Thursday April 25,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 4 de 7 »

TERCER AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



313. Preparativos para salir de Nazaret, después de la visita de Simón de Alfeo con su familia. Durante el tercer año,
Jesús será el Justo

314. La cena en la casa de Nazaret. La dolorosa partida

315. El viaje hacia Yiftael y las reflexiones de Juan de Endor

316. Jesús se despide de Juan
de Endor y de Síntica

317. La oración de Jesús por la salvación de Judas Iscariote

318. En barca de Tolemaida
a Tiro

319. Partida de Tiro en la nave del cretense Nicomedes

320. Prodigios en la nave en medio de una tempestad

321. Arribo a Seleucia.
Se despiden de Nicomedes

322. Partida de Seleucia en un carro y llegada a Antioquía

323. La visita a Antigonio

324. Las pláticas de los ocho apóstoles antes de dejar Antioquía. El adiós a Juan de Endor y a Síntica

325. Los ocho apóstoles se reúnen con Jesús
cerca de Akcib

326. Un alto en Akcib

327. En los confines de Fenicia. Palabras de Jesús sobre la igualdad de los pueblos.
Parábola de la levadura

328. En Alejandrocena donde los hermanos de Hermiona

329. En el mercado de Alejandrocena. La parábola
de los obreros de la viña

330. Santiago y Juan "hijos del trueno". Hacia Akcib
con el pastor Anás

331. La fe de la mujer cananea y otras conquistas. Llegada a Akcib

332. La sufrida separación de Bartolomé, que con Felipe
vuelve a unirse al Maestro

333. Con los diez apóstoles
hacia Sicaminón

334. También Tomas y Judas Iscariote se unen de nuevo al grupo apostólico

335. La falsa amistad de Ismael ben Fabí, y el hidrópico
curado en sábado

336. En Nazaret con cuatro apóstoles. El amor de Tomás
por María Santísima

337. El sábado en Corazín. Parábola sobre los corazones imposibles de labrar. Curación
de una mujer encorvada

338. Judas Iscariote pierde el poder de milagros.
La parábola del cultivador

339. La noche pecaminosa
de Judas Iscariote

340. El enmendamiento de Judas Iscariote y el choque con los rabíes junto al sepulcro de Hil.lel

341. La mano herida de Jesús. Curación de un sordomudo en los confines sirofenicios

342. En Quedes. Los fariseos piden un signo.
La profecía de Habacuc

343. La levadura de los fariseos. El Hijo del hombre.
El primado a Simón Pedro

344. Encuentro con los discípulos en Cesárea de Filipo y explicación de la sedal de Jonás

345. Milagro en el castillo
de Cesárea Paneas

346. Primer anuncio de la Pasión y reprensión a Simón Pedro

347. En Betsaida. Profecía sobre el martirio de los Apóstoles y curación de un ciego

348. Manahén da algunas noticias acerca de Herodes Antipas, y desde Cafarnaúm va con Jesús a Nazaret. Revelación de las transfiguraciones
de la Virgen

349. La Transfiguración en el monte Tabor y el epiléptico curado al pie del monte. Un comentario para los predilectos

350. Lección a los discípulos sobre el poder de vencer
a los demonios

351. El tributo al Templo pagado con la moneda hallada
en la boca del pez

352. Un convertido de María de Magdala. Parábola para el pequeño Benjamín y lección sobre quién es grande
en el reino de los Cielos

353. La segunda multiplicación de los panes y el milagro de la multiplicación de la Palabra

354. Jesús habla sobre el Pan del Cielo en la sinagoga
de Cafarnaúm

355. El nuevo discípulo Nicolái de Antioquía y el segundo anuncio de la Pasión

356. Hacia Gadara. Las herejías de Judas Iscariote y las renuncias de Juan,
que quiere sólo amar

357. Juan y las culpas de Judas Iscariote. Los fariseos y la cuestión del divorcio

358. En Pel.la. El jovencito Yaia y la madre de Marcos de Josías

359. En la cabaña de Matías cerca de Yabés Galaad

360. El malhumor de los apóstoles y el descanso en una gruta. El encuentro
con Rosa de Jericó

361. Los dos injertos que transformarán a los apóstoles. María de Magdala advierte a Jesús de un peligro. Milagro ante la riada del Jordán

