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EL EVANGELIO
COMO ME HA SIDO REVELADO
Autor: María Valtorta
« PARTE 3 de 7 »
SEGUNDO AÑO DE LA
VIDA PUBLICA DE JESUS
Partes:
[ 1 ]
[ 2 ]
[ 3 ]
[ 4 ]
[ 5 ]
[ 6 ]
[ 7 ]
141. Yendo hacia Arimatea con los discípulos y con
José de Emaús
142. Con los doce hacia Samaria
143. La samaritana Fotinai
144. Los samaritanos invitan a Jesús a Sicar
145. El primer día en Sicar
146. El segundo día en Sicar. Jesús se despide de los samaritanos
147. Curación de una mujer de Sicar y conversión de Fotinai
148. Jesús visita a Juan el Bautista en las cercanías de Enón
149. La visita a Juan el Bautista, motivo de instrucción
a los apóstoles
150. Jesús en Nazaret, en casa de su Madre. Ella deberá
seguir a su Hijo
151. En Caná en casa de Susana, que se hará discípula.
El oficial del rey
152. María Salomé es recibida como discípula
153. Las mujeres allegadas a los discípulos al servicio de Jesús
154. Jesús en Cesárea Marítima habla a los galeotes.
Las fatigas del apostolado
155. Curación de la niña romana en Cesárea
156. Analía, la primera de las vírgenes consagradas
157. Instrucciones a las discípulas en Nazaret
158. En el lago de Genesaret
con Juana de Cusa.
159. Discurso en Guerguesa. La respuesta sobre el ayuno a los discípulos de Juan el Bautista.
160. Encuentro con Gamaliel en el camino de Neftalí a Yiscala
161. Curación del nieto del fariseo Elí de Cafarnaúm
162. Las conversiones humanas del fariseo Elí
y de Simón de Alfeo
163. Comiendo en casa del fariseo Elí de Cafarnaúm
164. El retiro en el monte para la elección de los Apóstoles
165. Elección de los doce Apóstoles
166. Los milagros después de la elección apostólica. Simón el Zelote y Juan predican por primera vez
167. Jesús concurre con las romanas en el jardín
de Juana de Cusa
168. Aglae en casa de María,
en Nazaret
169. Primer discurso de la Montaña: la misión de los apóstoles y de los discípulos
170. Segundo discurso de la Montaña: el don de la Gracia; las bienaventuranzas
171. Tercer discurso de la Montaña: los consejos evangélicos que perfeccionan
la Ley
172. Cuarto discurso de la Montaña: el juramento, la oración, el ayuno. El anciano Ismael y Sara
173. Quinto discurso de la Montaña: el uso de las riquezas; la limosna; la confianza en Dios.
174. Sexto discurso de la Montaña: la elección entre el Bien y el Mal; el adulterio; el divorcio. La llegada importuna de
María de Magdala.
175. El leproso curado al pie del Monte. Generosidad
del escriba Juan
176. Durante el descanso sabático, el último discurso
de la Montaña:
amar la
voluntad de Dios
177. La curación del siervo
del centurión
178. Tres hombres que quieren seguir a Jesús
179. La parábola del sembrador. En Corazín con el nuevo
discípulo Elías
180. Controversia en la cocina de Pedro en Betsaida. Explicación de la parábola del sembrador. La noticia de la segunda captura de Juan el Bautista
181. La parábola del trigo
y la cizaña
182. Palabras a algunos pastores
con el huerfanito Zacarías
183. La curación de un hombre herido en casa de
María de Magdala
184. El pequeño Benjamín de Magdala y dos parábolas sobre
el Reino de los Cielos
185. La tempestad calmada.
Una lección sobre
sus preliminares
186. Los dos endemoniados de la región de los Gerasenos
187. Hacia Jerusalén
para la Pascua.
De Tariquea al monte Tabor
188. La gruta de la maga y el encuentro con Félix, llamado luego Juan
189. En Naím. Resurrección del hijo de una viuda
190. La llegada a la llanura de Esdrelón durante la puesta
del sol del viernes
191. El sábado en Esdrelón.
El pequeño Yabés.
