|  | EL EVANGELIOCOMO ME HA SIDO REVELADO
 
 
   Autor: María Valtorta 
 « PARTE 3 de 7 »
SEGUNDO AÑO DE LAVIDA PUBLICA DE JESUS
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 141. Yendo hacia Arimatea con los discípulos y con José de Emaús
 142. Con los doce hacia Samaria   143. La samaritana Fotinai   144. Los samaritanos invitan a Jesús a Sicar   145. El primer día en Sicar  146. El segundo día en Sicar. Jesús se despide de los samaritanos  147. Curación de una mujer de Sicar y conversión de Fotinai  148. Jesús visita a Juan el Bautista en las cercanías de Enón   149. La visita a Juan el Bautista, motivo de instrucción a los apóstoles
 150. Jesús en Nazaret, en casa de su Madre. Ella deberá seguir a su Hijo
 151. En Caná en casa de Susana, que se hará discípula.El oficial del rey
 152. María Salomé es recibida como discípula   153. Las mujeres allegadas a los discípulos al servicio de Jesús  154. Jesús en Cesárea Marítima  habla a los galeotes. Las fatigas del apostolado
 155. Curación de la niña romana en Cesárea  156. Analía, la primera de las  vírgenes consagradas   157. Instrucciones a las discípulas en Nazaret  158. En el lago de Genesaret con Juana de Cusa.
 159. Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.  160. Encuentro con Gamaliel en el camino de Neftalí a Yiscala   161. Curación del nieto del fariseo Elí de Cafarnaúm  162. Las conversiones humanas del fariseo Elí y de Simón de Alfeo
 163. Comiendo en casa del fariseo Elí de Cafarnaúm  164. El retiro en el monte para la elección de los Apóstoles  165. Elección de los doce Apóstoles  166. Los milagros después de la elección apostólica. Simón el Zelote y Juan predican por primera vez  167. Jesús concurre con las romanas en el jardín de Juana de Cusa
 168. Aglae en casa de María,en Nazaret
 169. Primer discurso de la Montaña: la misión de los apóstoles y de los discípulos  170. Segundo discurso de la Montaña: el don de la Gracia; las bienaventuranzas  171. Tercer discurso de la Montaña: los consejos  evangélicos que perfeccionanla Ley
 172. Cuarto discurso de la Montaña: el juramento, la  oración, el ayuno. El anciano Ismael y Sara   173. Quinto discurso de la Montaña: el uso de las  riquezas; la limosna; la confianza en Dios.   174. Sexto discurso de la Montaña: la elección entre  el Bien y el Mal; el adulterio; el divorcio. La llegada importuna deMaría de  Magdala.
 175. El leproso curado al pie del Monte. Generosidad  del escriba Juan
 176. Durante el descanso sabático, el último discursode la Montaña:
 amar la 
  voluntad de Dios
 177. La curación del siervodel centurión
 178. Tres hombres que quieren seguir a Jesús  179. La parábola del sembrador. En Corazín con el nuevodiscípulo Elías
 180. Controversia en la cocina de Pedro en Betsaida.  Explicación de la parábola del sembrador. La noticia de la segunda captura de  Juan el Bautista   181. La parábola del trigoy la cizaña
 182. Palabras a algunos pastores con el huerfanito Zacarías
 183. La curación de un hombre herido en casa de María  de Magdala
 184. El pequeño Benjamín de Magdala y dos parábolas sobreel Reino de los Cielos
 185. La tempestad calmada.Una lección sobre
 sus  preliminares
 186. Los dos endemoniados de la región de los  Gerasenos   187. Hacia Jerusalénpara la Pascua.
 De Tariquea al  monte Tabor
 188. La gruta de la maga y el encuentro con Félix,  llamado luego Juan  189. En Naím. Resurrección del hijo de una viuda   190. La llegada a la llanura de Esdrelón durante la  puestadel sol del viernes
 191. El sábado en Esdrelón. El pequeño Yabés.
 Parábola del rico Epulón
 192. Una predicción a Santiago de Alfeo. La Regada a  Engannim tras un alto en Meguido   193. Llegada a Siquem tras dos días de camino   194. La revelación al pequeño Yabés durante el camino  de Siquem a Berot   195. Una lección de Juan de Endor a Judas Iscariote. Llegada a Jerusalén
 196. El sábado en Getsemaní. Jesús habla de su Madre  y de los amores de distintas potencias   197. En el Templo con José de Arimatea. La hora del incienso   198. El encuentro con la Madre en Betania. Yabés  cambia su nombre por el de Margziam  199. Donde los leprosos de Siloán y Ben Hinnom. Pedro  obtiene a Margziam por medio de María
 200. Coloquio de Áglaecon el Salvador
 201. El examen de la mayoría de edad de Margzia
 202. Judas Iscariote es reprendido. Llegada de los campesinos de Jocanán  203. El Padrenuestro  204. La fe y el alma explicadas a los paganos con la  parábolade los templos
