Friday April 26,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 3 de 7 »

SEGUNDO AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



141. Yendo hacia Arimatea con los discípulos y con
José de Emaús

142. Con los doce hacia Samaria

143. La samaritana Fotinai

144. Los samaritanos invitan a Jesús a Sicar

145. El primer día en Sicar

146. El segundo día en Sicar. Jesús se despide de los samaritanos

147. Curación de una mujer de Sicar y conversión de Fotinai

148. Jesús visita a Juan el Bautista en las cercanías de Enón

149. La visita a Juan el Bautista, motivo de instrucción
a los apóstoles

150. Jesús en Nazaret, en casa de su Madre. Ella deberá
seguir a su Hijo

151. En Caná en casa de Susana, que se hará discípula.
El oficial del rey

152. María Salomé es recibida como discípula

153. Las mujeres allegadas a los discípulos al servicio de Jesús

154. Jesús en Cesárea Marítima habla a los galeotes.
Las fatigas del apostolado

155. Curación de la niña romana en Cesárea

156. Analía, la primera de las vírgenes consagradas

157. Instrucciones a las discípulas en Nazaret

158. En el lago de Genesaret
con Juana de Cusa.

159. Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.

160. Encuentro con Gamaliel en el camino de Neftalí a Yiscala

161. Curación del nieto del fariseo Elí de Cafarnaúm

162. Las conversiones humanas del fariseo Elí
y de Simón de Alfeo

163. Comiendo en casa del fariseo Elí de Cafarnaúm

164. El retiro en el monte para la elección de los Apóstoles

165. Elección de los doce Apóstoles

166. Los milagros después de la elección apostólica. Simón el Zelote y Juan predican por primera vez

167. Jesús concurre con las romanas en el jardín
de Juana de Cusa

168. Aglae en casa de María,
en Nazaret

169. Primer discurso de la Montaña: la misión de los apóstoles y de los discípulos

170. Segundo discurso de la Montaña: el don de la Gracia; las bienaventuranzas

171. Tercer discurso de la Montaña: los consejos evangélicos que perfeccionan
la Ley

172. Cuarto discurso de la Montaña: el juramento, la oración, el ayuno. El anciano Ismael y Sara

173. Quinto discurso de la Montaña: el uso de las riquezas; la limosna; la confianza en Dios.

174. Sexto discurso de la Montaña: la elección entre el Bien y el Mal; el adulterio; el divorcio. La llegada importuna de
María de Magdala.

175. El leproso curado al pie del Monte. Generosidad
del escriba Juan

176. Durante el descanso sabático, el último discurso
de la Montaña:
amar la voluntad de Dios

177. La curación del siervo
del centurión

178. Tres hombres que quieren seguir a Jesús

179. La parábola del sembrador. En Corazín con el nuevo
discípulo Elías

180. Controversia en la cocina de Pedro en Betsaida. Explicación de la parábola del sembrador. La noticia de la segunda captura de Juan el Bautista