362. La misión de las "voces" en la Iglesia futura. El encuentro con la Madre y las discípulas

363. En Rama, en casa de la hermana de Tomás. Jesús habla sobre la salvación.
Apóstrofe a Jerusalén

364. En el Templo. Oración universal y parábola del hijo verdadero y los hijos bastardos

365. Judas Iscariote insidia la inocencia de Margziam. Un nuevo discípulo, hermano de leche de Jesús. En Betania, en la
casa de Lázaro, enfermo

366. Anastática entre las discípulas. Las cartas de Antioquía

367. El jueves prepascual. Preparativos en el Getsemaní

368. El jueves prepascual. En Jerusalén y en el Templo

369. El jueves prepascual. Parábola de la lepra de las casas

370. El jueves prepascual. En el convite de los pobres en el palacio de Cusa

371. El jueves prepascual. Por la noche en el palacio de Lázaro

372. El día de la Parasceve. Despertar en el palacio de Lázaro

373. El día de la Parasceve.
En el Templo

374. El día de la Parasceve. Por las calles de Jerusalén y en el barrio de Ofel

375. La cena ritual en casa de Lázaro y el banquete sacrílego en la casa de Samuel

376. Lección sobre la obra salvífica de los santos, y condena al Templo corrompido

377. Parábola del agua y del junco para María de Magdala, que ha elegido la mejor parte

378. La parábola de los pájaros, criticada por unos judíos enemigos que tienden una trampa

379. Una premonición del
apóstol Juan

380. El amor de los apóstoles, de la contemplación a la acción

381. La parábola del administrador infiel y sagaz. Hipocresía de los fariseos y conversión de un esenio

382. Un alto en casa de Nique

383. Discurso sobre la muerte junto al vado del Jordán

384. El anciano Ananías, guardián de la casita de Salomón

385. Parábola de la encrucijada y milagros cerca del pueblo
de Salomón

386. Hacia la orilla occidental
del Jordán

387. En Guilgal. El mendigo Ogla y los escribas tentadores. Los apóstoles comparados con las doce piedras del
prodigio de Josué

