Tuesday April 23,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

362- La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas


Están ahora en la otra parte del Jordán y andan ligeros en dirección suroeste, orientados hacia una segunda cadena de montes -más elevada que la primera, formada por bajas colinas -pasada la cual se ve la llanura del Jordán. Por lo que comentan, comprendo que han evitado la llanura para no caer de nuevo en el limo que han dejado en la otra parte, y piensan ir a donde deben siguiendo los caminos internos, mejor mantenidos y más transitables, especialmente en tiempo de lluvia.

-¿A qué altura estaremos? -pregunta Mateo, que se orienta mal.
-Sin duda, entre Silo y Betel. Reconozco los montes -dice Tomás.
-Pasamos hace poco por aquí, con Judas, que en Betel se hospedó donde algunos fariseos.

-Te podían hospedar también a ti. No quisiste venir. Pero ni yo ni ellos te dijimos: "No vengas".

-Yo tampoco digo que me lo dijerais. Digo sólo que preferí quedarme con los discípulos que evangelizaban aquí.
Y el incidente termina. Es más, Andrés manifiesta su alegría:

-Si en Betel tenemos fariseos amigos, no vendrán contra nosotros.
-Pero estamos volviendo, no estamos yendo a Jerusalén -le objetan.
-¡Tendremos que ir en todo caso para la Pascua! Y no sé cómo nos las vamos a ingeniar...

-¡Sí, claro! ¿Por qué ha dicho que vuelve a Caná? Podían volver las mujeres, y nosotros cumplir el peregrinaje...
-¡Está escrito que mi mujer no celebre la Pascua en Jerusalén! -exclama Pedro.
Juan le consulta a Jesús, que está hablando animadamente con el Zelote:

-Maestro, ¿cómo nos las vamos a ingeniar para que nos dé tiempo a ir y volver?
-No lo sé. Me pongo en las manos de Dios. Si nos retrasamos, no será culpa mía.

-Has hecho bien siendo prudente -dice el Zelote.
-¡Por mí habría seguido! Porque no ha llegado todavía mi hora. Esto Yo lo siento.

-Pero, ¿cómo habríais soportado, vosotros, la aventura; vosotros que de un tiempo a esta parte estáis tan... cansados?

-Maestro... tienes razón. Parece como si un demonio hubiera espirado su aliento entre nosotros. ¡Estamos muy cambiados!

-El hombre se cansa. Quiere las cosas rápidas. Y sueña cosas estúpidas. Cuando se percata de que el sueño es distinto de la realidad, se agita y, si no tiene buena voluntad, cede. Olvida que el Omnipotente, que hubiera podido, en un instante, hacer del Caos el Universo, lo hizo en fases ordenadas y separadas en espacios de tiempo que se han llamado días. Yo debo sacar del Caos espiritual de todo un mundo el Reino de Dios. Y lo haré. Construiré sus bases.

Ya las estoy construyendo. Y debo quebrar la roca durísima, para labrar dentro de ella los cimientos que no han de derrumbarse. Vosotros levantaréis lentamente los muros. Vuestros sucesores continuarán la obra, en altura y anchura. De la misma manera que Yo moriré en la obra, vosotros también moriréis, y habrá muchos otros que morirán cruenta o incruentamente, consumidos, de todas formas, por este trabajo que requiere espíritu de inmolación, de generosidad, y lágrimas y sangre y paciencia sin medida...

Pedro introduce su cabeza entrecana entre Jesús y Juan. «
-¿Se puede saber qué decís?
-¡Hombre, Simón! Ven aquí. Hablábamos de la futura Iglesia. Estaba explicando que, al contrario de vuestras prisas, cansancios, desánimos, etc. requiere calma, constancia, esfuerzo, confianza. Estaba explicando que requiere el sacrificio de todos sus miembros.

Desde mí, que soy su Fundador, su Cabeza mística, hasta vosotros, hasta todos los discípulos, hasta todos aquellos que lleven el nombre de cristianos y el de pertenecientes a la Iglesia universal. Y, en verdad, los que harán verdaderamente vital a la Iglesia, no pocas veces, serán los más humildes de la gran escala de las jerarquías, es decir, aquellos que parezcan simplemente "números".

Verdaderamente, no pocas veces tendré que refugiarme en éstos para seguir manteniendo viva la fe y la fuerza de los colegios apostólicos que se renovarán siempre; y tendré que hacer de estos apóstoles personas atormentadas por Satanás y por los hombres envidiosos, soberbios e incrédulos. Y su martirio moral no será menos penoso que el martirio material: sí, se verán entre la voluntad activa de Dios, y la voluntad mala del hombre, instrumento de Satanás, que tratará con todas las artes y violencias de presentarlos embusteros, locos, obsesos, para paralizar mi obra en ellos y los frutos de mi obra, cada uno de los cuales es un golpe victorioso contra la Bestia.

-¿Y resistirán?

