Thursday March 28,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 3 de 7 »

SEGUNDO AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



141. Yendo hacia Arimatea con los discípulos y con
José de Emaús

142. Con los doce hacia Samaria

143. La samaritana Fotinai

144. Los samaritanos invitan a Jesús a Sicar

145. El primer día en Sicar

146. El segundo día en Sicar. Jesús se despide de los samaritanos

147. Curación de una mujer de Sicar y conversión de Fotinai

148. Jesús visita a Juan el Bautista en las cercanías de Enón

149. La visita a Juan el Bautista, motivo de instrucción
a los apóstoles

150. Jesús en Nazaret, en casa de su Madre. Ella deberá
seguir a su Hijo

151. En Caná en casa de Susana, que se hará discípula.
El oficial del rey

152. María Salomé es recibida como discípula

153. Las mujeres allegadas a los discípulos al servicio de Jesús

154. Jesús en Cesárea Marítima habla a los galeotes.
Las fatigas del apostolado

155. Curación de la niña romana en Cesárea

156. Analía, la primera de las vírgenes consagradas

157. Instrucciones a las discípulas en Nazaret

158. En el lago de Genesaret
con Juana de Cusa.

159. Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.

160. Encuentro con Gamaliel en el camino de Neftalí a Yiscala

161. Curación del nieto del fariseo Elí de Cafarnaúm

162. Las conversiones humanas del fariseo Elí
y de Simón de Alfeo

163. Comiendo en casa del fariseo Elí de Cafarnaúm

164. El retiro en el monte para la elección de los Apóstoles

165. Elección de los doce Apóstoles

166. Los milagros después de la elección apostólica. Simón el Zelote y Juan predican por primera vez

167. Jesús concurre con las romanas en el jardín
de Juana de Cusa

168. Aglae en casa de María,
en Nazaret

169. Primer discurso de la Montaña: la misión de los apóstoles y de los discípulos

170. Segundo discurso de la Montaña: el don de la Gracia; las bienaventuranzas

171. Tercer discurso de la Montaña: los consejos evangélicos que perfeccionan
la Ley

172. Cuarto discurso de la Montaña: el juramento, la oración, el ayuno. El anciano Ismael y Sara

173. Quinto discurso de la Montaña: el uso de las riquezas; la limosna; la confianza en Dios.

174. Sexto discurso de la Montaña: la elección entre el Bien y el Mal; el adulterio; el divorcio. La llegada importuna de
María de Magdala.

175. El leproso curado al pie del Monte. Generosidad
del escriba Juan

176. Durante el descanso sabático, el último discurso
de la Montaña:
amar la voluntad de Dios

177. La curación del siervo
del centurión

178. Tres hombres que quieren seguir a Jesús

179. La parábola del sembrador. En Corazín con el nuevo
discípulo Elías

180. Controversia en la cocina de Pedro en Betsaida. Explicación de la parábola del sembrador. La noticia de la segunda captura de Juan el Bautista

