Friday April 19,2024
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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO


El Evangelio como me ha sido revelado

Autor: María Valtorta

« PARTE 3 de 7 »

SEGUNDO AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS

Partes: [ 1 ] [ 2 ] [ 3 ]
[ 4 ] [ 5 ] [ 6 ] [ 7 ]



141. Yendo hacia Arimatea con los discípulos y con
José de Emaús

142. Con los doce hacia Samaria

143. La samaritana Fotinai

144. Los samaritanos invitan a Jesús a Sicar

145. El primer día en Sicar

146. El segundo día en Sicar. Jesús se despide de los samaritanos

147. Curación de una mujer de Sicar y conversión de Fotinai

148. Jesús visita a Juan el Bautista en las cercanías de Enón

149. La visita a Juan el Bautista, motivo de instrucción
a los apóstoles

150. Jesús en Nazaret, en casa de su Madre. Ella deberá
seguir a su Hijo

151. En Caná en casa de Susana, que se hará discípula.
El oficial del rey

152. María Salomé es recibida como discípula

153. Las mujeres allegadas a los discípulos al servicio de Jesús

154. Jesús en Cesárea Marítima habla a los galeotes.
Las fatigas del apostolado

155. Curación de la niña romana en Cesárea

156. Analía, la primera de las vírgenes consagradas

157. Instrucciones a las discípulas en Nazaret

158. En el lago de Genesaret
con Juana de Cusa.

159. Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.

160. Encuentro con Gamaliel en el camino de Neftalí a Yiscala

161. Curación del nieto del fariseo Elí de Cafarnaúm

162. Las conversiones humanas del fariseo Elí
y de Simón de Alfeo

163. Comiendo en casa del fariseo Elí de Cafarnaúm

164. El retiro en el monte para la elección de los Apóstoles

165. Elección de los doce Apóstoles

166. Los milagros después de la elección apostólica. Simón el Zelote y Juan predican por primera vez

167. Jesús concurre con las romanas en el jardín
de Juana de Cusa

168. Aglae en casa de María,
en Nazaret

169. Primer discurso de la Montaña: la misión de los apóstoles y de los discípulos

170. Segundo discurso de la Montaña: el don de la Gracia; las bienaventuranzas

171. Tercer discurso de la Montaña: los consejos evangélicos que perfeccionan
la Ley

172. Cuarto discurso de la Montaña: el juramento, la oración, el ayuno. El anciano Ismael y Sara

173. Quinto discurso de la Montaña: el uso de las riquezas; la limosna; la confianza en Dios.

174. Sexto discurso de la Montaña: la elección entre el Bien y el Mal; el adulterio; el divorcio. La llegada importuna de
María de Magdala.

175. El leproso curado al pie del Monte. Generosidad
del escriba Juan

176. Durante el descanso sabático, el último discurso
de la Montaña:
amar la voluntad de Dios

177. La curación del siervo
del centurión

178. Tres hombres que quieren seguir a Jesús

179. La parábola del sembrador. En Corazín con el nuevo
discípulo Elías

180. Controversia en la cocina de Pedro en Betsaida. Explicación de la parábola del sembrador. La noticia de la segunda captura de Juan el Bautista

