Wednesday April 24,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

369- El jueves prepascual.
Parábola de la lepra de las casas


Y en el camino de regreso hacia la casa de Juana, estando un poco aislados en medio de la gente que se aglomera en los caminos y que separa a unos de otros a los componentes de la nutrida comitiva que sigue a Jesús, Pedro, que va con el Maestro y con los dos hijos de Alfeo, pregunta:

-Ahora que podemos hablar un poco entre nosotros, Señor, ¿me dices una cosa que estoy pensando desde ayer por la noche? -Sí, Simón. Dime de qué se trata y te responderé.

-Ya desde ayer por la noche pienso en la gracia especial que concedes a Juan en Antigonio. Es muy grande esa gracia, ¿eh? Es una cosa única. ¡Exclusivamente para él! Y la verdad es que Síntica también merece mucho... Y, en fin, hay mucha gente magnífica que... merecería verte... y que no te ve sino cuando está a tu lado. Nosotros, por ejemplo, ¡qué consolados nos habríamos sentido cuando nos has mandado por los caminos! Y hemos atravesado momentos en que una palabra tuya nos habría sacado de la incertidumbre... Pero a nosotros no vienes nunca... ¿Por qué esta diferencia?

-Concluyendo, ¿tú, Simón mío, estás un poco celoso?...
-¡No, hombre, no! Pero... Bueno... querría saber tres cosas: ¿por qué a Juan de Endor?; si sólo a él; y si no existe la posibilidad de que un día nos suceda también a nosotros, a mí, por ejemplo, que te vea milagrosamente y sepa de tu boca cómo actuar.

-Te respondo. A Juan porque es un espíritu lleno de buena voluntad, que, no obstante, tiene debilidades, más bien de tipo físico, que podrían derrumbar el edificio de su elevación a Dios, que él ha construido. ¿Ves, amigo mío?

El pasado, habiendo estado mucho tiempo sobre nosotros como una costra profundamente radicada, no sólo ha incidido signos indelebles, sino que deja indelebles tendencias en todos los hombres. Mira, por ejemplo, aquella casucha construida al pie del monte. Las aguas del suelo, las que corren monte abajo durante las lluvias, se han filtrado lentamente en ella. Ahora hay sol caliente, y lo habrá durante meses. Pero el moho que ha penetrado en la argamasa estará siempre presente cual manchas de lepra.

La casa ha sido abandonada por haber sido declarada leprosa. En otros tiempos menos irrespetuosos la casa habría sido demolida, según la Ley. ¿Porque le ha acaecido este desastre a la pobre casa? Porque los propietarios no se han preocupado de disponer zanjas alrededor para no permitir que las aguas se estancaran en la base, para desviar, lejos del lado que apoya en el monte, las aguas que bajan. Ahora la casa no sólo es fea, sino que está minada por la humedad. Si un hombre voluntarioso se preocupara de hacer esos trabajos, y luego la limpiara bien, y raspara las paredes y cambiara los adobes enmohecidos por otros nuevos; podría ser usada todavía.

Pero, de todas formas, presentaría unas debilidades tales, que en un terremoto sería la primera en derrumbarse. Juan ha estado, durante años, penetrado de los venenos del mal del mundo. Ha puesto los medios, con su voluntad, para desterrarlos de su alma revivida. Pero en la base escondida en la carne, en la parte inferior, han quedado debilidades... El espíritu está fuerte, pero su carne es débil; y la carne se desata incluso en tempestades, cuando sus fómites se juntan con elementos del mundo, capaces de zarandear el yo. ¡Juan!... ¡Qué remoción de partículas del pasado por cuanto ha sucedido! Yo le ayudo en la resistencia, en la depuración, en la victoria sobre el pasado que tiende a resurgir; doy consuelo a su excesivo sufrimiento en la manera que puedo. Porque lo merece.

Porque es justo ayudar a una voluntad santa que sufre el asalto de toda la iniquidad del mundo. ¿Te convences?
-Sí, Maestro. ¿Y... sólo te muestras a él?
Jesús sonríe mirando a Pedro, que a su vez lo mira desde abajo y parece un niño observando la cara de su padre. Responde:

-No sólo a él. También a otros que están lejos construyéndose su santidad, fatigosamente y solos.
-¿Quiénes son?
-No es necesario saberlo.
Santiago de Alfeo pregunta:
-¿Y a nosotros, por ejemplo, cuando estemos solos y -¡a saber cuánto! -atormentados por el mundo?... ¿no nos vas a ayudar con tu presencia?