388. Exhortación a Judas Iscariote, que irá a Betania
con Simón Zelote.

389. Llegada a Engadí con
diez apóstoles

390. La fe de Abraham de Engadí y la parábola de la semilla
de palma

391. Curación del leproso Eliseo de Engadí

392. La hostilidad de Masada, ciudad-fortaleza

393. En la casa de campo de María de Keriot

394. Parábola de las dos voluntades y despedida de los habitantes de Keriot

395. Las dos madres infelices de Keriot. Adiós a la madre de Judas

396. En Yuttá, con los niños. La mano de Jesús obradora
de curaciones

397. Despedida de los fieles
de Yuttá

398. Palabras de despedida en Hebrón. Los delirios
de Judas Iscariote

399. Palabras de despedida en Betsur. El amor materno de Elisa

400. En Béter, en casa de Juana de Cusa, la cual habla del daño provocado por Judas Iscariote ante Claudia

401. Pedro y Bartolomé en Béter por un grave motivo.
Éxtasis de la escritora

402. Judas Iscariote se siente descubierto durante el discurso de despedida en Béter

403. Una lucha y victoria espiritual de Simón de Jonás

404. En camino hacia Emaús
de la llanura

405. Descanso en un henil y discurso a la entrada de Emaús de la llanura. El pequeño Miguel

406. En Joppe. Palabras inútiles a Judas de Keriot y diálogo sobre el alma con algunos Gentiles

407. En los campos de Nicodemo. La parábola de los dos hijos

408. Multiplicación del trigo en los campos de José de Arimatea

409. El drama familiar del Anciano Juan

410. Provocaciones de Judas Iscariote en el grupo apostólico

411. Una lección extraída de la naturaleza y espigueo milagroso para una viejecita. Cómo ayudar a quien se enmienda

412. Elogio del lirio de los valles, símbolo de María. Pedro se sacrifica por el bien de Judas

413. Llegada a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés y disputa con los doctores del Templo

414. Invectiva contra fariseos y doctores en el convite en casa
del Anciano Elquías

415. Un alto en el camino
en Betania

416. Un mendigo samaritano en el camino de Jericó

417. Historia de Zacarías el leproso y conversión
de Zaqueo el publicano

418. Curación del discípulo José, herido en la cabeza y recogido en la casita de Salomón

419. Curaciones en un pueblecito de la Decápolis. Parábola del escultor y de las estatuas

420. Curación de un endemoniado completo. La vocación de la mujer al amor

421. El endemoniado curado, los fariseos y la blasfemia contra
el Espíritu Santo

422. El Iscariote, con sus malos humores, ocasiona la lección sobre los deberes
y los siervos inútiles

423. Partida del Iscariote, que ocasiona la lección sobre
el amor y el perdón

424. Pensamientos de gloria y martirio ante la vista de la costa mediterránea

425. En Cesárea Marítima. Romanos mundanos y parábola de los hijos con destinos distintos

426. Con las romanas en Cesárea Marítima. Profecía en Virgilio.
La joven esclava salvada

427. Bartolomé instruye
a Áurea Gala

428. Parábola de la viña y del viñador, figuras del alma y del libre albedrío

429. Con Judas Iscariote en la llanura de Esdrelón

430. El nido caído y el escriba cruel. La letra y el espíritu
de la Ley

431. Tomás prepara el encuentro de Jesús con los campesinos
de Jocanán

432. Con los campesinos
de Jocanán, cerca de Sefori

433. Llegada a Nazaret. Alabanzas a la Virgen.
Curación de Áurea

434. Trabajos manuales en Nazaret y parábola
de la madera barnizada

435. Comienzo del tercer sábado en Nazaret y llegada de Pedro con otros apóstoles

436. En el huerto de Nazaret, revelado a apóstoles y discípulas el precio de la Redención

437. Coloquio
de Jesús con su Madre

438. María Santísima con María de Alfeo en Tiberíades, donde Valeria. Encuentro con Judas Iscariote

439. María Santísima enseña a Áurea a hacer la voluntad de Dios

440. Otro sábado en Nazaret. Obstinación de José de Alfeo

441. Partida de Nazaret. Un incendio de brezos durante el viaje viene a ser el tema de una parábola

442. Judas Iscariote en Nazaret en casa de María

443. La muerte del abuelo de Margziam

444. Las dotes de Margziam. Lección sobre la caridad, sobre la salvación, sobre los méritos del Salvador

445. Dos parábolas durante una tormenta en Tiberíades. Llegada de Maria Stma., e impenitencia de Judas Iscariote

446. Llegada a Cafarnaúm en medio de un cálido recibimiento

447. En Cafarnaúm unas palabras de Jesús sobre la misericordia y el perdón no encuentran eco

448. Encuentro de barcas en el lago y parábola sugerida por Simón Pedro

449. El pequeño Alfeo desamado de su madre

450. Milagros en el arrabal cercano a Ippo y curación del leproso Juan

451. Discurso en el arrabal cercano a Ippo sobre los deberes de los cónyuges y de los hijos

452. El ex leproso Juan se hace discípulo. Parábola de los diez monumentos

453. Llegada a Ippo y discurso en pro de los pobres. Curación de un esclavo paralítico

454. María Santísima y su amor perfecto. Conflicto de Judas Iscariote con el pequeño Alfeo

455. La Iglesia es confiada a la maternidad de María. Discurso, al pie de Gamala, en pro
de unos forzados

456. Despedida de Gamala y llegada a Afeq. Advertencia a la viuda Sara y milagro en su casa

457. Discurso en Afeq, tras una disputa entre creyentes y no creyentes. Sara se hace discípula

458. Una curación espiritual en Guerguesa y lección sobre
los dones de Dios

459. El perdón a Samuel de Nazaret y lección sobre
las malas amistades

460. Fariseos en Cafarnaúm con José y Simón de Alfeo. Jesús y su Madre preparados
para el Sacrificio

461. Confabulación en casa de Cusa para elegir a Jesús rey. El griego Zenón y la carta de Síntica con la noticia de la muerte de Juan de Endor

462. Discurso y curaciones en las fuentes termales de Emaús
de Tiberíades

463. En Tariquea. Cusa, a pesar del discurso sobre la naturaleza del reino mesiánico, invita a Jesús a su casa. Conversión de una pecadora

