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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 3 de 7 »
SEGUNDO AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
141. Yendo hacia Arimatea con los discípulos y con
José de Emaús
142. Con los doce hacia Samaria
143. La samaritana Fotinai
144. Los samaritanos invitan a Jesús a Sicar
145. El primer día en Sicar
146. El segundo día en Sicar. Jesús se despide de los samaritanos
147. Curación de una mujer de Sicar y conversión de Fotinai
148. Jesús visita a Juan el Bautista en las cercanías de Enón
149. La visita a Juan el Bautista, motivo de instrucción
a los apóstoles
150. Jesús en Nazaret, en casa de su Madre. Ella deberá
seguir a su Hijo
151. En Caná en casa de Susana, que se hará discípula.
El oficial del rey
152. María Salomé es recibida como discípula
153. Las mujeres allegadas a los discípulos al servicio de Jesús
154. Jesús en Cesárea Marítima habla a los galeotes.
Las fatigas del apostolado
155. Curación de la niña romana en Cesárea
156. Analía, la primera de las vírgenes consagradas
157. Instrucciones a las discípulas en Nazaret
158. En el lago de Genesaret
con Juana de Cusa.
159. Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.
160. Encuentro con Gamaliel en el camino de Neftalí a Yiscala
161. Curación del nieto del fariseo Elí de Cafarnaúm
162. Las conversiones humanas del fariseo Elí
y de Simón de Alfeo
163. Comiendo en casa del fariseo Elí de Cafarnaúm
164. El retiro en el monte para la elección de los Apóstoles
165. Elección de los doce Apóstoles
166. Los milagros después de la elección apostólica. Simón el Zelote y Juan predican por primera vez
167. Jesús concurre con las romanas en el jardín
de Juana de Cusa
168. Aglae en casa de María,
en Nazaret
169. Primer discurso de la Montaña: la misión de los apóstoles y de los discípulos
170. Segundo discurso de la Montaña: el don de la Gracia; las bienaventuranzas
171. Tercer discurso de la Montaña: los consejos evangélicos que perfeccionan
la Ley
172. Cuarto discurso de la Montaña: el juramento, la oración, el ayuno. El anciano Ismael y Sara
173. Quinto discurso de la Montaña: el uso de las riquezas; la limosna; la confianza en Dios.
174. Sexto discurso de la Montaña: la elección entre el Bien y el Mal; el adulterio; el divorcio. La llegada importuna de
María de Magdala.
175. El leproso curado al pie del Monte. Generosidad
del escriba Juan
176. Durante el descanso sabático, el último discurso
de la Montaña:
amar la
voluntad de Dios
177. La curación del siervo
del centurión
178. Tres hombres que quieren seguir a Jesús
179. La parábola del sembrador. En Corazín con el nuevo
discípulo Elías
180. Controversia en la cocina de Pedro en Betsaida. Explicación de la parábola del sembrador. La noticia de la segunda captura de Juan el Bautista
181. La parábola del trigo
y la cizaña
182. Palabras a algunos pastores
con el huerfanito Zacarías
183. La curación de un hombre herido en casa de
María de Magdala
184. El pequeño Benjamín de Magdala y dos parábolas sobre
el Reino de los Cielos
185. La tempestad calmada.
Una lección sobre
sus preliminares
186. Los dos endemoniados de la región de los Gerasenos
187. Hacia Jerusalén
para la Pascua.
De Tariquea al monte Tabor
188. La gruta de la maga y el encuentro con Félix, llamado luego Juan
189. En Naím. Resurrección del hijo de una viuda
190. La llegada a la llanura de Esdrelón durante la puesta
del sol del viernes
191. El sábado en Esdrelón.
El pequeño Yabés.
