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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

521- En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana


La parte posterior de la casa de Simón de Tecua no es otra cosa sino una plaza, a la cual hacen de alas los lados de la casa, que es de forma de U. Digo plaza porque en los días de mercado, como el que veo yo, se abre por tres sitios el fuerte enrejado que la separa de una plaza pública más grande, y muchos vendedores invaden con sus puestos los pórticos que hay en los tres lados de la casa (comprendo ahora la utilidad... financiera de estos pórticos, porque Simón, como buen hebreo, pasa exigiendo de cada mercader el alquiler del lugar ocupado). Y Simón se lleva consigo al viejecito, vestido ahora decentemente, y a todos se lo presenta diciendo:

-De ahora en adelante le pagaréis a él la suma establecida.

Luego, recorridos ya todos los pórticos, dice a Elí-Ana:

-Éste es tu trabajo aquí; dentro, con la posada y los establos. No es difícil ni fatigoso, pero te demuestra cuánta estima te tengo. He echado, a uno después del otro, a tres que me ayudaban, porque no eran honestos. Pero tú me satisfaces. Y además te ha traído Él. Y el Maestro sabe conocer los corazones. Vamos donde Él ahora a decirle que, si quiere, la hora es buena para hablar.

Y se marcha, seguido por el viejecito...
La gente va llenando cada vez más la plaza, y el rumor también va aumentando.

Mujeres para las compras; mercaderes de ganado; compradores de bueyes para los arados o de otros animales; campesinos encorvados bajo el peso de cestos de fruta alabando sus mercancías; cuchilleros con todo lo que corta, bien expuesto encima de esteras, y que, con una bulla infernal, descargan las segures sobre leños para mostrar la consistencia de la hoja, o con un martillo golpean en hoces que tienen colgadas en caballetes para que se vea el perfecto temple de la hoja, o que levantan rejas de arado y con las dos manos las golpean contra la tierra, que se abre herida, para dar una prueba de la dureza de la reja, a la que ningún terreno se resiste; y los que trabajan el cobre -con ánforas y cubos, sartenes y lámparas-, que golpean en el metal sonoro, hasta aturdir, para que se vea que es macizo, o se desgañitan ofreciendo muchas lamparillas, de una o más llamas, para las próximas fiestas de Kisléu; y, dominando a todos, monótono y penetrante como lamento de lechuza nocturna, el grito de los mendigos esparcidos en los puntos estratégicos el mercado.  

Jesús viene desde la casa, junto con Pedro y Santiago de Zebedeo. No veo a los otros. Pero pienso que estarán yendo por la ciudad anunciando al Maestro, porque veo que la gente lo reconoce en seguida, y muchos acuden, mientras el vocerío se hace menos intenso, y el ruido también. Jesús ordena dar limosna a algunos mendigos y se para a saludar a dos hombres, los cuales, seguidos de sus criados, habiendo acabado las compras, estaban para dejar el mercado.

Pero ahora se quedan también ellos para escuchar al Maestro. Y Jesús empieza a hablar, tomando el tema de lo que ve:

-Cada cosa a su tiempo, cada cosa en su lugar. No se realiza el mercado en sábado, ni se comercia en las sinagogas, y tampoco se trabaja por la noche, sino que más bien mientras es de día.

Sólo el pecador trafica en el día del Señor, o profana con negocios humanos los lugares destinados a la oración, o se da a la rapiña durante la noche cometiendo hurtos y delitos. Igualmente: el que comercia honestamente se esfuerza en probar a sus compradores la calidad de sus productos y la consistencia de sus instrumentos, y el que compra se marcha contento de la buena compra que ha hecho.

Pero si, por ejemplo, con mucha astucia, el vendedor lograra engañar al comprador, y el utensilio o el producto alimenticio le resultase a éste no bueno, inferior al precio pagado, ¿no recurriría el comprador a medidas de defensa, que irían desde un mínimo de no volver a comprar nunca donde ese vendedor, a un máximo de recurrir al juez para recuperar su dinero? Eso sucedería, y sería justo. Y, a pesar de esto, ¿no vemos en Israel al pueblo engañado por los que venden, como buenos, productos en malas condiciones, y que ese pueblo desacredita a quien da buenos productos, siendo éste el Justo del Señor? Sí, todos lo vemos.