464. En la casa de campo de Cusa, intento de elegir rey a Jesús. El testimonio
del Predilecto

465. En Betsaida para un encargo secreto a Porfiria. Apresurada partida de Cafarnaún

466. Un alto en la casa de los ancianos cónyuges Judas y Ana

467. Parábola de la distribución de las aguas. Perdón condicionado para el campesino Jacob. Advertencias a los apóstoles camino de Corazín

468. Un episodio de enmendamiento de Judas Iscariote, y otros que
ilustran su figura

469. Despidiéndose de los pocos fieles de Corazín

470. Lección a una suegra sobre los deberes del matrimonio

471. Encuentro con el levita José, llamado Bernabé, y lección
sobre Dios-Amor

472. Solicitud insidiosa de un juicio acerca de un hecho ocurrido en Yiscala

473. Curación de un niño ciego de Sidón y una lección
para las familias

474. Una visión que se pierde en un arrobo de amor

475. Abel de Belén de Galilea pide el perdón para sus enemigos

476. Lección sobre el cuidado de las almas y perdón a los dos pecadores castigados con la lepra

477. Coloquio de Jesús con su Madre en el bosque de Matatías. Los sufrimientos morales
de Jesús y María

478. Coloquio de Jesús con José y Simón de Alfeo, que van a la fiesta de los Tabernáculos

479. Con Juan al pie de la torre de Yizreel en espera de los campesinos de Jocanán

480. Parten de Yizreel tras la visita nocturna de los campesinos de Jocanán

481. Llegada a Enganním. Maquinaciones de Judas Iscariote para impedir una trama
de los fariseos

482. En camino con un pastor samaritano que ve
premiada su fe

483. Polémica de los apóstoles sobre el odio de los judíos. Los diez leprosos curados en Samaria

484. Alto obligado en las cercanías de Efraím y parábola de la granada

485. Jesús llega con los apóstoles a Betania, donde ya están algunos discípulos con Margziam

486. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Reino

487. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Discurso sobre la naturaleza del Cristo

488. En el Templo para la fiesta de los Tabernáculos. Partida secreta hacia Nob después
de la oración

489. En Nob. Parábola del rey no comprendido por sus súbditos. Jesús calma el viento

490. En el campo de los Galileos con los primos apóstoles y encuentro con el levita Zacarías

491. TEn el Templo el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Sermón sobre el Agua viva

492. En Betania se evoca la memoria de Juan de Endor

493. Jesús habla cabe la fuente de En Royel, lugar en que hicieron un alto los tres Sabios

494. La mujer adúltera y la hipocresía de sus acusadores

495. Jesús instruye acerca del perdón de los pecadores, y se despide de sus discípulos en el camino de Betania

496. Un alto en la casita de Salomón. Improvisa turbación
de Judas Iscariote.

497. Simón Pedro atraviesa una hora de abatimiento

498. Exhortación a Judas Tadeo y a Santiago de Zebedeo después de una discusión
con Judas Iscariote

499. Fuga de Esebón y encuentro con un mercader de Petra

500. Reflexiones de Bartolomé y Juan después de un retiro
en el monte Nebo

501. Parábola de los hijos lejanos. Curación de dos hijos ciegos del hombre de Petra

502. Otro abatimiento en Pedro. Lección sobre las posesiones (divinas y diabólicas)

503. Los apóstoles indagan acerca del Traidor. Un saduceo y la infeliz mujer de un nigromante. Saber distinguir lo sobrenatural de lo oculto

504. Margziam preparado para la separación. Regreso a la aldea de Salomón y muerte de Ananías

505. En el Templo, una gracia obtenida con la oración incesante y la parábola del juez y la viuda

506. En el Templo, oposición al discurso que revela que Jesús
es la Luz del mundo

507. El gran debate con los judíos. Huyen del Templo con la ayuda del levita Zacarías

508. Juan será la luz de Cristo hasta el final de los tiempos. El pequeño Marcial-Manasés acogido por José de Seforí

509. El anciano sacerdote Matán acogido con los apóstoles y discípulos que han huido
del Templo

510. La curación de un ciego
de nacimiento

511. En la casa de Juan de Nob, otra alabanza a la Corredentora. Embustes de Judas Iscariote

512. Profecía ante un pueblo destruido

513. En Emaús Montana, una parábola sobre la verdadera sabiduría y una advertencia
a Israel

514. Consejos sobre la santidad a un joven indeciso. Reprensión a los habitantes de Bet-Jorón después de la curación de un romano y una judía

