1.2 » La Cena Pascual
Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org
1) Ahora, vamos al relato de Mi Pasión... Relato que
dará gloria al Padre y Santidad a otras almas
elegidas...
2) La noche antes a ser entregado, fue plena de gozo por
la Cena Pascual, inauguración del eterno Banquete, en el
que el ser humano debía sentarse para alimentarse de Mí.
3) Si Yo preguntase a los cristianos, ¿qué piensan de esta
Cena?, seguramente muchos dirían que es el lugar de sus
delicias, pero pocos dirían que es la delicia Mía... Hay
almas que no comulgan por el gusto que experimentan
sino por el gusto que Yo siento. Son pocas, pues las
demás sólo vienen a Mí para pedir dones y favores.
4) Yo abrazo a todas las almas que vienen a Mí porque
vine a la tierra a hacer crecer el amor en el que las
abrazo. Y como el amor no crece sin penas, así Yo, poco
a poco, voy retirando la dulzura para dejar a las almas en
su aridez; y esto para que vayan ayunando de su propio
gusto, para hacerles comprender que deben tener la luz
puesta en otro deseo: el Mío.
5) ¿Por qué hablan de aridez como si fuese señal de
disminución de Mi amor? Han olvidado que si Yo no
doy alegría, deben probar ustedes sus arideces y otras
penas.
6) Vengan a Mí, almas, pero no piensen sino en que Soy
Yo quien todo lo dispone y quien los incita a buscarme.
¡Si supieran cuánto aprecio el amor desinteresado y
cómo será reconocido en el cielo! ¡Cuánto gozará de él,
el alma que lo posee!
7) Aprendan de Mí, queridas almas, a amar únicamente
para hacer gozar a quien los ama... Tendrán dulzuras y
mucho más de lo que dejan; gozarán tanto de cuanto Yo
los He hecho capaces. Yo Soy quien les preparó el
Banquete. Yo Soy el alimento. ¿Cómo entonces puedo
hacerlos sentar a Mi mesa y dejarlos en ayunas? Yo les
prometí que quien se alimenta de Mí no tendrá más
hambre... Yo Me sirvo de las cosas para descubrirles Mi
amor. Sigan los llamados que les hacen Mis Sacerdotes,
los cuales toman ocasión de esta fiesta pascual para
conducirlos a Mí, pero no se detengan en lo humano, de
lo contrario harán cesar el otro objetivo de esta fiesta.
8) Nadie puede decir que Mi Cena se haya hecho su
alimento cuando experimentan sólo dulzura... El amor
crece, para Mí, a medida que cada uno se deja a sí mismo.
9) Muchos Sacerdotes lo son porque Yo quise hacerlos
Mis Ministros, no porque Me sigan de verdad... ¡Oren
por ellos! Deben ofrecer a Mi Padre la pena que Yo sentí cuando en el Templo eché por tierra los bancos de los
mercaderes y reproché a los Ministros de entonces por
haber hecho de la casa de Dios una reunión de logreros.
10) Cuando ellos Me preguntaron con qué autoridad Yo
hacía eso, sentí una pena aún mayor al comprobar que la
peor negación de Mi Misión venía justamente de Mis
Ministros.
11) Por ello, oren por los Sacerdotes que tratan Mi cuerpo
con sentido de costumbre y por ello mismo con muy
poco amor...
12) Pronto sabrán que esto debía decirles, porque los amo
y porque prometo, a quien ore por Mis Sacerdotes, la
remisión de toda pena temporal debida. No habrá purgatorio para quien se aflige a causa de los Sacerdotes
tibios, sino Paraíso inmediato después del último aliento.
13) Y ahora, vuelvan a hacerse abrazar por Mí, para
recibir la vida que les participé con infinita alegría a
todos ustedes.
14) Aquella noche, con infinito amor, lavé los pies a Mis
Apóstoles porque era el momento cúlmine de presentar a
Mi Iglesia al mundo.
15) Quería que Mis almas supieran que, aún cuando estén
cargadas de los pecados más grandes, no están excluidas
de las gracias. Que están junto a Mis almas más fieles;
están en Mi corazón recibiendo las gracias que necesitan.
16) Qué congoja sentí en aquel momento, sabiendo que en
Mi Apóstol Judas estaban representadas tantas almas
que, reunidas a Mis pies y lavadas muchas veces con Mi
Sangre, ¡habían de perderse! En aquel momento quise
enseñar a los pecadores que no porque estén en pecado
deben alejarse de Mí, pensando que ya no tienen
remedio y que nunca serán amados como antes de pecar.
¡Pobres almas! No son estos los sentimientos de un Dios
que ha derramado toda Su sangre por ustedes. Vengan
todos a Mí y no teman, porque los amo; los lavaré con
Mi sangre y quedarán tan blancos como la nieve;
anegaré sus pecados en el agua de Mi Misericordia y
nada será capaz de arrancar de Mi corazón el amor que
les tengo.
17) Amada Mía, Yo no te He elegido en vano; responde
con generosidad a Mi elección; se fiel y firme en la fe.
Sé mansa y humilde para que los demás sepan cuan
grande es Mi humildad.