MAMÁ, ¿POR QUÉ YO TENGO QUE MORIR?
          El día de mi muerte era tan común como cualquier otro; mi  novio no podía ir a la fiesta y te pedí mamá que me prestaras tu carro. Entre los muchos ruegos y súplicas, accediste; me dirigí a  la fiesta, pero siempre me  acordé de lo que  me dijiste, me pediste que  no bebiera alcohol. Por eso, sólo  me tomé un refresco. Sentí orgullo  de mí misma, tal y como me  dijiste que sentiría.
            
            Me dijiste que no debería beber y conducir, al  contrario de lo que  algunos amigos me dijeron.
            Hice una elección saludable y tu consejo fue  correcto, como todos los que me das siempre.
            
            Cuando la fiesta finalmente se acabó, la gente empezó conducir, sin estar en condiciones de hacerlo.
            
            Fui hasta mi auto, con la certeza de que volvería a  casa en paz. Nunca  me imaginé lo que me  esperaba.
            
            ¿Cómo  sucedió el accidente?, eso  no importa, ahora estoy tirada  en la calle, y oigo a un policía  decir: "El chico que provocó  este accidente iba borracho".  
            
            Mamá, su voz parece tan  distante. Mi sangre está derramada  por todos lados, tengo  vidrios encajados en todo mi  cuerpo y estoy intentando con todas  mis fuerzas no llorar. 
            
            Puedo oír a los  médicos decir: , "Esta chica va a  morir". Tengo la certeza de que el joven, que manejaba a toda velocidad, decidió beber y conducir; y ahora yo tengo que morir. ¿Por qué las personas hacen eso mamá, sabiendo que esto va a arruinar  muchas vidas?
            
            El dolor me está cortando como un centenar de cuchillos afilados. Dile a mi hermana que no llore; dile a mi novio que me hubiera encantado formar una familia con él, y que lo amó; dile a papá que sea fuerte y, cuando vaya al cielo, estaré velando por todos ustedes.
            
            Alguien debería haberle  enseñado a  aquel chico, que está  mal beber y conducir.     
            
            Tal vez si sus padres se lo hubieran dicho, yo ahora no estaría muriendo.
            
            Mi respiración se está debilitando  cada vez más. Mamá, éstos son mis últimos momentos y me siento tan desesperada. Me gustaría que me pudieras abrazar mamá, mientras  estoy tirada aquí, muriendo.
            
            Me gustaría poder decirte lo mucho que te quiero, mamá. Por eso... "Te quiero... y... adiós".
            Estas palabras  fueron dictadas a un reportero que presenció el accidente.
          El joven, mientras moría,  iba diciendo estas palabras y el periodista  anotaba... muy abrumado.
          Este periodista  empezó esta campaña:  "SI  BEBE, NO MANEJE"