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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 3 de 7 »

SEGUNDO AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



141. Yendo hacia Arimatea con los discípulos y con
José de Emaús

142. Con los doce hacia Samaria

143. La samaritana Fotinai

144. Los samaritanos invitan a Jesús a Sicar

145. El primer día en Sicar

146. El segundo día en Sicar. Jesús se despide de los samaritanos

147. Curación de una mujer de Sicar y conversión de Fotinai

148. Jesús visita a Juan el Bautista en las cercanías de Enón

149. La visita a Juan el Bautista, motivo de instrucción
a los apóstoles

150. Jesús en Nazaret, en casa de su Madre. Ella deberá
seguir a su Hijo

151. En Caná en casa de Susana, que se hará discípula.
El oficial del rey

152. María Salomé es recibida como discípula

153. Las mujeres allegadas a los discípulos al servicio de Jesús

154. Jesús en Cesárea Marítima habla a los galeotes.
Las fatigas del apostolado

155. Curación de la niña romana en Cesárea

156. Analía, la primera de las vírgenes consagradas

157. Instrucciones a las discípulas en Nazaret

158. En el lago de Genesaret
con Juana de Cusa.

159. Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.

160. Encuentro con Gamaliel en el camino de Neftalí a Yiscala

161. Curación del nieto del fariseo Elí de Cafarnaúm

162. Las conversiones humanas del fariseo Elí
y de Simón de Alfeo

163. Comiendo en casa del fariseo Elí de Cafarnaúm

164. El retiro en el monte para la elección de los Apóstoles

165. Elección de los doce Apóstoles

166. Los milagros después de la elección apostólica. Simón el Zelote y Juan predican por primera vez

167. Jesús concurre con las romanas en el jardín
de Juana de Cusa

168. Aglae en casa de María,
en Nazaret

169. Primer discurso de la Montaña: la misión de los apóstoles y de los discípulos

170. Segundo discurso de la Montaña: el don de la Gracia; las bienaventuranzas

171. Tercer discurso de la Montaña: los consejos evangélicos que perfeccionan
la Ley

172. Cuarto discurso de la Montaña: el juramento, la oración, el ayuno. El anciano Ismael y Sara

173. Quinto discurso de la Montaña: el uso de las riquezas; la limosna; la confianza en Dios.

174. Sexto discurso de la Montaña: la elección entre el Bien y el Mal; el adulterio; el divorcio. La llegada importuna de
María de Magdala.

175. El leproso curado al pie del Monte. Generosidad
del escriba Juan

176. Durante el descanso sabático, el último discurso
de la Montaña:
amar la voluntad de Dios

177. La curación del siervo
del centurión

178. Tres hombres que quieren seguir a Jesús

179. La parábola del sembrador. En Corazín con el nuevo
discípulo Elías

180. Controversia en la cocina de Pedro en Betsaida. Explicación de la parábola del sembrador. La noticia de la segunda captura de Juan el Bautista

