|
EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 4 de 7 »
TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo
314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida
315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor
316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica
317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote
318. En barca de Tolemaida
a Tiro
319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes
320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad
321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes
322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía
323. La visita a Antigonio
324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica
325. Los ocho apóstoles se reúnen
con Jesús
cerca de Akcib
326. Un alto en Akcib
327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura
328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona
329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña
330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás
331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib
332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro
333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón
334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico
335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado
336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima
337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada
338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador
339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote
340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel
341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios
342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc
343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro
344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás
345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas
346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro
347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego
348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen
349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos
350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios
351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez
352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos
353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra
354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm
355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión
356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar
357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio
358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías
359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad
360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó
361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán
362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas
363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén
364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos
365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo
366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía
367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní
368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo
369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas
370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa
371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro
372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro
373. El día de la Parasceve.
En el Templo
374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel
375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel
376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido
377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte
378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa
379. Una premonición del
apóstol Juan
380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción
381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio
382. Un alto en casa de Nique
383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán
384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón
385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón
386. Hacia la orilla occidental
del Jordán
387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué
388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.
389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles
390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma
391. Curación del leproso Eliseo de Engadí
392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza
393. En la casa de campo de María de Keriot
394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot
395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas
396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones
397. Despedida de los fieles
de Yuttá
398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote
399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa
400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia
401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora
402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter
403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás
404. En camino hacia Emaús
de la llanura
405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel
406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles
407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos
408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea
409. El drama familiar del Anciano Juan
410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico
411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda
412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas
413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo
414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías
415. Un alto en el camino
en Betania
416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó
417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano
418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón
419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas
420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor
421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo
422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles
423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón
424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea
425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos
426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada
427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala
428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío
429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón
430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley
431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán
432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori
433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea
434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada
435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles
436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención
437. Coloquio
de Jesús con
su Madre
438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote
439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios
440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo
441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola
442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María
443. La muerte del abuelo de Margziam
444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador
445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote
446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento
447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco
448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro
449. El pequeño Alfeo desamado de su madre
450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan
451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos
452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos
453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico
454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo
455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados
456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa
457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula
458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios
459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades
460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio
461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor
462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades
463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora
464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto
465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún
466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana
467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín
468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura
469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín
470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio
471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor
472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala
473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias
474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor
475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos
476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra
477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María
478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos
479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán
480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán
481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos
482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe
483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria
484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada
485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam
486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino
487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo
488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración
489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento
490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías
491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva
492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor
493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios
494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores
495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania
496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.
497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento
498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote
499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra
500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo
501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra
502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)
503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto
504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías
505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda
506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo
507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías
508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí
509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo
510. La curación de un ciego
de nacimiento
511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote
512. Profecía ante un pueblo destruido
513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel
514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía
515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad
516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios
517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error
518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor
519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro
520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana
521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana
522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo
523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos
524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos
525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí
526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista
527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo
528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote
529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob
530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote
531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví
532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob
533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote
534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles
535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás
536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro
537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle
538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores
539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes
540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año
|
440- Otro sábado en Nazaret.
Obstinación de José de Alfeo
Un nuevo sábado en Nazaret, o sea, un nuevo comienzo de sábado, porque apenas está empezando la puesta del sol del viernes, cuando, sudorosas pero contentas, llegan Mirta y Noemí junto con el joven Abel. Se apean de sus burritos -Abel los lleva a otro lugar, ciertamente a algún establo amigo, quizás al de los dos asnerizos de Nazaret, ahora discípulos -y entran por la puerta del taller, abierta para dar ventilación a la amplia habitación, donde hasta poco antes el calor de la rústica chimenea se ha hecho cómplice del gran calor estival.
Tomás está dejando en su sitio los instrumentos y Simón barre el serrín, mientras Jesús limpia cazuelas y cazoletas, de colas y barnices.
-La paz a ti, Maestro, y a vosotros, discípulos -saludan las mujeres, inclinándose mucho ya desde el primer momento en que entran, para, atravesado el taller, terminar postrándose a los pies de Jesús.
-La paz a vosotras. ¡Sois muy fieles! ¡Venir con este calor!
-¡Oh, nada! Se está tan bien aquí, que se olvida todo. ¿Tu Madre dónde está?