 205. La parábola del hijo pródigo  206. Con dos parábolas sobre el Reino de los Cielos,  termina la permanencia en Betania  207. En la gruta de Belén la Madre evoca
 el 
nacimiento de Jesús
 208. María Santísima ve de nuevo al pastor Elías y con  Jesús va a Betsur donde Elisa   209. La fecundidad del dolor, en el discurso de Jesús junto a la casa de Elisa en Betsur  210. Las inquietudes de Judas Iscariote durante el  caminohacia Hebrón
 211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista   212. Una ola de amor a Jesús, que en Yuttá habla desde la 
  casita de Isaac
 213. En Keriot una profecía de Jesús y el comienzo de la predicación apostólica  214. La madre de Judas abre su corazón a María Stma., que ha llegado a Keriot  215. El posadero de Bet Yinna y su hija lunática
 216. Las infidelidades de los discípulos en la parábola del diente de león
 217. Las espigas arrancadasun sábado
 218. La llegada a Ascalón,ciudad filistea
 219. Los distintos frutos de la predicación de los apóstoles en la ciudad de Ascalón  220. Los idólatras de Magdalgad y la curación milagrosa de la parturienta
 221. Los prejuicios de los apóstoles respecto a los paganos y la parábola del hijo deforme  222. Un secreto del apóstol Juan   223. Una caravana nupcial se libra del asalto de bandidos después de un discurso de Jesús  224. En el apóstol Juan actúa el Amor. Llegada a Béter  225. El paralítico de la piscina de Betseida y la disputa sobre las obras del Hijo de Dios  226. Un signo bueno por parte de María de Magdala. Muerte del anciano Ismael   227. Un episodio incompleto   228. Margziam confiadoa Porfiria
 229. Discurso a los habitantes de Betsaida sobre el gesto de caridad de Simón Pedro   230. Curación de la hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo  231. En Cafarnaúm, Jesús y Marta hablan de la crisis que atormenta a María de Magdala  232. Curación de dos ciegos y de un mudo endemoniado  233. La parábola de la oveja perdida. María de Magdala también la oye  234. Comentario de tres episodios sobre la conversión de María de Magdala  235. Marta ha recibido de su hermana María la certidumbre de la conversión   236. La cena en casa de Simón el fariseo y la absolucióna María de Magdala
 237. La petición de obreros para la mies, y la parábola del tesoro escondido en el campo. Marta todavía teme por suhermana María
 238. Llegada de María Stma. con María de Magdala a Cafarnaúm en medio de una tempestad  239. La parábola de los peces, la parábola de la perla, y del tesoro de las enseñanzas viejas y nuevas  240. En Betsaida, en la casa de Simón, con Porfiria y Margziam, el cual enseña a la Magdalena la oración de Jesús  241. Vocación de la hija de Felipe. Llegada a Magdala y parábola de la dracma perdida  242. Jesús habla sobre la Verdad al romano Crispo, el único que lo escucha de Tiberíades  243. En Caná en la casa de Susana. Las expresiones, los gestos y la voz de Jesús. Debate de los apóstoles acerca de las posesiones diabólicas  244. Juan repite un discurso de Jesús sobre la Creación y sobre los pueblos que esperan la Luz  245. Una acusación de los nazarenos a Jesús, rechazada con la parábola delleproso curado
 246. Un apólogo para los habitantes de Nazaret, los cuales permanecen incrédulos 
 247. María Stma. instruye a la Magdalena en orden a la oración mental
 248. En Belén de Galilea. Juicio ante un homicidio y parábola de los bosques petrificados  249. María Stma. instruye a Judas Iscariote sobre el deber preeminente de la fidelidad a Dios
 250. A los discípulos que han venido con Isaac: la parábola del lodo transformado en llama. Juan de Endor es alma víctima  251. A los pescadores siro-fenicios: la parábola del minero perseverante. Hermasteo de Ascalón
 252. El regreso de Tiro. Milagros. Parábola de la vid y el olmo  253. María Santísima devela a María de Alfeo el sentido de la maternidad espiritualizada.La Magdalena debe
 forjarse sufriendo
 254. El encuentro con Síntica, esclava griega y la llegada a Cesárea Marítima  255. Despedida de las hermanas Marta y María, que parten con Síntica. Una leccióna Judas Iscariote
 256. Parábola sobre la virtud de la esperanza, que sujeta la fey la caridad
 257. Retiro de Jesús y Santiago de Alfeo en el monte Carmelo  258. Jesús revela a Santiago de Alfeo cuál será su misiónde apóstol