181. La parábola del trigo
y la cizaña

182. Palabras a algunos pastores
con el huerfanito Zacarías

183. La curación de un hombre herido en casa de
María de Magdala

184. El pequeño Benjamín de Magdala y dos parábolas sobre
el Reino de los Cielos

185. La tempestad calmada.
Una lección sobre
sus preliminares

186. Los dos endemoniados de la región de los Gerasenos

187. Hacia Jerusalén
para la Pascua.
De Tariquea al monte Tabor

188. La gruta de la maga y el encuentro con Félix, llamado luego Juan

189. En Naím. Resurrección del hijo de una viuda

190. La llegada a la llanura de Esdrelón durante la puesta
del sol del viernes

191. El sábado en Esdrelón.
El pequeño Yabés.
Parábola del rico Epulón

192. Una predicción a Santiago de Alfeo. La Regada a Engannim tras un alto en Meguido

193. Llegada a Siquem tras dos días de camino

194. La revelación al pequeño Yabés durante el camino de Siquem a Berot

195. Una lección de Juan de Endor a Judas Iscariote.
Llegada a Jerusalén

196. El sábado en Getsemaní. Jesús habla de su Madre y de los amores de distintas potencias

197. En el Templo con José de Arimatea. La hora del incienso

198. El encuentro con la Madre en Betania. Yabés cambia su nombre por el de Margziam

199. Donde los leprosos de Siloán y Ben Hinnom. Pedro obtiene a Margziam
por medio de María

200. Coloquio de Áglae
con el Salvador

201. El examen de la mayoría
de edad de Margzia

202. Judas Iscariote es reprendido. Llegada de los campesinos de Jocanán

203. El Padrenuestro

204. La fe y el alma explicadas a los paganos con la parábola
de los templos

205. La parábola del hijo pródigo

206. Con dos parábolas sobre el Reino de los Cielos, termina la permanencia en Betania

207. En la gruta de
Belén la Madre evoca
el nacimiento de Jesús

208. María Santísima ve de nuevo al pastor Elías y con Jesús va a Betsur donde Elisa

209. La fecundidad del dolor, en el discurso de Jesús junto a la casa de Elisa en Betsur

210. Las inquietudes de Judas Iscariote durante el camino
hacia Hebrón

211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista

212. Una ola de amor a Jesús, que en Yuttá habla desde
la casita de Isaac

213. En Keriot una profecía de Jesús y el comienzo de la predicación apostólica

214. La madre de Judas abre su corazón a María Stma., que ha llegado a Keriot

215. El posadero de Bet Yinna
y su hija lunática

216. Las infidelidades de los discípulos en la parábola
del diente de león

217. Las espigas arrancadas
un sábado

218. La llegada a Ascalón,
ciudad filistea

219. Los distintos frutos de la predicación de los apóstoles en la ciudad de Ascalón

220. Los idólatras de Magdalgad y la curación milagrosa
de la parturienta

221. Los prejuicios de los apóstoles respecto a los paganos y la parábola del hijo deforme

222. Un secreto del apóstol Juan

223. Una caravana nupcial se libra del asalto de bandidos después de un discurso de Jesús

224. En el apóstol Juan actúa el Amor. Llegada a Béter

225. El paralítico de la piscina de Betseida y la disputa sobre las obras del Hijo de Dios

226. Un signo bueno por parte de María de Magdala. Muerte del anciano Ismael

227. Un episodio incompleto

228. Margziam confiado
a Porfiria

229. Discurso a los habitantes de Betsaida sobre el gesto de caridad de Simón Pedro

230. Curación de la hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo

231. En Cafarnaúm, Jesús y Marta hablan de la crisis que atormenta a María de Magdala

232. Curación de dos ciegos y de un mudo endemoniado

233. La parábola de la oveja perdida. María de Magdala también la oye

234. Comentario de tres episodios sobre la conversión de María de Magdala

235. Marta ha recibido de su hermana María la certidumbre de la conversión

236. La cena en casa de Simón el fariseo y la absolución
a María de Magdala

237. La petición de obreros para la mies, y la parábola del tesoro escondido en el campo. Marta todavía teme por su
hermana María

238. Llegada de María Stma. con María de Magdala a Cafarnaúm en medio de una tempestad

239. La parábola de los peces, la parábola de la perla, y del tesoro de las enseñanzas viejas y nuevas

240. En Betsaida, en la casa de Simón, con Porfiria y Margziam, el cual enseña a la Magdalena la oración de Jesús

241. Vocación de la hija de Felipe. Llegada a Magdala y parábola de la dracma perdida

242. Jesús habla sobre la Verdad al romano Crispo, el único que lo escucha de Tiberíades

243. En Caná en la casa de Susana. Las expresiones, los gestos y la voz de Jesús. Debate de los apóstoles acerca de las posesiones diabólicas

244. Juan repite un discurso de Jesús sobre la Creación y sobre los pueblos que esperan la Luz

245. Una acusación de los nazarenos a Jesús, rechazada con la parábola del
leproso curado

246. Un apólogo para los habitantes de Nazaret, los cuales permanecen incrédulos

247. María Stma. instruye a la Magdalena en orden
a la oración mental

248. En Belén de Galilea. Juicio ante un homicidio y parábola de los bosques petrificados

249. María Stma. instruye a Judas Iscariote sobre el deber preeminente de la
fidelidad a Dios

250. A los discípulos que han venido con Isaac: la parábola del lodo transformado en llama. Juan de Endor es alma víctima

251. A los pescadores siro-fenicios: la parábola del minero perseverante. Hermasteo
de Ascalón

252. El regreso de Tiro. Milagros. Parábola de la vid y el olmo

253. María Santísima devela a María de Alfeo el sentido de la maternidad espiritualizada.
La Magdalena debe
forjarse sufriendo

