|  | EL EVANGELIOCOMO ME HA SIDO REVELADO
 
 
   Autor: María Valtorta 
 « PARTE 2 de 7 »
PRIMER AÑO DE LAVIDA PUBLICA DE JESUS
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 44. Adiós a la Madrey salida de Nazaret.
 Llanto y oración de la Corredentora.
 45. Predicación de Juan el Bautista y Bautismo de Jesús. La manifestación divina.
 46. Jesús tentado por Satanás en el desierto. Cómo se vencen las tentaciones.  47. El encuentro con Juan y Santiago.   48. Juan y Santiago refieren a Pedro su encuentro con el Mesías.  49. El encuentro con Pedro y Andrés después de un
 discurso en la sinagoga
 50. En Betsaida, en casa de Pedro. Encuentro con Felipe y Natanael.
 51. María manda a Judas Tadeo a invitar a Jesús a las bodas de Cana.
 52. Las bodas de Caná. El Hijo, no sujeto ya a la Madre, lleva a cabo para Ella el primer milagro.  53. Los mercaderes expulsados del Templo.  54. El encuentro con Judas de Keriot y con Tomás. Simón Zelote curado de la lepra.  55. Un encargo confiadoa Tomás.
 56. Simón Zelote y Judas Tadeo unidos en común destino.  57. En Nazaret con Judas Tadeoy con otros seis discípulos.
 58. Curación de un ciego en Cafarnaúm.  59. Curación de un endemoniado en la sinagoga de Cafarnaúm.  60. Curación de la suegra de Simón Pedro.  61. Jesús agracia a los pobres después de exponer la parábola del caballo amado por el rey.  62. Los discípulos buscan a Jesús, que está orando en la noche.  63. El leproso curado cerca de Corazín.
 64. El paralítico curado en Cafarnaúm.  65. La pesca milagrosa y la elección de los primeros cuatro apóstoles.
 66. Judas de Keriot enGetsemaní se hace discípulo.
 67. El  milagro de los puñales partidos, en la Puerta de los Peces.  68. Jesús  enseña en el Templo estando con Judas Iscariote.  69. Jesús instruye a Judas Iscariote.  70. En Getsemaní con Juan de Zebedeo. Comparación entre el Predilecto y Judas de Keriot.  71. Judas Iscariote presentadoa Juan y a Simón Zelote.
 72. Hacia Belén con Juan, Simón Zelote y Judas Iscariote.  73. En Belén, en casa de un campesino y en la gruta de la Natividad.
 74. En la posada de Belén y en las ruinas de la casa de Ana.  75. Jesús  encuentraa los pastores Elías y Leví.
 76. En Yuttá, en casa del pastor Isaac. Sara y sus niños.  77. En Hebrón en casa de Zacarías. El encuentro con Áglae.  78. En  Keriot. Muertedel anciano Saúl.
 79. Volviendo donde los pastores.  80. En el monte del ayunoy en la peña de la tentación.
 81. En el vado del Jordán con los pastores Simeón, Juan y Matías. Un plan para liberar a Juan el Bautista.
 82. En Jericó. Judas Iscariote cuenta cómo ha vendido las joyas de Áglae.
 83. Jesús  sufre a causa de Judas, que es enseñanza viva para los apóstoles de todos los  tiempos.  84. El  encuentro con Lázaro de Betania.
 85. Antes de ir al Getsemaní, Jesús y el Zelote suben al Templo, donde está hablando Judas Iscariote.  86. El encuentro con el soldado Alejandro en la Puertade los Peces.
 87. Con pastores y discípulos en las cercanías de Doco.Isaac se queda en Judea.
 88. Donde el pastor Jonás, en la llanura de Esdrelón.  89. Adiós a Jonás y llegada de Jesús a Nazaret.  90. La  llegada a Nazaret de los discípulos con los pastores.  91. Primera lección a los discípulos en Nazaret, en un olivar.
 92. Segunda lección a los discípulos en Nazaret, junto a la casa.
 93. Tercera lección a los discípulos en Nazaret, en el huerto de la casa. Palabras de consuelo a Judas de Alfeo.  94. Curación de la Beldad de Corazín. Jesús habla en la sinagoga de Cafarnaúm.  95. Santiago de Alfeo recibido como discípulo. Jesús habla junto al banco de Mateo.  96. Jesús responde a la acusación de haber curado en sábado a la Beldad de Corazín.  97. La llamada de Mateo.  98. Encuentro con la Magdalena en el lago y lección a los discípulos cerca de Tiberíades.  99. En Tiberíadesen la casa de Cusa.
