Thursday April 25,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 3 de 7 »

SEGUNDO AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



141. Yendo hacia Arimatea con los discípulos y con
José de Emaús

142. Con los doce hacia Samaria

143. La samaritana Fotinai

144. Los samaritanos invitan a Jesús a Sicar

145. El primer día en Sicar

146. El segundo día en Sicar. Jesús se despide de los samaritanos

147. Curación de una mujer de Sicar y conversión de Fotinai

148. Jesús visita a Juan el Bautista en las cercanías de Enón

149. La visita a Juan el Bautista, motivo de instrucción
a los apóstoles

150. Jesús en Nazaret, en casa de su Madre. Ella deberá
seguir a su Hijo

151. En Caná en casa de Susana, que se hará discípula.
El oficial del rey

152. María Salomé es recibida como discípula

153. Las mujeres allegadas a los discípulos al servicio de Jesús

154. Jesús en Cesárea Marítima habla a los galeotes.
Las fatigas del apostolado

155. Curación de la niña romana en Cesárea

156. Analía, la primera de las vírgenes consagradas

157. Instrucciones a las discípulas en Nazaret

158. En el lago de Genesaret
con Juana de Cusa.

159. Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.

160. Encuentro con Gamaliel en el camino de Neftalí a Yiscala

161. Curación del nieto del fariseo Elí de Cafarnaúm

162. Las conversiones humanas del fariseo Elí
y de Simón de Alfeo

163. Comiendo en casa del fariseo Elí de Cafarnaúm

164. El retiro en el monte para la elección de los Apóstoles

165. Elección de los doce Apóstoles

166. Los milagros después de la elección apostólica. Simón el Zelote y Juan predican por primera vez

167. Jesús concurre con las romanas en el jardín
de Juana de Cusa

168. Aglae en casa de María,
en Nazaret

169. Primer discurso de la Montaña: la misión de los apóstoles y de los discípulos

170. Segundo discurso de la Montaña: el don de la Gracia; las bienaventuranzas

171. Tercer discurso de la Montaña: los consejos evangélicos que perfeccionan
la Ley

172. Cuarto discurso de la Montaña: el juramento, la oración, el ayuno. El anciano Ismael y Sara

173. Quinto discurso de la Montaña: el uso de las riquezas; la limosna; la confianza en Dios.

174. Sexto discurso de la Montaña: la elección entre el Bien y el Mal; el adulterio; el divorcio. La llegada importuna de
María de Magdala.

175. El leproso curado al pie del Monte. Generosidad
del escriba Juan

176. Durante el descanso sabático, el último discurso
de la Montaña:
amar la voluntad de Dios

177. La curación del siervo
del centurión

178. Tres hombres que quieren seguir a Jesús

179. La parábola del sembrador. En Corazín con el nuevo
discípulo Elías

180. Controversia en la cocina de Pedro en Betsaida. Explicación de la parábola del sembrador. La noticia de la segunda captura de Juan el Bautista

