Friday April 26,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 3 de 7 »

SEGUNDO AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



141. Yendo hacia Arimatea con los discípulos y con
José de Emaús

142. Con los doce hacia Samaria

143. La samaritana Fotinai

144. Los samaritanos invitan a Jesús a Sicar

145. El primer día en Sicar

146. El segundo día en Sicar. Jesús se despide de los samaritanos

147. Curación de una mujer de Sicar y conversión de Fotinai

148. Jesús visita a Juan el Bautista en las cercanías de Enón

149. La visita a Juan el Bautista, motivo de instrucción
a los apóstoles

150. Jesús en Nazaret, en casa de su Madre. Ella deberá
seguir a su Hijo

151. En Caná en casa de Susana, que se hará discípula.
El oficial del rey

152. María Salomé es recibida como discípula

153. Las mujeres allegadas a los discípulos al servicio de Jesús

154. Jesús en Cesárea Marítima habla a los galeotes.
Las fatigas del apostolado

155. Curación de la niña romana en Cesárea

156. Analía, la primera de las vírgenes consagradas

157. Instrucciones a las discípulas en Nazaret

158. En el lago de Genesaret
con Juana de Cusa.

159. Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.

160. Encuentro con Gamaliel en el camino de Neftalí a Yiscala

161. Curación del nieto del fariseo Elí de Cafarnaúm

162. Las conversiones humanas del fariseo Elí
y de Simón de Alfeo

163. Comiendo en casa del fariseo Elí de Cafarnaúm

164. El retiro en el monte para la elección de los Apóstoles

165. Elección de los doce Apóstoles

166. Los milagros después de la elección apostólica. Simón el Zelote y Juan predican por primera vez

167. Jesús concurre con las romanas en el jardín
de Juana de Cusa

168. Aglae en casa de María,
en Nazaret

169. Primer discurso de la Montaña: la misión de los apóstoles y de los discípulos

170. Segundo discurso de la Montaña: el don de la Gracia; las bienaventuranzas

171. Tercer discurso de la Montaña: los consejos evangélicos que perfeccionan
la Ley

172. Cuarto discurso de la Montaña: el juramento, la oración, el ayuno. El anciano Ismael y Sara

173. Quinto discurso de la Montaña: el uso de las riquezas; la limosna; la confianza en Dios.

174. Sexto discurso de la Montaña: la elección entre el Bien y el Mal; el adulterio; el divorcio. La llegada importuna de
María de Magdala.

175. El leproso curado al pie del Monte. Generosidad
del escriba Juan

176. Durante el descanso sabático, el último discurso
de la Montaña:
amar la voluntad de Dios

177. La curación del siervo
del centurión

178. Tres hombres que quieren seguir a Jesús

179. La parábola del sembrador. En Corazín con el nuevo
discípulo Elías

180. Controversia en la cocina de Pedro en Betsaida. Explicación de la parábola del sembrador. La noticia de la segunda captura de Juan el Bautista

