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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 3 de 7 »
SEGUNDO AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
141. Yendo hacia Arimatea con los discípulos y con
José de Emaús
142. Con los doce hacia Samaria
143. La samaritana Fotinai
144. Los samaritanos invitan a Jesús a Sicar
145. El primer día en Sicar
146. El segundo día en Sicar. Jesús se despide de los samaritanos
147. Curación de una mujer de Sicar y conversión de Fotinai
148. Jesús visita a Juan el Bautista en las cercanías de Enón
149. La visita a Juan el Bautista, motivo de instrucción
a los apóstoles
150. Jesús en Nazaret, en casa de su Madre. Ella deberá
seguir a su Hijo
151. En Caná en casa de Susana, que se hará discípula.
El oficial del rey
152. María Salomé es recibida como discípula
153. Las mujeres allegadas a los discípulos al servicio de Jesús
154. Jesús en Cesárea Marítima habla a los galeotes.
Las fatigas del apostolado
155. Curación de la niña romana en Cesárea
156. Analía, la primera de las vírgenes consagradas
157. Instrucciones a las discípulas en Nazaret
158. En el lago de Genesaret
con Juana de Cusa.
159. Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.
160. Encuentro con Gamaliel en el camino de Neftalí a Yiscala
161. Curación del nieto del fariseo Elí de Cafarnaúm
162. Las conversiones humanas del fariseo Elí
y de Simón de Alfeo
163. Comiendo en casa del fariseo Elí de Cafarnaúm
164. El retiro en el monte para la elección de los Apóstoles
165. Elección de los doce Apóstoles
166. Los milagros después de la elección apostólica. Simón el Zelote y Juan predican por primera vez
167. Jesús concurre con las romanas en el jardín
de Juana de Cusa
168. Aglae en casa de María,
en Nazaret
169. Primer discurso de la Montaña: la misión de los apóstoles y de los discípulos
170. Segundo discurso de la Montaña: el don de la Gracia; las bienaventuranzas
171. Tercer discurso de la Montaña: los consejos evangélicos que perfeccionan
la Ley
172. Cuarto discurso de la Montaña: el juramento, la oración, el ayuno. El anciano Ismael y Sara
173. Quinto discurso de la Montaña: el uso de las riquezas; la limosna; la confianza en Dios.
174. Sexto discurso de la Montaña: la elección entre el Bien y el Mal; el adulterio; el divorcio. La llegada importuna de
María de Magdala.
175. El leproso curado al pie del Monte. Generosidad
del escriba Juan
176. Durante el descanso sabático, el último discurso
de la Montaña:
amar la
voluntad de Dios
177. La curación del siervo
del centurión
178. Tres hombres que quieren seguir a Jesús
179. La parábola del sembrador. En Corazín con el nuevo
discípulo Elías
180. Controversia en la cocina de Pedro en Betsaida. Explicación de la parábola del sembrador. La noticia de la segunda captura de Juan el Bautista
181. La parábola del trigo
y la cizaña
182. Palabras a algunos pastores
con el huerfanito Zacarías
183. La curación de un hombre herido en casa de
María de Magdala
184. El pequeño Benjamín de Magdala y dos parábolas sobre
el Reino de los Cielos
185. La tempestad calmada.
Una lección sobre
sus preliminares
186. Los dos endemoniados de la región de los Gerasenos
187. Hacia Jerusalén
para la Pascua.
De Tariquea al monte Tabor
188. La gruta de la maga y el encuentro con Félix, llamado luego Juan
189. En Naím. Resurrección del hijo de una viuda
190. La llegada a la llanura de Esdrelón durante la puesta
del sol del viernes
191. El sábado en Esdrelón.
El pequeño Yabés.