181. La parábola del trigo
y la cizaña

182. Palabras a algunos pastores
con el huerfanito Zacarías

183. La curación de un hombre herido en casa de
María de Magdala

184. El pequeño Benjamín de Magdala y dos parábolas sobre
el Reino de los Cielos

185. La tempestad calmada.
Una lección sobre
sus preliminares

186. Los dos endemoniados de la región de los Gerasenos

187. Hacia Jerusalén
para la Pascua.
De Tariquea al monte Tabor

188. La gruta de la maga y el encuentro con Félix, llamado luego Juan

189. En Naím. Resurrección del hijo de una viuda

190. La llegada a la llanura de Esdrelón durante la puesta
del sol del viernes

191. El sábado en Esdrelón.
El pequeño Yabés.
Parábola del rico Epulón

192. Una predicción a Santiago de Alfeo. La Regada a Engannim tras un alto en Meguido

193. Llegada a Siquem tras dos días de camino

194. La revelación al pequeño Yabés durante el camino de Siquem a Berot

195. Una lección de Juan de Endor a Judas Iscariote.
Llegada a Jerusalén

196. El sábado en Getsemaní. Jesús habla de su Madre y de los amores de distintas potencias

197. En el Templo con José de Arimatea. La hora del incienso

198. El encuentro con la Madre en Betania. Yabés cambia su nombre por el de Margziam

199. Donde los leprosos de Siloán y Ben Hinnom. Pedro obtiene a Margziam
por medio de María

200. Coloquio de Áglae
con el Salvador

201. El examen de la mayoría
de edad de Margzia

202. Judas Iscariote es reprendido. Llegada de los campesinos de Jocanán

203. El Padrenuestro

204. La fe y el alma explicadas a los paganos con la parábola
de los templos

205. La parábola del hijo pródigo

206. Con dos parábolas sobre el Reino de los Cielos, termina la permanencia en Betania

207. En la gruta de
Belén la Madre evoca
el nacimiento de Jesús

208. María Santísima ve de nuevo al pastor Elías y con Jesús va a Betsur donde Elisa

209. La fecundidad del dolor, en el discurso de Jesús junto a la casa de Elisa en Betsur

210. Las inquietudes de Judas Iscariote durante el camino
hacia Hebrón

211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista

212. Una ola de amor a Jesús, que en Yuttá habla desde
la casita de Isaac

213. En Keriot una profecía de Jesús y el comienzo de la predicación apostólica

214. La madre de Judas abre su corazón a María Stma., que ha llegado a Keriot

215. El posadero de Bet Yinna
y su hija lunática

216. Las infidelidades de los discípulos en la parábola
del diente de león

217. Las espigas arrancadas
un sábado

218. La llegada a Ascalón,
ciudad filistea

219. Los distintos frutos de la predicación de los apóstoles en la ciudad de Ascalón

220. Los idólatras de Magdalgad y la curación milagrosa
de la parturienta

221. Los prejuicios de los apóstoles respecto a los paganos y la parábola del hijo deforme

222. Un secreto del apóstol Juan

223. Una caravana nupcial se libra del asalto de bandidos después de un discurso de Jesús

224. En el apóstol Juan actúa el Amor. Llegada a Béter

225. El paralítico de la piscina de Betseida y la disputa sobre las obras del Hijo de Dios

226. Un signo bueno por parte de María de Magdala. Muerte del anciano Ismael

227. Un episodio incompleto

228. Margziam confiado
a Porfiria

229. Discurso a los habitantes de Betsaida sobre el gesto de caridad de Simón Pedro

230. Curación de la hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo

231. En Cafarnaúm, Jesús y Marta hablan de la crisis que atormenta a María de Magdala

232. Curación de dos ciegos y de un mudo endemoniado

233. La parábola de la oveja perdida. María de Magdala también la oye

234. Comentario de tres episodios sobre la conversión de María de Magdala

235. Marta ha recibido de su hermana María la certidumbre de la conversión

236. La cena en casa de Simón el fariseo y la absolución
a María de Magdala

237. La petición de obreros para la mies, y la parábola del tesoro escondido en el campo. Marta todavía teme por su
hermana María

238. Llegada de María Stma. con María de Magdala a Cafarnaúm en medio de una tempestad

239. La parábola de los peces, la parábola de la perla, y del tesoro de las enseñanzas viejas y nuevas

240. En Betsaida, en la casa de Simón, con Porfiria y Margziam, el cual enseña a la Magdalena la oración de Jesús

241. Vocación de la hija de Felipe. Llegada a Magdala y parábola de la dracma perdida

242. Jesús habla sobre la Verdad al romano Crispo, el único que lo escucha de Tiberíades

243. En Caná en la casa de Susana. Las expresiones, los gestos y la voz de Jesús. Debate de los apóstoles acerca de las posesiones diabólicas

244. Juan repite un discurso de Jesús sobre la Creación y sobre los pueblos que esperan la Luz

245. Una acusación de los nazarenos a Jesús, rechazada con la parábola del
leproso curado

246. Un apólogo para los habitantes de Nazaret, los cuales permanecen incrédulos

247. María Stma. instruye a la Magdalena en orden
a la oración mental

248. En Belén de Galilea. Juicio ante un homicidio y parábola de los bosques petrificados

249. María Stma. instruye a Judas Iscariote sobre el deber preeminente de la
fidelidad a Dios

250. A los discípulos que han venido con Isaac: la parábola del lodo transformado en llama. Juan de Endor es alma víctima