-Resistirán. Incluso sin tenerme materialmente a su lado. Deberán creer no sólo en lo que se debe creer, sino también en su secreta misión; creerla santa, creerla útil, creerla proveniente de mí. Y, mientras, en torno a ellos, Satanás, sibilante, tratará de aterrorizarlos, y el mundo g-ritará para escarnecerlos, y gritarán los no siempre perfectamente luminosos ministros de Dios para condenarlos. Éste es el destino de mis futuras voces.

Y, con todo, no tendré otro modo de hacer reaccionar a los hombres y llevarlos al Evangelio y a Cristo. Ahora bien, como contrapartida de todo lo que les pida y les imponga y de todo lo que reciba de ellos, ¡oh, les daré eterno gozo, una gloria especial! En el Cielo hay un libro cerrado. Sólo Dios puede leerlo. En él están todas las verdades. Pero Dios alguna vez quita los sellos y despierta las verdades ya dichas a los hombres, y constriñe a un hombre, elegido para tal destino, a conocer el pasado, presente y futuro como están contenidos en el libro misterioso.

¿Habéis visto alguna vez a un hijo, el mejor de la familia, o a un alumno, el mejor de la escuela, ser convocados por el padre o el maestro para leer en un libro de adultos y para escuchar la explicación? Está al lado de su padre o de su maestro, abarcado por uno de sus brazos, mientras la otra mano, del padre o maestro, señala con e1 índice los renglones que quiere que lea y conozca el predilecto. Lo mismo hace Dios con sus consagradas para tal destino. Los acerca hacia sí, los tiene cogidos con su brazo, y los fuerza a leer lo que Él quiere, y a saber su significado, y luego a decirlo, y recibir a cambio burlas y dolor.

Yo, el Hombre, encabezo la estirpe de los que dicen las Verdades del libro celeste; y recibo burlas, dolor y muerte. Pero el Padre ya prepara mi Gloria. Y Yo, cuando haya subido a ella, prepararé la gloria de aquellos a quienes haya forzado a leer en el libro cerrado los puntos que quería que leyeran, y, en presencia de toda la Humanidad resucitada y de los coros angélicos, los señalaré como lo que fueron, y los invitaré a acercarse; entonces abriré los sellos del Libro que ya será inútil tener cerrado, y ellos sonreirán al verlas de nuevo escritas, al volver a leer las palabras que ya les fueran iluminadas cuando sufrían en la tierra.

-¿Y los otros? -pregunta Juan, que está atentísimo a la lección.

-¿Qué otros?

-Los otros, que como yo no han leído en la tierra aquel libro, ¿no sabrán nunca lo que dice?
-Los bienaventurados en el Cielo, absorbidos en la Sabiduría infinita, sabrán todo.
-¿Inmediatamente? ¿Nada más morir?  

-Nada más entrar en la Vida.
-¿Pero entonces por qué en el Ultimo Día vas a hacer ver que los llamas para conocer el Libro?

-Porque no estarán sólo los bienaventurados viendo esto, sino toda la Humanidad. Y muchos, en la parte de los condenados, serán de aquellos que se burlaron de las voces de Dios como de voces de locos y de endemoniados, y los atormentaron por causa de aquel don suyo. Tardía pero obligada revancha concedida a estos mártires del malvado embotamiento del mundo.

-¡Qué bonito será verlo! -exclama Juan arrobado.
-Sí. Y ver a todos los fariseos amolar los dientes de rabia -dice Pedro, y se frota las manos.
-¡Yo creo que miraré sólo a Jesús y a los benditos que lean con Él el Libro!... -responde Juan con una sonrisa de niño en sus labios rojos, soñando con esa hora, perdidos sus ojos en quién sabe qué visión de luz, ahora más brillantes por un acceso de llanto emotivo que no brota pero pone esplendorosos sus iris garzos.

El Zelote lo mira, también Jesús lo mira. Pero Jesús no dice nada. El Zelote, sin embargo, dice:
-¡Te mirarás entonces a ti mismo! Porque si entre nosotros hay uno que será "voz de Dios" en la tierra y será llamada a leer los puntos del Libro sellado, ése eres tú, Juan, predilecto de Jesús y amigo de Dios.

-¡No digas eso! Yo soy el más ignorante de todos. Soy tan negado para todo, que, si Jesús no dijera que de los niños es el Reino de Dios, pensaría que no podría nunca alcanzarlo. ¿No es verdad, Maestro, que yo valgo sólo porque soy semejante a un niño?
-Sí, perteneces a la bienaventurada infancia. ¡Y bendito seas por ello!

Siguen andando todavía un rato; luego Pedro, que mira hacia atrás por el camino de caravanas en que ya se encuentran, exclama:
-¡Misericordiosa Providencia! ¡Aquél es el carro de las mujeres!

Todos se vuelven. Es realmente el pesado carro de Juana. Viene tirado por dos robustos caballos al trote. Se paran para esperarlo. La cubierta de cuero, enteramente echada, impide ver a las personas que vienen dentro del carro. Pero Jesús hace un gesto de que se detenga, y el conductor reacciona con una exclamación de alegría cuando ve a Jesús erguido y con el brazo levantado al borde del camino.
Mientras el hombre para a los dos caballos que venían resoplando, se asoma por la apertura del tendal el rostro flaco de Isaac:

-¡El Maestro! grita -¡Madre, alégrate! ¡Está aquí!

