|  | EL EVANGELIOCOMO ME HA SIDO REVELADO
 
 
   Autor: María Valtorta 
 « PARTE 3 de 7 »
SEGUNDO AÑO DE LAVIDA PUBLICA DE JESUS
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 141. Yendo hacia Arimatea con los discípulos y con José de Emaús
 142. Con los doce hacia Samaria   143. La samaritana Fotinai   144. Los samaritanos invitan a Jesús a Sicar   145. El primer día en Sicar  146. El segundo día en Sicar. Jesús se despide de los samaritanos  147. Curación de una mujer de Sicar y conversión de Fotinai  148. Jesús visita a Juan el Bautista en las cercanías de Enón   149. La visita a Juan el Bautista, motivo de instrucción a los apóstoles
 150. Jesús en Nazaret, en casa de su Madre. Ella deberá seguir a su Hijo
 151. En Caná en casa de Susana, que se hará discípula.El oficial del rey
 152. María Salomé es recibida como discípula   153. Las mujeres allegadas a los discípulos al servicio de Jesús  154. Jesús en Cesárea Marítima  habla a los galeotes. Las fatigas del apostolado
 155. Curación de la niña romana en Cesárea  156. Analía, la primera de las  vírgenes consagradas   157. Instrucciones a las discípulas en Nazaret  158. En el lago de Genesaret con Juana de Cusa.
 159. Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.  160. Encuentro con Gamaliel en el camino de Neftalí a Yiscala   161. Curación del nieto del fariseo Elí de Cafarnaúm  162. Las conversiones humanas del fariseo Elí y de Simón de Alfeo
 163. Comiendo en casa del fariseo Elí de Cafarnaúm  164. El retiro en el monte para la elección de los Apóstoles  165. Elección de los doce Apóstoles  166. Los milagros después de la elección apostólica. Simón el Zelote y Juan predican por primera vez  167. Jesús concurre con las romanas en el jardín de Juana de Cusa
 168. Aglae en casa de María,en Nazaret
 169. Primer discurso de la Montaña: la misión de los apóstoles y de los discípulos  170. Segundo discurso de la Montaña: el don de la Gracia; las bienaventuranzas  171. Tercer discurso de la Montaña: los consejos  evangélicos que perfeccionanla Ley
 172. Cuarto discurso de la Montaña: el juramento, la  oración, el ayuno. El anciano Ismael y Sara   173. Quinto discurso de la Montaña: el uso de las  riquezas; la limosna; la confianza en Dios.   174. Sexto discurso de la Montaña: la elección entre  el Bien y el Mal; el adulterio; el divorcio. La llegada importuna deMaría de  Magdala.
 175. El leproso curado al pie del Monte. Generosidad  del escriba Juan
 176. Durante el descanso sabático, el último discursode la Montaña:
 amar la 
  voluntad de Dios
 177. La curación del siervodel centurión
 178. Tres hombres que quieren seguir a Jesús  179. La parábola del sembrador. En Corazín con el nuevodiscípulo Elías
 180. Controversia en la cocina de Pedro en Betsaida.  Explicación de la parábola del sembrador. La noticia de la segunda captura de  Juan el Bautista   181. La parábola del trigoy la cizaña
 182. Palabras a algunos pastores con el huerfanito Zacarías
 183. La curación de un hombre herido en casa de María  de Magdala
 184. El pequeño Benjamín de Magdala y dos parábolas sobreel Reino de los Cielos
 185. La tempestad calmada.Una lección sobre
 sus  preliminares
 186. Los dos endemoniados de la región de los  Gerasenos   187. Hacia Jerusalénpara la Pascua.
 De Tariquea al  monte Tabor
 188. La gruta de la maga y el encuentro con Félix,  llamado luego Juan  189. En Naím. Resurrección del hijo de una viuda   190. La llegada a la llanura de Esdrelón durante la  puestadel sol del viernes
 191. El sábado en Esdrelón. El pequeño Yabés.
 Parábola del rico Epulón
 192. Una predicción a Santiago de Alfeo. La Regada a  Engannim tras un alto en Meguido   193. Llegada a Siquem tras dos días de camino   194. La revelación al pequeño Yabés durante el camino  de Siquem a Berot   195. Una lección de Juan de Endor a Judas Iscariote. Llegada a Jerusalén
 196. El sábado en Getsemaní. Jesús habla de su Madre  y de los amores de distintas potencias   197. En el Templo con José de Arimatea. La hora del incienso   198. El encuentro con la Madre en Betania. Yabés  cambia su nombre por el de Margziam  199. Donde los leprosos de Siloán y Ben Hinnom. Pedro  obtiene a Margziam por medio de María
 200. Coloquio de Áglaecon el Salvador
 201. El examen de la mayoría de edad de Margzia
 202. Judas Iscariote es reprendido. Llegada de los campesinos de Jocanán  203. El Padrenuestro  204. La fe y el alma explicadas a los paganos con la  parábolade los templos