251. A los pescadores siro-fenicios: la parábola del minero perseverante. Hermasteo
de Ascalón

252. El regreso de Tiro. Milagros. Parábola de la vid y el olmo

253. María Santísima devela a María de Alfeo el sentido de la maternidad espiritualizada.
La Magdalena debe
forjarse sufriendo

254. El encuentro con Síntica, esclava griega y la llegada a Cesárea Marítima

255. Despedida de las hermanas Marta y María, que parten con Síntica. Una lección
a Judas Iscariote

256. Parábola sobre la virtud de la esperanza, que sujeta la fe
y la caridad

257. Retiro de Jesús y Santiago de Alfeo en el monte Carmelo

258. Jesús revela a Santiago de Alfeo cuál será su misión
de apóstol

259. Lección sobre la Iglesia y los Sacramentos a Santiago de Alfeo, que obra un milagro

260. Dos parábolas de Pedro para los campesinos
de la llanura de Esdrelón

261. Exhortación a los campesinos de Doras,
que ahora lo son de Jocanán

262. Una hija no querida y el papel de la mujer redimida.
El Iscariote solicita
la ayuda de María

263. Curación del hombre del brazo atrofiado

264. Una jornada de Judas Iscariote en Nazaret

265. Instrucciones a los doce apóstoles al comienzo
de su ministerio

266. Los discípulos del Bautista quieren verificar que Jesús es el Mesías. Testimonio sobre el Precursor e invectiva contra las ciudades impenitentes

267. Jesús, carpintero en Corazín

268. Lección sobre la caridad con la parábola de los titos. El yugo de Jesús es ligero

269. La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos

270. Jesús recibe la noticia de que han matado a
Juan el Bautista

271. Salida para Tariquea con los apóstoles, que han regresado a Cafarnaúm

272. Reencarnación y vida eterna en el diálogo con un escriba

273. La primera multiplicación
de los panes

274. Jesús camina sobre las aguas. Su prontitud en socorrer
a quien le invoca

275. Cuatro nuevos discípulos. Jesús habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual

276. El hombre avaro y la parábola del rico necio. Las inquietudes y la vigilancia
en los siervos de Dios

277. En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos

278. El perdón y la parábola del siervo inicuo. La misión confiada a setenta y dos discípulos

279. Encuentro con Lázaro en el campo de los Galileos

280. El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre
los místicos futuros

281. En el Templo durante la fiesta de los Tabernáculos. Las condiciones para seguir a Jesús. La parábola de los talentos y la parábola del buen samaritano

282. La delación al Sanedrín respecto a Hermasteo,
Juan de Endor y Síntica

283. Síntica habla de su encuentro con la Verdad

284. La casita donada por Salomón. Cuatro apóstoles
se quedarán en Judea

285. Lázaro ofrece un refugio para Juan de Endor y Síntica. Viaje feliz hacia Jericó
sin Judas Iscariote

286. En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdo
de las almas

287. De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader

288. Palabras a los habitantes de Gerasa y alabanza de una mujer a la Madre de Jesús

289. AEl sábado a Gerasa. Asueto de Margziam. La pregunta de Síntica sobre la salvación
de los paganos

290. El hombre de los ojos ulcerosos. El alto en la "fuente del Camellero". Más sobre el recuerdo de las almas

291. Margziam descubre por qué Jesús ora todos los días
a la hora nona

292. Insidia de escribas y fariseos en Bosrá

293. Palabras de Jesús y milagros en Bosrá, después de la irrupción de dos fariseos. El don de la fe a Alejandro Misax

294. La rica dádiva del mercader. Adiós a la Madre
y a las discípulas

295. Palabras y milagros en Arbela, ya evangelizada por Felipe de Jacob

296. Llegada a Aera bajo la lluvia. Curación de los enfermos que allí esperan

297. Con el sermón de Aera termina el segundo
gran viaje apostólico

298. La ayuda prestada a los huerfanitos María y Matías y las enseñanzas que de ella
se deducen

299. A Juana de Cusa le son confiados, para su tutela, los huerfanitos María y Matías

300. Con escribas y fariseos en casa del resucitado de Naím

301. ola de las frentes destronadas y explicación de la parábola sobre lo no puro