181. La parábola del trigo
y la cizaña

182. Palabras a algunos pastores
con el huerfanito Zacarías

183. La curación de un hombre herido en casa de
María de Magdala

184. El pequeño Benjamín de Magdala y dos parábolas sobre
el Reino de los Cielos

185. La tempestad calmada.
Una lección sobre
sus preliminares

186. Los dos endemoniados de la región de los Gerasenos

187. Hacia Jerusalén
para la Pascua.
De Tariquea al monte Tabor

188. La gruta de la maga y el encuentro con Félix, llamado luego Juan

189. En Naím. Resurrección del hijo de una viuda

190. La llegada a la llanura de Esdrelón durante la puesta
del sol del viernes

191. El sábado en Esdrelón.
El pequeño Yabés.
Parábola del rico Epulón

192. Una predicción a Santiago de Alfeo. La Regada a Engannim tras un alto en Meguido

193. Llegada a Siquem tras dos días de camino

194. La revelación al pequeño Yabés durante el camino de Siquem a Berot

195. Una lección de Juan de Endor a Judas Iscariote.
Llegada a Jerusalén

196. El sábado en Getsemaní. Jesús habla de su Madre y de los amores de distintas potencias

197. En el Templo con José de Arimatea. La hora del incienso

198. El encuentro con la Madre en Betania. Yabés cambia su nombre por el de Margziam

199. Donde los leprosos de Siloán y Ben Hinnom. Pedro obtiene a Margziam
por medio de María

200. Coloquio de Áglae
con el Salvador

201. El examen de la mayoría
de edad de Margzia

202. Judas Iscariote es reprendido. Llegada de los campesinos de Jocanán

203. El Padrenuestro

204. La fe y el alma explicadas a los paganos con la parábola
de los templos

205. La parábola del hijo pródigo

206. Con dos parábolas sobre el Reino de los Cielos, termina la permanencia en Betania

207. En la gruta de
Belén la Madre evoca
el nacimiento de Jesús

208. María Santísima ve de nuevo al pastor Elías y con Jesús va a Betsur donde Elisa

209. La fecundidad del dolor, en el discurso de Jesús junto a la casa de Elisa en Betsur

210. Las inquietudes de Judas Iscariote durante el camino
hacia Hebrón

211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista

212. Una ola de amor a Jesús, que en Yuttá habla desde
la casita de Isaac

213. En Keriot una profecía de Jesús y el comienzo de la predicación apostólica

214. La madre de Judas abre su corazón a María Stma., que ha llegado a Keriot

215. El posadero de Bet Yinna
y su hija lunática

216. Las infidelidades de los discípulos en la parábola
del diente de león

217. Las espigas arrancadas
un sábado

218. La llegada a Ascalón,
ciudad filistea

219. Los distintos frutos de la predicación de los apóstoles en la ciudad de Ascalón

220. Los idólatras de Magdalgad y la curación milagrosa
de la parturienta

221. Los prejuicios de los apóstoles respecto a los paganos y la parábola del hijo deforme

222. Un secreto del apóstol Juan

223. Una caravana nupcial se libra del asalto de bandidos después de un discurso de Jesús

224. En el apóstol Juan actúa el Amor. Llegada a Béter

225. El paralítico de la piscina de Betseida y la disputa sobre las obras del Hijo de Dios

226. Un signo bueno por parte de María de Magdala. Muerte del anciano Ismael

227. Un episodio incompleto

228. Margziam confiado
a Porfiria

229. Discurso a los habitantes de Betsaida sobre el gesto de caridad de Simón Pedro

230. Curación de la hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo

231. En Cafarnaúm, Jesús y Marta hablan de la crisis que atormenta a María de Magdala

232. Curación de dos ciegos y de un mudo endemoniado

233. La parábola de la oveja perdida. María de Magdala también la oye

234. Comentario de tres episodios sobre la conversión de María de Magdala

235. Marta ha recibido de su hermana María la certidumbre de la conversión

236. La cena en casa de Simón el fariseo y la absolución
a María de Magdala

237. La petición de obreros para la mies, y la parábola del tesoro escondido en el campo. Marta todavía teme por su
hermana María

238. Llegada de María Stma. con María de Magdala a Cafarnaúm en medio de una tempestad

239. La parábola de los peces, la parábola de la perla, y del tesoro de las enseñanzas viejas y nuevas

240. En Betsaida, en la casa de Simón, con Porfiria y Margziam, el cual enseña a la Magdalena la oración de Jesús

241. Vocación de la hija de Felipe. Llegada a Magdala y parábola de la dracma perdida

242. Jesús habla sobre la Verdad al romano Crispo, el único que lo escucha de Tiberíades

243. En Caná en la casa de Susana. Las expresiones, los gestos y la voz de Jesús. Debate de los apóstoles acerca de las posesiones diabólicas