Ayer noche muchos de vosotros vinieron a referir las artes de los malos vendedores, y Yo dije: "Dejadlos. Tened firmes vuestros corazones y Dios proveerá". ¿Estos que venden cosas no buenas, a quien ofenden?

¿A vosotros? ¿A mí? No. A Dios mismo. La culpabilidad no es tanto del engañado cuanto del que engaña. El pecado no ha sido cometido tanto contra el hombre cuanto contra Dios, al tratar de vender cosas no buenas para que el que tiene deseos de comprar vaya a las cosas buenas.

Yo no os digo: reaccionad, vengaos. No son palabras que puedan salir de mi boca. Sólo digo: escuchad el sonido verdadero de las palabras, observad bien, bajo la gran luz, las acciones de los que os hablen, saboread el primer sorbo o el primer bocado que os ofrezcan y, si oís un sonido áspero, si sus acciones tienen tenebroso aspecto, si el sabor que os queda en el corazón os turba, rechazad, como cosa no buena, aquello que os ofrecen. La sabiduría, la justicia, la caridad no son nunca ásperas ni turbadoras ni amantes de actuar en la sombra.

Sé que he sido precedido por discípulos míos, y ahora os dejo a dos apóstoles míos; además, ayer noche, con las acciones más que con las palabras, he testificado de dónde vengo y con qué misión. No hacen falta, pues, largos discursos para atraeros hacia mi camino. Pensad, y quered estar en él. Imitad a los que fundaron esta ciudad en los límites del árido desierto.

Pensad siempre que fuera de mi doctrina hay aridez de desierto, mientras que en mi doctrina están las fuentes de la Vida. Y, a pesar de todos los hechos que puedan acaecer, no os turbéis, no os escandalicéis. Recordad las palabras del Señor en Isaías (50, 2; 59, l).

Nunca será acortada mi mano ni se hará pequeña pa-favorecer a los que siguen mis caminos; de la misma forma que nunca será anulada la mano del Altísimo para castigar a aquellos que a mí -que vine y bien pocos encontré para acogerme, llamé y pocos respondieron-me ofenden y causan dolor. Porque, de la misma manera que quien me honra honra al Padre que me ha enviado, el que me desprecia desprecia a Aquel que me ha enviado. Y, por la ley antigua del talión, el que me repudia será repudiado.

Pero vosotros, que habéis acogido mi palabra, no temáis los oprobios de los hombres, ni os acongojéis por sus ultrajes, primero contra y luego contra vosotros porque me amáis. Yo, aunque parezca perseguido y vaya a parecer quebrantado, os consolaré y protegeré. No temáis, no temáis al hombre mortal, que hoy es y mañana no es sino un recuerdo y polvo. Temed al Señor, temed con un santo amor, no con miedo, temed no saberlo amar con medida proporcionada a su amor infinito. Yo no os digo: haced esto o aquello. Sabéis lo que debe hacerse. Os digo: amad. Amad a Dios y a su Cristo. Amad a vuestro prójimo como Yo os he enseñado. Y, si sabéis amar, todo lo haréis.

Yo os bendigo, habitantes de Tecua, ciudad situada en los lindes del desierto, pero oasis de paz para el perseguido Hijo del hombre, y que mi bendición permanezca en vuestros corazones y en vuestras casas, ahora y siempre.

-¡Quédate, Maestro! Quédate con nosotros. ¡El desierto fue siempre bueno para los santos de Israel!
-No puedo. Tengo a otros que me esperan. Vosotros estáis en mí, Yo en vosotros, porque nos queremos.

Jesús, con dificultad, pasa a través de la gente, que le sigue, olvidada de comprar o vender y de todas las demás cosas. Enfermos curados que todavía lo bendicen, corazones consolados que le dan las gracias, mendigos que lo saludan: «Maná vivo de Dios»...

El viejecito está pegado a Él; así hasta el extremo de la ciudad. Y sólo cuando Jesús bendice a Mateo y a Felipe, que se quedan en Tecua, se decide a dejar a su Salvador, y lo hace con besos en los pies desnudos del Maestro, y con llanto y palabras de agradecimiento.

-Levántate, Elí-Ana, y ven, que quiero besarte. Un beso de hijo a padre, y que ello te compense todo. Te aplico las palabras del profeta: "Tú que lloras no llorarás más, porque el Misericordioso ha tenido piedad de ti". El Señor te dará pan racionado y poca agua. Más no he podido hacer. Si a ti te ha expulsado de tu casa uno, a mí me expulsan todos los poderosos de un pueblo, y ya es mucho si encuentro comida y alojamiento para mí y mis apóstoles.