Parábola del rico Epulón
192. Una predicción a Santiago de Alfeo. La Regada a Engannim tras un alto en Meguido
193. Llegada a Siquem tras dos días de camino
194. La revelación al pequeño Yabés durante el camino de Siquem a Berot
195. Una lección de Juan de Endor a Judas Iscariote.
Llegada a Jerusalén
196. El sábado en Getsemaní. Jesús habla de su Madre y de los amores de distintas potencias
197. En el Templo con José de Arimatea. La hora del incienso
198. El encuentro con la Madre en Betania. Yabés cambia su nombre por el de Margziam
199. Donde los leprosos de Siloán y Ben Hinnom. Pedro obtiene a Margziam
por medio de María
200. Coloquio de Áglae
con el Salvador
201. El examen de la mayoría
de edad de Margzia
202. Judas Iscariote es reprendido. Llegada de los campesinos de Jocanán
203. El Padrenuestro
204. La fe y el alma explicadas a los paganos con la parábola
de los templos
205. La parábola del hijo pródigo
206. Con dos parábolas sobre el Reino de los Cielos, termina la permanencia en Betania
207. En la gruta de
Belén la Madre evoca
el
nacimiento de Jesús
208. María Santísima ve de nuevo al pastor Elías y con Jesús va a Betsur donde Elisa
209. La fecundidad del dolor, en el discurso de Jesús junto a la casa de Elisa en Betsur
210. Las inquietudes de Judas Iscariote durante el camino
hacia Hebrón
211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista
212. Una ola de amor a Jesús, que en Yuttá habla desde
la
casita de Isaac
213. En Keriot una profecía de Jesús y el comienzo de la predicación apostólica
214. La madre de Judas abre su corazón a María Stma., que ha llegado a Keriot
215. El posadero de Bet Yinna
y su hija lunática
216. Las infidelidades de los discípulos en la parábola
del diente de león
217. Las espigas arrancadas
un sábado
218. La llegada a Ascalón,
ciudad filistea
219. Los distintos frutos de la predicación de los apóstoles en la ciudad de Ascalón
220. Los idólatras de Magdalgad y la curación milagrosa
de la parturienta
221. Los prejuicios de los apóstoles respecto a los paganos y la parábola del hijo deforme
222. Un secreto del apóstol Juan
223. Una caravana nupcial se libra del asalto de bandidos después de un discurso de Jesús
224. En el apóstol Juan actúa el Amor. Llegada a Béter
225. El paralítico de la piscina de Betseida y la disputa sobre las obras del Hijo de Dios
226. Un signo bueno por parte de María de Magdala. Muerte del anciano Ismael
227. Un episodio incompleto
228. Margziam confiado
a Porfiria
229. Discurso a los habitantes de Betsaida sobre el gesto de caridad de Simón Pedro
230. Curación de la hemorroisa y resurrección de la hija de Jairo
231. En Cafarnaúm, Jesús y Marta hablan de la crisis que atormenta a María de Magdala
232. Curación de dos ciegos y de un mudo endemoniado
233. La parábola de la oveja perdida. María de Magdala también la oye
234. Comentario de tres episodios sobre la conversión de María de Magdala
235. Marta ha recibido de su hermana María la certidumbre de la conversión
236. La cena en casa de Simón el fariseo y la absolución
a María de Magdala
237. La petición de obreros para la mies, y la parábola del tesoro escondido en el campo. Marta todavía teme por su
hermana María
238. Llegada de María Stma. con María de Magdala a Cafarnaúm en medio de una tempestad
239. La parábola de los peces, la parábola de la perla, y del tesoro de las enseñanzas viejas y nuevas
240. En Betsaida, en la casa de Simón, con Porfiria y Margziam, el cual enseña a la Magdalena la oración de Jesús
241. Vocación de la hija de Felipe. Llegada a Magdala y parábola de la dracma perdida
242. Jesús habla sobre la Verdad al romano Crispo, el único que lo escucha de Tiberíades
243. En Caná en la casa de Susana. Las expresiones, los gestos y la voz de Jesús. Debate de los apóstoles acerca de las posesiones diabólicas
244. Juan repite un discurso de Jesús sobre la Creación y sobre los pueblos que esperan la Luz
245. Una acusación de los nazarenos a Jesús, rechazada con la parábola del
leproso curado
246. Un apólogo para los habitantes de Nazaret, los cuales permanecen incrédulos
247. María Stma. instruye a la Magdalena en orden
a la oración mental
248. En Belén de Galilea. Juicio ante un homicidio y parábola de los bosques petrificados
249. María Stma. instruye a Judas Iscariote sobre el deber preeminente de la
fidelidad a Dios
250. A los discípulos que han venido con Isaac: la parábola del lodo transformado en llama. Juan de Endor es alma víctima