 205. La parábola del hijo pródigo  206. Con dos parábolas sobre el Reino de los Cielos,  termina la permanencia en Betania  207. En la gruta de Belén la Madre evoca
 el 
nacimiento de Jesús
 208. María Santísima ve de nuevo al pastor Elías y con  Jesús va a Betsur donde Elisa   209. La fecundidad del dolor, en el discurso de Jesús junto a la casa de Elisa en Betsur  210. Las inquietudes de Judas Iscariote durante el  caminohacia Hebrón
 211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista   212. Una ola de amor a Jesús, que en Yuttá habla desde la 
  casita de Isaac
 213. En Keriot una profecía de Jesús y el comienzo de la predicación apostólica  214. La madre de Judas abre su corazón a María Stma., que ha llegado a Keriot  215. El posadero de Bet Yinna y su hija lunática
 216. Las infidelidades de los discípulos en la parábola del diente de león
 217. Las espigas arrancadasun sábado
 218. La llegada a Ascalón,ciudad filistea
 219. Los distintos frutos de la predicación de los apóstoles en la ciudad de Ascalón  220. Los idólatras de Magdalgad y la curación milagrosa de la parturienta
 221. Los prejuicios de los apóstoles respecto a los paganos y la parábola del hijo deforme  222. Un secreto del apóstol Juan   223. Una caravana nupcial se libra del asalto de bandidos después de un discurso de Jesús  224. En el apóstol Juan actúa el Amor. Llegada a Béter  225. El paralítico de la piscina de Betseida y la disputa sobre las obras del Hijo de Dios  226. Un signo bueno por parte de María de Magdala. Muerte del anciano Ismael   227. Un episodio incompleto   228. Margziam confiadoa Porfiria
 229. Discurso a los habitantes de Betsaida sobre el gesto de caridad de Simón Pedro   230. Curación de la hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo  231. En Cafarnaúm, Jesús y Marta hablan de la crisis que atormenta a María de Magdala  232. Curación de dos ciegos y de un mudo endemoniado  233. La parábola de la oveja perdida. María de Magdala también la oye  234. Comentario de tres episodios sobre la conversión de María de Magdala  235. Marta ha recibido de su hermana María la certidumbre de la conversión   236. La cena en casa de Simón el fariseo y la absolucióna María de Magdala
 237. La petición de obreros para la mies, y la parábola del tesoro escondido en el campo. Marta todavía teme por suhermana María
 238. Llegada de María Stma. con María de Magdala a Cafarnaúm en medio de una tempestad  239. La parábola de los peces, la parábola de la perla, y del tesoro de las enseñanzas viejas y nuevas  240. En Betsaida, en la casa de Simón, con Porfiria y Margziam, el cual enseña a la Magdalena la oración de Jesús  241. Vocación de la hija de Felipe. Llegada a Magdala y parábola de la dracma perdida  242. Jesús habla sobre la Verdad al romano Crispo, el único que lo escucha de Tiberíades  243. En Caná en la casa de Susana. Las expresiones, los gestos y la voz de Jesús. Debate de los apóstoles acerca de las posesiones diabólicas  244. Juan repite un discurso de Jesús sobre la Creación y sobre los pueblos que esperan la Luz  245. Una acusación de los nazarenos a Jesús, rechazada con la parábola delleproso curado
 246. Un apólogo para los habitantes de Nazaret, los cuales permanecen incrédulos 
 247. María Stma. instruye a la Magdalena en orden a la oración mental
 248. En Belén de Galilea. Juicio ante un homicidio y parábola de los bosques petrificados  249. María Stma. instruye a Judas Iscariote sobre el deber preeminente de la fidelidad a Dios
 250. A los discípulos que han venido con Isaac: la parábola del lodo transformado en llama. Juan de Endor es alma víctima  251. A los pescadores siro-fenicios: la parábola del minero perseverante. Hermasteo de Ascalón
 252. El regreso de Tiro. Milagros. Parábola de la vid y el olmo  253. María Santísima devela a María de Alfeo el sentido de la maternidad espiritualizada.La Magdalena debe
 forjarse sufriendo
 254. El encuentro con Síntica, esclava griega y la llegada a Cesárea Marítima  255. Despedida de las hermanas Marta y María, que parten con Síntica. Una leccióna Judas Iscariote
 256. Parábola sobre la virtud de la esperanza, que sujeta la fey la caridad
 257. Retiro de Jesús y Santiago de Alfeo en el monte Carmelo  258. Jesús revela a Santiago de Alfeo cuál será su misiónde apóstol