181. La parábola del trigo
y la cizaña

182. Palabras a algunos pastores
con el huerfanito Zacarías

183. La curación de un hombre herido en casa de
María de Magdala

184. El pequeño Benjamín de Magdala y dos parábolas sobre
el Reino de los Cielos

185. La tempestad calmada.
Una lección sobre
sus preliminares

186. Los dos endemoniados de la región de los Gerasenos

187. Hacia Jerusalén
para la Pascua.
De Tariquea al monte Tabor

188. La gruta de la maga y el encuentro con Félix, llamado luego Juan

189. En Naím. Resurrección del hijo de una viuda

190. La llegada a la llanura de Esdrelón durante la puesta
del sol del viernes

191. El sábado en Esdrelón.
El pequeño Yabés.
Parábola del rico Epulón

192. Una predicción a Santiago de Alfeo. La Regada a Engannim tras un alto en Meguido

193. Llegada a Siquem tras dos días de camino

194. La revelación al pequeño Yabés durante el camino de Siquem a Berot

195. Una lección de Juan de Endor a Judas Iscariote.
Llegada a Jerusalén

196. El sábado en Getsemaní. Jesús habla de su Madre y de los amores de distintas potencias

197. En el Templo con José de Arimatea. La hora del incienso

198. El encuentro con la Madre en Betania. Yabés cambia su nombre por el de Margziam

199. Donde los leprosos de Siloán y Ben Hinnom. Pedro obtiene a Margziam
por medio de María

200. Coloquio de Áglae
con el Salvador

201. El examen de la mayoría
de edad de Margzia

202. Judas Iscariote es reprendido. Llegada de los campesinos de Jocanán

203. El Padrenuestro

204. La fe y el alma explicadas a los paganos con la parábola
de los templos

205. La parábola del hijo pródigo

206. Con dos parábolas sobre el Reino de los Cielos, termina la permanencia en Betania

207. En la gruta de
Belén la Madre evoca
el nacimiento de Jesús

208. María Santísima ve de nuevo al pastor Elías y con Jesús va a Betsur donde Elisa

209. La fecundidad del dolor, en el discurso de Jesús junto a la casa de Elisa en Betsur

210. Las inquietudes de Judas Iscariote durante el camino
hacia Hebrón

211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista

212. Una ola de amor a Jesús, que en Yuttá habla desde
la casita de Isaac

213. En Keriot una profecía de Jesús y el comienzo de la predicación apostólica

214. La madre de Judas abre su corazón a María Stma., que ha llegado a Keriot

215. El posadero de Bet Yinna
y su hija lunática

216. Las infidelidades de los discípulos en la parábola
del diente de león

217. Las espigas arrancadas
un sábado

218. La llegada a Ascalón,
ciudad filistea

219. Los distintos frutos de la predicación de los apóstoles en la ciudad de Ascalón

220. Los idólatras de Magdalgad y la curación milagrosa
de la parturienta

221. Los prejuicios de los apóstoles respecto a los paganos y la parábola del hijo deforme

222. Un secreto del apóstol Juan

223. Una caravana nupcial se libra del asalto de bandidos después de un discurso de Jesús

224. En el apóstol Juan actúa el Amor. Llegada a Béter

225. El paralítico de la piscina de Betseida y la disputa sobre las obras del Hijo de Dios

226. Un signo bueno por parte de María de Magdala. Muerte del anciano Ismael

227. Un episodio incompleto

228. Margziam confiado
a Porfiria

229. Discurso a los habitantes de Betsaida sobre el gesto de caridad de Simón Pedro

230. Curación de la hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo

231. En Cafarnaúm, Jesús y Marta hablan de la crisis que atormenta a María de Magdala

232. Curación de dos ciegos y de un mudo endemoniado

233. La parábola de la oveja perdida. María de Magdala también la oye

234. Comentario de tres episodios sobre la conversión de María de Magdala

235. Marta ha recibido de su hermana María la certidumbre de la conversión

236. La cena en casa de Simón el fariseo y la absolución
a María de Magdala

237. La petición de obreros para la mies, y la parábola del tesoro escondido en el campo. Marta todavía teme por su
hermana María

238. Llegada de María Stma. con María de Magdala a Cafarnaúm en medio de una tempestad

239. La parábola de los peces, la parábola de la perla, y del tesoro de las enseñanzas viejas y nuevas

240. En Betsaida, en la casa de Simón, con Porfiria y Margziam, el cual enseña a la Magdalena la oración de Jesús

241. Vocación de la hija de Felipe. Llegada a Magdala y parábola de la dracma perdida

242. Jesús habla sobre la Verdad al romano Crispo, el único que lo escucha de Tiberíades

243. En Caná en la casa de Susana. Las expresiones, los gestos y la voz de Jesús. Debate de los apóstoles acerca de las posesiones diabólicas

244. Juan repite un discurso de Jesús sobre la Creación y sobre los pueblos que esperan la Luz

245. Una acusación de los nazarenos a Jesús, rechazada con la parábola del
leproso curado

246. Un apólogo para los habitantes de Nazaret, los cuales permanecen incrédulos

247. María Stma. instruye a la Magdalena en orden
a la oración mental

248. En Belén de Galilea. Juicio ante un homicidio y parábola de los bosques petrificados

249. María Stma. instruye a Judas Iscariote sobre el deber preeminente de la
fidelidad a Dios

250. A los discípulos que han venido con Isaac: la parábola del lodo transformado en llama. Juan de Endor es alma víctima