181. La parábola del trigo
y la cizaña

182. Palabras a algunos pastores
con el huerfanito Zacarías

183. La curación de un hombre herido en casa de
María de Magdala

184. El pequeño Benjamín de Magdala y dos parábolas sobre
el Reino de los Cielos

185. La tempestad calmada.
Una lección sobre
sus preliminares

186. Los dos endemoniados de la región de los Gerasenos

187. Hacia Jerusalén
para la Pascua.
De Tariquea al monte Tabor

188. La gruta de la maga y el encuentro con Félix, llamado luego Juan

189. En Naím. Resurrección del hijo de una viuda

190. La llegada a la llanura de Esdrelón durante la puesta
del sol del viernes

191. El sábado en Esdrelón.
El pequeño Yabés.
Parábola del rico Epulón

192. Una predicción a Santiago de Alfeo. La Regada a Engannim tras un alto en Meguido

193. Llegada a Siquem tras dos días de camino

194. La revelación al pequeño Yabés durante el camino de Siquem a Berot

195. Una lección de Juan de Endor a Judas Iscariote.
Llegada a Jerusalén

196. El sábado en Getsemaní. Jesús habla de su Madre y de los amores de distintas potencias

197. En el Templo con José de Arimatea. La hora del incienso

198. El encuentro con la Madre en Betania. Yabés cambia su nombre por el de Margziam

199. Donde los leprosos de Siloán y Ben Hinnom. Pedro obtiene a Margziam
por medio de María

200. Coloquio de Áglae
con el Salvador

201. El examen de la mayoría
de edad de Margzia

202. Judas Iscariote es reprendido. Llegada de los campesinos de Jocanán

203. El Padrenuestro

204. La fe y el alma explicadas a los paganos con la parábola
de los templos

205. La parábola del hijo pródigo

206. Con dos parábolas sobre el Reino de los Cielos, termina la permanencia en Betania

207. En la gruta de
Belén la Madre evoca
el nacimiento de Jesús

208. María Santísima ve de nuevo al pastor Elías y con Jesús va a Betsur donde Elisa

209. La fecundidad del dolor, en el discurso de Jesús junto a la casa de Elisa en Betsur

210. Las inquietudes de Judas Iscariote durante el camino
hacia Hebrón

211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista

212. Una ola de amor a Jesús, que en Yuttá habla desde
la casita de Isaac

213. En Keriot una profecía de Jesús y el comienzo de la predicación apostólica

214. La madre de Judas abre su corazón a María Stma., que ha llegado a Keriot

215. El posadero de Bet Yinna
y su hija lunática

216. Las infidelidades de los discípulos en la parábola
del diente de león

217. Las espigas arrancadas
un sábado

218. La llegada a Ascalón,
ciudad filistea

219. Los distintos frutos de la predicación de los apóstoles en la ciudad de Ascalón

220. Los idólatras de Magdalgad y la curación milagrosa
de la parturienta

221. Los prejuicios de los apóstoles respecto a los paganos y la parábola del hijo deforme

222. Un secreto del apóstol Juan

223. Una caravana nupcial se libra del asalto de bandidos después de un discurso de Jesús

224. En el apóstol Juan actúa el Amor. Llegada a Béter

225. El paralítico de la piscina de Betseida y la disputa sobre las obras del Hijo de Dios

226. Un signo bueno por parte de María de Magdala. Muerte del anciano Ismael

227. Un episodio incompleto

228. Margziam confiado
a Porfiria

229. Discurso a los habitantes de Betsaida sobre el gesto de caridad de Simón Pedro

230. Curación de la hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo

231. En Cafarnaúm, Jesús y Marta hablan de la crisis que atormenta a María de Magdala

232. Curación de dos ciegos y de un mudo endemoniado

233. La parábola de la oveja perdida. María de Magdala también la oye

234. Comentario de tres episodios sobre la conversión de María de Magdala

235. Marta ha recibido de su hermana María la certidumbre de la conversión

236. La cena en casa de Simón el fariseo y la absolución
a María de Magdala

237. La petición de obreros para la mies, y la parábola del tesoro escondido en el campo. Marta todavía teme por su
hermana María

238. Llegada de María Stma. con María de Magdala a Cafarnaúm en medio de una tempestad

239. La parábola de los peces, la parábola de la perla, y del tesoro de las enseñanzas viejas y nuevas

240. En Betsaida, en la casa de Simón, con Porfiria y Margziam, el cual enseña a la Magdalena la oración de Jesús

241. Vocación de la hija de Felipe. Llegada a Magdala y parábola de la dracma perdida

242. Jesús habla sobre la Verdad al romano Crispo, el único que lo escucha de Tiberíades

243. En Caná en la casa de Susana. Las expresiones, los gestos y la voz de Jesús. Debate de los apóstoles acerca de las posesiones diabólicas

244. Juan repite un discurso de Jesús sobre la Creación y sobre los pueblos que esperan la Luz

245. Una acusación de los nazarenos a Jesús, rechazada con la parábola del
leproso curado

246. Un apólogo para los habitantes de Nazaret, los cuales permanecen incrédulos

247. María Stma. instruye a la Magdalena en orden
a la oración mental

248. En Belén de Galilea. Juicio ante un homicidio y parábola de los bosques petrificados

249. María Stma. instruye a Judas Iscariote sobre el deber preeminente de la
fidelidad a Dios

250. A los discípulos que han venido con Isaac: la parábola del lodo transformado en llama. Juan de Endor es alma víctima