302. En Magdala, antes de mandar a todos a sus respectivas familias para las Encenias

303. Jesús donde su Madre
en Nazaret

304. Con Juan de Endor, Síntica y Margziam. María es Madre
y Maestra

305. Jesús consuela a Margziam con la parábola de los pajarillos

306. También Simón Zelote está en Nazaret. Lección sobre los daños del ocio

307. Controversia en la casa de Nazaret acerca de las culpas de los nazarenos. Lección sobre la tendencia al pecado a pesar de la Redención

308. Curación del hijo de Simón de Alfeo. Margziam es el primero de los niños discípulos

309. Sacrificio de Margziam por la curación de una niña. Enmienda de Simón de Alfeo

310. Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida
de Juan de Endor y Síntica

311. La renuncia de Margziam es ocasión de una lección sobre los sacrificios hechos por amor

312. Jesús comunica a Juan de Endor la decisión de enviarle a Antioquía. Final del segundo año

 

272- Reencarnación y vida eterna
en el diálogo con un escriba


Cuando Jesús pone pie en la orilla derecha del Jordán -a una buena milla, quizás más, de la pequeña península de Tariquea, en esa zona en que todo es campo bien verde, porque el terreno, ahora seco pero húmedo en lo profundo, mantiene vivas todas las plantas, hasta las más gráciles-, encuentra a mucha gente esperándolo.

Vienen a su encuentro sus primos y Simón Zelote: -Maestro, las barcas nos han delatado... Quizás también Manahén ha sido índice...

Manahén se disculpa:
-Maestro, me puse en camino de noche para no ser visto, y no he hablado con nadie. Créeme. Muchos me han preguntado dónde estabas, pero a todos les he dicho solamente: "Se ha marchado". Creo que el daño lo ha hecho un pescador, diciendo que te había dejado la barca...

-¡El imbécil de mi cuñado! -exclama con vehemencia Pedro -¡Mira que le había dicho que guardara silencio! ¡Y le había dicho que íbamos a Betsaida! ¡Y le había dicho que si hablaba le arrancaba la barba! ¡Y lo voy a hacer! ¡Vaya que si lo hago! ¿Y ahora? ¡Adiós paz, aislamiento, descanso!

-Tranquilo, tranquilo, Simón. Hemos tenido ya nuestros días de paz. Además ya he conseguido parte del objetivo que perseguía: adoctrinaros, consolaros y tranquilizaros, para impedir ofensas y choques entre vosotros y los fariseos de Cafarnaúm. Ahora vamos con estos que nos están esperando. Para premiar su fe y amor. ¿No alivia también este amor? Sufrimos por odio, aquí hay amor: por tanto, dicha.

Pedro se calma como viento que se para de golpe. Jesús se dirige hacia la muchedumbre de los enfermos que lo esperan con el deseo grabado en su rostro. Los cura, uno tras otro, benévolo, paciente (incluso con un escriba que le presenta a su hijito enfermo).

Es este escriba el que le dice:

-¿Ves como huyes? Pero es inútil, tanto el odio como el amor son sagaces para encontrar. Aquí te ha encontrado el amor, como está escrito en el Cantar. Para demasiados eres ya como el Esposo de los Cantares. Se viene a ti como la sulamita a su esposo, desafiando a la ronda y las cuadrigas de Aminadab.

-¿Por qué dices esto? ¿Por qué?
-Porque es verdad. Venir a ti es un peligro, porque eres odiado. ¿No sabes que te acecha Roma y te odia el Templo?
-¡Oh, hombre!, ¿por qué me tientas? Pones insidia en tus palabras para llevar al Templo y a Roma mis respuestas. Yo no he curado a tu hijo con insidia...

El escriba, ante esta dulce reprensión, agacha la cabeza confundido, y confiesa:

-Me doy cuenta de que realmente ves los corazones de los hombres. Perdona. Me doy cuenta de que realmente eres santo. Perdona. He venido, sí, incubando dentro de mí el fermento que otro me había metido...