254. El encuentro con Síntica, esclava griega y la llegada a Cesárea Marítima

255. Despedida de las hermanas Marta y María, que parten con Síntica. Una lección
a Judas Iscariote

256. Parábola sobre la virtud de la esperanza, que sujeta la fe
y la caridad

257. Retiro de Jesús y Santiago de Alfeo en el monte Carmelo

258. Jesús revela a Santiago de Alfeo cuál será su misión
de apóstol

259. Lección sobre la Iglesia y los Sacramentos a Santiago de Alfeo, que obra un milagro

260. Dos parábolas de Pedro para los campesinos
de la llanura de Esdrelón

261. Exhortación a los campesinos de Doras,
que ahora lo son de Jocanán

262. Una hija no querida y el papel de la mujer redimida.
El Iscariote solicita
la ayuda de María

263. Curación del hombre del brazo atrofiado

264. Una jornada de Judas Iscariote en Nazaret

265. Instrucciones a los doce apóstoles al comienzo
de su ministerio

266. Los discípulos del Bautista quieren verificar que Jesús es el Mesías. Testimonio sobre el Precursor e invectiva contra las ciudades impenitentes

267. Jesús, carpintero en Corazín

268. Lección sobre la caridad con la parábola de los titos. El yugo de Jesús es ligero

269. La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos

270. Jesús recibe la noticia de que han matado a
Juan el Bautista

271. Salida para Tariquea con los apóstoles, que han regresado a Cafarnaúm

272. Reencarnación y vida eterna en el diálogo con un escriba

273. La primera multiplicación
de los panes

274. Jesús camina sobre las aguas. Su prontitud en socorrer
a quien le invoca

275. Cuatro nuevos discípulos. Jesús habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual

276. El hombre avaro y la parábola del rico necio. Las inquietudes y la vigilancia
en los siervos de Dios

277. En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos

278. El perdón y la parábola del siervo inicuo. La misión confiada a setenta y dos discípulos

279. Encuentro con Lázaro en el campo de los Galileos

280. El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre
los místicos futuros

281. En el Templo durante la fiesta de los Tabernáculos. Las condiciones para seguir a Jesús. La parábola de los talentos y la parábola del buen samaritano

282. La delación al Sanedrín respecto a Hermasteo,
Juan de Endor y Síntica

283. Síntica habla de su encuentro con la Verdad

284. La casita donada por Salomón. Cuatro apóstoles
se quedarán en Judea

285. Lázaro ofrece un refugio para Juan de Endor y Síntica. Viaje feliz hacia Jericó
sin Judas Iscariote

286. En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdo
de las almas

287. De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader

288. Palabras a los habitantes de Gerasa y alabanza de una mujer a la Madre de Jesús

289. AEl sábado a Gerasa. Asueto de Margziam. La pregunta de Síntica sobre la salvación
de los paganos

290. El hombre de los ojos ulcerosos. El alto en la "fuente del Camellero". Más sobre el recuerdo de las almas

291. Margziam descubre por qué Jesús ora todos los días
a la hora nona

292. Insidia de escribas y fariseos en Bosrá

293. Palabras de Jesús y milagros en Bosrá, después de la irrupción de dos fariseos. El don de la fe a Alejandro Misax

294. La rica dádiva del mercader. Adiós a la Madre
y a las discípulas

295. Palabras y milagros en Arbela, ya evangelizada por Felipe de Jacob

296. Llegada a Aera bajo la lluvia. Curación de los enfermos que allí esperan

297. Con el sermón de Aera termina el segundo
gran viaje apostólico

298. La ayuda prestada a los huerfanitos María y Matías y las enseñanzas que de ella
se deducen

299. A Juana de Cusa le son confiados, para su tutela, los huerfanitos María y Matías

300. Con escribas y fariseos en casa del resucitado de Naím

301. ola de las frentes destronadas y explicación de la parábola sobre lo no puro

302. En Magdala, antes de mandar a todos a sus respectivas familias para las Encenias

303. Jesús donde su Madre
en Nazaret

304. Con Juan de Endor, Síntica y Margziam. María es Madre
y Maestra

305. Jesús consuela a Margziam con la parábola de los pajarillos

306. También Simón Zelote está en Nazaret. Lección sobre los daños del ocio

307. Controversia en la casa de Nazaret acerca de las culpas de los nazarenos. Lección sobre la tendencia al pecado a pesar de la Redención

308. Curación del hijo de Simón de Alfeo. Margziam es el primero de los niños discípulos

309. Sacrificio de Margziam por la curación de una niña. Enmienda de Simón de Alfeo

310. Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida
de Juan de Endor y Síntica

311. La renuncia de Margziam es ocasión de una lección sobre los sacrificios hechos por amor

312. Jesús comunica a Juan de Endor la decisión de enviarle a Antioquía. Final del segundo año

 

158- En el lago de Genesaret con Juana de Cusa.