251. A los pescadores siro-fenicios: la parábola del minero perseverante. Hermasteo
de Ascalón
252. El regreso de Tiro. Milagros. Parábola de la vid y el olmo
253. María Santísima devela a María de Alfeo el sentido de la maternidad espiritualizada.
La Magdalena debe
forjarse sufriendo
254. El encuentro con Síntica, esclava griega y la llegada a Cesárea Marítima
255. Despedida de las hermanas Marta y María, que parten con Síntica. Una lección
a Judas Iscariote
256. Parábola sobre la virtud de la esperanza, que sujeta la fe
y la caridad
257. Retiro de Jesús y Santiago de Alfeo en el monte Carmelo
258. Jesús revela a Santiago de Alfeo cuál será su misión
de apóstol
259. Lección sobre la Iglesia y los Sacramentos a Santiago de Alfeo, que obra un milagro
260. Dos parábolas de Pedro para los campesinos
de la llanura de Esdrelón
261. Exhortación a los campesinos de Doras,
que ahora lo son de Jocanán
262. Una hija no querida y el papel de la mujer redimida.
El Iscariote solicita
la ayuda de María
263. Curación del hombre del brazo atrofiado
264. Una jornada de Judas Iscariote en Nazaret
265. Instrucciones a los doce apóstoles al comienzo
de su ministerio
266. Los discípulos del Bautista quieren verificar que Jesús es el Mesías. Testimonio sobre el Precursor e invectiva contra las ciudades impenitentes
267. Jesús, carpintero en Corazín
268. Lección sobre la caridad con la parábola de los titos. El yugo de Jesús es ligero
269. La disputa con escribas y fariseos en Cafarnaúm. Llegada de la Madre y de los hermanos
270. Jesús recibe la noticia de que han matado a
Juan el Bautista
271. Salida para Tariquea con los apóstoles, que han regresado a Cafarnaúm
272. Reencarnación y vida eterna en el diálogo con un escriba
273. La primera multiplicación
de los panes
274. Jesús camina sobre las aguas. Su prontitud en socorrer
a quien le invoca
275. Cuatro nuevos discípulos. Jesús habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual
276. El hombre avaro y la parábola del rico necio. Las inquietudes y la vigilancia
en los siervos de Dios
277. En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos
278. El perdón y la parábola del siervo inicuo. La misión confiada a setenta y dos discípulos
279. Encuentro con Lázaro en el campo de los Galileos
280. El regreso de los setenta y dos. Profecía sobre
los místicos futuros
281. En el Templo durante la fiesta de los Tabernáculos. Las condiciones para seguir a Jesús. La parábola de los talentos y la parábola del buen samaritano
282. La delación al Sanedrín respecto a Hermasteo,
Juan de Endor y Síntica
283. Síntica habla de su encuentro con la Verdad
284. La casita donada por Salomón. Cuatro apóstoles
se quedarán en Judea
285. Lázaro ofrece un refugio para Juan de Endor y Síntica. Viaje feliz hacia Jericó
sin Judas Iscariote
286. En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdo
de las almas
287. De Ramot a Gerasa con la caravana del mercader
288. Palabras a los habitantes de Gerasa y alabanza de una mujer a la Madre de Jesús
289. AEl sábado a Gerasa. Asueto de Margziam. La pregunta de Síntica sobre la salvación
de los paganos
290. El hombre de los ojos ulcerosos. El alto en la "fuente del Camellero". Más sobre el recuerdo de las almas
291. Margziam descubre por qué Jesús ora todos los días
a la hora nona
292. Insidia de escribas y fariseos en Bosrá
293. Palabras de Jesús y milagros en Bosrá, después de la irrupción de dos fariseos. El don de la fe a Alejandro Misax
294. La rica dádiva del mercader. Adiós a la Madre
y a las discípulas
295. Palabras y milagros en Arbela, ya evangelizada por Felipe de Jacob
296. Llegada a Aera bajo la lluvia. Curación de los enfermos que allí esperan
297. Con el sermón de Aera termina el segundo
gran viaje apostólico