 100. En Nazaret en casa del anciano y enfermo Alfeo. No es fácil la vida del apóstol.
 101. Jesús pregunta a su Madre acerca de los discípulos.  102. Encuentro con el ex pastor Jonatán y curaciónde Juana  de Cusa.
 103. En los  altos del Líbano, donde los pastoresBenjamín y Daniel.
 104. Aava  reconciliada con su marido. Noticias sobre la muerte de Alfeo
 y sobre 
  el  rescate de Jonás.
 105. Los demás  hablan bajo para no turbar su dolor.  106. Expulsión de Nazaret. Jesús consuela a su Madre. Reflexiones sobre cuatro contemplaciones.  107. Jesús y  su Madre en casa de Juana de Cusa.
 108. Discurso a los vendimiadores y curación del niño paralítico.
 109. En los campos de Jocanán y en los de Doras. Muerte de Jonás.  110. En casa de Jacob en las cercanías del lago Merón.  111. Encuentro con Salomón en el vado del Jordán. Parábola sobre la conversión de los corazones.  112. De Jericó a Betania. El encuentro con Marta,
 que habla de María.
 113. Regreso a Betania después de la fiesta de los Tabernáculos.  114. En el convite de José de Arimatea. Encuentro con  Gamaliel y Nicodemo.
 115. Curación del niño arrollado por el caballo de Alejandro.Jesús expulsado del Templo.
 116. En Getsemaní con Jesús, los discípulos hablan de los paganos y de la "velada".El coloquio con Nicodemo.
 117. Lázaro  pone a disposición de Jesús una casita en el llano de Agua Especiosa.
 118. Comienzo de vida comúnen Agua Especiosa.
 Discurso  de apertura.
 119.  Los discursos en Agua Especiosa, Parte 1: Yo soy el Señor tu Dios. Jesús bautiza como Juan.  120. Los discursos en Agua Especiosa, Parte 2 : Yo soy el Señor tu Dios. Jesús bautiza como Juan.  121. Los discursos en Agua Especiosa: No profieras en vano mi Nombre. La visita de Manahén.  122. Los discursos en Agua Especiosa: Honra a tu padrey a tu madre. Curación de un deficiente mental.
 123. Los discursos en Agua Especiosa: No fornicarás. La afrenta de cinco hombres notables.  124. Se da alojamiento a la "velada" en la casita de Agua Especiosa.  125. Los discursos en Agua Especiosa: Santifica las fiestas. El niño de las piernas fracturadas.  126. Los discursos en Agua Especiosa: No matarás. Muerte de Doras.
 127. Los discursos en Agua Especiosa: No tentarás al Señor tu Dios. Testimoniode Juan el Bautista.
 128. Los discursos en Agua Especiosa: No desearás la mujer del prójimo. El joven lujurioso.  129. La  curación, en Agua Especiosa, de un romano endemoniado.  130. Los discursos en Agua Especiosa: No dirás falsos testimonios. El pequeño Asrael.  131. Los discursos en Agua Especiosa: No robes y no desees los bienes ajenos. El pecado de Herodes.  132. Discurso de conclusión, en Agua Especiosa, antes de la fiesta de la Purificación.  133. El trabajo oculto de Andrés. Una carta a Jesús de su Madre. Jesús debe dejar Agua Especiosa.  134. La  curación de Jerusaen Doco.
 135. Llegada a Betania. La Magdalena escucha el discurso de Jesús.
 136. En la fiesta de las Encenias, en casa de Lázaro, se hace memoria del nacimiento de Jesús.  137. Jesús regresa a Agua Especiosa, pero debeabandonar el  lugar.
 138. Despedida del encargado de Agua Especiosa, y del arquisinagogo Timoneo, que se hace discípulo.  139. En los  montes de las cercanías de Emaús. El carácter de Judas Iscariote y las  cualidades de los buenos.  140. En Emaús, en casa del arquisinagogo Cleofás. Un caso de incesto. Fin del primer año.      | 
      