 259. Lección sobre la Iglesia y los Sacramentos a Santiago de Alfeo, que obra un milagro  260. Dos parábolas de Pedro para los campesinos de la llanura de Esdrelón
 261. Exhortación a los campesinos de Doras, que ahora lo son de Jocanán
 262. Una hija no querida y el papel de la mujer redimida.El Iscariote solicita
 la ayuda de María
 263. Curación del hombre del brazo atrofiado   264. Una jornada de Judas Iscariote en Nazaret  265. Instrucciones a los doce apóstoles al comienzo de su ministerio
 266. Los discípulos del Bautista quieren verificar que Jesús es el Mesías. Testimonio sobre el Precursor e invectiva contra las ciudades impenitentes  267. Jesús, carpintero en Corazín  268. Lección sobre la caridad con la parábola de los titos. El yugo de Jesús es ligero  269. La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos  270. Jesús recibe la noticia de que han matado  a Juan el Bautista
 271. Salida para Tariquea con los apóstoles, que han regresado a Cafarnaúm  272. Reencarnación y vida eterna en el diálogo con un escriba  273. La primera multiplicaciónde los panes
 274. Jesús camina sobre las aguas. Su prontitud en socorrer a quien le invoca
 275. Cuatro nuevos discípulos. Jesús habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual  276. El hombre avaro y la parábola del rico necio. Las inquietudes y la vigilancia en los siervos de Dios
 277. En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos  278. El perdón y la parábola del siervo inicuo. La misión confiada a setenta y dos discípulos   279. Encuentro con Lázaro en el campo de los Galileos  280. El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre los místicos futuros
 281. En el Templo durante la fiesta de los Tabernáculos. Las condiciones para seguir a Jesús. La parábola de los talentos y la parábola del buen samaritano  282. La delación al Sanedrín respecto a Hermasteo, Juan de Endor y Síntica
 283. Síntica habla de su encuentro con la Verdad  284. La casita donada por Salomón. Cuatro apóstolesse quedarán en Judea
 285. Lázaro ofrece un refugio para Juan de Endor y Síntica. Viaje feliz hacia Jericó sin Judas Iscariote
 286. En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdode las almas
 287. De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader   288. Palabras a los habitantes de Gerasa y alabanza de una mujer a la Madre de Jesús  289. AEl sábado a Gerasa. Asueto de Margziam. La pregunta de Síntica sobre la salvación de los paganos
 290. El hombre de los ojos ulcerosos. El alto en la "fuente del Camellero". Más sobre el recuerdo de las almas  291. Margziam descubre por qué Jesús ora todos los díasa la hora nona
 292. Insidia de escribas y fariseos en Bosrá  293. Palabras de Jesús y milagros en Bosrá, después de la irrupción de dos fariseos. El don de la fe a Alejandro Misax  294. La rica dádiva del mercader. Adiós a la Madre y a las discípulas
 295. Palabras y milagros en Arbela, ya evangelizada por Felipe de Jacob  296. Llegada a Aera bajo la lluvia. Curación de los enfermos que allí esperan   297. Con el sermón de Aera termina el segundogran viaje apostólico
 298. La ayuda prestada a los huerfanitos María y Matías y las enseñanzas que de ellase deducen
 299. A Juana de Cusa le son confiados, para su tutela, los huerfanitos María y Matías  300. Con escribas y fariseos en casa 
del resucitado de Naím  301. ola de las frentes destronadas y explicación de la parábola sobre lo no puro  302. En Magdala, antes de mandar a todos a sus respectivas familias para las Encenias  303. Jesús donde su Madre en Nazaret
 304. Con Juan de Endor, Síntica y Margziam. María es Madrey Maestra
 305. Jesús consuela a Margziam con la parábola de los pajarillos  306. También Simón Zelote está en Nazaret. Lección sobre los daños del ocio   307. Controversia en la casa de Nazaret acerca de las culpas de los nazarenos. Lección sobre la tendencia al pecado a pesar de la Redención  308. Curación del hijo de Simón de Alfeo. Margziam es el primero de los niños discípulos  309. Sacrificio de Margziam por la curación de una niña. Enmienda de Simón de Alfeo   310. Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida de Juan de Endor y Síntica
 311. La renuncia de Margziam es ocasión de una lección sobre los sacrificios hechos por amor  312. Jesús comunica a Juan de Endor la decisión de enviarle a Antioquía. Final del segundo año    | 
      