 259. Lección sobre la Iglesia y los Sacramentos a Santiago de Alfeo, que obra un milagro  260. Dos parábolas de Pedro para los campesinos de la llanura de Esdrelón
 261. Exhortación a los campesinos de Doras, que ahora lo son de Jocanán
 262. Una hija no querida y el papel de la mujer redimida.El Iscariote solicita
 la ayuda de María
 263. Curación del hombre del brazo atrofiado   264. Una jornada de Judas Iscariote en Nazaret  265. Instrucciones a los doce apóstoles al comienzo de su ministerio
 266. Los discípulos del Bautista quieren verificar que Jesús es el Mesías. Testimonio sobre el Precursor e invectiva contra las ciudades impenitentes  267. Jesús, carpintero en Corazín  268. Lección sobre la caridad con la parábola de los titos. El yugo de Jesús es ligero  269. La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos  270. Jesús recibe la noticia de que han matado  a Juan el Bautista
 271. Salida para Tariquea con los apóstoles, que han regresado a Cafarnaúm  272. Reencarnación y vida eterna en el diálogo con un escriba  273. La primera multiplicaciónde los panes
 274. Jesús camina sobre las aguas. Su prontitud en socorrer a quien le invoca
 275. Cuatro nuevos discípulos. Jesús habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual  276. El hombre avaro y la parábola del rico necio. Las inquietudes y la vigilancia en los siervos de Dios
 277. En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos  278. El perdón y la parábola del siervo inicuo. La misión confiada a setenta y dos discípulos   279. Encuentro con Lázaro en el campo de los Galileos  280. El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre los místicos futuros
 281. En el Templo durante la fiesta de los Tabernáculos. Las condiciones para seguir a Jesús. La parábola de los talentos y la parábola del buen samaritano  282. La delación al Sanedrín respecto a Hermasteo, Juan de Endor y Síntica
 283. Síntica habla de su encuentro con la Verdad  284. La casita donada por Salomón. Cuatro apóstolesse quedarán en Judea
 285. Lázaro ofrece un refugio para Juan de Endor y Síntica. Viaje feliz hacia Jericó sin Judas Iscariote
 286. En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdode las almas
 287. De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader   288. Palabras a los habitantes de Gerasa y alabanza de una mujer a la Madre de Jesús  289. AEl sábado a Gerasa. Asueto de Margziam. La pregunta de Síntica sobre la salvación de los paganos
 290. El hombre de los ojos ulcerosos. El alto en la "fuente del Camellero". Más sobre el recuerdo de las almas  291. Margziam descubre por qué Jesús ora todos los díasa la hora nona
 292. Insidia de escribas y fariseos en Bosrá  293. Palabras de Jesús y milagros en Bosrá, después de la irrupción de dos fariseos. El don de la fe a Alejandro Misax  294. La rica dádiva del mercader. Adiós a la Madre y a las discípulas
 295. Palabras y milagros en Arbela, ya evangelizada por Felipe de Jacob  296. Llegada a Aera bajo la lluvia. Curación de los enfermos que allí esperan   297. Con el sermón de Aera termina el segundogran viaje apostólico
 298. La ayuda prestada a los huerfanitos María y Matías y las enseñanzas que de ellase deducen
 299. A Juana de Cusa le son confiados, para su tutela, los huerfanitos María y Matías  300. Con escribas y fariseos en casa 
del resucitado de Naím  301. ola de las frentes destronadas y explicación de la parábola sobre lo no puro  302. En Magdala, antes de mandar a todos a sus respectivas familias para las Encenias  303. Jesús donde su Madre en Nazaret
 304. Con Juan de Endor, Síntica y Margziam. María es Madrey Maestra
 305. Jesús consuela a Margziam con la parábola de los pajarillos  306. También Simón Zelote está en Nazaret. Lección sobre los daños del ocio   307. Controversia en la casa de Nazaret acerca de las culpas de los nazarenos. Lección sobre la tendencia al pecado a pesar de la Redención  308. Curación del hijo de Simón de Alfeo. Margziam es el primero de los niños discípulos  309. Sacrificio de Margziam por la curación de una niña. Enmienda de Simón de Alfeo   310. Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida de Juan de Endor y Síntica
 311. La renuncia de Margziam es ocasión de una lección sobre los sacrificios hechos por amor  312. Jesús comunica a Juan de Endor la decisión de enviarle a Antioquía. Final del segundo año    | 
      