298. La ayuda prestada a los huerfanitos María y Matías y las enseñanzas que de ella
se deducen
299. A Juana de Cusa le son confiados, para su tutela, los huerfanitos María y Matías
300. Con escribas y fariseos en casa
del resucitado de Naím
301. ola de las frentes destronadas y explicación de la parábola sobre lo no puro
302. En Magdala, antes de mandar a todos a sus respectivas familias para las Encenias
303. Jesús donde su Madre
en Nazaret
304. Con Juan de Endor, Síntica y Margziam. María es Madre
y Maestra
305. Jesús consuela a Margziam con la parábola de los pajarillos
306. También Simón Zelote está en Nazaret. Lección sobre los daños del ocio
307. Controversia en la casa de Nazaret acerca de las culpas de los nazarenos. Lección sobre la tendencia al pecado a pesar de la Redención
308. Curación del hijo de Simón de Alfeo. Margziam es el primero de los niños discípulos
309. Sacrificio de Margziam por la curación de una niña. Enmienda de Simón de Alfeo
310. Con Pedro, en Nazaret, Jesús organiza la partida
de Juan de Endor y Síntica
311. La renuncia de Margziam es ocasión de una lección sobre los sacrificios hechos por amor
312. Jesús comunica a Juan de Endor la decisión de enviarle a Antioquía. Final del segundo año
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286- En Ramot con el mercader Alejandro Misax. Lección a Síntica sobre el recuerdo de las almas
Después de una fértil llanura, seguida por un largo tramo allende el Jordán -y es hermoso caminar en esta estación serena y dulce de un morir de Octubre-, y de un alto en un pueblecillo acurrucado a los pies de las primeras pendientes de una respetable cadena montañosa -alguna de sus cimas puede tomar el verdadero nombre de montaña-,
Jesús se pone de nuevo en camino, a la zaga de una larga caravana rica de cuadrúpedos y de hombres bien armados, con los que ha hablado antes, mientras daban de beber a sus animales en los pilones de la plaza. Son, en su mayor parte, hombres altos y muy morenos, ya de apariencia asiática.
Montado en un fortísimo mulo, está el jefe de la caravana, armado hasta los dientes, más otras armas que penden de la silla. Y, no obstante, se ha mostrado muy deferente con Jesús.
Los apóstoles preguntan a Jesús:
-¿Quién es?
-Un rico mercader de allende el Eufrates. Le he preguntado a dónde iba, y ha sido amable. Pasa por la ciudad por la que tengo intención de pasar Yo. Es una cosa providencial por estos montes, llevando mujeres con nosotros.
-¿Temes algo?
-Como robos nada, porque no tenemos nada. Pero sería ya suficiente el miedo para las mujeres. Un puñado de ladrones no asalta jamás a una caravana tan fuerte; y podrá sernos útil también para conocer los pasos mejores y superar los difíciles. Me ha preguntado: "¿Eres el Mesías?", y, habiendo sabido que sí, ha dicho: "Estaba en el patio de los Paganos, hace días, y, más que verte, porque soy pequeño, te he escuchado. Bien, yo te protejo a ti y Tú me proteges a mí. Llevo una cargamento de mucho valor".
-¿Es prosélito?
-No creo. Pero quizás procede de nuestro pueblo.
La caravana se mueve despacio, como si no quisiera agotar las fuerzas de los cuadrúpedos marchando mucho. Por eso es fácil seguir su ritmo; es más, a menudo es necesario pararse, porque los acemileros hacen pasar a los animales cargados de uno en uno, llevándolos del cabestro en los puntos difíciles.
A pesar de que sea montaña propiamente dicha, la zona es muy fértil y está bien cultivada. Quizás los montes, los situados al nordeste, que van siendo más altos, protegen de las corrientes frías del norte o de las perjudiciales del este, y esto favorece los cultivos. La caravana sigue el curso de un torrente que ciertamente vierte en el Jordán, bien nutrido de aguas que descienden quién sabe de qué cima.