Pero tus ojos han visto a Aquel que deseabas ver y tus oídos han escuchado mis palabras de la misma forma que tu corazón debe sentir mi amor. Ve y está en paz, porque eres un mártir de la justicia, uno de los precursores de todos aquellos que hayan de ser perseguidos por causa mía. ¡No llores, padre!

Y lo besa en la cabeza cana.
El viejecito le devuelve, en la mejilla, el beso y le susurra al oído:

-Desconfía del otro Judas, mi Señor. Yo no quiero manchar mi lengua... Pero desconfía. No viene con pensamiento bueno a casa de mi hijo...

-Sí. Pero no pienses ya en el pasado. Pronto acabará todo y ya nadie me podrá hacer daño alguno. Adiós, Elí-Ana. El Señor está contigo.

Se separan...
-Maestro, ¿qué te ha dicho el anciano con voz tan leve? -pregunta Pedro, que va al lado de Jesús, con esfuerzo porque Jesús da largos pasos con sus largas piernas, cosa que, siendo tan bajo, no puede hacer Pedro.

-¡Pobre anciano! ¿Qué crees que me podía decir que Yo ya no supiera? -responde Jesús eludiendo una respuesta precisa.

-Hablaba de su hijo, ¿no? ¿Te ha dicho quién es?
-No. Pedro. Te lo aseguro. Ha conservado ese nombre en su corazón.
-¿Pero Tú lo conoces, no?
-Lo conozco, pero no te lo diré.

Silencio durante mucho tiempo. Luego, angustiosa, la pregunta de Pedro y su confesión.

-Maestro, pero ¿para qué?, ¿qué va a hacer Judas a casa de un pésimo hombre como es el hijo de Elí-Ana? ¡Yo tengo miedo, Maestro! No tiene buenos amigos éste. No va abiertamente. No hay en él fuerza para resistir al mal.

Tengo miedo, Maestro. ¿Para qué? ¿Para qué va Judas donde éstos, y a escondidas?

La cara de Pedro es una expresiva máscara de angustiosa interrogación.

Jesús lo mira y no responde. Efectivamente, ¿qué debe responder?; ¿qué, para no mentir ni lanzar al fiel Pedro contra el infiel Judas? Prefiere dejar hablar a Pedro.

-¿No respondes? Yo, desde ayer, desde cuando el viejo creyó reconocer entre nosotros a Judas, no tengo paz. Es como aquel día que hablaste con la esposa del saduceo. ¿Te acuerdas? ¿Recuerdas mi sospecha?

-Lo recuerdo. ¿Y tú recuerdas mis palabras de entonces?
-Sí, Maestro.

-No hay nada más que decir, Simón. Las acciones del hombre tienen apariencias distintas de la realidad. Pero Yo estoy contento de haber proveído a la necesidad de ese anciano.

Es como si Ananías hubiera vuelto. Y realmente si Simón de Tecua no lo hubiera acogido lo habría llevado a la casita de Salomón, para tener allí a un padre que siempre esperara nuestra llegada. Pero, para Elí es mejor así. Simón es bueno, tiene muchos nietos. A Elí le gustan los niños... los niños hacen olvidar muchas cosas dolorosas...

Con su habitual ciencia de distraer al interlocutor y conducirlo hacia otros temas, cuando no considera conveniente responder a preguntas peligrosas, Jesús ha distraído a Pedro de su pensamiento. Y sigue hablándole de niños, conocidos acá o allá, hasta llegar a recordar a Margziam, que quizás a esa hora está retirando las redes después de la pesca en el bonito lago de Genesaret.
Y Pedro, ya lejos de Elí y Judas con el pensamiento, sonríe y pregunta:

-Pero después de Pascua vamos allá, ¿no? Es tan hermoso.

Mucho más que esto. Nosotros galileos somos pecadores para los de Judea... ¡Pero si se vive aquí! ¡Oh, Misericordia eterna! Si a nosotros se nos hubiera de castigar, no, aquí ciertamente no va a haber un premio.

Jesús llama a los otros que se han quedado atrás y se aleja con ellos por el camino calentado por el sol de Diciembre.


   


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