244. Juan repite un discurso de Jesús sobre la Creación y sobre los pueblos que esperan la Luz

245. Una acusación de los nazarenos a Jesús, rechazada con la parábola del
leproso curado

246. Un apólogo para los habitantes de Nazaret, los cuales permanecen incrédulos

247. María Stma. instruye a la Magdalena en orden
a la oración mental

248. En Belén de Galilea. Juicio ante un homicidio y parábola de los bosques petrificados

249. María Stma. instruye a Judas Iscariote sobre el deber preeminente de la
fidelidad a Dios

250. A los discípulos que han venido con Isaac: la parábola del lodo transformado en llama. Juan de Endor es alma víctima

251. A los pescadores siro-fenicios: la parábola del minero perseverante. Hermasteo
de Ascalón

252. El regreso de Tiro. Milagros. Parábola de la vid y el olmo

253. María Santísima devela a María de Alfeo el sentido de la maternidad espiritualizada.
La Magdalena debe
forjarse sufriendo

254. El encuentro con Síntica, esclava griega y la llegada a Cesárea Marítima

255. Despedida de las hermanas Marta y María, que parten con Síntica. Una lección
a Judas Iscariote

256. Parábola sobre la virtud de la esperanza, que sujeta la fe
y la caridad

257. Retiro de Jesús y Santiago de Alfeo en el monte Carmelo

258. Jesús revela a Santiago de Alfeo cuál será su misión
de apóstol

259. Lección sobre la Iglesia y los Sacramentos a Santiago de Alfeo, que obra un milagro

260. Dos parábolas de Pedro para los campesinos
de la llanura de Esdrelón

261. Exhortación a los campesinos de Doras,
que ahora lo son de Jocanán

262. Una hija no querida y el papel de la mujer redimida.
El Iscariote solicita
la ayuda de María

263. Curación del hombre del brazo atrofiado

264. Una jornada de Judas Iscariote en Nazaret

265. Instrucciones a los doce apóstoles al comienzo
de su ministerio

266. Los discípulos del Bautista quieren verificar que Jesús es el Mesías. Testimonio sobre el Precursor e invectiva contra las ciudades impenitentes

267. Jesús, carpintero en Corazín

268. Lección sobre la caridad con la parábola de los titos. El yugo de Jesús es ligero

269. La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos

270. Jesús recibe la noticia de que han matado a
Juan el Bautista

271. Salida para Tariquea con los apóstoles, que han regresado a Cafarnaúm

272. Reencarnación y vida eterna en el diálogo con un escriba

273. La primera multiplicación
de los panes

274. Jesús camina sobre las aguas. Su prontitud en socorrer
a quien le invoca

275. Cuatro nuevos discípulos. Jesús habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual

276. El hombre avaro y la parábola del rico necio. Las inquietudes y la vigilancia
en los siervos de Dios

277. En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos

278. El perdón y la parábola del siervo inicuo. La misión confiada a setenta y dos discípulos

279. Encuentro con Lázaro en el campo de los Galileos

280. El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre
los místicos futuros

281. En el Templo durante la fiesta de los Tabernáculos. Las condiciones para seguir a Jesús. La parábola de los talentos y la parábola del buen samaritano

