CUANDO PERDEMOS A DIOS
                      Dijo un discípulo a su maestro:
            
            - Maestro, hay días en que mi cruz parece tan pesada, que liego a pensar que perdí a Dios .Voy a todos los rincones de la casa en busca de una señal de que El aún está conmigo.
            
            Respondió el  maestro:
            - No lo buscaste en gavetas, armarios y estantes.
            
            Saca de los cajones y de los armarios toda la ropa y calzado hace tanto tiempo guardados y que no usas.
            
            Saca de las gavetas; lozas, vasijas y utensilios que hace tanto tiempo tampoco tienen uso.
            
            Saca de los estantes los libros 
            empolvados, lápices, plumas y papeles. Saca de aquella cómoda, hace tanto tiempo cerrada, los juguetes olvidados y las sobras de materiales de construcción.
            
            Saca de aquél pequeño armario todas las  muestras gratis de medicinas, que guardas sólo por hábito.
            
            Después, haz paquetes y entrégaselos a aquéllos que dan asistencia a los pobres, a los niños, a los  ancianos, a los enfermos y a los animales.
            
            Después de esas providencias sentirás la agradecida presencia de Dios.
            
            Lo que para ti es inútil y abandonado  en lo oscuro, para otros es  manifestación de luz.
            
            Cuando los  pesados  paquetes sean abiertos, habrás aliviado el  peso de tu cruz.
          "Basta  un instante para hacer un héroe, pero  se necesita una vida entera para  hacer una persona de bien." Paul Brulat