-Está por allí, terminando una túnica de Áurea. Id si queréis.
Las dos se marchan deprisa con sus alforjas y se oyen sus voces armónicas, más bien bajas, que se funden con la vocecita aún no pulida de Áurea y con la voz argentina de María.
-¡Ahora se sentirán felices! -dice Tomás.
-Sí. Son buenas mujeres -responde Jesús.
-Maestro, Mirta, además de conservar el hijo que tenía, ha adquirido una nueva hija. Y en poco más de un año... -dice el Zelote.
-Sí. En poco más de un año. Hace ya más de un año que María de Lázaro se ha convertido. ¡Cómo pasa el tiempo! Me parece ayer... ¡Cuántas cosas también el año pasado! ¡Aquel hermoso retiro antes de la elección! ¡Luego Juan de Endor! ¡Luego Margziam! Luego Daniel de Naím y luego María de Lázaro y luego Síntica... Pero, ¿dónde estará Síntica?
Pienso en ello frecuentemente, y no sé comprender por qué... Tomás termina monologando consigo mismo, porque Jesús y Simón no le responden; es más, salen al huerto a lavarse para después llegarse donde las discípulas.
Y se nos reanuda la visión... Regresa Abel de Belén y encuentra todavía a Tomás, que está pensando, delante del lugar donde generalmente trabaja, mientras remueve distraídamente sus finas obras maestras de orfebre.
-¿Has encontrado en qué trabajar? -pregunta el discípulo inclinándose hacia esos objetos finos.
-¡Oh! He hecho felices a todas las mujeres de Nazaret. No habría imaginado nunca que hubiera que arreglar tantas hebillas y brazaletes y collares y lises. Hasta he tenido que rogar a Mateo que me trajera metal de Tiberíades. Me he hecho una clientela... ¡Ja! ¡Ja! (ríe alegre) como no la tiene ni siquiera mi padre. Verdad es que no pido dinero...
-¿Pones tú todo?
-No. Cobro sólo el valor del metal. El trabajo lo regalo.
-Eres generoso.
-No. Sabio. No estoy ocioso. Doy ejemplo de laboriosidad y de desapego del dinero y... predico... ¡Calla! Creo que actuando así he predicado más, sin decir una palabra, sin haber dicho una palabra en la sinagoga, que si hubiera estado hablando sin parar. Y además... hago práctica. Me he prometido a mí mismo que con el trabajo haré propaganda, cuando tenga que ir a predicar a Jesús en medio de los infieles; me estoy adestrando a ello.
-Eres sabio como orfebre y como apóstol.
-Me esfuerzo en serlo por amor a Jesús... ¿Así que tú has ganado una hermana? Trátala bien, ¿eh? Es como una palomita de nido; te lo digo yo, que estoy acostumbrado por mi oficio a tratar con las mujeres. Es una ingenua palomita que ha tenido gran miedo del gavilán, y que busca alas maternas y fraternas como defensa. Si tu madre no la hubiera deseado, la habría pedido yo para mi hermana gemela. ¡Un hijo más, un hijo menos! Es muy buena mi hermana, ¿sabes?
-También mi madre. Se le murió una niña cuando se quedó viuda. Quizás con el dolor de la muerte de su marido la leche se había hecho mala... Yo apenas me acuerdo de esa hermanita... y quizás ni siquiera la recordaría, si mi madre no la llorase frecuentemente, y si todas las niñitas pobres de Belén no hubieran tenido derecho a comida y vestidos de nuestra casa en recuerdo de la pequeñuela muerta... Y, como he crecido yo solo con mi madre, he acabado teniendo yo también un gran amor por las niñas pequeñas... Me doy cuenta de que ésta ya no es una niña pequeña... pero la veré como si lo fuera, por su corazón, si es como decís mi madre, Noemí y tú...
-Puedes estar seguro de ello. Vamos allá...
Allá, o sea, en el comedor, están las mujeres, Jesús y el Zelote. Y Mirta, que ha venido ya con una gran esperanza, está conquistando a Áurea, probándole una túnica de lino que ha cosido para la muchacha.
-Te cae muy bien -dice mientras se la quita y la acaricia, y mientras le coloca bien la túnica que, al meter la nueva, se ha descolocado -Te cae muy bien. Bueno, todo irá bien. Ya verás, hija mía... ¡Oh, ahí está mi Abel! Acércate, hijo. Ésta es Áurea. ¿Sabes que ahora va a ser nuestra?