251. A los pescadores siro-fenicios: la parábola del minero perseverante. Hermasteo
de Ascalón

252. El regreso de Tiro. Milagros. Parábola de la vid y el olmo

253. María Santísima devela a María de Alfeo el sentido de la maternidad espiritualizada.
La Magdalena debe
forjarse sufriendo

254. El encuentro con Síntica, esclava griega y la llegada a Cesárea Marítima

255. Despedida de las hermanas Marta y María, que parten con Síntica. Una lección
a Judas Iscariote

256. Parábola sobre la virtud de la esperanza, que sujeta la fe
y la caridad

257. Retiro de Jesús y Santiago de Alfeo en el monte Carmelo

258. Jesús revela a Santiago de Alfeo cuál será su misión
de apóstol

259. Lección sobre la Iglesia y los Sacramentos a Santiago de Alfeo, que obra un milagro

260. Dos parábolas de Pedro para los campesinos
de la llanura de Esdrelón

261. Exhortación a los campesinos de Doras,
que ahora lo son de Jocanán

262. Una hija no querida y el papel de la mujer redimida.
El Iscariote solicita
la ayuda de María

263. Curación del hombre del brazo atrofiado

264. Una jornada de Judas Iscariote en Nazaret

265. Instrucciones a los doce apóstoles al comienzo
de su ministerio

266. Los discípulos del Bautista quieren verificar que Jesús es el Mesías. Testimonio sobre el Precursor e invectiva contra las ciudades impenitentes

267. Jesús, carpintero en Corazín

268. Lección sobre la caridad con la parábola de los titos. El yugo de Jesús es ligero

269. La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos

270. Jesús recibe la noticia de que han matado a
Juan el Bautista

271. Salida para Tariquea con los apóstoles, que han regresado a Cafarnaúm

272. Reencarnación y vida eterna en el diálogo con un escriba

273. La primera multiplicación
de los panes

274. Jesús camina sobre las aguas. Su prontitud en socorrer
a quien le invoca

275. Cuatro nuevos discípulos. Jesús habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual

276. El hombre avaro y la parábola del rico necio. Las inquietudes y la vigilancia
en los siervos de Dios

277. En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos

278. El perdón y la parábola del siervo inicuo. La misión confiada a setenta y dos discípulos

279. Encuentro con Lázaro en el campo de los Galileos

280. El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre
los místicos futuros

281. En el Templo durante la fiesta de los Tabernáculos. Las condiciones para seguir a Jesús. La parábola de los talentos y la parábola del buen samaritano

282. La delación al Sanedrín respecto a Hermasteo,
Juan de Endor y Síntica

283. Síntica habla de su encuentro con la Verdad

284. La casita donada por Salomón. Cuatro apóstoles
se quedarán en Judea

285. Lázaro ofrece un refugio para Juan de Endor y Síntica. Viaje feliz hacia Jericó
sin Judas Iscariote

286. En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdo
de las almas

287. De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader

288. Palabras a los habitantes de Gerasa y alabanza de una mujer a la Madre de Jesús

289. AEl sábado a Gerasa. Asueto de Margziam. La pregunta de Síntica sobre la salvación
de los paganos

290. El hombre de los ojos ulcerosos. El alto en la "fuente del Camellero". Más sobre el recuerdo de las almas

291. Margziam descubre por qué Jesús ora todos los días
a la hora nona

292. Insidia de escribas y fariseos en Bosrá

293. Palabras de Jesús y milagros en Bosrá, después de la irrupción de dos fariseos. El don de la fe a Alejandro Misax

294. La rica dádiva del mercader. Adiós a la Madre
y a las discípulas

295. Palabras y milagros en Arbela, ya evangelizada por Felipe de Jacob

296. Llegada a Aera bajo la lluvia. Curación de los enfermos que allí esperan

297. Con el sermón de Aera termina el segundo
gran viaje apostólico

298. La ayuda prestada a los huerfanitos María y Matías y las enseñanzas que de ella
se deducen

299. A Juana de Cusa le son confiados, para su tutela, los huerfanitos María y Matías

300. Con escribas y fariseos en casa del resucitado de Naím

301. ola de las frentes destronadas y explicación de la parábola sobre lo no puro