181. La parábola del trigo
y la cizaña

182. Palabras a algunos pastores
con el huerfanito Zacarías

183. La curación de un hombre herido en casa de
María de Magdala

184. El pequeño Benjamín de Magdala y dos parábolas sobre
el Reino de los Cielos

185. La tempestad calmada.
Una lección sobre
sus preliminares

186. Los dos endemoniados de la región de los Gerasenos

187. Hacia Jerusalén
para la Pascua.
De Tariquea al monte Tabor

188. La gruta de la maga y el encuentro con Félix, llamado luego Juan

189. En Naím. Resurrección del hijo de una viuda

190. La llegada a la llanura de Esdrelón durante la puesta
del sol del viernes

191. El sábado en Esdrelón.
El pequeño Yabés.
Parábola del rico Epulón

192. Una predicción a Santiago de Alfeo. La Regada a Engannim tras un alto en Meguido

193. Llegada a Siquem tras dos días de camino

194. La revelación al pequeño Yabés durante el camino de Siquem a Berot

195. Una lección de Juan de Endor a Judas Iscariote.
Llegada a Jerusalén

196. El sábado en Getsemaní. Jesús habla de su Madre y de los amores de distintas potencias

197. En el Templo con José de Arimatea. La hora del incienso

198. El encuentro con la Madre en Betania. Yabés cambia su nombre por el de Margziam

199. Donde los leprosos de Siloán y Ben Hinnom. Pedro obtiene a Margziam
por medio de María

200. Coloquio de Áglae
con el Salvador

201. El examen de la mayoría
de edad de Margzia

202. Judas Iscariote es reprendido. Llegada de los campesinos de Jocanán

203. El Padrenuestro

204. La fe y el alma explicadas a los paganos con la parábola
de los templos

205. La parábola del hijo pródigo

206. Con dos parábolas sobre el Reino de los Cielos, termina la permanencia en Betania

207. En la gruta de
Belén la Madre evoca
el nacimiento de Jesús

208. María Santísima ve de nuevo al pastor Elías y con Jesús va a Betsur donde Elisa

209. La fecundidad del dolor, en el discurso de Jesús junto a la casa de Elisa en Betsur

210. Las inquietudes de Judas Iscariote durante el camino
hacia Hebrón

211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista

212. Una ola de amor a Jesús, que en Yuttá habla desde
la casita de Isaac

213. En Keriot una profecía de Jesús y el comienzo de la predicación apostólica

214. La madre de Judas abre su corazón a María Stma., que ha llegado a Keriot

215. El posadero de Bet Yinna
y su hija lunática

216. Las infidelidades de los discípulos en la parábola
del diente de león

217. Las espigas arrancadas
un sábado

218. La llegada a Ascalón,
ciudad filistea

219. Los distintos frutos de la predicación de los apóstoles en la ciudad de Ascalón

220. Los idólatras de Magdalgad y la curación milagrosa
de la parturienta

221. Los prejuicios de los apóstoles respecto a los paganos y la parábola del hijo deforme

222. Un secreto del apóstol Juan

223. Una caravana nupcial se libra del asalto de bandidos después de un discurso de Jesús

224. En el apóstol Juan actúa el Amor. Llegada a Béter

225. El paralítico de la piscina de Betseida y la disputa sobre las obras del Hijo de Dios

226. Un signo bueno por parte de María de Magdala. Muerte del anciano Ismael

227. Un episodio incompleto

228. Margziam confiado
a Porfiria

229. Discurso a los habitantes de Betsaida sobre el gesto de caridad de Simón Pedro

230. Curación de la hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo

231. En Cafarnaúm, Jesús y Marta hablan de la crisis que atormenta a María de Magdala

232. Curación de dos ciegos y de un mudo endemoniado

233. La parábola de la oveja perdida. María de Magdala también la oye

234. Comentario de tres episodios sobre la conversión de María de Magdala

235. Marta ha recibido de su hermana María la certidumbre de la conversión

236. La cena en casa de Simón el fariseo y la absolución
a María de Magdala

237. La petición de obreros para la mies, y la parábola del tesoro escondido en el campo. Marta todavía teme por su
hermana María

238. Llegada de María Stma. con María de Magdala a Cafarnaúm en medio de una tempestad

239. La parábola de los peces, la parábola de la perla, y del tesoro de las enseñanzas viejas y nuevas

240. En Betsaida, en la casa de Simón, con Porfiria y Margziam, el cual enseña a la Magdalena la oración de Jesús

241. Vocación de la hija de Felipe. Llegada a Magdala y parábola de la dracma perdida

242. Jesús habla sobre la Verdad al romano Crispo, el único que lo escucha de Tiberíades

243. En Caná en la casa de Susana. Las expresiones, los gestos y la voz de Jesús. Debate de los apóstoles acerca de las posesiones diabólicas

244. Juan repite un discurso de Jesús sobre la Creación y sobre los pueblos que esperan la Luz

245. Una acusación de los nazarenos a Jesús, rechazada con la parábola del
leproso curado

246. Un apólogo para los habitantes de Nazaret, los cuales permanecen incrédulos

247. María Stma. instruye a la Magdalena en orden
a la oración mental

248. En Belén de Galilea. Juicio ante un homicidio y parábola de los bosques petrificados

249. María Stma. instruye a Judas Iscariote sobre el deber preeminente de la
fidelidad a Dios

250. A los discípulos que han venido con Isaac: la parábola del lodo transformado en llama. Juan de Endor es alma víctima

251. A los pescadores siro-fenicios: la parábola del minero perseverante. Hermasteo
de Ascalón

252. El regreso de Tiro. Milagros. Parábola de la vid y el olmo

253. María Santísima devela a María de Alfeo el sentido de la maternidad espiritualizada.
La Magdalena debe
forjarse sufriendo