      
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             222- Un secreto del apóstol Juan               
 Pasada  Yabnia, las colinas, en dirección oeste-este respecto a la estrella polar,  aumentan de altura; más lejos se ven montañas que se yerguen cada vez más  altas, más altas; en la lejanía, bajo la última claridad de la tarde, se  dibujan los yugos verdes y violetas de las montañas de Judea.  El día ha  declinado rápidamente, como sucede en los lugares meridionales. De la orgía de  rojo del ocaso, en menos de una hora, se ha pasado al primer titilar de  estrellas; parece imposible que la lumbrarada solar se haya apagado tan  rápidamente, anulando el color sangre del cielo con una veladura, cada vez más  densa, de amatista sanguíneo, y luego un malva que va palideciendo y haciéndose  cada vez más transparente para dejar entrever un cielo irreal, no azul, sino  verde pálido, que poco después se ensombrece para adquirir un color glauco como  de avena nueva, preludio del añil que reinará en la noche recamándose de  diamantes, como un manto regio. Y las primeras estrellas sonríen ya por el oriente,  junto a un cuarto de luna creciente. La tierra exulta cada vez más, con  hilaridad verdaderamente paradisíaca, bajo la luz de los astros y en el  silencio de los hombres. Ahora cantan las cosas que no pecan: los ruiseñores;  las aguas con su arpegio; el follaje con su frufrú; los grillos, lisonjeros;  los sapos, que hacen acompañamiento de oboe cantando al rocío. Quizás cantan  también arriba las estrellas (ellas están más cerca de los ángeles que  nosotros)... El calor ardiente se va desvaneciendo en el aire de la noche  húmeda de rocío (¡qué grato a la hierba, al hombre, a los animales!).  Jesús ha  estado esperando a los apóstoles al pie de una colina -Juan ha ido a buscarlos  a Yabnia y ha vuelto con ellos -y ahora está hablando apretadamente con Judas Iscariote  (le entrega unas bolsas con monedas y le da instrucciones sobre cómo  repartirlas). Detrás de Él está Juan, que tiene el macho cabrío y que guarda  silencio, entre Simón Zelote y Bartolomé, que hablan de Yabnia, donde han  demostrado su coraje Andrés y Felipe. Más atrás todavía, en grupo, todos los  demás (es un grupo vocinglero, que está haciendo como un resumen de las  aventuras corridas en tierras filisteas y que muestra claramente su alegría por  el ya próximo regreso a Judea para Pentecostés).  -Pero,  ¿vamos a ir inmediatamente? -pregunta Felipe, muy cansado ya de la rápida  marcha sobre arenas abrasadoras. -Eso ha  dicho el Maestro.
 