Jesús está en el lago, en la barca de Pedro, que va detrás de otras dos barcas: una de ellas, normal, de pesca, gemela de la de Pedro; otra, graciosa, rica, de recreo, la de Juana de Cusa; pero la dueña no va en ella, sino que está a los pies de Jesús en la tosca barca de Pedro. Yo diría que han coincidido en un punto de la orilla florida de Genesaret (hermosísima con la primera manifestación de la primavera palestina, que esparce sus nubes de almendros en flor y deposita perlas de futuras flores en perales y manzanos, granados, membrilleros...) todos, todos los más ricos y delicados árboles, en flores y frutos. Cuando la barca acaricia una determinada zona de la orilla, bajo el sol ya aparecen los millones de capullos que están engrosándose en las ramas en espera de florecer, mientras los pétalos de los almendros precoces revolotean, cual mariposas, en el aire quieto, hasta posarse sobre las claras olas.

Las orillas -entre los tallitos de hierba nueva que parece seda de un color verde alegre -están rociadas de ojos de oro de ranúnculos, de estrellas radiadas de pequeñas margaritas; junto a éstas, erguidas sobre su pedúnculo, como reinecitas coronadas, sonríen leves, pacíficas como iris infantiles, las miosotas sutiles, celestes, delicadísimas, que parecen decir "sí, sí" al Sol, al lago, a su hermana hierba, y que se sienten contentas de florecer (y de florecer ante los ojos cerúleos de su Señor).

En este comienzo de primavera, el lago no presenta todavía esa riqueza triunfante de los siguientes meses; no tiene todavía ese fasto suntuoso -hasta sensual, diría -de los millares de rosales rígidos o flexuosos que forman mata en los jardines o velo en los muros; de los millares de corimbos de los codesos y de las acacias; de los millares de filas de nardos en flor; de los millares de estrellas enceradas de los agrios; de todo este entremezclarse de colores, de perfumes violentos, delicados, embriagadores, que se presentan ante el frenesí humano de gozar y lo estimulan, un frenesí que profana, demasiado, este rincón de la Tierra tan puro como es el lago de Tiberíades, lugar elegido desde el comienzo de los siglos para teatro del mayor número de prodigios de Jesús, Señor nuestro.
Juana está mirando a Jesús, que está ensimismado en la gracia de su lago galileo. El rostro de ella sonríe repitiendo como espejo fiel la sonrisa de Él.

En las otras barcas van hablando, aquí hay silencio; el único ruido es el rumor sordo de los pies desnudos de Pedro y Andrés, que regulan las maniobras de la barca, y el suspiro del agua que la proa va abriendo, y que susurra su dolor en los lados de la barca, para después transformarse en risa en la popa, cuando la herida se cierra formando una estela argentina que el sol enciende como polvo diamantino.

Pasado este tiempo, Jesús deja su contemplación. Vuelve su mirada hacia su discípula. Le sonríe. Le pregunta:
-Hemos llegado casi, ¿no? Dirás que tu Maestro es un compañero muy poco afable, no te he dirigido ni una palabra.

-Pero las he leído en tu rostro, Maestro, y he oído todo lo que decías a las cosas que nos rodean.
-¿Y qué es lo que les decía?
-Amad, sed puras, sed buenas, porque venís de Dios y de su mano nada salió malo o impuro.

-Has leído bien.

-Señor mío, las hierbas lo hacen y los animales también; ¿por qué no lo hace el hombre, que es el más perfecto?   

Porque el diente de Satanás ha entrado sólo en el hombre; su pretensión ha sido destruir al Creador en su mayor prodigio, en el más semejante a Él.

Juana agacha la cabeza y medita. Da la impresión de ser una persona que no afronta algo o que vacila entre dos tendencias opuestas. Jesús la observa. Al final, levanta la cabeza y dice:

-Señor, ¿tendrías inconveniente en conocer a unas amigas mías paganas? Ya sabes que Cusa es de la Corte; y Herodes y Herodías, sobre todo ella, que es la verdadera dueña de la Corte y a cuya voluntad se someten todos los deseos de Herodes, por... moda, por mostrarse más refinados que los demás palestinos, para ser protegidos por Roma adorando a Roma y a todo lo romano, se muestran complacientes con los romanos de la casa proconsular y casi nos los imponen.

Verdaderamente debo decir que no son mujeres peores que nosotras; también entre nosotras, en estas orillas, hay algunas que han caído muy bajo. ¿Y de qué podemos hablar, si no hablamos por Herodías?... Cuando perdí a mi criatura y enfermé, fueron muy buenas conmigo. Además no las había buscado. Luego la amistad ha seguido. Pero, si me dices que no es correcto, la disuelvo. ¿No? Gracias, Señor.