254. El encuentro con Síntica, esclava griega y la llegada a Cesárea Marítima

255. Despedida de las hermanas Marta y María, que parten con Síntica. Una lección
a Judas Iscariote

256. Parábola sobre la virtud de la esperanza, que sujeta la fe
y la caridad

257. Retiro de Jesús y Santiago de Alfeo en el monte Carmelo

258. Jesús revela a Santiago de Alfeo cuál será su misión
de apóstol

259. Lección sobre la Iglesia y los Sacramentos a Santiago de Alfeo, que obra un milagro

260. Dos parábolas de Pedro para los campesinos
de la llanura de Esdrelón

261. Exhortación a los campesinos de Doras,
que ahora lo son de Jocanán

262. Una hija no querida y el papel de la mujer redimida.
El Iscariote solicita
la ayuda de María

263. Curación del hombre del brazo atrofiado

264. Una jornada de Judas Iscariote en Nazaret

265. Instrucciones a los doce apóstoles al comienzo
de su ministerio

266. Los discípulos del Bautista quieren verificar que Jesús es el Mesías. Testimonio sobre el Precursor e invectiva contra las ciudades impenitentes

267. Jesús, carpintero en Corazín

268. Lección sobre la caridad con la parábola de los titos. El yugo de Jesús es ligero

269. La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos

270. Jesús recibe la noticia de que han matado a
Juan el Bautista

271. Salida para Tariquea con los apóstoles, que han regresado a Cafarnaúm

272. Reencarnación y vida eterna en el diálogo con un escriba

273. La primera multiplicación
de los panes

274. Jesús camina sobre las aguas. Su prontitud en socorrer
a quien le invoca

275. Cuatro nuevos discípulos. Jesús habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual

276. El hombre avaro y la parábola del rico necio. Las inquietudes y la vigilancia
en los siervos de Dios

277. En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos

278. El perdón y la parábola del siervo inicuo. La misión confiada a setenta y dos discípulos

279. Encuentro con Lázaro en el campo de los Galileos

280. El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre
los místicos futuros

281. En el Templo durante la fiesta de los Tabernáculos. Las condiciones para seguir a Jesús. La parábola de los talentos y la parábola del buen samaritano

282. La delación al Sanedrín respecto a Hermasteo,
Juan de Endor y Síntica

283. Síntica habla de su encuentro con la Verdad

284. La casita donada por Salomón. Cuatro apóstoles
se quedarán en Judea

285. Lázaro ofrece un refugio para Juan de Endor y Síntica. Viaje feliz hacia Jericó
sin Judas Iscariote

286. En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdo
de las almas

287. De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader

288. Palabras a los habitantes de Gerasa y alabanza de una mujer a la Madre de Jesús

289. AEl sábado a Gerasa. Asueto de Margziam. La pregunta de Síntica sobre la salvación
de los paganos

290. El hombre de los ojos ulcerosos. El alto en la "fuente del Camellero". Más sobre el recuerdo de las almas

291. Margziam descubre por qué Jesús ora todos los días
a la hora nona

292. Insidia de escribas y fariseos en Bosrá

293. Palabras de Jesús y milagros en Bosrá, después de la irrupción de dos fariseos. El don de la fe a Alejandro Misax

294. La rica dádiva del mercader. Adiós a la Madre
y a las discípulas

295. Palabras y milagros en Arbela, ya evangelizada por Felipe de Jacob

296. Llegada a Aera bajo la lluvia. Curación de los enfermos que allí esperan

297. Con el sermón de Aera termina el segundo
gran viaje apostólico

298. La ayuda prestada a los huerfanitos María y Matías y las enseñanzas que de ella
se deducen

299. A Juana de Cusa le son confiados, para su tutela, los huerfanitos María y Matías

300. Con escribas y fariseos en casa del resucitado de Naím

301. ola de las frentes destronadas y explicación de la parábola sobre lo no puro

302. En Magdala, antes de mandar a todos a sus respectivas familias para las Encenias

303. Jesús donde su Madre
en Nazaret

304. Con Juan de Endor, Síntica y Margziam. María es Madre
y Maestra

305. Jesús consuela a Margziam con la parábola de los pajarillos

306. También Simón Zelote está en Nazaret. Lección sobre los daños del ocio

307. Controversia en la casa de Nazaret acerca de las culpas de los nazarenos. Lección sobre la tendencia al pecado a pesar de la Redención