      
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             51- María manda a Judas Tadeo a invitar aJesús a las bodas de Cana.
 Veo  la cocina de Pedro. En ella, además de Jesús, están Pedro y su mujer, y  Santiago y Juan. Parece que acaban de terminar de cenar y que están  conversando. Jesús muestra interés por la pesca. 
 Entra  Andrés y dice:
 
 -  Maestro, está aquí el dueño de la casa en que vives, con uno que dice ser tu  primo.
 Jesús  se levanta y va hacia la puerta, diciendo que pasen. Y, cuando a la luz de la  lámpara de aceite y de la lumbre ve entrar a Judas Tadeo, exclama:
 -¿Tú,  Judas?
 -  Yo, Jesús.
 Se  besan. Judas Tadeo es un hombre apuesto, en la plenitud de la hermosura viril.  Es alto — si bien no tanto como Jesús —, de robustez bien proporcionada,  moreno, como lo era San José de joven, de color aceitunado, no térreo; sus ojos  tienen algo en común con los de Jesús, porque son de tono azul pero con  tendencia al violáceo. Tiene barba cuadrada y morena, cabellos ondulados, menos  rizados que los de Jesús, morenos como la barba.
 
 -  Vengo de Cafarnaúm. He ido allí en barca, y he venido también en barca para  llegar antes. Me envía tu Madre. Dice:
 
 "Susana  se casa mañana. Te ruego, Hijo, que estés presente en esta boda". María  participa en la ceremonia y con ella mi madre y los hermanos. Todos los  parientes están invitados. Sólo Tú estarías ausente. Los parientes te piden que  complazcas en esto a los novios.
 Jesús  se inclina ligeramente abriendo un poco los brazos y dice:
 
 -  Un deseo de mi Madre es ley para mí. Pero iré también por Susana y por los  parientes. Sólo... lo siento por vosotros... - y mira a Pedro y a los otros -  Son mis amigos - explica a su primo. Y los nombra comenzando por Pedro. Por  último dice: - Y éste es Juan - y lo dice de una forma muy especial, que mueve  a Judas Tadeo a mirar más atentamente, y que hace ruborizarse al predilecto.
 
 Jesús termina la presentación diciendo: - Amigos, éste es Judas, hijo de Alfeo,  mi primo hermano, según dice la usanza, porque es hijo del hermano del esposo  de mi Madre; un buen amigo mío en el trabajo y en la vida.
 
 -  Mi casa está abierta para ti como para el Maestro. Siéntate.
 
 Luego,  dirigiéndose a Jesús, Pedro dice:
 
 -¿Entonces?  ¿Ya no vamos contigo a Jerusalén?.
 -  Claro que vendréis. Iré después de la fiesta. Únicamente que ya no me detendré  en Nazaret.
 
 -  Haces bien, Jesús, porque tu Madre será mi huésped durante algunos días. Así  hemos quedado, y volverá a mi casa  también  después de la boda - esto dice el hombre de Cafarnaúm.
 
 -  Entonces lo haremos así. Ahora, con la barca de Judas, Yo iré a Tiberíades y de  allí a Cana, y con la misma barca volveré a  Cafarnaúm con mi Madre y contigo. El día siguiente después del próximo sábado  te acercas, Simón, si todavía quieres, e iremos a Jerusalén para la Pascua.
 -¡Sí  que querré! Incluso iré el sábado para oírte en la sinagoga.
 
 -¿Ya  predicas, Jesús? - pregunta Judas.
 -  Sí, primo.
 -¡Y  qué palabras! ¡No se oyen en boca de otros!.
 Judas  suspira. Con la cabeza apoyada en la mano y el codo sobre la rodilla, mira a  Jesús y suspira. Parece como si quisiera hablar y no se atreviera.
 
 Jesús  lo anima para que hable:
 -¿Qué  te pasa, Judas? ¿Por qué me miras y suspiras?.
 -  Nada.
 -  No. Nada no. ¿Ya no soy el Jesús que tú estimabas? ¿Aquel para quien no tenías  secretos?
 -¡Sí  que lo eres! Y cómo te echo de menos, a ti, maestro de tu primo más mayor...
 -¿Entonces?  Habla.
 
 -  Quería decirte... Jesús... sé prudente... tienes una Madre... que aparte de ti  no tiene nada... Tú quieres ser un "rabí" distinto de los demás y  sabes, mejor que yo, que... las castas poderosas no permiten cosas distintas de  las usuales, establecidas por  ellos. Conozco tu modo de pensar... es santo... Pero el mundo no es santo... y  oprime a los santos... Jesús... ya sabes cuál ha sido la suerte de tu primo  Juan... Lo han apresado y si todavía no ha muerto es porque ese repugnante  Tetrarca tiene miedo del pueblo y del rayo divino. Asqueroso y supersticioso,  como cruel y lascivo. ¿Qué será de ti? ¿Qué final te quieres buscar?
 
 -  Judas, ¿me preguntas esto tú, que conoces tanto acerca de mi pensamiento?  ¿Hablas por propia iniciativa? No. ¡No mientas! Te han mandado — no mi Madre,  por supuesto — a decirme esto...
 