Parábola del rico Epulón
192. Una predicción a Santiago de Alfeo. La Regada a Engannim tras un alto en Meguido
193. Llegada a Siquem tras dos días de camino
194. La revelación al pequeño Yabés durante el camino de Siquem a Berot
195. Una lección de Juan de Endor a Judas Iscariote.
Llegada a Jerusalén
196. El sábado en Getsemaní. Jesús habla de su Madre y de los amores de distintas potencias
197. En el Templo con José de Arimatea. La hora del incienso
198. El encuentro con la Madre en Betania. Yabés cambia su nombre por el de Margziam
199. Donde los leprosos de Siloán y Ben Hinnom. Pedro obtiene a Margziam
por medio de María
200. Coloquio de Áglae
con el Salvador
201. El examen de la mayoría
de edad de Margzia
202. Judas Iscariote es reprendido. Llegada de los campesinos de Jocanán
203. El Padrenuestro
204. La fe y el alma explicadas a los paganos con la parábola
de los templos
205. La parábola del hijo pródigo
206. Con dos parábolas sobre el Reino de los Cielos, termina la permanencia en Betania
207. En la gruta de
Belén la Madre evoca
el
nacimiento de Jesús
208. María Santísima ve de nuevo al pastor Elías y con Jesús va a Betsur donde Elisa
209. La fecundidad del dolor, en el discurso de Jesús junto a la casa de Elisa en Betsur
210. Las inquietudes de Judas Iscariote durante el camino
hacia Hebrón
211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista
212. Una ola de amor a Jesús, que en Yuttá habla desde
la
casita de Isaac
213. En Keriot una profecía de Jesús y el comienzo de la predicación apostólica
214. La madre de Judas abre su corazón a María Stma., que ha llegado a Keriot
215. El posadero de Bet Yinna
y su hija lunática
216. Las infidelidades de los discípulos en la parábola
del diente de león
217. Las espigas arrancadas
un sábado
218. La llegada a Ascalón,
ciudad filistea
219. Los distintos frutos de la predicación de los apóstoles en la ciudad de Ascalón
220. Los idólatras de Magdalgad y la curación milagrosa
de la parturienta
221. Los prejuicios de los apóstoles respecto a los paganos y la parábola del hijo deforme
222. Un secreto del apóstol Juan
223. Una caravana nupcial se libra del asalto de bandidos después de un discurso de Jesús
224. En el apóstol Juan actúa el Amor. Llegada a Béter
225. El paralítico de la piscina de Betseida y la disputa sobre las obras del Hijo de Dios
226. Un signo bueno por parte de María de Magdala. Muerte del anciano Ismael
227. Un episodio incompleto
228. Margziam confiado
a Porfiria
229. Discurso a los habitantes de Betsaida sobre el gesto de caridad de Simón Pedro
230. Curación de la hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo
231. En Cafarnaúm, Jesús y Marta hablan de la crisis que atormenta a María de Magdala
232. Curación de dos ciegos y de un mudo endemoniado
233. La parábola de la oveja perdida. María de Magdala también la oye
234. Comentario de tres episodios sobre la conversión de María de Magdala
235. Marta ha recibido de su hermana María la certidumbre de la conversión
236. La cena en casa de Simón el fariseo y la absolución
a María de Magdala
237. La petición de obreros para la mies, y la parábola del tesoro escondido en el campo. Marta todavía teme por su
hermana María
238. Llegada de María Stma. con María de Magdala a Cafarnaúm en medio de una tempestad
239. La parábola de los peces, la parábola de la perla, y del tesoro de las enseñanzas viejas y nuevas
240. En Betsaida, en la casa de Simón, con Porfiria y Margziam, el cual enseña a la Magdalena la oración de Jesús
241. Vocación de la hija de Felipe. Llegada a Magdala y parábola de la dracma perdida
242. Jesús habla sobre la Verdad al romano Crispo, el único que lo escucha de Tiberíades
243. En Caná en la casa de Susana. Las expresiones, los gestos y la voz de Jesús. Debate de los apóstoles acerca de las posesiones diabólicas
244. Juan repite un discurso de Jesús sobre la Creación y sobre los pueblos que esperan la Luz
245. Una acusación de los nazarenos a Jesús, rechazada con la parábola del
leproso curado
246. Un apólogo para los habitantes de Nazaret, los cuales permanecen incrédulos
247. María Stma. instruye a la Magdalena en orden
a la oración mental
248. En Belén de Galilea. Juicio ante un homicidio y parábola de los bosques petrificados
249. María Stma. instruye a Judas Iscariote sobre el deber preeminente de la
fidelidad a Dios
250. A los discípulos que han venido con Isaac: la parábola del lodo transformado en llama. Juan de Endor es alma víctima