308. Curación del hijo de Simón de Alfeo. Margziam es el primero de los niños discípulos

309. Sacrificio de Margziam por la curación de una niña. Enmienda de Simón de Alfeo

310. Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida
de Juan de Endor y Síntica

311. La renuncia de Margziam es ocasión de una lección sobre los sacrificios hechos por amor

312. Jesús comunica a Juan de Endor la decisión de enviarle a Antioquía. Final del segundo año

 

287- De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader


Con la luz un poco cruda de una mañana bastante ventosa, la singularidad de este pueblo que yace sobre una plataforma rocosa elevada en medio de una corona de picos, unos más altos, otros más bajos que él, se muestra en toda su peculiar belleza. Parece una gran bandeja de granito que tuviese encima casas de distintos tamaños, puentes y fuentes, para diversión de un niño gigante.

Las casas parecen labradas en la roca calcárea que constituye la materia base de esta zona. Edificadas a escuadra, a base de superposición de sillares, algunos sin revoque, algunos ni siquiera desbastados, parecen realmente casitas del pueblo de un Nacimiento construido con hexaedros por un gigantesco niño ingenioso.

Y todo alrededor de este pueblecillo se contempla su fértil campiña poblada de árboles y variados cultivos, que hacen que desde arriba parezca una alfombra de cuadrados, trapecios, triángulos: unos, pardos de tierra poco antes arada; otros, verde esmeralda por la hierba renacida con las lluvias de otoño; otros, rojeantes por las últimas hojas de vides y árboles frutales; otros, verdegrises por los chopos y sauces, o de un verde lustroso por las encinas y algarrobos, o verde-bronce por los cipreses y coníferas. ¡Muy bonito, verdaderamente muy bonito!

Y caminos que van, como cintas a partir de un nudo, del pueblo a la lejana llanura, o hacia montes incluso más elevados; y se hunden bajo los bosques; o separan con una marca cenicienta el color verde de los prados, el pardo de los campos arados.

Hay un risueño curso de agua: allende el pueblo en la dirección de su nacimiento, argénteo; de un azul esfumado tendente al color del jaspe, por el lado opuesto, en el descenso hacia el valle entre angosturas y suaves cuestas; que aparece o desaparece, juguetón, cada vez más caudaloso, cada vez más azul a medida que, aumentando sus aguas, va impidiendo a las cañas de su fondo y a las hierbas nacidas en su lecho durante los meses secos, teñirlo de verde, para reflejar, antes al contrario, el cielo, sepultados ahora los leves tallos bajo una capa de aguas ya profundas.

El cielo es de un azul irreal: una preciosa lastra de esmalte azul intenso, sin siquiera una veta impura en su estupenda totalidad.

Y la caravana reanuda así su marcha, con las mujeres todavía a caballo, porque, como dice el mercader, el camino es penoso allende el pueblo, y deben recorrerlo pronto para llegar a Gerasa esa noche. Arrebozados, ligeros por haber descansado, van a buen ritmo por el camino que sube entre un estupendo boscaje, rozando las pendientes más altas de un monte solitario que se eleva como un enorme bloque por encima de los dorsos de los otros montes más bajos: un verdadero gigante como los que pueden verse en los puntos más altos de nuestros Apeninos.

-Galaad -dice, señalando, el mercader, que se ha quedado al lado de Jesús, conduciendo todavía del ramal al mulito de la Virgen. Y añade: «Después de esto el camino es mejor. ¿Habías estado alguna vez aquí?».
-Nunca. Quería recorrerlo en primavera. Pero en Galgala no me aceptaron.
-¿Rechazarte a ti? ¡Qué error!

Jesús lo mira y calla.