      
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             303- Jesús donde su Madre en Nazaret              
 Una noche  oscura de Diciembre. Fría, ventosa. Aparte de las hojas arrancadas de aquellos  árboles que todavía las tienen y que zurren con los silbidos del viento, no se  siente ruido alguno por las calles de Nazaret, oscuras como las de una ciudad  muerta.
 A través de las casas trancadas no se filtran ni luz ni ruidos. Es  verdaderamente una noche de lobos...
 Y, no  obstante, por las calles desiertas de Nazaret, se mueve el Cordero de Dios, en  dirección a su casa. Alta sombra oscura con su vestido oscuro, casi se pierde  en la tiniebla de esta noche sin estrellas, y su paso es sólo un leve crujido  cuando su pie apoya sobre un conjunto de hojas que el viento, tras haberlas  remolineado en el aire, ha depositado en el suelo, para, inmediatamente, volver  a tomarlas y llevarlas a otro sitio.  Llega a la  casa de María Cleofás. Un momento duda si entrar en el huerto y llamar a la  puerta de la cocina o si seguir... Pero luego sigue, sin detenerse. Ya está en  la callecita de su casa. Ya se ve el atormentado ondear de los olivos en el  promontorio contra el que está construida la casa: un ondear negro en el cielo  negro. Acelera el paso. Llega a la puerta. Escucha atentamente. ¡Tan fácil es  oír lo que sucede en esa casa tan pequeña! Basta arrimarse a las jambas para  tener sólo los pocos centímetros de la madera de la puerta entre quien escucha  y quien habla... Y, no obstante, no oye ninguna voz.  -Es tarde  suspira -Esperaré a que amanezca para llamar. Pero  mientras está para irse llega hasta Él el rítmico sonido del telar. Sonríe.  Dice: -Está levantada. Teje. Sin duda es Ella... Es la cadencia de Mamá.
 Yo no puedo  ver su cara, pero estoy segura de que sonríe, porque la sonrisa se oye en su  voz, antes triste, ahora alegre.
 