302. En Magdala, antes de mandar a todos a sus respectivas familias para las Encenias

303. Jesús donde su Madre
en Nazaret

304. Con Juan de Endor, Síntica y Margziam. María es Madre
y Maestra

305. Jesús consuela a Margziam con la parábola de los pajarillos

306. También Simón Zelote está en Nazaret. Lección sobre los daños del ocio

307. Controversia en la casa de Nazaret acerca de las culpas de los nazarenos. Lección sobre la tendencia al pecado a pesar de la Redención

308. Curación del hijo de Simón de Alfeo. Margziam es el primero de los niños discípulos

309. Sacrificio de Margziam por la curación de una niña. Enmienda de Simón de Alfeo

310. Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida
de Juan de Endor y Síntica

311. La renuncia de Margziam es ocasión de una lección sobre los sacrificios hechos por amor

312. Jesús comunica a Juan de Endor la decisión de enviarle a Antioquía. Final del segundo año

 

291- Margziam descubre por qué Jesús ora todos los días a la hora nona


Tenía razón el mercader.

Octubre no podía conceder a los peregrinos un día más hermoso.

Disipada la leve niebla que velaba la campiña, como si la naturaleza hubiera querido cubrir con un velo el sueño de las plantas durante la noche, los campos se ven ahora en su majestuosa extensión de cultivos caldeados por el sol.

Parece como si la niebla se hubiera recogido en copos de espuma transparente para ornar las lejanas cimas, mostrándolas aún más desvanecidas bajo el cielo sereno.

-¿Qué son aquéllas? ¿Montañas que tenemos que subir? -pregunta Pedro preocupado.

-No, no. Son los montes de Aurán. Nos quedaremos en la llanura, más acá de ellos. Antes de que se haga de noche, estaremos en Bosrá de Auranítida, una hermosa y buena ciudad. Mucha actividad comercial -dice para consolar y en tono de elogio el mercader, que como base de la belleza de un lugar pone siempre la prosperidad comercial.

Jesús está completamente solo, detrás, como algunas veces hace cuando desea aislarse. Margziam se vuelve para mirarlo varias veces. Luego, no resistiendo más, deja a Pedro y a Juan de Zebedeo, se sienta al borde del camino, en un mojón que debe ser una señal militar romana, y espera. Cuando Jesús llega a su altura, el niño se levanta y sin decir nada, se pone al lado de Jesús, pero un poco retrasado para que ni siquiera el verlo le moleste, y observa, observa...

Sigue observando, hasta que Jesús sale de su meditación y, al oír las leves pisadas detrás de El, se vuelve, y sonríe tendiendo la mano al niño, y dice:
-¡Oh, Margziam! ¿Qué haces aquí tan solo?

-Te estaba mirando. Hace días que te miro. Todos tienen ojos, pero no todos ven las mismas cosas. He visto que Tú, de vez en cuando, te aíslas... Los primeros días pensaba que quizás estabas afligido por algo. Pero luego he visto que lo haces siempre a las mismas horas, y que tu Mamá, que siempre te consuela cuando estás triste, no te dice nada cuando tienes esa expresión de cara; es más, si está hablando, se calla y se recoge profundamente. ¡Yo veo, eh!... Porque siempre os miro a ti y a ella para hacer lo que hacéis vosotros. Les he preguntado a los apóstoles que qué es lo que haces, porque está claro que algo haces. Me han dicho: "Está orando". Y les he preguntado: "¿Qué dice?".

 Ninguno me ha respondido, porque no lo saben. Están contigo desde hace años y no lo saben. Hoy te he seguido siempre que veía que ponías esa expresión, y te he estado mirando mientras orabas. Pero no es siempre la misma cara. Esta mañana, al amanecer, parecías un ángel de luz.