 -Ya lo has  oído -responde Santiago de Alfeo.
 -Mi hermano  lo sabe, sin duda, pero parece como ido. Lo que han hecho durante estos cinco  días es un misterio -dice Santiago de Zebedeo.
 
 -Sí. No  aguanto más la curiosidad... al menos como premio por la... purga que hemos  pasado en Yabnia: cinco días en que uno tenía que estar atento a cada una de  las palabras que pronunciaba, a cada mirada y a cada paso que daba, para no  verse metido en un apuro -dice Pedro.
 
 -Pero nos ha  salido bien. Ya empezamos a saber -dice contento Mateo. -La verdad... yo me he  echado a temblar dos o tres veces. ¡Ese bendito muchacho de Judas de Simón!...  ¿Pero es que no va a aprender nunca a moderar sus maneras? -dice Felipe.  -Cuando sea viejo. De todas formas, pensemos que lo hace con buen fin. Ya has  oído; el mismo Maestro lo ha dicho. Lo hace por celo... -dice Andrés tratando  de justificarlo. -¡Venga hombre! El Maestro ha dicho eso porque es la Bondad y  la Prudencia, pero no creo que lo apruebe -dice Pedro.
 -Él no  miente -objeta Judas Tadeo.
 
 -No, mentir  no, pero sabe dar a sus respuestas toda la prudencia que nosotros no sabemos  dar, y dice la verdad sin hacer sangrar el corazón de ninguno, sin despertar  resentimientos, sin dar pie a censuras. ¡Claro! ¡El es Él! -suspira Pedro.
 
 Una tregua  de silencio mientras van caminando bajo la claridad cada vez más nítida de la  luna. Luego Pedro dice a Santiago de Zebedeo:
 
 -Mira a ver,  llama a Juan. No sé por qué no quiere estar con nosotros».
 
 -Yo te lo  puedo decir: porque sabe que si está con nosotros lo vamos a ahogar con nuestro  deseo de saber -responde Tomás.
 
 -¡Claro! Por  eso va con los dos más prudentes y sabios ̀ confirma Felipe.
 -Bueno, de  todas maneras. ¡Anda, Santiago, inténtalo!» insiste Pedro.
 
 Entonces  Santiago, condescendiente, llama a Juan, tres veces, pero éste o no oye o hace  como que no oye; el que se vuelve es Bartolomé, y Santiago le dice:
 -Di a mi  hermano que venga -y luego dice a Pedro: «De todas formas no creo que  averigüemos nada».
 
 Juan,  obediente, va donde ellos inmediatamente y pregunta:
 -¿Qué  queréis?
 
 -Saber si de  aquí se va directamente a Judea -dice su hermano.
 
 -Eso es lo  que ha dicho el Maestro: No quería casi retroceder desde Ecrón. Quería mandarme  a mí por vosotros, pero al final ha pre-ferido venir hasta las últimas  pendientes... Total, también por aquí se va a Judea.
 -¿Hacia  Modín?
 -Hacia  Modín.
 
 -Es camino  de malhechores, que esperan a las caravanas para asaltarlas; es inseguro  -objeta Tomás.
 -Pero...  ¡yendo con Él!... ¡Nada se le resiste!...». Juan alza hacia el cielo un rostro  extasiado quién sabe en qué recuerdos, y sonríe. Todos los presentes lo  observan y Pedro dice:
 
 -Juan,  ¿tienes esa expresión porque estás leyendo una historia feliz en el cielo  estrellado?
 -¿Yo? No...
 
 -¡Venga,  hombre! Hasta las piedras ven que estás lejos del mundo. Dinos lo que te ha  sucedido en Ecrón.
 -Nada, Simón, nada; te lo aseguro. Si  hubiera sucedido algo penoso, no estaría contento. -No penoso, todo lo  contrario... ¡Venga! ¡Habla! -¡Pero si no tengo nada que contar que no haya  dicho ya Él! Han sido buenos, propios de personas asombradas por los milagros.  Eso es todo. Es exactamente como ha dicho Él.
 
 -No -Pedro  menea la cabeza -, no, no sabes mentir. Eres limpio como agua de manantial. No.  Cambias de color. Te conozco desde que eras niño. Jamás podrás mentir; por  incapacidad de tu corazón, de tu pensamiento, de tu lengua, y hasta de tu piel,  que cambia de color. Por eso te quiero tanto, y te he querido siempre mucho.
 
 ¡Venga, hombre, ven aquí, con tu viejo Simón de Jonás, con tu amigo! ¿Te  acuerdas de cuando eras niño? Yo era ya un hombre. ¿Te acuerdas con qué mimo te  trataba? Querías oírme contar historias, y querías barcas de corcho, "que  no naufragaban nunca" -decías -y que te servían para ir lejos... Como  ahora, que te vas lejos y dejas en la orilla al pobre Simón. Y tu barca no  naufragará jamás; se aleja, colmada de flores, como las que echabas a navegar,  de niño, en Betsaida, para que el río las llevara al lago, y se marcharan  lejos. ¿Te acuerdas? Juan, yo te quiero. Todos te queremos. Eres nuestra vela,  nuestra barca que no naufraga; navegamos siguiendo tu estela. ¿Por qué no nos  hablas del prodigio de Ecrón?
 