251. A los pescadores siro-fenicios: la parábola del minero perseverante. Hermasteo
de Ascalón
252. El regreso de Tiro. Milagros. Parábola de la vid y el olmo
253. María Santísima devela a María de Alfeo el sentido de la maternidad espiritualizada.
La Magdalena debe
forjarse sufriendo
254. El encuentro con Síntica, esclava griega y la llegada a Cesárea Marítima
255. Despedida de las hermanas Marta y María, que parten con Síntica. Una lección
a Judas Iscariote
256. Parábola sobre la virtud de la esperanza, que sujeta la fe
y la caridad
257. Retiro de Jesús y Santiago de Alfeo en el monte Carmelo
258. Jesús revela a Santiago de Alfeo cuál será su misión
de apóstol
259. Lección sobre la Iglesia y los Sacramentos a Santiago de Alfeo, que obra un milagro
260. Dos parábolas de Pedro para los campesinos
de la llanura de Esdrelón
261. Exhortación a los campesinos de Doras,
que ahora lo son de Jocanán
262. Una hija no querida y el papel de la mujer redimida.
El Iscariote solicita
la ayuda de María
263. Curación del hombre del brazo atrofiado
264. Una jornada de Judas Iscariote en Nazaret
265. Instrucciones a los doce apóstoles al comienzo
de su ministerio
266. Los discípulos del Bautista quieren verificar que Jesús es el Mesías. Testimonio sobre el Precursor e invectiva contra las ciudades impenitentes
267. Jesús, carpintero en Corazín
268. Lección sobre la caridad con la parábola de los titos. El yugo de Jesús es ligero
269. La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos
270. Jesús recibe la noticia de que han matado a
Juan el Bautista
271. Salida para Tariquea con los apóstoles, que han regresado a Cafarnaúm
272. Reencarnación y vida eterna en el diálogo con un escriba
273. La primera multiplicación
de los panes
274. Jesús camina sobre las aguas. Su prontitud en socorrer
a quien le invoca
275. Cuatro nuevos discípulos. Jesús habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual
276. El hombre avaro y la parábola del rico necio. Las inquietudes y la vigilancia
en los siervos de Dios
277. En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos
278. El perdón y la parábola del siervo inicuo. La misión confiada a setenta y dos discípulos
279. Encuentro con Lázaro en el campo de los Galileos
280. El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre
los místicos futuros
281. En el Templo durante la fiesta de los Tabernáculos. Las condiciones para seguir a Jesús. La parábola de los talentos y la parábola del buen samaritano
282. La delación al Sanedrín respecto a Hermasteo,
Juan de Endor y Síntica
283. Síntica habla de su encuentro con la Verdad
284. La casita donada por Salomón. Cuatro apóstoles
se quedarán en Judea
285. Lázaro ofrece un refugio para Juan de Endor y Síntica. Viaje feliz hacia Jericó
sin Judas Iscariote
286. En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdo
de las almas
287. De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader
288. Palabras a los habitantes de Gerasa y alabanza de una mujer a la Madre de Jesús
289. AEl sábado a Gerasa. Asueto de Margziam. La pregunta de Síntica sobre la salvación
de los paganos
290. El hombre de los ojos ulcerosos. El alto en la "fuente del Camellero". Más sobre el recuerdo de las almas
291. Margziam descubre por qué Jesús ora todos los días
a la hora nona
292. Insidia de escribas y fariseos en Bosrá
293. Palabras de Jesús y milagros en Bosrá, después de la irrupción de dos fariseos. El don de la fe a Alejandro Misax
294. La rica dádiva del mercader. Adiós a la Madre
y a las discípulas
295. Palabras y milagros en Arbela, ya evangelizada por Felipe de Jacob
296. Llegada a Aera bajo la lluvia. Curación de los enfermos que allí esperan
297. Con el sermón de Aera termina el segundo
gran viaje apostólico
298. La ayuda prestada a los huerfanitos María y Matías y las enseñanzas que de ella
se deducen
299. A Juana de Cusa le son confiados, para su tutela, los huerfanitos María y Matías
300. Con escribas y fariseos en casa
del resucitado de Naím
301. ola de las frentes destronadas y explicación de la parábola sobre lo no puro
302. En Magdala, antes de mandar a todos a sus respectivas familias para las Encenias
303. Jesús donde su Madre
en Nazaret
304. Con Juan de Endor, Síntica y Margziam. María es Madre
y Maestra
305. Jesús consuela a Margziam con la parábola de los pajarillos
306. También Simón Zelote está en Nazaret. Lección sobre los daños del ocio
307. Controversia en la casa de Nazaret acerca de las culpas de los nazarenos. Lección sobre la tendencia al pecado a pesar de la Redención
308. Curación del hijo de Simón de Alfeo. Margziam es el primero de los niños discípulos
309. Sacrificio de Margziam por la curación de una niña. Enmienda de Simón de Alfeo
310. Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida
de Juan de Endor y Síntica
311. La renuncia de Margziam es ocasión de una lección sobre los sacrificios hechos por amor
312. Jesús comunica a Juan de Endor la decisión de enviarle a Antioquía. Final del segundo año
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159- Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.