251. A los pescadores siro-fenicios: la parábola del minero perseverante. Hermasteo
de Ascalón

252. El regreso de Tiro. Milagros. Parábola de la vid y el olmo

253. María Santísima devela a María de Alfeo el sentido de la maternidad espiritualizada.
La Magdalena debe
forjarse sufriendo

254. El encuentro con Síntica, esclava griega y la llegada a Cesárea Marítima

255. Despedida de las hermanas Marta y María, que parten con Síntica. Una lección
a Judas Iscariote

256. Parábola sobre la virtud de la esperanza, que sujeta la fe
y la caridad

257. Retiro de Jesús y Santiago de Alfeo en el monte Carmelo

258. Jesús revela a Santiago de Alfeo cuál será su misión
de apóstol

259. Lección sobre la Iglesia y los Sacramentos a Santiago de Alfeo, que obra un milagro

260. Dos parábolas de Pedro para los campesinos
de la llanura de Esdrelón

261. Exhortación a los campesinos de Doras,
que ahora lo son de Jocanán

262. Una hija no querida y el papel de la mujer redimida.
El Iscariote solicita
la ayuda de María

263. Curación del hombre del brazo atrofiado

264. Una jornada de Judas Iscariote en Nazaret

265. Instrucciones a los doce apóstoles al comienzo
de su ministerio

266. Los discípulos del Bautista quieren verificar que Jesús es el Mesías. Testimonio sobre el Precursor e invectiva contra las ciudades impenitentes

267. Jesús, carpintero en Corazín

268. Lección sobre la caridad con la parábola de los titos. El yugo de Jesús es ligero

269. La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos

270. Jesús recibe la noticia de que han matado a
Juan el Bautista

271. Salida para Tariquea con los apóstoles, que han regresado a Cafarnaúm

272. Reencarnación y vida eterna en el diálogo con un escriba

273. La primera multiplicación
de los panes

274. Jesús camina sobre las aguas. Su prontitud en socorrer
a quien le invoca

275. Cuatro nuevos discípulos. Jesús habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual

276. El hombre avaro y la parábola del rico necio. Las inquietudes y la vigilancia
en los siervos de Dios

277. En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos

278. El perdón y la parábola del siervo inicuo. La misión confiada a setenta y dos discípulos

279. Encuentro con Lázaro en el campo de los Galileos

280. El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre
los místicos futuros

281. En el Templo durante la fiesta de los Tabernáculos. Las condiciones para seguir a Jesús. La parábola de los talentos y la parábola del buen samaritano

282. La delación al Sanedrín respecto a Hermasteo,
Juan de Endor y Síntica

283. Síntica habla de su encuentro con la Verdad

284. La casita donada por Salomón. Cuatro apóstoles
se quedarán en Judea

285. Lázaro ofrece un refugio para Juan de Endor y Síntica. Viaje feliz hacia Jericó
sin Judas Iscariote

286. En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdo
de las almas

287. De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader

288. Palabras a los habitantes de Gerasa y alabanza de una mujer a la Madre de Jesús

289. AEl sábado a Gerasa. Asueto de Margziam. La pregunta de Síntica sobre la salvación
de los paganos

290. El hombre de los ojos ulcerosos. El alto en la "fuente del Camellero". Más sobre el recuerdo de las almas

291. Margziam descubre por qué Jesús ora todos los días
a la hora nona

292. Insidia de escribas y fariseos en Bosrá

293. Palabras de Jesús y milagros en Bosrá, después de la irrupción de dos fariseos. El don de la fe a Alejandro Misax

294. La rica dádiva del mercader. Adiós a la Madre
y a las discípulas

295. Palabras y milagros en Arbela, ya evangelizada por Felipe de Jacob

296. Llegada a Aera bajo la lluvia. Curación de los enfermos que allí esperan

297. Con el sermón de Aera termina el segundo
gran viaje apostólico

298. La ayuda prestada a los huerfanitos María y Matías y las enseñanzas que de ella
se deducen

299. A Juana de Cusa le son confiados, para su tutela, los huerfanitos María y Matías

300. Con escribas y fariseos en casa del resucitado de Naím

301. ola de las frentes destronadas y explicación de la parábola sobre lo no puro