Parábola del rico Epulón
192. Una predicción a Santiago de Alfeo. La Regada a Engannim tras un alto en Meguido
193. Llegada a Siquem tras dos días de camino
194. La revelación al pequeño Yabés durante el camino de Siquem a Berot
195. Una lección de Juan de Endor a Judas Iscariote.
Llegada a Jerusalén
196. El sábado en Getsemaní. Jesús habla de su Madre y de los amores de distintas potencias
197. En el Templo con José de Arimatea. La hora del incienso
198. El encuentro con la Madre en Betania. Yabés cambia su nombre por el de Margziam
199. Donde los leprosos de Siloán y Ben Hinnom. Pedro obtiene a Margziam
por medio de María
200. Coloquio de Áglae
con el Salvador
201. El examen de la mayoría
de edad de Margzia
202. Judas Iscariote es reprendido. Llegada de los campesinos de Jocanán
203. El Padrenuestro
204. La fe y el alma explicadas a los paganos con la parábola
de los templos
205. La parábola del hijo pródigo
206. Con dos parábolas sobre el Reino de los Cielos, termina la permanencia en Betania
207. En la gruta de
Belén la Madre evoca
el
nacimiento de Jesús
208. María Santísima ve de nuevo al pastor Elías y con Jesús va a Betsur donde Elisa
209. La fecundidad del dolor, en el discurso de Jesús junto a la casa de Elisa en Betsur
210. Las inquietudes de Judas Iscariote durante el camino
hacia Hebrón
211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista
212. Una ola de amor a Jesús, que en Yuttá habla desde
la
casita de Isaac
213. En Keriot una profecía de Jesús y el comienzo de la predicación apostólica
214. La madre de Judas abre su corazón a María Stma., que ha llegado a Keriot
215. El posadero de Bet Yinna
y su hija lunática
216. Las infidelidades de los discípulos en la parábola
del diente de león
217. Las espigas arrancadas
un sábado
218. La llegada a Ascalón,
ciudad filistea
219. Los distintos frutos de la predicación de los apóstoles en la ciudad de Ascalón
220. Los idólatras de Magdalgad y la curación milagrosa
de la parturienta
221. Los prejuicios de los apóstoles respecto a los paganos y la parábola del hijo deforme
222. Un secreto del apóstol Juan
223. Una caravana nupcial se libra del asalto de bandidos después de un discurso de Jesús
224. En el apóstol Juan actúa el Amor. Llegada a Béter
225. El paralítico de la piscina de Betseida y la disputa sobre las obras del Hijo de Dios
226. Un signo bueno por parte de María de Magdala. Muerte del anciano Ismael
227. Un episodio incompleto
228. Margziam confiado
a Porfiria
229. Discurso a los habitantes de Betsaida sobre el gesto de caridad de Simón Pedro
230. Curación de la hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo
231. En Cafarnaúm, Jesús y Marta hablan de la crisis que atormenta a María de Magdala
232. Curación de dos ciegos y de un mudo endemoniado
233. La parábola de la oveja perdida. María de Magdala también la oye
234. Comentario de tres episodios sobre la conversión de María de Magdala
235. Marta ha recibido de su hermana María la certidumbre de la conversión
236. La cena en casa de Simón el fariseo y la absolución
a María de Magdala
237. La petición de obreros para la mies, y la parábola del tesoro escondido en el campo. Marta todavía teme por su
hermana María
238. Llegada de María Stma. con María de Magdala a Cafarnaúm en medio de una tempestad
239. La parábola de los peces, la parábola de la perla, y del tesoro de las enseñanzas viejas y nuevas
240. En Betsaida, en la casa de Simón, con Porfiria y Margziam, el cual enseña a la Magdalena la oración de Jesús
241. Vocación de la hija de Felipe. Llegada a Magdala y parábola de la dracma perdida
242. Jesús habla sobre la Verdad al romano Crispo, el único que lo escucha de Tiberíades
243. En Caná en la casa de Susana. Las expresiones, los gestos y la voz de Jesús. Debate de los apóstoles acerca de las posesiones diabólicas
244. Juan repite un discurso de Jesús sobre la Creación y sobre los pueblos que esperan la Luz
245. Una acusación de los nazarenos a Jesús, rechazada con la parábola del
leproso curado
246. Un apólogo para los habitantes de Nazaret, los cuales permanecen incrédulos
247. María Stma. instruye a la Magdalena en orden
a la oración mental
248. En Belén de Galilea. Juicio ante un homicidio y parábola de los bosques petrificados
249. María Stma. instruye a Judas Iscariote sobre el deber preeminente de la
fidelidad a Dios
250. A los discípulos que han venido con Isaac: la parábola del lodo transformado en llama. Juan de Endor es alma víctima