515. Las razones del dolor salvífico de Jesús. Elogio de la obediencia y lección sobre
la humildad

516. En Gabaón, milagro del mudito y elogio de la sabiduría como amor a Dios

517. Hacia Nob. Judas Iscariote, tras un momento polémico, reconoce su error

518. En Jerusalén, encuentro con el ciego curado y palabras que revelan a Jesús como
buen Pastor

519. Inexplicable ausencia de Judas Iscariote y alto en Betania, en casa de Lázaro

520. Conversaciones en torno a Judas Iscariote, ausente. Llegada a Tecua con el anciano Elí-Ana

521. En Tecua, Jesús se despide de los habitantes del lugar y del anciano Elí-Ana

522. Llegada a Jericó. El amor terreno de la muchedumbre y el amor sobrenatural del
convertido Zaqueo

523. En Jericó. La petición a Jesús de que juzgue a una mujer. La parábola del fariseo y el publicano tras una comparación entre pecadores y enfermos

524. En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos

525. El juicio sobre Sabea
de Betlequí

526. T526 Curaciones cerca del vado de Betabara y discurso en recuerdo de Juan el Bautista

527. Desconocimiento y tentaciones en la naturaleza humana de Cristo

528. En Nob. Consuelo materno de Elisa y regreso inquietante de Judas Iscariote

529. Enseñanzas a los apóstoles mientras realizan trabajos manuales en casa de Juan de Nob

530. Otra noche de pecado de Judas Iscariote

531. En Nob, enfermos y peregrinos venidos de todas partes. Valeria y el divorcio. Curación del pequeño Leví

532. Preparativos para las Encenias. Una prostituta enviada a tentar a Jesús, que deja Nob

533. Hacia Jerusalén con
Judas Iscariote

534. Enseñanzas y curaciones en la sinagoga de los libertos romanos. Un encargo
para los gentiles

535. Judas Iscariote llamado
a informar a casa de Caifás

536. Curación de siete leprosos y llegada a Betania con los apóstoles ya reunidos. Marta y María preparadas por Jesús
a la muerte de Lázaro

537. En el Templo en la fiesta de la Dedicación, Jesús se manifiesta a los judíos, que intentan apedrearle

538. Jesús, orante en la gruta de la Natividad, contemplado por los discípulos ex pastores

539. Juan de Zebedeo se acusa de culpas inexistentes

540. La Madre confiada a Juan. Encuentro con Manahén y lección sobre el amor a los animales. Conclusión del tercer año

 

449- El pequeño Alfeo desamado de su madre


-Tomad provisiones y ropa para varios días. Vamos a Ippo y de allí a Gamala y Afeq, para bajar a Guerguesa y volver aquí antes del sábado -ordena Jesús, enhiesto en el umbral de la puerta de la casa y acariciando mecánicamente a unos niños de Cafarnaúm que han venido a saludar a su gran Amigo, en cuanto el sol poniente ha dejado de abrasar tan fuertemente y ha permitido dejar las casas. Y uno de los primeros en hacerlo ha sido Jesús, uno de los primeros de esta ciudad que sale del torpor asfixiante de las horas llenas de sol.

Los apóstoles no parecen muy entusiastas de la orden recibida. Se miran unos a otros y miran al sol -aún tan despiadado-y tocan los muros de las casas, todavía abrasadores, y tantean con el pie desnudo el suelo y dicen:

-Está caliente como un ladrillo sacado del fuego... -dando a entender con toda esta pantomima que es de locos ir por los caminos...

Jesús se separa de las jambas en que apoyaba un poco su cuerpo y dice:

-El que no se sienta con fuerzas para venir puede quedarse. No obligo a nadie. Pero no quiero dejar a esta región sin la palabra.

-Maestro... ¿cómo se te ocurre eso? Vamos todos... Lo único... es que nos parecía todavía pronto para estar por ahí...

-Antes de los Tabernáculos, quiero ir hacia el norte, es decir, mucho más lejos; y sin barca, por caminos. Por eso ahora se debe recorrer esta zona, donde el lago ahorra mucho camino.

-Tienes razón. Voy a preparar las barcas... -y Simón de Jonás va con su hermano, y con los dos hijos de Zebedeo y algún discípulo a preparar la partida.