282. La delación al Sanedrín respecto a Hermasteo,
Juan de Endor y Síntica

283. Síntica habla de su encuentro con la Verdad

284. La casita donada por Salomón. Cuatro apóstoles
se quedarán en Judea

285. Lázaro ofrece un refugio para Juan de Endor y Síntica. Viaje feliz hacia Jericó
sin Judas Iscariote

286. En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdo
de las almas

287. De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader

288. Palabras a los habitantes de Gerasa y alabanza de una mujer a la Madre de Jesús

289. AEl sábado a Gerasa. Asueto de Margziam. La pregunta de Síntica sobre la salvación
de los paganos

290. El hombre de los ojos ulcerosos. El alto en la "fuente del Camellero". Más sobre el recuerdo de las almas

291. Margziam descubre por qué Jesús ora todos los días
a la hora nona

292. Insidia de escribas y fariseos en Bosrá

293. Palabras de Jesús y milagros en Bosrá, después de la irrupción de dos fariseos. El don de la fe a Alejandro Misax

294. La rica dádiva del mercader. Adiós a la Madre
y a las discípulas

295. Palabras y milagros en Arbela, ya evangelizada por Felipe de Jacob

296. Llegada a Aera bajo la lluvia. Curación de los enfermos que allí esperan

297. Con el sermón de Aera termina el segundo
gran viaje apostólico

298. La ayuda prestada a los huerfanitos María y Matías y las enseñanzas que de ella
se deducen

299. A Juana de Cusa le son confiados, para su tutela, los huerfanitos María y Matías

300. Con escribas y fariseos en casa del resucitado de Naím

301. ola de las frentes destronadas y explicación de la parábola sobre lo no puro

302. En Magdala, antes de mandar a todos a sus respectivas familias para las Encenias

303. Jesús donde su Madre
en Nazaret

304. Con Juan de Endor, Síntica y Margziam. María es Madre
y Maestra

305. Jesús consuela a Margziam con la parábola de los pajarillos

306. También Simón Zelote está en Nazaret. Lección sobre los daños del ocio

307. Controversia en la casa de Nazaret acerca de las culpas de los nazarenos. Lección sobre la tendencia al pecado a pesar de la Redención

308. Curación del hijo de Simón de Alfeo. Margziam es el primero de los niños discípulos

309. Sacrificio de Margziam por la curación de una niña. Enmienda de Simón de Alfeo

310. Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida
de Juan de Endor y Síntica

311. La renuncia de Margziam es ocasión de una lección sobre los sacrificios hechos por amor

312. Jesús comunica a Juan de Endor la decisión de enviarle a Antioquía. Final del segundo año

 

261- Exhortación a los campesinos de Doras,
que ahora lo son de Jocanán


Todavía no ha surgido del todo la aurora. Jesús está erguido en medio del devastado huerto de Doras: una serie de árboles muertos, o próximos a la muerte, muchos de ellos ya abatidos o arrancados. Alrededor de Jesús están los campesinos de Doras y de Jocanán y los apóstoles, parte en pie, parte sentados en los troncos abatidos. Jesús empieza a hablar:

-Un nuevo día, una nueva despedida. No soy Yo el único que se marcha, también vosotros partís (si no materialmente, sí moralmente), porque pasáis a otro patrón. Viviréis unidos a otros campesinos buenos y píos.

Formaréis una familia en que podréis hablar de Dios y de su Verbo sin tener que recurrir a subterfugios para hacerlo. Sosteneos en la fe unos a otros, ayudaos mutuamente, sed indulgentes unos con otros en los defectos personales de cada uno, edificaos recíprocamente.

Esto es amor. Ayer noche, si bien de forma distinta, habéis oído por boca de mis apóstoles cómo el amor contiene la salvación. Simón Pedro, con palabras sencillas y buenas, os ha hecho reflexionar sobre cómo el amor transforma la naturaleza pesada en naturaleza sobrenatural. Y os ha hablado de cómo el amor, de una persona que sin él puede acabar corrompida o siendo un corruptor (cual animal matado que no se asa), o, cuanto menos, un inútil (cual leña que empieza a pudrirse en el agua y no sirve para hacer fuego), de esa persona, dijo, puede hacer un hombre que viva en el ambiente de Dios (por tanto, un ser que deja la corrupción y se hace útil para el prójimo).