251. A los pescadores siro-fenicios: la parábola del minero perseverante. Hermasteo
de Ascalón
252. El regreso de Tiro. Milagros. Parábola de la vid y el olmo
253. María Santísima devela a María de Alfeo el sentido de la maternidad espiritualizada.
La Magdalena debe
forjarse sufriendo
254. El encuentro con Síntica, esclava griega y la llegada a Cesárea Marítima
255. Despedida de las hermanas Marta y María, que parten con Síntica. Una lección
a Judas Iscariote
256. Parábola sobre la virtud de la esperanza, que sujeta la fe
y la caridad
257. Retiro de Jesús y Santiago de Alfeo en el monte Carmelo
258. Jesús revela a Santiago de Alfeo cuál será su misión
de apóstol
259. Lección sobre la Iglesia y los Sacramentos a Santiago de Alfeo, que obra un milagro
260. Dos parábolas de Pedro para los campesinos
de la llanura de Esdrelón
261. Exhortación a los campesinos de Doras,
que ahora lo son de Jocanán
262. Una hija no querida y el papel de la mujer redimida.
El Iscariote solicita
la ayuda de María
263. Curación del hombre del brazo atrofiado
264. Una jornada de Judas Iscariote en Nazaret
265. Instrucciones a los doce apóstoles al comienzo
de su ministerio
266. Los discípulos del Bautista quieren verificar que Jesús es el Mesías. Testimonio sobre el Precursor e invectiva contra las ciudades impenitentes
267. Jesús, carpintero en Corazín
268. Lección sobre la caridad con la parábola de los titos. El yugo de Jesús es ligero
269. La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos
270. Jesús recibe la noticia de que han matado a
Juan el Bautista
271. Salida para Tariquea con los apóstoles, que han regresado a Cafarnaúm
272. Reencarnación y vida eterna en el diálogo con un escriba
273. La primera multiplicación
de los panes
274. Jesús camina sobre las aguas. Su prontitud en socorrer
a quien le invoca
275. Cuatro nuevos discípulos. Jesús habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual
276. El hombre avaro y la parábola del rico necio. Las inquietudes y la vigilancia
en los siervos de Dios
277. En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos
278. El perdón y la parábola del siervo inicuo. La misión confiada a setenta y dos discípulos
279. Encuentro con Lázaro en el campo de los Galileos
280. El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre
los místicos futuros
281. En el Templo durante la fiesta de los Tabernáculos. Las condiciones para seguir a Jesús. La parábola de los talentos y la parábola del buen samaritano
282. La delación al Sanedrín respecto a Hermasteo,
Juan de Endor y Síntica
283. Síntica habla de su encuentro con la Verdad
284. La casita donada por Salomón. Cuatro apóstoles
se quedarán en Judea
285. Lázaro ofrece un refugio para Juan de Endor y Síntica. Viaje feliz hacia Jericó
sin Judas Iscariote
286. En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdo
de las almas
287. De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader
288. Palabras a los habitantes de Gerasa y alabanza de una mujer a la Madre de Jesús
289. AEl sábado a Gerasa. Asueto de Margziam. La pregunta de Síntica sobre la salvación
de los paganos
290. El hombre de los ojos ulcerosos. El alto en la "fuente del Camellero". Más sobre el recuerdo de las almas
291. Margziam descubre por qué Jesús ora todos los días
a la hora nona
292. Insidia de escribas y fariseos en Bosrá
293. Palabras de Jesús y milagros en Bosrá, después de la irrupción de dos fariseos. El don de la fe a Alejandro Misax
294. La rica dádiva del mercader. Adiós a la Madre
y a las discípulas
295. Palabras y milagros en Arbela, ya evangelizada por Felipe de Jacob
296. Llegada a Aera bajo la lluvia. Curación de los enfermos que allí esperan
297. Con el sermón de Aera termina el segundo
gran viaje apostólico
298. La ayuda prestada a los huerfanitos María y Matías y las enseñanzas que de ella
se deducen