Jesús está hablando en una ciudad que no he visto nunca; al menos eso me parece (téngase en cuenta que en cuanto al estilo son todas más o menos iguales y, a primera vista, es difícil diferenciarlas). También aquí una calle bordea el lago, y hay barcas sacadas a la orilla. Del otro lado de la calle están, alineadas, las casas, más o menos grandes. Aquí las colinas están mucho más distantes, así que es una ciudad edificada en una riente llanura, que se prolonga por la orilla oriental del lago. La resguarda del viento el baluarte de los montes. Bien templada, por tanto, por el sol, que aquí, más que en otros campos, aumenta la floración de los árboles.
Parece que ya ha empezado Jesús su discurso, porque oigo:
-...Es verdad. Decís: "No te abandonaremos nunca porque sería abandonar a Dios". ¡Oh, pueblo de Guerguesa, recuerda que nada hay más mutable que el pensamiento humano! Estoy convencido de que en este momento realmente pensáis así. Mi palabra y el milagro realizado os han exaltado en este sentido y ahora sois sinceros en lo que decís. Pero quisiera recordaros un episodio -mil podría citar, lejanos y cercanos -. Os cito éste sólo.
Josué, siervo del Señor, antes de morir, reunió en torno a sí a todas las tribus con sus ancianos, príncipes, jueces y magistrados, y les habló en presencia del Señor, recordándoles a todos los beneficios y los prodigios operados por el Señor a través de su siervo. Y, tras haber enumerado todas estas cosas, los invitó a repudiar a todos los dioses que no fueran el Señor, o, cuanto menos, a ser auténticos en la fe, eligiendo con sinceridad o al verdadero Dios o a los dioses de Mesopotamia y de los amorreos, de modo que hubiera una neta separación entre los hijos de Abraham y los paganizantes.
Es preferible siempre un error valiente a una hipócrita profesión y mezcla de fes: para Dios, infamia; para los espíritus, muerte. Nada más fácil y común que esas mezcolanzas. La apariencia es buena, pero por debajo está la sustancia, que no es buena. Aún hoy, hijos, aún hoy.
Esos fieles que mezclan la observancia de la Ley con lo que la Ley prohíbe; esos desdichados que caminan dando tumbos, como los borrachos, entre la fidelidad a la Ley y las ganancias de los negocios, y viven comprometidos con quienes están al margen de la ley, de quienes esperan alguna ventaja; esos sacerdotes o escribas o fariseos que ya no tienen por finalidad de la propia vida el servicio a Dios, sino que éste se ha convertido en una astuta política para triunfar sobre los demás, se ha convertido en poder -y nada más contra sus semejantes -más honestos que ellos -, porque sirven no a Dios sino a un poder que se presenta ante sus ojos fuerte y precioso para sus fines... ésos son sólo hipócritas que mezclan a nuestro Dios con dioses extranjeros.
El pueblo respondió a Josué: "¡Jamás abandonaremos al Dios verdadero para servir a dioses extranjeros!". Y Josué les dijo lo que Yo a vosotros hace un momento acerca del santo celo del Padre, acerca de su voluntad de ser amado con exclusividad, con la totalidad de nosotros mismos, y acerca de su justicia cuando castiga a los embusteros.