-Lo sé, madre, y estoy contento junto contigo.
Mira a la muchacha... la estudia... sus ojos oscuros se quedan fijos y se pierden en los grandes iris de pálido cielo de ella. El examen le satisface. Le sonríe. Le dice:
-Nos amaremos en el Señor, que nos ha salvado, y lo amaremos a Él y haremos que lo amen. Y seré para ti hermano en el espíritu y en el afecto. Lo prometo delante del Maestro y de mi madre -y con una hermosa sonrisa límpida de joven puro, ya encaminado hacia la alta espiritualidad, le tiende la mano fuerte y morena.
Áurea titubea, pero luego, ruborizándose, pone su mano izquierda en la derecha que le ofrecen, y dice:
-Así lo haremos. En el Señor.
Los adultos se sonríen entre sí...
-Aquí se puede entrar sin llamar a las puertas...
-¡Ahí está Simón de Jonás! Esta vez no ha resistido la tentación... -ríe Tomás mientras se apresura a ir afuera.
-Sí, no he resistido... ¡La paz a ti, Maestro!
Besa a Jesús y Jesús lo besa.
-¿Quién puede resistir?
Ve a María y se inclina para saludar, luego prosigue:
-Pero, por escrúpulo, hemos pasado por Tiberíades y hemos buscado a Judas. Porque... ¡estamos todos, eh! Los otros están llegando. También Margziam... Bueno, estaba diciendo que hemos pasado por Tiberíades. ¡Mmm!... en fin, buscando a Judas, por si... hubiera pensado, al menos para el cuarto sábado, venir a Cafarnaúm...
Habría sido feo que no hubiéramos estado ninguno... Y lo hemos encontrado... En fin, bueno, lo ha encontrado Isaac, que iba a saludar a Jonatán... Porque Isaac ha terminado por venir a Cafarnaúm a esperarte con no sé cuántos, que se han quedado allí para hacerse más sabios bajo la guía de Hermas y Esteban, de tu hijo, Noemí, y del sacerdote Juan... Pero Isaac debe haber destruido las impaciencias, los resentimientos, las furias, en su larga enfermedad...
¡No reacciona nunca! Aunque le estén dando bofetadas, sonríe... ¡Qué hombre más pacífico! Bien. Nos dijo: "He visto a Judas. No va. No insistáis". Comprendí. Y dije: "¿Te ha respondido mal? Dilo. Soy el jefe y debo saberlo...". "¡Oh, no!" respondió. "No ha respondido mal él, sino su mal. Hay que compadecerse de él"... Pues nada, compadezcámoslo...
Bueno, en definitiva, que estamos aquí. Y bien contentos de... Ahí están los otros...
Y con los otros están también Judas y Santiago de Alfeo, con su madre y los discípulos de Nazaret: Aser, Ismael y Simón de Alfeo, y, cosa rara, también José de Alfeo.
Descargan sus bolsas. Natanael ha traído miel. Felipe una cesta pequeña de uva blonda como los cabellos de Áurea.
Pedro, pescado marinado, y lo mismo los hijos de Zebedeo. Mateo, que no tiene una casa gobernada por mujeres, y por tanto, no tiene ninguna cosa buena, ha traído un ánfora llena de tierra y dentro de ella un tronco sutil, que, por las hojas, diría que es un limonero o un naranjo u otra planta de agrios, y explica:
-Una primicia... Sólo quien haya estado en Cirene puede tenerlo, y conozco a uno que ha ido a Cirene, uno del fisco, como era yo antes. Ahora ya no trabaja y está en Ippo. He ido para que me diera esta plantita, porque se debe plantar con la Luna nueva. Son frutos buenos, hermosos, y la flor tiene un suave aroma y parece una estrella de cera, una estrella como tu nombre... Aquí tienes -y ofrece la planta a María.
-¡Pero cuánto has trabajado con este peso, Mateo! Te lo agradezco. Mi huerto cada vez es más bonito por vosotros: el alcanfor de Porfiria, las rosas de Juana, tu planta rara, Mateo, las otras, de flores, que trajo Judas de Keriot... ¡Cuántas cosas bonitas! ¡Qué buenos sois todos con la Madre de Jesús!
Todos los apóstoles están conmovidos; lo único, se miran con el rabillo del ojo unos a otros cuando María nombra a Judas.
-Sí. Te quieren. Pero también nosotros -dice serio y todo erguido José de Alfeo.