 Pedro  mientras hablaba tenía ceñida con un brazo la cintura de Juan, el cual trata de  eludir la pregunta diciendo:
 
 -Y tú, que  eres la cabeza, ¿por qué no hablas a las muchedumbres con esta intensidad  persuasiva que usas conmigo? Ellas necesitan que se las convenza, no yo.
 -Porque  contigo me siento a mis anchas. Yo te quiero a ti, a las muchedumbres no las  conozco -dice Pedro como justificación.
 
 -Y no las  amas. Ése es tu error. Ámalas aunque no las conozcas. Dite a ti mismo:  "Son de nuestro Padre". Verás como te parecerá conocerlas y las  amarás. Ve en cada uno de los que componen esas muchedumbres a otro Juan...
 -¡Parece  fácil! Como si tú, niño eterno, pudieras ser intercambiado con las áspides o  los puercoespines. -¡Yo soy  como todos!
 
 -No,  hermano, no eres como todos. Nosotros -menos, quizás, Bartolomé, Andrés y el  Zelote -habríamos dicho ya hasta a la hierba lo que nos hubiera sucedido que  nos hiciera dichosos. Tú, sin embargo, guardas silencio. Pero, a mí, que soy tu  hermano mayor, debes decírmelo. Soy para ti como un padre -dice Santiago de  Zebedeo.
 
 -El Padre es  Dios, el Hermano es Jesús, la Madre es María...
 
 -¿De forma  que la sangre para ti ya no cuenta nada? -dice Santiago levantando inquieto la  voz.
 
 -No te  alteres. Yo bendigo la sangre y el seno que me formaron: padre y madre. Y te  bendigo a ti, hermano de mi misma sangre. Pero, a los primeros porque me han  engendrado y sustentado para darme la posibilidad de seguir al Maestro, y a ti  porque lo sigues. A nuestra madre, desde que es discípula, la amo de dos  formas: como hijo, con la carne y la sangre; como condiscípulo suyo, con el  espíritu. ¡Qué alegría estar unidos en el amor a Él!...
 
 Jesús, al  oír la voz nerviosa de Santiago, ha vuelto y las últimas palabras lo iluminan  acerca de la cuestión.
 -Dejad  tranquilo a Juan. Es inútil que lo atormentéis, tiene muchos puntos en común  con mi Madre, no hablará.
 
 -Pues  entonces dilo Tú, Maestro -suplican todos.
 -Bien.  Mirad, he llevado conmigo a Juan porque era el más adecuado para lo que quería  hacer. A mí me ha servido de ayuda y él se ha perfeccionado. Eso es.
 
 Pedro,  Santiago el hermano de Juan, Tomás y Judas Iscariote se miran y,  desilusionados, tuercen un poco la boca. Judas Iscariote no se limita a quedar  desilusionado y dice:
 
 -¿Por qué  perfeccionarlo a él si ya es el mejor?
 Jesús le  responde:
 
 -Tú dijiste:  "Cada uno tiene su modo, y lo usa". Yo tengo el mío. Juan el suyo,  muy parecido al mío. El mío no puede perfeccionarse, el suyo sí, y esto es lo  que quiero porque es justo que sea así. Así que por este motivo lo he tomado  conmigo. Necesitaba a uno que tuviera ese modo y ese corazón suyos. Por tanto, ni malos  humores ni curiosidad.
 
 Vamos a Modín. La noche está serena, fresca y luminosa.  Caminaremos mientras haya luna, luego dormiremos hasta el alba. Llevaré a los  dos Judas a venerar las tumbas de los Macabeos, cuyo nombre glorioso llevan.
 
 -¿Solos contigo? -dice Judas Iscariote todo contento.
 -No. Con todos. Pero la  visita a la tumba de los Macabeos es para vosotros, para que los sepáis imitar  sobrenaturalmente con luchas y victorias en un campo enteramente espiritual.
 
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