Mirabas las cosas con unos ojos que creo que las sacabas de las sombras más que el Sol. A las cosas y a las personas. Y luego observabas el cielo, y tenías la misma cara que cuando ofreces el pan, en la mesa. Más tarde, cruzando ese pueblecito, te has puesto el último, solo: tanto te esforzabas en decir, al pasar, palabras buenas a los pobres de ese pueblo, que me parecías un padre. A uno le has dicho: "Soporta con paciencia, que pronto te aliviaré, a ti y a otros como tú".

Era el esclavo de aquel hombre feo que nos ha embriscado a sus perros. Luego, mientras preparaban la comida, nos mirabas con ojos de una bondad repleta de amor. Parecías una madre... Pero ahora tu cara era de dolor... ¿En qué piensas, Jesús, a esta hora, que estás siempre así?... De todas formas, por la noche, algunas veces, si no duermo, te veo muy serio.

¿Me dices cómo rezas?, ¿me dices qué te mueve a rezar?
-Por supuesto que te lo digo. Así rezarás conmigo. La jornada nos la da Dios, toda: tanto la iluminada como la oscura: el día y la noche. Es un don vivir y gozar de luz.

Es un modo de santificación el modo de vivir. ¿No es verdad? Pues entonces uno tiene que santificar todos los momentos del día, para conservarse en santidad y tener presente en su corazón al Altísimo y su bondad, y, al mismo tiempo, mantener alejado al Demonio.

Observa los pajarillos. Con el primer rayo de sol cantan. Bendicen la luz. También nosotros debemos bendecir la luz, que es un don de Dios, y bendecir a Dios, que nos la concede y que es Luz. Tener deseos de El ya desde los albores de la mañana, como para poner un sigilo de luz, una nota de luz en todo el día que transcurre, para que todo él sea luminoso y santo. Unirnos a toda la Creación para alabar al Creador.

Luego, a medida que las horas van pasando, y pasando nos traen la constatación de cuánto dolor e ignorancia hay en el mundo, orar también, para que sea aliviado el dolor y caiga la ignorancia y conozcan a Dios, lo amen, le eleven sus oraciones, todos los hombres; que si conocieran a Dios se verían siempre consolados incluso en su sufrimiento.

En la hora sexta, orar por amor a la familia. Saborear este don de estar unidos a quien nos ama, que también esto es un don de Dios. Pedir que la comida no se transforme de algo útil en pecado. Y, al declinar la tarde, orar pensando que la muerte es ese ocaso que a todos nos espera. Orar para que nuestro ocaso, de un día o de toda la vida, se produzca siempre con el alma en gracia. Y, cuando se encienden las luces, orar para dar las gracias por el día que ha concluido y para pedir protección y perdón, para echarse a dormir sin miedo a un improviso juicio, a asaltos demoníacos. Orar, en fin, por la noche -pero esto es para los que ya no son niños-para ofrecer reparación por los pecados de la noche, para alejar a Satanás de los débiles, para que en los que hayan incurrido en culpa surjan la reflexión, la contrición, los buenos propósitos que se harán realidad con los primeros rayos del sol. Y así el justo durante todo el día ora, y por estas cosas ora.

-Pero no me has dicho por qué te abstraes, tan serio y majestuoso, a la hora nona...
-Porque... digo: "Por el Sacrificio de esta hora venga tu Reino al mundo y sean redimidos todos aquellos que creen en tu Verbo". Dilo también tú...

-¿Qué sacrificio es? Dijiste que el incienso se ofrece por la mañana y al atardecer. Las víctimas, a las mismas horas, todos los días, en el altar del Templo; y las víctimas, si son por votos y expiaciones, se ofrecen a todas las horas. No hay una hora nona señalada con rito especial.

Jesús se para, toma al niño con las dos manos, lo alza, lo mantiene fijo frente a sí y, como si recitase un salmo, alzando el rostro, dice:

-Y entre la sexta y la nona aquel que vino como Salvador y Redentor, aquel de que hablan los profetas, consumará su sacrificio, después de comer el pan amargo de la traición y de dar el dulce Pan de la Vida, después de prensarse a sí mismo como el racimo en el lagar y dar de beber de sí a los hombres y a la hierba, después de tejerse púrpura de rey con su sangre, y ceñir corona, y empuñar el cetro y elevar al lugar alto su trono, para que lo vea Sión, Israel y el mundo. Levantado, con el purpúreo vestido de sus llagas infinitas, en medio de las tinieblas para dar Luz, en la muerte para dar Vida, morirá a la hora nona y será redimido el mundo.