Jesús se queda con el Zelote, sus primos, Mateo, Judas Iscariote, Tomás y los inseparables Felipe y Bartolomé, que preparan sus morrales y llenan las cantimploras, meten panes, fruta... todo lo necesario.

Un mocosuelo gimotea entre las rodillas de Jesús.
-¿Por qué lloras, Alfeo? -pregunta Jesús inclinándose a besarlo...
-Nada...
Un lloriqueo más fuerte.

-Ha visto la fruta y la quiere -dice, con tedio, Judas Iscariote.

-¡Pobrecito! ¡Tiene razón! No se debe pasar ciertas cosas delante de los ojos de los niños sin darles un poco. Ten, hijo. ¡No llores! -dice María de Alfeo, arrancando un racimo de un sarmiento, que ha sido puesto en un cesto con todas las hojas y los racimos todavía prendidos.
-No quiero las uvas... -y llora más fuerte.
-Lo que quiere es el agua con miel -dice Tomás, y ofrece su odre, diciendo:

-A los niños les gusta, y es saludable. También a mis sobrinitos...
-No quiero tu agua... -y el llanto aumenta más en tono y en intensidad.
-¿Pero qué quiere entonces? -pregunta entre severo y molesto Judas de Alfeo.
-¡Dos bofetones, eso es lo que quiere! -dice Judas Iscariote.

-¿Por qué? ¡Pobre niño! -pregunta Mateo.
-Porque es un pesado.

-¡Si tuviéramos que liarnos a tortazos con todos los pesados... deberíamos ocupar toda nuestra vida en dárselos! -dice con toda calma Tomás.

-Quizás no se siente bien. Fruta y agua, agua y fruta... hace que duela el cuerpo -sentencia María Salomé, que está entre las discípulas.

-Y ese niño, si come pan, agua y fruta, ya es mucho... ¡Son tan pobres! -dice Mateo, que conoce por la experiencia de recaudador todas las economías de Cafarnaúm.

-¿Qué te sucede, hijito? ¿Te duele aquí?... Pues no está más caliente de la cuenta... -dice María de Cleofás de rodillas al lado del niño.

-¡Pero mamá, que es un capricho!... ¿No lo ves? Tú mimarías a todos.

-¡Yo no te he mimado, Judas mío; te he querido. Y no dabas crédito a tus ojos al ver que te quería hasta el punto de protegerte contra la severidad de Alfeo...
-Es verdad, mamá... Te he regañado injustamente.  

 -Ningún mal, hijo. Pero, si quieres ser apóstol, debes saber tener entrañas de madre hacía los fieles. Ten en cuenta que son como niños... y se necesita paciencia de amor hacia ellos...

-¡Bien dicho, María! -aprueba Jesús.
-Acabaremos siendo instruidos por las mujeres -murmura Judas Iscariote -Y quizás hasta por mujeres paganas...
-Sin duda. Os superarán con mucho, si seguís siendo lo que sois, tú más que los demás, Judas; ciertamente te superarán todos: los niños, los mendigos, los ignorantes, las mujeres, los gentiles...

-Acabarías antes si dijeras que seré el aborto del mundo -responde Judas, y se ríe con una risa biliosa.

-Están volviendo los otros... ¿convendrá partir, no? -dice Bartolomé para cortar esta escena que hace sufrir a muchos, a todos de distinto modo.

El llanto del niño toca el punto máximo.

-¡Pero bueno! ¿Qué quieres? ¿Qué te pasa? -le dice, agresivo, Judas Iscariote, dándole un rudo meneo, para separarlo de las rodillas de Jesús, a las que el niñito se ha aferrado, y, sobre todo, para descargar su enojo sobre el inocente.

-¡Contigo, Jesús! ¡Contigo!... Te vas... y palos, palos, palos...

-¡Ah!... ¡Oh, pobre niño! ¡Es verdad! Desde que se ha vuelto a casar, los del primer marido... son como pordioseros,... como sí no hubieran nacido de ella... Los manda a la calle como mendigos y... ¡oh! para ellos no hay pan... -dice la mujer del dueño de la casa, que parece conocer bien los hechos y a sus protagonistas. Y termina:

-Haría falta alguien que adoptara a estos tres abandonados...