299. A Juana de Cusa le son confiados, para su tutela, los huerfanitos María y Matías
300. Con escribas y fariseos en casa
del resucitado de Naím
301. ola de las frentes destronadas y explicación de la parábola sobre lo no puro
302. En Magdala, antes de mandar a todos a sus respectivas familias para las Encenias
303. Jesús donde su Madre
en Nazaret
304. Con Juan de Endor, Síntica y Margziam. María es Madre
y Maestra
305. Jesús consuela a Margziam con la parábola de los pajarillos
306. También Simón Zelote está en Nazaret. Lección sobre los daños del ocio
307. Controversia en la casa de Nazaret acerca de las culpas de los nazarenos. Lección sobre la tendencia al pecado a pesar de la Redención
308. Curación del hijo de Simón de Alfeo. Margziam es el primero de los niños discípulos
309. Sacrificio de Margziam por la curación de una niña. Enmienda de Simón de Alfeo
310. Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida
de Juan de Endor y Síntica
311. La renuncia de Margziam es ocasión de una lección sobre los sacrificios hechos por amor
312. Jesús comunica a Juan de Endor la decisión de enviarle a Antioquía. Final del segundo año
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310- Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida de Juan de Endor y Síntica
Está avanzada ya la mañana cuando Pedro llega, solo e inesperado, a la casa de Nazaret. Viene cargado de cestas y talegos, como un mozo de cuerda; pero tan feliz, que no siente el peso ni la fatiga.
Dedica una sonrisa llena de felicidad y un saludo, gozoso y respetuosísimo al mismo tiempo, a María, que ha ido a abrirle. Luego pregunta:
-¿Dónde están el Maestro y Margziam?
-Están en el ribazo, encima de la gruta, pero de la parte de la casa de Alfeo. Creo que Margziam está cogiendo aceitunas; Jesús está meditando. Voy a llamarlos.
-Lo hago yo.
-Descarga todos esos pesos al menos.
-No, no. Son sorpresas para el niño. Me gusta verlo abrir del todo los ojos y hurgar ansioso... Son sus delicias, pobre niño mío.
Sale al huerto. Va al pie del ribazo. Se esconde muy bien en la oquedad de la gruta y grita cambiando un poco la voz:
-La paz a ti, Maestro -y luego con su voz natural: « ¡Margziam!...».
La vocecita de Margziam, que llenaba de exclamaciones el aire calmo, calla... Una pausa, luego la vocecita, casi de niña, del muchacho pregunta:
-Maestro, ¿pero no era mi padre el que me ha llamado?
Quizás Jesús estaba tan inmerso en sus pensamientos, que no ha oído nada, y lo confiesa con sencillez.
Pedro llama de nuevo:
-¡Margziam! -y se echa a reír con su abierta risa.
-¡Sí, sí, es él! ¡Padre! ¡Padre mío! ¿Dónde estás?
-Se asoma prominentemente para mirar al huerto. Pero no ve nada...
También Jesús se acerca y mira... Ve a María, sonriente, en la puerta, y a Juan y Síntica, que están en el local que hay en el fondo del huerto, junto al horno, y se asoman también.
-¡Ah, Margziam no espera más! Se echa abajo desde el borde, justo al lado de la gruta. Pedro está preparado para agarrarlo antes de que toque el suelo. Es conmovedor el saludo de los dos. Jesús, María y los dos que están en el fondo del huerto lo observan sonriendo; luego se acercan todos al grupo de amor.
Pedro se libera a duras penas del apretón del muchacho para saludar a Jesús de nuevo con una inclinación. Y Jesús lo abraza, abarcando al mismo tiempo al niño, que no se separa del apóstol y que pregunta:
-¿Y mi madre?
Pero Pedro responde a la pregunta de Jesús « ¿por qué has venido tan pronto?»:
-¿Creías que podía estar tanto tiempo sin verte? Y además... estaba Porfiria, que no me dejaba tranquilo: "Ve a ver a Margziam. Llévale esto, llévale aquello". Parecía como si viera a Margziam en medio de bandidos o en un desierto. La última noche se levantó para hacer los bollos, y nada más que acabaron de cocerse me apremió para que me pusiera en camino...
-¡Sopla! ¡Los bollos!... -grita Margziam. Pero, inmediatamente, se calla.