La vista es bella, cada vez más bella a medida que se va subiendo: se extiende hacia occidente por la llanura del Jordán, y, más allá de la llanura, presenta los graciosos perfiles de los collados y montes -de la Judea del Norte; a oriente y a septentrión es una continua variación de panoramas, ora paisajes abiertos a lejanías, anchurosos ora paisajes que ofrecen a la mirada un encabalgarse de lomas y picos verdes, o rocosos, que parecen cerrar el camino cual improviso muro laberíntico.
Acercase el sol a su ocaso tras los montes de Judea, arrebolando intensamente el cielo y las pendientes, cuando el rico mercader, que se había detenido dejando pasar a la caravana, dice a Jesús:
-Hay que llegar al pueblo antes de que anochezca. Pero muchos de los tuyos parecen cansados. Este trayecto es duro. Diles que monten en los mulitos de reserva. Son animales tranquilos. Tendrán toda la noche para descansar, y además no es fatiga llevar el peso de una mujer.
Jesús acepta. El hombre da orden de pararse para que puedan montar en los animales las mujeres. Jesús dispone que también monte a caballo Juan de Endor. Los que van a pie -también Jesús -cogen los ramales para hacer más segura la marcha a las mujeres. Margziam quiere comportarse como un hombre y, aunque esté derrengado, no quiere de ninguna manera subir a la montura con nadie; antes al contrario, coge él también un ramal del mulito de María Santísima, que queda así entre Jesús y el niño, y camina con coraje.
E1 mercader se ha quedado al lado de Jesús y dice a María:
-¿Ves, Mujer, aquel pueblo? Es Ramot. Nos detendremos allí. Me conocen en la posada porque recorro este camino dos veces al año mientras que otras dos veces voy por la costa, para vender o comprar. Mi vida... dura vida. Pero tengo doce hijos, y muy pequeños Me he casado tarde. A uno lo he dejado con nueve días. Ahora me lo encontraré ya con los primeros dientes.
-Una bonita familia... -comenta María, y termina: «Que el Cielo te la conserve.
-Efectivamente, no me quejo de su ayuda, a pesar de que me la merezca muy poco.
Jesús pregunta:
-¿Eres al menos prosélito?
-Debería serlo... Mis antepasados eran verdaderos israelitas. Luego... nos aclimatamos allí...
-El alma se aclimata a un solo ambiente, el del Cielo.
-Tienes razón. Pero, ya sabes... Mi bisabuelo se casó con una que no era de Israel. Sus hijos fueron menos fieles... Los hijos de sus hijos se casaron a su vez con nuevas mujeres que no eran de Israel, y dieron hijos que sólo mantenían el respeto hacia el nombre judío; porque, como origen, somos judíos. Ahora yo, nieto de nietos... ya nada. Estando en contacto con todos, he cogido de todos, para terminar por no ser de ninguno.
-No es buena razón esto que me dices. Te lo voy a demostrar. Si tú, yendo por este camino, que sabes que es bueno, te encontraras con cinco o seis personas, las cuales te dijeran: "¡No, hombre, no, ve por allí!", "Vuelve para atrás", "Párate", "Ve hacia oriente", "Tuerce a occidente", ¿qué dirías?
-Diría: "Sé que éste es el camino más corto y atinado. No lo dejo".
-Otro ejemplo: si tuvieras que concluir un trato, y conocieras el método adecuado para llevarlo a cabo, ¿prestarías oídos a quienes, o por mera petulancia o por astucia calculada, te aconsejasen en otra línea?
-No. Seguiría aquello que mi experiencia me señala como mejor.
-Muy bien. Tú, originario de Israel, tienes a tus espaldas milenios de fe. No eres ni un estúpido ni un inculto. ¿Por qué, entonces, absorbes lo que te viene de los contactos con todos en materia de fe, mientras que sabes rechazarlo en materia de dinero o de seguridad de caminos? ¿No te parece esto deshonroso incluso humanamente? Postergar a Dios al dinero y al camino...
-No pospongo a Dios. Lo he perdido de vista...
-Porque tienes como dioses el comercio, el dinero, la vida. Y, sin embargo, es Dios, es Él, quien te permite tener estas cosas... ¿Por qué entraste, entonces, en el Templo?