Porque, creedlo, hijos, la gran fuerza del universo es el amor. Nunca me cansaré de decirlo. Todas las catástrofes de la Tierra provienen de la falta de amor, empezando por la muerte y las enfermedades, que nacieron de la falta de amor de Adán y Eva hacia el Señor altísimo. Porque el amor es obediencia. El que no obedece es un rebelde. El rebelde no ama a aquel contra el cual se rebela. Pero, no sólo esto, sino que ¿de dónde provienen también las otras catástrofes generales como las guerras, o individuales como la destrucción de una o dos familias rivales? Del egoísmo, que es falta de amor. Y, con la destrucción de las familias, vienen también ruinas materiales por castigo de Dios. Porque Dios, antes o después, castiga a quien vive sin amor.

Sé que por aquí circula la leyenda -y por ella algunos me odian, otros me miran con corazón temeroso, o me invocan cual nuevo castigo, o me soportan por miedo a una punición, sé que circula la leyenda de que fue mi mirada la que acarreó la maldición a estos campos. No, no fue mi mirada, sino el castigo del egoísmo de un hombre injusto y cruel. ¡Si mis miradas tuvieran que agostar las tierras de todos los que me odian, en verdad poco verde quedaría en Palestina!

Nunca vengo las ofensas contra mí; pero, eso sí, paso al Padre a aquellos que obstinadamente persisten en su pecado de egoísmo para con el prójimo y que, sacrílegamente, se burlan del precepto, y que, cuantas más palabras se les dice para persuadirlos, cuantas más obras, junto a las palabras, se hacen para convencerlos en orden al amor, más crueles son. Siempre estoy dispuesto a levantar mi mano para decir a quien se arrepiente: "Yo te absuelvo. Ve en paz". Pero no ofendo al Amor condescendiendo con la dureza inconvertible. Tened siempre presente esto, para ver las cosas en su luz exacta e impugnar las leyendas, las cuales, provengan de veneración o de miedo iracundo, son siempre distintas de la verdad.

Ahora pasáis a otro patrón, pero no dejáis estas tierras que, en el estado en que se encuentran, parece locura cuidar. Pues bien, no obstante, os digo: cumplid en estas tierras vuestro deber. Hasta ahora lo habéis cumplido por miedo a los castigos humanos. Seguid haciéndolo, aun sabiendo que no seréis tratados como antes. Es más, os digo: cuanta más humanidad se use con vosotros, mayor habrá de ser la alegre diligencia con que trabajéis, para devolver, con el trabajo, humanidad a quien humanidad os dé.

Porque, si bien es verdad que los jefes deben ser humanos para con sus subordinados -recordando que todos somos de un mismo linaje y que, verdaderamente, todo hombre nace desnudo de una manera y muere y se convierte en podredumbre de una manera, tanto el pobre como el rico; recordando que las riquezas son obra no de quien las posee sino de los que para ellos las han atesorado, con honradez o sin ella; recordando que no hay que gloriarse de ellas ni avasallar por ellas, sino, más bien, usándolas con amor, discreción y justicia, hacer de las riquezas algo bueno también para los demás, para que nos mire sin severidad el verdadero Dueño, que es Dios, y que no se compra con talentos de oro ni se seduce con joyas, sino que antes al contrario su amistad se conquista con las buenas acciones, nuestras buenas acciones-, si bien es cierto esto, no es menos cierto que los siervos tienen el deber de ser buenos con sus jefes.

Haced con sencillez y buena voluntad la voluntad de Dios, que quiere para vosotros esta humilde condición. Ya sabéis la parábola del rico Epulón. Como veis, en el Cielo, no recibe premio el oro sino la virtud. La virtud y la sumisión a la voluntad divina hacen a Dios amigo del hombre. Sé que es muy difícil ser siempre capaces de ver a Dios a través de las obras de los hombres. En lo bueno es fácil. En lo malo es difícil, porque puede inducir al ánimo a pensar que Dios no es bueno. Vosotros superad el mal que sufrís de manos del hombre tentado por Satanás; al otro lado de esta barrera que cuesta lágrimas, ved la verdad del dolor y su belleza. El dolor viene del Mal.