Voces de mujeres y confuso rumor de pisadas se producen en el interior del carro; pero antes de que una sola de las mujeres baje, ya han saltado al suelo Manahén, Margziam e Isaac, y corren para venerar al Maestro.

-¿Todavía aquí, Manahén?

-Fiel a la consigna. Y ahora más que nunca, porque las mujeres tenían miedo... Pero... Te hemos obedecido porque se debe obedecer, aunque -créelo -no había nada preocupante. Sé con certeza que Pilatos ha llamado al orden a los turbulentos, diciendo que quienquiera que provoque sediciones en estos días de fiesta será castigado duramente. Creo que no es ajena a esta protección de Pilatos su mujer, y, sobre todo, las damas amigas de su mujer. En la Corte se sabe todo y nada. Pero se sabe lo suficiente... -y Manahén se aparta para ceder el sitio a María, que ha bajado del carro y ha recorrido los pocos metros de camino, trémula y emocionada toda.

Se besan, mientras las discípulas, todas, veneran al Maestro. Pero no están ni María ni Marta de Lázaro.
María susurra:

-¡Cuánta congoja desde aquella noche! ¡Hijo, cómo te odian todos! -y unas lágrimas descienden siguiendo las líneas rojas que son señal en el rostro de muchas otras vertidas esos días.

-Pero ya ves que el Padre provee. ¡Así que no llores! Yo desafío con coraje a todo el odio del mundo. Pero una sola lágrima tuya me abate. ¡Ánimo, Madre santa! -y, teniéndola arrimada contra sí con un brazo, se vuelve hacia las discípulas para saludarlas; y dedica palabras especiales a Juana, que ha querido regresar para acompañar a María.

-¡Maestro, no es ningún esfuerzo estar con tu Madre! María está retenida en Betania por los sufrimientos de su hermano. He venido yo. He dejado los niños a la mujer del guardián del palacio; es una mujer buena y maternal. Y ya está también Cusa. ¡Fíjate Tú si le va a faltar algo a nuestro querido Matías, predilecto de mi marido! Pero también Cusa me dijo que partir era inútil.

La medida de contención impuesta por el Procónsul le ha roto las uñas también a Herodías. Y además él, el Tetrarca, tiembla de miedo, y no tiene más que un pensamiento: vigilar para que Herodías no lo destruya ante los ojos de Roma. La muerte de Juan ha echado abajo muchas cosas que estaban a favor de Herodías. Y Herodes siente también, y muy bien, que el pueblo está rebelado contra él por la muerte de Juan. La raposa intuye que el peor castigo sería perder la odiosa y humillante protección de Roma. El pueblo arremetería contra él inmediatamente. Por tanto, no dudes que no hará nada por propia iniciativa.

-¡Entonces volvemos a Jerusalén! Podéis caminar tranquilos respecto a vuestra incolumidad. Vamos. Que las mujeres monten de nuevo en el carro, y con ellas Mateo y quien esté cansado. Descansaremos en Betel. Vamos.

Las mujeres obedecen. Suben con ellas Mateo y Bartolomé.

Los otros prefieren seguir al carro a pie junto con Manahén, Isaac y Margziam. Y Manahén cuenta cómo ha hecho las averiguaciones para saber lo que había de verdad en la bravata del herodiano que había extendido un velo de dolor sobre el grupo tranquilo reunido en Betania en casa de Lázaro, «que sufre mucho» (dice Manahén).

-¿Ha ido una mujer a Betania?

-No, Señor. Pero nosotros hace tres días que faltamos de allí. ¿Quién es?
-Una discípula. Se la daré a Elisa, porque es joven, está sola y no tiene medios.  


-Elisa está en el palacio de Juana. Quería venir. Pero está muy constipada. Ardía en deseos de verte. Decía: "¿Pero no comprendéis que mi paz está en verlo?"

-Voy a darle también una alegría con esta joven. ¿Y tú, Margziam, no hablas?

-Escucho, Maestro.

-El muchacho escucha y escribe. De uno u otro requiere que le repitamos tus palabras, y escribe, escribe. ¿Pero las habremos dicho bien? -dice Isaac.

-Las miraré Yo y añadiré lo que falte en el trabajo de mi discípulo -dice Jesús acariciando el carrillo morenito de Margziam. Y pregunta: « ¿Y el anciano padre? ¿Lo has visto?».

-¡Sí! No me reconocía. Lloró de alegría. Pero lo veremos en el Templo porque Ismael los envía. Es más, les ha dado más días este año. Tiene miedo de ti.

-¡Claro, mira tú éste! ¡Después de la bromita que le sucedió a Cananías en Sebat! -dice Pedro, y ríe.

-Pero el miedo a Dios no construye; al contrario, destruye. No es amistad. Es sólo una espera que a menudo se transforma en odio. Pero cada uno da lo que puede...
Prosiguen el camino y los pierdo de vista.

   


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