-Y que había encontrado en ti el calor apropiado para fermentar
-Sí, es verdad... Pero ahora me marcho sin fermento, o sea, con fermento nuevo.

-Lo sé. Y no siento rencor. Muchos incurren en falta por propia voluntad, muchos por voluntad ajena. Los juzgará con distinta medida el justo Dios. Tú, escriba, sé justo y en el futuro no corrompas como fuiste corrompido. Cuando te hostiguen las presiones del mundo, mira a esta gracia viva que es tu hijo, salvado de la muerte, y muéstrate agradecido con Dios.

-Contigo.

-Con Dios. A Él toda gloria y alabanza. Yo soy su Mesías y soy el primero en alabarlo y glorificarlo, el primero en obedecerlo. Porque el hombre no se rebaja honrando y sirviendo a Dios en verdad; como se rebaja es sirviendo al pecado.

-Dices bien. ¿Siempre hablas así? ¿Para todos?
-Para todos. Ya hablase a Anás o a Gamaliel, ya hablase al mendigo leproso del camino, las palabras son las mismas porque una es la Verdad.

-Habla, entonces, pues todos estamos aquí porque somos mendigos de una palabra o de una gracia tuyas.

-Hablaré. Para que no se diga que tengo prejuicios contra quien es honesto en sus convicciones.

-Han muerto las que tenía. Pero es verdad, en ellas era honesto; creía servir a Dios yendo contra ti.

-Eres sincero. Por eso mereces comprender a Dios, que nunca es mentira. Pero tus convicciones no han muerto todavía. Yo te lo digo. Son como malas hierbas quemadas.

Superficialmente parecen muertas. En verdad han sufrido un duro ataque que las ha arrasado, pero las raíces están vivas, el terreno las nutre, el rocío las invita a echar nuevos rizomas, y éstos nuevas hojas. Hay que vigilar para que ello no suceda; si no, quedarás de nuevo invadido por las malas hierbas. ¡Israel ofrece mucha resistencia a morir!

-¿Entonces tiene que morir Israel? ¿Es árbol malo?
-Tiene que morir para resucitar.
-¿Una reencarnación espiritual?
-Una evolución espiritual. No hay ningún género de reencarnaciones.

-Hay quien cree en ella.
-Están en error.

El helenismo ha introducido en nosotros también estas creencias. Y los doctos -como si fuera un nobilísimo alimento-se alimentan de ellas y en ellas se glorían.

-Contradicción absurda en quienes lanzan anatemas por el descuido de uno de los seiscientos trece preceptos menores.

-Es verdad. Pero... es así. Agrada imitar aquello que, contrariamente, se aborrece.

-Pues entonces imitadme a mí, dado que me odiáis. Y será mejor para vosotros.

El escriba debe sonreír finamente, por fuerza, por esta salida de Jesús. La gente está escuchando boquiabierta, y los que están lejos piden a los que están cerca que les repitan las palabras de los dos.

-Pero Tú, en confidencia, ¿qué piensas de la reencarnación?

-Que es un error. Ya lo he dicho.

-Hay quien sostiene que los vivos se generan de los muertos y los muertos de los vivos, porque lo que es no se destruye.

-Lo eterno, en efecto, no se destruye. Pero, dime, según tu opinión ¿el Creador tiene límites para sí mismo?

-No, Maestro. Pensarlo sería una mengua.

-Tú lo has dicho. ¿Puede entonces pensarse que permita que un espíritu se reencarne porque llegado a un cierto
número de espíritus ya no puede haber más?

-No se debería pensar. Pero hay quien lo piensa.

-Y, lo que es peor, hay quien lo piensa en Israel. Este pensamiento de una inmortalidad del espíritu -grande de por sí en un pagano, aunque unido al error de una inexacta valoración acerca de cómo se produce esta inmortalidad-debería ser perfecto en un israelita. Sin embargo, en el israelita que lo admite en los términos de la tesis pagana, se transforma en pensamiento disminuido, rebajado, culpable. No es, como en el pagano, gloria de un pensamiento que muestra ser digno de admiración por haber tocado casi, por sí mismo, la Verdad, y que, por tanto, da testimonio de la naturaleza compuesta del hombre, por esta intuición suya de la vida perenne de esa cosa misteriosa que se llama alma y que nos distingue de los animales.