302. En Magdala, antes de mandar a todos a sus respectivas familias para las Encenias

303. Jesús donde su Madre
en Nazaret

304. Con Juan de Endor, Síntica y Margziam. María es Madre
y Maestra

305. Jesús consuela a Margziam con la parábola de los pajarillos

306. También Simón Zelote está en Nazaret. Lección sobre los daños del ocio

307. Controversia en la casa de Nazaret acerca de las culpas de los nazarenos. Lección sobre la tendencia al pecado a pesar de la Redención

308. Curación del hijo de Simón de Alfeo. Margziam es el primero de los niños discípulos

309. Sacrificio de Margziam por la curación de una niña. Enmienda de Simón de Alfeo

310. Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida
de Juan de Endor y Síntica

311. La renuncia de Margziam es ocasión de una lección sobre los sacrificios hechos por amor

312. Jesús comunica a Juan de Endor la decisión de enviarle a Antioquía. Final del segundo año

 

280- El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre los místicos futuros


En el largo crepúsculo de un sereno día de Octubre, regresan los setenta y dos discípulos con Elías, José y Leví. Cansados, llenos de polvo... ¡Pero, qué dichosos!

Dichosos los tres pastores por poder ya servir libremente al Maestro; dichosos también de estar -después de tantos años de separación-unidos a sus compañeros de antaño; dichosos los setenta y dos, por haber desarrollado bien su primera misión: los rostros resplandecen más que las lamparillas que iluminan las cabañas construidas para este numeroso grupo de peregrinos.

En el centro está la cabaña de Jesús. Dentro de ella, María con Margziam, que le ayuda a preparar la cena; alrededor, las cabañas de los apóstoles. En la de Santiago y Judas está María de Alfeo; en la de Juan y Santiago, María Salomé con su marido; en la que esta pegando a esta última, Susana con su marido, que no es ni apóstol ni discípulo... oficial, pero que debe haber hecho valer su derecho de estar allí, sobre la base de haber concedido a su mujer ser toda de Jesús. Luego, alrededor, las de los discípulos, quién con familia, quién sin ella; los que están solos -los más-se han agregado a uno o más compañeros. Juan de Endor ha tomado consigo al solitario Hermasteo, pero ha tratado de acercarse lo más posible a la cabaña de Jesús; así es que Margziam va a menudo donde él a llevar esto o aquello o a alegrarle con sus palabras de niño inteligente y feliz de estar con Jesús, María y Pedro, y además en una fiesta.

Terminada la cena, Jesús se encamina hacia las laderas del monte de los Olivos. Los discípulos le siguen en masa.
Aislados del runrún y la multitud, después de orar en común, informan a Jesús más ampliamente de cuanto no han podido hacerlo antes en medio de unos que iban y otros que venían. Se revelan asombrados y contentos, mientras dicen:
-¿Sabes, Maestro, que por la fuerza de tu Nombre hemos dominado no sólo las enfermedades sino incluso a los demonios? ¡Qué cosa, Maestro! ¡Nosotros, nosotros, unos pobres hombres, por el simple hecho de que nos habías enviado Tú podíamos liberar al hombre del espantoso poder de un demonio!... -y narran muchos casos, sucedidos en uno u otro lugar.

Sólo de uno dicen:

-Sus familiares, para más exactitud su madre y unos vecinos, lo trajeron a la fuerza a nuestra presencia. Pero el demonio se burló de nosotros diciendo: "He vuelto aquí por voluntad suya, después de que Jesús Nazareno me había expulsado, y ya no me vuelvo a marchar de él porque me ama más a mí que a vuestro Maestro y me ha buscado de nuevo".