-¡Ciertamente! Vosotros sois los queridos hijos de Alfeo, pariente mío y de María, que es muy buena. Y me queréis. Pero esto es natural. Somos parientes... Éstos, sin embargo, no son de la sangre, y, no obstante, son como hijos para mí, como hermanos para Jesús, por lo mucho que lo aman y por cómo lo siguen...
José comprende la alusión; se aclara la voz buscando las palabras... Las encuentra... Dice:
-Ya, claro. Pero si yo no estoy todavía con ellos es porque pienso también en las consecuencias para Él, para ti... y... y... En definitiva, también es amor el mío, especialmente hacia ti, pobre mujer que te quedas sola demasiado tiempo... Y he venido a decir a Jesús que me alegro de que se haya recordado también de las necesidades de su Madre y haya hecho lo que era útil hacer aquí... -y, contento de ser la "cabeza" de la parentela y de poder alabar y reconvenir, se digna encomiar a Jesús por todos los trabajos de carpintería, barnizado y otros, hechos en ese mes:
« ¡Así hay que hacer! ¡Ahora se ve que esta mujer tiene un hijo! Y me alegro de poder decir que reconozco a mi sabio Jesús de Nazaret. ¡Sí, señor, muy bien!».
Y el sabio Jesús de José, el sapientísimo Verbo Divino humillado en una carne, manso y humilde, acoge estas alabanzas mezcladas con los... autorizados consejos de su primo José con una sonrisa tan dulce, que sirve para frenar cualquier intempestiva reacción apostólica en favor de Jesús.
Y José, que ya ha tomado carrerilla, viéndose escuchado de esa manera, no se refrena, sino que prosigue:
-Mi esperanza es que de ahora en adelante Nazaret no tenga ya la imagen de una pobre madre abandonada y de un hijo suyo que, imprudente, se sale del sendero común para recorrer caminos poco seguros respecto a las metas y a las consecuencias. Hablaré con mis amigos, con el arquisinagogo... Te perdonaremos... Nazaret se alegrará mucho de volverte a abrir sus brazos como a un hijo que vuelve, y que vuelve como ejemplo de virtud para todos los habitantes; mañana mismo, yo mismo, iré de nuevo contigo a la sinagoga y...
Jesús alza la mano, imponiendo silencio, y, sereno pero bien decidido, dice:
-A la sinagoga, como fiel, ciertamente iré, como he ido los otros sábados. Pero no hace falta que intercedas en favor mío. Porque una hora después de la puesta del sol me marcharé para evangelizar de nuevo, como es mi deber de obediencia al Altísimo.
-¡Oh, una humillación grande para José! ... ¡Muy
grande!... Toda su mansedumbre se quebranta y vuelve a emerger su hostil intransigencia:
-De acuerdo. Pero no me busques cuando necesites algo. Yo he cumplido con mi deber. Tus seguras desventuras no caen sobre mí. Adiós. Aquí sobro, porque no puedo comprenderos a vosotros y vosotros no podéis comprenderme a mí. Me retiro, sin rencor, pero muy afligido... Que el Señor te proteja como protege a todos los... simples de mente, incompletos... ¡Adiós, María! ¡Sé fuerte, pobre madre!
-Adiós, José. Pero no es por Él por quien debo ser fuerte, sino por ti. Porque tú eres el que está fuera del camino de Dios, y me causas dolor -dice serena pero segura María.
-¡Lo que pasa es que eres un necio! Y, si no fuera porque ahora eres el jefe de casa, te pegaría, fruto de mi sangre pero no de mi espíritu... -grita María de Alfeo. Y diría más cosas, pero María le suplica:
-¡Calla! Por amor a mí.
-Callo. Sí. Pero... fijaos... ¡que tenga que ver entre mis hijos a un bastardo como ése!...
Entretanto, el bastardo se ha marchado, mientras la buena María de Alfeo descarga todo su peso por este hijo obstinado. Y termina su desahogo en un fuerte llanto, y, en medio de sollozos, manifiesta lo que, dentro de su pena, es su mayor pena:
-¡Y a ése no lo voy a tener conmigo en el Cielo, no lo voy a tener! ¡Lo veré en medio de tormentos! ¡Oh, Jesús, haz Tú el milagro!
-¡Sí, mujer! ¡Sí, María! ¡No llores! También tendrá su hora él. La undécima, quizás. Pero la tendrá. Te lo aseguro. No llores... -la consuela Jesús... Y, una vez terminado el llanto, dice a los apóstoles y discípulos:
-Venid al olivar mientras las mujeres preparan sus cosas. Vamos a hablar entre nosotros.
|
|