-No le digas eso a Simón de Jonás, mujer. Te atraerías un odio mortal de su suegra, que está más irritada que nunca contra él y contra todos nosotros. Esta mañana, una vez más, ha cubierto de insolencias a Simón y a Margziam, y a mí que estaba con ellos... -dice Mateo.

-No se lo diré a Simón... Pero es así...
-¿Y tú no los tomarías contigo? No tienes hijos... -dice Jesús mirándola fijamente.

-Yo... ¡oh! me gustaría... Pero somos pobres... y además... Tomás... en ese caso, tiene sobrinos... y yo también... y... y...

-Y te falta, sobre todo, la voluntad de hacer el bien a tus semejantes... Mujer, ayer criticabas como duros de corazón a los fariseos de aquí, criticabas como insensibles a mi palabra a los habitantes de la ciudad...

Pero, tú, que hace más de dos años que me conoces, ¿en qué te diferencias?...

La mujer agacha la cabeza mientras arrebuja la túnica con sus manos... Pero no dice ni una palabra en favor del pequeñuelo, que sigue llorando.

-Estamos preparados, Maestro -grita Pedro, que está llegando.

-¡Oh, ser pobre!... ¡Y perseguido!... -dice Jesús suspirando y levantando los brazos y moviéndolos con gesto de desconsuelo...

-¡Hijo mío!... -lo conforta María, que hasta ese momento había guardado silencio. Y basta esa palabra para consolar a Jesús.

-Id adelante con las provisiones, vosotros. Yo voy con mi Madre hasta la casa del niño -ordena a los que han llegado y a los que ya estaban con Él, y se pone en camino con su Madre, que ha tomada en brazos al niño...
Van hacia el campo.

-¿Qué le vas a decir, Hijo mío?
-Mamá, ¿qué quieres que diga a una que no tiene amor en sus entrañas de madre ni siquiera para los que han nacido de su seno?

-Tienes razón... ¿Y entonces?
-Y entonces... Vamos a orar, Madre mía.
Van caminando y orando.
Una anciana les pregunta:

-¿Lleváis a Alfeo a Meroba? Decidle que ya es hora de que se preocupe de él. A la fuerza tienen que acabar siendo ladrones... y donde caen son como la langosta... Pero mi enfado es contra ella, no contra estos tres pobrecillos... ¡Qué injusta es la muerte! ¿No podía seguir viviendo Jacob y morirse ella? Deberías hacer que muriera; así...

-Mujer, ¿eres anciana y aún no eres sabia? ¿Y dices esas palabras pudiendo morir en cualquier minuto?

Verdaderamente eres tan injusta como Meroba. Arrepiéntete de esto y no peques más.

-Perdón, Maestro... Es que su pecado me hace disparatar...
-Sí. Te perdono. Pero no vuelvas a decir, ni siquiera dentro de ti misma, esas palabras. Los errores no se reparan con la maldición, sino con el amor. Si muriera Meroba, ¿cambiaría el sino de éstos? Quizás el viudo tomaría otra mujer y tendría hijos de terceras nupcias, y éstos una madrastra... Y, entonces, más grave su suerte.

-Es verdad. Soy vieja y necia. Ahí está Meroba, imprecando ya... Te dejo, Maestro. No quiero que piense que te he hablado de ella. Es una víbora...

Pero la curiosidad es más fuerte que el miedo a la "víbora", y la viejecita, a pesar de que se distancie de Jesús y María, lo hace muy relativamente, y se agacha a arrancar la hierba del lindazo, que está húmeda por su cercanía a una fuente, para escuchar sin llamar la atención.

-¿Estás aquí? ¿Qué has hecho? ¡A casa! Siempre en la calle, como animales vagabundos, como perros sin amo, como...

-Como hijos sin madre. Mujer, ¿sabes que dan mal testimonio de la madre los hijos que no están pegados a sus faldas?
-Es porque son malos...

