LA MANO
          Un día de Acción de Gracias, el editorial de un diario hablaba de una  profesora de escuela, que pidió a los alumnos  de su clase de primer grado que hicieran  un dibujo de algo de lo que estuvieran agradecidos. 
            
            Pensó en cuan poco estos niños de un vecindario pobre podrían estar agradecidos. Pero  sabía que la mayoría de ellos harían dibujos  de pavos o de mesas con comida. La profesora  se sorprendió del dibujo que le entregó Mario...  una sencilla mano dibujada de manera infantil.
            
  - ¿Pero, de quién era esa mano?
  
  La clase se sintió atraída por esa imagen abstracta.
  
  - Pienso que debe ser la mano de Dios, que nos da 
  alimento -dijo uno de los niños.
  
  - Un granjero -dijo otro-, porque cría  los pavos.
  
  Finalmente cuando los demás continuaron en sus labores, la profesora se inclinó en el pupitre de Mario y le preguntó de quién era esa mano.
  
  - Es la suya profesora -  , murmuró.
  
  Ella recordó que, frecuentemente, en el momento del recreo había tomado la mano de Mario, un andrajoso y desamparado muchacho. A menudo hacía  esto con los niños. Sin embargo, para Mario significaba mucho.
  
  Quizás eso era todo en lo que podía pensar en el día de Acción de  Gracias, no por lo material que se nos da, sino  por la oportunidad, en cualquier, medida pequeña, de dar a los demás...
          
          NADA ESTÁ FUERA DEL ALCANCE DE LA ORACIÓN, EXCEPTO LO QUE  ESTÁ FUERA DE LA VOLUNTAD   DE DIOS