-Por curiosidad. En la calle, saliendo de una casa en que había contratado unos productos, vi a un grupo de hombres en actitud de venerarte, y me volvió a la mente lo que oí en Ascalón a un fabricante de alfombras. Pregunté quién eras, porque me vino la sospecha de que fueras aquel de que hablaba la mujer. Habiendo sabido que eras Tú, te seguí. Había concluido mis tratos por ese día... Luego te perdí de vista. En Jericó te volví a ver, aunque sólo un momento. Ahora te encuentro otra vez... Mira...
-Mira, pues, cómo Dios une y cruza nuestros caminos. No tengo regalos que ofrecerte para agradecer tus gestos de bondad. Pero antes de dejarte espero poder darte un regalo, a menos que no me abandones antes.
-¡No, eso no lo haré! ¡Alejandro Misax no se vuelve atrás cuando se ha ofrecido! Mira, pasado ese recodo empieza el pueblo. Me voy a adelantar. Nos veremos en la posada -e hinca las espuelas y se marcha casi al galope por el borde del camino.
-Es un hombre honrado e infeliz, Hijo mío -dice María.
-Y querrías verlo feliz según la Sabiduría, ¿no?
Se sonríen dulcemente, envueltos ya por las primeras sombras de la noche.
En la larga noche de Octubre, reunidos todos en una vasta habitación de la posada, los peregrinos esperan a irse a dormir. En un ángulo, aislado, está el mercader, afanado en sus cuentas. En el ángulo opuesto, Jesús con todos los suyos. No hay más huéspedes. De los establos llegan rebuznos, relinchos y balidos, lo cual hace suponer que en la posada hay otras personas. Pero quizás ya están en la cama.
Margziam se ha quedado dormido en los brazos de la Virgen, olvidándose de golpe de que era "un hombre". Pedro hay momentos que cede al sueño; no es el único, también las mujeres ancianas, que bisbiseaban, se han quedado medio dormidas y ahora callan. Están bien despiertos Jesús, María, las hermanas de Lázaro, Síntica, Simón Zelote, Juan y Judas.
Síntica está hurgando en el saco de Juan de Endor, como buscando algo. Pero luego prefiere juntarse con los demás y escuchar a Judas de Alfeo, que está hablando de las consecuencias del exilio de Babilonia; Judas concluye:
-…Y quizás ese hombre es todavía una consecuencia de aquello. Cualquier exilio conlleva una destrucción...
Síntica hace un gesto involuntario con la cabeza pero no dice nada, y Judas de Alfeo termina:
-De todas formas, es extraño que con tanta facilidad uno se pueda despojar de lo que constituye un tesoro secular para ser totalmente distinto, especialmente en estas cosas de religión, y de una religión como la nuestra...
Jesús responde:
-No deberías asombrarte, cuando dentro de Israel ves a Samaria.
Un momento de silencio... Los ojos oscuros de Síntica miran fijamente el perfil sereno de Jesús. Mira con intensidad, pero no habla. Jesús siente esa mirada y se vuelve a mirarla.
-¿No has encontrado nada de tu agrado?
-No, Señor. He llegado al punto de no poder ya conciliar el pasado con el presente, las ideas de antes con las de ahora. Y me parece casi una defección, porque las ideas de antes me han ayudado muchísimo a tener las de ahora. Tiene razón tu apóstol en lo que dice... Pero la mía es una destrucción dichosa.
-¿Qué se te ha destruido?
-Toda la fe en el Olimpo pagano, Señor. De todas formas, me siento un poco turbada, porque leyendo vuestra Escritura me la ha dado Juan, y la leo porque sin conocimiento no se posee-he encontrado que también en vuestra historia... desde los albores, lo llamaré así, hay hechos que no se diferencian mucho de los nuestros. Pues bien, quisiera saber...
-Ya te he dicho que preguntes, que te responderé.
-¿Todo es error en la religión de los dioses?
-Sí, mujer. Sólo hay un Dios, que no es engendrado por otros, que no subyace a las pasiones y necesidades humanas, un Dios único, eterno, perfecto, creador.
-Yo lo creo. Pero quiero poder responder -no con una forma que no acepta discusión, sino argumentando para convencer-a las preguntas que otros paganos me pudieran hacer. Yo, por virtud de este Dios paterno y benefactor, me he dado por mí misma respuestas carentes de forma, pero suficientes para infundir paz en mi espíritu. Y en mí había voluntad de alcanzar la Verdad.