-Tendréis al Paráclito con sus luces.
.De acuerdo... Pero yo... no lo conozco... y... creo que no lograré jamás comprenderlo. Tú... es otra cosa... Diré: "¡Oh, el Maestro!" y te preguntaré lo que hay que hacer, con la seguridad de que eres Tú...» dice Pedro. Y termina:

« ¡El Paráclito! ¡Demasiado excelso para este pobre pescador! ¡Quién sabe lo difícil que habla y lo... ligero que es: un soplo que pasa...! No sé si alguno se dará cuenta siquiera... Yo necesito un buen meneo, un grito, para que mi cocota se despierte y pueda entender. ¡Pero, si te me apareces Tú, te veo, y entonces!... Prométeme, o mejor a todos, prométenos que te nos vas a aparecer también a nosotros. ¡Pero así, ¿eh?! De carne y sangre.

Que se te vea bien y se te oiga mejor.
-¿Y si lo hiciera para regañar?
-¡No importa! Al menos -¿verdad, vosotros dos? -, al menos sabríamos lo que tendríamos que hacer.
Los dos hijos de Alfeo asienten.

-Pues os lo prometo. A pesar de que -creedlo -el Paráclito sabrá hacer que vuestras almas lo entiendan. Pero iré Yo a deciros: "Santiago, haz esto o aquello. Simón Pedro, no está bien que hagas esa otra cosa. Judas, fortalécete para estar preparado para esto o para aquello".

-Muy bien. Ahora estoy más tranquilo. ¡Y ven a menudo, ¿eh?! Porque yo estaré como un pobre niño desamparado que no hará sino que llorar y... hacer cosas no buenas...
Y casi casi Pedro ya se echa a llorar desde ahora...
Judas Tadeo pregunta:

-¿No podrías hacerlo para todos desde ahora? Quiero decir: para los que dudan, para los culpables, los desleales. Quizás un milagro...

-No, hermano. El milagro hace mucho bien, especialmente el milagro de ese tipo, cuando se da a tiempo y en el lugar oportuno, a personas no maliciosamente culpables. Dado a personas maliciosamente culpables, aumenta su culpabilidad porque aumenta su soberbia. Toman el don de Dios como debilidad de Dios, que les suplicaría a ellos, a los orgullosos, permitir amarlos. Toman el don de Dios como producto de sus grandes méritos. Se dicen a sí mismos:

"Dios se humilla conmigo porque soy santo". Entonces es la ruina completa. La ruina, por ejemplo, de un Marcos de Josías, y con él de otros... ¡Ay de aquel que entra por este camino satánico!: el don de Dios se transforma en él en veneno de Satanás. Ser agraciado con dones extraordinarios constituye la prueba más grande y segura del grado de elevación y de voluntad santa en un hombre. Muy frecuentemente, el hombre se embriaga de ello humanamente, y de espiritual, pasa a ser todo humanidad, y luego baja y se hace satanicidad.

-¿Y entonces por qué los concede Dios? ¡Sería mejor que no los concediera!
-Simón de Jonás, ¿para enseñarte a andar tu madre te tuvo siempre entre pañales y en brazos?

-No. Me ponía en el suelo, y me soltaba.
-¡Pero te caerías, ¿no?!
-¡Una infinidad de veces! Bueno y mucho más porque yo era muy... Bueno, que ya desde pequeño tenía pretensiones de actuar por mí mismo y de hacer todo bien.

-¡Pero ahora ya no te caes!

-¡Estaría bueno! Ahora sé que subirme al respaldo de una silla es peligroso, sé que pretender usar los desagües para bajar del tejado al patio es un error, sé que querer volar desde la higuera hasta dentro de la casa, como si fuéramos pájaros, es cosa de locos. Pero de pequeño no lo sabía. Y lo que es un misterio es que no me matara. Pero poco a poco fui aprendiendo a usar bien las piernas y la cabeza.

-Entonces Dios ha hecho bien dándote piernas y cabeza; y tu madre, dejándote aprender sufriendo en ti las consecuencias, ¿no?

-¡Claro está!
-Lo mismo hace Dios con las almas. Les da los dones y, como una madre, advierte y enseña. Pero luego cada uno debe razonar por sí mismo sobre cómo usarlos.

-¿Y si es un deficiente mental?
-Dios no da los dones a los deficientes mentales. A éstos los ama, porque son infelices, pero no les da aquello de cuya posesión no tendrían conciencia.

-¡Pero si se los diera y los usaran mal?
-Dios los trataría según su realidad, es decir, como a personas incapaces y por tanto, sin responsabilidad. No los juzgaría.
-¿Y si uno es inteligente cuando los recibe y luego se vuelve necio o loco?

-Si es por enfermedad, no es culpable de no usar el don recibido.
-¿Pero... uno de nosotros, por ejemplo? ¿Josías... o... ¡bueno... u otro!?
-¡Más le valdría no haber nacido! Pero así se separan los buenos los malos... Operación dolorosa, pero justa.
-¿Qué decís de bueno? ¿Nada para nosotros? -preguntan otros apóstoles que, dada la anchura de la calle, pueden reunirse con Jesús.

