando, y que mi voluntad y la suya los transformara lentamente en maestros de otros hombres.

El hombre puede creer en el hombre, en el hombre al que ve. Le es difícil al hombre, tan postrado, creer en Dios a quien no ve. No habían terminado todavía los rayos en el Sinaí, y ya al pie del monte había surgido la idolatría...

No había muerto Moisés todavía, cuyo rostro no se podía mirar, y ya se pecaba contra la Ley. Pero, cuando vosotros, transformados en maestros, estéis como ejemplo, como testimonio, como levadura, entre los hombres, ya no podrán decir: "Son seres que han descendido a estar entre los hombres y no podemos imitarlos". Deberán decir: "Son hombres como nosotros. Ciertamente tienen los mismos instintos y estímulos nuestros, las mismas reacciones; y, a pesar de todo, saben resistir contra los estímulos e instintos, y saben tener otras reacciones bien distintas de las nuestras, que son viles". Y se convencerán de que el hombre puede divinizarse, con sólo querer entrar en los caminos de Dios.

Observad a los gentiles y a los idólatras. ¿Todo su Olimpo, todos sus ídolos, acaso los hacen mejores? No. Porque ellos, si son incrédulos, dicen que sus dioses son una patraña; si son creyentes, piensan: "Son dioses y yo hombre" y no se esfuerzan en imitarlos. Vosotros, pues, tratad de haceros como Yo. Y no tengáis prisas. El hombre evoluciona lentamente de animal racional a ser espiritual. ¡Sed compasivos, sed compasivos los unos para con los otros! Nadie, excepto Dios, es perfecto.  

Y ahora, todo ha pasado, ¿no es verdad? Transformaos con firme voluntad imitando a Simón de Jonás, que en menos de un año ha dado pasos de gigante. Y... ¿Quién, de entre vosotros, era hombre, más hombre que Simón con todas las imperfecciones de una humanidad muy material?

-Es verdad, Jesús. Es mi objeto de estudio continuo ese hombre. Y mi admiración -confiesa Judas Tadeo.

-Sí. Yo estoy con él desde la niñez. Lo conozco como si fuera hermano mío. Pero ahora tengo ante mí a un Simón nuevo. Te confieso que cuando dijiste que era nuestro jefe, yo -y no sólo yo-me quedé desorientado. Me parecía el menos indicado de todos. ¡Simón respecto al otro Simón y a Natanael! ¡Simón respecto a mi hermano y a tus hermanos! Sobre todo, respecto a estos cinco. Me parecía un completo error... Ahora digo que tenías razón.

-¡Y vosotros no veis más que la superficie de Simón! Pero Yo veo su profundidad. Para ser perfecto, aún tiene que hacer mucho y mucho que padecer. Pero quisiera en todos vosotros su buena voluntad, su sencillez, su humildad y su amor...

Jesús mira hacia delante, y parece que viera... ¿quién sabe qué? Está absorto en un pensamiento suyo y sonríe a lo que ve; luego baja los ojos hacia Santiago y le sonríe.
-¿Entonces... estoy perdonado?

-Quisiera poder perdonar a todos como a ti... Mirad, esa ciudad debe ser Esebón. El hombre dijo que después del puente de tres arcos estaba la ciudad. Vamos a esperar a los otros para entrar en ella juntos.
   


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