Y, de repente, con una fuerza irresistible, arrancó al hombre de las manos del que lo sujetaba y lo arrojó por una escarpada. Corrimos a ver si se había espachurrado. ¡Qué va, hombre! Corría como una joven gacela, profiriendo blasfemias y palabras burlescas que ciertamente no eran de este mundo... Sentimos compasión de la madre... ¡Pero él!

¡Pero él! ¿Pero puede hacer eso el demonio?
-Eso y más todavía -dice afligido Jesús.
-Quizás si hubieras estado Tú...

-No. A ese hombre le había dicho: "Ve y no quieras volver a caer en tu pecado". Ha querido. Era consciente de querer el Mal y ha querido. Está perdido. El que sufre posesión por su primitiva ignorancia es distinto del que se deja poseer sabiendo que, haciéndolo, se vende de nuevo al demonio. No habléis de él. Es un miembro amputado sin esperanza. Es un voluntario del Mal. Alabemos, más bien, al Señor por las victorias que os ha dado. Yo sé el nombre del culpable y los nombres de los salvados. Veía a Satanás caer del Cielo como un rayo por vuestro mérito unido a mi Nombre.

Porque he visto también vuestros sacrificios, vuestras oraciones, el amor con que ibais a los desdichados para cumplir lo que Yo había indicado. Habéis obrado con amor y Dios os ha bendecido. Otros harán lo mismo que hacéis vosotros, pero sin amor, y no obtendrán conversiones... Mas no os alegréis por haber dominado a los espíritus, alegraos porque vuestros nombres están escritos en el Cielo. No los borréis jamás de allí...

-Maestro, ¿cuándo vendrán esos que no van a obtener conversiones? ¿Quizás cuando ya no estés con nosotros?

­pregunta un discípulo cuyo nombre desconozco.
-No, Agapo. En todo tiempo.
-Es decir, ¿incluso mientras nos adoctrinas y nos amas?
-Sí. Amaros os amaré siempre, aunque estéis lejos de mí. Mi amor llegará siempre a vosotros, y lo sentiréis.

-¡Es verdad! Yo lo sentí una tarde que estaba preocupado por no saber qué responder a las preguntas de uno. Ya estaba para marcharme avergonzado. Pero me acordé de tus palabras: "No temáis. En su momento se os darán las palabras que habréis de decir", y te invoqué con mi espíritu.

Dije: "Sin duda Jesús me ama, así que pido el auxilio de su amor" y me vino el amor... como un fuego, una luz... una fuerza... El hombre estaba frente a mí, y me observaba y sonreía maliciosamente con ironía haciendo guiños a sus amigos; se sentía seguro de vencer la disputa. Abrí mi boca y fue como un torrente de palabras que salía con gozo de mi necia boca. Maestro, ¿viniste realmente o fue una ilusión? No lo sé. Sé que, al final, el hombre y -era un escriba- ha arrojado a mi cuello diciéndome: “Bienaventurado tú y quien te ha conducido a esta sabiduría". Me pareció una persona deseosa de buscarte. ¿Vendrá?

-La idea del hombre es lábil como palabra escrita en el agua, su voluntad se mueve cual ala de golondrina que revolotea en busca de la última comida del día. De todas formas, ora por él... Y... sí, fui a ti; y, como tú, me tuvieron también Matías y Timoneo, Juan de Endor, Simón, Samuel y Jonás. Quién advirtió mi presencia, quién no la advirtió; pero he estado con vosotros, y estaré con quien me sirva en amor y verdad, hasta el final de los siglos.

-Maestro, no nos has dicho todavía si entre los presentes habrá personas sin amor...

-No es necesario saberlo. Sería falta de amor por mi parte indisponeros hacia un compañero que no sabe amar.

-¿Pero hay? Esto sí lo puedes decir...
-Hay. El amor es la cosa más sencilla, dulce e infrecuente que hay; no siempre arraiga, aunque haya sido sembrado.
-Pero, si no te amamos nosotros, ¿quién te puede amar?
Casi hay indignación en los apóstoles y discípulos, que se alborotan, descontentos, por la sospecha y el dolor.