Anteayer estaba en casa de una de estas amigas. Por mi parte era una visita de amistad; por parte de Cusa era una visita obligada. Era una orden del Tetrarca, que.., quisiera volver aquí y que no se siente demasiado seguro, y entonces... quiere estrechar vínculos más interesados con Roma para tener cubiertas las espaldas. Bueno, incluso... ¿Tú eres pariente del Bautista, verdad?; bueno, pues te ruego que le digas que no se fíe demasiado, que no abandone nunca las fronteras de Samaria, o, mejor, si no siente repulsa, que se oculte allí un tiempo. La serpiente se acerca al cordero y el cordero tiene mucho de qué temer; de todo. Que esté atento, Maestro. Que no se sepa que lo he dicho yo, porque significaría el fin de Cusa.

-No te preocupes, Juana. Le advertiré al Bautista a través de un medio eficaz, sin que perjudique a nadie.
-Gracias, Señor. Deseo servirte... lo que pasa es que no quisiera que ello creara extorsiones a mi marido. La verdad es que... no siempre voy a poder ir contigo; algunas veces tendré que quedarme en casa porque él así lo desea, y es razonable.

-Sí, te quedarás, Juana; lo comprendo todo. No sigas hablando, que no es necesario.

-Pero, en los momentos de mayor peligro para ti, ¿me querrás a tu lado?

-Sí, Juana, por supuesto.

-¡Cuánto peso el tener que decir esto, y el hecho mismo de decirlo! Ahora me siento aliviada.

-Si tienes fe en mí, vivirás un consuelo continuo. Pero... me estabas hablando de una amiga tuya romana.

-Sí. Es amiga íntima de Claudia. Creo que incluso son parientes. Tendría interés en hablar contigo, por lo menos en escucharte. Y no es ella sólo. Además, ahora que has curado a la niña de Valeria -la noticia ha llegado a la velocidad del relámpago -su interés es mayor. La otra noche, en un banquete, había muchas voces a favor y muchas en contra de ti. Había también algunos herodianos y saduceos -aunque lo negarían sí se lo preguntasen -y también mujeres... ricas y... y no honestas.

Estaba -siento decirlo porque sé que eres amigo de su hermano -, estaba María de Magdala, con su nuevo amigo y con otra mujer, griega creo, tan licenciosa como ella. Ya sabes cómo hacen los paganos, ¿no? Las mujeres se sientan a la mesa con los hombres. Bueno esto es muy... muy...

¡Oh, qué situación más violenta! Mi amiga, que es una mujer delicada, me eligió como compañero a mi propio marido, lo cual me significó un gran alivio. Pero las otras... Bien, pues se hablaba de ti, porque impresionó el milagro que hiciste a Faustina. Los romanos mostraban admiración hacia ti como un gran médico y mago ­perdona, Señor -, pero los herodianos y saduceos escupían veneno contra tu Nombre. Y María... ¡qué horror, María!... Empezó con burlas y luego... No, no quiero decirte esto. Estuve llorando toda la noche.

-¡Déjala! ¡Sanará!

-¡No, no, si está sana!

-En cuanto al cuerpo; lo demás está todo intoxicado. Pero sanará.

-Si Tú lo dices... Ya sabes cómo son las romanas... Sus palabras fueron: "No nos asustan las brujerías, ni creemos en fábulas. Queremos juzgar por nosotras mismas"; y luego a mí me dijeron: "¿No podríamos oírle hablar?"

-Diles que al final de la luna de Sabat estaré en tu casa.

-Se lo diré, Señor. ¿Crees que se acercarán a ti?
-En ellas hay todo un mundo que rehacer. Lo primero es derribar, luego edificar. No es imposible. Ahí está tu casa, Juana, el jardín; trabaja en ella para tu Maestro como te he dicho. Adiós, Juana. El Señor sea contigo. Yo te bendigo en su nombre.

La barca se arrima. Juana dice en tono de ruego:

-¿Entonces no pasas siquiera?

-Ahora no. Debo reavivar las llamas. En unos pocos meses de ausencia casi se han apagado. Y el tiempo vuela.

La barca se detiene en el recodo que penetra en el jardín de Cusa. Unos domésticos acuden para ayudar a su señora a bajar. La barca de Juana -ya Juan, Mateo, el Iscariote y Felipe la han dejado para subir a la de Pedro -está detrás de la de Pedro en el embarcadero, la cual luego se separa lentamente y reanuda su navegación hacia la orilla opuesta.


   


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