Friday April 26,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

415- Un alto en el camino en Betania


El ocaso arrebola el cielo cuando Jesús llega a Betania.

Sudorosos, llenos de polvo, le siguen los suyos. Y Jesús y los apóstoles son los únicos que desafían al horno del camino, poco amparado por los árboles que se extienden desde el Monte de los Olivos hasta los relieves de Betania.

El verano se intensifica. Pero más aún se intensifica el odio. Los campos están pelados y agostados: hornos son que reflejan soplos de fuego. Los corazones de los enemigos de Jesús están todavía más pelados, no digo ya de amor, sino de honradez, de moral incluso humana, agostados por el odio... Y para Jesús sólo hay una casa. Hay sólo un refugio: Betania. Allí hay amor, alivio, protección, fidelidad...

El Peregrino perseguido se dirige allí con su indumento blanco, su rostro apenado, su paso cansado -como quien no puede detenerse por venir detrás, aguijoneándole, los enemigos -y la mirada resignada como quien ya contempla la muerte que de hora en hora, a cada paso, se acerca, y que ya acepta, por obediencia a Dios...

La casa, en medio de su vasto jardín, está toda cerrada y muda, en espera de horas más frescas. El jardín está vacío y mudo; en él sólo el sol reina, despótico.  

Tomás llama con su fuerte voz de barítono.

Una cortina se separa, una cara mira... Luego un grito:

-¡El Maestro! -y los siervos se apresuran a salir afuera, seguidos por las asombradas amas, que ciertamente no esperaban a Jesús en esa hora todavía de fuego.
-¡Rabbuní!, ¡Mi Señor!

Marta y María saludan desde lejos, ya inclinadas, preparadas para postrarse, cosa que hacen en cuanto, abierta la cancilla, Jesús no está ya separado de ellas.

-Marta, María, la paz a vosotras y a vuestra casa.
La paz a ti, Maestro y Señor... Pero, ¿cómo a esta hora? -preguntan las hermanas (indicando a los domésticos que se marchen para que Jesús pueda hablar libremente).

-Para dar reposo al cuerpo y al espíritu donde no se me odia... -dice con tristeza Jesús mientras tiende hacia ellas las manos como para decir: « ¿Me queréis con vosotras?», y se esfuerza en sonreír pero es una sonrisa bien triste, contradicha por la mirada de sus ojos apenados).

-¿Te han hecho algún mal? -pregunta María encendiéndose.

-¿Qué te ha sucedido? -pregunta Marta, y, materna, añade:

-Ven, te daré alivio. ¿Desde cuándo andas, que estás tan cansado?

-Desde el alba... y puedo decir que sin parar, porque la corta pausa en casa de Elquías el Anciano ha sido peor que un largo camino.

-¿Allí te han angustiado?...

-Sí... y antes en el Templo...

-¿Pero por qué has ido a casa de esa serpiente? -pregunta María.

-Porque no ir hubiera servido para justificar su odio, que me habría acusado de despreciar a los miembros del Sanedrín. Pero ya... vaya Yo o no vaya, la medida del odio farisaico está colmada... y ya no habrá tregua...

-¿En esta situación estamos? Quédate con nosotros.

Maestro. Aquí no te harán ningún mal...

-Faltaría a mi misión... Muchas almas esperan a su Salvador. Debo ir...

-¡Pero no te van a dejar ir!

-No. Me perseguirán permitiéndome moverme para estudiar todos los pasos que dé, dejándome hablar para estudiar todas mis palabras, vigilándome como los sabuesos a su presa para tener... algo que pueda parecer falta... y todo servirá para ese fin...

Marta, que es siempre tan discreta, se siente tan invadida de piedad, que alza la mano como para una caricia en la mejilla enflaquecida; pero se detiene y se ruboriza. Dice:

-¡Perdona! ¡Me has hecho sentir la misma pena que me hace sentir nuestro Lázaro! ¡Perdóname, Señor, por haberte amado como a un hermano que sufre!