 Llama. El  sonido cesa un momento; luego, el ruido de una silla echada para atrás; luego,  la voz argentina que pregunta:
 -¿Quién  llama?
 -¡Yo, Mamá!
 -¡Hijo mío!
 
 Un dulce  grito de alegría (grito, aunque mantenido en tono bajo). Se oye el rumor  confuso de las manos en los cerrojos... se oye descorrerlos... y la puerta se  abre, poniendo un recorte de oro en el color negro de la noche. María cae en  los brazos de Jesús, allí mismo, en el umbral de la puerta... como si no  pudieran retrasar un minuto:
 
 Él, recibirla; Ella, abandonarse en ese Corazón.
 -¡Hijo!  ¡Hijo! ¡Hijo mío!
 
 Besos, las  dulces palabras «Mamá -Hijo»... Luego entran y la puerta se cierra de nuevo,  despacio.
 María, en  voz baja, explica:
 
 -Están todos  durmiendo. Yo velaba... Desde que han vuelto Santiago y Judas y han dicho que  Tú venías detrás, te he esperado siempre hasta tarde. ¿Tienes frío, Jesús? Sí.  Estás de hielo. Ven. He mantenido encendida la lumbre. Voy a echar un haz de  ramas. Así te calentarás.
 Y lo lleva  de la mano como si siguiera siendo el pequeño Jesús...
 
 La llama  resplandece alegre y crepitante en la lumbre avivada. María mira a Jesús, que  extiende las manos hacia la llama para calentárselas.
 -¡Qué pálido  estás! No estabas así cuando nos separamos... Cada vez estás más delgado y  pálido, Hijo mío. Tiempo atrás eras de leche y rosas; ahora pareces hecho de  marfil añoso. ¿Qué otras cosas te han sucedido, Hijo mío? ¿Otra vez los  fariseos?
 
 -Sí... y más  cosas. Pero ahora me siento feliz, aquí contigo; muy pronto estaré  perfectamente. ¡Este año se celebran aquí las Encenias, Mamá! Cumplo la edad  perfecta aquí a tu lado. ¿Te sientes contenta?
 
 -Sí. Pero la  edad perfecta para ti, corazón mío, está todavía lejana... Eres joven, y para  mí sigues siendo mi Niño. Mira, ya está caliente la leche. ¿Quieres beberla  aquí o allí en la otra habitación?
 -Allí, Mamá.  Ahora tengo calor. Me la bebo mientras cubres tu telar.
 
 -Vuelven a  la pequeña habitación. Jesús se sienta en el arquibanco, junto a la mesa, y se  bebe la leche. María lo mira y sonríe. Sonríe más todavía cuando toca el talego  de Jesús y lo pone encima de una repisa. Sonríe tanto que Jesús pregunta:
 
 -¿En qué  piensas?
 
 -Estoy  pensando en que has llegado precisamente en el aniversario de nuestra partida  para Belén. También entonces había talegos y arquetas abiertas y llenas de  ropa, especialmente de ropa pequeña... para un Pequeñuelo que podía nacer  -decía a José -, que debía nacer -me decía a mí misma -, en Belén de Judá... Los  tenía escondidos en el fondo, porque José tenía miedo de esto... No sabía todavía  que el nacimiento del Hijo de Dios no estaría sujeto, ni para Él mismo ni para  su Mamá, a las comunes miserias de dar a luz y de nacer.
 
 No sabía... y tenía  miedo de estar lejos de Nazaret conmigo en ese estado. Estaba segura de que iba  a ser Puérpera allí... Exultabas demasiado en mí por la alegría de haber  llegado a tu Natalicio, y, por tanto, al Natalicio de la Redención, como para  que pudiera equivocarme. Los ángeles remolineaban en torno a la Mujer que te  llevaba a ti, mi Dios... Ya no era el sublime Arcángel, ni el dulcísimo Ángel  custodio mío, como meses antes. En ese momento era un sinfín de coros de  ángeles, que, como saetas, venían del Cielo de Dios a mi pequeño Cielo: mi  seno, donde estabas Tú... Los oía cantar y hablarse con sus palabras de luz...  palabras ansiosas de verte a ti, Encarnado Dios... Los oía en esas fugas suyas  de amor, fugas del Paraíso para venir a adorarte, Amor del Padre, escondido en  mi seno. Y yo trataba de aprender sus palabras... sus cantos... sus ardores...  Pero una criatura humana no puede ni decir ni tener cosas de Cielo...
 Jesús la escucha, sentado. Ella está de pie, junto a  la mesa. El, muy feliz; ella, soñando... una mano relajada sobre la oscura  madera; la otra, apoyada contra el corazón... Jesús cubre su mano blanca y  delicada con la suya, larga y más oscura; y aprieta en su puño esa mano  santa... Y cuando ella calla, casi deplorando el no haber podido aprender de  los ángeles palabras, cantos y ardores, Jesús dice:  -¡Todas las palabras de los ángeles, todos sus cantos,  todos sus ardores, no me habrían hecho feliz en la tierra, si no hubiera gozado  de los tuyos, Mamá mía! Tú me dijiste y me diste aquello que ellos no pudieron  darme. De ti, ellos aprendieron, no tú de ellos... Ven aquí, Mamá, a mi lado;  sígueme contando cosas... No de entonces, sino de ahora. ¿Qué estabas haciendo? -Estaba trabajando...
 
