1.16» Barrabás es Puesto en Libertad
Autor: Catalina Rivas | Fuente: www.LoveAndMercy.org
1) Pilatos, perturbado por el aviso de su mujer y perplejo
entre los remordimientos de su conciencia y el
miedo de que el pueblo se amotine contra él, buscaba
medios para libertarme y Me expuso a la vista del
populacho, en el lastimoso estado en el que Me
encontraba, proponiéndoles darme la libertad y condenar
en Mí lugar a Barrabás, que era un ladrón y criminal
famoso. A una voz contestó el pueblo: ¡Que muera y que
Barrabás sea puesto en libertad!
2) Almas que Me aman, vean cómo Me han comparado a
un criminal. Vean cómo Me han rebajado más que al
más perverso de los hombres. Oigan qué furiosos gritos
lanzan contra Mí. Vean con qué rabia piden Mi muerte. ¿Rehusé, acaso, pasar por tanta penosa afrenta? No, al
contrario, Me abracé con ella por amor a las almas y
para mostrarles que este amor no Me llevó tan sólo a la
muerte, sino a la muerte más ignominiosa...
3) No crean, sin embargo, que Mi naturaleza humana no
sintió ni repugnancia ni dolor. Al contrario, quise sentir
todas sus repugnancias y estar sujeto a su misma
condición, dándoles ejemplo que los fortalezca en todas
las circunstancias de la vida y les enseñe a vencer las
repugnancias que se ofrecen, cuando se trata de cumplir
la Voluntad Divina.
4) Vuelvo a las almas a quienes hablaba ayer... A las
almas llamadas al estado de perfección, que discuten con
la gracia y retroceden ante la humildad del camino que
les muestro, por temor a los juicios del mundo o
haciendo valer su capacidad; que se persuaden que en
otra parte serán más útiles para Mi servicio y para Mi
Gloria.
5) Voy a responder a esas almas. Dime: ¿rehusé Yo o
vacilé siquiera, cuando Me vi nacer de padres pobres y
humildes en un establo, lejos de Mi casa y Mi Patria en
la más cruda estación del año... de noche?
6) Después, viví treinta años en las ocupaciones oscuras y
rudas de un taller; pasé humillaciones y desprecios de
parte de los que encargaban trabajos a Mi Padre José; no
Me desdeñé de ayudar a Mi Madre en las faenas más
bajas de la casa y, sin embargo, ¿no tenía Yo más talento
que el que se requiere, para ejercer el tosco oficio de
carpintero? Yo, que a la edad de 12 años instruí a los
Doctores en el Templo... Pero era la Voluntad de Mi
Padre Celestial y así lo glorificaba. Cuando dejé Nazareth y empecé Mi vida pública, habría podido
darme a conocer como Mesías e Hijo de Dios para que
los hombres escuchasen Mis enseñanzas con veneración,
pero no lo hice porque Mi único deseo era cumplir la
Voluntad de Mi Padre...
7) Y cuando llegó la hora de Mi Pasión, a través de la
crueldad de los unos y de las afrentas de los otros, del
abandono de los Míos y de la ingratitud de las turbas, a
través del indecible martirio de Mi Cuerpo y de las repugnancias de Mi alma, vean con qué mayor amor aún
descubría y abrazaba la Voluntad de Mi Padre Celestial.
8) Así, cuando sobreponiéndose a las dificultades y
repugnancias se somete el alma generosamente a la
Voluntad de Dios, llega un momento en que, unida íntimamente a El, goza de las más inefables dulzuras.
9) Esto que He dicho a las almas que sienten repugnancia
a la vida humilde y oscura lo repito a las que, por el
contrario, son llamadas a trabajar en continuo contacto
con el mundo, cuando su atractivo sería la completa
soledad y los trabajos humildes y ocultos.
10) Almas escogidas, su felicidad y su perfección no
consiste en seguir los gustos e inclinaciones de la
naturaleza, en ser conocidas o desconocidas de las
criaturas, en emplear u ocultar el talento que poseen,
sino en unirse y conformarse, por amor y con entera
sumisión, a la Voluntad de Dios, a lo que para Su Gloria
y la propia santificación de ustedes, les pida.
11) Basta por hoy, hijita, ama y abraza Mi Voluntad
alegremente; ya sabes que está en todo trazada por el
amor.
12) Medita por un momento el indecible martirio de Mi
Corazón, al verse pospuesto a Barrabás. ¡Cómo
recordaba entonces las ternuras de Mi Madre, cuando me
estrechaba sobre Su Corazón! Cuán presente tenía los
desvelos y fatigas que, para mostrarme Su amor, sufrió Mi Padre adoptivo. Cómo se presentaban a Mi memoria
los beneficios que tan liberalmente derramé sobre aquel
pueblo ingrato, dando vista a los ciegos, devolviendo la
salud a los enfermos, el uso de sus miembros a los que lo
habían perdido, dando de comer a la turba y resucitando
a los muertos. ¡Ahora, verme reducido al estado más
despreciable! Soy el más odiado de los hombres y se Me
condena a muerte, como a ladrón infame.