COMPARTIR LA LUZ
          Un maestro, contó a sus  discípulos la siguiente historia:
            
            - Varios hombres habían  quedado encerrados por error en   una oscura caverna, donde no 
            podían ver casi nada. Pasó algún  tiempo, y uno de ellos logró encender una pequeña antorcha. 
            
            Pero la luz que daba era  tan escasa que aun así no se  podía ver nada. Al hombre, sin  embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia antorcha, y así  compartiendo la llama con todos, la caverna se iluminó.
          Uno de los discípulos preguntó al  maestro: 
            
            - ¿Qué nos enseña, maestro, este relato?  Y el maestro contestó:
            - Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que por el  contrario la hace crecer.
            
   El compartir nos enriquece en   de hacernos más pobres. Los momentos de más felicidad son aquellos que hemos podido  compartir. Que Dios nos dé siempre la luz para iluminar a todos los que pasen a nuestro lado.
            
            La verdadera amistad es flor que se siembra con  honestidad, se riega con afecto y crece a la luz de la comprensión. De igual modo si iluminas tu corazón con  amor, puede que ilumines a otro corazón, así se pueden llegar a iluminar a miles de corazones con amor.
          COMPARTAMOS LA LUZ DE JESÚS