-¡Castigar!... Sí, Dios, de la misma forma que puede favorecer, puede castigar. Antes de morir se puede recibir premio o castigo. ¡Mira, pueblo hebreo, mira cómo Dios -después de haberte dado tanto liberándote de los faraones, conduciéndote ileso a través del desierto y entre insidias de enemigos, permitiéndote que llegaras a ser una nación grande y temida y rica en glorias -te ha castigado por tus culpas: una, dos, diez veces! ¡Mira en qué estado te encuentras! Y Yo, que veo que te estás hundiendo en la más sacrílega de las idolatrías, veo también el abismo por el que te vas a despeñar por persistir en las mismas culpas. Y por esto te llamo, pueblo que eres dos veces mío (por ser el Redentor y por haber nacido de ti). Esta llamada mía, aunque sea severa, no es odio ni rencor ni intransigencia, es amor.
Josué dijo entonces:
"Sois testigos de que habéis elegido al Señor", y todos respondieron: "Sí". Y Josué, que era sabio además de valeroso, sabiendo cuán lábil es la voluntad del hombre, escribió en el libro todas las palabras de la Ley y de la alianza y las puso en el templo; y puso también, en este santuario del Señor, en Siquem, que contenía a la sazón el Tabernáculo, una voluminosa piedra como testimonio; luego dijo: "Esta piedra, que ha oído las palabras que habéis dirigido al Señor, quedará aquí como testimonio, para que no podáis retractaros y mentir al Señor Dios vuestro".
El hombre, el rayo o la erosión de las aguas y del tiempo pueden siempre pulverizar una piedra por grande y dura que sea. Pero Yo soy la Piedra angular y eterna y no puedo ser destruido. No le mintáis a esta Piedra viva, no la améis por el sólo hecho de que realice prodigios; amadla porque por ella tocaréis el Cielo. Yo os quisiera más espirituales, más fieles al Señor. No digo a mí. Mi única razón, aquí, es que soy la Voz del Padre. Ultrajándome, herís a aquel que me ha enviado. Yo soy el medio; Él, el Todo. Recoged de mí y conservad en vosotros lo santo para alcanzar a este Dios. No améis sólo al Hombre, amad al Mesías del Señor no por los milagros que hace, sino porque desea obrar en vosotros el milagro íntimo y sublime de vuestra santificación.
Jesús imparte su bendición y se encamina hacia una casa.
Ya casi en el umbral de la puerta, un grupo de ancianos lo detiene; lo saludan respetuosamente y dicen:
-¿Podemos preguntarte una cosa, Señor? Somos discípulos de Juan. Siempre habla de ti. Ha llegado a nuestros oídos la fama de tus prodigios. Así que hemos querido conocerte.
Ahora bien, oyéndote, se nos ha planteado una pregunta que desearíamos proponerte.
-Exponedla. Si sois discípulos de Juan estaréis ya en el camino de la justicia.
-Has dicho, hablando de las idolatrías comunes en los fieles, que en medio de nosotros hay personas que trafican entre la Ley y los que no siguen la Ley. Ahora bien, Tú también eres amigo de éstos últimos -sabemos, en efecto, que no rechazas a los romanos -. ¿Entonces?
-No lo niego, pero ¿acaso podéis afirmar que lo haga para obtener de ellos algún provecho? Ni siquiera busco su protección. ¿O podéis, acaso, afirmar lo contrario, porque los trate con benignidad?
-No, Maestro, estamos de ello más que seguros, pero el mundo no está hecho sólo de nosotros, que queremos creer solamente en el mal que vemos y no en el de que se nos habla. Explícanos las razones que pueden fundar este acercamiento a los gentiles; hazlo para instrucción nuestra y para que te podamos defender, si alguien te calumnia en nuestra presencia.
-Estos contactos son malos cuando la finalidad es humana, no lo son cuando la intención es llevarlos al Señor Dios nuestro. Así actúo Yo. Si fuerais gentiles, podría detenerme a explicaros cómo todo hombre procede de un único Dios; pero sois hebreos, y además discípulos de Juan; sois, por tanto, la flor de los hebreos, y no es necesario que os lo explique. Estáis, pues, ya en condiciones de entender y creer que, siendo el Verbo de Dios, es mi deber llevar su Verbo a todos los hombres, hijos del Padre universal.
-Pero no son hijos, porque son paganos...
-Por lo que se refiere a la Gracia no lo son; por su errada fe no lo son: esto es verdad; pero, hasta que no os haya redimido, el hombre -incluyo al hebreo -ha perdido la Gracia, está privado de ella, porque la Mancha de origen es obstáculo para que el rayo inefable de la Gracia descienda a los corazones. De todas formas, por la creación el hombre es siempre hijo. De Adán, cabeza de toda la humanidad, proceden tanto los hebreos como los romanos; y Adán es hijo del Padre, que le dio su semejanza espiritual.