Margziam lo mira aterrorizado, pálido, con muchas ganas de llorar en los labios y en sus ojos asustados. Con voz insegura, dice:

-¡Pero el Salvador eres Tú! ¿Entonces eres Tú el que va a morir a esa hora?

Las lágrimas empiezan a descender por las mejillas y la pequeña boca las bebe, mientras, entreabierta, espera una desmentida.

Pero Jesús dice:

-Soy Yo, pequeño discípulo. Y también por ti.
Y, dado que el niño rompe a llorar convulsivamente, lo aprieta contra su corazón y dice:

-¿Entonces te duele que Yo muera?
-¡Oh, Tú eres mi única alegría! ¡No quiero esto! Yo... Déjame morir en lugar de ti...

-Tú tienes que predicarme en todo el mundo. Ya está dicho. Pero, escúchame: moriré contento porque sé que tú me amas; luego resucitaré. ¿Te acuerdas de Jonás? Salió mejor compuesto del vientre de la ballena, descansado, fuerte.

Yo también, e iré inmediatamente a ti y te diré: "Pequeño Margziam, tu llanto apagó mi sed, tu amor me ha hecho compañía en el sepulcro.

Ahora vengo a decirte: “Sé sacerdote mío"'. Y te besaré teniendo todavía en mí el aroma del Paraíso.

-Pero, ¿dónde voy a estar yo? ¿No voy a estar con Pedro?, ¿no con la Madre?

-Te salvaré de las olas infernales de esos días. Salvaré a los más débiles e inocentes. Menos a uno. Margziam, pequeño apóstol, quieres ayudarme a orar por aquella hora?
-¡Oh, sí, Señor! ¿Y los demás?

-Esto es un secreto entre nosotros dos. Un gran secreto.

Porque a Dios le place revelarse a los pequeñuelos... No llores más. Sonríe, pensando que después no volveré a sufrir nunca más y sólo recordaré todo el amor de los hombres, el primero el tuyo. Ven, ven. Mira qué lejos están los otros. Vamos a correr para alcanzarlos -y lo pone en el suelo y, llevándolo de la mano, se echa a correr con el niño hasta que se unen al grupo.

-Maestro, ¿qué has estado haciendo?
-Le he explicado a Margziam las horas del día.
-¿Y el niño ha llorado? Será que se ha comportado mal y Tú, por bondad, lo disculpas -dice Pedro.

-No, Simón. Ha observado que oraba. Vosotros no lo habéis observado. Me ha pedido una explicación, y se la he dado.

El niño se ha emocionado por mis palabras. Ahora dejadlo tranquilo. Ve donde mi Madre, Margziam. Y vosotros escuchad todos, que no os vendrá mal a vosotros la lección.

Y Jesús explica otra vez la utilidad de la oración en las horas principales del día, omitiendo la explicación de la hora nona. Termina:

-La unión con Dios es este tenerlo presente en todo momento para alabarlo e invocarlo. Hacedlo y progresaréis en la vida del espíritu.

Bosrá está ya cerca. Extendida en la llanura, se ve grande; parece bonita, con torres y circundada de muros. La tarde, al caer, desvanece los tonos de las casas y los campos en un lila ceniciento lleno de languor, en que se confunden los contornos, mientras balidos de ovejas y gruñidos de cerdos, dentro de unos recintos fuera de los muros, rompen el silencio de la campiña. Silencio que cesa en cuanto, atravesada la puerta, la caravana entra en un dédalo de callecitas, que defraudan a quien desde fuera juzgaba bonita la ciudad. Voces, olores y... hedores se depositan en las callejuelas retorcidas, y acompañan a los peregrinos hasta una plaza -ciertamente un mercado- en que está la posada.

La llegada a Bosrá se ha cumplido.
   


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