Otros habrá menos ansiosos que yo de la Verdad, a pesar de que todos deberían tener este afán. No tengo intención de quedarme parada y no hacer nada con las almas. Quisiera dar lo que he recibido. Para dar tengo que saber. Concédemelo y te serviré en nombre del amor. Hoy, por el camino, mientras observaba las montañas y algunos aspectos me traían vivas a la memoria las cadenas de Hélade y las historias de la Patria, por asociación de ideas se me ha representado el mito de Prometeo, el de Deucalión...
Vosotros tenéis también una cosa semejante en la fulminación de Lucifer, en la infusión de la vida en la arcilla, en el diluvio de Noé. Son concomitancias pequeñas, pero que evocan... Ahora dime: ¿cómo es que las supimos, si no hubo ningún contacto entre nosotros y vosotros, y vosotros las poseíais ciertamente antes que nosotros, y nosotros las recibimos, pero no hay noticia acerca de su origen? Actualmente no nos conocemos en muchas cosas. ¿Cómo es que, hace milenios, ya tuvimos leyendas que recuerdan vuestras verdades?
-Mujer, eres la que menos me lo debería preguntar, porque has leído obras que podrían, por sí solas, responder a esta pregunta tuya. Hoy, por asociación de ideas, del recuerdo de tus montes natales has pasado al recuerdo de los mitos natales y a hacer comparaciones. ¿No es verdad? ¿Y, por qué?
-Porque mi pensamiento, despertado, recordó.
-Muy bien. Pues las almas de los más antiguos, que dieron una religión a tu tierra, también recordaron.
Confusamente, hasta donde puede una persona imperfecta, que está al margen de la religión revelada. Pero se acordaron. En el mundo hay muchas religiones. Ahora bien, si tuviéramos aquí, en un cuadro claro, todos los detalles de ellas, veríamos que hay como un hilo áureo perdido entre abundante fango, un hilo con nudos; y, contenidos en estos nudos, retazos de la Verdad verdadera.
-¿Pero no venimos todos de un tronco común? Eso dices. Entonces por qué los antiguos de entre los antiguos, que descendían del tronco originario, no supieron conservar consigo la Verdad? ¿No es una injusticia haberlos privado de ella?
-¿Has leído el Génesis, no es verdad? ¿Qué has encontrado en él? En sus comienzos, un pecado complejo, un pecado que abraza los tres estados del hombre: materia, pensamiento y espíritu. Luego un fratricidio. Luego un dúplice homicidio como contrapeso de la obra de Enoc de mantener la luz en los corazones; luego corrupción, uniéndose, por sed carnal, los hijos de Dios con las hijas de la sangre. Y, a pesar de la purificación del Diluvio y la reconstrucción de la raza a partir de buen germen, no de piedras como se dice en vuestros mitos -de la misma forma que la primera arcilla modelada por Dios, a imagen suya y con forma de hombre, no se había animado debido a un robo de fuego vital por parte del hombre, sino por infusión de Fuego vital por parte de Dios-, a pesar de ello, volvió a aparecer el fermento soberbio, el ultraje a Dios: "Vamos a tocar el cielo", y también la maldición divina:
"Dispérsense y no se comprendan"... Y el único tronco, como agua que al chocar contra la piedra se disgrega formando regueros y no se vuelve a unir, se dividió: la raza se separó en razas. La Humanidad, puesta en fuga por su pecado y el castigo divino, se dispersó y no se volvió a reunir, llevando consigo la confusión que la soberbia había creado.
Pero las almas recuerdan, siempre queda algo en ellas; y las más virtuosas y sabias vislumbran una luz, aunque débil, en las tinieblas de los mitos: la luz de la Verdad. Es este recuerdo de la Luz, vista antes de la vida, lo que remueve en ellas verdades que contienen retazos de la Verdad revelada. ¿Me has comprendido?
-En parte. Pensaré en ello ahora. La noche es amiga del que piensa y dentro de sí se recoge.
-Entonces vamos a recogernos cada uno en sí mismo. Vamos, amigos. Paz a vosotras, mujeres, paz a vosotros discípulos míos. Paz a ti, Alejandro Misax.
-Adiós, Señor. Dios esté contigo -responde el mercader inclinándose...
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