 Judas  baja la cabeza y calla.
 -  Habla, primo.
 -  Mi padre... y con él José y Simón... sabes... por tu bien... por afecto hacia  ti y María... no ven con buenos ojos lo que te propones hacer... y... y  querrían que Tú pensaras en tu Madre...
 -¿Y  tú qué piensas?
 -  Yo... yo.
 
 -  Tú te debates entre las voces de arriba y de la Tierra. No digo de  abajo, digo de la   Tierra. También vacila Santiago, aún más que tú. Pero Yo os  digo que por encima de la   Tierra está el Cielo, por encima de los intereses del mundo  está la causa de Dios. Necesitáis cambiar de modo de pensar. Cuando sepáis  hacerlo seréis perfectos.
 -  Pero... ¿y tu Madre?
 
 -Judas,  sólo Ella tendría derecho a recordarme mis deberes de hijo, según la luz de la Tierra, o sea, mi deber de  trabajar para  Ella, para hacer frente a sus necesidades materiales, mi deber de asistencia y  consolación estando cerca de mi Madre. Y Ella no me pide nada de esto. Desde  que me tuvo, Ella sabía que habría de perderme, para encontrarme de nuevo con  más amplitud que  la del pequeño círculo de la familia. Y desde entonces se ha preparado para  esto. No es nueva en su sangre esta absoluta voluntad de donación a Dios. Su  madre la ofreció al Templo antes de que Ella sonriera a la luz. Y Ella — me lo  ha dicho las innumerables veces que me ha hablado de su infancia santa  teniéndome contra su corazón en las largas noches de invierno, o en  las claras de verano llenas de estrellas — y Ella se ofreció a Dios ya desde  aquellas primeras luces de su alba en el mundo. Y más aún se ofreció cuando me  tuvo, para estar donde Yo estoy, en la vía de la misión que me viene de Dios.  Llegará un momento  en que todos me abandonen. Quizás durante pocos minutos, pero la vileza se  adueñará de todos, y pensaréis que hubiera sido mejor, por cuanto se refiere a  vuestra seguridad, no haberme conocido nunca. Pero Ella, que ha comprendido y  que sabe,  Ella estará siempre conmigo. Y vosotros volveréis a ser míos por Ella.
 
 Con la  fuerza de su amorosa, segura fe, Ella os aspirará hacia sí, y, por tanto hacia  mí, porque Yo estoy en mi Madre y Ella en mí, y Nosotros en Dios. Esto querría  que comprendierais vosotros todos, parientes según el mundo, amigos e hijos  según lo sobrenatural. Tú, y contigo los otros, no sabéis  quién es mi Madre. Si lo supierais, no la criticaríais en vuestro corazón por  no saberme tener sujeto a Ella, sino que la veneraríais como a la Amiga más íntima de Dios, la Poderosa que todo lo  puede en orden al corazón del Eterno Padre, que todo lo puede en orden al Hijo  de su corazón. Ciertamente iré a Cana. Quiero hacerla feliz. Comprenderéis  mejor después de esta hora.
 
 Se  le ve a Jesús majestuoso y persuasivo. Judas lo mira atentamente. Piensa. Dice:
 -  Yo también, sin duda, iré contigo, con estos, si me aceptas... porque siento  que dices cosas justas. Perdona mi ceguera y la de mis hermanos. ¡Eres mucho  más santo que nosotros!...
 
 -  No guardo rencor a quien no me conoce. Ni siquiera a quien me odia. Pero me  duele por el mal que a sí mismo se hace. ¿Qué tienes en esa bolsa?
 
 -  La túnica que tu Madre te manda. Mañana será una gran fiesta. Ella piensa que  su Jesús la necesita para no causar mala impresión entre los invitados. Ha  estado hilando incansable desde las primeras luces hasta las últimas,  diariamente, para prepararte esta túnica. Pero no ha ultimado el manto. Todavía  le faltan las orlas. Se siente desolada por ello.
 
 -  No hace falta. Iré con éste, y aquél lo reservaré para Jerusalén. El Templó es  más que una boda. Ella se alegrará».
 -  Si queréis estar para el alba en el camino que lleva a Cana, os conviene levar  anclas enseguida. La Luna  sale, la travesía será buena - dice Pedro.
 
 -  Vamos entonces. Ven, Juan. Te llevo conmigo. Simón Pedro, Santiago, Andrés,  ¡adiós! Os espero el sábado por la noche en Cafarnaúm. ¡Adiós!, mujer. Paz a ti  y a tu casa.
 
 Salen  Jesús con Judas y Juan. Pedro los sigue hasta la orilla y colabora en la  operación de partida de la barca.
 
 Y la visión termina.
 
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