-Es verdad. Otra pregunta, Maestro. ¿Por qué los discípulos de Juan hacen grandes ayunos y los tuyos no? No decimos que Tú no tengas que comer -también el profeta Daniel, aun siendo grande en la corte de Babilonia, fue santo a los ojos de Dios, y Tú eres superior a él -, pero ellos...
-La cordialidad obtiene muchas veces lo que no se consigue con el rigorismo. Algunos no se acercarían jamás al Maestro, debe ser el Maestro quien vaya a ellos; otros sí se acercarían, pero se avergüenzan de hacerlo en público: también a ellos debe ir el Maestro. Y, puesto que me dicen: "Sé huésped mío para poderte conocer", acepto, teniendo presente no el placer de una mesa opulenta o el placer de los discursos -que a veces me resultan muy penosos -sino una vez más y siempre el interés de Dios.
Esto por lo que respecta a mí. Frecuentemente al menos una de las almas con las que tengo contacto de esta manera se convierte -toda conversión significa una fiesta nupcial para mi alma, una gran fiesta en la que participan todos los ángeles del Cielo, bendecida por el eterno Dios -, y mis discípulos, o sea, los amigos del Esposo, exultan con el Esposo y Amigo.
¿Os parecería lógico que mis amigos hicieran duelo mientras Yo exulto de gozo y estoy con ellos? Día llegará en que no me tendrán. Entonces ayunarán, y mucho. A nuevos tiempos, nuevos métodos. Hasta ayer, hasta Juan el Bautista, era el tiempo de la ceniza de la Penitencia; hoy -en mi hoy -se hace presente el dulce maná de la Redención, de la Misericordia, del Amor. Los métodos anteriores no podrían vivir injertados en el mío, como tampoco se habría podido usar el mío entonces -sólo ayer porque la Misericordia todavía no estaba en la Tierra.
Ahora sí que está. Ya no es el Profeta el que está en el mundo, sino el Mesías, en quien Dios ha delegado todo. A cada tiempo las cosas que le son útiles. Nadie cose un pedazo de paño nuevo en un vestido viejo, porque si lo hace -sobre todo al lavarlo -la tela nueva encoge y rompe la tela vieja, con lo cual el roto se hace todavía mayor.
De la misma forma, nadie mete vino nuevo en odres viejos, porque el vino rompe los odres, que no son capaces de soportar la efervescencia del vino nuevo, los desgarra y se derrama. Por el contrario, el vino viejo, que ya ha sufrido todas las mutaciones, hay que meterlo en odres viejos, y el nuevo en nuevos, para que a una fuerza se oponga otra igual. Esto es lo que sucede ahora: la fuerza de la nueva doctrina aconseja métodos nuevos para difundirla, y Yo, conocedor como soy, los uso.
-Gracias, Señor. Ahora estamos satisfechos. Ruega por nosotros. Somos odres viejos. ¿Seremos capaces de contener tu fuerza?
-Sí, porque habéis sido curtidos por Juan el Bautista, y porque sus oraciones, unidas a las mías, os darán la necesaria capacidad. Marchaos con mi paz y decidle a Juan que lo bendigo.
-Pero Tú ¿qué piensas, que es mejor permanecer con Juan o ir contigo?
-Mientras haya vino viejo, bebedlo, si ya a vuestro paladar le gusta su sabor; después... el agua putrefacta que en todas partes se encuentra os dará asco y entonces desearéis el vino nuevo.
-¿Crees que volverán a prender al Bautista?
-Sí. Sin duda. De todas formas ya le he enviado una misiva. Marchaos, marchaos, gozad de vuestro Juan mientras podáis, y hacedlo feliz; luego me amaréis a mí, aunque os resultará trabajoso, porque nadie que haya gustado el vino viejo desea de repente el vino nuevo, sino que dice: "El viejo era mejor". Efectivamente, Yo tendré sabores especiales, que os parecerán ásperos. No obstante, vuestro paladar, de día en día, irá apreciando su sabor vital.
Adiós, amigos. Que Dios esté con vosotros.
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