-Soy el hermano que sufre... Amadme con puro amor de hermanas... Pero, ¿y Lázaro?

-Cada vez más desfallecido, Señor... -responde María, y a las lágrimas que ya le irritan los ojos da rienda suelta con esta confesión, que se une a la pena de ver tan afligido a su Maestro.

-No llores, María. Ni por mí ni por él. Hacemos la divina voluntad. Se debe llorar por quien no sabe hacer esta voluntad...

María se inclina para tomar la mano de Jesús y la besa en la punta de los dedos.

Entretanto han llegado a la casa. Entran y van inmediatamente a donde Lázaro; los apóstoles por su parte descansan y se refrescan con lo que ofrecen los criados.
Jesús se inclina hacia el consumido Lázaro, cada vez más consumido; lo besa sonriente para aligerar la tristeza de su corazón.

-¡Maestro, cuánto me quieres! Ni siquiera has esperado a la caída de la tarde para venir a mí. Con este calor...

-Amigo mío, Yo me deleito en ti y tú en mí. Lo demás es nada.

-Es verdad. Es nada. Incluso mi sufrimiento me es nada... Ahora sé por qué sufro, y qué puedo con mi sufrimiento -y Lázaro sonríe con una íntima, espiritual sonrisa.

-Así es, Maestro. Casi se diría que nuestro Lázaro ve con placer la enfermedad y... -un sollozo quiebra la voz de Marta, que calla.

-Sí, dilo, ¿por qué no?: y la muerte. Maestro, diles a ellas que me deben ayudar, como hacen los levitas con los sacerdotes.

-¿A qué, amigo mío?
-A consumar el sacrificio...

-¡Y sin embargo tenías miedo de la muerte hasta hace poco tiempo! ¿Entonces ya no nos quieres? ¿Ya no quieres al Maestro? ¿No le quieres servir?... -pregunta más fuerte, pero pálida de dolor, María, acariciando la mano amarillenta de su hermano.

-¿Y lo preguntas tú, precisamente tú, alma ardiente y generosa? ¿No soy tu hermano? ¿No tengo tu misma sangre y tus mismos santos amores: Jesús, las almas y vosotras, amadas hermanas?... Pero desde Pascua mi alma conserva una gran palabra. Y amo la muerte. Señor, te la ofrezco por tu misma intención.

-¿Entonces ya no me pides la curación?
-No, Rabbuní. Te pido bendición para saber sufrir y... morir... y, si no es demasiado pedir, para redimir... Tú lo dijiste...

-Lo dije. Y te bendigo para darte todas las fuerzas.
Y le impone las manos. Luego lo besa.

-Estaremos juntos y me instruirás...
-No ahora, Lázaro. No me detengo. He venido unas pocas horas. Cuando se haga de noche me marcho.
-¿Por qué -preguntan, desilusionados, los tres hermanos.
-Porque no puedo detenerme... Volveré en otoño. Y entonces... estaré mucho aquí y mucho haré aquí... y en los alrededores...

Silencio triste. Luego Marta suplica:

-Entonces, al menos, descansa y repón fuerzas...
-Nada me dará como vuestro amor nuevas fuerzas. Haced que descansen mis apóstoles y a mí dejadme estar aquí, con vosotros, con esta paz...
Marta sale, llorando, y vuelve con unas tazas de leche fría y fruta temprana...

-Los apóstoles han comido y ahora duermen cansados. Maestro mío, ¿verdaderamente no quieres descansar?
-No insistas, Marta. No habrá surgido todavía el alba y ellos ya me estarán buscando aquí, en el Getsemaní, en casa de Juana, en todas las casas amigas. Pero para el alba Yo ya estaré lejos.

-¿A dónde vas, Maestro? -pregunta Lázaro.
-Hacia Jericó, pero no por el camino usual... Tuerzo hacia Tecua y luego retrocedo hacia Jericó.