Jesús baja los párpados, y con sus ojos cela también su mirada para que no señale a nadie. Eso sí, hace su gesto de resignación, el gesto dulce y triste de sus manos, que se abren con las palmas hacia arriba; su gesto de resignada confesión, de resignada constatación, y dice:
-Así debería ser. Pero no es así. Muchos todavía no se conocen. Pero Yo sí los conozco, y siento compasión de ellos.

-¡Oh! ¡Maestro, Maestro! ¿No seré yo, eh? -pregunta Pedro mientras se pega literalmente a Jesús, aplastando al pobre Margziam entre sí y el Maestro, y echa sus brazos cortos y robustos a los hombros de Jesús, y lo agarra y lo menea, enloquecido por el terror de ser uno que no ama a Jesús.
Jesús abre sus ojos, luminosos a pesar de estar tristes, y mira el rostro interrogativo y aterrorizado de Pedro, y le dice:

-No, Simón de Jonás, tú no eres; tú sabes amar y sabrás amar cada vez más; tú eres mi Piedra, Simón de Jonás, una buena piedra, sobre la cual apoyaré las cosas que más quiero, y estoy seguro de que las sostendrás imperturbable.

-¿Y entonces?,
-¿Yo?,
-¿Yo? Las preguntas se repiten de boca en boca, como el eco.
-¡Calma! ¡Calma! Estad tranquilos y esforzaos en poseer todos el amor.

-Pero, de nosotros, ¿quién sabe amar más?
Jesús extiende su mirada (una caricia sonriente) a todos... luego baja su mirada y la posa en Margziam, que sigue apretado entre Él y Pedro, y apartando un poco a Pedro y poniendo al niño de cara a la pequeña muchedumbre, dice:

-Éste es el que más sabe amar de vosotros. El niño. No os acongojéis, de todas formas, los que tenéis ya barba en la cara e hilos canos en los cabellos. Todo el que renace en Mí se hace "un niño". ¡Marchaos en paz! Alabad a Dios, que os ha llamado, porque verdaderamente veis con vuestros ojos los prodigios el Señor. Bienaventurados los que vean lo que vosotros veis. Porque os digo que muchos profetas y reyes anhelaron ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y muchos patriarcas habrían querido saber lo que vosotros sabéis y no lo supieron, y muchos justos habrían querido escuchar lo que vosotros oís y no pudieron escucharlo.

Mas, de ahora en adelante, los que me amen sabrán todo.
-¿Y después, cuando te vayas, como dices?

-Después hablaréis vosotros por mí. Y luego... ¡Oh, las grandes formaciones, no por número sino por gracia, de los que verán, sabrán y escucharán lo que vosotros ahora veis, sabéis y oís! ¡Oh, las grandes, amadas formaciones de mis "pequeños­grandes"! ¡Ojos eternos, mentes eternas, oídos eternos! ¿Cómo explicaros a vosotros que estáis en torno a mí lo que será este eterno vivir -más que eterno, sin medida-de los que me amarán y por mí serán amados hasta el punto de abolir el tiempo, y serán los "ciudadanos de Israel" -aunque vivan cuando ya Israel no sea sino un recuerdo de nación-, los contemporáneos de Jesús vivo en Israel? Estarán conmigo, en mí, hasta el punto de conocer lo que el tiempo ha borrado y la soberbia ha confundido.

¿Qué nombre les daré? Vosotros apóstoles, vosotros discípulos, los creyentes serán llamados "cristianos". ¿Y éstos? ¿Qué nombre tendrán éstos? Un nombre conocido solamente en el Cielo. ¿Qué premio tendrán ya en la Tierra? Mi beso, mi voz, el calor de mi carne. Todo, todo, todo Yo mismo. Yo, ellos. Ellos, Yo. La comunión total...

Podéis iros. Yo me quedo aquí a deleitar mi espíritu en la contemplación de mis futuros conocedores y amantes absolutos.

La paz sea con vosotros.

   


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