-No. Yo estoy viniendo aquí desde hace treinta meses. Antes, cuando vivía Jacob y durante los primeros meses de viudez, no era así. Luego has tomado otro marido... y con la memoria de las primeras nupcias has perdido también la de tus hijos. Pero ¿qué tienen de distinto respecto al que ahora crece en tu seno? ¿No los llevaste así también a éstos? ¿Acaso no los amamantaste? Mira aquella paloma de allí... Los cuidados que prodiga a aquel pichoncito... a pesar de estar incubando ya otros huevos... Mira aquella oveja de allí. Ya no amamanta al cordero del parto precedente, porque está preñada de nueva prole. Y, no obstante, ¿ves cómo le lame el morrito y deja que ese vivaracho corderito choque contra su costado? ¿No me respondes? Mujer, ¿tú oras al Señor?  

-Claro. No soy pagana...
-¿Y cómo puedes hablarle al justo Señor si eres injusta?

¿Y cómo puedes ir a la sinagoga y oír leer los volúmenes, cuando hablan del amor de Dios hacia sus hijos, sin sentir el remordimiento en el corazón? ¿Por qué callas, con ese gesto arrogante?

-Porque no he solicitado tus palabras... ni sé por qué vienes a molestarme... Mi estado merece respeto...

-¿Y el de tu alma, no? ¿Por qué no respetas los derechos de tu alma? Sé lo que quieres decirme: que encolerizarte puede poner en peligro la vida del niño que ha de nacer...

¿Y no sientes solicitud por la vida de tu alma? Es más preciosa que la vida de un niño que ha de nacer... Tú sabes... que tu estado puede acabar en la muerte. ¿Y quieres afrontar esa hora con el alma turbada, enferma, injusta?

-Mi marido dice que Tú eres una persona a la que no hay que escuchar. No te escucho. "Ven, Alfeo... -y hace ademán de volverse, entre los gritos del niño, que ya sabe que le esperan palos y no quiere separarse de los brazos de María, la cual, suspirando, trata de persuadirla, y se dirige a la mujer diciendo:

-Yo también soy madre y sé comprender muchas cosas. Y soy mujer... Sé, por tanto, sentir compasión de las mujeres.

Atraviesas una temporada no buena, ¿no es verdad? Sufres y no sabes sufrir... y así te irritas... Hermana mía, escucha. Si yo te diera ahora al pequeño Alfeo, serías injusta con él y contigo. Déjamelo unos pocos días, ¡po-cos! Verás como, cuando no lo veas a tu lado, suspirarás por él... porque un hijo es una cosa tan dulce que, cuando se aleja de nosotras, nos sentimos pobres, heladas, sin luz...

-¡Pues tómalo! ¡Tómalo! ¡Ojalá tomases contigo también a los otros dos! Pero no sé dónde están...

-Me lo llevo, sí. Adiós, mujer. Ven, Jesús.
Y María se vuelve rápidamente y se aleja, con un sollozo...
-No llores, Mamá.
-No la juzgues, Hijo...

Las dos frases -compasivas las dos-se entrecruzan. Luego, por un mismo pensamiento, las dos bocas se despegan para proferir las mismas palabras:

-Si no comprenden los amores naturales, ¿podrán, acaso, comprender el amor que hay en la Buena Nueva? -y se miran, este Hijo y esta Madre, por encima de la cabecita del inocente, que se abandona ahora confiado y feliz a los brazos de María...

-Tendremos un discípulo más de lo previsto, Mamá.
-Y gozará de días de paz...

-¿Habéis visto, eh? Sorda, sorda como un pandero desfondado... ¡Ya os lo había dicho! ¿Y ahora? ¿Y después?

-Y ahora hay paz. Y después, Dios quiera que haya piedad en algún corazón...

¿Por qué no en el tuyo, mujer? Un vaso de agua dado por amor queda registrado en el Cielo. Y a quien ama a un inocente por amor mío... ¡oh! ¡Qué bienaventuranza para los que aman a los pequeñuelos y los salvan del mal!...

La viejecita se queda pensativa.., y Jesús continúa por un atajo que conduce al lago. Y llega al lago. Coge al niñito de los brazos de María, para que Ella pueda subir más cómodamente a la barca. Alza al niño lo más que puede para mostrarlo; sonríe luminosamente y dice a los que están ya en las barcas:

-¡Mirad! Esta vez sí que vamos a tener una predicación fructífera, porque llevamos con nosotros a un inocente -y sube con firmeza al tablón, que oscila, y entra en la barca. Se sienta al lado de su Madre, mientras la barca se separa de la orilla para poner enseguida rumbo al sudeste, hacia Ippo.


   


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