-Camino molesto en este período… - susurra Marta.
-Precisamente por eso está solitario. Caminaremos de noche. Las noches son claras, incluso antes de que se alce la Luna... Y el alba viene tan rápido...
-¿Y luego? -pregunta María.

-Y luego la Transjordania. Y a la altura de Samaria, en su septentrión, pasaré el río y vendré a esta parte.
-Ve pronto a Nazaret. Estás cansado... -dice Lázaro.
-Antes tengo que ir a la orilla del mar... Luego... iré a Galilea. Pero también me perseguirán allí...
-Tendrás en todo caso a tu Madre, que te consuela... -dice Marta.

-¡Sí, pobre Mamá!
-Maestro, Magdala es tuya. Ya lo sabes -recuerda María.
-Lo sé, María... Conozco todo el bien y todo el mal...
-¡Separados así!... ¡durante tanto tiempo! ¿Me encontrarás vivo, Maestro?

-No lo dudes. No lloréis... Hay que habituarse también a las separaciones. Y son útiles para probar la fuerza de los afectos. Se entienden mejor los corazones amados viéndolos con ojo espiritual, desde lejos. Cuando, no bajo el efecto del gusto humano por la cercanía física del amado, se puede meditar en su espíritu y en su amor... se comprende más el yo de la persona lejana... Estoy seguro de que pensando en vuestro Maestro lo comprenderéis mejor todavía cuando veáis y contempléis en paz mis acciones y mis afectos.

-¡Oh, Maestro! ¡Pero nosotros no tenemos dudas respecto a ti!

-Ni yo respecto a vosotros. Lo sé. Pero me conoceréis más todavía. Y no os digo que me améis, porque conozco vuestro corazón. Digo solamente: orad por mí.
Los tres hermanos lloran... ¡Está tan triste Jesús!...

¿Cómo no llorar?

-¿Qué queréis? Dios había puesto el amor entre los hombres. Pero los hombres, en su lugar, han metido el odio... Y el odio divide no sólo a los enemigos entre sí, sino que también se introduce astutamente para separar a los amigos.

Un silencio largo. Luego Lázaro dice:

-¡Maestro, vete de Palestina durante un tiempo!...
-No. Mi puesto está aquí. Para vivir, evangelizar, morir.
-Pero encontraste un remedio para Juan y la griega. Ve con ellos.

-No. A ellos había que salvarlos. Yo debo salvar. Y ésta es la diferencia que explica todo. El altar está aquí, y aquí está la cátedra. No puedo ir a otro lugar. Y además... ¿Creéis que ello cambiaría lo que está decidido?
No. Ni en la Tierra ni en el Cielo. Lo único que haría sería empañar la pureza espiritual de la figura mesiánica. Sería "el cobarde" que se salva con la fuga. Debo dar el ejemplo, a los del presente y a los del futuro, de que en las cosas de Dios, en las cosas santas, no hay que ser cobardes...

-Tienes razón, Maestro -suspira Lázaro...

Y Marta, apartando la cortina, dice:

-Tienes razón... La tarde avanza. Ya no hay sol...
María se echa a llorar angustiosamente, como si esta palabra hubiera tenido el poder de disolver su fuerza moral, que contenía su llanto vertiendo lágrimas sólo silenciosamente. Llora más desconsoladamente que en la casa del fariseo, cuando con su llanto pedía perdón al Salvador...

-¿Por qué lloras así? -pregunta Marta.
-¡Porque has dicho la verdad, hermana! Ya no hay Sol... El Maestro se marcha... Ya no hay Sol para mí... para nosotros...

-Calmaos. Os bendigo. Quede con vosotros mi bendición. Y ahora dejadme con Lázaro, que está cansado y necesita silencio. Velando a mi amigo descansaré. Asistid a los apóstoles y haced que estén preparados para la hora de las sombras...

Las discípulas se retiran y Jesús se queda silencioso, recogido en sí mismo, sentado al lado del amigo que pierde vigor y que, satisfecho con esa cercanía, se duerme con una leve sonrisa en el rostro.

   


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