-Sí. Están aquí dentro, junto con los higos secados en el horno y las aceitunas y las manzanas rojas. Y también te ha untado un pan. Y te manda quesitos de tus ovejitas. Hay también una túnica que no absorbe el agua. Y luego, y luego... No sé qué más. ¿Cómo? ¿Ya no sientes apremio?
¿Casi lloras? ¿Por qué?
-Porque hubiera preferido que me hubieras traído a ella, antes que todas estas cosas... Yo la quiero, ¿sabes?
-¡Oh, Divina Misericordia! ¿Quién lo iba a pensar? Si estuviera aquí y te oyera, se derretiría como la mantequilla...
-Margziam tiene razón. Podías haber venido con ella. Evidentemente, desea verlo después de tanto tiempo. Nosotras las mujeres somos así con nuestros niños... -dice María. -Bien... Pero dentro de poco lo verá, ¿no es verdad, Maestro?
-Sí. Después de las Encenias, cuando nos marchemos... Es más... Sí, cuando vuelvas, después de las Encenias, vendrás con ella. Estará con él aquí, unos días, y luego volverán juntos a Betsaida.
-¡Oh, qué bonito! ¡Aquí con dos madres!
El niño está ya calmado y contento.
Entran todos en casa y Pedro se descarga de los bultos.
-Mirad: pescado seco, en salmuera, y fresco. Le será útil a tu Madre. Y ese queso tierno que te gusta tanto, Maestro. Y aquí huevos para Juan. Esperemos que no se hayan roto... No. Menos mal. Y luego uvas. Me las ha dado Susana en Caná, donde he dormido. Y luego... ¡Ah, y esto! Mira, Margziam, qué color de oro tiene. Parece hecho con los cabellos de María -... y abre un tarro lleno de miel filamentosa.
-¡Pero por qué tantas cosas? Ha sido un sacrificio para ti, Simón -dice María ante los envoltorios, grandes y pequeños, vasijas y orzas que tapan la mesa.
-¿Un sacrificio? No. Por lo que se refiere al pescado, he pescado mucho y con mucho resultado. Lo demás son cosas de la casa. No cuesta nada, y, en compensación, da mucha alegría traerlo. Además... Ya estamos en las Encenias... Es tradición, ¿no? ¿No pruebas la miel?
-No puedo -dice serio Margziam.
-¿Por qué? ¿Estás mal?
-No. Pero no puedo comerla.
-¿Pero por qué?
El niño se pone colorado, pero no responde. Mira a Jesús y calla. Jesús sonríe y explica:
-Margziam ha hecho un voto para obtener una gracia. No puede comer miel durante cuatro semanas.
-¡Ah! ¡Bien! La comerás después... De todas formas, toma el tarro... ¡Fíjate tú! ¡No pensaba que fuera tan... tan...
-Tan generoso, Simón. Quien de niño acomete la penitencia encontrará fácil durante toda la vida el camino de la virtud dice Jesús mientras el niño se marcha con su tarro entre las manos.
Pedro lo mira, con admiración, mientras se marcha. Luego pregunta:
-¿No está el Zelote?
-Está en casa de María de Alfeo. Volverá pronto. Esta noche dormiréis juntos. Vamos allí, Simón Pedro.
Salen. María y Síntica se quedan a ordenar la habitación invadida de envoltorios.
-Maestro... Yo he venido para verte a ti y al niño. Es verdad. Pero también porque he pensado mucho estos días, especialmente después de la llegada de tres abejorros venenosos... a los que les dije más mentiras que peces hay en el mar. Ahora están yendo al Getsemaní, creyendo que encontrarán a Juan de Endor; luego van a casa de Lázaro, esperando encontraros allí a Síntica y a ti. ¡Que anden, que anden!... Pero luego volverán y... Maestro, te quieren crear problemas por estos dos pobrecitos...
-Ya hace meses que he tomado las medidas oportunas. Cuando ésos regresen buscando a estos dos perseguidos, ya no los encontrarán, en ningún lugar de Palestina. ¿Ves estos arcones? Son para ellos. ¿Has visto todos esos vestidos doblados junto al telar? Son para ellos. ¿Estás asombrado?
-Sí, Maestro. ¿Y a dónde los mandas?