-Hablábamos de muchas cosas. Jesús me ha dicho una parábola sobre la lepra de las casas. Luego os la digo yo ­responde Pedro.

-¡De todas formas, qué supersticiones, ¿eh?! Dignas de aquellos tiempos. Las paredes no cogen lepra. Los antiguos, ignorantes, aplicaban a vestidos y a paredes propiedades animales. Cosas ridículas que nos hacen ridículos -dice con aires de sabio Judas Iscariote. -No son como dices, Judas. Bajo la apariencia -que era como era necesaria para las mentes de aquel tiempo -hay una finalidad grande formada de santas previsiones. Como muchos otros preceptos del viejo Israel. Preceptos orientados a la salud del pueblo.

Conservar sano a un pueblo es deber de los legisladores, es honrar a Dios y servirle, porque el pueblo está constituido por criaturas de Dios. No se le debe desatender, de la misma forma que no se desatiende ni a los animales ni a las plantas. Las casas definidas leprosas no tienen, es verdad, la enfermedad carnal de la lepra. Pero tienen defectos de construcción y de ubicación que las hacen malsanas y que se manifiestan con las manchas definidas "lepra de las paredes". Con el paso del tiempo se hacen no sólo malsanas para el hombre, sino peligrosas porque están expuestas a un fácil derrumbamiento. Por eso bien prescribe la Ley, y ordena abandonarlas y reconstruirlas, e incluso destruirlas si, una vez reconstruidas, vuelven a aparecer enfermas.

-¡Hombre, pero un poco de humedad, qué va a hacer? Se seca con braseros.

-Y la humedad no aparece externamente, y el engaño aumenta. La humedad aumenta por dentro, y mina, y un buen día se derrumba la casa y sepulta a sus habitantes. ¡Judas, Judas! ¡Mejor tener excesiva vigilancia que ser imprudentes!

-Yo no soy una casa.
-Eres la casa de tu alma. No dejes que en la casa se filtre el mal y corroa... Vigila por la incolumidad de tu alma. Vigilad todos.

-Vigilaré, Maestro. Pero, dime la verdad, ¿estás impresionado por las palabras de mi madre? Esta mujer está enferma. Ve fantasmas. Tengo que llevarla al médico. Cúramela Tú, Maestro.  

-La consolaré. Pero tú eres el único que puedes curarla, calmando su congoja.

-Congoja sin fundamento. Créeme, Señor.
-Mejor así, Judas. Mejor así. Pero tú, con una conducta cada vez más justa, trata de anular esa congoja. Si ha surgido, habrá habido un motivo. Anula incluso el recuerdo de ese motivo, y tu madre y Yo te bendeciremos.
-¡Maestro, temías que me pusiera de acuerdo con Marcos de Josías?

-No temo nada.
-¡Ah! ¡Bien! Porque yo trataba de convencerlo. Creo que era mi deber. ¡Ninguno lo hace! ¡Yo tengo celo por las almas!
-Ten cuidado de que no te ocurra un mal -dice Pedro bondadosamente.
-¿Qué quieres decir? -dice Judas agresivo.
-Nada más que esto: que para tocar algo que quema hay que coger algo que aísle.
-¿Qué, en nuestro caso?
-¿Qué? Una gran santidad.

-¿Y yo no la tengo, no es verdad?
-Ni tú, ni yo, ni ninguno de nosotros. Por eso... podríamos quemarnos y quedar marcados.
-¿Y entonces quién se va a ocupar de las almas?

-Por ahora el Maestro. Después, cuando, según la promesa, tengamos los medios para poderlo hacer, nosotros.
-Pero yo quiero actuar antes. Nunca se trabaja demasiado pronto para el Señor.

-Creo que lo que dices está bien, pero también creo que el primer trabajo para el Señor lo tenemos que hacer en nosotros. ¿Ir a predicar santidad a los otros antes que a nosotros mismos?...

-Eres egoísta.
-En absoluto.
-Sí.
-No.

Empieza la discusión. Interviene Jesús:

-Pedro tiene razón en buena parte. Tú también tienes un poco de razón. Porque la predicación se debe apoyar sobre los hechos. Por eso santificarse para poder decir: "Haced lo que digo porque es justo". Y esto apoya lo que dice Pedro.

Pero también el trabajar en los espíritus de los demás sirve para formar los propios, porque nos obliga a mejorarnos para no ser objeto de observaciones por parte de los que se hayan de convertir. Pero ya hemos llegado a la casa de Juana...

Vamos a entrar a gozar del amor de contarnos entre los obreros del Señor; y a predicar, con los hechos, el tiempo futuro.

   


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