Pero, Dios, no pudiendo abolirlo porque la fuerza del Mal existe, y siendo ensaye del oro espiritual de los hijos de Dios, le obliga a extraer de su veneno el jugo de una medicina que da vida eterna: porque el dolor, con su mordiente, inocula en los buenos reacciones tales, que los espiritualizan cada vez más y los hacen santos.

Sed, pues, buenos, respetuosos, dóciles. No juzguéis a vuestros jefes. Ya tienen quien los juzga. Querría que quien manda sobre vosotros se hiciera justo, para que os hiciera más fácil el camino y para darle a él vida eterna. Mas debéis tener presente que cuanto más penoso es el cumplimiento del deber, mayor es el mérito a los ojos de Dios. No tratéis de robarle al amo. El dinero robado no enriquece; el fruto de la tierra arrebatado con fraude no quita el hambre. Tened puros las manos, los labios y el corazón.

Entonces celebraréis vuestros sábados y vuestras fiestas de precepto con gracia a los ojos del Señor, aunque estéis sujetos a la gleba. Verdaderamente vuestro esfuerzo tendrá más valor que no la hipócrita oración de los que van a cumplir el precepto para ser alabados por la gente, contraviniendo en realidad el precepto al desobedecer a la Ley, que dice que debes cumplir tú y cuantos viven en tu casa el precepto del sábado y de las solemnidades de Israel. Porque la oración no está en la acción sino en el sentimiento. Y, si vuestro corazón ama a Dios con santidad, en toda contingencia, cumplirá los ritos del sábado y las fiestas, mejor que los que os lo impiden.

Os bendigo y os dejo, porque el sol ya se alza y quiero llegar a las colinas antes de que sea demasiado fuerte el calor. Nos volveremos a ver pronto, porque ya no está muy lejos el otoño. La paz quede con todos vosotros, nuevos y antiguos siervos de Jocanán, y dé serenidad a vuestro corazón».

Y Jesús se encamina, pasando por entre los campesinos y bendiciéndolos uno a uno. Detrás de un manzano seco de gran tamaño hay un hombre medio escondido. Cuando Jesús va a pasar por delante de él, fingiendo no verle, al improviso, se pone delante y dice:

-Soy el administrador de Jocanán, que me ha dicho: "Si viene el Rabí de Israel déjalo estar en mis tierras y hablar a los siervos. Trabajarán más porque sólo enseña cosas buenas". Y ayer, al saber la noticia de que desde hoy ellos (y señala a los de Doras) están conmigo, y estas tierras son de él, me ha escrito: "Si viene el Rabí, escucha lo que te diga, y actúa en consecuencia. No sea que nos vaya a suceder alguna desgracia. Cúbrelo de honores. Pero mira a ver si logras levantar la maldición que pesa sobre las tierras". Porque has de saber que Jocanán las adquirió por puntillo. Pero que se ha arrepentido de ello. No será poco si podemos dedicarlas a pastos...

-¿Me has estado oyendo mientras hablaba?
-Sí, Maestro.

-Entonces sabréis cómo actuar, tú y tu patrón, para obtener de Dios la bendición. Transmite esto a tu patrón. Y, por lo que a ti respecta, dulcifica sus órdenes, tú que ves lo que es en la práctica el trabajo del hombre de campo, y que gozas de la estima del patrón. Más te vale, de todas formas, perder la estima y el puesto, que tu alma. Adiós.

-Yo... tengo que rendir honor.
-No soy un ídolo. No necesito honores interesados para otorgar gracias. Hónrame con tu espíritu, poniendo en práctica cuanto has oído, y habrás servido a Dios y al patrón juntos.

Y Jesús, seguido por sus discípulos y las mujeres y por todos los campesinos, atraviesa los campos y toma el camino de las colinas, saludado de nuevo por todos.

   


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