 -Lo sé. Pero, ¿qué era? De seguro que te estabas  fatigando por mí. Déjame ver...
 María se pone más colorada que la tela que está sobre  el telar y que está siendo observada por Jesús, que se ha levantado.
 -¿Púrpura? ¿Quién te la ha dado? -Judas de Keriot. La consiguió de los pescadores de  Sidón, creo. Quiere que te haga una túnica regia... Te voy a hacer la túnica,  pero Tú no necesitas la púrpura para ser rey.
 
 «Judas es más tozudo que un mulo» es el único  comentario respecto a la púrpura regalada...
 
 Luego se vuelve a su Madre:
 -¿Y se hace una túnica entera con eso que te ha dado?
 -¡No Hijo! Podrá servir para las orlas de la túnica y  del manto. Más no.
 
 -Bien. Entiendo por qué tejes franjas estrechas.  Entonces... Mamá, me parece muy bien esta idea. Consérvame aparte estas  franjas; un día te diré que las uses para un bonito vestido. Pero todavía hay  tiempo. No te mates a trabajar.
 
 -Trabajo cuando estoy en Nazaret...
 -Es verdad... ¿Y los otros qué han hecho en este  tiempo?
 -Se han instruido.
 
 -Es decir, los has instruido. ¿Qué te parecen?
 -¡Oh, son tres personas buenas! Aparte de ti, nunca he  tenido alumnos más dulces y atentos. He tratado también de dar un poco de  fuerzas a Juan. Está muy enfermo. No vivirá mucho...
 
 -Lo sé. Pero para él es un bien. Por lo demás, él  mismo lo desea. Ha comprendido espontáneamente el valor del sufrimiento y de la  muerte. ¿Y Síntica?
 -Es una pena mandarla lejos. Vale por cien discípulos  por santidad y por capacidad de entender lo sobrenatural.
 -Comprendo. Pero tengo que hacerlo.
 -Lo que haces está siempre bien hecho, Hijo.
 -¿Y el niño?
 
 -También aprende. Pero estos días está muy triste...  Se acuerda de la desgracia de la que ahora se cumple un año... ¡Oh, no ha  habido mucha alegría aquí!... Juan y Síntica están afligidos pensando en la  partida de aquí, el niño llora pensando en su mamá muerta...
 -¿Y tú?
 
 -Yo... ya sabes, Hijo. No hay sol cuando estás lejos  de mí. No lo habría ni aunque el mundo te amara; pero, al menos, habría cielo  sereno... Sin embargo...
 -Hay llanto. ¡Pobre Mamá!... ¿No te han hecho  preguntas acerca de Juan y Síntica?
 
 -¿Quién crees que iba a hacerlas? María de Alfeo sabe,  pero guarda silencio. Alfeo de Sara ha visto ya a Juan, pero no se siente  curioso. Lo llama "el discípulo".
 -¿Y los demás?
 
 -Menos María y Alfeo, ninguno viene a esta casa.  Alguna mujer, para algún trabajo o consejo. Pero los hombres de Nazaret ya no  atraviesan mi puerta.
 
 -¿Ni siquiera José y Simón?
 -...No... Simón me manda aceite, harina, aceitunas,  leña, huevos... como para subsanar el hecho de no comprenderte, como para  hablar a través de estos presentes. Pero se los da a María, su madre, y aquí no  viene. Pero es que además viniera quien viniere solamente me vería a mí, porque  Síntica y Juan se retiran cuando llama alguna persona...
 -Una vida muy triste.
 
 -Sí. Y el niño sufre un poco por ello; tanto es así  que ahora María de Alfeo se lo lleva consigo cuando me hace las compras. Pero  ahora ya no estaremos tristes, mi Jesús: ¡estás Tú!
 
 -Estoy Yo... Ahora vamos a dormir. Bendíceme, Mamá,  como cuando era niño.
 
 -Bendíceme, Hijo. Soy tu discípula.
 Se besan... Encienden una nueva lamparita y salen para  ir a descansar.
 
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