-A Antioquía
Pedro da un silbido significativo y pregunta:
-¿A casa de quién? ¿Y cómo van?
-Van a una casa de Lázaro. La última que tiene Lázaro donde su padre gobernó en nombre de Roma. Irán por mar...
-¡Ah, eso; porque si Juan tuviera que ir con sus piernas!...
-Por mar. Me complace también a mí el poder hablar contigo. Habría mandado a Simón a decirte: "Ve", para preparar todo. Escucha. Dos o tres días después de las Encenias, nos marcharemos de aquí, pero no todos juntos, para no llamar la atención. Formaremos parte de la comitiva: Yo, tú, tu hermano, Santiago y Juan y mis dos hermanos, más Juan y Síntica. ¡Iremos a Tolemaida! Desde allí, con una barca, tú los acompañarás a Tiro. Allí subiréis a bordo de una nave que va a Antioquía, como si fuerais prosélitos que regresan a sus casas. Luego os volveréis y me encontraréis en Akzib. Estaré en la cima del monte todos los días, y además el espíritu os guiará...
-¿Cómo? ¿No vienes con nosotros?
-Me notarían demasiado. Quiero dar paz al espíritu de Juan.
-¿Y cómo me las voy a arreglar yo, que no he salido nunca de aquí?
-No eres un niño... y pronto tendrás que ir mucho más lejos que a Antioquía. Me fío de ti. Como ves te estimo...
-¿Y Felipe y Bartolomé?
-Irán a nuestro encuentro a Yotapata, y evangelizarán en espera de nosotros. Les escribiré. Tú llevarás la carta.
-Y... ¿Esos dos que están ahí ya saben su destino?
-No. Les dejo celebrar en paz la fiesta...
-¡Mmm! ¡Pobrecillos! ¡Vamos, hombre, que uno tenga que verse perseguido por gentuza y...!
-No te ensucies la boca, Simón.
-Sí, Maestro... Oye... ¿y cómo vamos a llevar estos arcones? ¿Y a Juan? Lo veo verdaderamente muy enfermo.
-Nos serviremos de un burro.
-No. Tomamos un carrito.
-¿Y quién lo guía?
-¡Hombre, si Judas de Simón ha aprendido a remar, Simón de Jonás aprenderá a guiar! ¡A fin de cuentas, no debe ser una cosa tan difícil llevar por el ramal a un asno! En el carro metemos los arcones y a los dos... y nosotros vamos a pie. ¡Sí, sí, créeme que será una buena solución!
-¿Y quién nos deja el carrito? Recuerda que no quiero que se note la partida.
Pedro piensa... Decide:
-¡Tienes dinero?
-Sí. Mucho todavía, de las joyas de Misax.
-Entonces todo es fácil. Dame una suma. Tomaré asno y carro de alguien y... sí, sí... luego le regalamos el asno a algún necesitado, y el carrito... pues ya veremos... He hecho bien en venir. ¿Y entonces tengo que volver con mi mujer?
-Sí. Conviene.
-Pues así será. ¡Pero, esos dos pobrecillos!... Siento que nos tengamos que separar de Juan. Ya de por sí lo íbamos a tener poco tiempo... ¡Pero, pobrecillo! Podía morir aquí, como Jonás...
-No se lo habrían permitido. El mundo odia a quien se redime.
-Le va a doler...
-Encontraré un expediente para que parta consolado.
-¿Cuál?
-El mismo que ha servido para apartar a Judas de Simón: el de trabajar para mí.
-Sólo que en Juan será santidad, pero en Judas es solamente soberbia.
-Simón, no murmures.
-¡Más difícil que hacer cantar a un pez! Es verdad, Maestro, no es murmuración... Pero, creo que ha venido Simón con tus hermanos. Vamos allí.
-Vamos. Y silencio con todos.
-No es necesario que me lo digas. No puedo callar la verdad cuando hablo, pero sé callar del todo, si quiero.
Y quiero. Me lo he jurado a mí mismo. ¡Yo ir hasta Antioquía! ¡Al otro extremo del mundo! ¡Ya ardo en deseos de volver de allí! No dormiré hasta que todo se haya hecho...
Salen y ya no sé nada más.
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