El mercader ha subido a la silla de su caballería a Margziam, que realmente penaba con sus piernecitas cortas para seguir el paso ágil de los caballos. ¡Bien sabe Pedro si es ágil! Camina deprisa y con fatiga, con toda su energía, imitado por los otros, pero aún así bastante distanciado de la caravana. Suda, pero está contento porque oye que Margziam ríe, y ve que la Virgen va descansada y el Señor alegre. Habla, resoplando, con Mateo y su hermano Andrés, que son los que van en la cola como él, y los hace reír diciendo que si en vez de piernas tuviera alas esa mañana se sentiría dichoso. Se ha desembarazado de todos los pesos, como los otros, atando los talegos a las sillas de las mujeres, pero el camino es verdaderamente tremendo, por piedras resbaladizas a causa del rocío. Los dos Santiagos, junto con Juan y el Tadeo se las apañan mejor y logran mantener el paso al lado de las mulas de las mujeres. Simón Zelote habla con Juan de Endor. Timoneo y Hermasteo cooperan en guiar a los mulitos.

Por fin la parte peor queda atrás. Un escenario completamente distinto se abre ante los ojos asombrados. El valle del Jordán ha dejado de verse definitivamente.

Ahora la mirada se extiende hacia el oriente por un altiplano de dimensiones imponentes, en el que sólo una encrespadura de cerros apenas quiere elevarse para interrumpir la monotonía del paisaje. No habría imaginado nunca que pudiera existir en Palestina una cosa como ésta.

Parece como si la tempestad rocosa de los montes se hubiera petrificado y calmado en una ingente onda que hubiera quedado suspendida entre el nivel del fondo y el cielo, y en la que el único recuerdo de su furia originaria, al extenderse el agua de la onda por una superficie plana de una magnificencia maravillosa, fueran esas encrespaduras de cerros (la espuma de las crestas solidificada acá o allá). A esta zona de paz se accede a través de la última garganta, bravía como el abismo entre dos golpes de mar que se embisten, los dos últimos golpes de una marejada; en su fondo hay un nuevo torrente espumeante que corre de este a oeste por un atormentado y furioso camino entre rocas y cascadas, tan en contraste con la paz lejana del enorme altiplano.

-A partir de ahora el camino será bueno. Si me lo permites, doy la orden de que se paren -dice el mercader.
-Me dejo guiar por ti, hombre. Tú conoces esto.
Se apean todos y se diseminan por la ladera en busca de leña para asar los alimentos, agua para los pies cansados y para las gargantas sedientas. Los animales, librados de su carga, rozan la abundante hierba y bajan a abrevarse en las cristalinas aguas del torrente. Olor de resinas y carne asada emanan de las pequeñas hogueras, que se yerguen para asar los corderos.

Los apóstoles se han preparado su fueguecillo y están calentando en él pescado salado, previo lavado en el agua fresca del torrente. Pero el mercader lo ve, y viene con un corderito despellejado -quizás es un cabritillo-y obliga a aceptar. Pedro se dispone a asarlo, después de llenarlo bien lleno de poleo fresco.

La comida pronto está terminada y pronto consumida. Y bajo el sol cenital del mediodía se reanuda la marcha por un camino mejor, que sigue el curso del torrente en dirección nordeste, en una zona de maravillosa fertilidad y muy bien cultivada, rica en ovejas y en manadas de cerdos, los cuales, al encontrarse la caravana, huyen gruñendo.

-Aquella ciudad fortificada es Gerasa, Señor. Una ciudad con un gran porvenir. Ahora se está formando. No creo que me equivoque si digo que pronto competirá con Joppe y Ascalón, con Tiro y muchas otras ciudades, en belleza, comercio y riqueza. Los romanos ven la importancia que tiene, situada en esta vía que desde el mar Rojo, por tanto desde Egipto, pasando por Damasco, va hasta el mar Póntico. Así que ayudan a los gerasenos a construir...

Tienen vista y buen olfato. Por ahora sólo tiene mucho comercio, ¡pero más adelante!... ¡Será bonita y rica! Una pequeña Roma, con templos, piscinas, circos y termas. Yo sólo tenía en esta ciudad relaciones comerciales. Pero ahora he comprado ya mucho terreno, para abrir bazares, o venderlo a alto precio dentro de poco, o quizás para construir una casa de verdadero señor y venir a pasar mi vejez cuando Baltasar, Nabor, Félix y Sidmia puedan, respectivamente, tener y llevar adelante los bazares de Sinopo, Tiro, Joppe y Alejandría en la desembocadura del Nilo.

Mientras tanto, crecerán mis otros tres hijos varones, y les daré los bazares de Gerasa, Ascalón, y quizás Jerusalén. Las mujeres, ricas y guapas, recibirán propuestas, se casarán bien y me darán muchos nietos...
El mercader sueña con los ojos abiertos el más rosa y áureo futuro.