Pero es mengua del pensamiento que, conociendo la divina Sabiduría y al Dios verdadero, viene a ser materialista incluso en una cosa tan altamente espiritual. El espíritu no transmigra sino del Creador al ser y del ser al Creador, ante el cual se presenta después de la vida para recibir juicio de vida o de muerte. Esto es una verdad. Y eternamente permanece en el lugar a que es enviado.

-¿No admites el Purgatorio?
-Sí. ¿Por qué lo preguntas?
-Porque dices: "Permanece en el lugar a que es enviado".

El Purgatorio es temporal.

-Precisamente por eso, en mi pensamiento lo asimilo a la Vida eterna. El Purgatorio es ya "vida"; mortecina, trabada, pero de todas formas vital. (El Purgatorio, desconocido en aquel tiempo como vocablo, era conocido como concepto, ya insinuado en 2 Macabeo 12, 45. Por tanto, la expresión Purgatorio, aquí y en otros lugares puede entenderse como la traducción de ese concepto en el lenguaje de la Obra Valtortiana) Una vez terminada la estancia temporal en el Purgatorio, el espíritu conquista la perfecta Vida, la alcanza ya sin límites ni ataduras.

Quedarán dos cosas: el Cielo, el Abismo; el Paraíso, el Infierno. Dos categorías: los bienaventurados, los réprobos. Pero, de los tres reinos que actualmente existen, ningún espíritu volverá a vestirse jamás de carne hasta la resurrección final, que clausurará para siempre la encarnación de los espíritus en los cuerpos, de lo inmortal en lo mortal.

-¿De lo eterno, no?

-Eterno es Dios. La eternidad es no tener ni comienzo ni final. Ello es Dios. La inmortalidad es seguir viviendo desde que se empieza a vivir: así para el espíritu del hombre. He aquí la diferencia».

-Dices: "vida eterna".

-Sí. Desde que uno es creado a la vida, puede, por el espíritu, por la gracia y por la voluntad, conseguir la vida eterna. No la eternidad. Vida supone comienzo. No se dice "vida de Dios", porque Dios no ha tenido comienzo.

-¿Y Tú?

-Yo viviré porque soy también carne, y al espíritu divino he unido el alma del Cristo en carne de hombre.

-Dios es llamado "el que vive".

-Efectivamente, no conoce muerte. Él es Vida, la Vida inagotable. No vida de Dios, sino Vida; sólo esto. Son matices, escriba. Pero la Sabiduría y la Verdad se visten de matices.

-¿Hablas así a los gentiles?
-No, así no; no entenderían. (La respuesta de Jesús a esta pregunta puede ayudar a comprender el motivo de ciertas adaptaciones que las verdades sufren, en la presente Obra, cuando se enseñan a romanos y romanas) A ellos les muestro el Sol. Pero se lo muestro de la misma forma como se lo mostraría a un niño que hubiera sido ciego e ignorante hasta ese momento y que milagrosamente hubiera recuperado vista e inteligencia. Así: como astro; sin adentrarme a explicar su composición. Pero vosotros, los de Israel, ni estáis ciegos ni sois ignorantes; desde hace siglos el dedo de Dios os ha abierto los ojos, os ha despejado la mente...

-Es verdad, Maestro. Pero a pesar de todo estamos ciegos y somos ignorantes.

-Tales os habéis hecho. Y no queréis el milagro de quien os ama.

-Maestro...

-Es verdad, escriba.

El escriba agacha la cabeza y guarda silencio. Jesús lo deja, y va adelante. Al pasar acaricia a Margziam y al hijito del escriba, los cuales se han puesto a jugar con unas piedrecitas multicolores.

Más que una predicación, lo suyo es una conversación con éste o aquel grupo. Pero es una continua predicación porque va resolviendo todas las dudas, aclarando todas las ideas, resumiendo o ampliando cosas ya dichas o conceptos aprehendidos sólo en parte por alguno. Y las horas pasan así...
   


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