Jesús pregunta sereno:

-¿Y luego?

El mercader torna en sí, lo mira perplejo y dice:
-¿Y luego? Nada más. Luego vendrá la muerte... Es triste, pero es así.

-¿Y dejarás todas las actividades, todos los bazares, todos los sentimientos de afecto?

-¡Señor, no quisiera, pero de la misma forma que he nacido debo morir, y tengo que dejar todo! -y suelta un suspiro tal, que sería capaz de hacer avanzar sólo con su viento a la caravana...
-¿Pero quién te ha dicho que cuando uno muere deja todo?

-¿Quién? ¡Los hechos! Una vez que uno está muerto... nada más Ya no tenemos manos, ni ojos, ni orejas...
-No eres sólo manos, ojos y orejas.

-Soy un hombre. Eso lo sé. Tengo otras cosas. Pero todas terminan con la muerte. Es como el ocaso del sol. El ocaso lo anula...

-Pero la aurora lo crea otra vez, o, mejor, lo hace presente de nuevo. Eres un hombre, eso has dicho; no eres un animal como el que cabalgas. Él, cuando muera, sí acabará realmente. Tú no. Tú tienes el alma. ¿No lo sabes? ¿Ya no sabes ni siquiera esto?

El mercader percibe la triste reprensión, triste y dulce, e, inclinando la cabeza, susurra:

-Eso lo sé todavía...

-¿Y entonces? ¿No sabes que el alma sigue viviendo?
-Lo sé.

-¿Y entonces? ¿No sabes que en el más allá tiene siempre una actividad?: santa si es santa, mala si es mala. Tiene sus sentimientos ¡Claro que los tiene!: de amor, si es santa; de odio, si es réproba ¿Odio, a quién? a las causas de su condena. En tu caso las actividades, los bazares, los afectos exclusivamente humanos. ¿Amor, a quién? A las mismas cosas. ¡Ah, qué bendiciones para los hijos y para las actividades de los hijos puede dar un alma que vive la paz del Señor!

El hombre está pensativo. Luego dice:
-Es tarde. Soy viejo ya ̀ y detiene al mulo.
Jesús sonríe y responde:

-No te obligo, te aconsejo -y luego se vuelve para mirar a los apóstoles, los cuales, en la pausa que precede a la entrada en la ciudad, ayudan a las mujeres a bajar de las cabalgaduras y cogen sus talegos.
La caravana reemprende la marcha y pronto entra en la ciudad -que está muy concurrida-por la puerta que custodian las torres. El mercader se acerca otra vez a Jesús:

-¿Quieres seguir conmigo todavía?
-Si no me rechazas, ¿por qué no voy a querer?
-Por lo que te he dicho. Siendo Santo como eres, debo darte asco.

-¡Oh! ¡no! He venido para los que son como tú. Os amo porque sois los más necesitados. No me conoces todavía. Soy el Amor que pasa mendigando amor.

-¿Entonces no me odias?
-Te amo.

Los ojos profundos del hombre brillan; pero sonríe y dice:
-Entonces estaremos juntos. En Gerasa estaré tres días por negocios. Aquí dejo los mulos y tomo los camellos. Tengo la posta de las caravanas en los lugares de las etapas mayores, y uno de mis servidores cuida los animales que dejo en estos lugares. ¿Tú qué vas a hacer?
-El sábado evangelizaré. Te habría dejado si no te hubieras detenido, porque el sábado está consagrado al Señor.

El hombre frunce la frente, piensa, y, como con dificultad, asiente:
-..Sí... Es verdad. Está consagrado al Dios de Israel. Está consagrado. Está consagrado -Mira a Jesús... «Si me lo permites, te lo voy a consagrar.»
-A Dios. No a su Siervo.

-A Dios y a ti, escuchándote. Haré los negocios entre hoy y mañana por la mañana. Luego te escucharé. ¿Vienes a la posada ahora?

-¡Por fuerza! Tengo a las mujeres y aquí soy un desconocido.

-Ahí está. Es la mía. Es mía porque están mis caballerizas de un año para otro. Pero dispongo de vastas salas para las mercancías. Si piensas...
-Dios te lo pague. Vamos.


   


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